percepción. Hay que tener en cuenta que las mismas cualidades pueden
producir impresiones diferentes, ya que interactúan entre sí de forma dinámica.
Las impresiones cuentan con una cierta estructura, donde hay cualidades
centrales y cualidades periféricas. Cada parte forma un todo; la omisión o el
agregado de una cualidad alteran la percepción global.
Así, en primer lugar percibimos las características físicas del otro (su
complexión, su estatura y su aspecto general). Luego percibimos las
características no observables del sujeto, lo cual implica una serie de
sentimientos y emociones. Asimismo, también captamos características de su
personalidad, su ideología o sus habilidades. En el proceso de percepción
también interviene la cultura del observador y su experiencia previa.
Cuando conocemos a una persona nuestra percepción sobre ella puede estar
condiciona por nuestros prejuicios. Un prejuicio es una idea preconcebida.
Opinar sobre los otros partiendo de prejuicios es una estrategia que conduce a
la creación de estereotipos. De esta manera, encasillamos a alguien no por sus
cualidades personales sino por otras circunstancias (su clase social, su etnia,
su lengua o su manera de vestir).
Percepción social
Formación de primeras impresiones
Durante décadas, los psicólogos sociales han estudiado este tema desde
perspectivas muy diferentes (Baron y Byrne, 1998) ya que formarse una
primera impresión sobre las personas con las que interactuamos es de mucha
relevancia puesto que éstas nos van a ayudar a guiar nuestro comportamiento
en interacciones futuras.
A. Familiaridad:
Hace que la impresión formada sea mucho más compleja que cuando la
persona estímulo es desconocida.
D. Experiencia:
Las personas que tienen más experiencia con cierto tipo de rasgos
realizan percepciones más acertadas.
Otras estrategias:
Sin embrago:
Una impresión negativa es más difícil de cambiar que una positiva (los
negativos son más fáciles de confirmar y difíciles de desconfirmar).
Motivación egoísta por parte del perceptor: una persona que posea
rasgos negativos supone un mayor grado de amenaza.
La información negativa tiene una mayor valor informativo (la
información positiva dice poco acerca de nosotros como individuos
únicos y peculiares).
Consecuencia del "sesgo de positividad" (tendencia a ver en general a
los demás de forma positiva, más que negativa) � Dado que las
evaluaciones negativas son menos habituales, causan mayor impacto.