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Primera conclusión
En el libro citado anteriormente y escrito hace ya casi dos décadas, Guillermo Foladori afirma:
“No discutir la forma social de producción en el momento en que la crisis ambiental alcanza escala
mundial e impactos de largo alcance temporal sobre la biosfera y la especie humana es una
actitud totalmente clasista, porque implica, aunque sea por omisión, suponer que la forma
capitalista es la única posible, contra lo que enseña la historia de la humanidad. Al hacerlo, se está
defendiendo una determinada manera de distribución de los medios de producción, y con ello del
acceso diferencial de la naturaleza”.
Aseverando más adelante que, “Como resultado, se busca corregir los efectos de la producción
capitalista por la vía técnica; esto es, poniendo filtros aquí y allá, estableciendo cuotas o impuestos
en otros casos, etc. Sin discutir aquí la eficiencia de tales medidas técnicas, es evidente que
ninguna de ellas afecta la forma social capitalista de producción”.
Mientras no se acepte que la forma capitalista de producción es la principal causante, entre
otros males, del cambio climático, estaremos atacando los efectos y no la causa. Mientras
tanto, la situación ha llegado a tal estado de gravedad que ya se habla del conflicto capital-vida.
Segunda conclusión
Algunos ambientalistas pretenden enfrentar el cambio climático combatiendo la producción
ilimitada y el consumismo. Olvidan que la tendencia a la producción ilimitada no es una
consecuencia natural de la especie humana, sino particular y específica de la producción
capitalista.
La tendencia a la producción ilimitada es resultado directo de una organización económica que
responde a la producción de ganancia y no a la satisfacción de las necesidades directas.
En consecuencia, resultan inútiles las críticas a la producción ilimitada y al consumismo si
no se establece al mismo tiempo la crítica a la organización capitalista de la sociedad
humana.
Tercera conclusión
La forma de producción capitalista es, como se sabe, el origen del desempleo, del trabajo precario
y del fenómeno migratorio. Siendo este último agravado por los millones de personas que,
afectadas por el cambio climático, tienen que abandonar su lugar de origen. Son los que
conocemos como “refugiados o desplazados ambientales”.
Mientras a fines de 2014, los refugiados políticos en el mundo eran 12 millones, los desplazados
por consecuencias del cambio climático eran 25 millones.
Según los cálculos de ACNUR (la agencia de la ONU para los Refugiados), en los próximos 50
años entre 250 y 1.000 millones de personas se verán obligadas a abandonar sus hogares y
trasladarse a otra región de su país o incluso a otro Estado si no se frena el cambio climático.
De esto no se habla
A todo esto, es notoria la desinformación y el ocultamiento de las consecuencias globales del
cambio climático. En las últimas semanas todos hemos visto en los noticiarios de televisión y leído
en la prensa sobre el huracán Harvey y las inundaciones sin precedentes que provocó en la
ciudad estadounidense de Houston. Existe la noticia, pero no el análisis.
Además, nada se dice que al mismo que el Harvey, fenómenos similares estaban ocurriendo en
otras partes del mundo. Algunos ejemplos: Al menos seis personas murieron tras el paso de la
tormenta Lidia en Los Cabos (México) que dejó 4.200 personas desplazadas. Las inundaciones
en India, Bangladesh y Nepal que han dejado 1.200 muertos y millones de desplazados, también
han sido ignoradas por los medios informativos de nuestro continente. Parecería que pretenden
convencernos que lo que no aparece en televisión no existe.
Lo que se pronostica
En la revista Nature, un grupo de científicos prevé que si dentro de tres años las emisiones de
efecto invernadero no fueran estabilizadas, el planeta pasará a otro tipo de clima con
consecuencias catastróficas: aumento del número de muertes causadas por el calor, incendios,
crecimiento del número de refugiados, además de una merma en las cosechas agrícolas.
Según un estudio realizado por investigadores del MIT y de la Universidad Loyola Marymount, el
calor puede convertir al Sudeste asiático una región inhabitable antes de 2100.
Un estudio realizado por investigadores estadounidenses y mexicanos muestra que el número de
especies de vertebrados disminuye a un ritmo sólo comparable al desaparecimiento de los
dinosaurios hace más de 60 millones de años. Hablan de la “sexta extinción en masa” y analizan
las “consecuencias catastróficas” de esa “defaunación“ para los ecosistemas, la economía y la
sociedad en general.
De acuerdo a un artículo de Science Advances, el derretimiento de los casquetes polares en
Groenlandia –región donde el calentamiento ocurre dos veces más rápido que en el resto del
mundo– se acelerará en los próximos años y si el hielo desaparece completamente, el nivel del
océano subirá siete metros.
Confirmando esta tesis, recientemente un buque gasero atravesó el pasaje Nordeste,
generalmente bloqueado por bancos de hielo sin ayuda de un rompehielos, haciendo realidad el
sueño de unir el Atlántico con el Pacífico a través del Estrecho de Bering.