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ANTROPOLOGIA DEL AMOR:

Blanca Castilla de Cortázar comenta esto diciendo que “los demás influyen en la vida de una
persona antes de que ésta pueda advertirlo [ya que de ellos recibe] ayuda, educación, con-
vivencia social y compañía”, un conjunto de bienes a los que Zubiri denomina “comunidad”. La
familia es una necesidad biográfica, una de las necesidades personales más hondas: necesito la
familia para construir mi propia historia, necesito su apoyo para aprender a hacerme cargo de
mis circunstancias; la necesito porque es como el alvéolo en el que germina el amor, esto es,
donde aprendo a convivir. En la familia me abro a la vida social, que cubre no solo mis
necesidades básicas sino también los bienes morales, y así me permite no solo sobrevivir sino
vivir bien. En este sentido, la familia es el ámbito en el que aprendo a vivir, no de cualquier
manera, sino como hombre.

SHERRY TURKLE:

Psicóloga dedicada al estudio del impacto que tienen las redes sociales en nuestra sociedad,
desde los principios de la internet como la conocemos se ha preocupado de observar la
evolución de las conductas derivadas o impulsadas por esta arma de doble filo y, en esta
charla, se detiene a criticar la dirección que tomamos como humanos y le dimos a una
herramienta tan poderosa como la internet y las ya famosas redes sociales.

La propuesta de Turkle es detenernos a pensar, a reflexionar sobre qué es lo que hacemos con
tan maravillosa herramienta o, si se quiere ver así, qué está haciendo tan poderosa
herramienta con nosotros.

Nos habla de cómo nuestros dispositivos están redefiniendo las relaciones humanas.

Nos estamos acostumbrando a una nueva forma de estar juntos pero solos, cada uno inmerso
en su pantalla.Frecuentemente sustituimos una conversación por una mera ‘conexión’: la
mensajería instantánea y las redes sociales nos dan la ilusión de compañía sin las exigencias de
la amistad,a veces recurrimos a nuestros dispositivos, para no quedarnos a solas con nosotros
mismos.
Turkle ayuda a reflexionar sobre cómo estamos usando la tecnología. Y, sobre todo, nos anima
a desarrollar una relación más consciente con nuestros dispositivos.

Una de las ideas principales de Sherry Turkle es que la tecnología se encuentra en una etapa
de desarrollo e infancia. Aún no poseemos una experiencia amplia sobre ella y estamos muy
lejos de poder considerarnos «encima del caballo«. Sus consecuencias y potencialidades
escapan a nuestras previsiones y por ello mantener un actitud crítica, alerta y cuidadosa,
parece ser la opción más sensata.

En la conferencia que les dejo, Sherry expone las ideas principales de su último libro:  «alone
together» (solos pero juntos) y analiza con mucha agudeza como el hecho de vivir en una
sociedad tecnológica donde todo el tiempo estamos conectados entre nosotros no
necesariamente se traduce en auténticas experiencias de comunión.

En linea similar a la propuesta del Santo Padre en su último mensaje por la Jornada Mundial de
las Comunicaciones Sociales, la Turkle piensa que el vicio de nuestros días con respecto al uso
de las nuevas tecnologías se encuentra en la fuga de la propia soledad. «Estamos solos porque
tenemos miedo de la intimidad (…) estamos creando tecnologías que nos den la ilusión de la
compañia sin las exigencias de la amistad» y en otro momento de la conferencia dirá: «Si no
somos capaces de estar solos, vamos a quedarnos más solos aún. Y si no enseñamos a
nuestros hijos a saber estar solos, ellos solo experimentaran la soledad».

Yendo al plano apostólico creo que la conferencia ofrece elementos muy interesantes para
aproximarnos críticamente a la relación que existe entre nuevas tecnologías y comunión
auténtica. La Turkle no ensalza ni desmerece el bien traído por el fenómeno tecnológico, pero
ofrece un punto de apoyo (el redescubrimiento de la soledad) para potenciarlo y redirigirlo
hacia un auténtico servicio del hombre.

Un criterio final: desde un punto de vista católico creo que sería más adecuado hablar de
silencio que de soledad. En ese sentido recomiendo mucho leer el mensaje del Santo Padre
que cité lineas arribas. El Papa nos dice:

«El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de
contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se
profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que
esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que
tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras
palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y
se hace posible una relación humana más plena».

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