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METODOLÓGICO
ESTRATEGIA DE
INTERVENCIÓN DE
PREVENCIÓN DE
VIOLENCIAS BASADAS
EN GÉNERO
ALCALDÍA DE SANTIAGO DE CALI
SECRETARÍA DE BIENESTAR SOCIAL
SUBSECRETARÍA DE EQUIDAD DE GÉNERO
METODOLOGÍA DE LA ESTRATEGIA DE
INTERVENCIÓN DE PREVENCIÓN DE
VIOLENCIAS BASADAS EN GÉNERO
Maurice Armitage Cadavid
Alcalde de Santiago de Cali
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ciudad y la posibilidad de mantener continuidad en las formas de intervención que
la administración municipal implementa para la prevención de violencias basadas en
género.
Problema
El equipo de prevención de la Subsecretaría de Equidad de Género tiene como
problema de su intervención las violencias basadas en género. En primer lugar, esta
definición sitúa como eje central de los hechos de violencia las construcciones de
género y su relación con las formas de poder que se presentan en las interacciones
sociales. De esta manera articula la interpretación de dinámicas de clase, etnia-raza
y edad, con la comprensión del género y las formas de dominación que le atraviesan
en un contexto determinado. En segundo lugar, esta definición permite ubicar la
problemática como histórico-cultural, en oposición con comprensiones esencialistas
o naturales, de forma que es susceptible de transformación.
Ahora bien, de la misma manera que las relaciones de género son transversales a
la vida humana, las violencias basadas en género atraviesan todos sus escenarios.
Esta discusión ha constituido uno de los ejes centrales del activismo del movimiento
feminista: lo personal, como público y político. Por tanto no puede circunscribirse
la realidad de las violencias basadas en género a escenarios concretos como lo
doméstico, al igual que tampoco puede reducirse su comprensión a los actos
realizados por hombres y mujeres: el género y las violencias que mantienen sus
formas hegemónicas van mucho más allá, incidiendo en los sentidos mismos que
adquiere en cualquier contexto el ser hombre y ser mujer, como una realidad social,
histórica y en constante construcción.
En este sentido, la violencia contra las mujeres constituye una problemática central
en las violencias basadas en género, atravesada por múltiples dimensiones y
dinámicas. Su reproducción pasa, inevitablemente, por la totalidad de la vida social,
sus escenarios, relaciones y actores. Por esto, analizar la situación actual de las
violencias contra las mujeres para el diseño de una metodología que contribuyan a su
prevención, pasa por dos momentos: uno primero de reconocimiento de la magnitud
de la problemática, y un segundo momento de análisis crítico de las realidades del
género presentes en el contexto social, que nos permita problematizar el acto de la
violencia.
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Gráfica 1. Prevalencia de violencia contra la mujer por pareja.
Seis regiones del mundo. Período 2010
Fuente: WHO Intimate partner violence prevalence among ever partnered women (%)
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Ahora vista desde la perspectiva de las estadísticas de “Exámenes médicos legales
por presunto delito sexual en Colombia” se tienen para el año 2016 las siguientes
tasas para mujeres por 100000 habitantes en las 4 ciudades más importantes del
país: Cali (65,12), Medellín (71,86), Barranquilla (84,62), Bogotá, D.C. (86,37) y para
el total nacional (73,98). Cali presenta en este caso la tasa más baja, aún por debajo
de la media nacional.
Como lo han mostrado las mediciones partiendo del SIVIGILA, que es el sistema de
vigilancia epidemiológica, el cual refleja las demandas de atención que se produjeron
al sistema de salud municipal en la red pública y privada por casos de violencias
contra las mujeres desde el año 2003 al 2016, se han reportado en la ciudad un
promedio de 4800 casos de mujeres víctimas, siendo el reporte más bajo en el
año 2015, con 3508 casos, y el más alto el 2007 con 8300. Esto significa, que la
tendencia de las violencias reportadas al sistema de salud ha sido constante en su
comportamiento, sin evidenciar significativos cambios que permitan plantear su
disminución en el futuro. Es importante resaltar que existe subregistro en el reporte,
el cual puede estar relacionado por la naturalización de la situación de violencias que
desincentiva su reporte, así mismo por el actuar de los y las profesionales de la salud
para la comprensión del fenómeno de las violencias y su adecuado reporte.
Fuente: OVF y SIVIGILA, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016.
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Para el año 2016 se presentaron 4.202 casos de violencia contra la mujer, de los
cuales el 54,6% de mujeres se ubicó entre los 10 y 29 años, ver gráfica No.3. En estos
casos, predominó el reporte de la violencia física, con aproximadamente 60 de cada
100, y sexual, con aproximadamente 31 de cada 100.
Fuente: OVF y Sivigila, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016.
Fuente: OVF y Sivigila, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016.
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Por último, y de acuerdo con la ubicación geográfica de los casos se evidencia
una concentración en el oriente de Cali (comunas 7, 13, 14, 15 y 21), con el 36%
de casos, seguido del 19% en el conglomerado centro-norte (comunas 3, 4, 5, 6,
9 y 10), permitiendo plantear la importante relación entre dinámicas demográficas
y la violencia contra las mujeres: el oriente de Cali históricamente ha concentrado
dinámicas de desigualdad de diverso tipo, al igual que de exclusión.
Fuente: OVF y Sivigila, Secretaría de Salud Pública Municipal, Santiago de Cali, 2016
El panorama de violencias refleja una constante en los últimos años, como se puede
notar, persisten en la ciudad formas de relacionamiento e interacción ligadas a
condicionamientos socio culturales, que ubican a las mujeres en una posición de
desventaja y dominación, este origen cultural de las violencias contra las mujeres,
hace que su abordaje requiera de múltiples aristas, entre ellas conocer a profundidad
los contextos, imaginarios, estereotipos que le anteceden y en los cuales se presenta,
los hábitos, actitudes y prácticas alrededor de la misma, al igual que las respuestas
comunitarias e institucionales. Otra arista importante de reconocer es la aprobación
social que se hace de las violencias en diversos escenarios de la sociedad, y que
termina por normalizar y validad dichos comportamientos.
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Justificación
La violencia contra las mujeres significa una violación de los derechos humanos de las
mismas. Esto ha sido posicionado en los ámbitos internacionales, fundamentalmente
en las convenciones internacionales en temas de mujer y género, y en lo nacional
con las diferentes legislaciones propias diseñadas, al igual que por políticas sociales
alrededor de estos temas. En lo concreto, y por mencionar las más relevantes en
el tema, Colombia ha acogido y asumido el cumplimiento del CEDAW (Convención
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer) de 1979,
y la Convención Belém Do Pará (Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la violencia contra la mujer) de 1994. Mientras que en la legislación propia,
se cuenta con la Ley 1257 de 2008, establece las acciones en prevención, atención
y sanción de las violencias y discriminación contra las mujeres, junto con la ley 1761
de 2015, que creó el tipo penal de feminicidio como delito autónomo. Como se
puede observar, el país tiene la obligatoriedad de implementar estas normas, todas
encaminadas a la garantía de derechos de las mujeres.
En la misma línea, como ha sido planteado por autoras como Miryan Zuñiga, la
equidad de género se constituye como un elemento central en el desarrollo (2010).
De esta manera, la erradicación de las violencias contra las mujeres es un paso
fundamental para la garantía de sus derechos y con esto la posibilidad de acceso a
oportunidades, fortalecimiento de capacidades, crecimiento económico, social, por
tanto, no es posible hablar de desarrollo sostenible, si estas persisten.
Ahora bien, con esta realidad se genera la pregunta: ¿Cómo trabajar para aportar
a la prevención de las violencias basadas en género?, de acuerdo con el proceso
de sistematización desarrollado al proceso de prevención (Girón, 2016) se propone
trabajar desde la lógica de anticipación, que se operativiza en la orientación por
actuar antes de la ocurrencia de los hechos de violencia. Esto significa identificar
los escenarios, prácticas y discursos centrales en la (re)producción o configuración
del género en sí mismo: anticiparse a las violencias significa actuar sobre sentidos-
significados y prácticas de género ; es decir, buscando movilizar las maneras en que
se configura social y culturalmente el género, mediante la movilización de algunos
elementos que sustentan su aprendizaje, permitiendo reflexiones enfocadas a
desaprender y presentando otras maneras de actuar asociadas al respeto por los
derechos humanos y la dignidad de las personas desde sus diferencias.
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Antecedentes
En esta parte del documento se brindará un contexto amplio que permita ubicar
la estrategia de intervención. Por esto, se presentarán las principales discusiones
que han surgido al momento de abordar experiencias internacionales y nacionales
próximas a la estrategia de prevención de Cali (Girón, 2016). En América Latina países
como Chile, México, Argentina, Costa Rica y Ecuador han sido pioneros en el diseño
de estrategias para la intervención de la violencia contra la mujer –en el marco
de la prevención- mientras que en Colombia municipios como Bogotá y Medellín
han presentado significativos avances. El siguiente cuadro sintetiza las principales
características de estas experiencias:
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Respecto a estas experiencias internacionales y nacionales, hemos recogido los
puntos de reflexión que nos permiten aproximarnos a las formas que la prevención
toma frente a la problemática de las violencias contra las mujeres. Como hemos
observado, cada una cuenta con particularidades en su estructura, es decir, en la
forma como entiende el problema, como define la prevención y como la ejecuta o
vuelve acciones. Por esto, resulta pertinente precisar qué líneas de discusión pueden
extraerse, y que nos permita orientar posteriores discusiones.
Lógica de la prevención
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se utilizar el concepto de género para interpretar el fenómeno social de la violencia,
lo que les permite, en sus acciones, involucrar lo masculino (niños y adolescentes).
El camino metodológico
El diseño de esta estrategia metodológica da cuanta de un proceso realizado con
múltiples voces y miradas, durante el año 2017 se desarrolló un trabajo detenido
con las personas integrantes del equipo de prevención de violencias basadas en
género, acompañadas por personas del equipo de Transversalización y gestión
del conocimiento. Los encuentros se dieron desde la diversidad de formas de ser,
concebir el mundo y caminar por él.
En primer lugar se abordaron las reflexiones sobre las líneas teóricas, los lugares de
pensamiento para leer la realidad; se revisaron las experiencias previas frente a la
prevención de violencias basadas en género en la ciudad de la ciudad de Santiago
de Cali, recogidas en la sistematización de experiencias realizada en el año 2016.
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Posteriormente desde estos elementos y el dialogo de saberes se construyeron
conceptos sobre la intervención en prevención, fases del proceso, momentos
metodológicos, entre otros. Esta metodología pretende ser una guía de camino
para el equipo, así como, para otras personas, organizaciones que estén buscando
emprender o continuar caminos en la prevención de las violencias basadas en género.
Objetivo general
Contribuir a la construcción conjunta de saberes en pro de la prevención de violencias
de género para la transformación de relaciones personales y colectivas desde la
equidad e igualdad de derechos.
Objetivos específicos:
• Realizar procesos de información y formación en Derechos Humanos de las
Mujeres, Violencias basadas en género y masculinidades equitativas.
• Fortalecer articulaciones sociales e interinstitucionales para la detección,
prevención y/o atención a las violencias hacia las mujeres.
• Generar acciones comunicativas de movilización de los imaginarios que sustentan
las violencias basadas en género.
Población beneficiaria
En el ejercicio adelantado con los y las profesionales del equipo de Prevención se
identificaron los siguientes beneficiarios-as:
Cuadro No. 5
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Construcción propia equipo de prevención, 2017.
De acuerdo con la base de datos del equipo de Prevención en violencias basadas en
género 2017, la distribución por género de la población vinculada a la estrategia de
prevención se da de la siguiente manera: el 84,7% es del género femenino, 15,2% a
la categoría masculino y 0,1% en otros. La diferencia porcentual entre la categoría
femenino y masculino es del 69,5%. (Ver gráfica No.6).
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De acuerdo con la gráfica No.7, el conglomerado centro ladera y corregimientos cuenta
con un 87% de representación femenina y un 13% masculina, en el caso del corredor
Norte-Sur la distribución es de un 82% género femenino y un 18% masculino, por
último, en la zona oriente se nota una representación de 86% femenino y 14% al
género masculino.
Gráfica 8. Población
8 vinculada a la estrategia de prevención,
según grupos etarios y género, para el año 2017
La gráfica No.8 refleja una alta participación femenina en los diferentes grupos etarios,
especialmente alta en los rangos de 40 a 59 años en adelante mientras que los hombres
tienen una participación representativa en los grupos etarios menores de 20 y 30 años.
En el caso de las personas que se identifica con otro género fuera del femenino o el
masculino, se presentan dos registros, ubicándose el registro por debajo del 1%.
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La distribución de la población por auto reconocimiento étnico-racial y género permite
identificar que el 84,2% de la población que se auto reconoce como blancos (as) mestizas
corresponden al género femenino, seguido de un 15,8% masculino; en cuanto a la población
que se auto reconoce como negro (a), mulato(a), raizal, afrocolombiano (a) o palenquero
(a) un 82,2% es femenina, un 17,5% masculina y 0,3% en otros; para el caso de la categoría
indígena, el 89,2% de la población pertenece al género femenino, el 10,8% masculino y
0,0% en otros.
Gráfica 10.
10 Nivel educativo por género en población
vinculada a la estrategia de prevención, 2017
Gráfica 10.1. 10
Nivel educativo por género en población
vinculada a la estrategia de prevención, 2017
Gráfica 11.
11 Estado civil de la población vinculada a la
estrategia de prevención, según género, 2017
Enfoques teóricos
Para el desarrollo de cada una de las acciones que se adelantan desde el Equipo de
Prevención de Violencias basadas en género, se plantea el abordaje de las mismas a
partir de cada una de las perspectivas, enfoques que se mencionan a continuación:
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En este sentido utilizar la categoría de género para referirse a los procesos de
diferenciación, dominación, y subordinación entre hombre y mujeres, obliga a remitirse
a la fuerza de lo social y abre la posibilidad de la transformación de costumbres e ideas.
La perspectiva de género se aleja de argumentaciones funcionalistas y deterministas,
buscando explicar la acción humana como un producto construido con base en un
sentido subjetivo. (Lamas, 2013:11)
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entendiendo que es posible generar movilidades en las relaciones sobre las cuales se
han mantenido las realidades de violencias de género.
Ahora bien, operativizar este enfoque ha significado importantes desafíos para los
diversos organismos que lo asumen. Por esto, los organismos de las Naciones Unidas
han establecido un conjunto de “atributos fundamentales” que le acotarían:
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Las diferencias de género, identidad sexual, etnia, edad, situación de salud, entre
otros, expresan asimetrías en las relaciones de poder entre sujetos y colectivos
que significan exclusión y discriminación para unos y ejercicio de dominación para
otros, tanto al interior de cada categoría de diferenciación como en la combinación
entre ellas. Entender el poder desde esta dimensión es entenderlo como categoría
política que incide en la participación y en el acceso a los derechos. Las brechas,
desigualdades, opresiones, discriminaciones y/o violencias en todos los ámbitos de
la vida.
Ahora bien, las inequidades de poder, a partir de estas diferencias, no solo han ido
estructurando jerárquica y relacionalmente la vida en sociedad, sino que también
han ido construyendo imaginarios que las niegan, en un marco de naturalización
y homogenización. Las diversas identidades, formas de vida, de ver el mundo, de
estudiarlo y de conocerlo se invisibilizan bajo perspectivas hegemónicas coloniales,
etnocéntricas y androcéntricas, representadas, entre otras cosas, en políticas
económicas, sociales y culturales y, en general, en la construcción del conocimiento
y su registro histórico.
A pesar de ello, cada vez son más los esfuerzos por reivindicar las diferencias y
denunciar las condiciones de inequidad y prácticas discriminatorias y excluyentes.
El reconocer el género, la etnia, la identidad sexual y de género y la situación de
salud y de clase como construcciones sociales, culturales e históricas cambiantes,
desde donde se definen y establecen roles, actividades, espacios, valores y ejercicios
de poder, ha permitido romper con concepciones biologicistas y esencialistas que
legitiman órdenes socioeconómicos y políticos establecidos.
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es un punto de llegada en el trabajo con los diferentes grupos.
Abordar los enfoques diferenciales en asocio con la reflexión sobre las interseccionalidad
permite ampliar la comprensión y análisis que la estrategia de prevención de violencias
basadas en género tiene sobre la problemática y grupos en que acompaña la intervención.
Lo anterior estará reflejado en los ejes de trabajo la estrategia a través de acciones
concretas como:
De acuerdo con León (1996), desde los estudios de género, podemos hablar de dos
tendencias claras del desarrollo, la tendencia Mujer en el Desarrollo (MED), que supone
la necesidad de incorporar a las mujeres en todas las áreas del desarrollo, más desde
el reconocimiento de sus necesidades prácticas (básicas), sin un detenido análisis y
abordaje de las relaciones de poder que las ubican en condiciones desiguales, centrando
la acción en la necesidad de hacer partícipe del desarrollo “económico” a las mujeres.
Y por otro lado la tendencia, Género el en Desarrollo (GED), esta última identifica que la
exclusión de las mujeres del desarrollo está ligada a una asimetría de poder en relación
con los hombres, por tanto se requiere generar un cambio en las relaciones de poder, le
apunta al empoderamiento de las mujeres, desde el reconocimiento y desarrollo de sus
capacidades y libertades.
A partir de esta tendencia del desarrollo, el equipo aborda temáticas en las cuales se
ven reflejadas de manera amplia las inequidades históricas, por un lado el cuidado,
invisibilizado por décadas en la sociedad, de acuerdo con la Consejería presidencial
para la Equidad(2013), se refiere a la forma como la sociedad se ha organizado para la
provisión de cuidados, sobrecargada en las mujeres, se mantuvo el cuidado como un
rol tradicional de lo femenino, lo maternal, generando mayor desigualdad, impidiendo
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la autonomía economía de las mujeres, la vivencia de sus derechos y libertades,
significando en muchos casos dependencia con relación a los hombres, situación
propicia para que se presenten las violencias.
Marco normativo
La vinculación estrecha entre violencia contra la mujer, discriminación, violación a los
derechos humanos, se ha abordado internacionalmente desde hace varias décadas,
en el año 1979 Colombia se vinculó a la Convención para la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer, que marca un hito en el reconocimiento de
derechos de las Mujeres, articulando la noción del derecho con tres elementos clave:
reconocimiento, goce y resultados y denotando de manera enfatiza las barreras para
vivencia de la ciudadanía de las mujeres, expresadas en acciones de discriminación,
a la cual denomina como:
“Toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o
por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, de los derechos humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier
otra esfera” Art. 1.
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La convención establece un llamamiento a los Estados partes frente a la adopción de
medidas adecuadas para la eliminación de la discriminación a la mujer practicada por
cualquier persona, organización o empresa, enfatiza en la necesidad de trabajar sobre
los prejuicios y prácticas que se mantienen para justificar las violencias, hace una
interesante mención de problemáticas específicos como la pobreza, el desempleo, los
conflictos armados, la ubicación territorial que acrecientan el riesgo de ser víctimas
de violencias por razones de género.
Al igual que adoptar medidas eficaces para superar actitudes y prácticas que
obstaculizan la igualdad de la mujer, se recalca la importancia de los procesos
educativos, específicamente medidas preventivas, programas de información pública,
comunicación encaminados a modificación de imaginarios sociales y culturales.
Dando seguimiento a los logros alcanzados en la década de los 90, es en 1995 que se
realiza la conferencia sobre la Mujer en Beijing, que deja como resultado la Declaración
y plataforma de Acción de Beijing suscrita por 189 países, que se ubicó desde ese
día como la hoja de ruta para lograr la igualdad de género en el mundo y trabajar
por el empoderamiento de las mujeres, la misma centra su interés en 12 aspectos
de especial preocupación: La pobreza; la educación y la capacitación; la salud; la
violencia contra la mujer; los conflictos armados; la economía; el ejercicio del poder
y la adopción de decisiones; los mecanismos institucionales para el adelanto de la
mujer; los derechos humanos; los medios de difusión; el medio ambiente; y la niña.
Entre estos aspectos que sin duda resultan teniendo vigencia para su discusión e
intervención en el momento actual, dado que persisten múltiples desigualdades y
discriminaciones hacia las mujeres, se revisara lo relativo a violencia contra la mujer,
la plataforma reconoce la situación de vulneración que viven las mujeres alrededor
del mundo, acrecentada por la feminización de la pobreza, las exclusión del ámbito
económico y de toma de decisiones, se compromete por tanto a prevenir y eliminar
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todas las formas de violencias contra las mujeres y niñas.
Para cumplir con este compromiso, se enfatiza en los actos de violencia que ocurren
tanto en el ámbito privado, como en el público y aquellos perpetrados o tolerados
por el Estado, todos estos hechos ocasionan inseguridad en la vida de las mujeres, la
plataforma enfatiza en la consecuencia que tienen frente a la posibilidad de lograr un
desarrollo igualitario y en paz, así como los costos sociales, económicos, culturales de
mantener a las mujeres en posiciones desiguales y de subordinación en la sociedad.
Entre las medidas recomendadas para los países se encuentran, entre otras:
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violencia Intrafamiliar.
De acuerdo con la ley 1257 de 2008, en su artículo No.2, la violencia contra las mujeres
constituye: “Cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual, psicológico, económico o patrimonial por su condición de mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, bien sea que se
presente en el ámbito público o en el privado”.
Además esta ley define en el Articulo No.3. diferentes tipos de violencias, que han sido
contempladas en los avances de las Convenciones Internacionales en el tema:
Violencia económica la ley entiende, de acuerdo con el articulo No.2. Cualquier acción u
omisión orientada al abuso económico, el control abusivo de las finanzas, recompensas o
castigos monetarios a las mujeres por razón de su condición social, económica o política.
Esta forma de violencia puede consolidarse en las relaciones de pareja, familiares, en las
laborales o en las económicas.
La ley 1257 de 2008, establece las acciones para brindar atención, prevención y sanción
a las violencias contra las mujeres, en lo especifico a la prevención se encuentra que de
acuerdo con el capítulo IV, medidas de sensibilización y prevención, todas las autoridades
que formulan e implementan políticas deberán reconocer las diferencias y desigualdades
sociales, biológicas en las relaciones entre las personas según el sexo, la edad, la etnia y
el rol que desempeñan en la familia y en el grupo social. Entre las responsabilidades del
Gobierno Nacional referidas a la prevención de violencias:
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A su vez refiere que los departamentos y municipios deberán incluir en sus planes de
desarrollo municipal y departamental incluirán un capítulo de prevención y atención para
las mujeres víctimas de la violencia.
1. Velar para que las instituciones educativas incorporen la formación en el respeto de los
derechos, libertades, autonomía e igualdad entre hombres y mujeres como parte de la
cátedra en Derechos Humanos.
2. Desarrollar políticas y programas que contribuyan a sensibilizar, capacitar y entrenar a
la comunidad educativa, especialmente docentes, estudiantes y padres de familia, en
el tema de la violencia contra las mujeres.
3. Diseñar e implementar medidas de prevención y protección frente a la desescolarización
de las mujeres víctimas de cualquier forma de violencia.
4. Promover la participación de las mujeres en los programas de habilitación ocupacional
y formación profesional no tradicionales para ellas, especialmente en las ciencias
básicas y las ciencias aplicadas.
La ley 1257 de 2008, al colocar la discusión sobre las violencias contra las mujeres por
fuera del ámbito “ privado” o familiar, también establece la responsabilidad de la sociedad
en general frente a las mismas y convoca a la actuación corresponsable para erradicar las
violencias, es así como, en el artículo 15 menciona que las organizaciones de la sociedad
civil, las asociaciones, las empresas, el comercio organizado, los gremios económicos y
demás personas jurídicas y naturales, tienen la responsabilidad de tomar parte activa en
el logro de la eliminación de la violencia y la discriminación contra las mujeres, Para estos
efectos deberán:
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4. Denunciar las violaciones de los derechos de las mujeres y la violencia y discriminación
en su contra.
5. Colaborar con las autoridades en la aplicación de las disposiciones de la presente ley
y en la ejecución de las políticas que promuevan los derechos de las mujeres y la
eliminación de la violencia y la discriminación en su contra.
6. Realizar todas las acciones que sean necesarias para asegurar el ejercicio de los
derechos de las mujeres y eliminar la violencia y discriminación en su contra.
Es importante mencionar que a nivel de país se cuenta con la Política Pública Nacional
de Equidad de Género, la cual precisa un Plan integral para garantizar una vida libre
de violencias. El objetivo principal de la política es contribuir a garantizar el pleno
goce de los derechos de las mujeres colombianas aplicando los principios de igualdad
y no discriminación, además tiene como uno de los objetivos específicos avanzar en la
eliminación de las prácticas que construyen, reproducen y refuerzan la violencia y la
intolerancia, y vulneran derechos de las mujeres, hacia la construcción de una sociedad
democrática y en paz.
En el ámbito local, la Política pública para las mujeres, aprobada por acuerdo 0292 de
2010 ha establecido como uno de sus ejes de actuación, la vida libre de violencias y acceso
a justicia para las mujeres (eje 5), incluyendo dentro de sus estrategias, entre otras: el
fortalecimiento de la capacidad institucional para atención y prevención de violencias,
el diseño y revisión de protocolos de atención, funcionamiento de hogares de paso,
realización de investigación en el tema.
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Proceso metodológico
Retomando el análisis de la estrategia de Prevención, desde los hallazgos de la
sistematización de la experiencia, Girón (2016: 57):
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de partida.
• La responsabilidad: El proceso pedagógico desde la educación popular, reconoce el
papel activo de las personas sobre su propia realidad, desde esta perspectiva ubica la
responsabilidad que se debe asumir en un proceso de formación, capacitación que
conlleva a generar movilidades para la acción, permitiendo cuestionar las estructuras o
modelos que sustentan las violencias basadas en género, las discriminaciones.
Sin construcción colectiva a partir del dialogo desde lo común, pero también desde y entre lo
distinto, los distintos(as), la Educación Popular no se realimentaría; perdería vigencia como
corriente pedagógica para la liberación y autonomía. Lo pedagógico, lo político y lo cultural en
la Educación popular pueden leerse desde el planteamiento que hacer Berta Salinas. (2000)
(citada por Torres, 2007, p. 135) al decir que la Educación popular tiene dos componentes
pedagógicos: “su metodología dialéctica participativa y la especificidad de su contenido: la
realidad”. A partir de esto podríamos comprender que el conocimiento se genera de manera
intencionada por medio del dialogo situado que tiene que ver con la historicidad de cada ser.
En este sentido el dialogo se propone participativo y sobre la realidad, de manera que se
evidencie unos saberes y una esencia para las personas, su organización y la transformación
de condiciones que se identifican adversas tanto en lo local como global. (Muñoz, 2017)
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Ejes de trabajo de la estrategia
La Estrategia de prevención, está diseñada para contribuir a las reflexiones sobre las
necesarias transformaciones personales y colectivas, desde la equidad e igualdad entre
los géneros, permitiendo esto que se visibilicen y defiendan los derechos humanos de
las mujeres, sustenta sus acciones en cuatro fases, que son, planeación, articulación,
formación, diseño y difusión. Es importante destacar la cercanía de la estrategia en varias
de las fases con las denominadas estrategias IEC (Información, Educación y comunicación),
que de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (2008) están orientadas
a generar cambios en conocimientos, actitudes y prácticas de los grupos poblacionales y
motivar su participación activa en su propio desarrollo, enfocadas sobre todo en acciones
de prevención y promoción de la salud.
En la misma línea la Secretaría de Salud de Honduras (2014) plantea que las acciones de
IEC, pueden ser vistas como un proceso de intercambio de ideas y modo de percibir el
mundo, posibilitando el compartir conocimientos, generando interacción y participación
entre los involucrados y favoreciendo el desarrollo de conciencia crítica de los sujetos,
quienes podrán tomar las decisiones que van a incidir en su vida.
Fase 1. Planeación: La fase de planeación comprende las acciones que permiten generar
acuerdos conceptuales y metodológicos, es previa al diseño de los planes de acción con
los grupos, organizaciones con los cuales se trabajará. Esta fase inicia con el diseño del plan
general de intervención del equipo de prevención de violencias, del cual se van conectando
los planes individuales de los y las profesionales.
Otro aspecto abordado en la fase de planeación tiene que ver con la ejecución de proyectos
articulados a la estrategia de prevención, los cuales son supervisados por el equipo.
Fase 2. Gestión y articulación: Tiene dos objetivo, el primero de ellos establecer los canales
de apertura y definir el plan de acción para el desarrollo de la estrategia de prevención,
se realiza con actores de las instituciones de la ruta de atención, organizaciones sociales,
comunitarias, universidad, entre otros, en dos momentos:
Momento 1. Contacto inicial con los diferentes actores, puede darse por varias vías:
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organizaciones ya constituidas en los territorios, se encuentran visitas a la comuna
o corregimiento, contacto con líderes y lideresas del sector, intervención en otros
espacios comunitarios. Una de las fortalezas para la identificación y primer contacto es el
conocimiento previo que tengan las personas del equipo sobre los proceso en comunas
y corregimientos, frente a esto, una integrante del equipo manifiesta: “Es importante el
conocimiento que tenemos de los territorios, y de las organizaciones que ya tienen una
trayectoria en el mismo, para poder adelantar estos primeros encuentros”.
2. Solicitud realizada por la organización: Se recibe en la Alcaldía comunicación en la cual se
solicita acompañamiento para conocimiento de ruta de atención de violencias o abordaje
del tema de violencias. A partir de esta solicitud se genera el primer acercamiento, que busca
reconocer posibilidades para la articulación que permita dar respuesta al requerimiento
puntual y de ser posible generar un proceso.
3. Ruta de atención: El equipo realiza el contacto con los actores de las diferentes instituciones
que integran la ruta, también se puede dar a partir de los espacios establecidos de
articulación en la administración. Las acciones con los actores de la ruta están referidas al
fortalecimiento en su competencia en la misma.
Realizado el contacto inicial se procede con la concertación (presencial o telefónica) con los
diferentes actores para definir un plan de trabajo y articulación con la estrategia de prevención,
este ejercicio requiere el reconocimiento de los intereses y necesidades de la organización,
grupo, identificando sus características. Se establece un acuerdo sobre las temáticas a trabajar,
espacios, metodología apropiada. En este momento es importante:
“Especificar aún más la población con la cual se va a trabajar, con características particulares, es
en el reconocimiento de las personas que podemos tener en cuenta lo diferencial” Profesional
del equipo de prevención
“Si vamos a trabajar con una organización o grupo, conocer sus ejes de acción, pues podemos
fortalecer su trabajo, sería una perdida proponer los temas desde cero” Profesional del equipo
de prevención
Fase 3. Formación integral: Con relación a la formación, se reconoce como escenario que
puede permitir la toma de conciencia, la integración de la persona con su realidad, creando
en la o el participante un proceso de búsqueda, dialogo colectivo, donde el pensamiento y la
reflexión estén centrados en la realidad cotidiana.
Así mismo en la fase de formación se parte de las particularidades de los grupos con que se trabaja
seleccionando así las temáticas que aportar a la de-construcción de paradigmas tradicionales y
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a impactar la trasformación personal y colectiva en las poblaciones participantes. Este proceso
puede darse en uno o varios momentos, los cuales se pueden desarrollar de manera separada
o consecutivamente de acuerdo al plan de trabajo definido con el grupo u organización
durante la fase de gestión y articulación, a continuación se relacionan los momentos:
Momento 1. Información:
Intervención mediante la cual, se genera inquietud sobre una temática específica, en este
caso las violencias basadas en género, brindando conocimiento puntual, claro y pertinente
con relación a ley 1257 de 2008, rutas de atención, lenguaje no sexista, entre otros.
Para esta intervención se requiere realizar un contacto previo con el grupo o espacio en el
cual se desarrollará, para una caracterización básica del tipo de población, necesidades.
Momento 2. Sensibilización:
Para el equipo de prevención de violencias basadas en género de la Subsecretaría de Equidad
de género, la línea entre las acciones de sensibilización y capacitación- es muy fina, según lo
expresaron en los espacios de trabajo para el diseño de esta metodología, la sensibilización
se entiende como:
“Un ejercicio que permite que las personas reconozcan que existe una realidad, y frente a esa
realidad que es posible que no conozcan, se generen otras inquietudes o deseos de actuar,
que la sensibilización los puede generar o no, pero permite acercarse a la problemática”.
Profesional del equipo de prevención.
Momento 3. Capacitación:
Las intervenciones de capacitación tienen como objetivo avanzar o profundizar en el
reconocimiento e identificación de la problemática, desde sus matices sociales, culturales y
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jurídicos. En estas se busca generar preguntas, cuestionamientos sobre dicha problemática,
logrando la apropiación de la misma.
En este momento pueden darse acciones orientadas a planes de trabajo internos de las
organizaciones, revisión de sus formas de relacionamiento y trabajo desde la equidad
entre los géneros, diseño de planes de formación para personal o comunidad, establecer
espacios de reflexión colectiva sobre violencias de género, y multiplicidad de acciones
que puedan definir las organizaciones.
Así mismo al cierre de casa semestre se realiza un encuentro entre las organizaciones,
grupos que han participado de la estrategia. Los grupos y organizaciones que participen
de la estrategia de prevención, tendrán conocimiento de este encuentro y sus objetivos
desde el momento de concertar su participación en la fase de formación integral.
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Fase 4. Diseño y difusión de contenidos comunicativos:
La comunicación se reconoce como un proceso que permite actuar sobre las creencias,
imaginarios, generando canales de confianza para la reflexión sobre los mismos. Esta fase
por tanto permite trabajar sobre la priorización de contenidos a comunicar, adelantando
la conceptualización de los mismos y la presentación de propuestas de piezas y contenidos
comunicativos. Incorpora la realización de campañas para la transformación de los
imaginarios que sustentan las violencias basadas en género, de manera particular, las
violencias contra las mujeres.
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Guías metodológicas de trabajo para
los diferentes momentos de la fase de
formación:
Las temáticas trabajadas con las diferentes poblaciones en cada uno de los momentos
de la fase de formación dependen de los requerimientos y necesidades específicas
de estas. Las guías metodologías diseñadas se adaptan según el tipo de población.
A continuación se relacionan los temas, que están conectados con la perspectiva y
enfoques teóricos de la estrategia de prevención:
7. Sororidades: El taller está dirigido solo a grupos de mujeres por la temática que se
desarrolla. Grupos que hayan participado en procesos de formación con el equipo
de Prevención de Violencias basadas en género de la subsecretaria de equidad
de género. También podrá realizarse con mujeres de grupos que hayan tenido un
proceso de formación en perspectiva de género independiente a la Subsecretaría y
que requiera fortalecer su proceso grupal a partir del trabajo reflexivo de relaciones
interpersonales.
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de cómo incide el modelo de masculinidad hegemónica en las identidades, en las
formas de construir relaciones entre mujeres y hombres, y en las violencias y desigualdades
de género y otras formas de opresión o discriminación; se plantean alternativas de vivencia
de las masculinidades desde la equidad y la no violencia, reconociendo las existentes y
vislumbrando caminos posibles, articulados a los procesos que vienen dinamizando
las mujeres; y se formulan propuestas de promotoría de masculinidades no violentas
y equitativas como iniciativas de proyección de acciones en los espacios en los que se
desenvuelven las personas participantes.
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Recurso humano para la estrategia
Para el desarrollo de las fases de la estrategia de prevención de las violencias basadas
en género, se requiere de un equipo de profesionales y técnico idóneo, mujeres y
hombres con los siguientes perfiles:
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Un(a) profesional en comunicación social, con experiencia en diseño de planes de
comunicación, conocimiento en derechos humanos.
Riesgos y dificultades:
El avance en dinámicas de prevención de violencias dependerá de las voluntades y
posibilidades de reflexión de actores-as participantes de los procesos, por lo tanto son riesgo:
La poca vinculación de los grupos con la lógica de los procesos planteados en la estrategia
de prevención.
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