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Clasificación de los signos según sus características

Se puede clasificar a los signos según diferentes criterios:

a. En relación con el sujeto que da vida al signo:


. Voluntarios o involuntarios: Al hablar elegimos y producimos
voluntariamente algunos signos ya que elegimos unas palabras y no otras.
En cambio, de manera involuntaria nos sonrojarnos frente a algo que nos
avergüenza o nos sube la fiebre que es signo natural de que estamos enfermos.
. Intencionales o no intencionales: es intencional respecto a la finalidad
que se propone el sujeto (comunicarse, jugar, expresar emociones); es no
intencional respecto a las interpretaciones que suscita independientemente de la
intención del autor. Ej. El vestir de color negro interpretado como luto (en algunas
culturas), cuando en realidad puede deberse a que es lo único que se tiene para
vestir.1

b. Según la relación entre el signo y el objeto significado:


Naturales2: la capacidad de significar procede de la misma naturaleza del
significante: el humo es signo natural del fuego;
la huella delata a quien ha pasado caminando;
ciertos gestos denotan el estado afectivo de quien los realiza.
Por lo general son involuntarios y no intencionales, por ejemplo, la fiebre.
Pero, son “señales” si su relación al referente es causal: el humo como señal del
fuego.

Artificiales y convencionales: la relación del signo con el objeto es


establecida por el sujeto o la comunidad. Los signos convencionales son
aquellos adoptados para significar un concepto u otra cosa de manera unívoca.
Por ejemplo:
los símbolos matemáticos, químicos;

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En relación al intérprete del signo, según Barthes se puede distinguir: Signos-función: son
objetos que funcionan como signos, pero que no fueron producidos como tales: fiebre,
sonrojarse. Signos históricos: por ej. Las palabras o las señales de tránsito se han usado a lo
largo del tiempo como signos y son reconocidos como tales.
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Desde s. Agustín es clásica esta distinción.
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las señales de tránsito;


el negro para occidente y el blanco para los asiáticos es signo de luto
las palabras y las letras del alfabeto a diferencia de los ideogramas.3

Sería un abuso de términos hablar de “símbolo” a propósito de los


símbolos matemáticos, a pesar de que es muy común el uso.4

La alegoría es también un signo convencional. El sujeto para elaborarla


procede de lo abstracto (idea) a lo concreto (imagen alegórica de la idea). Por lo
general se trata de una figura humana (pero puede ser también un animal o
vegetal), de una situación, una virtud, etc. Ejemplos:
- la justicia (abstracto) representada como figura femenina con espada y
balanza (concreto);
- la victoria representada como mujer alada.

“La alegoría es una operación racional, la cual no implica ningún pasaje


ni a un nuevo nivel de ser ni a una nueva profundidad de conciencia; es
la representación, a un mismo nivel de conciencia, de lo que puede ser
ya óptimamente conocido de otra manera”5.

P. Ricoeur aclara que la alegoría es un recurso pedagógico que facilita la


asimilación de un determinado conocimiento a la manera de una ilustración.
Cabe aclarar que la alegoría así entendida no tiene nada que ver con la
alegoría cristiana de los primeros siglos de la Iglesia, que consiste en el
reconocimiento de un sentido oculto, místico o simbólico o espiritual en el interior
del sentido literal y que, a diferencia de la alegoría retórica, indica un
enriquecimiento sustancial.6

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Signo gráfico que representa el sentido de una palabra., por ejemplo, en Egipto.
4
CHEVALIER, J., Diccionario de símbolos, Introducción, X (en adelante: CHEVALIER). Esta
Introducción constituye un óptimo punto de partida para un estudio sobre el lenguaje simbólico.
5
Ibíd., IX
6
Cf. MUZJ, M. G., Il mio cuore e la mia carne esultano nel Dio vivente, Linguaggio simbólico
cristiano, culture tradizionali e evangelizzazione, EPUG, Roma 2013.
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Todas estas formas figuradas, a excepción del mito, son signos, es decir
medios de comunicación en el plano del conocimiento imaginativo o intelectual,
los cuales cumplen la función de espejo, pero sin salir del cuadro de la
representación.
Para comprender la naturaleza propia del concepto, hay una distinción
clásica entre:
- Signo instrumental y signo formal:
“Signo instrumental”: es aquel que al ser conocido conduce al
conocimiento de otra cosa. Son instrumentos ya que por su mediación nos llevan
al conocimiento de otra cosa. Las palabras son signos instrumentales. Hay que
leerlas u oírlas, detenerse en ellas para conocer el significado.

“Signo formal”: es aquel que sin previo conocimiento de él mismo nos


llevan al conocimiento de otra cosa. El concepto es un signo formal, que no se
deja ver objetivamente, porque todo su ser consiste en remitir al objeto que
representa.
Hay una gran variedad de usos terminológicos entre los cuales se
encuentra el empleo indistinto de la palabra “signo” o “símbolo”. Reservaremos
la palabra símbolo a un tipo especial de signo:
“Símbolo”: En el símbolo verdadero y propio se parte de lo concreto
sensible, por ejemplo, la vivencia de hambre, para alcanzar simbólicamente el
nivel espiritual, por ejemplo, la vida ética (“tener hambre de justicia”). Es un tipo
de signo capaz de significar una realidad de otro orden, perteneciente a un nivel
ontológico superior: el cielo como morada de Dios, la luz como símbolo de Dios
o del conocimiento, el agua símbolo de la vida, etc. El símbolo pertenece al orden
de la percepción sensible y no se puede separar de la actividad perceptiva, pero
hace pasar más allá.
Transcribimos la definición de símbolo dada por el Ch. Bernard:
“Hablamos entonces de símbolo cuando un signo percibido en su
realidad natural envía a un referente que pertenece a otro campo
ontológico. Mientras nuestro lenguaje común envía al mundo percibido como
objeto de conocimiento y de operación, el simbólico, en virtud del dinamismo
propio, envía a otro campo ontológico: a una realidad interior y oculta como en
el caso de la representación estética, al orden de lo sacro en el campo religioso
y, de manera privilegiada para nosotros, a la sustancia espiritual contenida en
el misterio de la fe.
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La percepción simbólica será tanto más intensa, cuanto más el sujeto estará
dispuesto a captar el campo ontológico de referencia. Tal disposición positiva
es proporcional por una parte a la capacidad evocativa del símbolo y, por otra,
a la expectativa espiritual del sujeto. Esta observación es de gran importancia
para la pedagogía de la percepción simbólica tanto estética como religiosa” 7.

Dado que hay diferentes clasificaciones es necesaria esta aclaración de


términos cuando se habla de los signos.
En el contexto de una Filosofía del Lenguaje vale la pena aclarar que Ch.
Peirce presenta una clasificación en función de la relación del significante con el
objeto significado:
a. Icono: signo que se relaciona con el objeto por su semejanza figurativa
(analogía) exterior con él, o sea que algunos de los caracteres del signo
corresponden al objeto por ej. la foto (lo fotografiado), dibujo (lo pintado), pintura
(lo pintado), mapa, etc. Peirce incluye acá a las metáforas.

b. Índice: indica físicamente el objeto al que se refiere (es unívoco, hay


contigüidad, relación de efecto-causa). Por ej. veleta (índice del viento); humo
(índice del fuego); nube (índice de la lluvia), un grito (índice de quien lo profirió);
la huella (índice de la presencia de un animal o persona), la sangre vertida (índice
de un asesinato), etc.

c. Símbolo: signo que se refiere al objeto como resultado de una convención. Por
ejemplo, las señales de tránsito; el lenguaje. Adquieren su carácter de signos en
el proceso de la comunicación y hay reglas que rigen su uso.
Distinguiéndonos de Peirce, reservaremos la palabra “símbolo” para aquel
signo no arbitrario, que es capaz de reenviar a un significado que pertenece a un
orden ontológico espiritual (en sentido global). El símbolo hace visible lo invisible.

7
BERNARD, CH. A., El simbolo come realtà religiosa, en Il futuro dell’ uomo” XXI, 1994, 2, 47.

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