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2. ¿A qué te referís cuando decís que el amor es buscar el bien objetivo del
otro?
Me refiero a lo que Aristóteles designa como amar al otro “en tanto otro”, es decir,
amar no desde lo que yo supongo o imagino que le conviene, sino desde lo que
realmente le conviene, lo promueve y plenifica. Para eso es clave que quien ama
identifique lo propio de la persona amada: su personalidad, sus talentos, sus gustos,
para así ayudarla a desarrollarse en la línea de lo propio. El desafío del buen amor es
tratar al otro como te gustaría que te traten a vos si fueras esa persona. Para amar hay
que ser objetivos: mirar la realidad única de aquella persona y ayudarla a desarrollarse
desde esa realidad de su ser personal. Hay que “dejar ser” al otro, “recibir o aceptar
su modo de ser”, “llenarse de su ser” para así conocerlo y poder promoverlo. El amor
es una fuerza estimulante del verdadero ser junto con su potencial genético innato.
6. ¿Cuáles son las causas del amor líquido que abunda en nuestra cultura?
Estoy convencido de que la principal dificultad para el buen amor y para la vida
buena en general radica en el analfabetismo de lo que somos como persona humana.
Cualquier relación humana, laboral, profesional o familiar tiene un criterio de “control
de calidad” que es la presencia y el respeto de los atributos de la persona humana. En
las crisis de las relaciones hombre-mujer (la sustitución del matrimonio por la
convivencia, separaciones, divorcios, etc) aquellas realidades que muchas veces se
consideran la causa, en realidad son síntomas de un problema más profundo, que es
la no advertencia de lo que somos como personas y de los atributos que se derivan de
esa realidad, los que deben estar presentes en la relación hombre-mujer.
Básicamente podemos decir que los atributos de la persona son:
a) Dignidad. Digno es lo que vale por sí mismo y por lo tanto no puede ser medio
para otra cosa, no es utilizable, manipulable.
b) Identidad. No somos individuos en serie de una especie sino que somos
creaciones de realidad inédita: basta ver nuestras caras, nuestro ADN o
nuestras huellas digitales. El ideal de cada uno está contenido como posibilidad
en la realidad de los propios talentos y habilidades.
c) Intimidad. Tenemos una vida interior o espiritual donde residen nuestros
sueños, anhelos, sentimientos, pensamientos; vida a la cual dejamos entrar a
quien queremos y en la medida que queremos.
d) Cuerpo personal. No tenemos cuerpo: somos cuerpo. Lo que hacemos con el
cuerpo lo hacemos con alguien, no con algo.
e) Espíritu. Somos seres con capacidad de conocer y tender a la verdad, es decir
a la realidad y al bien o lo que nos conviene objetivamente.
f) Libertad. Tenemos la posibilidad de autogobernarnos y de ser dueños de
nosotros mismos.
g) Libertad para amar: el sentido de la libertad es amar. La felicidad a la que
aspiramos se desarrolla a partir de nuestra capacidad de amar en vertical
(Dios) y en horizontal (nuestros próximos).
Al hablar del desafío de un amor sexuado personalista, es importante advertir que
no estamos proponiendo una mirada al pasado desde la conocida frase “todo tiempo
pasado fue mejor”. En lo que hace a la relación varón-mujer, sigue siendo un desafío
para la humanidad el buen amor entre un hombre y una mujer. La mejor conciencia de
nuestra identidad de personas tendrá impacto en nuestras relaciones de amor, porque
el “amor líquido” no es otra cosa que una relación que lesiona u olvida algunos de los
otros atributos personales. El amor sólido, por el contrario, es la relación de amor en la
cual sus protagonistas respetan y viven estos atributos personales en su unión y
relación y en el esfuerzo por alcanzar sus fines comunes.
7. Nos encontramos con que muchos jóvenes no sienten que sea posible vivir
relaciones así. ¿Considerás que hoy los jóvenes podemos vivir estos amores
sólidos?
Para responder voy a poner el ejemplo precisamente de ustedes: Grupo Sólido.
Me acuerdo muy bien de que quienes fundaron Grupo Sólido lo hicieron como
reacción ante el dolor que ven en su entorno, ante la falta de felicidad profunda que
advierten en las uniones y relaciones líquidas que advierten en adultos y en jóvenes.
Ustedes buscan vivir una nueva cultura del amor, con más capacidad de conocimiento,
entendimiento, respeto, comunicación, entrega de sí y armonía.
Creo que están dadas todas las condiciones para ese buen ideal –que, por ser un
buen ideal, no es una utopía-. A pesar de que la cultura pueda presentar obstáculos,
esta ansia de jóvenes y no jóvenes de buscar el amor sólido va a ser expansiva, va a
crecer cada vez más porque responde a los anhelos más profundos del varón y la
mujer.
8. ¿Entonces pensás que puede generarse un cambio cultural positivo del amor
líquido al amor sólido?
Absolutamente y creo que un gran medio para la difusión de la cultura del amor
sólido son los medios de comunicación: telenovelas para adolescentes, películas de
cine, series de televisión, obras teatrales, bandas de música, deporte.
Podemos y debemos hacer bien el bien, porque a veces el bien se hace
espantosamente mal y el mal maravillosamente bien.
El amor sólido es un amor en el que en definitiva sus protagonistas tienen la actitud
y la aptitud para cuidar su relación, para conservarla, para desarrollarla, para hacerla
crecer, para restaurarla cuando se dan los conflictos normales de toda convivencia.
El amor sólido no sólo es posible sino que desplazará paulatinamente al amor líquido.
¿Por qué soy optimista? Porque creo que esto es lo que todos buscamos:
relaciones sólidas (sustentables, conservables, desarrollables, auto-restaurables) y no
líquidas (inestables, imprevisibles, inseguras y con plazos de caducidad cortos).
II
VARÓN Y MUJER: ¿NOS CONOCEMOS BIEN?
12. Para un joven que quiere tener una carrera profesional exitosa ¿no es una
limitación la familia?
Si bien hay que reconocer que las actuales culturas laborales y empresarias no
personalista ponen obstáculos al éxito familiar a costa del éxito profesional hay que
proclamar y en alta voz que ningún éxito profesional justifica el fracaso familiar.
No debería ocurrir que el hombre y la mujer que quieren una carrera profesional
exitosa vean en su familia una limitación. Al encarar un proyecto familiar, un joven
apunta alto en la felicidad humana y genera una posibilidad de felicidad biográfica, es
decir, que comprende toda su vida y que no termina con su jubilación profesional.
Quienes apuestan todas sus fichas a la profesión es muy posible que vivan muchos
años en soledad y ese es uno de los peores males para el ser humano.
Es verdad que en nuestra cultura actual no se facilita a los jóvenes fundar una
familia. Pareciera, por el contrario, que hay más obstáculos. Sin embargo, los jóvenes
buscan mayor calidad de vida. Hay una especie de rebelión de la generación joven a
vivir sólo para trabajar. Comienza a priorizarse el tener una vida más balanceada o
equilibrada entre trabajo, deporte, descanso, vida de amistad y vida familiar.
Esta actitud de los jóvenes está impactando en quienes tienen la responsabilidad
del factor humano en las empresas, y en la medida en que los jóvenes sigan teniendo
esta actitud, me parece que habrá un giro de las culturas laborales que permitirá una
mayor calidad de vida en quienes trabajan y una mayor integración entra la vida
familiar y laboral tanto para la mujer como para el varón.
Por otra parte, se está verificando cuantitativamente que las empresas que
adoptan esa cultura de integración entre familia y trabajo logran captar más talentos
profesionales, especialmente de mujeres: logran retener dichos talentos en la
empresa, alcanzan un menor nivel de ausentismo (reducción en un 30%), un mayor
sentido de pertenencia del personal con la corporación, y a partir de esa mayor
identidad con la empresa, mayor eficacia y eficiencia en sus trabajos profesionales. En
consecuencia, esas empresas son más rentables. Hoy se prepara incluso una nueva
versión de las normas ISO en las que se medirá la calidad de la empresa en función
de las culturas familiarmente responsables que adopta.
Hace pocos días tuve una conversación con un prestigioso abogado, socio de uno
de los estudios jurídicos más importantes de Buenos Aires. Me contó que habían
tomado la decisión de que las abogadas de su estudio con hijos pequeños trabajen
desde su casa con el mismo sueldo, y que el resultado había sido altamente positivo.
Y le dije que, seguramente, si continúan con esa cultura institucional de facilitar la
maternidad, tendrán cola en la puerta de su estudio. ¿Por qué? Porque es lo que los
profesionales jóvenes de hoy están buscando y porque además coincide con el bien
de la empresa. Con esta nueva cultura personalista de integración de familia y trabajo
para la mujer y para el varón ganan todos: la empresa, la persona, la familia del
personal, la sociedad y el pais.
14. ¿Cómo es hoy la relación varón-mujer? ¿Es posible entre ellos la amistad?
Como antes he afirmado, no tengo ninguna nostalgia del pasado en cuanto a la
relación varón-mujer. Por ejemplo, no creo que venimos del paraíso en cuanto a la
vivencia que las generaciones pasadas tenían de las antes referidas necesidades. Las
publicaciones actuales de todo tipo que nos hablan de cómo concretar la búsqueda de
calidad y de excelencia en las relaciones varón-mujer, nos están manifestando que las
expectativas del varón hacia la mujer y de la mujer hacia el varón están cambiado para
bien o al menos existe esa esperanza.
Entre las necesidades del varón y de la mujer antes mencionadas, se encuentra
precisamente la amistad recreativa. Es importante que los novios y los cónyuges sean
amigos, que la pasen bien juntos, que compartan, por ejemplo, un hobby, un deporte o
una actividad intelectual. La amistad es uno de los factores que contribuye a la
estabilidad y desarrollo de las relaciones, porque alimenta la afectividad de buenos
sentimientos, va poblando la memoria de buenos recuerdos y permite hacer proyectos
comunes hacia el futuro.
Si bien el varón prioriza más la amistad con sus amigos, es importante que la
mujer lo acompañe en algún deporte, en algún hobby, en viajes, etc. Es muy
importante que la mujer sea esposa antes que madre, porque lo mejor que se puede
dar a un hijo es el amor de sus padres (y ese amor es cultivado, entre otras cosas, por
la amistad).
15. Fuera del ámbito conyugal y del noviazgo, ¿es posible la amistad varón-
mujer?
El avance en nuestra cultura de las actividades en común de mujeres y varones
(deportivas, académicas, laborales o profesionales) favorece, más que en las
generaciones pasadas, la posibilidad de la amistad entre mujer y varón. No obstante,
creo que es mucho más fácil, especialmente en algunas áreas como la deportiva, la
amistad de los varones entre sí y de las mujeres entre sí. Pero de todos modos y
aunque no es frecuente creo posible la amistad entre la mujer y el varón sin que se
transforme en una relación sexuada.
III
CUESTIONES SEXUALES POLÉMICAS
16. En el ámbito del amor sexuado, ¿hay cosas que objetivamente están bien o
mal o todo depende de los valores subjetivos de la persona? ¿Cuál es la unión
auténtica y natural entre un hombre y una mujer?
Hay bien y mal objetivos porque la sexualidad no es una construcción humana. La
sexualidad, con su estructura, dinámicas y tendencias, es algo dado al ser humano, en
otras palabras, hay naturaleza en la sexualidad y donde hay naturaleza hay
objetividad.
Los jóvenes se preguntan hoy cuál es la unión varón-mujer objetiva o realmente
buena ante un panorama social que les propone muchas “opciones”.
Mencionaré algunos criterios para que los jóvenes puedan responder a esa
pregunta. Hoy, en una cultura donde se valora lo natural, sirvan las siguientes pautas
para que jóvenes y adultos puedan reconocer la unión varón-mujer más auténtica y
natural, la que les ofrecerá mayores posibilidades de felicidad, armonía y paz.
Cualquiera sea la cultura que analicemos, dos personas enamoradas perciben las
siguientes tendencias entre ellos:
• “Estar con vos”. Lo que tiende a estar junto (pensemos en dos imanes que
se atraen) tiende a la unión.
• “Estar sólo con vos”. Cuando hay enamoramiento de calidad las terceras
personas sobran, es un relación de dos, cada uno de los miembros de esa
relación llena al otro.
• “Estar siempre sólo con vos”: Se anhela la permanencia de la relación. No
se desea que termine sino por el contrario que dure siempre.
• “Lo mejor de mí para vos”. Cuando uno está enamorado siente un deseo de
darle a la persona que quiere lo mejor, no lo peor de uno mismo y también
desea ayudarla a sacar lo mejor de sí, su mejor versión.
• “Recreando todo con vos”. Cuando se está enamorado se tiende a dar vida
a cosas o situaciones que se relacionan con la historia común. Así, una
canción, el árbol donde imprimieron las iniciales de sus nombres, cobran
nueva “vida” y pasan a ser “nuestra canción”, “nuestro árbol”.
Por lo tanto, advertimos que la naturaleza invita a los que se aman no a cualquier
tipo de unión, sino a una unión que responda a estas tendencias naturales del
enamoramiento.
Esa unión no es entonces una construcción cultural neutra cuyas características
fundamentales varían en cada época y lugar. Si “el bien” es lo que nos conviene
conforme a la naturaleza que tenemos y “el mal” es lo que no nos conviene conforme a
la misma naturaleza, el tipo de relación “swinger” (todos con todos), por ejemplo, no
nos conviene nunca, es un mal. Por el contrario, una relación varón-mujer exclusiva sí
nos conviene, porque la naturaleza invita al “sólo con vos”.
Fundar una relación pasajera no nos conviene, porque la tendencia del
enamoramiento invita al “siempre con vos”. En cambio, una relación permanente sí nos
conviene y es lo que todos buscan.
El egoísmo en una relación es un mal, porque frustra la tendencia del
enamoramiento a dar lo mejor de uno. Por el contrario, el altruismo y la fecundidad son
un bien porque responden a la tendencia natural a ayudar a la otra persona a
desplegar su vida y lo mejor de su persona y a dar vida a otro ser humano en el
momento oportuno.
En conclusión: la sexualidad no es algo aislado sino que es parte de la naturaleza
humana y, reitero, donde hay naturaleza hay objetividad, por lo tanto, hay bien y mal
objetivos y no meramente subjetivos (lo que cada uno dice que está bien y mal).
La unión entre mujer y varón objetivamente buena es aquella que responde a las
tendencias naturales del enamoramiento: una unión entre una mujer y un varón que
tienen toda la diversidad complementaria para compartirse y enriquecerse, exclusiva
para hacer posible el “sólo con vos”, permanente para hacer posible el “siempre con
vos”, altruista y fecunda para darte “lo mejor de mí a vos” y ayudar a desarrollar lo
mejor de vos y para dar vida a otro ser humano en el momento oportuno. Este tipo de
unión, que responde plenamente a las tendencias naturales del enamoramiento, es el
matrimonio. Una relación no exclusiva, no permanente y no fecunda, es algo que, por
no responder a la naturaleza, no conviene y no ofrece las mismas posibilidades de
felicidad al hombre y a la mujer.
17. ¿Dónde se origina la ética relativista de que “lo que puede estar mal para
vos puede estar bien para mí” y viceversa?
La subjetividad o relatividad respecto del bien y el mal es consecuencia de no creer
que exista una naturaleza humana común a todas las personas. Si no hay un orden
dado común en el ser humano, una realidad sexuada transcultural, es decir, que está
presente en todo tiempo y en toda cultura aunque pueda tener matices diferenciales
secundarios, no hay lugar para la ética ni para la salud. Muchas veces esta postura
responde a una ideología y otras a esa necesidad existencial de “coherencia vital” que
hace que si uno no vive como piensa termine pensando como vive. Pero hay un
indicador que permite descubrir el bien y el mal objetivos en la intimidad de la propia
conciencia: es ese estado general del ánimo que llamamos paz. Quien no está en paz
es muy probable que no esté viviendo de acuerdo al bien objetivo y al sentido objetivo
de la vida que es el buen amor.
Un gran desafío para ustedes, jóvenes, en orden a valorar y elegir libremente vivir
éticamente, es comprender que la pregunta moral no es: ¿qué es lo prohibido? sino
más bien: ¿qué es lo que nos hace felices y nos permite hacer felices a otros?
No es lo mismo ser leal que desleal, fiel que infiel, honrado que ladrón, sincero que
mentiroso, generoso que egoísta, solidario que individualista, justo que injusto,
prudente que imprudente, austero que codicioso, sobrio que inmoderado, fuerte que
débil, casto que incapaz de gobernar los impulsos sexuales.
El leal, fiel, honrado, sincero, generoso, solidario, justo, prudente, austero, sobrio,
casto y fuerte tiene más posibilidades de ser feliz y de hacer feliz a quien elige para
compartir la vida.
Hay realidades que física, afectiva y espiritualmente nos convienen y otras que
física, afectiva y espiritualmente no nos convienen. Por ejemplo comer, beber, dormir y
amar conviene a todo ser humano, cualquiera sea su cultura; tener hambre, sed,
sueño y odiar no conviene a ningún ser humano. Por eso la ética es objetiva y no
subjetiva lo cual no implica que existan bienes subjetivos o particulares de cada
persona (gustos, hobbies, etc).
18. Pero esto de definir lo que está bien y lo que está mal ¿no es juzgar al otro?
Mi planteo no tiene por intención juzgar a nadie sino hacer viable la educación, ya
que si no existe un bien y un mal objetivos carece de sentido educar a un ser humano.
Educar es, en definitiva, el gran desafío de guiar a una persona desde lo que es a lo
que puede y debe ser conforme a su naturaleza humana y a su identidad personal. Es
imposible educar sin el planteamiento ético objetivo, porque no existiría el deber ser,
sino simplemente lo que se es. La ética objetiva existe, pero no implica el derecho a
juzgar a una persona concreta que no viva conforme a ella ya que no conocemos su
historia, sus antecedentes familiares y sus circunstancias personales.
19. Constantemente te referís a una naturaleza objetiva. ¿Esto quiere decir que
los fundamentos morales van más allá de posturas o creencias religiosas?
Creo que hay un principio clave para encarar nuestras vidas. O bien existe un
Creador y, por lo tanto, una creación y una vida con orden y sentido dados, o bien no
existe un Creador y por lo tanto tampoco una creación y una vida con orden y sentido
objetivo. En el fondo, todas las creencias se podrían dividir según este eje racional. La
existencia de un orden natural supone un ordenador: por consiguiente, afirmar que
existe una moral objetiva implica la creencia en Dios. Ahora bien, siendo la naturaleza
una realidad común a toda persona humana, los fundamentos morales son entonces
universales y objetivos sin perjuicio de los matices culturales accidentales que no
afectan su sustancia.
23. ¿Y si la persona con la que uno “transa” es “fija” (es decir, si hay “transa
periódica” con la misma persona)?
Se repite el mismo reduccionismo personal que en la “transa” y por lo tanto no
genera auténtica felicidad, no entrena para la armonía de los encuentros sexuales
personales futuros con la persona que elijan y se entreguen para compartir la vida; no
permite saborear el gozo del amor a una persona, de compartirse en todos sus
valores.
Es tan fuerte el atractivo que tiene el placer físico que monopoliza la relación y
genera una especie de adicción. Y esa adicción obstaculiza o incluso impide el inicio
de una relación más profunda, en la que se conozcan en toda la riqueza de
personalidad (talentos, valores, sueños, preocupaciones, alegrías, miedos, vocación).
25. ¿Por qué hoy hay cada vez menos noviazgos? ¿Por qué hay cada vez menos
novios que se casan?
Muchas parejas siguen actualmente calificándose como novios. Sin embargo, el
noviazgo no se entiende hoy como una preparación al matrimonio que incluye la
continencia sexual. Se trata de noviazgos que duran muchos o años o que se
prolongan indefinidamente, porque conllevan intimidad sexual más o menos frecuente.
Lo que está en crisis es el amor sólido, el compromiso matrimonial y la posibilidad de
envejecer amando a la misma persona. Sin el horizonte del compromiso matrimonial y
la entrega para siempre, el noviazgo más que desaparecer cambia de significado. Si el
matrimonio (unión total entre un varón y una mujer lo que supone un compromiso en el
amor) no es adecuadamente valorado y comprendido como un camino para ser más
feliz por la medida de entrega de sí que implica, tampoco será valorado el noviazgo. El
noviazgo tiene directa relación con el matrimonio precisamente porque es su proceso
de preparación. Desde una visión o concepto “líquido” del amor y de la relación varón-
mujer, el noviazgo, así entendido, no tiene sentido: ¿de qué sirve preparase para una
relación que no va a perdurar? En cambio, si se cree que es posible envejecer
enamorado de la misma persona sobre la base del compromiso recíproco de “querer
quererse”, y que en la vivencia de es actitud nos jugamos la mayor felicidad posible,
valdrá la pena conocerse y prepararse bien a través del noviazgo.
33. ¿Qué conviene: que la otra persona sea parecida a uno o que sea distinta?
Como decíamos antes, lo fundamental es la coincidencia en los valores (morales,
religiosos, culturales) o, en el caso de que no existan coincidencias de valores, al
menos el entendimiento en las diferencias.
Quisiera destacar que un valor clave en el que necesariamente debe existir
coincidencia es la prioridad de su relación (noviazgo, matrimonio) respecto de otras
realidades de la vida de cada uno (trabajo profesional, familia de origen, amigos,
deporte, dinero, etc).
Ahora bien, es probable que uno se enamore de una persona con temperamento o
personalidad diferente. Así como los sexos opuestos se atraen, también lo hacen las
maneras diversas de ser persona, y esto tiene un sentido: el mutuo enriquecimiento
personal a través de la diversidad.
Por ejemplo, es bastante frecuente ver parejas de novios en la que uno es
“primario” (significa que tiene un ritmo de reacción, pensamiento y decisión rápido) y el
otro “secundario” (implica por el contrario que tiene ritmos de reacción, pensamiento y
decisión lentos), o bien un miembro de la pareja es “emotivo” (alterable, irritable) y el
otro “no emotivo” (afectivamente más estable), o uno “no activo” (tendiente a actuar
hacia adentro o a la reflexión y la contemplación) y el otro “activo” (tendiente a actuar
hacia fuera de su persona, o sea un hacedor o ejecutivo).
Ningún rasgo caracterológico o su mezcla (los temperamentos) es en sí bueno o
malo. Cada uno es más conveniente para algunas cosas y menos conveniente para
otras. La persona emotiva aporta energía, vitalidad; la persona no emotiva, estabilidad;
la persona activa, decisión en la coyuntura diaria; la persona no activa, reflexión,
previsión, proyectos.
La cuestión no está en las diferencias de personalidades -que en sí mismas son
buenas- sino en cómo cada uno conoce, acepta y respeta esas diferencias. Como
decía el escritor inglés Chesterton, las diferencias que nos atraen después complican
la convivencia, cuando no se las entiende, acepta y respeta.
38. ¿Qué pasa en los noviazgos que llevan mucho tiempo y que no se casan por
razones económicas?
Hay que tener muy en claro en la vida qué es lo que puede generar la felicidad más
profunda del ser humano. La falta de claridad en esta cuestión básica puede hacernos
desperdiciar muchos años de gozo mayor en nuestras vidas. Ninguna posesión
material es comparable con el gozo de entregarse totalmente a alguien y de que
alguien decida entregarse totalmente a uno, lo cual implica haber descubierto nuestro
valor como personas; eso es casarse. Tampoco es comparable ningún bien material
con el gozo de ser padre o madre, aunque la paternidad y la maternidad sean siempre
un desafío e impliquen trabajo.
Es razonable casarse con cierto sostén económico, pero postergar la decisión de
matrimonio hasta poder pagar una fiesta ideal de casamiento, tener la casa ideal, el
auto ideal, un plasma y todos los electrodomésticos no es sensato desde el punto de
vista de la búsqueda de la auténtica felicidad humana. Así como en una relación une
mucho tener buenos recuerdos en el pasado, también une compartir proyectos hacia el
futuro y uno de esos proyectos puede ser ir ahorrando para la casa futura que se
quiere construir o comprar con el esfuerzo compartido. Si durante años nos pasamos
soñando juntos esa casa, poniendo, por ejemplo, su foto en la heladera, decorándola
con la imaginación y la ayuda de revistas, habremos contado con un factor de unión
muy fuerte, del cual hoy muchos carecen por comenzar la vida matrimonial con todos
los sueños comunes cumplidos.
40. ¿Los noviazgos que tienen relaciones prematrimoniales son más o menos
propensos a debilitarse o romperse?
Muchos estudios sociológicos y estadísticos (por ejemplo los estudios de la antes
citada Heritage Foundation de Washington, EEUU) son coincidentes en afirmar que las
personas que han convivido antes de casarse tienen más posibilidad de separarse que
quienes inician la convivencia con el matrimonio. En general ocurre que en estas
parejas se consolida una actitud de posesividad por parte de la mujer respecto del
varón y una sensación de ahogo por parte del varón respecto de la mujer, derivados
de la inseguridad que genera vivir una relación sin compromiso o sin entrega total
sincera de sí mismos.
V
AMOR SÓLIDO
42. ¿Es adecuado decir que nos casó un funcionario del registro civil o una
autoridad religiosa?
No puede “casar” ninguna autoridad civil o religiosa, porque uno de los atributos de
la persona humana es el autogobierno de sí misma y la propia decisión de amar. Nadie
puede ser sustituido en el atributo humano de gobernarse a sí mismo y de dejar
participar a otro (el cónyuge) en dicho autogobierno de la propia vida que implica el
matrimonio. Ninguna autoridad es soberana para reemplazar a un ser humano en la
decisión de entregarse en un proyecto de toda la vida con otra persona (matrimonio).
44. ¿De dónde surge el matrimonio? ¿Es acaso un invento de la Iglesia o del
Estado?
Si bien ya hemos hablado de este tema vale la pena abundar.
La estructura del matrimonio, sus características y fines surgen de la naturaleza de
la persona humana varón y mujer. Es la unión sexuada que responde a las
invitaciones o tendencias naturales del enamoramiento de un varón y una mujer.
Ustedes, los jóvenes buscan y valoran lo auténtico y natural. El matrimonio es la unión
auténtica y natural que buscan. Casarse es responder a la invitación natural de su
enamoramiento con un acto libre de la voluntad, ya que en el ser humano (a diferencia
del mundo animal) la naturaleza propone pero no determina.
Siguiendo al Profesor Viladrich y como dijimos antes, el fenómeno del
enamoramiento provoca una muy fuerte invitación a la persona que “padece” ese
sentimiento. Se trata de unos impulsos o tendencias muy placenteros que pueden
denominarse “dinámica del enamoramiento”.
La primera es el impulso a “estar juntos”, lo más cerca posible en el tiempo y en el
espacio, anhelando sentir intimidad mediante los sentidos según múltiples formas de
expresión (el beso, el abrazo, las caricias); o al revés, sufriendo con dolor cualquier
separación. La invitación a la persona que manifiesta este impulso es la unión con la
persona que ama.
La segunda es el impulso a “estar sólo juntos”, de manera que se sufre cualquier
posibilidad de que la persona que se ama pueda tener esa misma relación íntima con
una tercera persona, como también que alguien interfiera o intervenga desde dentro,
como otro íntimo. La invitación a la persona que manifiesta este impulso es la unión
exclusiva y fiel con la persona que se quiere.
La tercera es el impulso a “estar siempre juntos”, a que no pase nunca lo que están
viviendo. Los enamorados quisieran eternizar esa íntima relación que los une en un
instante mágico que durase siempre, que jamás pasará. La invitación a la persona que
manifiesta este impulso es la unión de toda la vida con la persona amada.
La cuarta tendencia es el impulso a “estar juntos dando cada uno lo mejor de sí”.
Los enamorados buscan en mil detalles ser el mejor regalo para el otro, mostrando lo
mejor de sí mismos. La invitación a la persona que manifiesta este impulso es la
unión en orden al bien objetivo del otro.
La quinta es el impulso a “a recrear todo juntos”. Los enamorados perciben un
impulso vital que tiende a hacer nuevas las cosas o situaciones que se relacionan con
su historia. El banco de la plaza, la canción o el árbol donde comenzó su historia o
tiene relación con algo importante de la misma, adquiere para ellos una vida distinta
que para el resto de las personas y se convierte en “nuestro banco”, “nuestra canción”
y “nuestro árbol”. La invitación a la persona que manifiesta este impulso es la unión
fecunda cuya máxima expresión será la paternidad y la maternidad en el
momento oportuno.
Una unión entre varón y mujer en la que ellos ponen en común toda la riqueza
complementaria de la sexualidad de sus personas, que es exclusiva para hacer
posible el sólo con vos, permanente para hacer posible el siempre con vos, altruista
para hacer posible lo mejor de mí para vos y fecunda para hacer posible el recrear
todo con vos, esa unión es el matrimonio. Por lo tanto, no te dejes engañar o
manipular. La unión auténtica y natural que estás buscando y al que tu enamoramiento
te invita no es simplemente convivir ¡¡¡sino casarte!!!
47. ¿De dónde surgen las propiedades o características del tipo de unión
matrimonial y sus fines?
Las propiedades o características del matrimonio no las inventa el legislador ni los
novios, surgen de las tendencias naturales del enamoramiento y de la dignidad
humana antes consideradas y de la respuesta de entrega voluntaria libre con la
medida total a la que invitan esas tendencias, que un hombre y una mujer concretan al
casarse. La propiedad de la exclusividad (una con uno) deriva de la tendencia natural
al sólo con vos. La propiedad de la irrevocabilidad del vínculo (indisolubilidad) surge de
la tendencia natural del enamoramiento al siempre con vos.
Tampoco inventa el legislador o los contrayentes los fines del matrimonio. Estos
fines surgen del sentido natural de la sexualidad humana, que es, por una parte, el
mutuo enriquecimiento personal derivado de la complementariedad masculina y
femenina en todas las dimensiones de su naturaleza (fin del bien de los cónyuges); por
otra, la apertura a la procreación y educación de nuevos seres humanos, que no
significa tenerlos efectivamente sino estar abiertos a buscarlos a través de su
recíproca entrega sexuada.
Si las características y fines del matrimonio derivan de la naturaleza, puesto que
ésta es común a todos los seres humanos, la unión matrimonial es patrimonio común
de la humanidad y no sólo de los católicos como a veces erróneamente se ha
afirmado.
49. ¿Qué significa contar habitualmente con el Cristo como Capitán del barco de
la relación hombre mujer en esta analogía náutica?
No significa ciertamente contar con su presencia meramente formal o simbólica.
Significa comunicarse los co-timoneles (los novios y luego cónyuges)
continuamente con Él acerca de las alegrías, tristezas, cansancios, miedos, dudas, o
decisiones a tomar, primero en la construcción del barco (noviazgo) y luego, al iniciar
la navegación de la vida matrimonial o en la relación con la tripulación (los hijos),
dejarse guiar por su sabiduría de Capitán. Esta comunicación es la oración.
Significa alimentarse de Él procurando ver y vivir el mar y el tiempo de las
circunstancias de la vida matrimonial y familiar con sus ojos, su inteligencia, su
voluntad, sus sentimientos, sus actitudes y sus conductas. Este alimento es el
sacramento de la Eucaristía.
Significa poder rectificar el rumbo cuando los co-timoneles se han apartado de la
dirección adecuada para llegar al puerto de la felicidad que es la meta del viaje. Esta
rectificación es el sacramento de la Reconciliación.
Contar con Cristo, es decir, comunicarse, alimentarse y rectificar con Él y en Él en
la navegación de la vida matrimonial y familiar y en su preparación, es el gran regalo
que recibe un joven católico con el sacramento del matrimonio.
Uno más uno es igual a dos. Él más ella suman dos. Él más ella más Cristo no
suman tres, sino infinitas posibilidades más de armonía y felicidad para la vivencia de
un buen noviazgo y luego un buen matrimonio.
52. ¿Cómo puede cuidarse el matrimonio para envejer enamorados? ¿Es esto
posible o es una utopía?
Es posible envejer enamorado de la misma persona que se elige para compartir la
vida. Como decía Chesterton, el “amor para siempre” no es una utopía sino un ideal,
las utopías no son alcanzables, los ideales sí aunque no sin esfuerzo. El amor sólido
del matrimonio, el amor para toda la vida es alcanzable porque responde al anhelo y a
la capacidad humana de amar sólidamente.
Siguiendo a Willard Harley en su libro Lo que él necesita, lo que ella necesita, es
posible identificar diez necesidades básicas de la mujer y del hombre, necesidades
que es posible vincular o relacionar con la naturaleza personal de ambos y también
con su diversidad sexuada. La recíproca satisfacción adecuada de dichas necesidades
constituyen una garantía de solidez en la relación hombre-mujer. Si los que deciden
compartir su vida a través del matrimonio cuidan estos aspectos claves de la relación,
lo antes afirmado puede convertirse en gozosa realidad.
1) Afecto
Así como el hombre es sensualmente activo y la mujer sensualmente pasiva el
varón es afectivamente pasivo y la mujer afectivamente activa.
El afecto son las maneras diversas en las que mujer y varón se expresan
recíprocamente que se valoran. La necesidad de afecto para una mujer es quizás su
necesidad más profunda y por lo tanto, dar y recibir afecto es quizás uno de los
principales aportes de la mujer al matrimonio y a la familia.
La calidad del afecto y su percepción por parte de la mujer o del varón tiene mucha
relación con la actitud de estar enfocado recíprocamente en el otro a través de las
circunstancias de la convivencia diaria. El afecto puede expresarse con abrazos,
besos, caricias, tonos adecuados de voz, miradas, elogios, reconocimientos, pero
también con presencia, interés, atención y disponibilidad para el otro. Se trata de
hacerle la vida ordinaria agradable, evitarle desagrados, promover su vocación,
talentos y habilidades. Para que la percepción de afecto exista como algo sincero es
por consiguiente muy importante que cada cónyuge se haga experto en la persona de
su cónyuge, es decir, debe conocer lo que le agrada para dárselo y lo que le
desagrada para evitarlo, aceptar su vocación y facilitarle las cosas para su desarrollo.
Tristemente, la mayoría de las relaciones extramatrimoniales comienzan por una
sensación de falta de afecto (por parte de la esposa) y de relaciones sexuales (por
parte del esposo). Es un círculo vicioso. Ella no tiene suficiente afecto y no tiene
disposición para el encuentro sexual. Él no tiene suficiente sexo por lo que lo último
que quiere es ser afectuoso. Es un trágico error de percepción de la esposa el creer
que su esposo no es la persona adecuada para ella basándose en una comparación
de sentimientos en un determinado momento de su historia. Si él edificara su
matrimonio desde la base del afecto, su vínculo sería restaurado y la relación
extramatrimonial sería vista como lo que en realidad es: una acción mal orientada de
compensación de una necesidad afectiva no sastisfecha suficientemente.
Muchos maridos recuerdan la pasión de su mujer en los días en que se cortejaban
y quieren saber: ¿por qué no se enciende de la misma forma que antes del
casamiento? Hay que responder que él no la está tratando en la forma que lo hacía
entonces. Después del casamiento creyó que podría eliminar acciones y gestos
preliminares e ir al asunto principal. Pero resulta que los gestos preliminares son
requeridos no solo para tener un encuentro sexual pleno, sino porque tienen en sí
mismo razón de ser. En muchos casos lo que ellos piensan que son solo gestos
preliminares, para ellas son el suceso principal.
2) Atractivo físico
Hemos dicho que no tenemos cuerpo, somos cuerpo. El cuerpo es lenguaje de la
persona por eso, mantener el propio atractivo físico para agradar a quienes queremos
es una forma (no menos importante) de amar sexuadamente.
3) Armonía sexual
Si bien el varón es más demandante cuantitativo de relaciones sexuales la mujer
es quien tiene mayor expectativa de armonía en las mismas.
La armonía sexual es vivir la relación sexual como un encuentro personal donde
los dos cónyuges, no solo el varón, experimentan placer, ternura y comunicación en
una entrega total recíproca.
Muchos conflictos llamados coloquialmente “de cama” tienen su origen en la
ignorancia por parte del varón y de la mujer, de las diferencias masculinas y femeninas
en las maneras de vivir y experimentar el cuerpo, los disparadores del impulso sexual,
sus ritmos, sus reacciones y conductas en las fases del acto sexual a las que antes
me he referido.
3) Amistad
Algunos psicólogos afirman que la crisis terminal de muchos matrimonios se
produce cuando en la memoria de cada cónyuge solo habitan malos recuerdos de su
convivencia. Por el contrario, ir poblando la memoria con buenos recuerdos es uno de
los medios para cuidar la relación conyugal.
Los buenos recuerdos se generan pasando los cónyuges buenos momentos juntos
y divirtiéndose juntos. La amistad es otro gran aporte de la mujer a al matrimonio ya
que el hombre tiende más fácilmente a cultivar la amistad con sus amigos. Suele ser la
mujer quien invita a su esposo a compartir un hobby, un deporte, una actividad
artística o cultural o simplemente ir juntos de compras. Su intención es en el fondo
acercarse a su cónyuge compartiendo las cosas chicas en lo ordinario de la
convivencia.
Cuando en un supermercado cualquier fin de semana un cónyuge elije para el otro
su dulce de leche preferido y con un gesto de afecto se lo hace saber ubicándolo en el
carro, sin saberlo esta entretejiendo con el hilo de lo cotidiano la unidad conyugal.
4) Admiración
Ser admirado es una necesidad especialmente importante para el hombre por lo
que el reconocimiento de sus valores en la dimensión profesional de su persona pero
también en su identidad de padre y de esposo, constituye otro de los aportes de la
mujer a la familia.
No es infrecuente que el comienzo de muchas historias extramatrimoniales esté
relacionad con la recepción por el hombre de mayores elogios por parte de una
compañera de trabajo que por parte de su esposa.
No somos ángeles sino humanas personas una de cuyas dimensiones es la
afectividad. Qué importante es cada tanto recibir el hombre de parte de la mujer alguna
palmadita espiritual (“Gracias por el esfuerzo que estás haciendo por la familia a través
de un trabajo que es cada vez más ingrato por su imprevisibilidad y competencia
inhumana”); o la mujer de parte del hombre algún piropo (“Ojalá mi empresa
funcionara como nuestra casa donde todo está en su lugar y ordenado”).
5) Comunicación íntima
Uno de los atributos de la persona humana es su intimidad, es decir, poseer una
vida interna (además de la externa) que constituye el mayor grado de inmanencia (o
de vida interior) existente en un ser vivo. El núcleo de la intimidad humana es el
corazón, entendido desde una perspectiva antropológica y no médica ni afectiva. El
corazón es el yo, es decir, la persona misma que siente, delibera, juzga, decide y
actúa.
Un hombre y una mujer que se entregan totalmente en tanto varón y mujer y por lo
tanto se casan, ponen en común su intimidad. El señorío o gobierno de sí que cada
uno de ellos tiene como atributo personal común es compartido. Recíprocamente,
dejan participar al otro de esa vida o mundo interior a través del proceso de
comunicación o proceso de poner en común lo propio (estados de ánimo, emociones,
sentimientos, juicios, decisiones, etc).
Ser esposos significa dos personas que sin fusionarse viven como una, es decir,
como unidad, precisamente a través de la comunicación y participación recíproca en
sus mundos interiores o intimidades. A mayor comunicación del hombre y de la mujer
existirá un nosotros más rico y a menor comunicación un nosotros más pobre.
Debido a una diversidad en la conformación de su cerebro, la mujer aporta a la
familia una especial habilidad para compartir su intimidad y para ayudar al hombre a
abrir a ella y a los hijos comunes su mundo interior. La mujer tiene más facilidad que el
hombre para entender el mundo interior de las personas y por lo tanto lleva la
delantera en el desarrollo de la capacidad de comprensión, compasión y contención de
los miembros de la familia.
6) Confianza
Respecto de la confianza afirma Harley, que en veinticinco años de consejero,
nunca encontró el matrimonio perfecto. Cada contrayente tiene culpas y debilidades de
una clase u otra: una tendencia hacia la depresión; una baja autoestima; la tendencia a
quebrarse bajo presión; irresponsabilidad; una tendencia hacia la hipocondría, la
sensibilidad más allá de lo necesario o el perfeccionismo. La lista podría seguir y
seguir. De todas formas no hay matrimonio que pueda sobrevivir a dos cosas: la falta
de honestidad y la falta de cooperación. Cuando la honestidad y la cooperación existen
en el matrimonio, se tiene una relación que está dispuesta a compartir y edificar juntos.
No necesitan secretos ni vivir en privado. Tampoco tienen deseos de mentir y
oscurecer la verdad para proteger al cónyuge. Cuando edificás tu matrimonio sobre la
confianza, experimentás una gozosa voluntad de compartir todos los sentimientos
personales con la persona que has elegido como socio de por vida. La honestidad es
el mejor seguro del matrimonio.
Si bien la necesidad de confianza es recíproca del varón y de la mujer es la mujer
la que tiene especial necesidad de confianza. Una mujer necesita confiar en su
esposo. Ella debe encontrarlo predecible; una fusión de su mente con la de él debería
existir para que ella pueda leer su mente. Cuando una mujer alcanza ese nivel de
confianza es capaz de amar a su esposo de una forma más plena.
Una última idea en relación con la confianza: debe vivirse con prudencia. La
prudencia es el valor que nos permite elegir el mejor medio para tender a un fin bueno
que en la relación hombre – mujer es principalmente su unidad. La transparencia de
pensamiento imprudente puede herir innecesariamente al cónyuge sin aportarle ningún
bien ni consolidar su relación.
7) Compromiso familiar
La mujer aporta a la familia su compromiso familiar prioritario respecto de otras
zonas de interés. Es habitual que ella viva un compromiso con la familia que ha
fundado más sólido que el del hombre. Resabios del paradigma cultural generado por
la revolución industrial (hombre proveedor y mujer criadora y educadora de los hijos)
explican esta realidad social aún vigente en la cultura occidental.
Aunque la mujer descubra, valore y decida desarrollar una vocación profesional,
con más frecuencia que el hombre vive una sana y en lo posible equilibrada tensión
entre sus responsabilidades profesionales y sus responsabilidades familiares. Esta
tensión no existe en la misma medida en la psiquis del hombre quien todavía sigue
considerando su misión prioritaria la de ser proveedor económico de la familia.
El tema del compromiso familiar puede abordarse también desde otra perspectiva:
la relación en entre la familia nuclear y la familia extensa o de origen. También en este
aspecto la mujer suele aportar a la familia mayor compromiso respecto de su familia de
origen.
John Gottman en su libro Siete reglas de oro para vivir en pareja, afirma que
aunque los chistes de suegras son muy comunes entre los hombres, la auténtica
tensión familiar suele darse con más frecuencia entre suegra y nuera. Aunque estos
conflictos suelen aflorar muy pronto en el matrimonio, las dificultades con la familia
política pueden exacerbarse en cualquier momento, por ejemplo, cuando nace un hijo
o cuando los hijos atraviesan alguna etapa fundamental de su desarrollo, o bien
cuando los suegros empiezan a envejecer y se tornan casa vez más dependientes de
sus hijos.
En la base de esta tensión existe una batalla entre las dos mujeres por el amor del
esposo e hijo. La esposa está alerta para ver si el marido la apoya a ella o a su madre.
“¿Cuál es tu auténtica familia?”, se pregunta. La suegra plantea la misma cuestión. El
criterio de solución es que el hombre se ponga del lado de su esposa. El hombre debe
hacer saber a su madre que su esposa está antes que ella, que él es primero esposo y
luego hijo. La madre puede sentirse herida en sus sentimientos, pero es probable que
se adapte a la idea de que la familia de su hijo es lo más importante para él. Es de
importancia crucial para el matrimonio que el esposo sea firme en esto, incluso si se
siente colocado en una posición injusta o si su madre no puede aceptar la nueva
realidad.
9) Sostén económico
La contribución económica de la mujer a la familia comienza a ser muy importante
para el equilibrio del presupuesto en muchas familiar.
La mujer puede y en algunos casos debe trabajar fuera del hogar. Siguiendo a la
Orientadora Familiar Ana María Navarro, cabe identificar cuatro motivos
fundamentales para el trabajo de la mujer casada y madre fuera del hogar.
Dos son conocidos y reconocidos por la sociedad: la vocación y la necesidad
económica.
La humanidad se ha perdido durante siglos el modo femenino de ejercer distintas
profesiones para las que tiene talento, habilidad, interés y voluntad de servicio.
En relación con la necesidad económica, en una sociedad donde se supone que se
valora la familia, resulta grave e injusto el que una mujer se vea forzada a descuidar
sus tareas de madre y esposa por motivos exclusivamente económicos cuando no
desea el trabajo externo.
El tercer motivo es menos conocido pero igualmente válido: la variación. Habrá
amas de casa por vocación -innata o adquirida- pero no hay porque suponer a la
mujer tiene facilidad para todas las actividades domésticas por el hecho de ser madre,
como se le supone valor al soldado. Habrá esposas y madres a las que variar de
actividad les ayudará a conseguir un mayor equilibrio psíquico y emocional que
mejorará su disponibilidad interior hacia las personas de su familia y sus necesidades.
El cuarto motivo es criticable: la evasión del hogar. En rigor la evasión no es del
hogar sino del trabajo y las responsabilidades propias del hogar. Son las mujeres que
sin aceptar el esfuerzo -propio por otra parte de todo lo que vale realmente la pena-
que implica ser esposa y madre, condición que libremente eligieron, buscan su
autorrealización con fines individualistas, consumistas y meramente hedonistas.
En la búsqueda de la armonía entre el trabajo dentro y fuera del hogar, la esposa y
madre - y también el esposo y padre- son responsables del esfuerzo por lograr esa
integración con acciones concretas, pero también requieren de ciertas ayudas que
conforman el contenido de las llamadas “políticas empresarias familiarmente
responsables”, las que constituyen uno de los grandes desafíos del siglo XXI. Si bien
en las legislaciones laborales y sociales se protege la maternidad y en grado menor la
paternidad en el momento del nacimiento del hijo, en la mayoría de las empresas no
han sido todavía diseñadas nuevas políticas internas que faciliten el ejercicio de la
maternidad -que lógicamente no se agota con el parto- de manera de hacer posible la
convivencia familiar en su conjunto.
En occidente la mujer no es ya casi discriminada en el mundo del trabajo
profesional, pero si lo es la esposa y madre, y lo mismo cabría decir del esposo y
padre. En efecto, el adecuado balance de tiempos personales de dedicación al trabajo
y a la vida familiar en su conjunto, es para la mayoría de madres y padres un
rompecabezas posible pero cuyo armado vital exige hoy un esfuerzo heroico, que es
necesario revertir.
El tema del dinero y de la contribución económica del hombre y de la mujer al
sostenimiento del hogar común suele ser otra fuente de conflictos normales de la
convivencia conyugal. Como expresa Gottman, tanto si se disfruta de una cuenta
bancaria importante como si tienen que apretarse el cinturón, muchos cónyuges se
enfrentan a importantes conflictos. La clave para superarlos es establecer un
presupuesto familiar lúcido y consensuado. Se debe trabajar en equipo para resolver
los problemas financieros dialogando acerca de las preocupaciones, necesidades,
prioridades antes de elaborar una planificación y sobre todo antes de tomar
decisiones.
57. Existen hoy muchas dudas respecto del tema de la educación sexual.
¿Podrías darnos algunos criterios?
Les responderé sobre la base de las que creo que son las principales preguntas
que los padres puede hacerse en relación con esta temática.
¿Qué?
La sexualidad no es una parte sino una dimensión de toda la persona humana (que
como tal se diversifica masculina y femeninamente). La educación sexual es
educación para el amor, es ayudar a desarrollar una forma de ser persona masculina y
persona femenina adecuada a su igual dignidad, a su diversidad complementaria y a
su bien más profundo: ser comunión amorosa a través de una relación de don
recíproco. En otras palabras, la educación de la sexualidad o educación para el amor
es promover la maduración de la capacidad humana de amar, en orden a constituir,
conservar, desarrollar y restaurar relaciones de amor sólido, a través del matrimonio y
las diversas formas de entrega a Dios en el celibato.
¿Quién?
La educación de una persona es un trabajo artesanal, no industrial. Siendo cada
persona un “alguien”, una intimidad única, una creación inédita -aunque con una
naturaleza común con los demás hombres-, no se educa al ser humano en serie, sino
uno a uno. Por eso, los primeros y principales educadores son los padres, también en
lo que respecta a la educación particular de la sexualidad. Nadie conoce mejor a un
hijo que sus padres y por eso ellos pueden ser más certeros en encontrar las
oportunidades y circunstancias más adecuadas para dicha educación. Las escuelas
estatales y privadas complementan a los padres, no los sustituyen. La educación de
los hijos no se “terceriza”.
¿Cómo?
La educación para el amor tiene tres elementos fundamentales: la información, la
formación y el liderazgo o testimonio. La información implica brindar ideas claras y
comprensibles para el hijo acerca de la verdad de la sexualidad humana en cuanto a
su sentido, a su integridad y a la integración adecuada de sus dinamismos:
sensualidad, afectividad y racionalidad. La formación consiste en forjar los valores
objetivos en forma de hábitos que faciliten la vida con otra persona y para otra
persona. El liderazgo o testimonio es el esfuerzo sincero y visible de los padres por
vivir los valores objetivos que promueven y es decirles a sus hijos con lenguaje verbal
y no verbal a pesar de limitaciones y dificultades: ¡vale la pena!
¿Cuándo?
Siempre. La educación para el amor comienza en la vida embrionaria, etapa de
vida personal en la que un hijo a través del sentido del oído puede percibir la ternura
de sus padres y sentirse querido. La información, la formación y el liderazgo deberán
adaptarse al desarrollo evolutivo de la naturaleza de la persona humana de sus hijos,
a su sexo, a su personalidad y a sus circunstancias vitales.
¿Por qué?
Hay naturaleza en la sexualidad humana y por lo tanto un orden objetivo. Sin
embargo, la sencillez, facilidad y habitualidad para el don de sí recíproco que poseían
la mujer y el varón en el estado de creación original se han debilitado, y por eso la
sexualidad debe ser educada. La educación para la entrega o don de sí es una
necesidad del estado actual de nuestra naturaleza en orden a alcanzar la madurez o
plenitud humana.
¿Para qué?
Para que las nuevas generaciones puedan ser muy felices. La felicidad humana es
proporcional a la madurez que logre alcanzar el varón y la mujer y esta madurez es
directamente proporcional a la capacidad del dominio de sí para el don de sí o amor.
60. ¿Qué pasa con los menores que no han tenido familia?
Hay que señalar, ante todo, que lo que permite a un ser humano desarrollarse es el
amor. Si bien la familia es el mejor ámbito para ser concebido, nacer, crecer, envejecer
y morir con el trato digno de una persona humana -que es el amor incondicional-, sin
embargo, en situaciones de ausencia de familia, a veces es un tutor, un profesor, un
sacerdote, un rabino, un pastor, parientes más lejanos u otra familia, son quienes
pueden brindarle a un menor ese “humus” para su maduración que consiste en decirle
existencialmente: “vos valés”, “vos sos importante para mí”.
61. ¿Te parece bien que hoy se atrase la paternidad y maternidad? ¿Qué efectos
o consecuencias puede traer?
Pienso que si se trata de la imposibilidad de conseguir trabajo o de alguna
situación social o de enfermedad física o psíquica, hay razones o hay causas
razonables para posponer la paternidad y la maternidad. Creo en la paternidad
responsable, pero la paternidad responsable es la que responde a las causas antes
mencionadas; no debe confundirse con la paternidad confortable. Si la postergación
obedece al objetivo de alcanzar las condiciones materiales óptimas en cuanto a
presupuesto familiar y vivienda, no estoy de acuerdo. Porque además creo -como
antes he afirmado- que tener el desafío conjunto de progresar materialmente es un
sueño que une al matrimonio, es decir, que contribuye a su unidad y a su
comunicación. Por otro lado, creo que la postergación de la paternidad y la maternidad
es una cuestión no razonable desde el punto de vista físico y psíquico, puesto que la
mujer, a medida que pasan los años, va teniendo una reducción de su fertilidad, y no
son pocas las mujeres que tienen dificultad para buscar al hijo, porque han dado
prioridad, en sus veinte o treinta años, a su exclusivo desarrollo profesional.
Además de la capacidad física, con los años también evidentemente disminuye la
capacidad psíquica. Criar y educar a un hijo es un desafío apasionante y que brinda a
la mujer y al hombre quizás uno de los gozos más profundos que puede tener un ser
humano, pero también demanda mucha energía. Por lo tanto, la postergación de la
paternidad y la maternidad también puede motivar o desencadenar estilos educativos
permisivos por falta de energía paterna y materna, que son los que degeneran el
proceso de maduración óptimo de un hijo.
65. Pero, puesto que la mujer tiene menos disponibilidad para la relación sexual
en el período infértil de su ciclo, ¿no es antinatural reservar las relaciones para
ese momento?
Es natural que la mujer tenga mayor disponibilidad para el encuentro sexual
cuando está fértil. Si no fuera así, sería antinatural y contradictorio. Pero eso no
significa que la mujer en el período no fértil de su ciclo pierda la libido. En todo caso,
se requiere un mayor esfuerzo o esmero del varón en activar su impulso sexual.
El mayor disparador en la mujer para el encuentro sexual es el afecto y el trato
personal que le da el varón. Porque aún en el periodo de fertilidad, si no existen esas
circunstancias, es muy probable que la mujer no tenga apetito sexual.
66. ¿Qué decir de la planificación familiar cuando uno cuenta con poca
formación? ¿No es utópico pensar que puede practicarse?
La planificación natural comenzó a ser aplicada por el matrimonio Billings en África,
con poblaciones incluso analfabetas. La madre Teresa de Calcuta promovía la
planificación natural en la India también en sectores de población no precisamente de
alto nivel cultural. En la China se aplica hoy con muchísimo éxito la planificación
natural. De manera que no es una cuestión de nivel cultural de las personas el
presupuesto para vivir este modo de regulación de la natalidad.
68. ¿Es eficaz repartir preservativos para prevenir el embarazo adolescente y las
enfermedades de trasmisión sexual?
Las acciones de distribución gratuita de preservativos por parte de algún gobierno
como medio para combatir el mal personal y social de las enfermedades de
transmisión sexual y el embarazo precoz es ineficaz. Ya la primera Conferencia
Mundial de Higiene realizada a comienzos del siglo XX en los países nórdicos
europeos acuñó el concepto de “educación sexual” y la redujo a la distribución por
parte del estado de anticonceptivos, fundamentalmente de preservativos. Los males
que se pretendía erradicar no sólo no desaparecieron sino que se duplicaron o
cuadriplicaron. De modo que no tiene base científica ni corresponde a la experiencia
eficaz de otros países utilizar este medio para combatir esos problemas.
Uno de los pocos países que ha aplicado la recomendación de las Naciones
Unidas de promover la abstinencia y la fidelidad como primeras medidas para
erradicar el problema del embarazo precoz y las enfermedades de transmisión sexual
es Uganda. Este país, en diez años (entre 1991 y 2001), redujo de un quince a un
cinco por ciento el índice de contagio del SIDA. ¿Cuál fue el secreto de este éxito
rotundo? Uganda, siguiendo las pautas de la ONU, promovió el cambio de pautas
culturales en los jóvenes en vistas a la abstinencia de relaciones sexuales y la
fidelidad, y logró una eficacia sin precedentes. Entonces, además de las razones
morales antes referidas, la distribución de preservativos bajo el falso slogan del “sexo
seguro” implica una falacia científica y una ineficacia experimental para lograr el
objetivo fundamental, que es la salud personal y la salud social.
69. ¿La familia es una realidad meramente privada o también es algo de interés
público?
La familia es una realidad privada y también de interés público. Es una realidad
privada porque la fundación de una familia por parte de una mujer y un varón es un
derecho humano básico. Es decir, toda persona tiene derecho a fundarla o a no
fundarla. Por lo tanto, ningún varón y ninguna mujer pueden ser reemplazados,
ninguna autoridad tiene soberanía para crear una familia. En ese sentido, es una
realidad privada.
Pero siendo la familia el hábitat ecológico espiritual para la persona, porque en ella
recibe amor incondicional, contención y el más profundo sentido de pertenencia, la
familia tiene alto impacto en la salud personal y en la salud social, y por lo tanto es una
realidad de interés público. Existen ciertas funciones sociales que cumple
naturalmente sólo la familia, de modo que si ésta no existiera la sociedad no sería
viable. Por eso estas funciones sociales de la familia pueden ser llamadas “funciones
sociales estratégicas”.
La primera función social estratégica es la procreación de las próximas
generaciones. Por ejemplo, sin argentinos no hay nación Argentina. La experiencia y la
sociología muestran que, en los países donde la familia se debilita y no recibe
promoción o ayuda, la procreación disminuye hasta el extremo de que hoy algunos
países ya no tienen asegurado su recambio generacional. Éste es precisamente el
riesgo en el cual se encuentra la Argentina según el último censo nacional (2000).
La segunda función social estratégica de la familia es la crianza y educación de las
próximas generaciones. Por crianza ha de entenderse el proceso de alimentación,
salud e higiene básicas; por educación me refiero no sólo a la instrucción escolar sino
a la transmisión de una generación a otra de valores, un sentido para sus vidas y un
planeta habitable. Todos los intentos históricos de reemplazar a la familia en el
proceso de crianza y educación de los nuevos ciudadanos han fracasado.
La tercera función social estratégica de la familia es la de ser el hábitat ecológico
para la dignidad humana, por ser el ámbito en que una persona es amada
incondicionalmente, es decir, el ámbito donde la valoración no está condicionada a su
productividad, a su idoneidad técnica, a su simpatía, o a sus destrezas y habilidades,
como en otros ámbitos sociales (por ejemplo, el laboral o el deportivo).
El camino para el mejor proyecto humano es amar sólidamente en los dos modos
específicos de realizar integralmente la vocación de la persona humana al amor: el
matrimonio y la consagración total a Dios. Voy a concretar el mensaje que he
procurado compartir con ustedes en este, nuestro libro, a través de las siguientes
ideas:
La tercera clave es que el varón y la mujer se amen con todo lo que son. La
naturaleza de la persona humana femenina y masculina integra la sensualidad, la
afectividad y la racionalidad. La sensualidad reacciona ante los valores del cuerpo del
otro(a). La afectividad reacciona y responde a los valores del particular modo de ser
femenino o masculino de la persona amada. La racionalidad ordena la sensualidad y la
afectividad en función del bien objetivo de la persona amada. En el fenómeno del amor
sexuado hay algo que nos “pasa” (la sensualidad y la afectividad) pero también hay
algo que hacemos que “pase” con la inteligencia y voluntad: estos son los actos de
entrega o don de sí: esfuerzo por el otro, renuncias, cesiones, servicios, regalos
materiales y espirituales. Vivir relaciones reducidas no sólo a la sola sensualidad o
afectividad sino también a la sola racionalidad (sin ternura y sin “química”) conduce a
amores líquidos, frágiles y precarios. Ambos aspectos del amor son necesarios y el
amor pasivo se cuida y alimenta con el amor activo voluntario del don de sí.
La cuarta clave es amar el hombre y la mujer con todo lo que son pero
adecuadamente integrado: la racionalidad gobernando a la sensualidad y a la
afectividad. Gobernar no es mutilar ni suprimir la sensualidad y la afectividad sino
guiarlas, conducirlas, encauzarlas según el bien propio de la persona humana. Con la
inteligencia puede advertirse todo el bien objetivo de la persona que se ama y no sólo
lo que se presenta como bueno a los propios sentidos. Precisamente porque ve más,
la racionalidad debe gobernar a la sensualidad y a la afectividad. La integración de la
sensualidad y la afectividad en la racionalidad se logra incorporando a la personalidad
valores en forma de hábitos (virtudes). El justo, el prudente, el fuerte, el templado, el
honesto, el sincero, el generoso, el leal, el fiel, tiene más posibilidades de ser feliz y de
hacer feliz a quien ama ya que el dominio de sí facilita y hace posible el don de sí, es
decir, el amor.
Finalmente, un amor sólido supone dejarse amar por Dios, porque varón y mujer
son débiles en su anhelo de ser felices juntos. Él pone siempre el incremento al
esfuerzo por vivir un amor personal, complementario, entero, integrado y maduro.
A diferencia de las formas de unión y relación hombre-mujer meramente
convivenciales, el matrimonio es una estructura de unión comunitaria a imagen y
semejanza de un Dios que no es individuo sino comunidad de amor de las personas
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Teología del cuerpo de Juan Pablo II).
El sacramento, es decir, Cristo presente cada día con los cónyuges y no sólo el día
del casamiento, no origina ni las propiedades del matrimonio (unidad e indisolubilidad)
ni sus fines (bien de los cónyuges, procreación y educación de los hijos) sino que
éstos derivan de la sexualidad y de su dinámica natural. Si esas propiedades y fines
derivaran del sacramento, habría que concluir que sólo se casan los católicos. El
matrimonio es de origen natural y de existencia consensual y, por lo tanto, su
estructura deriva del Creador quien ha impreso la invitación a la unión matrimonial en
el orden o dinámica natural de la sexualidad y del enamoramiento. Corresponde a un
hombre y a una mujer concretos llevar a la existencia el matrimonio entre ellos a través
de sus voluntades libres que integran el consentimiento matrimonial.
Sin embargo, la presencia sacramental de Cristo ayuda, enriquece y fortalece a los
cónyuges en su esfuerzo por vivir aquellas propiedades y fines. Además, como antes
se ha afirmado, el matrimonio es la manifestación más concreta de la vida Divina
Trinitaria de comunión amorosa entre las personas Divinas. Ésta es la gran diferencia
entre un matrimonio con Cristo y uno sin Cristo, que expresa con singular belleza el
relato evangélico de las Bodas de Caná. Sin amor conyugal puede llegar a ser como
aquella agua de las tinajas (inoloro, incoloro e insípido) debido a las limitaciones y
defectos personales. Con Cristo, el amor conyugal puede ser como el vino en el que Él
convierte el agua, vino que alegra, refresca, fortalece y con el tiempo se añeja
desarrollando, como el amor, todo su valor.