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Aristóteles Ética a Nicómaco, Libro IV, Capítulo 2 Versión 2021

2. {La magnificencia.}

A continuación parece apropiado discutir sobre la magnificencia. En efecto, también 1122a17


parece ser una excelencia ética en torno a la riqueza; pero no como la generosidad que
trata en torno a todas las acciones con el dinero, sino solo respecto al gastar; y en esto 20
sobrepasa a la generosidad en escala. En efecto, como el nombre lo sugiere, es un gasto
apropiado que implica una gran escala. Pero la escala es relativa; en efecto, no es lo
mismo gastar en equipar un trirremos que en el que dirige una embajada sagrada.
Entonces, es lo apropiado en relación al agente, a las circunstancias y al objeto. El 25
hombre que gasta en pequeña o mediana escala no se dice magnificente, por ejemplo, no
a aquel que dice “muchas veces le di al vagabundo”, sino sólo al que lo hace en gran
escala. Pues el magnificente es generoso, pero el generoso no es necesariamente 30
magnificente. De estos hábitos el caer corto se llama tacañería, el exceso, ostentación,
vulgaridad, falta de gusto y así por el estilo, que no se excede la cantidad gastada en los
objetos correctos, sino que es un gasto ostentoso en circunstancias incorrectas y de mala
manera; más adelante, hablaremos de estos vicios. (1)

Pero el magnificente parece ser un entendido; en efecto, puede calcular el momento


apropiado para gastar y gasta correctamente en gran escala. En efecto, como dijimos al 1122b1
principio, el hábito se define por el modo de actuar y por aquello a lo que se refiere. El
magnificente gasta en gran escala y apropiadamente. Así también lo serán sus obras; en
efecto, estas son grandes y los gastos apropiados, el resultado será valioso como es 5
debido, incluso el gasto en la obra se excederá. Gastará de este modo en gran escala en
aras de lo noble; en efecto, esto es común a las excelencias éticas. Además, será para él
un placer y un lujo; pues el cálculo preciso es una mezquindad. Por otra parte, se 10
preocupará de cómo podrá resultar la obra más hermosa y adecuada que de cuánto le va
a costar y hacerla por lo menos posible. Necesariamente, pues el magnificente es un
generoso a gran escala. En efecto, el generoso gasta lo que se debe y como se debe; pero
ahí está lo grande del magnificente, su grandeza, por así decirlo, siendo esto lo mismo
que en el caso de la generosidad, a partir de un gasto similar será magnífica. En efecto, 15
no es la misma excelencia ética la de lo que se posee y la de lo que se hace. Es más
preciosa la posesión que más vale, por ejemplo, el oro, pero si se trata de una obra, la
más grande y hermosa (en efecto, la contemplación de tal obra inspira admiración y lo
magnífico también); y la excelencia de una obra, a saber, su magnificencia, reside en su
grandeza. (2)

Como decíamos el gasto es algo digno, por ejemplo, en torno a los dioses, ofrendas 20
votivas, construcciones y sacrificios, de modo similar en torno a todos los demonios, y
en relación con los objetos espirituales propios de la comunidad, como cuando la gente
piensa que deben equipar un coro o un trirreme o entretener de un modo brillante. Pero
en todos estos casos, como se ha dicho, debemos observar al agente, preguntar quién es 25
y qué significa lo que tiene; pues el gasto debe ser digno de sus medios, y adecuado no
solo al resultado, sino también al que lo produce. Luego, un hombre pobre no puede ser
magnificente, pues no tiene los medios para gastar enormes cantidades apropiadamente;
y si alguien lo trata de ser, está loco, pues el gastará más allá de lo que se puede esperar
de él y de lo que es apropiado, pues el excelente es el gasto correcto. Pero el gasto 30
grande es para los que tienen los medios adecuados para iniciarlo, adquirido por sus
propios esfuerzos o de sus ancestros o de sus conexiones, para la gente de buena cuna o
Traducción: Cristóbal Videla-Hintze 1
Aristóteles Ética a Nicómaco, Libro IV, Capítulo 2 Versión 2021

reputación y en situaciones similares; pues todo esto les trae grandeza y prestigio.
Primariamente, entonces, el magnificente es de este tipo y la magnificencia se muestra 35
en sus gastos, como se ha dicho; pues estos son lo más grandes y honorables. Y entre los
individuos el gasto más apropiado es aquel que se realiza de una vez, por ejemplo, un 1223a1
matrimonio o algo por el estilo, o algo que interesa a toda la ciudad o a la gente bien
posicionada, también recibir visitas extranjeras y enviarles regalos y se corresponde lo
recibido; pues el magnificente no gasta en él sino en objetos públicos y los regalos
tienes cierta similitud con las ofrendas votivas. Un magnificente también arreglará su 5
casa de modo apropiado a su riqueza (pues incluso una casa es una suerte de ornamento
público), y gastará en objetos duraderos (pues estos son los más bellos) y gastará en todo
tipo de objetos que aparezcan; pues los mismos objetos no son adecuados para los dioses 10
y los hombres, ni en un templo ni en una tumba. Y como cada gasto puede ser grande
en su tipo, y lo más magnificente absolutamente es una gran gasto en un gran objeto,
pero lo magnificente aquí es lo grande en esas circunstancias, y la grandeza en la obra
difiere de la grandeza en el gasto (porque la pelota o botella más bella es magnificente 15
como un regalo para un niño, pero su precio es pequeño) – por esto es una característica
del magnificente qué tipo de resultado obtiene para producir su magnificencia (para que
tal resultado no sea fácil de superar) y hacerlo digno del gasto. (3)

Tal es, pues, el magnificente; el que se excede y es vulgar, como hemos dicho, gasta 20
más de lo correcto. Pues gasta mucho en pequeños objetos y despliega una
exhibicionismo vulgar, como hemos dicho, gastando más de lo debido; por ejemplo, el
da una comida en un club a escala de un matrimonio y cuando provee al coro para una
comedia los pone en el escenario en púrpura, como hacen en Megara, Y todo esto no lo
hace en aras de lo noble sino que para mostrar su riqueza y porque piensa que es 25
admirado por estos hechos, y cuando debe gastar mucho gasta poco y cuando poco,
mucho. Por otra parte, el mezquino se queda corto en todo, y después de gastar grandes
sumas estropea la belleza del resultado por una nimiedad, y sea lo que sea que haga va a
dudar y considerar como puede gastar menos, y lamentar incluso aquello, y pensar que 30
está haciendo todo en una escala mayor a la que él quería. Estos hábitos, entonces, son
vicios; sin embargo, no conllevan desgracias porque no son perjudiciales para los
vecinos ni muy indecorosos. (4)

Notas.
(1) La cita “muchas veces le di al vagabundo” es de La Odisea (XVII, 420).
El Prof. Ross también piensa que la magnificencia es una caso especial de generosidad (discutida en el capítulo
anterior) y se diferencia sólo en el dar en gran escala.
Aristóteles habla de los vicios más adelante en este capítulo en 1123a19-33.

(2) Amplia su comentario sobre magnificencia y generosidad.

(3) Recuérdese que el sentido original del término demonio es divinidad. Solo más tarde, en el rito católico se
asocia este término con lo negativo, pero eso sólo vale para esa secta.
Aquí el Prof. Ross anota que hay una lista de ‘liturgias’ típicas, esto es, se espera de los ricos gastos públicos en
gran escala, por ejemplo, ‘equipar un coro’ para un festival de teatro.

(4) Reitera Aristóteles conceptos anteriores y explica en detalle las características del magnificente y del mezquino.

Traducción: Cristóbal Videla-Hintze 2

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