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DOCUMENTO

METODOLÓGICO
ESTRATEGIA DE
INTERVENCIÓN DE
PREVENCIÓN DE
VIOLENCIAS BASADAS
EN GÉNERO
ALCALDÍA DE SANTIAGO DE CALI
SECRETARÍA DE BIENESTAR SOCIAL
SUBSECRETARÍA DE EQUIDAD DE GÉNERO

METODOLOGÍA DE LA ESTRATEGIA DE
INTERVENCIÓN DE PREVENCIÓN DE
VIOLENCIAS BASADAS EN GÉNERO
Maurice Armitage Cadavid
Alcalde de Santiago de Cali

Esaúd Urrutia Nóel


Secretario Bienestar Social

Ana Carolina Quijano Valencia


Subsecretaria de Equidad de Género

Katherine Eslava Rivera


Direccionamiento académico y consolidación del documento
Queda prohibida su reproducción, salvo excepción prevista en la Ley,
cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y
transformación de esta obra, sin contar con la autorización del titular.
Primera Edición, 2018
ISBN, en tramite.
Santiago de Cali
Contenido
Presentación 6
Problema 7
Justificación 12
Antecedentes 13
Objetivo general y específicos: 16
Población beneficiaria 16
Enfoques teóricos 20
Marco normativo 25
Proceso metodológico 31
Enfoque metodológico de la estrategia 31
Ejes de trabajo de la estrategia 33
Fases de la estrategia de prevención de
violencias basadas en género 35
Recurso humano para la estrategia 38
Guías metodologías de trabajo por sesiones: 43
Riesgos y dificultades: 44
Bibliografía 44
DOCUMENTO
METODOLÓGICO
ESTRATEGIA DE
INTERVENCIÓN DE
PREVENCIÓN DE
VIOLENCIAS BASADAS
EN GÉNERO Ana Carolina Quijano Valencia
Subsecretaria de Equidad de Género
Equipo Realizador:
Margarita Ramirez Leiton
Gustavo Adolfo Calle
Ofir Muñoz Vasquez
Alma Mercado Raga
Katherine Eslava Rivera
Wilson Henao
Brenda Valencia
Victor Alex Correa
Presentación
Porque las mujeres no estamos para pelear “ningún combate, nosotras tenemos
estrategias, nosotras construimos alternativas, caminos vitales, propiciamos cosas,
no estamos en combate contra la violencia contra las mujeres, nosotras estamos a
favor del derecho a la vida sin miedo y sin violencia para las mujeres” Marcela Lagarde
y de los Ríos

El presente documento recoge las acciones y estrategias de Prevención de Violencias


que se desarrollan desde la Secretaría de Bienestar Social, a través del quehacer de
la Subsecretaria de Equidad de Género, en pro de una vida digna, libre de violencias
contra las mujeres y del acceso a la justicia en el municipio de Cali para ellas, como lo
establece la Política pública de mujeres de Cali y la Ley 1257 de 2008 .

Es necesario mencionar que en el año 2016 el municipio de Santiago de Cali,


desarrolló el proceso de Reforma administrativa en busca de contar con una estructura
institucional que pueda dar respuesta pertinente y oportuna a las necesidades y
garantizar derechos para la población, en este proceso de reforma aprobado mediante
el Decreto 516 de 2016 se crea la Secretaría de Bienestar Social integrada por cuatro
Subsecretarías, entre ellas la Subsecretaría de Equidad de Género que tiene como
competencia la coordinación y seguimiento a la implementación de la Política Pública
para las mujeres en Santiago de Cali, aprobada por Decreto 0292 de 2010.

Es desde esta Subsecretaría que se establece funciones relativas a la prevención de


violencias:

• Desarrollar la estrategia prevención de las violencias basadas en género.

• Ejecutar estrategias y proyectos para la promoción socio cultural de masculinidades


y feminidades desde la equidad entre los géneros.
• Diseñar estrategias de comunicación pública no sexista para la ciudad que favorezca
la transformación de imaginarios de género que sustentan las discriminaciones y
violencias hacia las mujeres, y la población diversa sexual y de género.

• Apoyar estrategias de seguridad pública para las mujeres, favoreciendo la vivencia


de un territorio libre de violencias para las mujeres y la construcción de equidad
de género.

Con el objetivo de trabajar en el cumplimiento de las funciones encaminadas hacia


la prevención, se realiza el diseño de esta metodología, para lo cual se revisó de
manera detallada la sistematización de la experiencia de prevención de violencias
contra las mujeres desarrollada por la Alcaldía entre los años 2013 y 2016, así mismo
se adelantó un trabajo colectivo durante el 2017 con el equipo de “Prevención de
violencias basadas en género”, reconociendo las diferentes estrategias pedagógicas
planificadas y desarrolladas para aportar a las reflexiones sobre las necesarias
transformaciones culturales que desde la equidad e igualdad entre los géneros
requiere la sociedad, contribuyendo con ello a la construcción conjunta de saberes
que visibilicen y posicionen los derechos humanos de las mujeres, reconociendo las
discriminaciones y desigualdades en los diferentes escenarios de la cotidianidad.

De esta manera, el documento propone una estrategia general de intervención sobre


la problemática, que recoge los abordajes o referentes conceptuales y de enfoques,
la ruta metodológica y guías especificas por temáticas, significando un aporte para la

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ciudad y la posibilidad de mantener continuidad en las formas de intervención que
la administración municipal implementa para la prevención de violencias basadas en
género.

Problema
El equipo de prevención de la Subsecretaría de Equidad de Género tiene como
problema de su intervención las violencias basadas en género. En primer lugar, esta
definición sitúa como eje central de los hechos de violencia las construcciones de
género y su relación con las formas de poder que se presentan en las interacciones
sociales. De esta manera articula la interpretación de dinámicas de clase, etnia-raza
y edad, con la comprensión del género y las formas de dominación que le atraviesan
en un contexto determinado. En segundo lugar, esta definición permite ubicar la
problemática como histórico-cultural, en oposición con comprensiones esencialistas
o naturales, de forma que es susceptible de transformación.

Ahora bien, de la misma manera que las relaciones de género son transversales a
la vida humana, las violencias basadas en género atraviesan todos sus escenarios.
Esta discusión ha constituido uno de los ejes centrales del activismo del movimiento
feminista: lo personal, como público y político. Por tanto no puede circunscribirse
la realidad de las violencias basadas en género a escenarios concretos como lo
doméstico, al igual que tampoco puede reducirse su comprensión a los actos
realizados por hombres y mujeres: el género y las violencias que mantienen sus
formas hegemónicas van mucho más allá, incidiendo en los sentidos mismos que
adquiere en cualquier contexto el ser hombre y ser mujer, como una realidad social,
histórica y en constante construcción.

En este sentido, la violencia contra las mujeres constituye una problemática central
en las violencias basadas en género, atravesada por múltiples dimensiones y
dinámicas. Su reproducción pasa, inevitablemente, por la totalidad de la vida social,
sus escenarios, relaciones y actores. Por esto, analizar la situación actual de las
violencias contra las mujeres para el diseño de una metodología que contribuyan a su
prevención, pasa por dos momentos: uno primero de reconocimiento de la magnitud
de la problemática, y un segundo momento de análisis crítico de las realidades del
género presentes en el contexto social, que nos permita problematizar el acto de la
violencia.

Con relación a la magnitud del problema de las violencias, según la Organización


Mundial de la Salud, la prevalencia de violencia contra la mujer por parte de la pareja
representó, en las edades entre 15 y 69, para el año 2010 en el mundo 30,005 puntos
porcentuales, encontrándose por encima de este valor las regiones de Sur y Este de
Asia, con 37,672 y el Mediterráneo Oriental con 37,014. La región de América, que
consolidad Norte y Sur, correspondió a 29,845 estando levemente por debajo del
promedio para el mundo. De esta manera, esta problemática constituye una limitante
para el desarrollo de las diferentes regiones del mundo, en tanto compromete el
acceso de las mujeres a diversos escenarios de la vida y el fomento de sus capacidades.

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Gráfica 1. Prevalencia de violencia contra la mujer por pareja.
Seis regiones del mundo. Período 2010

Fuente: WHO Intimate partner violence prevalence among ever partnered women (%)

Específicamente en Colombia, los registros estadísticos sobre violencia de pareja


producidos por el Instituto Nacional de Medicina Legal que están asociadas a los
registros de demanda al sistema judicial, en particular a Fiscalía, evidencian que
para el año 2015, y siguiendo la tendencia de las últimas décadas, las mujeres están
expuestas diversas formas de violencia en casi todos sus ciclos vitales, con una
concentración de las víctimas en el rango de edad entre 20 – 29 años, y 10 a 14
años, así como, en el de mujeres mayores de 55 años. Respecto a los 47.248 casos
de violencia de pareja registrados en 2015 en Colombia, que suponen una tasa de
119,24 por cada 100.000 habitantes, las mujeres continúan siendo la población
más afectada por este tipo de violencia (86,66%) y en el 47,27% de los casos, el
presunto agresor es su compañero permanente y en un 29,33% su excompañero, de
estos casos 33.125 ocurrieron en el hogar, lo cual corresponde al 70,22%, seguido
de 11.205 en vía pública. Así mismo en el año 2015 se registraron 1.230 casos de
mujeres asesinadas, de este total el 9.6% fueron asesinadas por su pareja o ex pareja,
enmarcados en la tipificación penal del feminicidio.

De Acuerdo con la encuesta Nacional de Demografía y Salud realizada en 2015 –


ENDS-2015- las estadísticas más desagregadas que se producen es a nivel de Área
Metropolitana (conformada para este caso por la ciudad de Cali, y los municipios de
Candelaria, Jamundí, Palmira y Yumbo). El porcentaje de mujeres de 13 a 49 años
que reportaron algún tipo de violencia por tipo de las violencias definidas por esta
encuesta para el Área Metropolitana de Cali (CALI AM) fue de 75,0%. Es decir, por
lo menos tres de cada cuatro mujeres. El 73,0% reportó alguna de las experiencias
de violencia psicológica (que incluye violencia verbal y de control); el 35,5% de las
mujeres reportaron alguna experiencia de violencia física; el 32,2% reportó algún
tipo de violencia económica y el 7,3% reportó alguna violencia sexual. Esto pone por
encima los niveles de violencia de CALI AM cuando se les compara –con la excepción
de la violencia sexual- con los porcentajes de mujeres de 13 a 49 años que reportaron
algún tipo de violencia en el total nacional: alguna violencia (66,7%), alguna violencia
psicológica (64,1%), alguna violencia física (31,9%), alguna violencia económica
(31,1%), y alguna violencia sexual (7,6%). Cuando comparadas CALI AM con el Área
Metropolitana de Medellín y la ciudad de Bogotá, es decir las tres más grandes
concentraciones urbanas del país, los niveles del CALI AM solo resulta menores que
los de estas otras dos concentraciones urbanas tanto para el caso de los porcentajes
reportados de alguna violencia económica en Medellín AM (35,9%) y de alguna
violencia sexual tanto en Medellín AM (7,5%) como en Bogotá (9,2%) (Véase ENDS,
2015).

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Ahora vista desde la perspectiva de las estadísticas de “Exámenes médicos legales
por presunto delito sexual en Colombia” se tienen para el año 2016 las siguientes
tasas para mujeres por 100000 habitantes en las 4 ciudades más importantes del
país: Cali (65,12), Medellín (71,86), Barranquilla (84,62), Bogotá, D.C. (86,37) y para
el total nacional (73,98). Cali presenta en este caso la tasa más baja, aún por debajo
de la media nacional.

Para el caso de Santiago de Cali, la violencia familiar, recae principalmente sobre


las Mujeres; en el quinquenio comprendido entre 2009 a 2014 se asistió a un
aumento en los casos registrados de violencia familiar hacia la Mujer desde 140,58
por cada 100.000 habitantes en 2009 hasta 184,46 en 2013, experimentando un
ligero descenso en 2014 a 168,01 casos por cada 100.000 habitantes. Del anterior
registro se presentaron 1.676 casos de violencia familiar en el 2014, los cuales fueron
cometidos por sus propias parejas, 155 casos en contra de niñas y adolescentes y en
el mismo año se realizaron 761 exámenes legales relativos a presunto abuso sexual,
cifra que corresponde a 62,19 exámenes por cada 100.000 habitantes.

Como lo han mostrado las mediciones partiendo del SIVIGILA, que es el sistema de
vigilancia epidemiológica, el cual refleja las demandas de atención que se produjeron
al sistema de salud municipal en la red pública y privada por casos de violencias
contra las mujeres desde el año 2003 al 2016, se han reportado en la ciudad un
promedio de 4800 casos de mujeres víctimas, siendo el reporte más bajo en el
año 2015, con 3508 casos, y el más alto el 2007 con 8300. Esto significa, que la
tendencia de las violencias reportadas al sistema de salud ha sido constante en su
comportamiento, sin evidenciar significativos cambios que permitan plantear su
disminución en el futuro. Es importante resaltar que existe subregistro en el reporte,
el cual puede estar relacionado por la naturalización de la situación de violencias que
desincentiva su reporte, así mismo por el actuar de los y las profesionales de la salud
para la comprensión del fenómeno de las violencias y su adecuado reporte.

Gráfica 2. Violencia contra la mujeren datos absolutos, Cali,


período 2003-2016

Fuente: OVF y SIVIGILA, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016.

Según informe de violencia sexual y contra la Mujer en Cali del Observatorio de


Violencia Familiar en 2015, de 3.022 casos de violencia contra la Mujer, reportados
en Cali, el 80% ocurrió sobre menores de 35 años de edad y desagregando el grupo
etario más afectado fue el de menores de edad, entre 10 y 14 años (15%). Las comunas
13, 14 y 21 presentan mayor proporción de casos de violencia contra la Mujer

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Para el año 2016 se presentaron 4.202 casos de violencia contra la mujer, de los
cuales el 54,6% de mujeres se ubicó entre los 10 y 29 años, ver gráfica No.3. En estos
casos, predominó el reporte de la violencia física, con aproximadamente 60 de cada
100, y sexual, con aproximadamente 31 de cada 100.

Gráfica 3. Porcentaje de mujeres víctimas de violencias


basadas en género, según edad, 2016. Santiago de Cali.

Fuente: OVF y Sivigila, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016.

La mayor proporción de agresiones y actos de violencia son ejecutados por pareja o


expareja, con aproximadamente 47% de los casos reportados. En esta misma línea,
como se observa en la gráfica No.4, 70 de cada 100 casos de violencia contra la
mujer ocurrieron en sus viviendas, seguido del 17,8% en vía pública. Sin embargo,
si agrupamos los escenarios extra-domésticos y de dispersión (establecimiento
comercial, espacios terrestres al aire libre y lugares de esparcimiento con expendio
de alcohol) junto con vía pública, encontramos que el 20,8% de las violencias
corresponden a espacios públicos en términos general; así tanto los escenarios
asociados a lo público, como lo privado, se ven atravesados por formas de dominación
masculina.

Gráfica 4. Porcentaje de mujeres víctimas de violencias en


género, según escenario de ocurrencia, Cali, 2016.

Fuente: OVF y Sivigila, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016.

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Por último, y de acuerdo con la ubicación geográfica de los casos se evidencia
una concentración en el oriente de Cali (comunas 7, 13, 14, 15 y 21), con el 36%
de casos, seguido del 19% en el conglomerado centro-norte (comunas 3, 4, 5, 6,
9 y 10), permitiendo plantear la importante relación entre dinámicas demográficas
y la violencia contra las mujeres: el oriente de Cali históricamente ha concentrado
dinámicas de desigualdad de diverso tipo, al igual que de exclusión.

Gráfica 55. Porcentaje de mujeres víctimas de violencias,


segúnresidencia, 2016. Santiago de Cali.

Fuente: OVF y Sivigila, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016

El panorama de violencias refleja una constante en los últimos años, como se puede
notar, persisten en la ciudad formas de relacionamiento e interacción ligadas a
condicionamientos socio culturales, que ubican a las mujeres en una posición de
desventaja y dominación, este origen cultural de las violencias contra las mujeres,
hace que su abordaje requiera de múltiples aristas, entre ellas conocer a profundidad
los contextos, imaginarios, estereotipos que le anteceden y en los cuales se presenta,
los hábitos, actitudes y prácticas alrededor de la misma, al igual que las respuestas
comunitarias e institucionales. Otra arista importante de reconocer es la aprobación
social que se hace de las violencias en diversos escenarios de la sociedad, y que
termina por normalizar y validad dichos comportamientos.

Investigaciones han evidenciado que los cambios en las percepciones culturales de


la violencia tienen efectos sobre su comportamiento epidemiológico, lo que quiere
decir que cuando se reduce la aceptación social de la misma, este hecho se traduce en
un decrecimiento real de las agresiones en la vida práctica (Straus, Kaufman, kantor y
Moore 1997 citados por Jazinki, citados en estudio de tolerancia social e institucional
a las violencias.2010). Considerando lo anterior es preponderante entonces abordar
el trabajo de la intervención sobre la prevención de violencias, desde la reflexión y
movilización relativa a las construcciones socio culturales que la sustentan.

Comprendiendo las diversas características de la problemática, surge la siguiente


pregunta que guía el diseño metodológico: ¿Qué tipo de estrategias se requieren
para trabajar sobre la prevención de las violencias basadas en género, en una ciudad
como Santiago de Cali?

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Justificación
La violencia contra las mujeres significa una violación de los derechos humanos de las
mismas. Esto ha sido posicionado en los ámbitos internacionales, fundamentalmente
en las convenciones internacionales en temas de mujer y género, y en lo nacional
con las diferentes legislaciones propias diseñadas, al igual que por políticas sociales
alrededor de estos temas. En lo concreto, y por mencionar las más relevantes en
el tema, Colombia ha acogido y asumido el cumplimiento del CEDAW (Convención
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer) de 1979,
y la Convención Belém Do Pará (Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la violencia contra la mujer) de 1994. Mientras que en la legislación propia,
se cuenta con la Ley 1257 de 2008, establece las acciones en prevención, atención
y sanción de las violencias y discriminación contra las mujeres, junto con la ley 1761
de 2015, que creó el tipo penal de feminicidio como delito autónomo. Como se
puede observar, el país tiene la obligatoriedad de implementar estas normas, todas
encaminadas a la garantía de derechos de las mujeres.

En la misma línea, como ha sido planteado por autoras como Miryan Zuñiga, la
equidad de género se constituye como un elemento central en el desarrollo (2010).
De esta manera, la erradicación de las violencias contra las mujeres es un paso
fundamental para la garantía de sus derechos y con esto la posibilidad de acceso a
oportunidades, fortalecimiento de capacidades, crecimiento económico, social, por
tanto, no es posible hablar de desarrollo sostenible, si estas persisten.

Adelantar un trabajo por la eliminación de cualquier práctica discriminatoria y


de violencia fundada en la dominación masculina y las dinámicas de desigualdad
permitirá generar ambientes seguros para todos y todas, entendiendo que la
persistencia de patrones estereotipados de masculinidad y feminidad, restringe la
vivencia plena de la ciudadanía, limitando el aporte potencial que pueden hacer, en
este caso las mujeres al desarrollo.

Por otra parte la ciudad de Santiago de Cali, ha asumido un compromiso institucional


para garantizar una vida libre de violencias basadas en género, específicamente las
violencias contra las mujeres, mediante la aprobación de la política pública para
las mujeres en Santiago de Cali, reconocimiento, equidad de género e igualdad
de oportunidades (Acuerdo 0292 de 2010). Este compromiso se materializa en la
implementación de diferentes estrategias y acciones en pro de la garantía de derechos
de las mujeres, entre ellas las enfocadas a prevención de las violencias.

Ahora bien, con esta realidad se genera la pregunta: ¿Cómo trabajar para aportar
a la prevención de las violencias basadas en género?, de acuerdo con el proceso
de sistematización desarrollado al proceso de prevención (Girón, 2016) se propone
trabajar desde la lógica de anticipación, que se operativiza en la orientación por
actuar antes de la ocurrencia de los hechos de violencia. Esto significa identificar
los escenarios, prácticas y discursos centrales en la (re)producción o configuración
del género en sí mismo: anticiparse a las violencias significa actuar sobre sentidos-
significados y prácticas de género ; es decir, buscando movilizar las maneras en que
se configura social y culturalmente el género, mediante la movilización de algunos
elementos que sustentan su aprendizaje, permitiendo reflexiones enfocadas a
desaprender y presentando otras maneras de actuar asociadas al respeto por los
derechos humanos y la dignidad de las personas desde sus diferencias.

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Antecedentes
En esta parte del documento se brindará un contexto amplio que permita ubicar
la estrategia de intervención. Por esto, se presentarán las principales discusiones
que han surgido al momento de abordar experiencias internacionales y nacionales
próximas a la estrategia de prevención de Cali (Girón, 2016). En América Latina países
como Chile, México, Argentina, Costa Rica y Ecuador han sido pioneros en el diseño
de estrategias para la intervención de la violencia contra la mujer –en el marco
de la prevención- mientras que en Colombia municipios como Bogotá y Medellín
han presentado significativos avances. El siguiente cuadro sintetiza las principales
características de estas experiencias:

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Respecto a estas experiencias internacionales y nacionales, hemos recogido los
puntos de reflexión que nos permiten aproximarnos a las formas que la prevención
toma frente a la problemática de las violencias contra las mujeres. Como hemos
observado, cada una cuenta con particularidades en su estructura, es decir, en la
forma como entiende el problema, como define la prevención y como la ejecuta o
vuelve acciones. Por esto, resulta pertinente precisar qué líneas de discusión pueden
extraerse, y que nos permita orientar posteriores discusiones.

Lógica de la prevención

Como pudimos observar, la prevención se caracteriza por tener una lógica de


anticipación, la cual constituye la especificidad de la intervención social en este marco,
al margen de definiciones que hacen referencia al evitar o detener la ocurrencia
de algún evento. La anticipación evidencia de manera más precisa el sentido y
particularidad que tiene la prevención y que haría posible este evitar y detener.
Sin embargo, es pertinente preguntarse ¿Qué significa anticiparse en las violencias
contra las mujeres?

Si partimos de lo planteado por las experiencias abordadas, donde observamos


que las acciones identificadas como preventivas se ubican en la transformación
socio-cultural, en la generación de mecanismos para la identificación temprana,
en el trabajo concreto en el sector educativo o incluso en la participación política,
podemos reflexionar lo siguiente: la lógica de anticipación puede tomar diversas
formas, fundamentalmente partiendo de la manera como cada experiencia
comprenda la problemática y su dinámica. Así, si se comprende que las violencias
contra las mujeres son consecuencia de procesos culturales que dan significado a lo
masculino y femenino (generando estereotipos, actitudes, discriminación, etc.), la
anticipación aparece como educación, sensibilización o en términos generales como
transformación de patrones culturales.

Modalidad de la prevención: eje o línea

En las experiencias internacionales y nacionales presentadas, la prevención


oscila entre dos modalidades o estructuras: como línea, configurada de manera
independiente en sus objetivos y acciones; o como eje, diseñada de manera que sus
acciones son transversales y atraviesan todas las líneas independientes de acción. Si
tomamos estos dos extremos como tipos ideales, quiere decir que la prevención, o
más precisamente la lógica de anticipación en la intervención social, puede tomar
diversas formas según tienda a ser una línea o un eje.

Es importante considerar este punto, al permitir explorar las relaciones que


diferentes dispositivos y lógicas de intervención toman en el marco de una estrategia.
Considerado así, la anticipación como eje o línea tendrá incidencias diferentes en
cada experiencia, dependiendo de la forma que tengan otros dispositivos (como
la atención, por ejemplo) y en términos generales de la estructura que tenga la
estrategia de intervención.

Prevención de violencias ¿contra la mujer o de género?

La definición que cada experiencia produzca acerca de la realidad que pretende


intervenir condicionará las posibles acciones que diseñe y ejecute. Esto porque la
manera como entendemos una realidad establece parámetros simbólicos para la
acción. De esta manera, no es igual definir la violencia como de género, a contra las
mujeres. Como ejemplo de esto podemos tomar la experiencia de Ecuador, donde

14
se utilizar el concepto de género para interpretar el fenómeno social de la violencia,
lo que les permite, en sus acciones, involucrar lo masculino (niños y adolescentes).

Sin embargo, por tendencia, las experiencias internacionales y nacionales orientan


su definición a las violencias contra las mujeres, concentrando sus acciones –
redundando- a mujeres (en todo su ciclo vital). Consideramos que es importante
discutir estas definiciones –y sus consecuencias prácticas- según sus implicaciones
en la efectividad de la anticipación. La discusión sobre la inclusión de hombres en
la intervención sobre las violencias dependerá de cómo se conciba el género y de la
lógica de intervención presente. Por ejemplo: lo masculino excede lo sustancial del
individuo varón, y llega a prácticas, sentimientos y en general se constituye como un
marco interpretativo; es decir, sentidos y significados desde los cuales se interpreta y
adjudica el carácter de masculino a situaciones, prácticas, sentimientos, colores, etc.
De manera que tener como población destinataria hombres –o no tenerlos- no debe
significar mecánicamente la intervención/transformación –o no intervención- sobre
lo masculino.

Perspectiva territorial, carácter centralizado/descentralizado y monopolio estatal

Como pudimos observar, de manera más concreta en Argentina, Chile y Bogotá,


las experiencias cuentan con un fuerte componente de territorialización de sus
acciones, lo que les permite extender su cobertura. Sin embargo, territorializar
significa algo más que extender la implementación de las acciones en el espacio.
Implica un reconocimiento de las realidades locales como heterogéneas, por lo que
las estrategias de intervención deben ajustarse a dichas diferencias. Este componente
o criterio en la intervención se inscribe en la discusión planteada por Franco (1996)
sobre la tendencia de sus modalidades a un carácter centralizado (estrategia única
que presupone una realidad también homogénea) o descentralizado (estrategia plural
que reconoce realidades heterogéneas). De manera que no existe relación directa
entre el tener diversas sedes o centros en el territorio y contar con una estrategia
ajustada a las realidades locales.

Sin embargo, la existencia de este carácter territorial (descentralizado) está vinculado


en las experiencias examinadas con la tendencia a un monopolio estatal (Franco,1996),
es decir, a un control completo del Estado (lo público) en la financiación, diseño,
implementación y evaluación de las estrategias, dado que predominantemente se
caracterizan por la existencia de instituciones o dependencias especializadas en
mujer, que además cuentan con independencias y autonomía financiera y en toma
de decisiones.

El camino metodológico
El diseño de esta estrategia metodológica da cuanta de un proceso realizado con
múltiples voces y miradas, durante el año 2017 se desarrolló un trabajo detenido
con las personas integrantes del equipo de prevención de violencias basadas en
género, acompañadas por personas del equipo de Transversalización y gestión
del conocimiento. Los encuentros se dieron desde la diversidad de formas de ser,
concebir el mundo y caminar por él.

En primer lugar se abordaron las reflexiones sobre las líneas teóricas, los lugares de
pensamiento para leer la realidad; se revisaron las experiencias previas frente a la
prevención de violencias basadas en género en la ciudad de la ciudad de Santiago
de Cali, recogidas en la sistematización de experiencias realizada en el año 2016.

15
Posteriormente desde estos elementos y el dialogo de saberes se construyeron
conceptos sobre la intervención en prevención, fases del proceso, momentos
metodológicos, entre otros. Esta metodología pretende ser una guía de camino
para el equipo, así como, para otras personas, organizaciones que estén buscando
emprender o continuar caminos en la prevención de las violencias basadas en género.

Objetivo general
Contribuir a la construcción conjunta de saberes en pro de la prevención de violencias
de género para la transformación de relaciones personales y colectivas desde la
equidad e igualdad de derechos.

Objetivos específicos:
• Realizar procesos de información y formación en Derechos Humanos de las
Mujeres, Violencias basadas en género y masculinidades equitativas.
• Fortalecer articulaciones sociales e interinstitucionales para la detección,
prevención y/o atención a las violencias hacia las mujeres.
• Generar acciones comunicativas de movilización de los imaginarios que sustentan
las violencias basadas en género.

Población beneficiaria
En el ejercicio adelantado con los y las profesionales del equipo de Prevención se
identificaron los siguientes beneficiarios-as:

Cuadro No. 5

16
Construcción propia equipo de prevención, 2017.
De acuerdo con la base de datos del equipo de Prevención en violencias basadas en
género 2017, la distribución por género de la población vinculada a la estrategia de
prevención se da de la siguiente manera: el 84,7% es del género femenino, 15,2% a
la categoría masculino y 0,1% en otros. La diferencia porcentual entre la categoría
femenino y masculino es del 69,5%. (Ver gráfica No.6).

Gráfica 6. Género de la población vinculada a la estrategia


6 de prevención, 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017

La población vinculada durante el año 2017 a la estrategia de prevención, se


presenta distribuida por de acuerdo a tres zonas la ciudad, zona 1 ”Ladera- Centro y
Corregimientos” que comprende en este caso a los corregimientos de Golondrinas,
Los Andes, El Saladito, La Leonera y Felidia junto con las comunas 1, 3, 4, 9, 18, y 20,
de la ciudad de Cali; “zona 2. Oriente” la cual comprende las comunas 6, 7, 8, 11, 12,
13, 14, 15,16 y 21; y el “corredor Norte- Sur” que comprende las comunas 2, 5, 10,
17,19 y 22.

Gráfica77. Conglomerados según género en población


vinculada a la estrategia de prevención, 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017

17
De acuerdo con la gráfica No.7, el conglomerado centro ladera y corregimientos cuenta
con un 87% de representación femenina y un 13% masculina, en el caso del corredor
Norte-Sur la distribución es de un 82% género femenino y un 18% masculino, por
último, en la zona oriente se nota una representación de 86% femenino y 14% al
género masculino.
Gráfica 8. Población
8 vinculada a la estrategia de prevención,
según grupos etarios y género, para el año 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017

La gráfica No.8 refleja una alta participación femenina en los diferentes grupos etarios,
especialmente alta en los rangos de 40 a 59 años en adelante mientras que los hombres
tienen una participación representativa en los grupos etarios menores de 20 y 30 años.
En el caso de las personas que se identifica con otro género fuera del femenino o el
masculino, se presentan dos registros, ubicándose el registro por debajo del 1%.

Gráfica 9. Autoreconocimiento étnico-racial por género en la


9
población vinculada a la estrategia de prevención, 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017

18
La distribución de la población por auto reconocimiento étnico-racial y género permite
identificar que el 84,2% de la población que se auto reconoce como blancos (as) mestizas
corresponden al género femenino, seguido de un 15,8% masculino; en cuanto a la población
que se auto reconoce como negro (a), mulato(a), raizal, afrocolombiano (a) o palenquero
(a) un 82,2% es femenina, un 17,5% masculina y 0,3% en otros; para el caso de la categoría
indígena, el 89,2% de la población pertenece al género femenino, el 10,8% masculino y
0,0% en otros.

Al comparar los niveles de escolaridad por género de la población vinculada a la estrategia de


prevención durante 2017, se encuentra que desde el preescolar, hasta el nivel postgraduado,
con respecto a las personas que culminaron la media académica, clásica o técnica, el 82,2%
es femenino, el 17,1% masculino y un 0,7% otros, en culminación de básica primaria el 95%
es femenino y 5% masculino.

Gráfica 10.
10 Nivel educativo por género en población
vinculada a la estrategia de prevención, 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017

Continuando con la formación la gráfica No. 10.1 representa la población participante


que manifestó haber concluido estudios técnicos profesionales, un 84,8% es femenina, y
un 15,2% masculina, en formación tecnológica el 86,2% es para femenino, el 13,8% para
masculino.

Gráfica 10.1. 10
Nivel educativo por género en población
vinculada a la estrategia de prevención, 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017


19
Respecto al estado Civil la gráfica No.11 expone la distribución dentro de la variable,
podemos ver como la categoría casada/o está representada en un 88% por el género
femenino y un 13% por el género masculino,, para la categoría separada/o las mujeres
presentan el 94% y los hombres el 6%, asimismo en la categoría soltera/o con un 80%
frente al 19% y la unión libre en un 88% frente al 12%, por último en la categoría
viuda/o las mujeres expresan el 98% de los casos en la categoría y los hombres el 2%.

Gráfica 11.
11 Estado civil de la población vinculada a la
estrategia de prevención, según género, 2017

Fuente. Fichas DUB equipo de prevención de violencias Enero- Diciembre 2017

Enfoques teóricos
Para el desarrollo de cada una de las acciones que se adelantan desde el Equipo de
Prevención de Violencias basadas en género, se plantea el abordaje de las mismas a
partir de cada una de las perspectivas, enfoques que se mencionan a continuación:

Perspectiva de género: asumir el género como perspectiva tiene implicaciones


diferentes que asumirle como enfoque. Mientras la perspectiva constituye el
referente amplio sobre el cual se aborda todo el proceso o metodología, los enfoques
constituyen los puntos o focos de interés por trabajar, en el marco de la perspectiva.
Se entenderá el género como “el sistema de saberes, discursos, prácticas sociales
y relaciones de poder que les da contenido específico al cuerpo sexuado, a la
sexualidad y a las diferencias físicas, socioeconómicas, culturales y políticas entre los
sexos en una época y en un contexto determinados” (Castellanos, 2006: 14) . Sin
embargo, este proceso de construcción ocurre en situaciones concretas –no en un
abstracto- y por lo tanto está sujeta a dinámicas de poder-dominación, de manera
que eso institucionalizado es siempre lo normativo que además es funcional a la
reproducción del orden masculino, en tanto ordenamiento de privilegios masculinos
y subordinación femenina (Scott, 1986). Entonces el género hace referencia a las
características de lo masculino y femenino que son determinadas por el contexto
social, histórico, por tanto no son naturales y pueden tener continuas variaciones.
Abordar la perspectiva de género implica reconocer prácticas y discursos que
reproducen, perpetúan privilegios, ocasionando discriminación y desigualdades de
género.

20
En este sentido utilizar la categoría de género para referirse a los procesos de
diferenciación, dominación, y subordinación entre hombre y mujeres, obliga a remitirse
a la fuerza de lo social y abre la posibilidad de la transformación de costumbres e ideas.
La perspectiva de género se aleja de argumentaciones funcionalistas y deterministas,
buscando explicar la acción humana como un producto construido con base en un
sentido subjetivo. (Lamas, 2013:11)

También al hablar de género, reflexionamos sobre la producción de formas


culturalmente apropiadas respecto al comportamiento de los hombres y de las
mujeres es una función central de la autoridad social,-producción que- esta mediada
por la compleja interacción de un amplio espectro de instituciones económicas,
sociales, políticas y religiosas… Las normas de género no siempre están claramente
explicitadas, a menudo se trasmiten de manera implícita a través del lenguaje y otros
símbolos. (CONWAY, Jill & at, 2003, 23). Lo anterior permite enunciar que los sistemas
de género pueden tener variabilidad en contextos y épocas determinadas, las formas
de trasmisión de las construcciones de género son múltiples y están determinadas
por diferentes órdenes institucionales, por tanto actuar sobre las construcciones
sociales y culturales influye en otras formas de producción en relación al género.

Enfoque de violencias basadas en género: en este marco general se problematiza


el lugar de las violencias contra las mujeres desde las relaciones de género,
principalmente por su conexión con el mantenimiento del orden masculino (como
sistema de privilegios), en este sentido:

Al rastrear el comportamiento de la violencia contra las mujeres en la historia de


la humanidad es posible constatar la existencia de diversas prácticas relativas a
las diferentes culturas, en las que se les ha causado intencionalmente daño físico
o emocional. Las pesquisas de las arqueólogas e historiadoras... les han permitido
identificar tanto en la iconografía, como en los sistemas legales de las sociedades más
estructuradas (egipcios, griegos, romanos) costumbres y normas que aceptaban,
regulaban o estipulaban la agresión a las mujeres. (López: 2010, citado por Castro et
al, 2013: 34).

Se retoma el enfoque de violencias basadas en género, desde las reflexiones


propuestas por el marco interpretativo del modelo ecológico feminista planteado
por Heisi (1994) que recoge la propuesta del modelo ecológico de Bronfenbrenner
(1979), al plantear sistemas interrelacionados sobre los cuales es necesario intervenir
para la erradicación de las violencias, estos sistemas , individual, familiar, comunitario
y social producen y reproducen diversas dinámicas y prácticas que sustentan las
violencias. El enfoque ecológico de acuerdo con Olivares & Incháustegui (2011)

Se sostiene en el análisis de los determinantes y factores de riesgo que impactan


en la relación dinámica de las personas con su medio y viceversa, interfiriendo o
favoreciendo la transformación recíproca. En otras palabras, ayuda a identificar las
raíces de los fenómenos que impiden, retardan o favorecen el clima de violencia, así
como los factores que pueden beneficiar el cambio de los mismos. En este sentido,
permite construir referentes conceptuales para comprender las dinámicas de los
conflictos familiares y comunitarios, como parte estructural de la violencia social que
se vive día a día en los distintos territorios sociales. (Pag.26)

Considerando lo anterior, el modelo ecológico enfatiza en los factores que posibilitan


la transformación de las dinámicas en cada uno de los sistemas o niveles de actuación,

21
entendiendo que es posible generar movilidades en las relaciones sobre las cuales se
han mantenido las realidades de violencias de género.

Enfoque de derechos: El enfoque de derechos o EBD (Enfoque Basado en Derechos)


“proviene de la literatura y de la práctica del desarrollo” (Alza, 2014:52), basado “en
las normas internacionales de derechos humanos y (…) orientado a la promoción y la
protección de los derechos humanos” (Alza, 2014:54). De esta manera, el EBD marca
la obligatoriedad de los estados nacionales en la protección y garantía de derechos
humanos de individuos concretos.

Ahora bien, operativizar este enfoque ha significado importantes desafíos para los
diversos organismos que lo asumen. Por esto, los organismos de las Naciones Unidas
han establecido un conjunto de “atributos fundamentales” que le acotarían:

1. Cuando se formulen las políticas y los programas de desarrollo, el objetivo


principal deberá ser la realización de los derechos humanos.
2. Un enfoque basado en los derechos humanos identifica a los ciudadanos
y ciudadanas como titulares de éstos, el contenido de los derechos, y los
correspondientes titulares de deberes y las obligaciones (Estado), procurando
fortalecer las capacidades de los primeros para demandar su vigencia y de los
segundos, para realizarlos o crear condiciones para su vigencia.
3. Los principios y las normas contenidos en los tratados internacionales de derechos
humanos deben orientar toda la labor de cooperación y programación del
desarrollo en todos los sectores y en todas las fases del proceso de programación
(Alza, 2014:55).

EL enfoque basado en derechos se visualiza como un instrumento metodológico


debido a la dimensión política de los derechos humanos, además como un criterio
ético que refleja la forma de asumir el papel del Estado para el desarrollo de una
sociedad, permitiendo superar la visión asistencialista. Lo anterior implica, para
una estratégica concreta como lo es la prevención de violencias basadas en género,
asumir la identificación clara de roles y actores, estableciendo el lugar del Estado y la
sociedad civil en los procesos que se adelanten, reconociendo entonces el lugar del
estado como garante de derechos.

En línea con lo anterior, es preponderante responder a la pregunta sobre ¿Qué


derechos garantiza o prioriza la estrategia de prevención?

En primer lugar la información como derecho clave de la ciudadanía en la interacción


con el Estado, así mismo el derecho a la participación, formación, y realiza una
contribución para la vivencia de la libertad, igualdad de derechos, accesibilidad a
los mismos, integralidad. La estrategia de prevención sitúa el reconocimiento de
la titularidad de derechos de las personas que participan en la misma, como un
derrotero, que favorece a su vez la vivencia del derecho.

Los principios del enfoque basado en derecho son, igualdad y no discriminación,


progresividad, participación ciudadana, transparencia y rendición de cuentas.

Enfoques diferenciales: Para comprender los enfoques diferenciales es necesario


reconocer las características y contextos identitarios de los seres humanos,
identificando los fundamentos de sus diferencias, y sus implicaciones de poder,
condiciones de vida y formas de ver el mundo, que inciden en esfuerzos teórico-
metodológicos, políticos e ideológicos por parte de investigadores y de diversos
actores sociales y políticos (Montealegre, 2011:8).

22
Las diferencias de género, identidad sexual, etnia, edad, situación de salud, entre
otros, expresan asimetrías en las relaciones de poder entre sujetos y colectivos
que significan exclusión y discriminación para unos y ejercicio de dominación para
otros, tanto al interior de cada categoría de diferenciación como en la combinación
entre ellas. Entender el poder desde esta dimensión es entenderlo como categoría
política que incide en la participación y en el acceso a los derechos. Las brechas,
desigualdades, opresiones, discriminaciones y/o violencias en todos los ámbitos de
la vida.

Fenómenos como la feminización de la pobreza, las violencias hacia las mujeres,


los feminicidios, la migración y el desplazamiento forzado evidencian dinámicas de
precarización de las condiciones de vida de sectores y grupos poblacionales con
identidades específicas en tanto género y etnia, por ejemplo.

Ahora bien, las inequidades de poder, a partir de estas diferencias, no solo han ido
estructurando jerárquica y relacionalmente la vida en sociedad, sino que también
han ido construyendo imaginarios que las niegan, en un marco de naturalización
y homogenización. Las diversas identidades, formas de vida, de ver el mundo, de
estudiarlo y de conocerlo se invisibilizan bajo perspectivas hegemónicas coloniales,
etnocéntricas y androcéntricas, representadas, entre otras cosas, en políticas
económicas, sociales y culturales y, en general, en la construcción del conocimiento
y su registro histórico.

A pesar de ello, cada vez son más los esfuerzos por reivindicar las diferencias y
denunciar las condiciones de inequidad y prácticas discriminatorias y excluyentes.
El reconocer el género, la etnia, la identidad sexual y de género y la situación de
salud y de clase como construcciones sociales, culturales e históricas cambiantes,
desde donde se definen y establecen roles, actividades, espacios, valores y ejercicios
de poder, ha permitido romper con concepciones biologicistas y esencialistas que
legitiman órdenes socioeconómicos y políticos establecidos.

Los enfoques diferenciales se reflejan en las respuestas que procesos sociales


y políticos hacen a las tendencias y prácticas de homogenización, exclusión y
subordinación. En este sentido, los diferentes actores sociales y políticos: hombres
y mujeres, indígenas, afrodescendientes, personas en situación de discapacidad,
jóvenes, adultos mayores, homosexuales, lesbianas, etc. han emprendido, de
manera individual y colectiva, y con diferentes grados de organización, procesos
de reconocimiento de la diferencia, la inclusión social y política. Los movimientos
sociales e identitarios que representan de múltiples maneras la reivindicación de las
diferencias como el movimiento feminista y de mujeres, el movimiento indígena y las
expresiones organizadas de afrodescendientes, los colectivos LGBTI, las asociaciones
de personas con discapacitados, los movimientos de jóvenes y grupos de adultos
mayores, entre otros, representan realidades que buscan visibilización y acceso a
derechos (Montealegre, 2011:9-11).

Para el equipo de prevención el desarrollo metodológico se adelanta en un primer


momento desde la mirada de los enfoques diferenciales, reconociendo la importancia
de la autoafirmación, la inclusión y las conquistas de derechos, enfocándose en
los intereses diversos de los grupos poblacionales, sin embargo se pretende que
los grupos con que se trabaja puedan en un segundo momento reflexionar sobre
las formas como estas diferencias, que son productos de sistemas de opresión se
entrecruzan en la vida de las personas significando mayores discriminaciones, este
planteamiento es propio del enfoque de interseccionalidades, que como se plantea

23
es un punto de llegada en el trabajo con los diferentes grupos.

Abordar los enfoques diferenciales en asocio con la reflexión sobre las interseccionalidad
permite ampliar la comprensión y análisis que la estrategia de prevención de violencias
basadas en género tiene sobre la problemática y grupos en que acompaña la intervención.
Lo anterior estará reflejado en los ejes de trabajo la estrategia a través de acciones
concretas como:

• Reconocer las vivencias, percepciones de los grupos poblacionales y la manera como


se trabajan las diferenciales de las VBG desee las experiencias que han vivido.
• Trabajar con metodologías flexibles, entendiendo que se reinventa con cada proceso.
• Identificando las necesidades particulares del grupo al momento de desarrollo el
proceso.
• Escucha activa de la particularidad
• Reconocer y abordar lo cultural.
• Generar cercanía y aunar esfuerzos en las acciones.

Enfoque de desarrollo con perspectiva de género: Es importante mencionar que el


desarrollo se entiende como un proceso que tiene como objetivo generar condiciones
para la equidad e igualdad al acceso de derechos para los individuos, se establece una
relación entre el desarrollo como procesos continuo y la erradicación de las Violencias
Basadas en Género. Desde esta noción del desarrollo cobra importancia lo emocional,
así como lo material, identitario, las condiciones de vida para tener libertad y pleno
goce de derechos.

De acuerdo con León (1996), desde los estudios de género, podemos hablar de dos
tendencias claras del desarrollo, la tendencia Mujer en el Desarrollo (MED), que supone
la necesidad de incorporar a las mujeres en todas las áreas del desarrollo, más desde
el reconocimiento de sus necesidades prácticas (básicas), sin un detenido análisis y
abordaje de las relaciones de poder que las ubican en condiciones desiguales, centrando
la acción en la necesidad de hacer partícipe del desarrollo “económico” a las mujeres.

Y por otro lado la tendencia, Género el en Desarrollo (GED), esta última identifica que la
exclusión de las mujeres del desarrollo está ligada a una asimetría de poder en relación
con los hombres, por tanto se requiere generar un cambio en las relaciones de poder, le
apunta al empoderamiento de las mujeres, desde el reconocimiento y desarrollo de sus
capacidades y libertades.

Estas tendencias se mantienen presenten en las intervenciones de diferentes Estados


en la actualidad, generando tensión en la manera como se conciben los proceso y las
acciones para disminución de brechas de género. Desde el equipo de prevención el
interés se ubica en la tendencia género en el Desarrollo, reconociendo el lugar desigual
en que mujeres y hombres se posicionan frente al desarrollo actual, las primeras desde
las inequidades, discriminaciones y los segundos a partir de los privilegios entregados
a su género y los malestares, lo que tiene una incidencia directa en la manera como se
deberán pensar cada una de las intervenciones de la estrategia de prevención.

A partir de esta tendencia del desarrollo, el equipo aborda temáticas en las cuales se
ven reflejadas de manera amplia las inequidades históricas, por un lado el cuidado,
invisibilizado por décadas en la sociedad, de acuerdo con la Consejería presidencial
para la Equidad(2013), se refiere a la forma como la sociedad se ha organizado para la
provisión de cuidados, sobrecargada en las mujeres, se mantuvo el cuidado como un
rol tradicional de lo femenino, lo maternal, generando mayor desigualdad, impidiendo

24
la autonomía economía de las mujeres, la vivencia de sus derechos y libertades,
significando en muchos casos dependencia con relación a los hombres, situación
propicia para que se presenten las violencias.

El desconocimiento permanente del papel del cuidado en la sociedad y de su


contribución al bienestar, se reflejan en la mínima valoración que se hace de las
tareas del cuidado en términos del desarrollo social y económico. Por tanto uno de
los asuntos abordar para la prevención de las violencias es el reconocimiento del
cuidado, y los modos de conciliación que hombres y mujeres requieren hacer sobre
el mismo.

Por otro lado encontramos la temática de la participación, especialmente, vista como


derecho que fue por años negado para las mujeres, interesa de manera particular
revisar las dinámicas de poder, formas relacionales que se presentan en los escenarios
de participación y que generan violencias basadas en género, restringiendo la vivencia
plena de la ciudadanía para las mujeres. Es la participación uno de los derechos
centrales para pensar un desarrollo social equitativo, que reconozca las realidades
y necesidades diferenciadas de los femenino y lo masculino, sin embargo, persisten
en los espacios de participación la aceptación de la violencia machista como forma
de relacionarse y resolver los conflictos, al igual que la idea de masculinidad asociada
a la razón, dominación, capacidad de liderazgo. Es propio del equipo de prevención
trabajar sobre factores como estos que anteceden las situaciones de violencias contra
las mujeres.

Marco normativo
La vinculación estrecha entre violencia contra la mujer, discriminación, violación a los
derechos humanos, se ha abordado internacionalmente desde hace varias décadas,
en el año 1979 Colombia se vinculó a la Convención para la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer, que marca un hito en el reconocimiento de
derechos de las Mujeres, articulando la noción del derecho con tres elementos clave:
reconocimiento, goce y resultados y denotando de manera enfatiza las barreras para
vivencia de la ciudadanía de las mujeres, expresadas en acciones de discriminación,
a la cual denomina como:

“Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o
por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier
otra esfera” Art. 1.

Para el año 1981, esta convención se integra al ordenamiento jurídico Nacional, a


través del bloque de constitucionalidad definido según artículo 9,93,94,214 de la
Constitución Política y posterior sentencia C-299, quedando incluida en la Ley 51 de
1981, que a su vez genera un precedente significativo para plantear en la Constitución
de 1991 la igualdad para entre hombres y mujeres.

En lo referido a la violencia contra la mujer, de acuerdo con la recomendación


No.19 de la CEDAW (1992), la violencia contra la mujer, menoscaba o anula el goce
de sus derechos humanos y libertades fundamentales, y en virtud del derecho
internacional o de convenios específicos de derechos humanos, constituye un acto
de discriminación.

25
La convención establece un llamamiento a los Estados partes frente a la adopción de
medidas adecuadas para la eliminación de la discriminación a la mujer practicada por
cualquier persona, organización o empresa, enfatiza en la necesidad de trabajar sobre
los prejuicios y prácticas que se mantienen para justificar las violencias, hace una
interesante mención de problemáticas específicos como la pobreza, el desempleo, los
conflictos armados, la ubicación territorial que acrecientan el riesgo de ser víctimas
de violencias por razones de género.

Entre las acciones referidas por la CEDAW en la recomendación 19 se encuentran,


adoptar medidas apropiadas para combatir la violencia basada en género en espacios
públicos y privados, establecer legislación frente a las violencias, especialmente la
violación, actos sexuales; capacitar a funcionarios judiciales, recopilar estadísticas y
desarrollar investigación respecto a causas y efectos de la violencia, adoptar medidas
en los medios de comunicación frente al respeto de la mujer.

Al igual que adoptar medidas eficaces para superar actitudes y prácticas que
obstaculizan la igualdad de la mujer, se recalca la importancia de los procesos
educativos, específicamente medidas preventivas, programas de información pública,
comunicación encaminados a modificación de imaginarios sociales y culturales.

Pasada casi una década en 1991, el país suscribe la Convención Interamericana


para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém Do Pará),
como resultado de cinco años de debate en la Comisión Interamericana de Mujeres
(CIM), Belém du Pará se ubica como el único instrumento de ley exclusivo para la
problemática de las violencias contra las Mujeres, que además deja ver el esfuerzo
conjunto de las naciones por trabajar para la erradicación de las violencias.

La Convención Belem do Pará reconoce que la problemática de las violencias


trasciende todo los sectores de la sociedad y la define como “cualquier acción o
conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado”. Así
mismo establece que toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio
y protección de todos los derechos humanos. Esta convención se incorpora al
ordenamiento jurídico Nacional con la Ley 248 de 1995, que reconoce la desigualdad
existente entre hombres y mujeres como generadora de relación de poder, prácticas
sociales de dominación y subordinación que desencadenan en violencias contra las
mujeres.

Dando seguimiento a los logros alcanzados en la década de los 90, es en 1995 que se
realiza la conferencia sobre la Mujer en Beijing, que deja como resultado la Declaración
y plataforma de Acción de Beijing suscrita por 189 países, que se ubicó desde ese
día como la hoja de ruta para lograr la igualdad de género en el mundo y trabajar
por el empoderamiento de las mujeres, la misma centra su interés en 12 aspectos
de especial preocupación: La pobreza; la educación y la capacitación; la salud; la
violencia contra la mujer; los conflictos armados; la economía; el ejercicio del poder
y la adopción de decisiones; los mecanismos institucionales para el adelanto de la
mujer; los derechos humanos; los medios de difusión; el medio ambiente; y la niña.

Entre estos aspectos que sin duda resultan teniendo vigencia para su discusión e
intervención en el momento actual, dado que persisten múltiples desigualdades y
discriminaciones hacia las mujeres, se revisara lo relativo a violencia contra la mujer,
la plataforma reconoce la situación de vulneración que viven las mujeres alrededor
del mundo, acrecentada por la feminización de la pobreza, las exclusión del ámbito
económico y de toma de decisiones, se compromete por tanto a prevenir y eliminar

26
todas las formas de violencias contra las mujeres y niñas.

Para cumplir con este compromiso, se enfatiza en los actos de violencia que ocurren
tanto en el ámbito privado, como en el público y aquellos perpetrados o tolerados
por el Estado, todos estos hechos ocasionan inseguridad en la vida de las mujeres, la
plataforma enfatiza en la consecuencia que tienen frente a la posibilidad de lograr un
desarrollo igualitario y en paz, así como los costos sociales, económicos, culturales de
mantener a las mujeres en posiciones desiguales y de subordinación en la sociedad.
Entre las medidas recomendadas para los países se encuentran, entre otras:

1. No cometer actos de violencia contra la mujer y tomar las medidas necesarias


para prevenir, investigar y, de conformidad con las leyes nacionales en vigor,
castigar los actos de violencia contra la mujer, ya hayan sido cometidos por el
Estado o por particulares.
2. Adoptar o aplicar las leyes pertinentes, y revisarlas y analizarlas periódicamente
a fin de asegurar su eficacia para eliminar la violencia contra la mujer, haciendo
hincapié en la prevención de la violencia y el enjuiciamiento de los responsables;
adoptar medidas para garantizar la protección de las mujeres víctimas de la
violencia…
3. Promover la integración activa y visible de una perspectiva basada en el género
en todas las políticas y programas en materia de violencia contra la mujer; alentar
vigorosamente, respaldar y aplicar las medidas y los programas destinados
a desarrollar los conocimientos y propiciar la comprensión de las causas, las
consecuencias y los mecanismos de la violencia contra la mujer entre los
responsables de la aplicación de esas políticas, como los funcionarios encargados
del cumplimiento de la ley, los miembros de la policía y los asistentes sociales, el
personal médico y el personal judicial…
4. Despertar la conciencia acerca de la responsabilidad de los medios de comunicación
de promover imágenes no estereotipadas de mujeres y hombres y de eliminar los
patrones de conducta generadores de violencia que en ellos se presentan, así
como alentar a los responsables del contenido del material que se difunde a que
establezcan directrices y códigos de conducta profesionales; y despertar también
la conciencia sobre la importante función de los medios de información en lo
tocante a informar y educar a la población acerca de las causas y los efectos de la
violencia contra la mujer y a estimular el debate público sobre el tema
5. Desarrollar programas y procedimientos encaminados a educar y a despertar la
conciencia sobre los actos de violencia contra la mujer que constituyen delito y
violan sus derechos humanos.

Para finalizar la década, en el año 1999, Colombia suscribe el Protocolo facultativo


de la Convención para eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer ( CEDAW), este protocolo ratificado en el ordenamiento jurídico por la Ley
984 de 2005, responsabiliza al país ante los organismos internacionales frente a las
violaciones de derechos hacia las mujeres, acogiéndose a las medidas sancionatorias
y correctivas que le sean impuestas por los Estados parte de la Convención.

Los anteriores avances en derechos de orden Internacional y Nacional son el


antecedente para que en el año 2008, gracias al trabajo de la bancada de Mujeres
en el Congreso y de múltiples organizaciones de mujeres se apruebe la Ley 1257
de 2008” por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de
formas de violencia y discriminación contra las mujeres”, que hace una ruptura frente
a la lectura de las violencias en el país hasta ese momento cobijada por un enfoque
familista, que la consideraba una situación relativa a la convivencia familiar, la cual
podía ser conciliada, entre otras y cuyo tratamiento se fundamentaba en la Ley de

27
violencia Intrafamiliar.
De acuerdo con la ley 1257 de 2008, en su artículo No.2, la violencia contra las mujeres
constituye: “Cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se
presente en el ámbito público o en el privado”.

Además esta ley define en el Articulo No.3. diferentes tipos de violencias, que han sido
contempladas en los avances de las Convenciones Internacionales en el tema:

Daño psicológico: Consecuencia proveniente de la acción u omisión destinada a degradar


o controlar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas,
por medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación,
aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la
autodeterminación o el desarrollo personal.

Daño o sufrimiento físico: Riesgo o disminución de la integridad corporal de una persona.

Daño o sufrimiento sexual: Consecuencias que provienen de la acción consistente en


obligar a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en
otras interacciones sexuales mediante el uso de fuerza, intimidación, coerción, chantaje,
soborno, manipulación, amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o limite la
voluntad personal.

Daño patrimonial: Pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o


distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores,
derechos o económicos destinados a satisfacer las necesidades de la mujer.

Violencia económica la ley entiende, de acuerdo con el articulo No.2. Cualquier acción u
omisión orientada al abuso económico, el control abusivo de las finanzas, recompensas o
castigos monetarios a las mujeres por razón de su condición social, económica o política.
Esta forma de violencia puede consolidarse en las relaciones de pareja, familiares, en las
laborales o en las económicas.

La ley 1257 de 2008, establece las acciones para brindar atención, prevención y sanción
a las violencias contra las mujeres, en lo especifico a la prevención se encuentra que de
acuerdo con el capítulo IV, medidas de sensibilización y prevención, todas las autoridades
que formulan e implementan políticas deberán reconocer las diferencias y desigualdades
sociales, biológicas en las relaciones entre las personas según el sexo, la edad, la etnia y
el rol que desempeñan en la familia y en el grupo social. Entre las responsabilidades del
Gobierno Nacional referidas a la prevención de violencias:

1. Formulará, aplicará, actualizará estrategias, planes y programas Nacionales integrales


para la prevención y la erradicación de todas las formas de violencia contra la mujer.
2. Ejecutará programas de formación para los servidores públicos que garanticen la
adecuada prevención, protección y atención a las mujeres 3. Implementará en los
ámbitos mencionados las recomendaciones de los organismos internacionales, en
materia de Derechos Humanos de las mujeres.
3. Desarrollará planes de prevención, detección y atención de situaciones de acoso,
agresión sexual o cualquiera otra forma de violencia contra las mujeres.
4. Fortalecerá la presencia de las instituciones encargadas de prevención, protección y
atención de mujeres víctimas de violencia en las zonas geográficas en las que su vida
e integridad corran especial peligro en virtud de situaciones de conflicto por acciones
violentas de actores armados.

28
A su vez refiere que los departamentos y municipios deberán incluir en sus planes de
desarrollo municipal y departamental incluirán un capítulo de prevención y atención para
las mujeres víctimas de la violencia.

En el artículo 10 de la misma Ley se insta al Ministerio de Comunicaciones elaborará


programas de difusión que contribuyan a erradicar la violencia contra las mujeres en todas
sus formas, a garantizar el respeto a la dignidad de la mujer y a fomentar la igualdad entre
hombres y mujeres, evitando toda discriminación contra ellas.

Estas responsabilidades son aterrizadas en los Decretos reglamentarios 44


63 de 2011 y 2733 de 2012 que remiten a dimensiones del trabajo; el decreto 4796 de
2011 al Sistema General de Seguridad Social en Salud; el decreto 4798 de 2011 al sistema
escolar; el decreto 4799 de 2011 a las competencias de las autoridades; y el decreto 2734
de 2012 a los criterios, condiciones y procedimientos para las medidas de atención.

Específicamente en lo referido al campo educativo, que es propio para el tema de prevención


de violencias, el Decreto 4798 de 2011 establece la necesidad de vincular en los proyectos
educativos institucionales y en las prácticas pedagógicas medidas para la prevención de las
violencias y la construcción de una cultura respetuosa de los derechos de las mujeres, por
otra parte el sistema educativo deberá realizar seguimiento permanente a los reportes de
casos de violencias hacia las niñas y adolescentes que se identifique en las instituciones
educativas, dicha responsabilidad es reforzada en la Ley 1620 de 2013, que crea el sistema
nacional de convivencia escolar.

Entre las medidas contempladas para el ámbito educativo (Ministerio de Educación), en la


Ley 1257 de 2008, el artículo 11 señala:

1. Velar para que las instituciones educativas incorporen la formación en el respeto de los
derechos, libertades, autonomía e igualdad entre hombres y mujeres como parte de la
cátedra en Derechos Humanos.
2. Desarrollar políticas y programas que contribuyan a sensibilizar, capacitar y entrenar a
la comunidad educativa, especialmente docentes, estudiantes y padres de familia, en
el tema de la violencia contra las mujeres.
3. Diseñar e implementar medidas de prevención y protección frente a la desescolarización
de las mujeres víctimas de cualquier forma de violencia.
4. Promover la participación de las mujeres en los programas de habilitación ocupacional
y formación profesional no tradicionales para ellas, especialmente en las ciencias
básicas y las ciencias aplicadas.

La ley 1257 de 2008, al colocar la discusión sobre las violencias contra las mujeres por
fuera del ámbito “ privado” o familiar, también establece la responsabilidad de la sociedad
en general frente a las mismas y convoca a la actuación corresponsable para erradicar las
violencias, es así como, en el artículo 15 menciona que las organizaciones de la sociedad
civil, las asociaciones, las empresas, el comercio organizado, los gremios económicos y
demás personas jurídicas y naturales, tienen la responsabilidad de tomar parte activa en
el logro de la eliminación de la violencia y la discriminación contra las mujeres, Para estos
efectos deberán:

1. Conocer, respetar y promover los derechos de las mujeres reconocidos señalados en


esta ley.
2. Abstenerse de realizar todo acto o conducta que implique maltrato físico, sexual,
psicológico o patrimonial contra las mujeres.
3. Abstenerse de realizar todo acto o conducta que implique discriminación contra las
mujeres.

29
4. Denunciar las violaciones de los derechos de las mujeres y la violencia y discriminación
en su contra.
5. Colaborar con las autoridades en la aplicación de las disposiciones de la presente ley
y en la ejecución de las políticas que promuevan los derechos de las mujeres y la
eliminación de la violencia y la discriminación en su contra.
6. Realizar todas las acciones que sean necesarias para asegurar el ejercicio de los
derechos de las mujeres y eliminar la violencia y discriminación en su contra.

Reforzando las acciones contempladas en la Ley 1257 de 2008, en el año 2015 el


congreso aprueba la Ley 1761, que tiene por objeto, tal como lo define en el artículo
No.1. Tipificar el feminicidio como un delito autónomo, para garantizar la investigación y
sanción de las violencias contra las mujeres por motivos de género y discriminación, así
como prevenir y erradicar dichas violencias y adoptar estrategias de sensibilización de la
sociedad colombiana, en orden a garantizar el acceso de las mujeres a una vida libre de
violencias que favorezca su desarrollo integral y su bienestar, de acuerdo con los principios
de igualdad y no discriminación.

En el artículo 10, de la Ley 1761 de 2015, se establece que el Ministerio de Educación


Nacional dispondrá lo necesario para que las instituciones educativas de preescolar,
básica y media incorporen a la malla curricular, la perspectiva de género y las reflexiones
alrededor de la misma, centrándose en la protección de la mujer como base fundamental
de la sociedad, en el marco del desarrollo de competencias básicas y ciudadanas, según el
ciclo vital y educativo de los estudiantes.

Es importante mencionar que a nivel de país se cuenta con la Política Pública Nacional
de Equidad de Género, la cual precisa un Plan integral para garantizar una vida libre
de violencias. El objetivo principal de la política es contribuir a garantizar el pleno
goce de los derechos de las mujeres colombianas aplicando los principios de igualdad
y no discriminación, además tiene como uno de los objetivos específicos avanzar en la
eliminación de las prácticas que construyen, reproducen y refuerzan la violencia y la
intolerancia, y vulneran derechos de las mujeres, hacia la construcción de una sociedad
democrática y en paz.

La Política Nacional contempla acciones de sensibilización, difusión, campañas


informativas, procesos educativos para la prevención de las violencias contra las mujeres,
por otra parte articula el trabajo de prevención a otros procesos, específicamente los
relacionados autonomía económica y para la toma de decisiones, bajo la comprensión
que la autonomía de las mujeres en estos ámbitos es determinante para garantizar una
vida libre de violencias.

En el ámbito local, la Política pública para las mujeres, aprobada por acuerdo 0292 de
2010 ha establecido como uno de sus ejes de actuación, la vida libre de violencias y acceso
a justicia para las mujeres (eje 5), incluyendo dentro de sus estrategias, entre otras: el
fortalecimiento de la capacidad institucional para atención y prevención de violencias,
el diseño y revisión de protocolos de atención, funcionamiento de hogares de paso,
realización de investigación en el tema.

Es necesario mencionar que este panorama legislativo en términos de reconocimiento del


derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias evidencia un amplio avance, sin
embargo la implementación del mismo en los contextos territoriales se viene presentando
de manera más lenta. Se hace necesario mantener las estrategias diseñadas, otorgando
mayores presupuestos que permitan la ampliación de su margen de acción, así mismo
fortalecer la articulación de todos los actores involucrados para la prevención de las
violencias.

30
Proceso metodológico
Retomando el análisis de la estrategia de Prevención, desde los hallazgos de la
sistematización de la experiencia, Girón (2016: 57):

El prevenir se asocia con educar, sensibilizar o capacitar, buscando generar transformaciones


culturales. Los procesos revisados de Chile, México, Ecuador, Argentina y Costa Rica
mantienen una narrativa según la cual el actuar antes de para evitar significaba educar para
generar transformaciones culturales. Estas tres piezas del rompecabezas parecían, en estas
experiencias, ser susceptibles de intercambio, como si se tratara de una ley conmutativa
según la cual el orden de los factores no altera el producto; de manera que prevenir
podía significar realizar transformaciones culturales, o prevenir podía ser entendida como
sensibilizar, capacitar o educar, y ambos componentes significaban directamente evitar o
actuar en un antes de. Hablar de la prevención entonces implica también incluir acciones
educativas o formativas como el concientizar, conocer, reconocer, visibilizar, capacitar o
brindar herramientas educativas que buscan transformar situaciones o realidades. Dicha
narrativa encadena el prevenir como un proceso que va desde el sensibilizar-capacitar-
educar, al transformar realidades y culmina con el mitigar-evitar los hechos de violencia,
estableciendo igualmente una relación directa entre el anticiparse con estos componentes
(educar y transformar realidades en sus dimensiones culturales. (Pág., 60)

Enfoque metodológico de la estrategia


La Estrategia de prevención de violencias basadas en género ha definido como enfoque
metodológico la educación popular, reconocida como una teoría critica de la educación,
que se plantea en relación con el desarrollo deseado en el territorio. Dicha teoría parte
del reconocimiento de las opresiones socio-históricas, más que de las discriminaciones,
entendiendo las lógicas de poder y la relaciones que alrededor de estas se construyen.

La educación popular centra su interés en los espacios de acción colectiva, de dialogo


abierto que permiten generar trasformación en las prácticas sociales y culturales desde
el análisis e interpretación conjunta de la realidad, es una educación eminentemente
problematizadora, fundamentalmente critica, apuntando a la liberación del pensamiento,
de la acción, según lo plantea Freire (1969) la educación popular permite reflexionar sobre
lo formativo, pensando las interacciones sociales, lo que implica revisar:

• La intencionalidad definida de los procesos, el sentido y objetivo por el cual se realiza


la acción con una comunidad o grupo específico, en este caso, es claro el sentido
enfocado a la anticipación frente a las prácticas de violencia hacia las mujeres.
• El dialogo, como elemento fundante de toda práctica o acto social, desde este enfoque
metodológico se requiere mantener en todos los escenarios un dialogo abierto con
los y las participantes, que reconozca los saberes diversos, marcados por historias y
trayectos personales, realidades distintas. Es indispensable la escucha respetuosa
como lugar de entrada para la discusión sobre la realidad, lo anterior implica estar en
disposición de comprender las dinámicas de los grupos, para co-construir de manera
conjunta la propuesta de acción.
• La historia y cultura: como elementos marcantes de las realidades de género y las
múltiples opresiones traducidas en discriminaciones que vivencian las poblaciones, las
características del contexto, los aprendizajes que tiene la población, sus necesidades,
su voz. La educación popular tiene una apuesta pedagógica que de acuerdo con Korol
(2007) parte de los cuerpos para pronunciar palabras, recuperando el valor de la
subjetividad en la creación histórica, y criticando, una y otra vez, las certezas del punto

31
de partida.
• La responsabilidad: El proceso pedagógico desde la educación popular, reconoce el
papel activo de las personas sobre su propia realidad, desde esta perspectiva ubica la
responsabilidad que se debe asumir en un proceso de formación, capacitación que
conlleva a generar movilidades para la acción, permitiendo cuestionar las estructuras o
modelos que sustentan las violencias basadas en género, las discriminaciones.

Entonces el enfoque metodológico de la educación popular, tiene una imprenta de construcción


política, partiendo de privilegiar el reconocimiento de lo cultural y lo diverso, el aporte de las
particularidades de los grupos y personas, para trabajar reconociendo sus propios ritmos,
es una metodología pensada desde sus orígenes para el trabajo con personas adultas, que
propone un ejercicio participativo, desde la experiencia y la construcción colectiva como se
ha dicho anteriormente.

Sin construcción colectiva a partir del dialogo desde lo común, pero también desde y entre lo
distinto, los distintos(as), la Educación Popular no se realimentaría; perdería vigencia como
corriente pedagógica para la liberación y autonomía. Lo pedagógico, lo político y lo cultural en
la Educación popular pueden leerse desde el planteamiento que hacer Berta Salinas. (2000)
(citada por Torres, 2007, p. 135) al decir que la Educación popular tiene dos componentes
pedagógicos: “su metodología dialéctica participativa y la especificidad de su contenido: la
realidad”. A partir de esto podríamos comprender que el conocimiento se genera de manera
intencionada por medio del dialogo situado que tiene que ver con la historicidad de cada ser.
En este sentido el dialogo se propone participativo y sobre la realidad, de manera que se
evidencie unos saberes y una esencia para las personas, su organización y la transformación
de condiciones que se identifican adversas tanto en lo local como global. (Muñoz, 2017)

Para Muñoz (2017) La educación popular se va configurando como la opción y apuesta


pedagógica desde procesos organizativos que resisten a las históricas formas de opresión y
dominación, se construyen colectivamente y asume un proyecto político desde la autonomía
y para la liberación en tanto esta ofrezca vida digna y optima a todas las personas.

La educación popular desde una mirada feminista reúne en su metodología el diálogo, el


estudio, las prácticas, la reflexión sobre las mismas, el juego, el deseo, el encuentro, el abrazo,
la caricia. El análisis particular y el universal pueden encontrarse en un mismo proceso con la
exploración de los sentidos y de los sentires. El saber académico dialoga con el saber popular.
(Korol, pág. 20).

En este sentido un enfoque metodológico de la educación popular articulado a la mirada de


género, recrea su actuar en la sensibilidad, el reconocimiento de la otredad, las posibilidades
de producir conocimiento desde la palabra el abrazo. Korol (2007) se refiere a la caricia y
al abrazo que nacen en el momento exacto del encuentro de las historias de opresiones
que nos identifican. La caricia y el abrazo que forman parte de una ética feminista del
acompañamiento, del caminar codo a codo, de transitar los dolores y hacernos cómplices
de nuestros deseos. En esta metodología, creemos en la historicidad de los procesos y en la
posibilidad de rehacer los caminos… buscando las piedritas que los fueron marcando, para
que no se trate siempre de volver a empezar. (pág. 22)

Por tanto, los procesos de formación de la estrategia de prevención, se realizan a partir de


este enfoque metodológico. Este enfoque permite trabajar la prevención desde la reflexión de
las realidades, a partir de las experiencias cotidianas plantear una revisión de las relaciones,
sensibilizando y aportando a la concienciación de la necesidad de transformación cultural en
el marco del reconocimiento y la re-significación en derechos humanos, especialmente para
las mujeres.

32
Ejes de trabajo de la estrategia
La Estrategia de prevención, está diseñada para contribuir a las reflexiones sobre las
necesarias transformaciones personales y colectivas, desde la equidad e igualdad entre
los géneros, permitiendo esto que se visibilicen y defiendan los derechos humanos de
las mujeres, sustenta sus acciones en cuatro fases, que son, planeación, articulación,
formación, diseño y difusión. Es importante destacar la cercanía de la estrategia en varias
de las fases con las denominadas estrategias IEC (Información, Educación y comunicación),
que de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (2008) están orientadas
a generar cambios en conocimientos, actitudes y prácticas de los grupos poblacionales y
motivar su participación activa en su propio desarrollo, enfocadas sobre todo en acciones
de prevención y promoción de la salud.

En la misma línea la Secretaría de Salud de Honduras (2014) plantea que las acciones de
IEC, pueden ser vistas como un proceso de intercambio de ideas y modo de percibir el
mundo, posibilitando el compartir conocimientos, generando interacción y participación
entre los involucrados y favoreciendo el desarrollo de conciencia crítica de los sujetos,
quienes podrán tomar las decisiones que van a incidir en su vida.

En este sentido el equipo de prevención de violencias basadas en género, propone la


comprensión de las fases de la siguiente manera:

Fase 1. Planeación: La fase de planeación comprende las acciones que permiten generar
acuerdos conceptuales y metodológicos, es previa al diseño de los planes de acción con
los grupos, organizaciones con los cuales se trabajará. Esta fase inicia con el diseño del plan
general de intervención del equipo de prevención de violencias, del cual se van conectando
los planes individuales de los y las profesionales.

Mantener la revisión de las acciones conjuntas permite la articulación, así como la


priorización de temáticas a trabajar, estrategias metodológicas de mayor pertinencia de
acuerdo con las características de los grupos. Durante la planeación se revisan las guías
metodológicas que se han diseñado para las diferentes poblaciones y se retroalimentan de
manera permanente.

En el transcurso de la fase de planeación, se desarrolla seguimiento a los planes de


intervención del equipo.

Otro aspecto abordado en la fase de planeación tiene que ver con la ejecución de proyectos
articulados a la estrategia de prevención, los cuales son supervisados por el equipo.

Fase 2. Gestión y articulación: Tiene dos objetivo, el primero de ellos establecer los canales
de apertura y definir el plan de acción para el desarrollo de la estrategia de prevención,
se realiza con actores de las instituciones de la ruta de atención, organizaciones sociales,
comunitarias, universidad, entre otros, en dos momentos:

Momento 1. Contacto inicial con los diferentes actores, puede darse por varias vías:

1. Identificación en comunas o corregimientos priorizados: Desde el equipo y la


Subsecretaría, partiendo del análisis de las realidades de la ciudad se priorizan
territorios para la intervención, por tanto el equipo de prevención realiza mapeo de las
organizaciones, grupos que en dicho territorio puedan estar interesados en los procesos,
se establece comunicación inicial vía telefónica o presencial, para la presentación
de la estrategia. Entre las acciones que adelanta el equipo en esta identificación de

33
organizaciones ya constituidas en los territorios, se encuentran visitas a la comuna
o corregimiento, contacto con líderes y lideresas del sector, intervención en otros
espacios comunitarios. Una de las fortalezas para la identificación y primer contacto es el
conocimiento previo que tengan las personas del equipo sobre los proceso en comunas
y corregimientos, frente a esto, una integrante del equipo manifiesta: “Es importante el
conocimiento que tenemos de los territorios, y de las organizaciones que ya tienen una
trayectoria en el mismo, para poder adelantar estos primeros encuentros”.
2. Solicitud realizada por la organización: Se recibe en la Alcaldía comunicación en la cual se
solicita acompañamiento para conocimiento de ruta de atención de violencias o abordaje
del tema de violencias. A partir de esta solicitud se genera el primer acercamiento, que busca
reconocer posibilidades para la articulación que permita dar respuesta al requerimiento
puntual y de ser posible generar un proceso.
3. Ruta de atención: El equipo realiza el contacto con los actores de las diferentes instituciones
que integran la ruta, también se puede dar a partir de los espacios establecidos de
articulación en la administración. Las acciones con los actores de la ruta están referidas al
fortalecimiento en su competencia en la misma.

Momento 2. Diseño de planes de acción.

Realizado el contacto inicial se procede con la concertación (presencial o telefónica) con los
diferentes actores para definir un plan de trabajo y articulación con la estrategia de prevención,
este ejercicio requiere el reconocimiento de los intereses y necesidades de la organización,
grupo, identificando sus características. Se establece un acuerdo sobre las temáticas a trabajar,
espacios, metodología apropiada. En este momento es importante:

“Especificar aún más la población con la cual se va a trabajar, con características particulares, es
en el reconocimiento de las personas que podemos tener en cuenta lo diferencial” Profesional
del equipo de prevención

“Si vamos a trabajar con una organización o grupo, conocer sus ejes de acción, pues podemos
fortalecer su trabajo, sería una perdida proponer los temas desde cero” Profesional del equipo
de prevención

Un segundo objetivo es realizar articulación intersectorial e interinstitucional que permita


aperturar escenarios para el trabajo de la estrategia de prevención.

Fase 3. Formación integral: Con relación a la formación, se reconoce como escenario que
puede permitir la toma de conciencia, la integración de la persona con su realidad, creando
en la o el participante un proceso de búsqueda, dialogo colectivo, donde el pensamiento y la
reflexión estén centrados en la realidad cotidiana.

El proceso de formación se plantea como un encuentro de saberes y no simplemente una


transmisión vertical de conocimientos, es una construcción conjunta, desde el dialogo, trasciende
el alcance meramente informativo, se relaciona con la reflexión que busca empoderar respecto
a la problemática de las violencias basadas en género, favoreciendo la apropiación de la misma
y la toma de decisión para la acción en el quehacer cotidiano, en los diferentes escenarios
familiar, social- comunitario, laboral.
La formación permite reconocer la problemática, explorar actitudes, prejuicios, así como lo que
las personas hacen y piensan a través de la observación, experiencias, discusión de historias,
encontrando maneras de abordar la problemática.

Así mismo en la fase de formación se parte de las particularidades de los grupos con que se trabaja
seleccionando así las temáticas que aportar a la de-construcción de paradigmas tradicionales y

34
a impactar la trasformación personal y colectiva en las poblaciones participantes. Este proceso
puede darse en uno o varios momentos, los cuales se pueden desarrollar de manera separada
o consecutivamente de acuerdo al plan de trabajo definido con el grupo u organización
durante la fase de gestión y articulación, a continuación se relacionan los momentos:

Momento 1. Información:
Intervención mediante la cual, se genera inquietud sobre una temática específica, en este
caso las violencias basadas en género, brindando conocimiento puntual, claro y pertinente
con relación a ley 1257 de 2008, rutas de atención, lenguaje no sexista, entre otros.

La información permite presentar posibles alternativas a desarrollar para buscar solución a


la problemática de las violencias basadas en género, de esta manera el grupo participante
identifica opciones de acción a seguir dentro de sus espacios cotidianos y sociales de
interacción.

La intervención informativa se puede desarrollar a solicitud de grupos, o articularse a


programaciones de jornadas definidas por la Administración municipal (Ferias de servicio,
visitas de Alcaldía a comunidad)

Para esta intervención se requiere realizar un contacto previo con el grupo o espacio en el
cual se desarrollará, para una caracterización básica del tipo de población, necesidades.

Momento 2. Sensibilización:
Para el equipo de prevención de violencias basadas en género de la Subsecretaría de Equidad
de género, la línea entre las acciones de sensibilización y capacitación- es muy fina, según lo
expresaron en los espacios de trabajo para el diseño de esta metodología, la sensibilización
se entiende como:

“Un ejercicio que permite que las personas reconozcan que existe una realidad, y frente a esa
realidad que es posible que no conozcan, se generen otras inquietudes o deseos de actuar,
que la sensibilización los puede generar o no, pero permite acercarse a la problemática”.
Profesional del equipo de prevención.

“La sensibilización es un momento inicial de reflexión, compartir información, generar la


inquietud a partir del acercamiento con las personas que no tienen mucho conocimiento
del tema.” Profesional del equipo de prevención.

“La sensibilización es transversal a lo que estamos haciendo, siempre estamos sensibilizando”.


Profesional del equipo de prevención.

“Sensibilizar busca generar empatía con una problemática, identificarla, reconocerla”.


Profesional del equipo de prevención.

Partiendo de estas reflexiones, las intervenciones de sensibilización del equipo de prevención


permiten el acercamiento a la realidad de las violencias, y receptividad para el desarrollo de
las temáticas. La sensibilización puede darse en un momento del proceso, o mantenerse de
manera transversal, este alcance será definido con cada grupo.
Al sensibilizar con relación a las violencias basadas en género, se reflexiona sobre la vida
personal y en comunidad, buscando generar conexión, apertura para continuar en un
proceso de capacitación con el grupo.
La metodología para la sensibilización requiere iniciar con las vivencias personales, la
conexión con la realidad del grupo, desde ejemplos cercanos a su cotidianidad.

Momento 3. Capacitación:
Las intervenciones de capacitación tienen como objetivo avanzar o profundizar en el
reconocimiento e identificación de la problemática, desde sus matices sociales, culturales y

35
jurídicos. En estas se busca generar preguntas, cuestionamientos sobre dicha problemática,
logrando la apropiación de la misma.

En la capacitación hay una mirada analítica permanente sobre el quehacer personal,


laboral, las competencias y acciones que se deben desarrollar, aportando herramientas y
potenciando habilidades para la acción.

De acuerdo con el equipo de prevención, la capacitación es comprendida como:


“Un ejercicio que busca que la gente acceda a un compartir de conocimientos, tiene un
componente más reflexivo, frente a algo que ya conocí, permite pasar a la apropiación
del conocimiento”. Profesional del equipo de prevención.

“La capacitación da la oportunidad de priorizar unas temáticas que puedan profundizarse,


que son de interés de los espacios, grupos”. Profesional del equipo de prevención.
“La capacitación va a generar un proceso de largo alcance en el que algunas personas se
empoderen o empiecen la acción”. Profesional del equipo de prevención.

En los procesos de capacitación, los grupos u organizaciones pueden solicitar herramientas


para replicar lo trabajado o decidir continuar con un proceso interno o comunitario para
implementación de acciones en pro de la Equidad de género, en estos casos se presenta
como posibilidad la profundización para la acción.

Momento 4. Profundización para la acción:


Las intervenciones de este momento parten de una problemática ya identificada,
reconocida, su eje central es el poner en marcha, el actuar. Desde la profundización para
la acción se busca llevar la reflexión al campo práctico, proponer estrategias que puedan
ser adelantadas en los escenarios de interacción de las y los participantes, aportando a la
transformación.
Se visualiza a los y las participantes como agentes de cambio, que a partir de las habilidades
desarrolladas y con acompañamiento en definiciones metodológicas, pueden replicar la
experiencia en sus propios contextos de acción.

En este momento pueden darse acciones orientadas a planes de trabajo internos de las
organizaciones, revisión de sus formas de relacionamiento y trabajo desde la equidad
entre los géneros, diseño de planes de formación para personal o comunidad, establecer
espacios de reflexión colectiva sobre violencias de género, y multiplicidad de acciones
que puedan definir las organizaciones.

El acompañamiento en el momento de profundización para la acción desde el equipo


de prevención es específico, por ejemplo en algunas reuniones de planeación general,
reconocimiento de rutas, articulación, sin embargo, el desarrollo de los planes de acción
es responsabilidad de las organizaciones o grupos.

Momento 5. Seguimiento a la formación.


En los diferentes momentos de la fase de formación, el equipo realiza seguimiento frente
a los acuerdos establecidos con los grupos, de tal forma que se puedan aportar algunas
herramientas pedagógicas o metodológicas que permitan la continuidad de los planes de
acción que definieron los grupos, de ser el caso.

Así mismo al cierre de casa semestre se realiza un encuentro entre las organizaciones,
grupos que han participado de la estrategia. Los grupos y organizaciones que participen
de la estrategia de prevención, tendrán conocimiento de este encuentro y sus objetivos
desde el momento de concertar su participación en la fase de formación integral.

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Fase 4. Diseño y difusión de contenidos comunicativos:
La comunicación se reconoce como un proceso que permite actuar sobre las creencias,
imaginarios, generando canales de confianza para la reflexión sobre los mismos. Esta fase
por tanto permite trabajar sobre la priorización de contenidos a comunicar, adelantando
la conceptualización de los mismos y la presentación de propuestas de piezas y contenidos
comunicativos. Incorpora la realización de campañas para la transformación de los
imaginarios que sustentan las violencias basadas en género, de manera particular, las
violencias contra las mujeres.

Además desde esta fase se apoyó a la realización de eventos y comunicación para el


posicionamiento de la Subsecretaría, siendo una fase transversal de la Subsecretaría, que
vincula el trabajo con todos los equipos.

A continuación se presenta en flujograma la estrategia de prevención, con las fases de


trabajo:

Flujograma por líneas del Equipo de Prevención

Elaboración propia equipo de prevención, 2017.

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Guías metodológicas de trabajo para
los diferentes momentos de la fase de
formación:
Las temáticas trabajadas con las diferentes poblaciones en cada uno de los momentos
de la fase de formación dependen de los requerimientos y necesidades específicas
de estas. Las guías metodologías diseñadas se adaptan según el tipo de población.
A continuación se relacionan los temas, que están conectados con la perspectiva y
enfoques teóricos de la estrategia de prevención:

1. Conceptos básicos y violencias hacia las mujeres: Se trabaja a partir de actividades


vivenciales, de reflexión, trabajo por grupos, videos y diferentes dinámicas de
grupo. Teniendo en cuenta que las violencias contra las mujeres son una expresión
y el resultado de desigualdad y poder en las relaciones entre hombres y mujeres,
que se expresan en las diferentes esferas de interacción, con mayor prevalencia en
casa y que son naturalizadas y escencializadas, por lo cual es necesario realizar un
llamado constante a la reflexión sobre la cultura y desde el cual se reconozca la
importancia de las medidas de atención, protección y prevención de las violencias
contra las mujeres.

Para esto se trabaja desde la conceptualización de la problemática y la perspectiva


de análisis de la misma, pasando por el reconocimiento de cada tipo de violencia;
se enfoca en ejemplos de la vida cotidiana de manera que se puedan ver reflejadas
con mayor claridad las situaciones de violencia, explicando el origen de las mismas
y la responsabilidad de la cultura, los proceso de socialización en la naturalización y
aceptación.

2. Ley 1257 de 2008 y ruta de atención en violencias: El enfoque de este tema


es la visibilización del acceso a la institucionalidad para la atención en casos de
violencias, reconocimiento de competencias de las instituciones que integran
la ruta de atención, contempladas en la Ley 1257 de 2008. Se espera que las
personas que participen de esta formación puedan hacer un proceso de réplica
en su comunidad. Entre los aspectos que se abordan también se encuentra la
identificación de barreras y limitaciones para la atención humanizada.

3. Enfoques diferenciales: Este proceso se desarrolla a nivel institucional y entes


gubernamentales, con el fin de identificar las desigualdades impuestas socialmente
a las mujeres y visibilizar las relaciones de poder en las diferentes dinámicas
sociales que mantienen y perpetúan estas desigualdades. Capacitar en perspectiva
de género, permite generar reflexiones sobre las políticas institucionales a través
de estrategias que viabilicen prácticas más equitativas entre hombres y mujeres;
así como una mayor consciencia de la necesidad del cambio social y cultural. El
enfoque diferencial por su parte permite que se comprenda las violencias como
realidades complejas, que entrecruzan variables como lo étnico, etario, territorial,
entre otras. Reconociendo estas particularidades se puedan pensar acciones de
atención específicas.

4. Participación de las mujeres con perspectiva de género y prevención de las


violencias: Desde esta temática se identifica como ocurren las violencias contra las
mujeres en otros escenarios, como lo son los espacios de participación, se trabaja
sobre las formas de liderazgo de las mujeres, los techos de cristal y brechas de
género que se hacen visibles en los espacios y limitan la participación de ellas. Se
abordan habilidades de relacionamiento que se distancien de las aprendidas del

38 patriarcado que reproducen las violencias.


5. Economía del cuidado: Este tema está enfocado al reconocimiento y valoración de
los cuidados que históricamente han proporcionado las mujeres a la humanidad
en todos los ámbitos, relaciones, espacios, ambientes y prácticas de cuidado para
todas las personas, en espacial es espacio doméstico. De manera que se tienda a
superar la brecha que existe en relación al cuidado que las mujeres reciben por
parte de las personas a quien ellas han dedicado todo su esfuerzo, incluyendo
todas aquellas actividades que involucran la crianza de los niños, las tareas de
cocina y limpieza, el mantenimiento general del hogar y el cuidado de los enfermos
o discapacitados. Se reconoce como “Economía del Cuidado” al trabajo sin el cual
no es posible el desarrollo humano y que es tan importante como la economía del
capital, esto permite evidenciar la necesidad de fortalecimiento económico de las
mujeres en la ciudad, para lograr vincular el reconocimiento de quienes trabajan
o emprenden. Este taller se desarrolla con elementos pedagógicos como modelos
de contabilidad para el registro de tiempos de trabajo en labores de casa de las
mujeres que permitan la reflexión más consciente y llamativa, puesto que as cifras
siempre serán un detonante importante para ello. También se abordan lecturas
que sensibilizan frente al tema a quienes participan.

6. Derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: este tema se trabaja con la


comunidad como un acercamiento enmarcado en el cumplimiento de la Ley 1257
del 2008, buscando contribuir al desarrollo de la autonomía de mujeres con relación
a su cuerpo, el placer, los sentimientos y la consciencia, desde una perspectiva de
género, cuatro elementos que se conjugan para la toma de decisiones asertivas en
el momento de referirse a la vida misma, se aborda la relación de lo corporal y lo
emocional, para así aprender a asumirlo como cuerpo de derechos.

7. Sororidades: El taller está dirigido solo a grupos de mujeres por la temática que se
desarrolla. Grupos que hayan participado en procesos de formación con el equipo
de Prevención de Violencias basadas en género de la subsecretaria de equidad
de género. También podrá realizarse con mujeres de grupos que hayan tenido un
proceso de formación en perspectiva de género independiente a la Subsecretaría y
que requiera fortalecer su proceso grupal a partir del trabajo reflexivo de relaciones
interpersonales.

Se realiza en 3 momentos: 1. Enfocado en trabajar lo personal (“La heroína de mi vida”),


2. Lo personal con respecto a las otras (“Juntas somos más”) y un tercer momento de
construcción colectiva (“Tú, yo y una nosotras”). Todo en una dinámica de reflexión
frente práctica de confianza y cuidado mutuo entre mujeres, el reconociendo del
poder de las otras mujeres, la identificación positiva con las otras, no solo como una
tarea de encuentro y amistad, sino como un ejercicio consciente de valoración de la
otra. Se plantea un espacio de aprendizaje común que les permita afianzas lazos; todo
enfocado en los postulados de la teórica Marcela Lagarde, quien posiciona el tema de
sororidad.

8. Masculinidades no hegemónicas: En la temática de Masculinidades se generan


espacios reflexivos que brindan elementos conceptuales y metodológicos para la
promoción de masculinidades que contribuyan a la equidad y la no violencia, en
escenarios sociales y comunitarios, de educación superior, de la administración
municipal y la opinión pública, en la ciudad de Santiago de Cali. En estos se
desarrollan acciones de sensibilización o formación, a través de un ejercicio que
en primera instancia busca que los y las participantes identifiquen los imaginarios
y concepciones de ser hombres, ligados a sus contextos, y reconozcan las maneras
como los han construido en sus propias vidas; posteriormente se reflexiona acerca

39
de cómo incide el modelo de masculinidad hegemónica en las identidades, en las
formas de construir relaciones entre mujeres y hombres, y en las violencias y desigualdades
de género y otras formas de opresión o discriminación; se plantean alternativas de vivencia
de las masculinidades desde la equidad y la no violencia, reconociendo las existentes y
vislumbrando caminos posibles, articulados a los procesos que vienen dinamizando
las mujeres; y se formulan propuestas de promotoría de masculinidades no violentas
y equitativas como iniciativas de proyección de acciones en los espacios en los que se
desenvuelven las personas participantes.

9. Lenguaje no sexista: Una de las manifestaciones más notables de la desigualdad entre


hombres y mujeres es la invisibilización de las mujeres en el lenguaje. El lenguaje tiene una
importancia fundamental en el desarrollo de las personas porque además de nombrar la
realidad nos construye como sujetas y sujetos de derechos. Por esto se requieren brindar
herramientas adecuadas de comunicación donde se visibilice el reconocimiento de lo
femenino, pautas para el manejo de un lenguaje universal no masculinizado, la eliminación
de estereotipos y la identificación de pautas discriminatorias comunes en el lenguaje, que
pueden sustentar o propiciar violencias contra las mujeres.

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Recurso humano para la estrategia
Para el desarrollo de las fases de la estrategia de prevención de las violencias basadas
en género, se requiere de un equipo de profesionales y técnico idóneo, mujeres y
hombres con los siguientes perfiles:

Un(a) profesional especializada con formación en derechos, ciencias sociales o


humanas, lidera y gestiona la labor del recurso humano, técnico, logístico y operativo,
promoviendo la garantía de condiciones necesarias para desarrollar los procesos de
prevención de las violencias Basadas en Género.

Un(a) profesional en derechos, para el desarrollar de acciones de sensibilización,


capacitación y formación de mujeres, funcionarias y funcionarios en la ciudad de Cali,
en: marco legal, Política Pública, ruta de atención a mujeres víctimas de violencias,
perspectiva de género. Apoyo a la articulación con espacios interinstitucionales para
el fomento de la estrategia de prevención de violencias hacía las mujeres.

Tres profesionales de las ciencias sociales, humanas o la educación, para el desarrollo


de acciones de sensibilización, capacitación, formación, con conocimiento en
derechos humanos, perspectiva de género, procesos con comunidades.

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Un(a) profesional en comunicación social, con experiencia en diseño de planes de
comunicación, conocimiento en derechos humanos.

Un(a) profesional en diseño gráfico, con experiencia en diseño y elaboración de material de


apoyo, pedagógico – didáctico.

Un(a) técnica administrativa con experiencia en manejo y control de información, registro de


actividades en bases de datos del proyecto y plataforma web, así como alimentación de los
medios informativos.

Un(a) auxiliar administrativa con experiencia en procesos administrativos, logísticos y de


transporte.

Riesgos y dificultades:
El avance en dinámicas de prevención de violencias dependerá de las voluntades y
posibilidades de reflexión de actores-as participantes de los procesos, por lo tanto son riesgo:

La normalización y resistencia de la sociedad para trasformar los imaginarios de género


sociales tradicionales que sustentan las violencias.

La poca vinculación de los grupos con la lógica de los procesos planteados en la estrategia
de prevención.

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