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Contratos administrativos

Principios esenciales que deben regir la contratación administrativa

Barbier

Según la CSJN, para que haya contrato administrativo, tienen que estar presentes:

1. Sujetos: Una de las partes debe ser una persona jurídica estatal, centralizada o
descentralizada. Se ha planteado la posibilidad de que determinados contratos celebrados
entre particulares puedan asumir carácter administrativo cuando una de las partes
desarrolle actividades propias de la administración. Barra las ha denominado "delegación
transestructural de cometidos".

2. Objeto: fin público o fin propio de la administración.

3. Contenido: las estipulaciones del contrato deben otorgar prerrogativas que se tornan en
clausulas exorbitantes ("Fallo Lopez, Juan c/ Estado Nacional"). "Las cláusulas y
condiciones generales y particulares del contrato importan reconocer que la ocupación del
concesionario se encuentra sometida a un régimen exorbitante del Derecho Privado, lo
que lleva a esta causa como contenciosa administrativa". Esta terminología fue utilizada
por la Corte en los fallos "Serra" y "Gypobras".

Las cláusulas exorbitantes son aquellas que de insertarse en un contrato privado lo tornarían
ilícito o, también, aquellas que son extrañas o inhabituales en los contratos que celebran los
particulares. Un ej de clausula exorbitante, es el ius variandi, la existencia de un pliego de
condiciones generales, el poder rescisorio, etc. En el Fallo Dulcamara la CSJN estableció
"cabe señalar que los contratos administrativos constituyen una especie dentro del género de
los contratos, caracterizados por elementos especiales, como que una de las partes
intervinientes es una persona jurídica estatal, que su objeto está constituido por un fin público
o propio de la administración y que llevan insertas explícita o implícitamente cláusulas
exorbitantes del derecho privado”.

El Principio de la Legalidad Administrativa: este principio significa que las autoridades


administrativas están obligadas, en las decisiones que ellas adoptan, a conformarse a la ley o
más exactamente a la legalidad, es decir, a un conjunto de reglas del Derecho donde la
mayoría, mas no todas, están contenidas en las leyes formales. El contrato administrativo es
en sí un componente de la legalidad administrativa, por cuanto, primeramente, su contenido e
interpretación no puede dejar de estar conforme al ordenamiento jurídico superior. Este
principio consta en el respeto irrestricto al ordenamiento jurídico. Es por ello, que la
administración no puede contratar con quien quiere, sino que debe ajustarse para dicha
selección, a que el particular reúna una serie de requisitos de idoneidad técnica, moral y
financiera. La administración debe utilizar el procedimiento de selección que la norma indica
en cada caso. El principio de legalidad, importa la vinculación y sujeción de la
Administración Pública al bloque de legalidad, que se integra con las normas de rango
jerárquico superior y reglamentos que emite y también con los actos unilaterales y bilaterales
que, dicta o asume.

Principios de Ejecución e Interpretación de los Contratos Administrativos: el Código


Civil en su art 1198 recepta el principio de que los contratos deben celebrarse, interpretarse y
ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o
pudieron entender obrando con cuidado y previsión. Es principio general del Derecho, por lo
cual corresponde su plena aplicación al Derecho Administrativo.

Principio de Selección del Contratista Estatal: en nuestro país la tendencia general de los
ordenamientos iusadministrativos –municipales, provinciales y nacional– ha sido la de fijar
como principio el de la selección mediante la licitación. Fallo Meridiano. La CSJN consideró
que en caso de no estar presente la licitación pública ni normas que fijen un procedimiento,
correspondía declarar la validez del procedimiento de contratación directa que se utilizó; o
sea, ante la ausencia de fundamento legal, debe estarse por la validez del acto.

El Equilibrio Económico-Financiero del Contrato Administrativo: existe una


fundamentación unitaria que justifica el mantenimiento del equivalente económico en el
contrato administrativo. Este fundamento radica en su base, en el artículo 16 de Constitución
Nacional (igualdad de las cargas públicas). Con la necesidad de mantener la continuidad de
los servicios públicos y la realización de la obra pública, son fundamentos que se apoyan las
distintas teorías para (hecho del príncipe, revisión de precios, imprevisión) para mantener el
equilibrio financiero del contrato administrativo.

El Principio de Continuidad: este principio refiere a la continuidad del contrato


administrativo al derecho de la administración pública a exigir al co-contratante la
continuidad o no interrupción en la ejecución del negocio contractual, pudiendo recurrir, en
caso de interrumpirse, a la ejecución por cuenta del co-contratante, lo cual representa una
notable diferencia con el contrato del derecho privado, en la cual las partes carecen de la
posibilidad de exigirse mutuamente un cumplimiento incondicionado, por regir en él
ampliamente la excetio non adimpleti contractus.

Principios que han sido relegados por la doctrina en el análisis de la contratación


administrativa

Principio de eficacia: el principio de eficacia en el obrar administrativo, requiere de la


pronta y óptima realización de las tareas para lograr resultados plenos y rápidos que
satisfagan las necesidades planteadas. La administración debe abandonar sus prácticas
burocráticas y engorrosas que atentan contra el interés público; para pasar a ser una
administración ágil y dinámica en brindar respuestas y soluciones.

Principio de responsabilidad del accionar administrativo: la responsabilidad del obrar


administrativo, plantea una conciencia real y efectiva de los agentes que intervienen en un
procedimiento administrativo. Los agentes estatales deben ser concientizados del rol que
ocupan y realizar su labor con prudencia, ligereza y eficiencia.

Principio de colaboración del administrado: el principio de colaboración del administrado,


tiende a garantizar la participación del interesado en los procedimientos que realiza la
administración. Es trascendental este principio para que las respuestas y soluciones que
brinda la administración sean más pertinentes y se logre alcanzar una participación activa de
la ciudadanía en la gestión de gobierno.

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