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Dr.

Johny Fernando Sosa Risco


Lenguaje II

Trabajo de Coherencia y Cohesión

 Identifica los elementos de la cohesión textual en ensayos breves,


teniendo presente las propiedades del texto: Coherencia, cohesión
(elementos lingüísticos: recurrencias, anáforas, conectores) y
puntuación
 Una vez terminado la asignación, seleccionen un representante que
lo entregue en la sección TRABAJOS de Canvas. Por último,
prepárense a compartir pantalla y explicar el trabajo realizado.

Ensayo 1 Propiedades del texto

Ensayo 1
Coherencia:
¿Cómo saber si es amor? Una mirada
al concepto más esquivo de todos Para afirmar que este texto, analizamos que
está correctamente estructurado y cada parte
Todos sabemos, de un modo u otro, se conecta. El primer párrafo cuenta con varias
qué es el amor. Todos lo hemos sentido, interrogantes, que más tarde serían explicados
o hemos vivido su ausencia y, sin en el segundo párrafo. La explicación que nos
embargo, no logramos ponernos de da el texto sobre el que es el amor, se basa en
acuerdo respecto a qué cosa es, o cómo distintas fuentes, y por ello la conexión que hay
se lo define, o cuáles son sus rasgos entre las preguntas y las respuestas tienen que
esenciales. A veces , ni siquiera sabemosestar bien conectadas, así como también, bien
si es amor lo que sentimos, o si es otra argumentadas. De tal manera que cada uno de
cosa, ya que muchas otras emociones nosotros pueda concebir un concepto del amor
pueden confundirse con el amor. ¿Por gracias a cada idea mencionada.
qué es tan central en nuestra existencia
un concepto tan esquivo? Estamos seguros de que este texto sí posee
coherencia, ya que cada punto es entendible y
Si buscamos en el diccionario de la están estructurados de manera que mientras lo
Real Academia Española la palabra leamos, nosotros mismos podamos sacar
“amor”, hallaremos definiciones como nuestro propio concepto del amor.
esta: “Sentimiento intenso del ser
humano que, partiendo de su propia
insuficiencia, necesita y busca el
encuentro y unión con otro ser”; o como COHESIÓN
esta: “Sentimiento hacia otra persona
que naturalmente nos atrae y que,
procurando reciprocidad en el deseo de - En el texto encontramos como
unión, nos completa, alegra y da energía recurrencia sintáctica:
para convivir, comunicarnos y crear”; o Todos sabemos de un modo u otro, que
una mucho más simple y concisa: es el amor todos lo hemos sentido o
“Sentimiento de afecto, inclinación y hemos vivido su ausencia.
entrega a alguien o algo”. Son
definiciones muy distintas entre sí, pero
que tienen en común dos cosas: 1) el
amor es un sentimiento, o sea, algo que - Encontramos como conectores : todos,
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se siente; y 2) el amor se siente por el es , de acuerdo, a veces , y , como esta ,


otro, es decir, es algo que nos vincula con entre si, pero , es decir, demás
los demás. Podemos deducir que el
amor, en principio, es un sentimiento de Aditivo: más , todos .
vínculo para con el otro.
Restrictivo: sin embrago .
Fuente:
https://www.ejemplos.co/ensayos- Causativo: por que .
cortos/#ixzz7fwRV3Hjg
- E n el texto encontramos signos de
puntuación como :
Signo de interrogación , coma , punto ,
punto y coma, paréntesis , los 2
puntos , comillas .

Ensayo 2

El dilema sobre la existencia de la


muerte

Hasta aquí hemos definido con bastante


éxito lo que es morir, pero no lo que es la
muerte. ¿Se trata de un estado? ¿De un
lugar? ¿De una entidad? ¿Existe la
muerte? No son preguntas fáciles de
responder. Sabemos que la muerte es un
fenómeno observable porque lo hemos
visto ocurrir en los demás: idealmente,
los jóvenes veremos morir a nuestros
predecesores y nuestros descendientes
nos verán morir a nosotros. Pero de la
muerte propia sabemos muy poca cosa.
¿Es acaso algo que se puede
experimentar?

Una experiencia —convengamos— es


algo que vivimos, que almacenamos en la
memoria y que podemos evocar,
rememorar y transmitir a terceros.
Incluso si la muerte es, en efecto, algo
que vamos a experimentar, no es algo
que podamos luego rememorar o
transmitir a otros porque sencillamente
ya no estaremos allí para hacerlo.
Nuestra presencia social se verá
interrumpida, no podremos ya conectar
con los demás. Y esa desconexión radical,
incluso si no interrumpe también nuestra
continuidad psicológica (como prometen
algunas religiones), se parece mucho a
un callejón sin salida.
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La experiencia más cercana a la muerte


que tenemos ordinariamente es el sueño.
O sea, la acción de dormir. Todos hemos
experimentado el borroneo de la
conciencia que conduce al mundo del
sueño, y sabemos que en ocasiones esa
vivencia del vacío puede no estar repleta
de sueños y fantasías, sino ser
simplemente la nada. La inconsciencia. La
ausencia de las autopercepciones. Nadie
está consciente de sí mismo y de sus
alrededores mientras duerme, pero al
mismo tiempo se entrega al sueño con la
plena seguridad de que va a volverse a
despertar (incluso si no lo hace, lo cual a
menudo es una posibilidad). Entonces,
¿por qué no nos produce el sueño esa
misma angustia que nos produce la
muerte?

Quizá, precisamente, porque el sueño es


una desconexión temporal, transmisible,
narrable. Cuando despertemos,
podremos contar lo soñado o podremos
hablar de cómo nos quedamos dormidos,
y volver a conectar con ese relato de
nosotros mismos que es la memoria.
Pero, ¿podemos estar seguros de que la
persona que se fue a dormir es
exactamente la misma que despierta?
¿Qué es lo que nos permite superar ese
lapso de vacío y volver a la normalidad?
La razón es que el sueño no nos finaliza,
solo nos interrumpe: incluso si la persona
que se fue a dormir no es exactamente la
que despierta, esta última tiene un
sentido de continuidad psicológica, de
relato personal, que asociamos a estar
vivos, a existir.

Hagamos un experimento mental:


supongamos que dormimos durante un
largo trecho —como el personaje de la
fábula, Rip Van Winkle— y despertamos
dentro de quince años. Las cosas habrán
cambiado sin duda a nuestro alrededor:
muchos de nuestros seres queridos no
estarán o ya no serán los mismos, e
incluso nuestro cuerpo habrá envejecido
durante el sueño, de modo que no
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seremos ni siquiera físicamente los


mismos que cuando nos acostamos a
dormir.

Y sin embargo, podemos decir que


seguimos siendo nosotros, pues en
nuestra memoria sigue estando
almacenado el relato de lo vivido y
porque podemos hallar a terceros a
quienes transmitir dicho relato. Somos,
en gran medida, seres narrativos: nuestra
idea de existir depende de la posibilidad
de contar lo vivido.

Las personas que sufren de una amnesia


drástica y radical son, de alguna manera,
personas diferentes, incluso si su cuerpo
sigue siendo el mismo y su existencia
nunca se ha visto interrumpida. Pero
hagamos otro experimento mental.
Supongamos que una tecnología de
clonación muy avanzada nos permite
crear cuerpos idénticos al nuestro y
“copiar” en sus cerebros nuestros
recuerdos y nuestra personalidad. Así,
cuando nos toque morir, una versión más
joven y saludable podrá emerger del
laboratorio y ocupar nuestro lugar, como
si nada. ¿Significa eso que somos
inmortales?

La respuesta pareciera ser que no,


porque solamente los demás
experimentarán nuestra inmortalidad: las
versiones sucesivas de nosotros estarán
siempre allí para contarles lo ocurrido y
para perpetuar nuestra memoria, pero
esa versión singular que somos, ese
individuo irrepetible y único que habita
nuestro cuerpo habrá muerto. Y en ese
sentido, ¿son nuestros clones realmente
la misma persona que nosotros o son
más bien personas diferentes que portan
el mismo software, es decir, la misma
manera de pensar y los mismos
recuerdos?

Fuente:
https://www.ejemplos.co/ensayo-
filosofico-sobre-la-muerte/#ixzz7fwW0m
b6D
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Ensayo 3
Animales protegidos y animales
sacrificados

Esto no quiere decir que a los ciudadanos


contemporáneos nos resulten
indiferentes los sufrimientos animales;
de hecho, es posible que seamos mucho
más sensibles al respecto que las
generaciones rurales, criadas en contacto
estrecho con el sacrificio de aves de
corral y de animales de cría para comer.
Sin embargo, estos últimos poseen una
mayor conciencia de lo que implica el
consumo de la carne animal: han visto
directamente de dónde proviene y cómo
se obtiene, y ello puede implicar,
paradójicamente, un mayor grado de
respeto por la vida.

No ocurre lo mismo en las sociedades


urbanas, que crecen de espaldas a la
existencia de los animales sacrificados. Es
común que al preguntarle a un niño
citadino de dónde provienen las chuletas,
responda que del supermercado. Ello se
debe a que en su mundo existen los
animales domésticos o de compañía, con
los que desarrolla un nexo empático
profundo: gatos, perros, incluso aves y
peces que cohabitan el hogar y que
forman parte (si bien accesoria) de la
familia. La idea de que algunos animales
sean dignos de preservar y cuidar, y otros
en cambio deban usarse como producto
industrial es, en el fondo, contraria a la
empatía, de entrada inaceptable.

De hecho, la crueldad animal está


tipificada en numerosos órdenes
jurídicos modernos, pero casi siempre
circunscrita a los animales domésticos y
empáticos, o sea, a los animales
protegidos. La imagen de un hombre
apaleando a un perro, o de jóvenes
encerrando un gato en la lavadora
pueden resultarnos indignantes y casi
siempre abrigamos la esperanza de que
se haga justicia, o sea, que las leyes
amparen al sujeto indefenso, esto es, al
animal. Pero si los mismos criterios se
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aplicaran a la industria cárnica, aviar o


piscícola, es probable que ninguna
quedase en pie: las condiciones de
hacinamiento, maltrato continuo,
abandono y enfermedad en que viven los
animales de los que nos alimentamos son
de público y notorio conocimiento.

El dilema de la crueldad

La crueldad está definida, al menos según


el diccionario de la lengua, como
“inhumanidad, fiereza de ánimo,
impiedad”. El primero de dichos
conceptos no deja de ser paradójico,
pues la crueldad, como tal, es exclusiva
del ser humano. No hay crueldad en la
naturaleza, si bien de por sí puede
resultarnos implacable: el depredador
devora a su presa sin ningún
remordimiento y sin cuestionarse sobre
su dolor, porque ese es el camino hacia
su propia supervivencia. Pero sin
tampoco obtener un disfrute particular al
respecto. Los animales son amorales:
hacen lo que hacen guiados por su
instinto, sin elección, sin debates
internos.

Fuente:
https://www.ejemplos.co/ensayo-sobre-
el-maltrato-animal/#ixzz7fwXvoLB9
RESUMEN SOBRE LA AYUDA DE LAS PROPIEDADES TEXTUALES

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