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25/4/2020

Fallo : 26854-2014.-
quince de septiembre de dos mil dieciséis.
Segunda Sala

MATERIAS:

- RECLAMACIÓN TRIBUTARIA CONTRA LIQUIDACIONES POR IMPUESTO DE PRIMERA


CATEGORÍA, RECHAZADA.-
- RECURSO DE CASACIÓN DE FONDO INTERPUESTO NO PUEDE PROSPERAR, PUES
RECURRENTE NO HA DENUNCIADO INFRACCIÓN DE DISPOSICIONES DECISORIA LITIS Y
NO SE VERIFICA INFRACCIÓN A NORMAS REGULADORAS DE PRUEBA.-
- OMITIR EN CASACIÓN DE FONDO DENUNCIA DE INFRACCIÓN DE NORMAS DECISORIAS
RESULTA INACEPTABLE, PUES ES REQUISITO LEGAL DE PROCEDENCIA INDICAR SENTIDO
Y ALCANCE DE NORMA QUE SE DICE VIOLENTADA.-
- RECURSO PROTESTA POR FALTA DE APLICACIÓN DE NORMAS QUE REGULAN
DEPRECIACIÓN DE BIENES DE CAPITAL, PERO NO CUESTIONA NORMAS APLICADAS PARA
COBRAR DIFERENCIAS DE IMPUESTOS QUE DETERMINARON LIQUIDACIONES
RECLAMADAS.-
- NORMAS OMITIDAS EN CASACIÓN RESULTARON FUNDAMENTALES PARA FIJAR MONTO
DE IMPUESTO A PAGAR, Y PARA DETERMINAR REINTEGRO A QUE RECLAMANTE ESTARÍA
OBLIGADO POR LIQUIDACIONES CUESTIONADAS.-
- AUNQUE OMISIÓN DE DENUNCIA DE NORMAS DECISORIAS ES SUFICIENTE PARA
RECHAZAR CASACIÓN DEDUCIDA, TAMPOCO SE VERIFICA ERROR DE DISPOSICIONES
REGULADORAS DE PRUEBA QUE PERMITAN ALTERAR HECHOS DEL PROCESO.-
- AUSENCIA DE INFRACCIÓN A REGLAS DE SANA CRÍTICA EN FALLO IMPUGNADO,
SITUACIÓN QUE DETERMINA QUE NO HAY ERROR AL ESTABLECERSE COMO HECHO QUE
NO SE CUMPLÍA CON REQUISITOS PARA INCORPORAR COMO GASTO DEPRECIACIÓN DE
BIENES DE ACTIVO FIJO.-
- RECURSO NO HA DEMOSTRADO INFRACCIÓN DE ALGUNA MÁXIMA DE EXPERIENCIA,
SINO SÓLO PROPIO PARECER DE RECURRENTE EN TORNO A CONCLUSIONES QUE
HABRÍAN RESULTADO FAVORABLES A SUS PRETENSIONES.-
- INFORME PERICIAL EN QUE SE SUSTENTA CASI TOTALIDAD DE ARGUMENTACIONES DE
RECURSO FUE DESCARTADO POR JUECES DEL FONDO, PUES NO SE ACREDITÓ QUE
PERITO TUVIERA CONOCIMIENTOS SUFICIENTES PARA DETERMINAR REAL
DEPRECIACIÓN DE BIENES DE ACTIVO FIJO DE RECLAMANTE.-
- DETERMINACIÓN DE FECHA CIERTA DE INFORME PERICIAL ACOMPAÑADO POR
RECLAMANTE NO ES SUFICIENTE PARA ALTERAR REAL VIDA ÚTIL DE BIENES
APORTADOS A EMPRESA RECURRENTE, SIN QUE EN ELLO EXISTA INFRACCIÓN A ALGÚN
PRINCIPIO DE LÓGICA APLICABLE EN MATERIA TRIBUTARIA.-
- AUNQUE SE ESTIMARA AUTÉNTICO INFORME SOBRE VIDA ÚTIL DE ACTIVOS FIJOS,
ELLO NO REVIERTE DECLARACIÓN DE SENTENCIADORES RESPECTO A QUE DE TODOS
MODOS ENTRE DICHA PERICIA Y RESTO DE PRUEBA APORTADA EXISTEN
DISCORDANCIAS EN CUANTO A DEPRECIACIÓN DE TALES ACTIVOS.-
- RECURRENTE DENUNCIA FALTA DE PONDERACIÓN DE PRUEBA DOCUMENTAL
APORTADA, ALEGACIÓN QUE CORRESPONDE A VICIO DE CASACIÓN FORMAL QUE FUERA
RECHAZADO.-
- FALTA DE ACREDITACIÓN DE VIDA ÚTIL DE ACTIVO SE ALCANZA POR JUECES DEL
GRADO POR MULTITUD DE PRUEBA RENDIDA, IMPORTANDO QUE ERROR DE
APRECIACIÓN DE UN MEDIO PROBATORIO EN PARTICULAR NO LOGRA DESVIRTUAR
PONDERACIÓN DE DEMÁS ELEMENTOS DE JUICIO.-
- APRECIACIÓN ERRÓNEA DE ALGÚN MEDIO PROBATORIO NO ELIMINA CARGA QUE PESA
SOBRE CONTRIBUYENTE EN MATERIA TRIBUTARIA, Y POR ELLO SIGUE DE TODOS
MODOS SIN ACREDITARSE VIDA ÚTIL DE BIENES APORTADOS A RECLAMANTE.-

Ó Ú Ó 1/35
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- DEMOSTRAR QUE PONDERACIÓN DE ALGÚN MEDIO DE PRUEBA HA SIDO ERRÓNEA NO


IMPLICA QUE DEMÁS ELEMENTOS DE CONVICCIÓN HAYAN SIDO TAMBIÉN
INCORRECTAMENTE VALORADOS, POR LO QUE TAL APRECIACIÓN EQUIVOCADA CARECE
DE INFLUENCIA EN PARTE DISPOSITIVA DE FALLO IMPUGNADO.-
- RECURSO DE CASACIÓN FORMAL DEDUCIDO DEBE SER RECHAZADO, POR CUANTO
FALLO IMPUGNADO NO ADOLECE DE FALTA DE DEBIDAS CONSIDERACIONES DE HECHO
Y DERECHO Y NO INCURRE EN VICIO DE ULTRA PETITA.-
- SENTENCIA IMPUGNADA SEÑALA TOTALIDAD DE PRUEBA RENDIDA Y LUEGO PROCEDE
A ANALIZAR ACREDITACIÓN DE CADA PUNTO DE PRUEBA, DESECHANDO CIERTOS
DOCUMENTOS POR ESTIMARLOS REITERATIVOS DE OTRAS EVIDENCIAS.-
- FALLO SEÑALA EXPRESAMENTE QUE OMITE REFERIRSE A CIERTOS DOCUMENTOS POR
REITERATIVOS AL "NO TENER VIRTUD PARA APORTAR ELEMENTOS DE CONVICCIÓN", Y
NO "NO LOGRAR CONVICCIÓN DEL TRIBUNAL", COMO INSISTE CASACIÓN FORMAL.-
- EXISTENCIA DE ANTECEDENTES OMITIDOS POR JUECES DEL GRADO QUE
CONTRADIGAN ASIENTOS CONTABLES SÓLO IMPLICARÍA QUE CONTABILIDAD NO ERA
FIDEDIGNA, Y ELLO JUSTIFICARÍA SU FALTA DE MÉRITO.-
- CASACIÓN FORMAL NO SEÑALA CÓMO DOCUMENTACIÓN OMITIDA PERMITIRÍA
ACREDITAR FUNDAMENTOS DE RECLAMACIÓN, IMPORTANDO QUE EVENTUAL VICIO
CARECERÍA DE INFLUENCIA EN PARTE DISPOSITIVA DE FALLO IMPUGNADO.-
- VICIO DE ULTRA PETITA NO SE CONFIGURA, PUES CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS
LEGALES PARA REBAJAR COMO GASTO DEPRECIACIÓN DE BIENES APORTADOS FUE
CUESTIÓN DISCUTIDA POR SERVICIO DE IMPUESTOS INTERNOS Y OBJETO DE PRUEBA Y
ANÁLISIS EN JUICIO.-
- AUNQUE FUERA EFECTIVO QUE REALIDAD DE APORTE DE BIENES A RECLAMANTE NO
FORMÓ PARTE DE CONTROVERSIA, DE TODOS MODOS ELLO NO TENDRÍA INFLUENCIA EN
DECISIÓN IMPUGNADA, PUES REQUISITOS PARA DETERMINAR DEPRECIACIÓN DE BIENES
APORTADOS SÍ FUE DISCUTIDO Y RESUELTO.-
- LEGISLACIÓN HA ENTREGADO FACULTAD A JUECES DEL GRADO DE APRECIACIÓN DE
PRUEBA CONFORME A REGLAS DE SANA CRÍTICA, SISTEMA PROBATORIO QUE ENTREGA
LIBERTAD EN PONDERACIÓN Y QUE ESCAPA A CONTROL DE CASACIÓN DE FONDO
(PREVENCIÓN SR. JUICA).-
- CONCEPTOS DE LÓGICA, CONOCIMIENTOS AFIANZADOS Y EXPERIENCIA SE ALCANZAN
SÓLO DE MANERA RACIONAL, Y NO ESTÁN FIJADO A PRIORI POR LEGISLADOR
(PREVENCIÓN SR. JUICA).-
- DESATENCIÓN DE REGLAS DE SANA CRÍTICA DEVIENE CONSECUENCIALMENTE EN
AUSENCIA DE FUNDAMENTACIÓN CUYA SANCIÓN ES NULIDAD FORMAL, RECURSO
INTENTADO POR RECLAMANTE Y QUE NO PROSPERÓ (PREVENCIÓN SR. JUICA).-
- RESULTABA NECESARIO QUE RECLAMANTE ACREDITARA CARACTERÍSTICAS
CONCRETAS DE BIENES APORTADOS PARA JUSTIFICAR DEPRECIACIÓN, SUPUESTO QUE
FUE RECHAZADO POR FALTA DE SUFICIENCIA DE PRUEBA APORTADA (PREVENCIÓN SR.
KÜNSEMÜLLER).-

RECURSOS:

RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA TRIBUTARIO (RECHAZADO).-


RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO TRIBUTARIO (RECHAZADO).-

TEXTOS LEGALES:

CÓDIGO TRIBUTARIO, ARTÍCULOS 21 INCISO 2º Y 132 INCISOS 14º Y 15º.-


CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL, ARTÍCULOS 170 Nº 4, 346 Nº 1, 768 NºS 4 Y 5, 772 Y 786.-
DECRETO LEY Nº 824, FIJA TEXTO QUE INDICA DE LA LEY SOBRE IMPUESTO A LA RENTA,
ARTÍCULOS 20 Nº 3, 31 INCISO 3º Nº 5 Y 97.-

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JURISPRUDENCIA:

"Que en lo concerniente a la primera causal del recurso de casación en la forma, esto es, la extrapetita
del artículo 768 N° 4 del Código de Procedimiento Civil, cabe señalar que en el último párrafo del
considerando 18°, el tribunal no sólo declara que no se logró acreditar el aporte de los bienes mediante el
título respectivo de transferencia de dominio por parte de las sociedades Charad Manzur Limitada, e
Inversiones y Asesorías Charad Wilckens Limitada, a la sociedad reclamante, punto que daría lugar a la
extralimitación del tribunal por sobre el objeto de la discusión, sino que además se demuestra que la
reclamante no logró probar haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación de
la vida útil de los bienes depreciados ni acreditó el que todos estos bienes depreciados se encontraren
siendo utilizadas para el desarrollo del giro de la actora. Respecto de estos dos últimos aspectos, no ha
controvertido el recurrente que resultan indispensables para establecer el derecho a rebajar como gasto la
depreciación de los bienes aportados a la reclamante, sin los cuales, aun aceptando la realidad del aporte,
dicho gasto no puede admitirse. Por otra parte, como se desprende de los puntos de prueba fijados y de lo
expuesto en el mismo recurso, estos dos últimos asuntos fueron controvertidos por el Servicio y, por ende,
parte de lo debatido en el juicio.

Así las cosas, incluso de ser efectivo lo postulado en el arbitrio, esto es, que la realidad del aporte en
propiedad a la reclamante no era un asunto discutido por el Servicio y, por ende, que no fue recogido
como punto sobre el que debía recaer la prueba en el juicio, lo cierto es que tal defecto no tendría
influencia en lo dispositivo del fallo impugnado, desde que incluso de prescindirse de tal circunstancia, al
no haber acreditado la reclamante los otros elementos ya referidos, igualmente su reclamo no podría haber
sido acogido, lo que conlleva la desestimación del recurso de conformidad al inciso penúltimo del artículo
768 del Código de Procedimiento Civil.

Cabe aclarar que, el que la sentencia haya señalado que la falta de acreditación del aporte es "lo más
importante y central", de ello no se deriva de modo alguno que el tribunal estime que el reclamo podría
ser acogido sin que la reclamante demostrase en este juicio la vida útil de los bienes aportados y su
utilización efectiva por la reclamante en sus procesos productivos, pues se trató de asuntos discutidos por
el Servicio y, además, de otro modo no se entendería el porqué el tribunal incluye dichas circunstancias en
los puntos de prueba y los trata latamente en el fallo para sostener su necesariedad para dar lugar al gasto
correspondiente a depreciación." (Corte Suprema, considerando 5º).

"Que como segunda causal del recurso de casación en la forma se invoca la del ordinal 5° del artículo
768 del Código de Procedimiento Civil, en relación al artículo 170 N° 4 del mismo texto, por la falta de
fundamentos de hecho y de derecho de la sentencia.

Como se adelantó, aquí se analizarán los concretos planteamientos en que hace consistir el recurrente
el defecto argüido.

Expresa el recurso, en primer término, que las conclusiones de la sentencia tocantes a la vida útil de
los bienes aportados y su utilización dentro del giro de la reclamante, se alcanzan únicamente mediante la
omisión de ponderación de prueba admitida por el tribunal de primer grado, como se expresa en el
considerando 19° de su sentencia, al señalar que "en la revisión de toda la prueba... no se hace un detalle
pormenorizado de algunas de ellas por resultar reiterativas y por no haber tenido la virtud de aportar
elementos de convicción al Tribunal". Expresa el recurrente que las razones por las cuales la prueba
resultaba reiterativa o bien no lograba formar la convicción del tribunal, permanecen en el fuero interno
del juzgador, nunca expresándose en la sentencia. Agrega que si la restante prueba era "reiterativa" de la
posición de la reclamante, ello la dotaba de mayor plausibilidad, pues el artículo 132 del Código
Tributario ordena que, al ponderar la prueba, el juez debe tener en especial consideración la
"multiplicidad" y "concordancia" de las pruebas rendidas. En otros términos, el tribunal simplemente
omitió la ponderación y conclusiones sobre la prueba en la sentencia, que, mandatada por la ley, le
imponían dejar constancia de las razones para estimarla o desestimarla.

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Señala que la prueba cuya ponderación se omitió por el tribunal permitían acreditar precisamente la
vida útil de los bienes depreciados y que los bienes depreciados están efectivamente siendo utilizados para
el giro de la reclamante.

Respecto de este primer defecto denunciado, cabe señalar que la sentencia enuncia toda la evidencia
rendida por la reclamante en su motivo 6°, y luego se aboca en los considerandos 8° y siguientes al
análisis de la acreditación de los puntos de prueba por la reclamante conforme a la prueba rendida por
ésta. En este análisis el tribunal alude a todos los testimonios y a los documentos fundamentales en que la
reclamante sostiene su pretensión y, por ende, como el mismo fallo indica, omite hacer un detalle
pormenorizado de algunos documentos por resultar reiterativos y "no haber tenido la virtud de aportar
elementos de convicción" -y no, "no lograr formar la convicción del tribunal" como parafrasea el recurso-,
es decir, porque el contenido de estos últimos instrumentos es el mismo que el de aquellos que sí fueron
expresamente mencionados en la exposición de la apreciación de la prueba y, por ende, cabe respecto de
éstos predicar los mismos defectos de mérito que se hacen a aquéllos.

Lo anterior demuestra que esos documentos sí fueron valorados y que el fallo expresa el porqué les
resta valor para acreditar los puntos controvertidos, si bien lo hace aludiendo a un conjunto de elementos
probatorios y no a cada uno de ellos en forma particular, a juicio de esta Corte los motivos invocados para
ello justificaban tal proceder, sobre todo en procedimientos de naturaleza tributaria, donde la prueba
principal generalmente es de orden contable, como en la especie, conformada por los respectivos libros y
su documentación respaldatoria, la que para ser fidedigna, debe ser concordante entre sí, esto es, el
contenido de los libros entre sí, la documentación respaldatoria entre sí, y ésta con aquélla, de manera que
tal circunstancia hace innecesario, generalmente, el análisis de cada documento en particular si su
contenido ya fue estudiado a propósito del examen de otro documento o libro. En otras palabras, si el
recurso sostuviera que los documentos respaldatorios de los asientos contables que no fueron
específicamente tratados por la sentencia entregan una información diversa que ameritaba su estudio
particular, no haría sino reconocer que la contabilidad no tiene el carácter de fidedigno y, con ello,
justificando su falta de mérito.

Por otra parte, en relación a la influencia en lo dispositivo del fallo del vicio acusado en el recurso, en
éste se sostiene que la prueba cuya ponderación se omitió por el tribunal permitían acreditar la vida útil de
los bienes depreciados y que los bienes depreciados están efectivamente siendo utilizados para el giro de
la reclamante, sin embargo, no refiere qué elementos probatorios, de aquellos no expresamente reseñados
por la sentencia en su análisis, podrían conducir a tal resultado, ni precisa qué prueba omitida sirve para
acreditar qué punto de prueba, ni tampoco señala, como, "necesariamente" -única forma en que el defecto
tenga influencia en lo dispositivo- los jueces, de haber expuesto en forma particular la operación de
valoración de cada uno de esos medios de prueba, no podían sino llegar a concluir la acreditación de todos
los puntos controvertidos en el juicio, explicación que resulta insoslayable en un procedimiento en que la
prueba se aprecia conforme a las reglas de la sana crítica y, por ende, con un mayor margen de libertad a
los jueces en ese ejercicio. A mayor abundamiento, incluso aceptando -sólo para el efecto de este análisis-
que alguna de las pruebas no expresamente mencionadas por la sentencia puedan considerarse,
"aisladamente", como elementos que pudieran ser útiles para acreditar los hechos que debía demostrar la
reclamante, no debe obviarse que el tribunal debe ponderar el "universo" de la prueba rendida, de ahí que
el artículo 132, inciso 14°, del Código Tributario demande tomar "en especial consideración la
multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso
que utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al
sentenciador". Pues bien, incluso bajo el supuesto referido, es tal la contradictoriedad y falta de
concordancia de la prueba que sí detalladamente analiza el fallo -como da cuenta el considerando 18° del
fallo de primer grado-, particularmente en lo referido a la determinación de la vida útil de los bienes
aportados, que de todas formas, no se advierte -el recurso no lo explica, cabe reiterar- cómo podría
resultar "imperativo" para los jueces de la instancia llegar a tener por acreditado lo que interesa al
recurrente.

En efecto, y en relación a la vida útil de los bienes -punto cuya falta de acreditación no permitía
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acoger el reclamo- no puede olvidarse que el fallo expresa que la mayor parte de los bienes aportados
estaban ya completamente depreciados al momento del aporte y consigna una serie de defectos e
inconsistencias con el resto de la prueba por parte del informe de..., sin que se mencione entre los
elementos probatorios omitidos, alguno que pudiera salvar defectos de tal gravedad como para convencer
a los jueces sobre la corrección de la vida útil de los bienes que declaró la reclamante.

Tal omisión del recurso impide tener por concurrente un perjuicio que amerite la invalidación de la
sentencia, pues sin éste no se justificaría dictar una sentencia de reemplazo, como ordena el artículo 786
del Código de Procedimiento Civil que, ahora sí analizando en detalle cada documento acompañado por la
reclamante, arriba a igual decisión de rechazar su reclamo." (Corte Suprema, considerando 6º).

"Que en relación al recurso de casación en el fondo, en un primer capítulo se denuncia la infracción de


los artículos 582, 670, 684 y 700 del Código Civil y 31, inciso tercero, N° 5 de la Ley sobre Impuesto a la
Renta y, en el segundo, la vulneración del artículo 132, incisos 14° y 15°, del Código Tributario, en
relación al artículo 31, inciso tercero, N° 5, de la Ley sobre Impuesto a la Renta.

De lo expuesto ya se advierte que el recurso no acusa la infracción de normas que son decisorias para
esta litis, pues en las liquidaciones reclamadas se cobran diferencias por Impuesto de Primera Categoría
del artículo 20 N° 3 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, atendido que al rechazarse la mayor parte de la
depreciación como gastos, se revirtió la pérdida tributaria declarada el año tributario 2010 a Renta Líquida
Imponible, la que quedó sujeta a dicho impuesto y, consecuencialmente se eliminó la pérdida de arrastre
invocada el año tributario 2011, generándose igualmente para ese período Renta Líquida Imponible sujeta
al Impuesto de Primera Categoría. Además todo lo anterior conllevó que la reclamante tenga que
reintegrar lo recibido indebidamente, conforme al artículo 97 de la Ley sobre Impuesto a la Renta en
ambos años tributarios, normas esta última que tampoco se denuncia como infringida en el recurso.

De esa manera, en el arbitrio se protesta por la falta de aplicación del artículo 31 N° 5 de la Ley sobre
Impuesto a la Renta, por rechazar como gasto la depreciación normal de los bienes usados aportados a la
reclamante por no acreditarse el cumplimiento de los requisitos legales y reglamentarios que habilitan
para ello, pero no cuestiona la aplicación de las normas en base a las cuales se les está cobrando las
diferencias de impuestos contenidas en la liquidación. Dada la naturaleza e incidencia para el
procedimiento de determinación de los montos que se cobran en las liquidaciones, resulta de claridad
meridiana que dichas disposiciones son decisorias para esta litis, pues fueron angulares para la fijación del
impuesto a pagar y para determinar la obligación de reintegro en las liquidaciones reclamadas.

La deficiencia anotada no resulta aceptable en este medio de impugnación, pues el artículo 772 del
Código de Procedimiento Civil dispone perentoriamente que se debe señalar claramente el alcance o
sentido de la ley que se dice infringida, y la forma en que ha sido quebrantada. El recurso debe hacer un
cuestionamiento concreto a la indebida aplicación de las normas decisorias, o a la falta de aplicación de
las mismas a fin de demostrar el yerro, de manera tal que esta Corte quede en condiciones de abocarse
íntegramente a la cuestión planteada por las partes. Esta falencia del recurso, por sí sola, basta para
rechazar el recurso de casación en el fondo." (Corte Suprema, considerando 10º).

"Que el recurso de autos, entonces, para prosperar debió postular una tesis encaminada a demostrar
que el razonamiento del fallo contrariaba determinadas reglas de la lógica, máximas de la experiencia o el
conocimiento científicamente afianzado, y que su inobservancia incidía en lo dispositivo del fallo.

Respecto de este último asunto, esto es, la influencia sustancial de la errónea aplicación de las reglas
de la sana crítica en lo dispositivo del fallo impugnado, y concentrándose el análisis que sigue únicamente
en la falta de determinación del estado de conservación y vida útil de los bienes aportados -recordando
que faltando cualquiera de los tres puntos controvertidos, la reclamante no puede aprovecharse del gasto
por depreciación-, cabe primero apuntar que las conclusiones que alcanza el tribunal sobre este asunto no
es el resultado de la valoración de un solo medio probatorio o el corolario la apreciación de un solo hecho
establecido como premisa de sus conclusiones, sino que la decisión a que arriba se alcanza luego de
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analizar distintos medios probatorios aportados por ambas partes, e ir estableciendo diversos hechos,
circunstancias o elementos aislados que luego, ponderados en su conjunto y globalmente, le llevan a
determinar que no se acreditó haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación
de la vida útil de los bienes depreciados.

La consideración anterior conlleva que el constatar que el tribunal incurrió en un error en la aplicación
de alguna regla de la sana crítica al establecer uno o más hechos, circunstancias o elementos del universo
de aquellos que el tribunal ponderó para alcanzar la conclusión sobre la falta de acreditación del punto
controvertido, no conlleva necesariamente que la conclusión final del tribunal deba variar, si no se
demuestra que en la apreciación de otros medios probatorios y en el establecimiento de los otros hechos
que sirvieron de premisas a sus asertos finales, se ha incurrido igualmente en el mismo error, sin lo cual,
entonces, el recurso carece de influencia sustancial en lo dispositivo del fallo.

Todavía más, a lo dicho cabe recordar que en este procedimiento de reclamación es la contribuyente la
que tiene la carga probatoria, conforme al artículo 21, inciso 2°, del Código Tributario, de lo que se deriva
que, incluso de ser efectivos los errores en la aplicación de las reglas de la sana crítica que se denuncian
infringidas en la valoración de determinados medios de prueba o en el establecimiento de determinados
hechos que sirven de premisas a las conclusiones finales de los jueces de la instancia en relación a este
asunto, ello no conlleva, a contrario sensu, que los jueces, de aplicar correctamente esas reglas, debieron
entonces concluir el hecho o circunstancia que interesa al reclamante, esto es, que la vida útil de los
bienes aportados corresponde a aquella que sirvió de base a la depreciación utilizada como gasto en los
años tributarios 2010 y 2011. En efecto, de haber incurrido en algún error los sentenciadores, por ejemplo,
al restar valor al peritaje de... por su falta de fecha cierta, el constatar dicho error no conlleva por mandato
legal entonces que los jueces hayan debido tener por ciertos los datos que sobre la vida útil de los bienes
entrega dicho peritaje, menos aún si esa información no es concordante con el resto de los antecedentes,
como detalladamente explica el fallo.

Entonces, primero, el error en la apreciación de un determinado medio probatorio, no implica más que
un yerro en el establecimiento del hecho derivado de esa prueba, pero no conlleva que entonces,
necesariamente deba tenerse por acreditado el hecho contrario que interesa al recurso -con lo que el
reclamante sigue incumpliendo la carga de la prueba conforme al inciso segundo del artículo 21 del
Código Tributario- y, segundo, dado que en el caso sub lite, la conclusión sobre la falta de acreditación de
la vida útil de los bienes aportados se alcanza en base a distintos hechos o circunstancias que se
desprenden de las diversas pruebas aportadas por la reclamante, es decir, se trata de un conjunto de hechos
que sirven de premisas a la conclusión global que sobre el punto de prueba controvertido arriba el
tribunal, por tanto, incluso de haberse cometido un error en la valoración de alguno de esos medios
probatorios, ello no importa que, necesariamente la conclusión general sobre el punto controvertido deba
invertirse y, por consiguiente, que deba luego tenerse por acreditada determinada vida útil de los bienes."
(Corte Suprema, considerando 14º).

"Que, en primer término, refiere el arbitrio que el fallo de segunda instancia no se habría hecho cargo
de prueba tocante a la vida útil de los bienes, aludiendo al Informe de..., declaración jurada del mismo,
listado de activo fijo, corrección monetaria y depreciación del activo físico de la reclamante para los años
2008 a 2012, anexos 1 a 4 sobre los bienes aportados vigentes y obsoletos. Pues bien, resulta de claridad
meridiana que aquí se cuestiona la falta de valoración de esos documentos y no su errónea valoración, es
decir, la falta de exposición de las razones por las cuales no se estimó útil dicha prueba para acreditar la
vida útil de los bienes, cuestión que ya se ha dicho, constituye un defecto de carácter ordenatorio litis no
susceptible de enmendar mediante el recurso de casación en el fondo.

Asimismo, cuestiona el recurrente que respecto del informe de... se controvierta en el fallo su fecha y
autenticidad dado que en el mismo se deja constancia de haber tenido ella lugar a fines de noviembre de
2008 y, además... declaró ante el tribunal de primera instancia reconociendo ser el autor del informe, por
lo que conforme al artículo 346 N° 1 del Código de Procedimiento Civil, se debe tener por reconocido. Al
respecto, como evidencia lo expuesto, en esta parte el arbitrio no señala qué regla de la sana crítica se
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vulnera, pero y, por otra parte, se invoca una norma que no tiene aplicación en este procedimiento -346 N°
1 del Código de Procedimiento Civil-, pues si el documento se considera o no reconocido por quien
aparece haberlo otorgado es algo que debe determinar el juez de la instancia conforme a las reglas de la
sana crítica y no según dicha disposición. Pero más allá de ello, lo relevante es que incluso de tenerse el
segundo informe de... como auténtico y de fecha cierta, de ello no se deriva necesariamente que el tribunal
deba entonces tener por demostrada la vida útil de los bienes objeto de ese informe, pues contra tal
conclusión se mantienen los otros distintos cuestionamientos a ese instrumento, principalmente referidos a
la falta de concordancia con el resto de la documentación contable y declaraciones de la reclamante, así
como a la falta de conocimientos de... para referirse al estado de conservación y vida útil de las
maquinarias y, por consiguiente, por no haberse apoyado en un informe técnico para salvar esas
deficiencias.

A propósito de la infracción al principio lógico de razón suficiente, el recurso vuelve a cuestionar que
se reste valor o se dejan de lado los peritajes sobre la vida útil de los bienes por no tener fecha cierta.
Sobre este punto, cabe remitirse a lo recién señalado sobre la falta de influencia de este asunto.

Ahora desde la óptica de la experiencia, siempre en relación a la vida útil de los bienes aportados,
manifiesta el recurso que no puede dejarse de lado un examen hacia las cuestiones que, consignadas en la
prueba rendida, dan cuenta de un modo de ser o de actuar en la materia que, conforme a la experiencia, ha
debido llevar a los sentenciadores dar por probados los hechos conforme a la experiencia. Agrega que,
establecido que en primera y segunda instancia se acompañaron documentos que dan cuenta de los
antecedentes que sirven para determinar la vida útil de los bienes, las conclusiones que desde el recto y
desprejuiciado entender podría alcanzar el sentenciador, contrastan ostensiblemente con aquellas que han
sido esgrimidas para rechazar las pretensiones de la reclamante. Refiere que en la Resolución N° 43 del
2002 del Servicio y en relación a los bienes objeto de la controversia se establece, bajo la letra A, de los
"Activos Genéricos": Maquinarias y equipos en general: 15 años, herramientas pesadas: 8 años y
herramientas livianas: 3 años. Mientras que en el informe pericial de... se determinó: Maquinarias y
equipos: 2 a 14 años, molduras: 3 años, en su equivalencia a herramientas livianas. Lo anterior demuestra,
a juicio del recurrente, el grave error de ponderación que importó desconocer totalmente estas
estimaciones periciales. Añade que, infringiéndose igualmente la regla de la sana crítica, no se otorgó
valor, entre otros, a los antecedentes precisos y concordantes que su parte acompañó en segunda instancia
y que detalla.

Expresa también que pese a los informes periciales acompañados y toda la demás prueba rendida que
da mayor sustento a las conclusiones periciales, los sentenciadores proceden a dejar de lado la
información que suministran todos estos antecedentes probatorios, por el recurso de descalificar al perito
tasador, lo que no es entendible desde la perspectiva de un sano, desprejuiciado y recto entender porque el
perito tasador... es una persona de gran experiencia como tasador de maquinarias para bancos. Es un
perito tasador frecuentemente utilizado por el propio Servicio para otras probanzas. Sin embargo, aquí se
dice que no tiene los conocimientos técnicos para determinar el estado de las máquinas y "equipos
electrónicos"; más aún, se le imponen exigencias a su Informe Pericial que la ley no establece en orden a
que sea "minucioso, detallado, metódico y específico". Añade que los sentenciadores ni siquiera reparan
al hecho de que el perito detalló, fotografió y asignó a aquellos bienes, su año de importación, un período
de depreciación correspondiente a las años de depreciación normal conforme a las directrices del propio
Servicio, menos los años transcurridos a la fecha de tasación.

Lo que se acaba de exponer muestra, huelga señalar, que en el arbitrio no se expresa máxima de la
experiencia alguna infringida, sino sólo se hace presente que conforme a un "sano, recto y desprejuiciado
entender", que no es más que la apreciación subjetiva y personal del recurrente, las conclusiones
alcanzadas debieron ser favorables a la reclamante. Sin perjuicio de lo anterior, tampoco se comparten los
cuestionamientos del recurrente, pues, dado que para proceder a la determinación de la depreciación de
los bienes por los propios contribuyentes se exige un "informe técnico", exigencia que el recurrente no
controvierte, resultando por ende del todo razonable, y conforme a un conforme a un "sano, recto y
desprejuiciado entender" requerir que quien emita dicho informe tenga conocimientos especiales,
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derivados de estudios o capacitación formal o de su prolongada experiencia en la materia en cuestión, en


este caso, en la diversa maquinaria, equipos y herramientas examinados, conocimientos que no se
demostraron por parte de... Asimismo, demandar que el informe sea minucioso, detallado, metódico y
específico, son requerimientos mínimos a todo informe pericial para que el juez forme su convicción en
base a ellos de manera fundada conforme a las reglas de la sana crítica, motivo este último por el cual es
innecesario que tales características estén explicitadas en la ley para que el juez de la instancia las
requiera." (Corte Suprema, considerando 16º).

"Que, en conclusión, no se ha demostrado que los jueces hayan infringido alguna regla de la sana
crítica con influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, por lo que este segundo capítulo deberá
igualmente ser desestimado y, dado lo anterior, no ha podido la sentencia incurrir en error en la aplicación
del artículo 31, inciso 3°, N° 5 de la Ley sobre Impuesto a la Renta." (Corte Suprema, considerando 18º).

"Se previene que el Ministro Sr. Juica tiene únicamente presente para desestimar la infracción al
artículo 132, inciso 14°, del Código Tributario, que dicha norma no constituye una ley reguladora de la
prueba, puesto que el legislador ha entregado el escrutinio probatorio en este tipo de procedimientos a la
ponderación que con libertad puedan arribar los jueces de la instancia, atributo que no es revisable por la
vía de la nulidad sustantiva, aparte que además los conceptos de lógica, experiencia y conocimientos
afianzados se obtienen sólo de manera racional y no sobre requisitos o condiciones fijadas a priori por la
ley. La desatención a dichos aspectos valorativos que determinan un torcido ejercicio de la razón o sea
fruto de irrealidades que deriven en falsedades o inexactitudes, devienen consecuencialmente en ausencia
de fundamentos cuya sanción es la nulidad formal también perseguida en este procedimiento y que no
prosperó." (Corte Suprema, prevención del Ministro Sr. Juica, considerando único).

"Asimismo, se previene que el Ministro Sr. Künsemüller concurre al rechazo del recurso de casación
en el fondo, teniendo en cuenta que si bien el juez tributario tuvo por establecida la efectividad de los
aportes mediante activos fijos por los cuales se reclamó depreciación (considerando décimo quinto del
fallo de primer grado), es lo cierto que debieron acreditarse en el juicio una serie de características
relevantes de los bienes aportados de acuerdo al auto de prueba, características que tienen directa
incidencia en la justificación del reclamo formulado y las cuales no se tuvieron por comprobadas, por
"ausencia de elementos fidedignos para ello" (motivo séptimo del fallo impugnado)." (Corte Suprema,
prevención del Ministro Sr. Künsemüller, considerando único).

MINISTROS:

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A., Carlos Künsemüller
L., Haroldo Brito C., Lamberto Cisternas R., y Jorge Dahm O.

TEXTOS COMPLETOS:

SENTENCIA DE LA CORTE DE APELACIONES:

San Miguel, a veintidós de septiembre de dos mil catorce.

VISTOS Y TENIENDO PRESENTE:

1° Que a fojas 423 la reclamante de autos, Plásticos Técnicos S.A., deduce recurso de apelación en
contra de la sentencia definitiva de fecha 12 de mayo del año 2014, que en lo pertinente, rechazó el
reclamo interpuesto, confirmó las liquidaciones reclamadas y ordenó el giro de los impuestos
correspondientes, sin costas. La recurrente pide, que se revoque la sentencia apelada y se enmiende
conforme a derecho con expresa condenación en costas de la reclamada. Así concretamente solicita que se
acoja en todo o parte las pretensiones de la contribuyente dejándose sin efecto las liquidaciones N° 313,
314 y 316, por reconocerse como gasto aceptado la cuota de depreciación normal en todo o parte de los
bienes usados aportados en dominio a la reclamante durante el proceso de aumento de capital y que se
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confirme en parte la liquidación N° 315, pero aceptando un reintegro por la suma que refiere; y/o lo que
se estime conforme a derecho y al mérito del proceso.

En su recurso de apelación la contribuyente indica que la principal controversia, de conformidad a lo


expuesto por las partes y el considerando 12° de la sentencia recurrida, es determinar si se ha dado
cumplimiento a los requisitos legales y reglamentarios para descontar como gasto la cuota anual de
depreciación de los bienes físicos del activo inmovilizado adquiridos por la reclamante mediante aporte
hecho por sus accionistas con fecha 12 de noviembre de 2008, y que si bien la sentencia en el
considerando 13° N° 1 reconoce el derecho que tiene a la depreciación como gasto, y el hecho de aceptar
el Servicio de Impuestos Internos la existencia, uso necesario, dominio, generación de renta y mayor
capital propio tributario con motivo del aporte de los bienes usados, confirmó la actuación del Servicio en
cuanto a rechazar como gasto necesario para producir la renta la depreciación de dichos bienes y, en
consecuencia, mantuvo las liquidaciones reclamadas.

Refiere que la sentencia recurrida adolece de errores manifiestos y se basa en una valoración parcial,
arbitraria y antojadiza de la prueba, todo lo que llevó a que se arribara a conclusiones erróneas que irrogan
perjuicios a la reclamante.

En este sentido señala que si bien es efectivo que la contribuyente erró al aplicar una depreciación
acelerada en los Años Tributarios 2010 y 2011, ello no implica que la depreciación como gasto debe ser
rechazada en su totalidad, y que en la especie resultaba procedente reconocer como gasto necesario la
cuota correspondiente a la depreciación normal.

Manifiesta además que la sentenciadora, en el considerando 18°, falla al estimar que no se logró
acreditar el haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación de la vida útil de
los bienes depreciados y que todos éstos estaban siendo usados para el giro del contribuyente y asimismo
que no fue probado el aporte de dichos bienes mediante el título respectivo de transferencia de dominio
por parte de las sociedades aportantes. Sobre este último punto, precisa que el dominio de los bienes no
era un hecho controvertido de la causa, motivo por el cual no se incluyó en los puntos de prueba.

En cuanto a los sucesos que efectivamente debían ser acreditados, de conformidad a la resolución que
recibió la causa a prueba, refiere que éstos fueron justificados con la prueba legalmente incorporada, y
que si bien el dominio de los bienes no era un hecho a probar, éste se acreditó mediante los documentos
que individualiza, habiéndose además probado la posesión de los bienes, por lo que debió aplicarse la
presunción del inciso 2° del artículo 700 del Código Civil.

Respecto de la utilización de los activos aportados por la reclamante en el desarrollo de su giro o


actividad, indica que la sentenciadora tiene por acreditado parcialmente este punto en el considerando 17°
y ello únicamente en base a lo observado en la inspección personal del tribunal y lo declarado por el
testigo Raimundo López, pero que atendida la prueba rendida debió tenerse por acreditado que todos los
bienes recibidos en aporte eran necesarios y efectivamente utilizados en la generación de rentas, con
excepción de aquéllos que se vendieron por obsoletos o haber cumplido su vida útil en términos de
productividad necesaria.

En cuanto al estado de conservación y vida útil de los activos fijos cuyos gastos por depreciación se
rechaza en las liquidaciones reclamadas y documentos que acreditan dichas circunstancias, precisa que al
aprobarse el aumento de capital y pago parcial mediante aportes no constitutivos de dinero se dio
cumplimiento a lo previsto en el 67 N° 6 de la Ley de Sociedades Anónimas, esto es, se tuvo presente y
forma parte del acta de dicha junta un informe pericial y su complemento, sin que dichos documentos
hayan sido objetados de forma alguna, debiendo tenerse por acreditado con éste el valor, estado de
conservación y vida útil de tales bienes.

Agrega que de esta manera con los medios de prueba incorporados se acreditaron todos los hechos que
fueron fijados en la resolución que recibió la causa a prueba, y que si bien el dominio no era parte de los
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hechos a probar igualmente se acreditó, motivo por el cual solicita que se revoque la sentencia apelada y
que ésta se enmiende conforme a derecho, con expresa condenación en costas de la reclamada.
Concretamente solicita que se acoja en todo o parte las pretensiones de la contribuyente dejándose sin
efecto las liquidaciones N° 313, 314 y 316, reconociéndose como gasto aceptado la cuota de depreciación
normal por todo o parte de los bienes usados aportados en dominio a la reclamante en el proceso de
aumento de capital y que se confirme en parte la liquidación N° 315, pero aceptando un reintegro por la
suma que refiere; y/o lo que se estime conforme a derecho y al mérito del proceso.

2° Que la sentencia recurrida en su considerando décimo octavo N° 7, parte final, indica que en la
especie y con la prueba legalmente acompañada tiene por acreditado que: a) la contribuyente no logró
acreditar el haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación de la vida útil de
los bienes depreciados; b) la reclamante no probó que todos los bienes depreciados estuvieran siendo
utilizados para el desarrollo de su giro; y c) que Plásticos Técnicos S.A. no pudo acreditar el aporte de
dichos bienes mediante el titulo respectivo de transferencia de dominio por parte de las sociedades Charad
Manzur Limitada e Inversiones y Asesorías Charas Wilckens Limitada, a la sociedad reclamante,
haciendo presente que aún de haberse acreditado los puntos a) y b) ello no habría tenido relevancia en lo
resuelto al no haberse probado el dominio de los bienes, cuestión que es fundamental ya que la
depreciación sólo es posible respecto de bienes propios.

3° Que se elevó la causa a esta Corte para su conocimiento y resolución. La reclamante y apelante en
segunda instancia incorporó al proceso los siguientes documentos, todos los cuales se tuvieron por
acompañados con citación: Informe de auditoría realizado a Plásticos Técnicos S.A. por Jorge Vargas de
fecha 28 de febrero de 2009, más boleta de honorarios del mismo y declaración jurada en que éste
reconoce el informe; copia de Certificación ISO 9001 de la contribuyente para actividades de diseño,
desarrollo, producción y comercialización de productos plásticos, con validez hasta 23 de agosto de 2013
más fotografías de la planta; copia de informe de tasación y su complemento autorizado ante Notario
emitido por Pedro Michaelson, más archivo fotográfico de la tasación, declaración jurada del perito
reconociendo la autoría del mismo y boleta de honorarios respectiva; copia de reducción a escritura
pública del Acta de la 2° y 3° Junta General Extraordinaria de Accionistas de la contribuyente y copia de
la escritura pública de constitución de la misma; 22 comprobantes de pago de patente municipal de las
municipalidades de Santiago, San Joaquín y La Pintana entre los años 2006 y 2014; 15 documentos
emitidos por el Servicio de Impuesto Internos consistentes en consultas tributarias, formularios de
actualización de datos, declaraciones anuales de renta y otros; 27 facturas relativas a gastos de traslado
emitidas entre noviembre y diciembre 2013 a nombre de la reclamante; listado que da cuenta del activo
fijo de la reclamante de los años 2008 a 2012 que incluye corrección monetaria y depreciación de los
mismos; documentos relativos a pago de remuneraciones y cotizaciones de seguridad social de los
trabajadores de la contribuyente; y 2 contratos de suscripción de acciones de pago celebrados entre la
contribuyente y Charad Manzur Limitada e Inversiones y Asesorías Charad Wilkins con fecha 13 de
noviembre de 2008, en que se indica que el suscriptor Plásticos Técnicos suscribe acciones las que se
pagan mediante aporte en dominio de maquinarias y matrices indicadas en anexo, refiriendo el avalúo de
las mismas.

4° Que el artículo 31 N° 5 inciso 3° de ley de la Renta dispone "En todo caso, cuando se aplique el
régimen Art. 2° e) N° 2 de depreciación acelerada, sólo se considerará para los efectos de lo dispuesto en
el artículo 14, depreciación normal que corresponde al total de los años de vida útil del bien. La diferencia
que resulte en el ejercicio respectivo entre la depreciación acelerada y la depreciación normal, sólo podrá
deducirse como gasto para los efectos de primera categoría".

5° Que esta Corte comparte la decisión del Tribunal a quo y sus fundamentos, desde que el propio
contribuyente ha reconocido la mala utilización o aplicar erróneamente el mecanismo de depreciación de
los bienes físicos y movilizados, pues invocó la depreciación "acelerada" correspondiendo emplear la
depreciación "normal".

6° Que, enseguida, en relación al aporte no consistente en dinero en el proceso de aumento de capital


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de la contribuyente reclamante, lo cierto es que de la escritura del acta notarial y sus anexos de fojas 70 a
96, no se explicita en la forma correspondiente la individualización y comparecencia de los representantes
de las Sociedades "Charad Manzur Ltda." e "Inversiones y Asesorías Charad Wilckens Ltda.", toda vez
que sólo concurren accionistas diversos a aquellos, según se consigna en la cláusula primera. Asimismo se
incorporan anexos sin fechas ni constancia expresa de autenticidad, donde se incluye un listado de los
bienes presuntamente aportados.

7° Que en consecuencia, no se discute el derecho a la depreciación normal, sino su determinación por


ausencia de elementos fidedignos para ello, en términos que permitan una cuantificación precisa y
suficientemente individualizada.

8° Que, por último, los documentos aportados en esta instancia sin objeción, no permiten superar los
inconvenientes explicitados precedentemente y consignados por la juzgadora, al tratarse de elementos
colaterales e insuficientes que no permiten obtener convicción al efecto. Efectivamente, a modo de
ejemplo, los dos contratos de suscripción de acciones de pago celebrados entre la contribuyente y Charad
Manzur Limitada e Inversiones y Asesorías Charad Wilkins fechado 13 de noviembre de 2008, en que se
indica que el suscriptor Plásticos Técnicos suscribe acciones las que se pagan mediante aporte en dominio
de maquinarias y matrices indicadas en anexo, refiriendo el avalúo de las mismas, no presenta una data
cierta y autentificada.

Por lo antes señalado y visto lo dispuesto en los artículos 123 y siguientes del Código Tributario, se
confirma la sentencia apelada de doce de mayo del año en curso, escrita a fojas 389.

Regístrese y devuélvase oportunamente con su tomo y documentos en custodia.

Redacción del Ministro señor Contreras.

Rol N° 27-2014.-

Pronunciada por los Ministros señor Roberto Contreras Olivares y señora María Carolina Catepillán
Lobos y Abogado Integrante señor Nicolás Arrieta Concha.

SENTENCIA DE LA CORTE SUPREMA:

Santiago, quince de septiembre de dos mil dieciséis.

Vistos:

En estos autos Rol N° 26.854-14 de esta Corte Suprema sobre procedimiento de reclamación, el
Tercer Tribunal Tributario y Aduanero de la Región Metropolitana de Santiago, por resolución de doce de
mayo de dos mil catorce rechazó el reclamo interpuesto por PLÁSTICOS TÉCNICOS S.A. en contra de
las Liquidaciones N°s 313, 314, 315 y 316, de 22 de julio de 2013, por concepto de Impuesto de Primera
Categoría de los años tributarios 2010 y 2011 y Reintegro del artículo 97 de la Ley sobre Impuesto a la
Renta de los períodos mayo de 2010 y abril de 2011.

Apelada esta sentencia por la contribuyente, fue confirmada por una sala de la Corte de Apelaciones
de San Miguel con fecha veintidós de septiembre de dos mil catorce.

Contra este último pronunciamiento, la contribuyente dedujo recursos de casación en la forma y en el


fondo, los que se ordenó traer en relación.

Y considerando:

Primero: Que el recurso de casación en la forma se sustenta, en primer término, en la causal de


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ultrapetita en su versión de extrapetita, contemplada en el N° 4 del artículo 768 del Código de


Procedimiento Civil, toda vez que la discusión en estos autos versó sobre el cumplimiento de las
condiciones necesarias para aplicar la depreciación normal a los bienes aportados a la reclamante y, sin
embargo, el tribunal desestima el reclamo porque no se acreditó el aporte de dichos bienes, cuestión que
no fue parte de lo debatido.

En segundo término, se invoca la causal 5ta. del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, en
relación al artículo 170 N° 4 del mismo texto, alegando la falta de fundamentos de hecho y derecho de la
sentencia. Para evitar reiteraciones innecesarias, los cuestionamientos que se desarrollan bajo esta causal
serán expuestos al analizar la misma.

Luego de exponer cómo los perjuicios causados con los defectos denunciados son reparables
únicamente con la invalidación del fallo impugnado, pide que se anule éste y que en la sentencia de
reemplazo se revoque la de primera instancia, acogiendo el reclamo, con costas.

Segundo: Que en el recurso de casación en el fondo se denuncia, en un primer capítulo, la infracción


de los artículos 582, 670, 684 y 700 del Código Civil y 31, inciso tercero, N° 5 de la Ley sobre Impuesto a
la Renta.

Sostiene, en relación a que la sentencia no tiene por establecido la efectividad del aporte que recibe la
reclamante, que la infracción se produce porque para la tradición de bienes muebles no se exigen
solemnidades, sino que se verifica por cualquiera de las formas del artículo 684 del Código Civil.
Además, dado que los bienes estaban en poder de la reclamante, cabía presumir que la entrega se había
producido y completado la tradición. Así, al reconocer el fallo la tenencia de los bienes y, por ende, su
posesión, ello acarrea presunción de dominio conforme al artículo 700 del Código Civil, de manera que la
sentencia desconoce los efectos del derecho de dominio, una vez establecida su existencia. Corolario de lo
anterior, se infringe el artículo 31, inciso tercero, N° 5, de la Ley sobre Impuesto a la Renta, al no permitir
deducir como gasto la depreciación de los bienes en cuestión.

En un segundo capítulo acusa la infracción del artículo 132, incisos 14° y 15°, del Código Tributario,
en relación al artículo 31, inciso tercero, N° 5, de la Ley sobre Impuesto a la Renta, por vulneración de
diversas reglas de la lógica, comenzando por la multiplicidad y concordancia, el principio de razón
suficiente, el principio de no contradicción, efectuando también cuestionamientos a la valoración desde la
óptica de la experiencia. Para evitar reiteraciones innecesarias, el detalle de esos cuestionamientos serán
expuestos en forma previa a su análisis más adelante. Finalmente denuncia la transgresión del artículo 31,
inciso tercero, N° 5 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, por falta de aplicación.

Al concluir, luego de exponer la forma en que los errores denunciados influyen sustancialmente en lo
dispositivo del fallo impugnado, pide que se anule éste y que se dicte sentencia de reemplazo en la que se
revoque la de primer grado y se acoja el reclamo, con costas.

Tercero: Que la sentencia de primer grado, confirmada en alzada, en su considerando 3° señaló que
son hechos establecidos y no discutidos en estos autos, los siguientes:

1.- Que la reclamante Sociedad Plásticos Técnicos S.A., es contribuyente del Impuesto a la Renta de
Primera Categoría, clasificado en el artículo 20 N° 3 de la Ley de Impuesto a la Renta, obligada a llevar
contabilidad completa para determinar su renta efectiva.

2.- Que con fecha 15 de abril de 2013, se practicó Citación N° 46, requiriendo la comparecencia del
contribuyente con el objeto de que acompañara antecedentes, a fin de subsanar las observaciones
formuladas.

3.- Que efectuada la auditoría por el ente fiscalizador, se tuvieron por subsanadas en parte las
observaciones formuladas, conciliándose sólo aquella relativa a la depreciación aplicada a bienes nuevos
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del activo fijo adquiridos durante el período fiscalizado, esto es, años tributarios 2010 y 2011, por los
montos de $162.513.958.- y $98.902.274.- respectivamente.

4.- Que dado que los antecedentes aportados por la reclamante fueron considerados insuficientes para
acreditar el gasto por depreciación aplicada a bienes del activo fijo usados, se dictaron las Liquidaciones
N°s. 313, 314, 315 y 316, con fecha 22 de julio de 2013, en las que se liquidaron por concepto de
Impuesto de Primera Categoría años tributarios 2010 y 2011, y Reintegro artículo 97 de la Ley de la
Renta, las siguientes sumas: $50.194.094.-, $70.264.546.-, $45.616.523 y $44.024.768.-.

En el basamento 4° indica que en esta litis la controversia radicó en lo siguiente:

1.- Procedencia de la revisión por parte del Tribunal Tributario y Aduanero, de los antecedentes que
no fueron aportados por el contribuyente en la etapa de fiscalización correspondiente (en el mismo
considerando se hace presente que, por tratarse de una cuestión de derecho, no procedía someter a prueba
este punto).

2.- Efectividad que los activos fijos aportados a la reclamante con fecha 12 de noviembre de 2008,
tenían vida útil al momento de su aporte y que cuentan con la documentación de respaldo acerca de su
fecha de adquisición, estado de conservación, su valoración al momento del aporte y la depreciación que
ya se había utilizado respecto de éstos.

3.- Estado de conservación, fecha de adquisición, valor y vida útil de los activos fijos cuyo gasto por
depreciación se rechaza en las Liquidaciones reclamadas.

4.- Efectividad que los activos aportados a la reclamante, se utilizan o fueron utilizados por ésta en el
desarrollo de su giro o actividad.

Los hechos N°s. 2, 3 y 4, corresponden a los puntos de prueba fijados en el proceso.

El razonamiento 7° del fallo se aboca al análisis de la prueba testimonial rendida por la reclamante,
comenzando por los dichos Pedro Michaelsen Saffer -quien elabora el informe pericial y su complemento
en base a los cuales, según la reclamante, se determina el valor actual de los bienes y su vida útil-,
concluyendo luego de extractar sus dichos que, se puede tener por establecido que Pedro Michaelsen
Saffer, de profesión contador auditor, fue quien efectuó la valoración de los bienes cuya depreciación se
rechaza y determinó su vida útil, de manera prudencial, basado únicamente respecto a este último ítem en
su apreciación personal.

Enseguida examina el testimonio de Raimundo López López, determinando de su estudio que si bien
asesoró al grupo empresarial al que pertenecen las empresas fuente y receptora para realizar el aporte de
los bienes del activo fijo cuya depreciación se rechaza por las liquidaciones impugnadas, no efectuó la
valoración ni la determinación de la vida útil de los mismos por estimar no ser de su competencia.
Asimismo, se puede tener por establecido que el informe emitido por Michaelsen Saffer no guarda
relación con los datos contenidos respecto a los bienes señalados, en la contabilidad de la empresa fuente.
Por último, se tiene como antecedente el hecho de haberse manifestado por el testigo que los bienes se
encontraban en buen estado de conservación y que la empresa receptora los utiliza para el desarrollo de su
giro.

Expresa luego el fallo que de lo señalado y analizado, el valor de la prueba testimonial rendida habrá
de analizarse en forma conjunta y de acuerdo a las restantes pruebas aportadas y a la luz de la normativa
vigente sobre la materia.

A continuación, en el basamento 9° revisa la prueba también aportada por la reclamante, consistente


en la Inspección Personal del Tribunal, practicada con fecha 25 de febrero de 2014, expresando lo
siguiente:
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1.- Que en la fecha señalada el Tribunal se constituyó en dos domicilios: el primero de ellos, ubicado
en Av. Santa Rosa N° 3280 de la comuna de San Joaquín y el segundo ubicado en San Isidro N° 1530,
comuna de Santiago. En el primero de ellos consultado un trabajador, éste señaló que en dichas
instalaciones funcionaba únicamente la empresa Plásticos Técnicos S. A., sin que existieran letreros u
algún otro elemento que evidenciara esta circunstancia.

2.- Que, asimismo, en las instalaciones de Av. Santa Rosa, se pudo constatar la existencia de
maquinaria la que en algunos casos no se encontraba funcionando, ya sea por falta de carga operativa, por
falta de montaje, por falta de instalación y en los restantes casos, no se especificó el motivo por el cual no
se encontraban operativas.

3.- Que por su parte, en las instalaciones de San Isidro N° 1530, comuna de Santiago, se constató que
en su exterior no se individualiza la empresa que allí funciona, se pudo constatar además la existencia de
poca maquinaria, la mayoría operativa, señalándose por el representante legal de la sociedad Plásticos
Técnicos S.A., que allí funcionaba únicamente la empresa reclamante y que se encontraban en proceso de
traslado hacia la planta de Santa Rosa, lo que debía desarrollarse en el plazo de un mes.

4.- Se constató, además, que la maquinaria existente en ambos domicilios tenían similares
características a las aportadas a la reclamante por Asesorías Charad Wilkens Ltda. y Charad Manzur
Limitada, según se da cuenta en Escritura Pública de fecha 12 de noviembre de 2008, en que reduce el
Acta de la Tercera Junta General Extraordinaria de accionistas de Plásticos Técnicos S.A.

5.- También se pudo constatar que algunas de las maquinarias aportadas no se encontraban físicamente
en las instalaciones visitadas; consultado a este respecto el representante legal Jorge Charad Dihmes,
señaló que dicha maquinaria no se encontraba en funcionamiento porque estaban obsoletas.

6.- En conclusión, la diligencia practicada otorgó al Tribunal elementos de convicción en cuanto a que
parte de la maquinaria aportada a la reclamante está siendo efectivamente utilizada por ésta para el
desarrollo de su giro, sin aportar mayores antecedentes respecto al real estado de la maquinaria y la
determinación de la vida útil practicada por el contribuyente.

En el considerando 12° la sentencia precisa que el debate en la presente causa se centra en determinar
si en la especie se ha dado cumplimiento a los requisitos legales y reglamentarios para descontar como
gastos de los períodos fiscalizados, la cuota anual de depreciación de los bienes físicos del activo
inmovilizado, adquiridos usados por la reclamante mediante aporte que se hiciera por sus accionistas,
Asesorías Charad Wilkens Ltda. y Charad Manzur Limitada, con fecha 12 de noviembre de 2008.

En el razonamiento 13° el fallo analiza con detalle el marco normativo y reglamentario que regula la
deducción como gasto necesario para producir la renta de la cuota anual de depreciación que afecta a los
bienes del activo fijo inmovilizado del contribuyente.

En el motivo 14° la sentencia aclara que ambas partes están contestes en cuanto a que en la especie no
procede la depreciación acelerada, por tratarse los bienes adquiridos por aporte de bienes usados, respecto
a los cuales no es procedente el régimen de depreciación acelerada.

En el considerando 15°, en relación a la depreciación normal de los bienes usados aportados, el fallo,
para el análisis de los puntos de prueba fijados en la causa, los desglosa en los siguientes aspectos a tratar:

1.- Fecha de adquisición y valor de los activos fijos recibidos al momento del aporte y documentos de
respaldo que acreditan estas circunstancia.

2.- Utilización de los activos aportados por la reclamante, en el desarrollo de su giro o actividad.

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3.- Estado de conservación y vida útil de los activos fijos cuyo gasto por depreciación se rechaza en
las Liquidaciones reclamadas y documentos que acreditan estas circunstancias.

Por las razones que más adelante se desarrollarán, se extractarán en esta parte sólo los razonamientos
del fallo relativos al tercer punto, esto es, al estado de conservación y vida útil de los activos fijos.

Al respecto, en el considerando 18° expresa el fallo que, en caso que sea el propio contribuyente quien
fije la vida útil del bien, como es lo que ocurre en la especie, de acuerdo a las instrucciones dadas por el
Servicio de Impuestos Internos, deberá cumplir con los siguientes requisitos en forma copulativa:

a) La vida útil se determinará en forma prudencial, considerando el estado de conservación en que se


encuentren los bienes a la fecha de su adquisición o internación.

b) Se deberá tener en consideración la vida útil que el Servicio de Impuestos Internos haya fijado con
anterioridad a bienes de similar naturaleza y características.

c) Se deberá acreditar la duración y estado de conservación de los citados bienes con un informe
técnico emitido por terceras personas, el que deberá estar a disposición del Servicio de Impuestos Internos
para su fiscalización.

Indica luego la sentencia que el reclamante, en orden a desvirtuar las impugnaciones del Servicio de
Impuestos Internos en cuanto a que no se habría dado cumplimiento a los requisitos instruidos en el
Oficio 3981, de fecha 28 de octubre de 1999, en donde el Servicio entrega las directrices para determinar
la vida útil de los bienes adquiridos usados, Oficio transcrito en las hojas de trabajo de las Liquidaciones
que se reclaman y respecto al cual el mismo contribuyente dice ampararse, incluso acompañándolo
materialmente al proceso, señala que no sería efectivo lo expuesto toda vez que se habría basado para
determinar la vida útil de los bienes que le fueron aportados, en el Informe Técnico elaborado por Pedro
Michaelsen Saffer. Respecto a este documento, indica el fallo, el Tribunal ha tenido por fecha cierta del
mismo el 8 de agosto del año 2013, época muy posterior a la Liquidación de autos y al supuesto aporte de
los referidos bienes. En este sentido, cabe recalcar que el referido informe no se condice de manera alguna
con las Declaraciones Anuales de Impuestos de los años tributarios 2010 y 2011 del reclamante, las que
tampoco se condicen con el documento acompañado a fojas 109 y 124 (documentos denominados Activo
Fijo, Corrección monetaria y Depreciación, de los años 2009 y 2010), en que se determina la depreciación
de todos los bienes de Plásticos Técnicos S.A. (no sólo de los bienes aportados) basados en la
determinación de vida útil elaborado por Michaelsen Saffer y que arroja cifras muy distintas a las
declaradas por el contribuyente. Así también, el referido informe no se condice con los anexos contenidos
en la Acta de la Tercera Junta General de Accionistas de Plásticos Técnicos S.A., en que no se señaló vida
útil alguna para los bienes inventariados. Por su parte el propio contribuyente en respuesta al
requerimiento formulado por el Ente Fiscalizador, manifestó valores de años de vida útil de los bienes
cuestionados, distintos a los señalados en el documento que se analiza.

Sigue el fallo expresando que de conformidad a las instrucciones contenidas en el Oficio 3981-99, el
contribuyente deberá basar la determinación de la vida útil de los bienes que adquiera usados teniendo en
consideración la vida útil que el Servicio de Impuestos Internos haya fijado con anterioridad a bienes de
similar naturaleza y características. En ese orden, aparece de los antecedentes aportados y de las
declaraciones de los testigos, que las transacciones se hicieron entre partes relacionadas, por lo que no es
atendible que no se les haya dado como vida útil a los bienes adquiridos por aporte, el saldo que les
correspondía de acuerdo a las tablas fijadas por el Servicio de Impuestos Internos, las que son de
aplicación general y obligatorias para los contribuyentes por expresa disposición del artículo 31 inc.
tercero N° 5 de la Ley de la Renta, norma que dispone que sólo en casos excepcionales puede variarse la
vida útil de los bienes, y ello con expresa autorización del Director Regional. En efecto, respecto a la
adquisición de bienes usados el Servicio de Impuestos Internos ha señalado que se debe acreditar el estado
de conservación y vida útil mediante un informe técnico, en el entendido que cuando un contribuyente
adquiere bienes usados, especialmente aquellos internados al país (cuyo es el caso precisamente de que
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trata el Oficio 3981 citado), el adquirente puede desconocer el año de fabricación u otros antecedentes que
permitan determinar el estado de conservación y restante vida útil que le queda al bien adquirido, y es en
ese caso, en que se permite al contribuyente acreditar esta circunstancia mediante un informe técnico
elaborado por terceras personas. Sin embargo, en la especie, aparece que el contribuyente no podía menos
que conocer la fecha de adquisición, y depreciación aplicada respecto a los bienes que se les transfirieron,
por lo que no podía sino dar aplicación a la norma legal y tablas que fijan la vida útil elaboradas por el
Servicio de Impuestos Internos.

Agrega el fallo que, asimismo, en la especie el documento denominado Complementa Informe de


Tasación Plásticos Técnicos S.A., en que la reclamante se ampara para señalar que habría dado
cumplimiento a las instrucciones del Servicio, carece de las características mínimas que debe cumplir todo
Informe Técnico. En efecto, el origen etimológico de las dos palabras que conforman la expresión
Informe Técnico emana del latín la primera, y concretamente del verbo informar, mientras que la segunda,
técnico, tiene su origen en el griego, en concreto en la palabra tekhnicos que es sinónimo de "relativo al
que hace". Un informe técnico, en consecuencia, es la exposición por escrito de las circunstancias
observadas en el examen de la cuestión, confeccionado por un especialista conocedor de la ciencia o arte
que se analiza, con explicaciones detalladas que certifiquen lo dicho. El informe técnico debe incluir la
información suficiente para que un receptor cualificado pueda evaluarlo y ponderar los datos en él
contenidos, y respaldarse en antecedentes objetivos y fidedignos. Así, por ejemplo, el artículo 411 del
Código de Procedimiento Civil dispone: "Podrá también oírse el informe de peritos sobre puntos de hecho
para cuya apreciación se necesiten conocimientos especiales de alguna ciencia o arte". En el caso de
autos, el referido informe se limita a indicar los años a depreciar basado únicamente en el supuesto estado
de los bienes, sin especificar ningún procedimiento aplicado para determinar el mismo ni los antecedentes
técnicos en que se basó para arribar a su conclusión. Asimismo, señala ser contador auditor y perito
judicial contable, profesión que claramente no le otorga los conocimientos técnicos necesarios para
determinar el real estado de máquinas y equipos electrónicos, ni el estado de sus piezas y mucho menos,
la probable vida útil de este tipo de activos. Lo anterior queda claramente corroborado en la declaración
del perito en que señala no haber tomado en consideración ningún informe técnico para determinar la vida
útil de los bienes, ni los registros y documentación de respaldo de la adquisición de la maquinaria tasada,
así también, consultado acerca de la forma en que determinó que las máquinas se encontraban en buen
funcionamiento señala que sólo se basó en su impresión ocular y en que las máquinas estaban
funcionando. La falta de rigurosidad en la elaboración del supuesto informe técnico es tal que queda de
manifiesto al analizar el documento acompañado por la reclamante que corresponde al Inventario de
Activos Fijos, Corrección Monetaria y Depreciación 2007, de la empresa Plásticos Platesa Limitada,
empresa de la cual supuestamente provenían los bienes aportados, el que da cuenta que la mayor parte de
su activo fijo se encontraba completamente depreciado y que la Depreciación del ejercicio correspondía a
$163.734.895.-, cifra muy distante a los $1.165.009.339.- y $1.024.081.878.-, declarados en el recuadro
de Depreciación Acelerada por la reclamante en los Formularios 22 de los años tributarios 2010 y 2011.

Hace presente el fallo que el hecho que se considere que el Complemento de informe de tasación
evacuado por Michaelsen Saffer, no permite tener por ciertas sus aseveraciones y conclusiones en relación
a los puntos controvertidos de esta causa y sobre los cuales rindió testimonio, no implica un
cuestionamiento genérico a su calidad de perito, sino al hecho relativo a la depreciación de que se trata en
el proceso, en forma específica. Especial relevancia tiene en este caso el hecho que se requería un informe
minucioso, metódico, detallado y específico, atendida la enorme cuantía de los montos involucrados en las
liquidaciones reclamadas.

Todo lo razonado, expresa la sentencia, permite concluir que, en la especie, no se dio cumplimiento a
los requisitos legales y reglamentarios establecidos por el Servicio de Impuestos Internos para determinar
la vida útil de los bienes del activo fijo inmovilizado que se adquieran usados, esto es, no se determinó la
vida útil de los bienes conforme a las tablas elaboradas por el Servicio, tampoco se basó en un informe
técnico para determinar esta circunstancia. El documento con el que se pretende acreditar el cumplimiento
de este requisito, no da certeza acerca de su fecha de elaboración y no cumple con los requisitos mínimos
que debe contener todo informe técnico lo que, sumado a las restantes consideraciones, hacen arribar al
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tribunal a la conclusión de que en la especie la documentación y pruebas aportadas resultaban ser


insuficientes para efectos de acreditar la procedencia y la depreciación imputada.

En definitiva, expresa la sentencia, habiéndose analizado todas las alegaciones y probanzas aportadas,
se tiene que la reclamante: a) No logró acreditar en haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos
para la determinación de la vida útil de los bienes depreciados; b) No acreditó el que todos estos bienes
depreciados se encontraren siendo utilizadas para el desarrollo del giro de la actora y, c) Lo más
importante y central, no se logró acreditar el aporte de dichos bienes mediante el título respectivo de
transferencia de dominio por parte de las sociedades Charad Manzur Limitada, e Inversiones y Asesorías
Charad Wilckens Limitada, a la sociedad reclamante. Cabe hacer presente que aún en el evento de haberse
acreditado los puntos a) y b), ello no podría haber tenido relevancia al no haberse acreditado el punto c),
que es la base, toda vez que la depreciación sólo es posible si se trata de bienes propios de la reclamante.

En el razonamiento 19° la sentenciadora explica que en la revisión de toda la prueba documental


acompañada a estos autos, en el fallo no se hace un detalle pormenorizado de algunas de ellas por resultar
reiterativas y por no haber tenido la virtud de aportar elementos de convicción al Tribunal distintos a
aquellos ya señalados, por lo que en nada alteran lo que se ha venido razonando, salvo en lo que dice
relación con las probanzas aportadas después de vencido el término probatorio, la cual no fue analizada.

Cuarto: Que el fallo de segundo grado, por su parte, en su razonamiento 3° señala que la reclamante
en segunda instancia incorporó al proceso los siguientes documentos, todos los cuales se tuvieron por
acompañados con citación: Informe de auditoría realizado a Plásticos Técnicos S.A. por Jorge Vargas de
fecha 28 de febrero de 2009, más boleta de honorarios del mismo y declaración jurada en que éste
reconoce el informe; copia de Certificación ISO 9001 de la contribuyente para actividades de diseño,
desarrollo, producción y comercialización de productos plásticos, con validez hasta 23 de agosto de 2013
más fotografías de la planta; copia de informe de tasación y su complemento autorizado ante Notario
emitido por Pedro Michaelson, más archivo fotográfico de la tasación, declaración jurada del perito
reconociendo la autoría del mismo y boleta de honorarios respectiva; copia de reducción a escritura
pública del Acta de la 2° y 3° Junta General Extraordinaria de Accionistas de la contribuyente y copia de
la escritura pública de constitución de la misma; 22 comprobantes de pago de patente municipal de las
municipalidades de Santiago, San Joaquín y La Pintana entre los años 2006 y 2014; 15 documentos
emitidos por el Servicio de Impuesto Internos consistentes en consultas tributarias, formularios de
actualización de datos, declaraciones anuales de renta y otros; 27 facturas relativas a gastos de traslado
emitidas entre noviembre y diciembre 2013 a nombre de la reclamante; listado que da cuenta del activo
fijo de la reclamante de los años 2008 a 2012 que incluye corrección monetaria y depreciación de los
mismos; documentos relativos a pago de remuneraciones y cotizaciones de seguridad social de los
trabajadores de la contribuyente; y 2 contratos de suscripción de acciones de pago celebrados entre la
contribuyente y Charad Manzur Limitada e Inversiones y Asesorías Charad Wilkins con fecha 13 de
noviembre de 2008, en que se indica que el suscriptor Plásticos Técnicos suscribe acciones las que se
pagan mediante aporte en dominio de maquinarias y matrices indicadas en anexo, refiriendo el avalúo de
las mismas.

Manifiesta en el motivo 5° que comparte la decisión del Tribunal a quo y sus fundamentos, desde que
el propio contribuyente ha reconocido la mala utilización o aplicación errónea del mecanismo de
depreciación de los bienes físicos y movilizados, pues invocó la depreciación "acelerada"
correspondiendo emplear la depreciación "normal". En relación al aporte no consistente en dinero en el
proceso de aumento de capital de la contribuyente reclamante, en el basamento 6° indica que de la
escritura del acta notarial y sus anexos, no se explicita en la forma correspondiente la individualización y
comparecencia de los representantes de las Sociedades "Charad Manzur Ltda" e "Inversiones y Asesorías
Charad Wilckens Ltda.", toda vez que sólo concurren accionistas diversos a aquellos, según se consigna
en la cláusula primera. Asimismo se incorporan anexos sin fechas ni constancia expresa de autenticidad,
donde se incluye un listado de los bienes presuntamente aportados. Afirma en el considerando 7° que, en
consecuencia, no se discute el derecho a la depreciación normal, sino su determinación por ausencia de
elementos fidedignos para ello, en términos que permitan una cuantificación precisa y suficientemente
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individualizada. Por último, en el razonamiento 8° expresa que los documentos aportados en esa instancia
sin objeción, no permiten superar los inconvenientes explicitados precedentemente y consignados por la
juzgadora, al tratarse de elementos colaterales e insuficientes que no permiten obtener convicción al
efecto. Efectivamente, a modo de ejemplo, los dos contratos de suscripción de acciones de pago
celebrados entre la contribuyente y Charad Manzur Limitada e Inversiones y Asesorías Charad Wilkins
fechado 13 de noviembre de 2008, en que se indica que el suscriptor Plásticos Técnicos suscribe acciones
las que se pagan mediante aporte en dominio de maquinarias y matrices indicadas en anexo, refiriendo el
avalúo de las mismas, no presenta una data cierta y autentificada.

Quinto: Que en lo concerniente a la primera causal del recurso de casación en la forma, esto es, la
extrapetita del artículo 768 N° 4 del Código de Procedimiento Civil, cabe señalar que en el último párrafo
del considerando 18°, el tribunal no sólo declara que no se logró acreditar el aporte de los bienes mediante
el título respectivo de transferencia de dominio por parte de las sociedades Charad Manzur Limitada, e
Inversiones y Asesorías Charad Wilckens Limitada, a la sociedad reclamante, punto que daría lugar a la
extralimitación del tribunal por sobre el objeto de la discusión, sino que además se demuestra que la
reclamante no logró probar haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación de
la vida útil de los bienes depreciados ni acreditó el que todos estos bienes depreciados se encontraren
siendo utilizadas para el desarrollo del giro de la actora. Respecto de estos dos últimos aspectos, no ha
controvertido el recurrente que resultan indispensables para establecer el derecho a rebajar como gasto la
depreciación de los bienes aportados a la reclamante, sin los cuales, aun aceptando la realidad del aporte,
dicho gasto no puede admitirse. Por otra parte, como se desprende de los puntos de prueba fijados y de lo
expuesto en el mismo recurso, estos dos últimos asuntos fueron controvertidos por el Servicio y, por ende,
parte de lo debatido en el juicio.

Así las cosas, incluso de ser efectivo lo postulado en el arbitrio, esto es, que la realidad del aporte en
propiedad a la reclamante no era un asunto discutido por el Servicio y, por ende, que no fue recogido
como punto sobre el que debía recaer la prueba en el juicio, lo cierto es que tal defecto no tendría
influencia en lo dispositivo del fallo impugnado, desde que incluso de prescindirse de tal circunstancia, al
no haber acreditado la reclamante los otros elementos ya referidos, igualmente su reclamo no podría haber
sido acogido, lo que conlleva la desestimación del recurso de conformidad al inciso penúltimo del artículo
768 del Código de Procedimiento Civil.

Cabe aclarar que, el que la sentencia haya señalado que la falta de acreditación del aporte es "lo más
importante y central", de ello no se deriva de modo alguno que el tribunal estime que el reclamo podría
ser acogido sin que la reclamante demostrase en este juicio la vida útil de los bienes aportados y su
utilización efectiva por la reclamante en sus procesos productivos, pues se trató de asuntos discutidos por
el Servicio y, además, de otro modo no se entendería el porqué el tribunal incluye dichas circunstancias en
los puntos de prueba y los trata latamente en el fallo para sostener su necesariedad para dar lugar al gasto
correspondiente a depreciación.

Sexto: Que como segunda causal del recurso de casación en la forma se invoca la del ordinal 5° del
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, en relación al artículo 170 N° 4 del mismo texto, por la
falta de fundamentos de hecho y de derecho de la sentencia.

Como se adelantó, aquí se analizarán los concretos planteamientos en que hace consistir el recurrente
el defecto argüido.

Expresa el recurso, en primer término, que las conclusiones de la sentencia tocantes a la vida útil de
los bienes aportados y su utilización dentro del giro de la reclamante, se alcanzan únicamente mediante la
omisión de ponderación de prueba admitida por el tribunal de primer grado, como se expresa en el
considerando 19° de su sentencia, al señalar que "en la revisión de toda la prueba... no se hace un detalle
pormenorizado de algunas de ellas por resultar reiterativas y por no haber tenido la virtud de aportar
elementos de convicción al Tribunal". Expresa el recurrente que las razones por las cuales la prueba
resultaba reiterativa o bien no lograba formar la convicción del tribunal, permanecen en el fuero interno
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del juzgador, nunca expresándose en la sentencia. Agrega que si la restante prueba era "reiterativa" de la
posición de la reclamante, ello la dotaba de mayor plausibilidad, pues el artículo 132 del Código
Tributario ordena que, al ponderar la prueba, el juez debe tener en especial consideración la
"multiplicidad" y "concordancia" de las pruebas rendidas. En otros términos, el tribunal simplemente
omitió la ponderación y conclusiones sobre la prueba en la sentencia, que, mandatada por la ley, le
imponían dejar constancia de las razones para estimarla o desestimarla.

Señala que la prueba cuya ponderación se omitió por el tribunal permitían acreditar precisamente la
vida útil de los bienes depreciados y que los bienes depreciados están efectivamente siendo utilizados para
el giro de la reclamante.

Respecto de este primer defecto denunciado, cabe señalar que la sentencia enuncia toda la evidencia
rendida por la reclamante en su motivo 6°, y luego se aboca en los considerandos 8° y siguientes al
análisis de la acreditación de los puntos de prueba por la reclamante conforme a la prueba rendida por
ésta. En este análisis el tribunal alude a todos los testimonios y a los documentos fundamentales en que la
reclamante sostiene su pretensión y, por ende, como el mismo fallo indica, omite hacer un detalle
pormenorizado de algunos documentos por resultar reiterativos y "no haber tenido la virtud de aportar
elementos de convicción" -y no, "no lograr formar la convicción del tribunal" como parafrasea el recurso-,
es decir, porque el contenido de estos últimos instrumentos es el mismo que el de aquellos que sí fueron
expresamente mencionados en la exposición de la apreciación de la prueba y, por ende, cabe respecto de
éstos predicar los mismos defectos de mérito que se hacen a aquéllos.

Lo anterior demuestra que esos documentos sí fueron valorados y que el fallo expresa el porqué les
resta valor para acreditar los puntos controvertidos, si bien lo hace aludiendo a un conjunto de elementos
probatorios y no a cada uno de ellos en forma particular, a juicio de esta Corte los motivos invocados para
ello justificaban tal proceder, sobre todo en procedimientos de naturaleza tributaria, donde la prueba
principal generalmente es de orden contable, como en la especie, conformada por los respectivos libros y
su documentación respaldatoria, la que para ser fidedigna, debe ser concordante entre sí, esto es, el
contenido de los libros entre sí, la documentación respaldatoria entre sí, y ésta con aquélla, de manera que
tal circunstancia hace innecesario, generalmente, el análisis de cada documento en particular si su
contenido ya fue estudiado a propósito del examen de otro documento o libro. En otras palabras, si el
recurso sostuviera que los documentos respaldatorios de los asientos contables que no fueron
específicamente tratados por la sentencia entregan una información diversa que ameritaba su estudio
particular, no haría sino reconocer que la contabilidad no tiene el carácter de fidedigno y, con ello,
justificando su falta de mérito.

Por otra parte, en relación a la influencia en lo dispositivo del fallo del vicio acusado en el recurso, en
éste se sostiene que la prueba cuya ponderación se omitió por el tribunal permitían acreditar la vida útil de
los bienes depreciados y que los bienes depreciados están efectivamente siendo utilizados para el giro de
la reclamante, sin embargo, no refiere qué elementos probatorios, de aquellos no expresamente reseñados
por la sentencia en su análisis, podrían conducir a tal resultado, ni precisa qué prueba omitida sirve para
acreditar qué punto de prueba, ni tampoco señala, como, "necesariamente" -única forma en que el defecto
tenga influencia en lo dispositivo- los jueces, de haber expuesto en forma particular la operación de
valoración de cada uno de esos medios de prueba, no podían sino llegar a concluir la acreditación de todos
los puntos controvertidos en el juicio, explicación que resulta insoslayable en un procedimiento en que la
prueba se aprecia conforme a las reglas de la sana crítica y, por ende, con un mayor margen de libertad a
los jueces en ese ejercicio. A mayor abundamiento, incluso aceptando -sólo para el efecto de este análisis-
que alguna de las pruebas no expresamente mencionadas por la sentencia puedan considerarse,
"aisladamente", como elementos que pudieran ser útiles para acreditar los hechos que debía demostrar la
reclamante, no debe obviarse que el tribunal debe ponderar el "universo" de la prueba rendida, de ahí que
el artículo 132, inciso 14°, del Código Tributario demande tomar "en especial consideración la
multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso
que utilice, de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al
sentenciador". Pues bien, incluso bajo el supuesto referido, es tal la contradictoriedad y falta de
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concordancia de la prueba que sí detalladamente analiza el fallo -como da cuenta el considerando 18° del
fallo de primer grado-, particularmente en lo referido a la determinación de la vida útil de los bienes
aportados, que de todas formas, no se advierte -el recurso no lo explica, cabe reiterar- cómo podría
resultar "imperativo" para los jueces de la instancia llegar a tener por acreditado lo que interesa al
recurrente.

En efecto, y en relación a la vida útil de los bienes -punto cuya falta de acreditación no permitía
acoger el reclamo- no puede olvidarse que el fallo expresa que la mayor parte de los bienes aportados
estaban ya completamente depreciados al momento del aporte y consigna una serie de defectos e
inconsistencias con el resto de la prueba por parte del informe de Michaelsen Saffer, sin que se mencione
entre los elementos probatorios omitidos, alguno que pudiera salvar defectos de tal gravedad como para
convencer a los jueces sobre la corrección de la vida útil de los bienes que declaró la reclamante.

Tal omisión del recurso impide tener por concurrente un perjuicio que amerite la invalidación de la
sentencia, pues sin éste no se justificaría dictar una sentencia de reemplazo, como ordena el artículo 786
del Código de Procedimiento Civil que, ahora sí analizando en detalle cada documento acompañado por la
reclamante, arriba a igual decisión de rechazar su reclamo.

Séptimo: Que todavía dentro de la causal del N° 5 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil,
en el arbitrio se detalla la prueba documental acompañada en segunda instancia y se reprocha al fallo que
lo único que se dijo de todos los antedichos documentos es que no tienen "fecha cierta" conforme a una
frase que cierra el considerando 8°, sin fijarse el tribunal de segundo grado que el valor de los bienes y
estos mismos corresponden a los que se señala en el acta que se llevó a cabo el 12 de noviembre de 2008
y que se redujo a escritura el mismo día, lo que quita incertidumbre a su fecha. Protesta el recurso porque
el tribunal de alzada deja de ponderar la prueba reprochando a unos instrumentos privados la falta de algo
que ningún instrumento privado tiene por sí solo: fecha cierta de cara a terceros. Precisamente, los
instrumentos privados adquieren fecha cierta respecto a terceros sólo con su protocolización y esta
actuación no es una exigencia legal ni en general, ni particular a la regulación tributaria. Así, se olvida que
todos estos son documentos privados, reconocidos por las partes que intervienen en él. Sólo la
protocolización de un instrumento privado le da fecha cierta al mismo, siendo respecto a su contenido,
igualmente, un instrumento privado. So pretexto de exigirle constancia de "fecha cierta" y "constancia
expresa de autenticidad" a los que son instrumentos privados, el tribunal deja de ponderarlos, incluso
respecto a los peritajes contables, cuyas copias están autorizadas ante notario. Pide el recurrente reparar en
que si la ley no exige instrumento público ni tampoco protocolización de instrumentos privados para
otorgar estos antecedentes, el tribunal no puede dejar de ponderarlos so pretexto de faltarles los requisitos
legales que sólo un instrumento público o uno privado protocolizado pueden cumplir respecto a "fecha
cierta" y "constancia de autenticidad". Más todavía, si el régimen de ponderación de la prueba es de sana
crítica, donde son admisibles todos los medios de prueba aptos para producir fe, y no el estricto régimen
de prueba legal tasada del Código de Procedimiento Civil, no se justifica tan excesivo formalismo, como
para exigirle a instrumentos privados unas constancias de fecha cierta y de autenticidad que sólo una
escritura pública o la protocolización podrían cumplir. Concluye que la omisión de ponderación y
conclusiones acerca de prueba legalmente rendida expone al fallo a ser invalidado en cuanto dicha
omisión, además, determinó una decisión errada, lo que constituye el perjuicio causado por el vicio de
nulidad.

En cuanto a este defecto ahora alegado en relación, específicamente, a la sentencia de segundo grado,
para determinar si tiene influencia en lo dispositivo del fallo, cabe centrarse en lo relativo a la vida útil de
los bienes, punto sin cuya acreditación, como se ha insistido, no podía el fallo acoger el reclamo contra las
liquidaciones. En ese contexto, cuestiona el recurrente el que no se hayan valorado los informes periciales
y su complemento elaborados por Michaelsen Saffer únicamente por su supuesta falta de autenticidad y
fecha cierta, en circunstancias que la sentencia de segundo grado confirma íntegramente la del a quo, en
cuyo basamento 18° se examina latamente dicho informe y se desarrollan las razones para restarle valor
para formar convicción sobre el punto controvertido.

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En cuanto a las alegaciones referidas a los demás documentos que digan relación con la vida útil de
los bienes, cabe reiterar lo explicado en el basamento precedente, esto es, que el recurso no expresa ni
demuestra la influencia en lo dispositivo del fallo del vicio que viene acusando. En efecto, en el arbitrio
no se distingue ni precisa qué elementos probatorios de aquellos en cuya valoración no se extiende de
manera particular el fallo, sirven para acreditar qué punto de prueba, ni tampoco señala, cómo,
"necesariamente" -única forma en que el defecto tenga influencia en lo dispositivo- los jueces, de haber
expuesto en forma particular la operación de valoración de cada uno de esos medios de prueba, no podían
sino llegar a concluir la acreditación del punto controvertido en cuestión. Desde luego, no está demás
reiterar, resultaba imprescindible que, al menos, la prueba que se acusa omitida de valoración, tuviera el
mérito suficiente como para desvirtuar los serios defectos advertidos por la sentencia respecto de la
prueba sí expresamente analizada en el considerando 18° del fallo de primer grado, todo ello, sin perder
de vista que en este procedimiento la prueba se aprecia conforme a las reglas de la sana crítica y, por ende,
con un mayor margen de libertad a los jueces en ese ejercicio.

En cuanto a la calificación de la sentencia de los documentos acompañados en segunda instancia como


"colaterales e insuficientes", tal calificación obedece precisamente a que se trata de documentos cuyo
contenido tiende a repetir -mas no complementar o reforzar- el de los presentados en primer grado, o
simplemente confirman la existencia de esos documentos, más no la verdad de su contenido, así, por
ejemplo, en relación al informe de Michaelsen Saffer, ahora se presenta un archivo fotográfico de su
actuación, una declaración jurada y una boleta de honorarios emitidas por el mismo informante, pero que
no permiten salvar los defectos advertidos por la juez a quo a ese informe.

De ese modo, el recurso tampoco ha demostrado en esta parte que la omisión de un desarrollo
particular en el que se exponga, documento por documento, porqué cada uno de éstos no sirve para
"superar los inconvenientes explicitados y consignados por la juzgadora de primer grado" -como consignó
el fallo de alzada-, ocasione a la reclamante un perjuicio subsanable únicamente con la anulación del fallo
y la dictación de uno de reemplazo, ya que no se avistan razones para concluir que, necesariamente, de
abocarse esta Corte a dicha operación en la sentencia de reemplazo, el resultado será el pedido en el
reclamo.

Octavo: Que por las razones anotadas y, principalmente, por no demostrarse que los vicios
denunciados tienen influencia en lo dispositivo del fallo impugnado, se desestimará el recurso de casación
en la forma.

Noveno: Que previo al estudio del recurso de casación en el fondo interpuesto, conviene repasar el
marco normativo y reglamentario que regula la deducción como gasto necesario para producir la renta de
la cuota anual de depreciación que afecta a los bienes del activo fijo inmovilizado del contribuyente, y que
fue expuesto en el basamento 13° del fallo de primer grado, marco normativo y reglamentario respecto del
que, cabe resaltar especialmente, en el recurso no se arguye ni plantea ningún error en su exposición y
desarrollo, de manera que éste servirá para lo que luego se razonará al estudiar las infracción denunciadas
en el recurso.

En un primer orden, la cuota de depreciación que la ley autoriza a descontar como gasto, tiene por
objeto reflejar el menor valor que sufre un bien del activo inmovilizado producto de su uso o desgaste,
uso que es necesario para producir la renta. Se trata de un gasto destinado a compensar el agotamiento o
desgaste, producto del uso o empleo de los referidos bienes.

El artículo 31 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, en su inciso primero establece los requisitos
generales que debe cumplir todo gasto para poder deducirse de la renta bruta, al respecto dispone: La
renta líquida de las personas referidas en el artículo 30 de dicho cuerpo legal, se determinará deduciendo
de la renta bruta todos los gastos necesarios para producirla que no hayan sido rebajados en virtud del
artículo antes mencionado, pagados o adeudados, durante el ejercicio comercial correspondiente, siempre
que se acrediten o justifiquen en forma fehaciente ante el Servicio.

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De conformidad a la norma recién citada, en términos generales, para que un gasto sea aceptado debe
cumplir de manera copulativa con los siguientes requisitos: a) Que se relacionen directamente con el giro
que desarrolla el contribuyente; b) Que se trate de gastos necesarios para producir la renta; c) Que
corresponda al ejercicio por el cual se está determinando la renta a declarar, y esto es, que se encuentre
pagado o adeudado al término del ejercicio; d) Que no se encuentren ya rebajados como parte integrante
del costo directo de los bienes y servicios requeridos para la obtención de la renta; e) Que se acrediten o
justifiquen fehacientemente ante el Servicio.

El artículo 31 de la ley precitada, establece en su inciso tercero que, especialmente, procederá la


deducción de una serie de gastos que contempla dicho inciso en sus números 1 a 12, en cuanto se
relacionen con el giro del negocio. El número 5 del inciso tercero del citado artículo 31, dispone que:
"Especialmente procederá la deducción de los siguientes gastos en cuanto se relacionen con el giro del
negocio. N° 5 Una cuota anual de depreciación por los bienes físicos del activo inmovilizado a contar de
su utilización en la empresa, calculada sobre el valor neto de los bienes a la fecha del balance respectivo,
una vez efectuada la revalorización obligatoria que dispone el artículo 41.

El porcentaje o cuota correspondiente al período de depreciación dirá relación con los años de vida
útil que mediante normas generales fije la Dirección y operará sobre el valor neto total del bien. No
obstante, el contribuyente podrá aplicar una depreciación acelerada, entendiéndose por tal aquella que
resulte de fijar a los bienes físicos del activo inmovilizado adquiridos nuevos o internados, una vida útil
equivalente a un tercio de la fijada por la Dirección o Dirección Regional. No podrán acogerse al régimen
de depreciación acelerada los bienes nuevos o internados cuyo plazo de vida útil total fijada por la
Dirección o Dirección Regional sea inferior a tres años. Los contribuyentes podrán en cualquier
oportunidad abandonar el régimen de depreciación acelerada, volviendo así definitivamente al régimen
normal de depreciaciones a que se refiere este número. Al término del plazo de depreciación del bien, éste
deberá registrarse en la contabilidad por un valor equivalente a un peso, valor que no quedará sometido a
las normas del artículo 41 y que deberá permanecer en los registros contables hasta la eliminación total
del bien motivada por la venta, castigo, retiro u otra causa. Tratándose de bienes que se han hecho
inservibles para la empresa antes del término del plazo de depreciación que se les haya asignado, podrá
aumentarse al doble la depreciación correspondiente.

En todo caso, cuando se aplique el régimen de depreciación acelerada, sólo se considerará para los
efectos de lo dispuesto en el artículo 14, la depreciación normal que corresponde al total de los años de
vida útil del bien. La diferencia que resulte en el ejercicio respectivo entre la depreciación acelerada y la
depreciación normal, sólo podrá deducirse como gasto para los efectos de primera categoría.

La Dirección Regional, en cada caso particular, a petición del contribuyente o del Comité de
Inversiones Extranjeras, podrá modificar el régimen de depreciación de los bienes cuando los
antecedentes así lo hagan aconsejable.

Para los efectos de esta ley no se admitirán depreciaciones por agotamiento de las sustancias naturales
contenidas en la propiedad minera, sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso primero del artículo 30".

De conformidad a la norma transcrita, la depreciación tributaria de los activos físicos de la empresa es


un gasto que la ley acepta considerando los siguientes requisitos y elementos:

a) Se calcula sobre el valor neto corregido de los bienes físicos del activo inmovilizado de la empresa.

b) Se aplica desde que los bienes comienzan a ser utilizados por el contribuyente y no desde su
traslado montaje o instalación. En este sentido es el uso de los bienes el que determina la deducción del
gasto por depreciación y no su simple adquisición.

c) La cuota de gasto aceptado por depreciación depende de la vida útil fijada por el Servicio de
Impuestos Internos. Al respecto, cabe señalar que la vida útil de los bienes se determinó en una nómina de
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bienes según actividad, contenida en la Resolución N° 43, de fecha 26 de diciembre de 2002, la que
comenzó a regir desde el primero de enero del año 2003 por los bienes adquiridos desde el 23 de
noviembre del año 2002. Los bienes adquiridos antes de dicha fecha, se rigen por las tablas de vida útil
que fijó el Servicio, en su momento, en especial la Circular N° 132, de 1975 y N° 63, de 1990.

En este sentido cabe señalar que se pueden distinguir distintos tipos de depreciación dependiendo de la
cuota de vida útil a descontar, estos son:

i.- Depreciación normal: En este tipo de depreciación se descuenta como gasto del ejercicio una cuota
anual hasta agotar la vida útil establecida por el Servicio y computando toda fracción de mes como mes
completo.

ii.- Depreciación acelerada: Se entiende por tal aquella en que se aplica a los bienes del activo fijo
inmovilizados adquiridos nuevos o internados una vida útil equivalente a un tercio de la fijada por el
Servicio, siendo de elección voluntaria por el contribuyente y siempre que se den las siguientes
condiciones: a) En el caso de bienes adquiridos en el mercado nacional: sólo podrá aplicarse este
beneficio cuando estos hayan sido adquiridos nuevos y toda vez que posean una vida útil normal de 3
años o más; b) En el caso de bienes internados: La ley no distingue, por lo que es aplicable tanto respecto
de los bienes adquiridos nuevos o usados, pero la vida útil de los mismos restante o vigente debe ser igual
a 3 años o más.

iii.- Cuota de depreciación por obsolescencia: Respecto a este tipo de depreciación la ley dispone:
"Tratándose de bienes que se han hecho inservibles para la empresa antes del término del plazo de
depreciación que se les haya asignado, podrá aumentarse al doble la depreciación correspondiente".

iv.- Depreciación extraordinaria: Se refiere a casos particulares en los que, a petición de parte, la
Dirección Regional del Servicio de Impuestos Internos podrá modificar el régimen de depreciación
cuando los antecedentes lo hagan aconsejable.

d) Se debe aplicar la cuota de depreciación sobre el valor neto corregido, pudiendo comprenderse en el
valor neto del bien los siguientes elementos:

- En el caso de bienes adquiridos en el mercado nacional:

i.- Valor de adquisición o de aporte, la que deberá acreditarse con la documentación correspondiente;

ii.- Fletes y seguros nacionales, montaje y acondicionamiento;

iii.- I.V.A. totalmente irrecuperable;

iv.- Revalorizaciones legales;

v.- Mejoras que aumenten el valor del bien (Oficio 2771 de 1994 emanado del SII);

vi.- Intereses que se devenguen antes que entre en funcionamiento el bien a depreciar (Oficio 1454, de
1991, del SII);

vii.- Menos depreciaciones acumuladas de ejercicios anteriores;

viii.- Más corrección monetaria del ejercicio.

El resultado de estas agregaciones y deducciones corresponde al valor neto total del bien sobre el cual
debe calcularse la depreciación del ejercicio.

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Para determinar la valorización de los bienes a depreciar, debe estarse a la norma contemplada en el
inciso segundo del N° 5 del artículo 2° de la Ley sobre Impuesto a la Renta, esto es, el valor de
adquisición acreditado mediante la respectiva factura, contrato o convención por medio del cual se
adquirió el dominio del bien.

Asimismo, de conformidad al artículo 31 inciso 3° N° 5 del referido cuerpo legal, aquellos bienes del
activo inmovilizado que hayan cumplido con sus años de vida útil, deberán ser reflejados en el inventario
inicial en el valor de $1.-

Finalmente, respecto a la depreciación de bienes usados, existen numerosos oficios y circulares que
tratan sobre la materia, es así como el Oficio N° 3981, de fecha 28 de octubre de 1999, emanado del
Servicio de Impuestos Internos en lo pertinente señala: Este Servicio, respecto de los bienes usados ha
establecido en sus instrucciones de tipo general, contenidas en el Manual Párrafo 6(12)45.01 y
Suplemento 6(12)73, de fecha 16.12.65, que cuando se trate de bienes usados del activo inmovilizado,
para los efectos de su depreciación, deberá fijárseles una vida útil, la cual deberá ser estimada en forma
prudencial, considerando el estado de conservación o duración en que se encuentran los bienes a la fecha
de su adquisición o internación. Ahora bien, de acuerdo a pronunciamientos anteriores emitidos sobre esta
misma materia, la fijación de la vida útil a los referidos bienes puede ser asignada por el propio
contribuyente, teniendo en consideración los parámetros anteriormente indicados y también la vida útil
que este organismo con anterioridad haya fijado a bienes de similar naturaleza y características, por
ejemplo mediante circulares N° 132, de 1975, y 21, de 1991, especialmente acreditándose la duración o
estado de conservación de los citados bienes con un informe técnico emitido por terceras personas,
antecedente que deberá estar a disposición de las Unidades del Servicio para su verificación dentro de las
facultades fiscalizadoras que éstas puedan ejercer. En el evento de que tales contribuyentes no estén en
condiciones de fijar la vida útil a los mencionados bienes, necesariamente deberá solicitar un
pronunciamiento a este Servicio, adjuntando los antecedentes técnicos que especifiquen las características
del bien, (informes técnicos de terceras personas que indiquen la duración probable de los bienes usados,
catálogos del fabricante original traducidos al idioma español cuando corresponda y cualquier otro
documento que se estime necesario), para que este Servicio pueda proceder a fijar la duración probable a
los citados bienes usados.

En consecuencia, puede señalarse que los requisitos para determinar la vida útil de los bienes usados
adquiridos, según los criterios empleados por el Servicio de Impuesto Internos y que el reclamante y
recurrente no controvierte, serían los siguientes:

a) En caso que la revalorización la efectúe el Servicio de Impuestos Internos:

- La vida útil se determinará en forma prudencial, considerando el estado de conservación en que se


encuentren los bienes a la fecha de su adquisición o internación.

- Para estos efectos el contribuyente deberá acompañar los antecedentes técnicos que especifiquen las
características del bien, tales como informes técnicos de terceras personas que indiquen la duración
probable de los bienes usados, catálogos del fabricante original traducidos al idioma español cuando
corresponda y cualquier otro documento que se estime necesario.

b) En caso que sea el propio contribuyente quien fije la vida útil del bien, deberá cumplir con los
siguientes requisitos en forma copulativa:

- La vida útil se determinará en forma prudencial, considerando el estado de conservación en que se


encuentren los bienes a la fecha de su adquisición o internación.

- Se deberá tener en consideración la vida útil que el Servicio de Impuestos Internos haya fijado con
anterioridad a bienes de similar naturaleza y características.

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- Se deberá acreditar la duración y estado de conservación de los citados bienes con un informe
técnico emitido por terceras personas, el que deberá estar a disposición del Servicio de Impuestos Internos
para su fiscalización.

Décimo: Que en relación al recurso de casación en el fondo, en un primer capítulo se denuncia la


infracción de los artículos 582, 670, 684 y 700 del Código Civil y 31, inciso tercero, N° 5 de la Ley sobre
Impuesto a la Renta y, en el segundo, la vulneración del artículo 132, incisos 14° y 15°, del Código
Tributario, en relación al artículo 31, inciso tercero, N° 5, de la Ley sobre Impuesto a la Renta.

De lo expuesto ya se advierte que el recurso no acusa la infracción de normas que son decisorias para
esta litis, pues en las liquidaciones reclamadas se cobran diferencias por Impuesto de Primera Categoría
del artículo 20 N° 3 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, atendido que al rechazarse la mayor parte de la
depreciación como gastos, se revirtió la pérdida tributaria declarada el año tributario 2010 a Renta Líquida
Imponible, la que quedó sujeta a dicho impuesto y, consecuencialmente se eliminó la pérdida de arrastre
invocada el año tributario 2011, generándose igualmente para ese período Renta Líquida Imponible sujeta
al Impuesto de Primera Categoría. Además todo lo anterior conllevó que la reclamante tenga que
reintegrar lo recibido indebidamente, conforme al artículo 97 de la Ley sobre Impuesto a la Renta en
ambos años tributarios, normas esta última que tampoco se denuncia como infringida en el recurso.

De esa manera, en el arbitrio se protesta por la falta de aplicación del artículo 31 N° 5 de la Ley sobre
Impuesto a la Renta, por rechazar como gasto la depreciación normal de los bienes usados aportados a la
reclamante por no acreditarse el cumplimiento de los requisitos legales y reglamentarios que habilitan
para ello, pero no cuestiona la aplicación de las normas en base a las cuales se les está cobrando las
diferencias de impuestos contenidas en la liquidación. Dada la naturaleza e incidencia para el
procedimiento de determinación de los montos que se cobran en las liquidaciones, resulta de claridad
meridiana que dichas disposiciones son decisorias para esta litis, pues fueron angulares para la fijación del
impuesto a pagar y para determinar la obligación de reintegro en las liquidaciones reclamadas.

La deficiencia anotada no resulta aceptable en este medio de impugnación, pues el artículo 772 del
Código de Procedimiento Civil dispone perentoriamente que se debe señalar claramente el alcance o
sentido de la ley que se dice infringida, y la forma en que ha sido quebrantada. El recurso debe hacer un
cuestionamiento concreto a la indebida aplicación de las normas decisorias, o a la falta de aplicación de
las mismas a fin de demostrar el yerro, de manera tal que esta Corte quede en condiciones de abocarse
íntegramente a la cuestión planteada por las partes. Esta falencia del recurso, por sí sola, basta para
rechazar el recurso de casación en el fondo.

Undécimo: Que, sin perjuicio que lo ya dicho basta para desestimar la totalidad del arbitrio de
casación en el fondo deducido, no está de más demostrar que los errores acusados en éste de todas formas
no servían para alcanzar la nulidad pretendida.

En efecto, en primer término, como se dijo, se denuncia la infracción de los artículos 582, 670, 684 y
700 del Código Civil y 31, inciso tercero, N° 5 de la Ley sobre Impuesto a la Renta, realizando
cuestionamientos que dicen relación únicamente con el supuesto error de la sentencia al no tener por
establecida la efectividad del aporte que recibe la reclamante. Pues bien, como ya se explicó en el motivo
5° ut supra, en relación a la causal de casación de extrapetita, en el último párrafo del considerando 18°
del fallo de primer grado, la magistrada no sólo concluye que no se logró acreditar el aporte de los bienes
mediante el título respectivo de transferencia de dominio por parte de las sociedades Charad Manzur
Limitada, e Inversiones y Asesorías Charad Wilckens Limitada, a la sociedad reclamante -conclusión que
sería el resultado de los errores de derecho que se acusa en el primer capítulo del recurso de casación-,
sino que además asevera que la reclamante no logró acreditar haber dado cumplimiento a los supuestos y
requisitos para la determinación de la vida útil de los bienes depreciados ni acreditó el que todos estos
bienes depreciados estuvieren siendo utilizadas para el desarrollo del giro de la actora. Respecto de estos
dos últimos aspectos, no ha controvertido el recurrente que resultan indispensables para establecer el
derecho a rebajar como gasto la depreciación de los bienes aportados a la reclamante, sin los cuales, aun
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aceptando la realidad del aporte, dicho gasto no puede admitirse.

Así las cosas, incluso de ser efectivo los errores de derecho postulados en el arbitrio, esto es, que
habiendo reconocido el fallo que la reclamante es tenedora y poseedora de los bienes, debe presumirse su
dominio y, por consiguiente que las sociedades aportantes transfirieron el dominio a la reclamante de los
bienes muebles aportados, lo cierto es que tal yerro en la aplicación del derecho no tendría influencia
sustancial en lo dispositivo del fallo impugnado, desde que incluso tenerse a la reclamante como dueña de
esos bienes en virtud de las normas que el recurso acusa como no aplicadas, al no haber acreditado esa
parte los otros elementos ya referidos y necesarios para aceptar la depreciación normal como gasto a
reducir de su renta bruta, igualmente su reclamo no podría haber sido acogido.

Duodécimo: Que en el segundo capítulo del arbitrio de casación en el fondo se acusa la infracción del
artículo 132, incisos 14° y 15°, del Código Tributario, en relación al artículo 31, inciso tercero, N° 5, de la
Ley sobre Impuesto a la Renta.

Expresa primero que según se desprende de lo señalado en el motivo 8° del fallo de segundo grado, la
Corte no leyó los documentos que sirven de respaldo a las pretensiones de la reclamante, porque si los
hubiera revisado habría comprobado que en el Acta de la Junta General Extraordinaria de Accionistas de
Plásticos Técnicos S.A., que se redujo a escritura pública el 12 de noviembre de 2008, se deja constancia
de que las empresas Charad Manzur Limitada e Inversiones y Asesorías Charad Wilckens Limitada
ofrecieron pagar la suscripción de las nuevas acciones mediante aporte en dominio de ciertos bienes, que
se detallan en inventario que firmado por todos los comparecientes a la Junta se insertan como Anexos al
Acta de la misma. Se deja testimonio en esa escritura pública además, que la tasación de los bienes la
efectuó el perito Pedro Michaelsen. Están igualmente acompañados, los contratos de suscripción de
acciones N°s. 003 y 004, otorgados el día 13 de noviembre de 2008, en los que se deja constancia que las
acciones se pagan con el aporte en dominio de los bienes que se detallan en los anexos, aporte que se
recibe a satisfacción. Lo anterior permite tener por acreditado el dominio sobre los bienes muebles de que
se trata y sólo se puede desconocer el dominio, cuando con infracción total a las reglas de valoración de la
prueba, que imponen actuar con sujeción a la Lógica y a la Experiencia, se desmerece el valor probatorio,
no sólo de estos contratos, sino también de la escritura pública antes referida, toda vez que los
documentos se complementan los unos a los otros, con perfecta coherencia.

En cuanto a la restante prueba documental acompañada en segunda instancia, no hay referencia, salvo
la mención genérica de "los documentos aportados en esta instancia", carente de una actividad
ponderadora a su respecto que no sea la referida únicamente a los contratos de suscripción de acciones.

Enuncia luego el recurso la prueba documental acompañada en la segunda instancia, distinta a los
referidos contratos y de la que no se habría hecho cargo el fallo impugnado.

Expresa también que la sentencia de segunda instancia, al confirmar la de primera descalifica el


peritaje de Michaelson Saffer en todos sus aspectos y, por su cuenta, agrega que "se incorporan anexos sin
fechas ni constancia expresa de autenticidad donde se incluye un listado de los bienes presuntamente
aportados..." sin reparar que en la ampliación del peritaje de Michaelsen Saffer, se deja constancia de
haber tenido ella lugar a fines de noviembre de 2008 y, lo que es mucho más grave aún, tampoco se da
cuenta, que Michaelsen Saffer declaró ante el tribunal de primera instancia reconociendo ser el autor de!
informe y de su ampliación, instrumentos privados, ambos, a los que el fallo de alzada atribuye "carecer
de constancia de autenticidad", olvidando que el artículo 346 N° 1 del Código de Procedimiento Civil,
declara que los instrumentos privados se tendrán por reconocidos cuando así lo ha declarado en el juicio la
persona a cuyo nombre aparece otorgado el instrumento.

Tratando luego el sentido común en la apreciación de la prueba conforme a la sana crítica, indica que
los documentos acompañados al juicio demuestran que con motivo del aporte en dominio de las máquinas
y demás especies usadas a Plásticos Técnicos S.A. ésta aumentó de forma muy relevante su activo fijo y
consecuencialmente su capital propio tributario y pago de patente municipal correlativo a su domicilio de
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la matriz en Santa Rosa N° 3.280, comuna de San Joaquín, de $93.707 por cuota semestral en el 2°
semestre de 2008 a $10.288.127 en el 2° semestre del 2009. En otras palabras, producto del uso efectivo
de los bienes usados aportados en dominio y cuya depreciación fue totalmente rechazada por el Servicio
de Impuestos Internos en las liquidaciones reclamadas, la reclamante aumentó su pago de patente
municipal en más de 109 veces.

Además, con motivo del uso de los bienes aportados la renta de la sociedad reclamante aumentó sus
ingresos percibidos o devengados, su capital Propio Tributario y su activo inmovilizado, lo que demuestra
que se ha llevado a cabo el aporte de las máquinas y que éstas han estado al servicio de la empresa.

Al especificar las reglas de la lógica infringidas, desarrolla en primer término "La multiplicidad,
gravedad, precisión, concordancia" de las pruebas, de cara a su descalificación por ser "meramente
reiterativas". Señala que si la ley establece que la multiplicidad y concordancia de las pruebas es una
cuestión a la que se debe prestar especial atención y reflexión, el tribunal no puede motejar dicha
multiplicidad y concordancia como "mera reiteración" para dejar de lado la prueba. Donde la
multiplicidad de pruebas concordantes debiera llevar a hacer especial hincapié en su contenido conforme
al expreso mandato del artículo 132 del Código Tributario, los sentenciadores operan precisamente en
sentido inverso, despachando apresuradamente el asunto por "meramente reiterativo" e "insuficiente". Y
donde la misma ley le ordena al juez expresar por qué tal o cual elemento forma su convicción o no, el
sentenciador simplemente se guarda los motivos en su fuero interno sobre por qué no tuvieron "la virtud
de aportar elementos de convicción" o por qué resultan "insuficientes".

Alega luego la infracción al principio lógico de razón suficiente, porque una característica común a
todo instrumento privado -falta de fecha cierta ante terceros- no es razón suficiente para descartar o
desatender el contenido de los instrumentos privados legalmente acompañados. Es decir, si se toma por
razón suficiente aquello por lo que se entiende por qué existe algo o por qué se da un determinado estado
de cosas, ha quedado pendiente en la sentencia de alzada la expresión de la concatenación lógica entre lo
que la prueba suministra y la conclusión a la que el sentenciador arriba.

En relación a lo señalado en la sentencia de segundo grado en sus motivos 6° y 8°, indica que si la
conclusión referida en esos considerandos que se levanta contra los instrumentos acompañados radica en
que éstos carecen de mérito probatorio en relación con su fecha -"no hay constancia de fecha cierta"-
tenemos que la circunstancia de falta de fecha cierta, de ser efectiva, no toca un ápice el contenido de que
dan cuenta los instrumentos, que ha permanecido sin analizarse; de modo tal que, de ser efectiva la falta
de fecha cierta, de ello no puede extraerse conclusión alguna sobre la efectividad o mérito probatorio
sobre los hechos reflejados en tales instrumentos, sea para acreditar los hechos, sea para tenerlos por no
probados. Esto se hace particularmente urgente cuando se repara en que mientras que la prueba
documental (ej: informes periciales, contratos de suscripción de acciones que se pagaron con los aportes
de bienes) y el reconocimiento y explicación testimonial que los profesionales dieron al respecto
pormenorizaban el catálogo de bienes, su vida útil, utilización, valores de de tasación y adquisición y
aporte, la Corte concluye que esas mismas probanzas no dan fe acerca de tales hechos, pero únicamente
en razón de no haber "fecha cierta", razón a todas luces insuficiente para fundar la conclusión alcanzada.
Repárese que, si el propio contribuyente puede hacer la tasación de los bienes "prudencialmente", ¿qué
puede reprocharse cuando ella la hace un perito teniendo a la vista los antecedentes y metodología
expresados en los informes? En todo caso, ningún instrumento privado tiene mérito probatorio per se
contra terceros respecto a su fecha, de tal suerte que al imponer la necesidad de "constancia de fecha
cierta", en los hechos se impone la exigencia de instrumento público o de protocolización de instrumento
privado ahí donde la ley no exige ninguna solemnidad o formalidad.

En cuanto al reproche consiste en "falta de autenticidad", expresa que él constituye un inexcusable


error de la Corte, que no reparó en que el autor de los documentos los reconoció expresamente declarando
ante el tribunal de primera instancia; adicionalmente el único legitimado para controvertir mediante
objeciones documentales -el Servicio- no ha levantado objeción alguna; y, más todavía, si se exige
"constancia de autenticidad", en los hechos se impone una exigencia de intervención notarial que la ley en
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ningún momento ha pedido, negándosele valor a instrumentos privados legalmente acompañados que, por
definición, no requieren de intervención de competente notario.

Añade que extensa prueba documental fue rendida acerca del estado de conservación, vida útil y
utilización efectiva dentro de su giro por la reclamante de los bienes aportados cuya depreciación se
reclama. Informes financieros y de tasación complementan el análisis documental respecto a dichos
elementos probatorios. Sin embargo, todo fue dejado de lado so pretexto de faltar "fecha cierta",
declaración con la cual los sentenciadores se dieron por satisfechos para restar valor de convicción a su
contenido sustantivo.

El yerro lógico, sostiene el arbitrio, consiste por ende, en la formulación de una razón insuficiente para
la conclusión alcanzada: la falta de "fecha cierta" o de "constancias" en un instrumento privado no es
razón suficiente para dejar de ponderar dicho instrumento privado, el cual es un antecedente probatorio
expresamente regulado en la ley y, como tal, apto para hacer fe respecto a los hechos. Pero no sólo es una
razón insuficiente: ni siquiera es una razón idónea, pues no se conforma con las reglas sobre instrumentos
privados cuyo valor probatorio no está supeditado a intervenciones notariales. Como sea, so pretexto de
fechas y constancias, los sentenciadores omitieron analizar el contenido de los documentos. Ni siquiera
repararon en las declaraciones juradas notariales de los autores de los informes, que, de haberse
ponderado, habrían excluido el reproche de no haber constancia de autenticidad de dichos informes.

Sigue luego el recurso denunciando la vulneración del principio de no contradicción, toda vez que el
sentenciador no puede concluir que el reclamante está en poder de los bienes y, al mismo tiempo,
denegarle la presunción de dominio que se sigue de la tenencia material con ánimo de señor y dueño.

A continuación el recurso analiza el fallo impugnado desde la óptica de la experiencia en relación a la


vida útil y uso efectivo de los bienes, manifestando que no puede dejarse de lado un examen hacia las
cuestiones que, consignadas en la prueba rendida, dan cuenta de un modo de ser o de actuar en la materia
que, conforme a la experiencia, ha debido llevar a los sentenciadores dar por probados los hechos
conforme a la experiencia.

En cuanto a la vida útil, señala que, establecido que en primera y segunda instancia se acompañaron
documentos que dan cuenta de los antecedentes que sirven para determinar la vida útil de los bienes, las
conclusiones que desde el recto y desprejuiciado entender podría alcanzar el sentenciador, contrastan
ostensiblemente con aquellas que han sido esgrimidas para rechazar las pretensiones de la reclamante.

Refiere que en la Resolución N° 43 del 2002 del Servicio y en relación a los bienes objeto de la
controversia se establece, bajo la letra A, de los "Activos Genéricos":

- Maquinarias y equipos en general: 15 años.

- Herramientas pesadas: 8 años.

- Herramientas livianas: 3 años.

En el informe pericial de Michaelsen Saffer se determinó:

- Maquinarias y equipos: 2 a 14 años.

- Molduras: 3 años, en su equivalencia a herramientas livianas.

Lo anterior demuestra el grave error de ponderación que importó desconocer totalmente estas
estimaciones periciales.

Infringiéndose, igualmente la regla de la sana crítica, no se otorgó valor, entre otros, a los antecedentes
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precisos y concordantes que su parte acompañó en segunda instancia y que detalla.

Expresa que pese a los informes periciales acompañados y toda la demás prueba rendida que da mayor
sustento a las conclusiones periciales, los sentenciadores proceden a dejar de lado la información que
suministran todos estos antecedentes probatorios, por el recurso de descalificar al perito tasador, lo que no
es entendible desde la perspectiva de un sano, desprejuiciado y recto entender porque el perito tasador
Michaelsen Saffer es una persona de gran experiencia como tasador de maquinarias para bancos. Es un
perito tasador frecuentemente utilizado por el propio Servicio para otras probanzas. Sin embargo, aquí se
dice que no tiene los conocimientos técnicos para determinar el estado de las máquinas y "equipos
electrónicos"; más aún, se le imponen exigencias a su Informe Pericial que la ley no establece en orden a
que sea "minucioso, detallado, metódico y específico". Añade que los sentenciadores ni siquiera reparan
al hecho de que el perito detalló, fotografió y asignó a aquellos bienes, su año de importación, un período
de depreciación correspondiente a las años de depreciación normal conforme a las directrices del propio
Servicio, menos los años transcurridos a la fecha de tasación.

Todavía, en el mismo fallo de primer grado se invoca el Oficio 3981 de 28 de octubre de 1999 del
Servicio en el que se señala que para los efectos de efectuar la depreciación a los bienes "... deberá
fijárseles una vida útil, la cual deberá ser estimada en forma prudencial" que es precisamente lo que
declaró que había efectuado el perito Michaelsen Saffer ante el tribunal, pero no fue tomado en
consideración por el tribunal, el que tampoco reparó en que mientras el Servicio reconoce y declara,
reiteradamente, que la depreciación se podrá efectuar incluso por el propio contribuyente, el perito, cuyo
informe se descalifica, supera con creces dicho estándar, justificando profusamente sus conclusiones; y
todo lo anterior, reforzado por la múltiple, concordante y precisa prueba documental y testimonial en
relación con la vida útil de los bienes, que no mereció mayor atención de los sentenciadores, para
perjuicio de los derechos de mi representada.

Si los sentenciadores hubieran procedido a realizar una sana crítica de estos antecedentes,
desprejuiciadamente, bien intencionadamente, habrían concluido que los antecedentes son suficientes para
la determinación de la vida útil de los bienes y, consecuentemente, para aplicar depreciación normal a su
respecto; siendo estos antecedentes, en experiencia de todos quienes se enfrentan a reducir como gasto la
depreciación de los bienes requeridos para producir una renta tributable, ampliamente suficiente para
acreditar lo que aquí, inexplicablemente, ha sido rechazado por los sentenciadores.

En cuanto a la utilización efectiva dentro del giro de la reclamante, explica que de los bienes de cuya
depreciación se trató, existen amplios antecedentes probatorios, múltiples, precisos y concordantes en
línea con lo expresado por el artículo 132 del Código Tributario; que si hubieran sido rectamente
ponderados conforme a los dictados de la experiencia, habrían conducido a conclusiones diametralmente
opuestas a las alcanzadas por los sentenciadores, pasando a detallar el recurso dichas probanzas.

Concluye luego que pese a todos los antecedentes documentales y testimoniales que dan cuenta del
hecho de que los bienes del activo físico inmovilizado, de cuya depreciación normal se trata, son
efectivamente empleados en el giro de la reclamante, los sentenciadores, apartándose de la sana crítica y
la atención a la experiencia que ésta impone, alcanzan conclusiones muy apartadas de la información que
las probanzas suministran. Estima que si los jueces hubieran procedido a realizar una sana crítica de estos
antecedentes, desprejuiciadamente, habrían concluido que los antecedentes son suficientes para la
determinación de la utilización efectiva de los bienes en el giro de la reclamante y, consecuentemente, que
procede aplicar depreciación normal a su respecto; siendo estos antecedentes, en experiencia de todos
quienes se enfrentan a reducir como gasto la depreciación de los bienes requeridos para producir una renta
tributable, ampliamente suficiente para acreditar lo que aquí, inexplicablemente, ha sido rechazado por los
sentenciadores.

En lo tocante al aporte efectivo de dichos bienes, nuevamente enuncia la prueba rendida sobre este
punto, sosteniendo que si el fallo recurrido hubiera ponderado la prueba rectamente, sanamente, de buena
fe, habría concluido que la prueba rendida es ampliamente demostrativa de la efectividad del aporte,
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respecto al cual la experiencia dicta i) que el modo más habitual de realizar la tradición de bienes muebles
es por su entrega material, sin perjuicio de otras posibilidades de tradición real o simbólica; y ii) que si los
bienes estaban ya en poder de la reclamante (bajo "tenencia" de la reclamante, como admiten los
sentenciadores), nada hace presumir algo distinto a lo obvio: que los bienes fueron entregados,
completando así la tradición que, inexplicablemente, tanto echan en falta los sentenciadores mediante
"instrumentos" o "solemnidades".

Por otra parte, en el recurso se cuestiona lo razonado en el considerando 6° del fallo de segundo grado,
en el que se prescinde completamente del hecho de que son las mismas personas naturales quienes son
accionistas individuales de Plásticos Técnicos S.A., y quienes lo son de las sociedades aportantes; y por
ende, prescindiendo del sano examen de los antecedentes, esto es, dejando de ponderar la prueba
conforme a una máxima de experiencia que incuestionablemente revela que son menores las formalidades
que se cumplen en actos celebrado entre personas tan próximas como dos hermanos, la Corte concluye
genéricamente que las comparecencias de los representantes "no se explícita en la forma
correspondiente". Cualquier supuesto problema al respecto, debió ceder, rectamente ponderados los
antecedentes, ante la obvia y fundamental constatación de que, en los actos de aporte, concurren a
aprobarlo, con su consentimiento, precisamente quienes tienen el poder de decidir al respecto por cada
una de las sociedades concernidas, como sea que en tal o cual escritura, falte alguna mención meramente
formal. Al haberlo ignorado, se pasan por alto asimismo las exigencias de la sana crítica, del recto y leal
entender, sobre la información que suministran los instrumentos oportunamente acompañados y no
objetados de contrario. Precisa que en la aprobación del aporte, concurren los representantes y accionistas,
respectivamente, de las tres sociedades involucradas, los hermanos Jorge Eduardo Charad Dihmes y
Amador Elías Charad Dihmes; de modo que no hay reproche posible, desde la óptica de la sana crítica, a
una supuesta falta de mención sobre la representación conducida por ellos, consignada en la escritura.

Finalmente se señala que las infracciones a las normas antes señaladas y al estatuto de valoración de la
prueba que constituye la sana crítica condujo igualmente a la infracción del art. 31 inciso 3° numeral 5° de
la Ley de Renta.

Décimo tercero: Que el artículo 132, inciso 14° del Código Tributario prescribe que "La prueba será
apreciada por el Juez Tributario y Aduanero de conformidad con las reglas de la sana crítica", con lo que
establece para resolver este tipo de materias el sistema de valoración probatoria de apreciación razonada,
en el que el legislador ha impuesto a los jueces la obligación de observar los parámetros que imponen las
reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y el conocimiento científico afianzado, en lo que se
refiere al modo de apreciar las probanzas y a la adopción de las subsecuentes conclusiones.

Así las cosas, la labor de establecer si la prueba traduce la verdad o falsedad de un determinado
enunciado fáctico según las reglas de la sana crítica no implica irracionalidad para dejarse llevar por la
sola intuición. "El juez que debe decidir con arreglo a la sana crítica, no es libre de razonar a voluntad,
discrecionalmente, arbitrariamente" (Couture, Eduardo, "Obras. Tomo I. Fundamentos del Derecho
Procesal Civil", Edit. Thomson Reuters Punto lex, Año 2010, p. 244). El juez debe valorar la prueba
limitado por las reglas que impone el sistema de sana crítica.

Las reglas de la lógica están compuestas, en síntesis, por la regla de la identidad, mediante la cual se
asegura que una cosa sólo puede ser lo que es y no otra; la regla de la (no) contradicción, por la que se
entiende que una cosa no puede entenderse en dos dimensiones, como ser falsa o verdadera, al mismo
tiempo; la regla del tercero excluido, la cual establece que entre dos proposiciones en la cual una afirma y
otra niega, una de ellas debe ser verdadera; y, la regla de la razón suficiente, por la cual cualquier
afirmación o proposición que acredite la existencia o no de un hecho debe estar fundamentada en una
razón que la acredite suficientemente. Mediante ese conjunto de reglas se asegura formalmente la
corrección del razonamiento "que partiendo de premisas verdaderas arriba a conclusiones correctas" que
se espera siempre tenga lugar y que, por lo demás, otorgan inequívoca objetividad a la labor de
ponderación. El examen lógico formal de la argumentación del juez permite un control de la valoración
que éste haya hecho de las pruebas producidas en el proceso. Por ello se afirma que la exigencia de
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corrección en la valoración de las probanzas de acuerdo a las reglas de la lógica constituye una verdadera
garantía para aquellos que están siendo juzgados.

Se evidencia de este modo que el sistema de sana crítica, no obstante la mayor amplitud en el margen
de libertad otorgado para ponderar la prueba, impone reglas concretas y claras que no pueden ser
desconocidas por los jueces al momento de utilizarlo. No es un sistema enteramente libre -y por tanto
subjetivo- como el que faculta, por ejemplo, para apreciar la prueba en conciencia. En consecuencia, por
constituir un sistema reglado "objetivamente" por la lógica, la experiencia y el conocimiento
científicamente respaldado, su utilización por el juez es siempre controlable por esta vía.

En efecto, la norma legal que previene el sistema probatorio, así como el modo en que opera y las
reglas que lo componen, es de carácter sustantiva y a ella ha de adecuarse la labor de ponderación. Ello es
así, porque la sola referencia de la norma al sistema de la sana crítica incorpora al precepto que lo
establece a todas las reglas que la constituyen, que le son propias e indiscutibles. De ahí que siempre sea
posible examinar por vía de casación su aplicación. "Verificar la adecuación del sistema de valoración
probatoria a las reglas de la sana crítica no implica valorar nuevamente los hechos, pues tal labor
excedería los márgenes del recurso y la competencia de este tribunal. En la especie, controlar la
valoración de la prueba implica comprobar si el razonamiento jurídico del juez se ha adecuado a las reglas
que impone el sistema de sana crítica; en otras palabras: examinar cómo han gravitado y qué influencia
han ejercido los medios de prueba en él a la hora de arribar a la decisión que ha consignado en la
sentencia. Ello fuerza a revisar la manera o forma en que se han ponderado las pruebas, más no el material
fáctico de la ponderación. No se revisan los hechos, sino la aplicación del derecho, en cuanto establece la
forma de ponderar, labor que ha de hacerse sin valorar". Si el inciso 14° del artículo 132 del Código
Tributario obliga al juez a dictar sentencia de acuerdo con estas reglas, limitando la discrecionalidad del
juez a la hora de valorar la prueba, el recurso de casación en el fondo no tiene otro objeto más que
custodiar el respeto y la correcta aplicación de esta norma en el razonamiento que se consigna en la
sentencia.

De forma tal que, sólo si se logra determinar que el juez ha dado falsa o incorrecta aplicación, o
derechamente ha dejado de aplicar las reglas de la sana crítica, y ello ha influido sustancialmente en la
decisión, se estará en condiciones de acoger el recurso de casación en el fondo y dictar,
consecuentemente, sentencia de reemplazo; en la cual recién se podrán conocer nuevamente los hechos, es
decir, valorar.

Décimo cuarto: Que el recurso de autos, entonces, para prosperar debió postular una tesis encaminada
a demostrar que el razonamiento del fallo contrariaba determinadas reglas de la lógica, máximas de la
experiencia o el conocimiento científicamente afianzado, y que su inobservancia incidía en lo dispositivo
del fallo.

Respecto de este último asunto, esto es, la influencia sustancial de la errónea aplicación de las reglas
de la sana crítica en lo dispositivo del fallo impugnado, y concentrándose el análisis que sigue únicamente
en la falta de determinación del estado de conservación y vida útil de los bienes aportados -recordando
que faltando cualquiera de los tres puntos controvertidos, la reclamante no puede aprovecharse del gasto
por depreciación-, cabe primero apuntar que las conclusiones que alcanza el tribunal sobre este asunto no
es el resultado de la valoración de un solo medio probatorio o el corolario la apreciación de un solo hecho
establecido como premisa de sus conclusiones, sino que la decisión a que arriba se alcanza luego de
analizar distintos medios probatorios aportados por ambas partes, e ir estableciendo diversos hechos,
circunstancias o elementos aislados que luego, ponderados en su conjunto y globalmente, le llevan a
determinar que no se acreditó haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación
de la vida útil de los bienes depreciados.

La consideración anterior conlleva que el constatar que el tribunal incurrió en un error en la aplicación
de alguna regla de la sana crítica al establecer uno o más hechos, circunstancias o elementos del universo
de aquellos que el tribunal ponderó para alcanzar la conclusión sobre la falta de acreditación del punto
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controvertido, no conlleva necesariamente que la conclusión final del tribunal deba variar, si no se
demuestra que en la apreciación de otros medios probatorios y en el establecimiento de los otros hechos
que sirvieron de premisas a sus asertos finales, se ha incurrido igualmente en el mismo error, sin lo cual,
entonces, el recurso carece de influencia sustancial en lo dispositivo del fallo.

Todavía más, a lo dicho cabe recordar que en este procedimiento de reclamación es la contribuyente la
que tiene la carga probatoria, conforme al artículo 21, inciso 2°, del Código Tributario, de lo que se deriva
que, incluso de ser efectivos los errores en la aplicación de las reglas de la sana crítica que se denuncian
infringidas en la valoración de determinados medios de prueba o en el establecimiento de determinados
hechos que sirven de premisas a las conclusiones finales de los jueces de la instancia en relación a este
asunto, ello no conlleva, a contrario sensu, que los jueces, de aplicar correctamente esas reglas, debieron
entonces concluir el hecho o circunstancia que interesa al reclamante, esto es, que la vida útil de los
bienes aportados corresponde a aquella que sirvió de base a la depreciación utilizada como gasto en los
años tributarios 2010 y 2011. En efecto, de haber incurrido en algún error los sentenciadores, por ejemplo,
al restar valor al peritaje de Michaelsen Saffer por su falta de fecha cierta, el constatar dicho error no
conlleva por mandato legal entonces que los jueces hayan debido tener por ciertos los datos que sobre la
vida útil de los bienes entrega dicho peritaje, menos aún si esa información no es concordante con el resto
de los antecedentes, como detalladamente explica el fallo.

Entonces, primero, el error en la apreciación de un determinado medio probatorio, no implica más que
un yerro en el establecimiento del hecho derivado de esa prueba, pero no conlleva que entonces,
necesariamente deba tenerse por acreditado el hecho contrario que interesa al recurso -con lo que el
reclamante sigue incumpliendo la carga de la prueba conforme al inciso segundo del artículo 21 del
Código Tributario- y, segundo, dado que en el caso sub lite, la conclusión sobre la falta de acreditación de
la vida útil de los bienes aportados se alcanza en base a distintos hechos o circunstancias que se
desprenden de las diversas pruebas aportadas por la reclamante, es decir, se trata de un conjunto de hechos
que sirven de premisas a la conclusión global que sobre el punto de prueba controvertido arriba el
tribunal, por tanto, incluso de haberse cometido un error en la valoración de alguno de esos medios
probatorios, ello no importa que, necesariamente la conclusión general sobre el punto controvertido deba
invertirse y, por consiguiente, que deba luego tenerse por acreditada determinada vida útil de los bienes.

Décimo quinto: Que, en ese orden de consideraciones, un atento examen de las infracciones
denunciadas a las reglas de la sana crítica en relación a este punto -vida útil de los bienes-, demuestra,
primero, que ellas no son tales, sino que en su mayoría se trata de reclamos por falta de análisis de la
prueba, lo que constituye un defecto de carácter ordenatorio litis cuyo conocimiento y enmienda no es
propio del recurso de casación en el fondo, como lo demuestra que las mismas alegaciones sean el
sustento del recurso de casación en la forma y, segundo, porque asentado lo anterior, las alegaciones sobre
supuestas infracciones a la sana crítica no tienen influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, como se
demostrará a continuación.

Décimo sexto: Que, en primer término, refiere el arbitrio que el fallo de segunda instancia no se habría
hecho cargo de prueba tocante a la vida útil de los bienes, aludiendo al Informe de Michaelsen Saffer,
declaración jurada del mismo, listado de activo fijo, corrección monetaria y depreciación del activo físico
de la reclamante para los años 2008 a 2012, anexos 1 a 4 sobre los bienes aportados vigentes y obsoletos.
Pues bien, resulta de claridad meridiana que aquí se cuestiona la falta de valoración de esos documentos y
no su errónea valoración, es decir, la falta de exposición de las razones por las cuales no se estimó útil
dicha prueba para acreditar la vida útil de los bienes, cuestión que ya se ha dicho, constituye un defecto de
carácter ordenatorio litis no susceptible de enmendar mediante el recurso de casación en el fondo.

Asimismo, cuestiona el recurrente que respecto del informe de Michaelsen Saffer se controvierta en el
fallo su fecha y autenticidad dado que en el mismo se deja constancia de haber tenido ella lugar a fines de
noviembre de 2008 y, además Michaelsen Saffer declaró ante el tribunal de primera instancia
reconociendo ser el autor del informe, por lo que conforme al artículo 346 N° 1 del Código de
Procedimiento Civil, se debe tener por reconocido. Al respecto, como evidencia lo expuesto, en esta parte
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el arbitrio no señala qué regla de la sana crítica se vulnera, pero y, por otra parte, se invoca una norma que
no tiene aplicación en este procedimiento -346 N° 1 del Código de Procedimiento Civil-, pues si el
documento se considera o no reconocido por quien aparece haberlo otorgado es algo que debe determinar
el juez de la instancia conforme a las reglas de la sana crítica y no según dicha disposición. Pero más allá
de ello, lo relevante es que incluso de tenerse el segundo informe de Michaelsen Saffer como auténtico y
de fecha cierta, de ello no se deriva necesariamente que el tribunal deba entonces tener por demostrada la
vida útil de los bienes objeto de ese informe, pues contra tal conclusión se mantienen los otros distintos
cuestionamientos a ese instrumento, principalmente referidos a la falta de concordancia con el resto de la
documentación contable y declaraciones de la reclamante, así como a la falta de conocimientos de
Michaelsen Saffer para referirse al estado de conservación y vida útil de las maquinarias y, por
consiguiente, por no haberse apoyado en un informe técnico para salvar esas deficiencias.

A propósito de la infracción al principio lógico de razón suficiente, el recurso vuelve a cuestionar que
se reste valor o se dejan de lado los peritajes sobre la vida útil de los bienes por no tener fecha cierta.
Sobre este punto, cabe remitirse a lo recién señalado sobre la falta de influencia de este asunto.

Ahora desde la óptica de la experiencia, siempre en relación a la vida útil de los bienes aportados,
manifiesta el recurso que no puede dejarse de lado un examen hacia las cuestiones que, consignadas en la
prueba rendida, dan cuenta de un modo de ser o de actuar en la materia que, conforme a la experiencia, ha
debido llevar a los sentenciadores dar por probados los hechos conforme a la experiencia. Agrega que,
establecido que en primera y segunda instancia se acompañaron documentos que dan cuenta de los
antecedentes que sirven para determinar la vida útil de los bienes, las conclusiones que desde el recto y
desprejuiciado entender podría alcanzar el sentenciador, contrastan ostensiblemente con aquellas que han
sido esgrimidas para rechazar las pretensiones de la reclamante. Refiere que en la Resolución N° 43 del
2002 del Servicio y en relación a los bienes objeto de la controversia se establece, bajo la letra A, de los
"Activos Genéricos": Maquinarias y equipos en general: 15 años, herramientas pesadas: 8 años y
herramientas livianas: 3 años. Mientras que en el informe pericial de Michaelsen Saffer se determinó:
Maquinarias y equipos: 2 a 14 años, molduras: 3 años, en su equivalencia a herramientas livianas. Lo
anterior demuestra, a juicio del recurrente, el grave error de ponderación que importó desconocer
totalmente estas estimaciones periciales. Añade que, infringiéndose igualmente la regla de la sana crítica,
no se otorgó valor, entre otros, a los antecedentes precisos y concordantes que su parte acompañó en
segunda instancia y que detalla.

Expresa también que pese a los informes periciales acompañados y toda la demás prueba rendida que
da mayor sustento a las conclusiones periciales, los sentenciadores proceden a dejar de lado la
información que suministran todos estos antecedentes probatorios, por el recurso de descalificar al perito
tasador, lo que no es entendible desde la perspectiva de un sano, desprejuiciado y recto entender porque el
perito tasador Michaelsen Saffer es una persona de gran experiencia como tasador de maquinarias para
bancos. Es un perito tasador frecuentemente utilizado por el propio Servicio para otras probanzas. Sin
embargo, aquí se dice que no tiene los conocimientos técnicos para determinar el estado de las máquinas y
"equipos electrónicos"; más aún, se le imponen exigencias a su Informe Pericial que la ley no establece en
orden a que sea "minucioso, detallado, metódico y específico". Añade que los sentenciadores ni siquiera
reparan al hecho de que el perito detalló, fotografió y asignó a aquellos bienes, su año de importación, un
período de depreciación correspondiente a las años de depreciación normal conforme a las directrices del
propio Servicio, menos los años transcurridos a la fecha de tasación.

Lo que se acaba de exponer muestra, huelga señalar, que en el arbitrio no se expresa máxima de la
experiencia alguna infringida, sino sólo se hace presente que conforme a un "sano, recto y desprejuiciado
entender", que no es más que la apreciación subjetiva y personal del recurrente, las conclusiones
alcanzadas debieron ser favorables a la reclamante. Sin perjuicio de lo anterior, tampoco se comparten los
cuestionamientos del recurrente, pues, dado que para proceder a la determinación de la depreciación de
los bienes por los propios contribuyentes se exige un "informe técnico", exigencia que el recurrente no
controvierte, resultando por ende del todo razonable, y conforme a un conforme a un "sano, recto y
desprejuiciado entender" requerir que quien emita dicho informe tenga conocimientos especiales,
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derivados de estudios o capacitación formal o de su prolongada experiencia en la materia en cuestión, en


este caso, en la diversa maquinaria, equipos y herramientas examinados, conocimientos que no se
demostraron por parte de Michaelsen Saffer. Asimismo, demandar que el informe sea minucioso,
detallado, metódico y específico, son requerimientos mínimos a todo informe pericial para que el juez
forme su convicción en base a ellos de manera fundada conforme a las reglas de la sana crítica, motivo
este último por el cual es innecesario que tales características estén explicitadas en la ley para que el juez
de la instancia las requiera.

Décimo séptimo: Que, finalmente, no sólo los jueces de la instancia no han errado en la aplicación de
las reglas de la sana crítica en la valoración de los respectivos medios de prueba recién tratados, sino que
además, como se dijo, incluso de haber incurrido en error en el establecimiento de algunos de esos
hechos, ello no conlleva necesariamente que la conclusión respecto de la falta de acreditación de la vida
útil de los bienes aportados deba variar.

Como se ha explicado, esa conclusión es el resultado de un proceso complejo compuesto de un


conjunto de operaciones intelectuales en virtud de las cuales se establecen diversas premisas o hechos
aislados, que ponderados en conjunto llevan a esa determinación. Así, en el recurso no se ha cuestionado
la errónea aplicación de alguna determinada regla de la sana crítica cuando el tribunal concluye que las
declaraciones anuales de impuestos de la reclamante de los años tributarios 2010 y 2011 no se condicen
con el informe de Michaelsen Saffer, las que tampoco se condicen con los documentos denominados
Activo Fijo 2009, Corrección monetaria y Depreciación, 2009 y 2010 respectivamente en que se
determina la depreciación de los bienes de la reclamante. Tampoco se plantea alguna infracción cuando el
fallo concluye que la propia reclamante durante la fiscalización informó al Servicio una vida útil de los
bienes distinta a la del peritaje de Michaelsen Saffer. De la misma manera no ha sostenido el recurso que
aplique erróneamente el fallo una regla de la sana crítica, al concluir que el Inventario de Activos Fijos,
Corrección Monetaria y Depreciación 2007, de la empresa Plásticos Platesa Limitada, empresa de la cual
provenían los bienes aportados, da cuenta que "la mayor parte de su activo fijo se encontraba
completamente depreciado" y que la Depreciación del ejercicio correspondía a $163.734.895.-, cifra muy
distante a los $1.165.009.339.- y $1.024.081.878.-, declarados en el recuadro de Depreciación Acelerada
por la reclamante en los Formularios 22 de los años tributarios 2010 y 2011, respectivamente.

De esa manera, dada la gravedad y contundencia de estos hechos afincados por la sentencia, y que
respecto de los mismos no se ha argüido por el recurrente que se haya cometido algún error en la
aplicación de las reglas de la sana crítica, resulta palmario que incluso de ser efectivos los errores que sí
plantea el arbitrio al valorar determinados elementos probatorios, la conclusión final que alcanza la
sentencia de la apreciación del conjunto de hechos, circunstancias y elementos asentados, esto es, que no
se logró acreditar haber dado cumplimiento a los supuestos y requisitos para la determinación de la vida
útil de los bienes depreciados, no habría variado necesariamente, lo que resta entonces influencia a los
errores denunciados en lo dispositivo del fallo.

Décimo octavo: Que, en conclusión, no se ha demostrado que los jueces hayan infringido alguna regla
de la sana crítica con influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, por lo que este segundo capítulo
deberá igualmente ser desestimado y, dado lo anterior, no ha podido la sentencia incurrir en error en la
aplicación del artículo 31, inciso 3°, N° 5 de la Ley sobre Impuesto a la Renta.

Décimo noveno: Que atendido lo que se ha venido razonando, por no haber incurrido la sentencia en
los errores de derecho acusados con influencia sustancial en su parte dispositiva, el recurso de casación
deberá ser desestimado.

En conformidad, asimismo, con lo que disponen los artículos 764, 765, 766, 805 y 806 del Código de
Procedimiento Civil, y 145 del Código Tributario, se rechazan los recursos de casación en la forma y en el
fondo interpuestos en lo principal y en el primer otrosí de fojas 498, en representación de la contribuyente
PLÁSTICOS TÉCNICOS S.A. en contra de la sentencia de veintidós de septiembre de dos mil catorce
dictada por la Corte de Apelaciones de San Miguel a fs. 490 y ss.
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Se previene que el Ministro Sr. Juica tiene únicamente presente para desestimar la infracción al
artículo 132, inciso 14°, del Código Tributario, que dicha norma no constituye una ley reguladora de la
prueba, puesto que el legislador ha entregado el escrutinio probatorio en este tipo de procedimientos a la
ponderación que con libertad puedan arribar los jueces de la instancia, atributo que no es revisable por la
vía de la nulidad sustantiva, aparte que además los conceptos de lógica, experiencia y conocimientos
afianzados se obtienen sólo de manera racional y no sobre requisitos o condiciones fijadas a priori por la
ley. La desatención a dichos aspectos valorativos que determinan un torcido ejercicio de la razón o sea
fruto de irrealidades que deriven en falsedades o inexactitudes, devienen consecuencialmente en ausencia
de fundamentos cuya sanción es la nulidad formal también perseguida en este procedimiento y que no
prosperó.

Asimismo, se previene que el Ministro Sr. Künsemüller concurre al rechazo del recurso de casación en
el fondo, teniendo en cuenta que si bien el juez tributario tuvo por establecida la efectividad de los aportes
mediante activos fijos por los cuales se reclamó depreciación (considerando décimo quinto del fallo de
primer grado), es lo cierto que debieron acreditarse en el juicio una serie de características relevantes de
los bienes aportados de acuerdo al auto de prueba, características que tienen directa incidencia en la
justificación del reclamo formulado y las cuales no se tuvieron por comprobadas, por "ausencia de
elementos fidedignos para ello" (motivo séptimo del fallo impugnado).

Redacción a cargo del Ministro Sr. Cisternas y de las prevenciones sus respectivos autores.

Regístrese y devuélvase con sus agregados en su caso.

Rol N° 26854-2014.-

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A., Carlos
Künsemüller L., Haroldo Brito C., Lamberto Cisternas R., y Jorge Dahm O.

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