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Maestría en Lengua y Literatura para el nivel superior

PRESAGIOS ENGAÑOSOS

Por: Dayra Martínez

El cuento, El Brujo de Renato Ozores está abierto al desarrollo de

presagios incompatibles con la razón. A veces nuestros temores nos tejen un manto

que obnubila nuestra mente y nos conduce a las profundidades de nuestros

prejuicios infundados. En este cuento se verá como el narrador presenta esas

situaciones inverosímiles nacidas al calor de los temores que nos acechan.

Éste inicia con una expresión sugerente de información pasada, que anuncia

el temor del personaje ante la presencia del brujo.

“Después de un rato de silencio me atreví a preguntar al viejo”

A mi juicio esa actitud temerosa inicia desde el momento en que el viejo es

designado o apodado el brujo, porque la sola mención de ese concepto genera un

comportamiento prejuiciado hacia esa figura.

Y si aunado a ello se registran otras características, donde el narrador lo

puntualiza con una descripción revestida de misterio, al anotarlo como: de poco

hablar, de caminar pausado, de mirada fija, de olores extraños que lo rodean, de su

omnisciencia. Entonces se comprenderá porque el temor ante este personaje.

También la naturaleza interviene y participa en el desarrollo de un ambiente

misterioso, porque vemos como el narrador prefiere animales como: el sapo y el

venado; árboles como el guayabo, el nance; parte del cuerpo como pata y rabo.

Elementos que el narrador conoce como generadores de misterio en un lector

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nativo del entorno panameño, acostumbrado a las historias de embrujos donde

estos elementos ya están presentes.

Podemos agregar a esta lista, otros elementos como: la caída de una penca

provocando mucho ruido, el ladrido furioso de uno de los perros cuando el brujo

se marchó, la lluvia que impidió llevar al niño al médico, el personaje inesperado

que reclama al venado como suyo, el jamaicano que indica el mal de ojo del

muchacho, las sentencias claras del brujo. Ellos son recursos utilizados para

alimentar el temor, motor de toda la historia, y evidencias de un escenario lleno de

presagios.

Todos esos presagios hilvanaron las vivencias angustiantes, que

experimentara el protagonista en el desarrollo de la historia y lo movieron a la

acción para evitar situaciones peores, inspirado en el temor que le provocaba el

viejo Brujo.

Pero reitero que cuando se acerca el final de la historia se va develando el

enigma, y sólo queda la clara idea: del miedo como producto de la imaginación. Y

así se destaca en expresiones hechas por el brujo, como:

“No estaba más que asustado por la caída y el golpe”.

“No chupe tanto guaro, porque el mucho trago es malo para la salud”

Con estas expresiones se revela lo siguiente: ni el niño ni el desconocido

estaban embrujados, que sus males son productos de causas naturales.

O en esta otra expresión que exonera al viejo de toda brujería

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“A veces hace algunas curaciones, porque conoce algunos remedios”.

Para mí el viejo Belisario más que un brujo era un gran conocedor de la

naturaleza y de su valor curativo; y también un gran conocedor de la naturaleza

humana, porque él conocía cómo actuar y cómo influir en ellos e intimidarlos para

qué hicieran exactamente sus peticiones. Veamos:

“Si quiere que su hijo se ponga bueno, mate ese venado. Y mátelo pronto,

porque es necesario. Ahora, váyase, que no hace nada aquí, y es tarde.

El Brujo es un cuento que ejemplifica como el narrador engaña al lector a

través de una serie de eventos que lo conducen por senderos predecibles, para de

pronto cambiarle el rumbo de los sucesos y darle así un giro significativo y

desconocido a la historia.

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