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Brenda Julieth Herrera Varela

María Alexia Perea Mosquera

Adriana Inés Acosta Motta

Jorge Armando Ochoa Rincón

Luis Miguel Vergara Díaz

Educación y sostenibilidad en américa latina

Docente
Johan Andrés Nieto Bravo, Doctor (PhD)

Corporación Universitaria Iberoamericana

Facultad de Educación

Maestría en Educación

Colombia

2024

pág. 1
Principios del desarrollo humano y la sostenibilidad educativa

En la conceptualización del desarrollo, se ven analizados diferentes enfoques académicos

todos estos en busca, desde distintos aspectos de la vida humana, ya sea el bienestar, la riqueza, la

realización, partiendo de un componente fundamental como lo es el trabajo. De allí se nos

presentan tres distintos enfoques el utilitarismo desarrollista al giro del ajuste con rostro humano,

la libertad de bienestar como fundamento del desarrollo humano y el trabajo como construcción

del saber al servicio del desarrollo humano.

A partir de ahora nos enfocaremos en el pensamiento sobre el desarrollo humano tomando

como base el progreso económico y la dignidad de los sujetos en su calidad de vida. Es por esto

que vemos que desde los años 60 se comenzó a cuestionar la suficiencia del crecimiento económico

como medida exclusiva de progreso, todo esto dando a entender que los sujetos no solo buscan

una acumulación de riqueza y capital, sino que buscan trascender en su bienestar y el de los que lo

rodean.

Para Nussbaum (2012) en su propuesta para el desarrollo humano nos indica que el foco

principal del desarrollo humano radica en el bienestar integral de los individuos, y esto va más allá

del simple crecimiento económico, el cual tiende a ser desigual. Es por esto que, desde esta óptica,

se promueve la creación de entornos autogestionados que generen oportunidades equitativas,

dónde las personas en plena libertad elijan opciones que les permita vivir con dignidad.

Ahora nos enfocaremos en los tres pilares fundamentales del cambio del utilitarismo

desarrollista al progreso desde el punto del bienestar humano.

Para Nieto & Pardo Rodríguez (2017) se debe abordar la noción del sujeto como individuo

como primer pilar dentro del marco del desarrollo humano todo esto en contra parte al enfoque del
contractualismo social que se basa en la igualdad ya que el desarrollo humano no busca la

uniformidad que resulta de la igualdad porque ésta puede conducir a la inequidad. En cambio, se

centra en reconocer y potenciar las diferencias de cada individuo, así como las capacidades y

oportunidades que se desprenden de ellos. Es por esto que el desarrollo humano se construye sobre

la base de la diversidad individual y la interacción de los individuos dejando de lado la

homogeneidad artificial que puede prolongar las desigualdades.

Cómo segundo pilar, Sen (1990) manifiesta que el desarrollo humano debe ir en

consonancia con una plataforma de oportunidades, estas oportunidades deberían garantizar ser

accesibles para todos, independientemente de su origen socioeconómico, género, raza u otras

características de los individuos, ya que esto contribuirá a un desarrollo humano más equitativo y

satisfactorio para todos.

Para Sen (1992) el tercer pilar se fundamenta en la libre elección ya que en la libertad se

conjugan las habilidades inherentes como las oportunidades disponibles para cada individuo. Esto

puede conducir a diferentes formas de libertad ya sea en forma positiva o negativa. Porque al poder

elegir entre distintas opciones las capacidades humanas se pueden enriquecer o podrían destruir la

vida del ser humano.

Tomando como base los anteriores principios nos centramos que en las décadas pasadas la

mayoría de actividades sociales iban dirigidas hacia el incremento del PIB de cada nación. Todo

esto llevado de la mano del utilitarismo del hombre en una estructura económica monetarista, cuyo

objetivo principal es la generación de capital material y la acumulación de éste. En este sentido se

identificó que los sistemas educativos estaban expuestos al neoliberalismo que exponía la baja

productividad en los países en vía de desarrollo. Debido a esto, para Gentile (1998) la educación

sufre un traslado desde la esfera política hacia la esfera del mercado implicando una negación de
su naturaleza como derecho social fundamental, convirtiéndola en una opción de consumo

individual. Este enfoque sitúa al individuo en un ciclo de actividades, dónde actúa como un medio

para generar capital y así mismo como un receptor de bienes materiales derivados de dicho capital,

convirtiéndolo en un componente de la maquinaria económica, dónde el actor principal no es la

humanidad en sí misma, sino la capacidad productiva. Aunque el trabajo continuaba siendo visto

como el desarrollador de crecimiento económico que produce bienes y genera capitales en 1978 la

international labour office quería explorar el mundo del trabajo como alternativa de desarrollo

humano, fracasando ya que, si foco no fue el sujeto al que inicialmente se buscaba proteger,

dejando una clara brecha social.

Para Cornia (1987) el foco debería estar centrado en el sujeto en políticas que propendan

su bienestar aún en países con economías en crisis.

Esta fue la primera macro política expansiva, ya que le ponía rostro humano al progreso, y

en el estudio denominado Adjustment With a Human Face fue plasmado. Dichas macro políticas

siempre debían ir complementadas con meso políticas que se encargaban de abordar el impacto

distributivo de éstas, enfocadas a proporcionar ayuda específica a individuos. Además, para

Stewart (1988) surgió un tercer tipo de política conocido como política sectorial las cuales

reorganizaban la producción a pequeña escala con el objetivo de ofrecer estabilidad a los hogares

de bajos ingresos.

Este enfoque que estaba orientado hacia la equidad destinó recursos hacia la mejora en el

sector salud y educación ya que reconoció su importancia crítica para superar las crisis en los

países. Esto representó un cambio significativo en el proceso de desarrollo, ya que se tomó en

cuenta el aspecto humano subyacente en cada decisión política, económica y educativa.


En el enfoque, la libertad de bienestar como fundamento del desarrollo humano Mahbub

ul Haq (1995) nos indica que las personas son tanto los impulsores como el propósito último del

desarrollo económico, no son solo cifras agregadas a las estadísticas.

En esta orientación existen tres principios como columna vertebral, según PNUD (1990)

una vida prolongada y saludable, acceso a la educación y el disfrute de un nivel de vida decente.

Es por esto que los criterios de medición como el PNB y el PIB no reflejan adecuadamente la

realidad y las teorías del capital humano reducen a la persona a una simple herramienta. Por lo

tanto, la principal preocupación en esta etapa ha sido la creación de un nuevo sistema de medición

basado en el enfoque conocido como Índice de Desarrollo Humano (IDH), y en clarificar el

concepto de educación como un entorno que impulsa y facilita el desarrollo humano,

confrontándolo con las teorías posteriores, como la del capital humano, el enfoque de bienestar

social o el enfoque de necesidades básicas.

Para el PNUD (2019) el desarrollo humano va más allá de la satisfacción de necesidades

básicas, sino que también implica el empoderamiento de las personas para que participen

activamente en la sociedad y en la toma de decisiones que afectan sus vidas.

Pero muchas veces la existencia humana ha sido subordinada al objetivo de productividad

inherente al crecimiento económico, es por esto que en el informe de 1991 se concluye que "la

ausencia de compromiso político, y no la falta de recursos financieros, es con frecuencia la causa

verdadera del abandono en que se encuentra el hombre" (PNUD, 1991). Por lo tanto, se reconoce

la importancia de promover un desarrollo que sea sostenible, tanto para el presente como para el

futuro, que ayuden a la consecución de una vida saludable, educación y dignidad para todas las

personas, tanto a nivel individual como en el contexto social.


En el acelerado intento por la participación en procesos que influyen en la vida de las

personas se refleja una tendencia sociológica, marcada principalmente por la tecnología, en donde

las personas cada vez son mayormente dominadas por tendencias sociales y cuya influencia con la

regularización del mercado es significativa. Esto implica que no solo se acceda a ella para

generación de recursos económicos, sino también se vea como medio de promoción del desarrollo

humano.

Pero no se puede hablar de desarrollo humano sin el punto de vista de la relación entre la

mujer y dicho proceso, fundamentales para alcanzar un pleno desarrollo, punto de vista que

inicialmente no era tenido en cuenta y que implicaba dejar atrás los estereotipos de género y pensar

en una propuesta con equidad en oportunidades de empleo, salud y educación para una comunidad

invisibilizada por la sociedad, que promuevan el empoderamiento en la creación de economía sin

discriminación de género. Aunque dicha inclusión de esta problemática en la búsqueda del

mejoramiento del desarrollo humano trae consigo otra problemática evidenciada desde distintos

focos como lo es la pobreza, y no solo del término como falta de ingresos, también puede

manifestarse en la privación del acceso a servicios básicos, discriminación por discapacidad o

diferencia cultural, entre otros; por ello se debe reconocer esta complejidad para desarrollar

estrategias efectivas de reducción de la pobreza que aborden sus diversas dimensiones y

promuevan el bienestar humano integral.

Es posible concluir que el crecimiento humano integral siempre va a definirse por el acceso

equitativo a oportunidades que promueven desarrollo mas allá de lo económico, reconociendo el

valor y empoderamiento de las personas e impulsando su libertad, para generar con ello un

crecimiento sostenible a lo largo del tiempo.


Referencias

Cornia, G. A., Jolly, R., & Stewart, F. (Eds.). (1987). Adjustment whit a human face.

Clarendon Press.

Gentili, P. (1998). El consenso de Washington y la crisis de la educación en América

Latina. En F. Álvarez-Uria Rico (Comp.), Neoliberalismo versus democracia (pp. 102-129). La

Piqueta.

Nieto, J. A., & Pardo-Rodríguez J. P. (2017). Del contractualismo igualitario al desarrollo

humano diferencial: una perspectiva de justicia desde el enfoque de capacidades humanas en el

proceso de retorno a la vida civil de desmovilizados en Colombia. Hallazgos, 14(28), 83-104.

https://doi.org/10.15332/s1794-3841.2017.0028.04

Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Paidós.

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud). (1990). Desarrollo humano.

Informe 1990. PNUD ; Tercer Mundo.

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud). (1991). Desarrollo humano:

Informe 1991. PNUD ; Tercer Mundo.

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud). (2019). Informe sobre

Desarrollo Humano 2019. Más allá del ingreso, más allá de los promedios, más allá del presente:

Desigualdades del desarrollo humano en el siglo XXI. PNUD .

Sen, A. (1990). Development as capability expansion. En K. Griffin, & J. Knight (Eds.),

Human development and the international development strategy for the 1990s (pp. 3-16). Palgrave

Macmillan.

Sen, A. (1992). Inequality reexamined. Oxford University Press.

https://doi.org/10.1093/0198289286.001.0001
Stewart, F. (1988). Adjustment with a human face: The role of food aid. Food Policy, 13(1),

18-26. https://doi.org/10.1016/0306-9192(88)90004-8

Ul Haq, M. (1995). Reflections on human development. Oxford University Press.

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