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PSICODIAGNÓSTICO (2018)

TP 1: EL PROCESO PSICODIAGNOSTICO.

CASULLO, M. M. EVALUACIÓN PSICOLÓGICA Y PSICODIAGNÓSTICO.

-Capítulo II: el proceso de evaluación en psicología clínica.


Entendemos la evaluación psicológica como una rama específica del quehacer profesional del
psicólogo, que puede desarrollarse en distintos campos: clínico, educacional, laboral, jurídico o
comunitario.
Las tareas de evaluación en psicología clínica incluyen básicamente todos los procesos relacionados
con el estudio de individuos, grupos, instituciones o comunidades en relación con el proceso salud-
enfermedad.
El psicodiagnóstico conforma una subárea dentro del campo de las evaluaciones psicológicas en
Psicología Clínica. Un psicodiagnóstico es un proceso a través del cual los clínicos obtienen la
necesaria comprensión del paciente para tomar decisiones de manera informada. Su propósito central
es describir al individuo, sujeto, grupo o comunidad de forma tan compleja como sea posible, en todas
sus facetas o niveles.
Podemos realizar tareas de evaluación psicológica en el campo de la psicología clínica que no
supongan o impliquen un psicodiagnóstico: por ejemplo, ocuparse de la valoración de programas o
de la evaluación de la eficacia de determinados procesos terapéuticos. Ninguna de las evaluaciones
mencionadas puede ser categorizada como un psicodiagnóstico aunque el proceso psicodiagnóstico
pueda formas parte de las mismas. Por otra parte, los psicólogos desarrollamos tareas de evaluación
psicológicas de relevancia por fuera del campo clínico. Así por ejemplo, podemos ocuparnos de la
evaluación de la calidad de los aprendizajes o de los vínculos docente-alumnos en el campo de la
Psicología Educacional y Escolar.
El psicodiagnóstico es una disciplina científica íntimamente relacionada con la psicología en tanto
ciencia. No puede reducirse a una mera tecnología psicológica (los tests o los instrumentos de
medición) sino que en él se articulan los distintos planos que constituyen una disciplina científica
aplicada. Las distintas teorías psicológicas dotan al proceso psicodiagnóstico de marcos referenciales
y de estrategias metodológicas.
El psicodiagnóstico brinda a aquéllas una vertiente aplicada específica: el estudio descriptivo,
comprensivo y explicativo de los comportamientos de los sujetos y grupos humanos en relación con
los contextos.
Circunstancias sociales y políticas concretas derivadas de la Segunda Guerra Mundial harán posible
el surgimiento de propuestas teóricas y tecnológicas centradas en el modelo clínico médico, con cierto
énfasis en el empleo de los denominados tests psicológicos.
En la década de los años 50’ va a hacer eclosión la polémica entre los denominados defensores del
modelo clínico-médico, en su mayoría profesionales formados en contextos médicos hospitalarios, con
puntos de vista psicoanalíticos o muy próximos a ellos, que resaltan los determinantes intrapsíquicos
y minimizan los ambientales, y los defensores de la predicción estadística, que formulan a los
anteriores duras críticas.
Detrás de ambas posturas se irán configurando propuestas alternativas. Con el nombre de clínico
surgen las prácticas de un modelo médico-clínico y se van diferenciando las propuestas básicas de un
modelo psicoanalítico.
El enfoque psicométrico o diferencial va a plantear la necesidad del empleo de métodos
estandarizados, dando mayor peso a las evaluaciones de tipo objetivas. A mediados de la década de
los 60 aparece una fuerte crítica de corte conductista a los dos métodos y se comienza a hablar de la
necesidad de un análisis funcional de la conducta. El comienzo de los años 70 marca el momento de
más bajo prestigio de todo lo relacionado con la evaluación y el psicodiagnóstico.

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Uno de los principales aportes de la crítica conductista es el haber planteado que toda evaluación
se realiza para poder planificar una intervención y está a su servicio, así como remarcar que toda
evaluación debe ocuparse de la valoración de las intervenciones realizadas y de la reorientación de las
mismas.
A finales de los años setenta surge una mayor preocupación por los temas concernientes con la
evaluación clínica, como fruto de la inserción de los psicólogos en áreas específicas de trabajo
relacionadas con la salud comunitaria, el reconocimiento de la incidencia de las diferencias culturales
y sociales, el reconocimiento de la baja confiabilidad de los diagnósticos clínicos, la falta de criterios
claros para poder decisiones respecto al tipo de tratamiento adecuado que necesitan distintos tipos de
pacientes, y por último, la necesidad de brindar respuestas más eficaces a los distintos tipos de
malestares humanos.
Empiezan a tomar cuerpo las ideas de Lewin, quien había argumentado que toda conducta está en
función de la persona y su entorno. Por otra parte, se producen hallazgos de importancia en cuanto a
los correlatos biológicos de la conducta. Se desarrolla un mayor conocimiento del sistema nervioso y
de las relaciones entre cerebro y experiencias subjetivas.
Un proceso psicodiagnóstico que pretenda ser válido, confiable y útil debe integrar los siguientes
aspectos:
1-La presentación que el sujeto o grupo hace de los síntomas que lo aquejan. La capacidad
manifiesta para poder vivienciar aspectos contrastantes de los hechos, sentimientos y conflictos que se
relatan. Los sujetos humanos se diferencian notablemente en la posibilidad de poner en palabras sus
afectos. La entrevista libre y la observación siguen siendo los recursos básicos en esta etapa.
2-Una valoración del estilo de las relaciones interpersonales, datos que se pueden obtener
analizando los aspectos transferenciales y contratransferenciales. En muchos casos es necesario
complementarlos con la información que brinden los miembros de sus grupos primarios de
pertenencia.
3-Una evaluación del estilo cognitivo, entendido como la manera en que el sujeto o grupo procesa
la información sobre su subjetividad así como la referida al mundo externo.
4-Infromación detallada sobre la autopercepción consciente de un sujeto, cómo se ve a sí mismo
en relación a cómo quiere ser visto.
5-Información sobre las características de los mecanismos de defensa que el sujeto utiliza frente a
situaciones de conflicto.
6-Poder plantear los diagnósticos diferenciales posibles.
7-Recabar información sobre la etiopatogenia del malestar actual, la etapa del ciclo de desarrollo
o edad en que se manifiestan los primeros síntomas, las estrategias de afrontamiento puestas en juego
frente a ellos, así como su relación posible con sujetos o eventos estresantes del ciclo vital personal.
8-La integración de la información relevada y la posibilidad de plantear juicios clínicos basados
más en inferencias e interpretaciones de bajo nivel que en generalizaciones.
9-Brindar una atención más respetuosa a los puntos de vista del propio paciente sobre los malestares
que lo aquejan y las soluciones posibles.
10-Ocuparnos de manera sistemática, especialmente en el marco de las instituciones hospitalarias,
del estudio de las redes de apoyo social con las que cuenta el paciente, para poder decidir acerca de la
internación o no de una determinada persona, así como sobre la externación, necesitamos conocer
cómo percibe la integración de su red afectiva de apoyo y sostén.
11-Formular recomendaciones terapéuticas en base a las inferencias e integraciones realizadas.

Comentarios finales
Toda evaluación clínica no es sino un esfuerzo humano que pretende ayudar a los individuos a que
puedan solucionar los problemas que los aquejan. En la actualidad, debemos reconocer la existencia
de modelos teóricos diversos, así como la necesidad imperiosa de un abordaje interdiscilpinario de
nuestro quehacer. Los seres humanos, pacientes o profesionales de la salud, somos simultáneamente

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sujetos del inconsciente, actores sociales, miembros de grupos culturales específicos, portadores de un
cuerpo a partir del cual edificamos nuestras identidades, sujetos con autoimágenes conscientes que
regulan en gran medida nuestras acciones cotidianas. Un abordaje integrador redundará en un trabajo
profesional más eficaz.

FRANK DE VERTHELYI, R. TEMAS EN EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

Capítulo I. Técnicas Proyectivas y Evaluación Psicológica


Las técnicas proyectivas constituyen el principal instrumento del psicólogo clínico para la
descripción de la personalidad. Estas técnicas surgen dentro del contexto de la psicología clínica.

Los Precursores
La hipótesis proyectiva es de Frank en 1939, pero el uso de estímulos ambiguos y la preocupación
respecto de la percepción subjetiva se puede rastrear hasta los griegos. También Leonardo Da Vinci y
Boticelli recurren a un material inestructurado como punto de partida de sus producciones y lo usan
para evaluar la capacidad imaginativa en la selección de los candidatos a ser alumnos de su taller.
En el siglo XIX la técnica de las manchas de tinta se convierte en un juego de salón llamado Blotto
en que los jugadores deben asociar imágenes e inventar poemas respecto de lo percibido. Este juego
parece haber interesado a Binet, quien lo incluye como una prueba de imaginación sistematizada en su
test. También puede ser visto como antecedente directo del Rorschach.
En el siglo XX Galton es quien propone la primera Técnica Proyectiva formalizada al hacer una
lista de palabras-estímulo para la asociación. Esto lo retoma Jung (1912) con el test de asociación de
palabras. También por estos años Rorschach realiza su tesis doctoral sobre las manchas de tinta como
técnica psicológica (1921).
Pero a pesar de este movimiento “proyectivo”, durante las tres primeras décadas de este siglo
predominan la construcción y el uso de test de inteligencia y toda la concepción psicométrica de la
personalidad que se dedica a la evaluación de rasgos específicos y delimitados.
A partir de la creación del T.A.T de Murray (1935) un grupo de psicólogos comienzan a esbozar
una fundamentación teórica para esclarecer y ampliar la hipótesis proyectiva que subyace al test.

Las Grandes Expectativas.


La psicología proyectiva se convierte en un movimiento de protesta contra determinado concepto
de la psicología académica y la tradición del conductismo. Cuestiona el enfoque y comprensión del
hombre de la época. La matriz conceptual de la psicología proyectiva la constituyen una serie de
conceptos sobre la personalidad comprometidos con un enfoque dinámico que considera toda la
conducta como activa e intencional. Así se propone investigar el papel de todas las funciones y
procesos psicológicos que actúan en la personalidad total, enfatizando la unicidad e interacción de:
los intereses, conflictos y estilos de organización que caracterizan a cada individuo.
Nutren a la psicología proyectiva el psicoanálisis, la Teoría de la Gestalt, la Topología y La
corriente del New Look. Para la psicología proyectiva la causalidad psicológica es siempre y en todas
partes únicamente personal y nunca general. De aquí surge la convicción de que se debe estudiar a
cada individuo como único y no como representante de una clase de individuos. Así las técnicas
proyectivas buscan diferenciarse de las técnicas objetivas tanto en su fundamentación teórica como en
las características del estímulo, forma de administración, rol del psicólogo y modalidad de evaluación
de los resultados.
Rappaport fundamenta la legitimidad de la inclusión de las técnicas proyectivas en la verificación
psicológica apoyándose en dos premisas: la práctica psiquiátrica necesita el auxilio de los instrumentos
de verificación psicológica; la teoría de la verificación diagnóstica y la de la psiquiatría están de algún
modo en armonía. La primera premisa se basaría en la objetividad de los tests en comparación con la
evaluación más subjetiva que el clínico hace en la entrevista, si bien son tareas complementarias y no

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excluyentes. Esta mayor objetividad de las técnicas le otorgaría una mayor precisión científica a la
tarea y la jerarquizaría respecto de los métodos más tradicionales de la psiquiatría.
Plantea que la objetividad de los tests conseguida mediante las técnicas proyectivas ayuda al
examinador, en el análisis final del material y su organización, y en las recomendaciones pero es
inevitable que intervenga el juicio subjetivo basado en la experiencia, el conocimiento teórico e
intuición, aunque parta de los datos objetivos del test.
Aunque puedan hacerse predicciones a partir de un segmento limitado de conducta, ningún
elemento por sí mismo revelará todas las condiciones dinámicas subyacentes a la conducta total del
sujeto. En consecuencia se requiere de una doble integración: la de varios test entre sí (batería
diagnóstica), la de la batería diagnóstica con los datos de la entrevista.
En cuanto a la batería diagnóstica, Rappaport busca un adecuado equilibrio entre técnicas de disímil
grado de estructuración y también incluye métodos psicométricos junto a los proyectivos como la
doble lectura cuantitativa y cualitativa de los test de inteligencia.
La batería para Rappaport debe constar de: dos test de inteligencia. Dos de formación de conceptos,
dos proyectivos y perceptuales. Dos de contenido ideacional. Plantea también Rappaport que solo se
alcanza la plena significación diagnóstica cuando se estudian los datos de los test, se infieren las
razones de los procesos subyacentes a ellos y se los incluye en una teoría que integre los conceptos
dinámicos y psicopatológicos.
La investigación clínica se apoya en dos premisas básicas: la patología es siempre una
exacerbación de rasgos que también existen en la personalidad adaptada y el diagnóstico
necesariamente involucra la personalidad total.
A nivel práctico el psicólogo debe cuidar el equilibrio entre: un material más estructurado, que pone
de manifiesto los mecanismos de control y las técnicas proyectivas, que apuntan a develar las
ansiedades y conflictos. A nivel teórico debe trabajarse en la búsqueda de una teoría general de los
test, más que promover contraposiciones es necesario encontrar complementariedades.
El psicodiagnóstico tanto como un método clínico y como medio de la investigación científica
necesita: una fundamentación sistemática, que es una teoría sistemática de la organización de la
personalidad y la inclusión de esta teoría dentro de la teoría general de la psicodinámica.
La incorporación de los test marca definitivamente a la psicología clínica. Las habilidades en el uso
de las técnicas proyectivas le dieron al psicólogo un status entre los profesionales de la salud mental
por ser el único capaz de manejar la complejidad de los nuevos test.
Según Blatt durante y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial la evaluación
psicológica fue el vehículo por el cual el psicólogo se introdujo en el área clínica. En 1946 la psicología
clínica como campo se definía por la tríada: evaluación psicológica, psicoterapia e investigación, en
ese orden de importancia.

El Desafío Actuarial.
La Psicología actuarial pone el énfasis en el análisis estadístico, la predicción y la validez. Surge
como respuesta a las necesidades planteadas por la Segunda Guerra Mundial: evaluar con mayor
rapidez y certeza a muchos sujetos a fin de poder individualizar a los más aptos para ser asignados a
las diferentes armas para el combate.
Meehl en 1954 encontró en sus estudios que la predicción actuarial era superior o igual a la realizada
por medio del juicio clínico. Lo que estaba en discusión era lo siguiente: el funcionamiento más o
menos exitoso de una forma de interpretación e integración mecánica e impersonal vs. la que se centra
en el juicio clínico del entrevistador.
Por primera vez los psicólogos clínicos que habían logrado seguridad y prestigio mediante el uso
de las técnicas proyectivas, debieron ponerse a revisar su forma de pensar y trabajar para contrarrestar
el “ataque actuarial”.

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El Cuestionamiento De La Evaluación Psicológica.
Polémicas:
• Años ´60: las polémicas entre los “actuariales” y los “clínicos” giraban en torno a si el
psicodiagnóstico debería predecir o comprender, basarse en técnicas objetivas o proyectivas.
• Años ´70: aparecen nuevos cuestionamientos sobre la razón de ser de la evaluación como tal y
de los test más conocidos. En los años ´70 representantes del Psicoanálisis, el Conductismo,
Rogerianos y Sistémicos, han fundamentado desde diferentes ángulos sus principales
cuestionamientos:
-Para Bleger no se puede hablar de criterios de diagnóstico sin preguntarse “diagnóstico: para qué
tipo de terapia y para qué acepción de enfermedad y curación”.
-En el caso del tratamiento psicoanalítico, “el diagnóstico en sí no tiene importancia si estamos
dispuestos a realizarlo”, enfatizando que el objetivo no es la curación de los síntomas, sino el efecto
mayéutico ligado al crecimiento mental que todo psicoanálisis tiene como meta final.
-Mannoni critica el uso excesivo de los test aplicados en desmedro de una escucha del discurso del
paciente.
-Para el Humanismo el diagnóstico corresponde a un modelo anacrónico de la enfermedad mental.
La nosología o clasificación conllevaría el peligro de etiquetar y estigmatizar al paciente.
-Conductismo: El diagnóstico tradicional se ocuparía excesivamente de la personalidad del paciente
y demasiado poco de la situación en la cual esta conducta se desarrolla. Así el diagnóstico tiene que
ser certero, debe indicar: los comportamientos a ser modificados, las situaciones que lo provocan o
refuerzan, el grado de ansiedad, el monto de beneficio secundario, etc.
-Rogerianos: Consideran innecesario y perjudicial el diagnóstico. Colocan al terapeuta en un rol
evaluativo de omnipotencia. El diagnóstico surgiría dentro del mismo proceso terapéutico, pero a partir
de la experiencia vivencial del paciente.
-Sistémicos: Considera inoperante el psicodiagnóstico y lo reemplaza por una evaluación
estructural de la relación dentro del sistema en el cual cobra significado el síntoma.
El instrumento diagnóstico esencial es el operar desde la primera entrevista y observar la respuesta.
Algunas de estas críticas responden a posturas teóricas que sustentan una particular concepción del
hombre, así como distintas teorías de la enfermedad y la curación.
Proponen en consecuencia objetivos terapéuticos de los que se desprenden modalidades evaluativas
disímiles. El fin de la evaluación implica trazar una estrategia de las tácticas y técnicas a utilizar dentro
de la terapia privilegiada por cada teoría.

Defensa y Revisión De La Evaluación Psicológica.


Malan revaloriza la evaluación psicológica señalando que evaluar si el paciente necesita o no una
psicoterapia y de qué índole, es posiblemente el procedimiento más complejo dentro del campo
psicológico. Esta complejidad consiste en que el entrevistador debe operar en diferentes niveles a veces
en forma secuencial, otras en forma simultánea, es decir, pensar con criterio psiquiátrico, dado que es
importante para un diagnóstico y pronóstico ajustados. Además, debe pensar con criterio
psicodinámico, a fin de identificar las fuerzas en conflicto en el paciente y entre éste y su medio.
Asimismo, pensar psicoterapéuticamente, utilizando la experiencia para predecir las posibles
vicisitudes de un tratamiento; pensar prácticamente, a fin de evaluar la mejor estrategia entre lo ideal
y lo posible. Funcionar cuidando al paciente y logrando un buen rapport lo que establece las bases para
un futuro terapéutico. Evitar entrar en una relación demasiado intensa que dificulte el posterior
desprendimiento.
Bleger: El diagnóstico con un objetivo preciso es esencial para un apareamiento correcto de la
terapia y paciente en función de una demanda de asistencia.
Blatt: Considera que la evaluación sigue siendo esencial para una comprensión adecuada del
paciente y debe incluir: Un examen de las estructuras del yo (fortaleza y debilidad de sus funciones).

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Un examen de los modos en que el sujeto se enfrenta al conflicto intrapsíquico y a las demandas de la
realidad.
Psicodiagnóstico: En tanto parte integral de un proceso de resolución de problemas deja más lugar
a la creatividad del psicólogo para trazar en cada caso la estrategia para el mejor abordaje y decidir la
inclusión o no de técnicas de acuerdo con las necesidades específicas, con lo que se revaloriza el rol
clínico del psicólogo.

El rol del psicólogo en la evaluación psicológica y la aplicación de las técnicas proyectivas


Resulta paradójico que la tarea que en las décadas del 40 y 50 diera credibilidad al psicólogo en la
práctica clínica y prestigio en la comunidad científica, resulte ahora origen de sentimientos de
desvalorización que la llevan a abandonar lo antes posible el rol de diagnosticador para adquirir el rol
de “terapeuta”. Esta actitud, más que problemáticas del instrumento, es lo que ha llevado a las técnicas
proyectivas a su estancamiento actual.
Phillipson describe el rol del psicólogo para llegar a los objetivos principales del psicodiagnóstico:
desarrollar la participación activa y el compromiso emocional del paciente. Demostrar la relevancia
de lo que el psicólogo hace y de los test que emplea con respecto a los problemas del paciente. Efectuar
un pasaje gradual desde el contenido y desafíos conocidos de la entrevista a los test de inteligencia y
las técnicas proyectivas. Utilizar los datos y el proceso de la entrevista para mostrar su incidencia sobre
el “aquí y ahora” de la relación con el psicólogo. Tratar de optimizar las reciprocidades y
complementariedades entre el rol científico profesional del psicólogo y el rol del paciente.
En síntesis: poner a prueba al máximo la capacidad del paciente para desarrollar la motivación para
trabajar sus problemas en una experiencia interpersonal directa y para aprender de ella.

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T. P. N° 2: EL DIAGNÓSTICO ESTRUCTURAL

KERNBERG, O. TRASTORNOS GRAVES DE LA PERSONALIDAD.

Capítulo I: Diagnóstico Estructural.

La aproximación descriptiva al diagnóstico, que se centra en los síntomas, en la conducta, y la


genética (herencia biológica) no han probado ser suficientemente precisas cuando se aplica a trastornos
de personalidad. Creo que un entendimiento de las características estructurales intrapsíquicas de los
pacientes con una organización de personalidad límite junto con criterios originados en el diagnóstico
descriptivo, pueden resultar en una mejoría de la precisión del diagnóstico.

Estructuras mentales y organización de la personalidad


El concepto psicoanalítico de estructura mental formulado por Freud se ha referido a la división
propuesta de la psique en un yo, superyó y ello. Las estructuras son configuraciones relativamente
estables de los procesos mentales.
Propongo la existencia de tres organizaciones estructurales amplias correspondientes a la:
organización Neurótica; organización Límite y organización Psicótica de la personalidad. En cada caso
la organización estructural desarrolla la función de estabilizar el aparato mental, mediando entre los
factores etiológicos y las manifestaciones conductuales directas de la enfermedad.
Estos tipos de organización se reflejan en las características predominantes del paciente,
particularmente respecto a:
-Su grado de integración de la identidad.
-Los tipos de operaciones defensivas.
-Su capacidad para la prueba de realidad.
La personalidad neurótica implica: una identidad integrada, presenta una organización defensiva
centrada en defensas de alto nivel, particularmente la represión, y conserva la prueba de realidad.
Las estructuras límites y psicóticas se basan en: operaciones defensivas de bajo nivel, centrándose
en la escisión. En el límite se conserva la prueba de realidad, pero está gravemente deteriorada en la
psicosis.
Funcionan como criterios estructurales adicionales: la presencia o ausencia de manifestaciones no
específicas de debilidad del yo, particularmente: tolerancia a la ansiedad, control de impulsos,
capacidad de sublimación, el grado y calidad de la integración del superyó.

La entrevista estructural como método diagnóstico.


La entrevista estructural se centra: en los síntomas, conflictos o dificultades que presenta el
paciente, y los modos particulares en que los refleja en la interacción de aquí y ahora con el
entrevistador.
La concentración del entrevistador sobre los principales conflictos del paciente creará suficiente
tensión, de modo que surja la organización estructural y defensiva del funcionamiento mental del
paciente.
Al destacar estas operaciones defensivas en la entrevista, obtenemos datos que nos permiten
clasificarlo en una de las tres estructuras de personalidad con base: al grado de integración de la
identidad, en el tipo de operaciones defensivas predominantes, y la capacidad de prueba de realidad.
Para activar y diagnosticar estas características estructurales, hemos desarrollado una entrevista que
combina: el examen tradicional del estado mental, con una entrevista orientada psicoanalíticamente
que se centra en: la interacción paciente-terapeuta y en la clarificación, confrontación e interpretación
de los conflictos de: identidad, mecanismos defensivos y distorsión de la realidad, que el paciente
revela en su interacción, particularmente al expresar estos elementos identificables de la transferencia.

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La Clarificación: se refiere a la exploración con el paciente de todos los elementos de la información
que él ha proporcionado, que son: vagos, poco claros, desconcertantes, contradictorios o incompletos.
La Confrontación, el segundo paso en el proceso de la entrevista, presenta al paciente las pareas de
información que parecen contradictorias o incongruentes. La confrontación significa señalarle al
paciente aquellos aspectos de la interacción que parecen indicar la presencia de: Un funcionamiento
conflictivo y la presencia de: operaciones defensivas, representaciones contradictorias de sí mismo y
de los objetos y una reducida conciencia de realidad.
La interpretación, (en contraste con la confrontación), establece lazos entre: el material consciente
y preconsciente y las funciones o motivaciones inconscientes del aquí y ahora asumidas o bajo
hipótesis. La interpretación se centra: en las ansiedades subyacentes y en los conflictos activados.
La confrontación conjunta y reorganiza lo que se ha observado, la interpretación añade al material
una dimensión hipotética de causalidad y profundidad. Todas estas modalidades de técnica se aplican
en la interpretación de la transferencia.-
Se resume a continuación las características clínicas de la organización límite de la personalidad
que surgen durante la entrevista estructural.
Características estructurales de la organización límite de la personalidad.
A.- Los siguientes síntomas son particularmente importantes:
1.- Ansiedad.-
2.- Neurosis polisintomáticas: fobias múltiples, síntomas obsesivos-compulsivos, síntomas de
conversión, reacciones disociativas, tendencias paranoides.
3.- Tendencias sexuales polimorfas: en tanto más caóticas y múltiples las fantasías y acciones
perversas.-
Y más inestables las relaciones objetales conectadas con estas interacciones, tanto más debiera
considerarse la presencia de una organización límite de la personalidad.
4.- Estructuras de personalidad psicótica.
5.- Neurosis y adicciones por impulso.
6.- Trastornos de carácter de menor nivel.
Es una información inicial importante una historia que comprenda la sintomatología y
peculiaridades de las interacciones interpersonales, con todos los pacientes en quienes ha de evaluarse
el diagnóstico de la organización límite de la personalidad.
B.- Carencia de una identidad integrada: síndrome de difusión de la identidad.
Clínicamente, la difusión de identidad se representa por un concepto pobremente integrado del sí
mismo y de otros significantes. En cuanto al diagnóstico, la difusión de identidad aparece en la
incapacidad del paciente para transmitir a un entrevistador interacciones significativas con otros.
Teóricamente:
1.- En la organización límite de la personalidad hay suficiente diferenciación de las representaciones
del sí mismo y de las representaciones de objetos para permitir el mantenimiento de las fronteras del
yo.
En las estructuras psicóticas, en contraste, está presente una refusión regresiva o falta de
diferenciación de las representaciones del sí mismo y de los objetos.
2.- En contraste con la estructura neurótica: las imágenes del sí mismo han sido integradas en un sí
mismo comprensivo y donde las imágenes buenas y malas de los otros pueden integrarse en conceptos
comprensivos de los demás,
En la organización límite, dicha integración falla, y en tanto las representaciones del sí mismo como
de los objetos permanecen como representaciones afectivo-cognoscitivas del sí mismo y de los otros,
múltiples y contradictorias.
3.- Esta falta de integración de los aspectos buenos y malos se debe a la predominancia de una
agresión grave temprana activada en estos pacientes. La disociación de las representaciones protege al
amor y la bondad de la contaminación por el odio y la maldad predominantes.

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En la entrevista estructural la difusión de la identidad se refleja: en una historia enormemente
contradictoria, o en una alteración, entre estados emocionales que implican tal comportamiento
contradictorio, y la percepción contradictoria del sí mismo, de modo que el entrevistador encuentra
muy difícil ver al paciente como un ser humano “total”. En la organización límite de la personalidad
lo que no está integrado es: la visión interna del sí mismo y de los demás.
La difusión de la identidad también se refleja en las descripciones de las personas significativas en
la vida del paciente, y que no permiten al entrevistador integrarlas en una imagen clara de ellas.

-LUNAZZI, H. (1992). LECTURA DEL PSICODIAGNÓSTICO CAP. II. Y IV. DIAGNÓSTICO


ESTRUCTURAL. BUENOS AIRES. EDIT. DE BELGRANO (FALTA)

-SHAPIRO, D. (1986) LOS ESTILOS NEURÓTICOS. INTRODUCCIÓN- CAP. VII.


CONSIDERACIONES GENERALES Y TEÓRICAS.) BUENOS AIRES. EDITORIAL PSIQUE.

Con estilo me refiero a una forma o tipo de funcionamiento que es identificable en un individuo, a
través de una gama de actos específicos. Los estilos son modos de funcionar. Habla de cuatro estilos:
el obsesivo-compulsivo, histérico, impulsivo y paranoide. Estilo: forma, modo de funcionamiento
como el decir, el pensamiento, el percibir, el emocionarse, los modos en que un sujeto hace esto.
Pertenece, identifica a una estructura. Estas formas de funcionamiento determinan el síntoma, los
mecanismos de defensa y el rasgo adaptativo. “Uno siente que la naturaleza del síntoma se adecua a
las actividades, inclinaciones y rechazos que constituye su base o antecedente”. El psicoanálisis en su
origen considera el contenido del síntoma más no su funcionamiento.
En los primeros estudios psicoanalíticos respecto del carácter se preocupaban más en la relación de
este con sus representaciones instintivas. En relación al concepto de carácter cita a Reich, para quien
el carácter surge a partir de un conflicto instintivo infantil y cumple funciones defensivas, ya que
amarra los impulsos en formas estables, les limita la flexibilidad.
Así Reich no da el paso de concebir formas generales con una existencia estable independiente de
requerimientos defensivos o conflictos instintivos. Cita como sucesores de Reich, a Hartmann, Erikson
y Klein, quienes contribuyeron a una concepción de modos generales y estables de funcionamiento.
Destaca a Klein, quien plantea que tendencias cognoscitivas estables determinan cómo una
necesidad influye en el conjunto de la personalidad. La disposición de esas tendencias constituyen el
estilo cognitivo. Bien, Freud enseña que los síntomas tienen sentido y éste se lo establece rastreando
tras él la tendencia pulsional reprimida.
Para Shapiro el conocimiento de las formas estables de funcionamiento de un sujeto también da
sentido a las manifestaciones del mismo. Todo comportamiento surge de un esquema mental
determinado (ejemplo: indio ante la sequía hace la danza de la lluvia y el campesino puede o no hacer
nada o rezar). Así que el esquema mental determina el comportamiento.
Plantea que un estilo es el responsable de la transformación de los impulsos instintivos o de los
estímulos externos en la experiencia subjetiva conciente, la conducta manifiesta o el síntoma evidente.
Así, solo cuando comprendemos el estilo y la tendencia general de la mente y el interés del individuo,
podemos reconstruir el significado subjetivo del contenido de un detalle de conducta o pensamiento.
Determinado tipo de funcionamiento tiene una “actividad” que hace al mantenimiento del mismo.
Es decir que en un sujeto neurótico, su modo de ser y la forma en que ve las cosas lo llevan a sentir,
pensar y hacer cosas que continúen la experiencia neurótica y sean indispensables para la misma.
De acuerdo al esquema mental que posea, el sujeto no puede hacer otra cosa más que lo que hace.
Así el estilo es determinante. Así la persona no sufre de neurosis, como se sufre de un resfrío, sino que
participa activamente en la misma, funciona activamente y de acuerdo con ella. Su estilo, formado
históricamente, constituye una parte integrante de ese modo de funcionamiento neurótico y mueven al
neurótico a pensar, sentir y actuar en formas que le son indispensables.

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TP 3: LAS ENTREVISTAS EN EL PROCESO PSICODIAGNOSTICO.

CELENER: “TÉCNICAS PROYECTIVAS” CAP 1 “LA ENTREVISTA PSICOLÓGICA”

La entrevista es una técnica de fundamental importancia para la exploración y el diagnóstico


psicológico. La entrevista permite indagar sobre diferentes áreas de la vida de una persona. Las
modalidades y técnicas serán determinadas según el objetivo de la entrevista.
Objetivos de la entrevista: Construcción de hipótesis metapsicológicas acerca del entrevistado
tales como el significado latente del síntoma o de la problemática que manifiesta; la relación de la
misma con hitos en su historia personal y con personas significativas de su vida: el o los conflictos
latentes; las fuerzas entre las que se establece el conflicto; las ansiedades y mecanismos de defensa.
Se efectuarán hipótesis acerca del sujeto, en cuanto a la estructura psíquica y el grado de salud y
enfermedad. En función de las inferencias realizadas, se efectúa un diagnóstico presuntivo. Los
conocimientos adquiridos acerca del sujeto serán cotejados con las producciones realizadas en las
técnicas proyectivas, a través de las recurrencias y convergencias. Así el psicólogo podrá arribar a
un diagnóstico, al pronóstico y a las recomendaciones pertinentes al caso.

-Conceptualización de la entrevista clínica:


Bleger define a la entrevista psicológica como el instrumento fundamental del método clínico, y es
por tanto, una técnica de investigación científica de la psicología. Rolla la define como uno de los
pasos técnicos a dar en la toma de contacto con una persona que dice desear ser ayudada por iniciativa
propia o por instancia de otro, con la finalidad de llegar a un diagnóstico de síntesis, al pronóstico y a
la orientación terapéutica, para llegar a una conceptualización o descripción de la estructura dinámica
de la personalidad, evaluar las posibilidades que posee el sujeto en cuanto a la modificación de la
problemática que trae e implementar el tipo de abordaje terapéutico adecuado para cada caso.

-Tres tipos de entrevistas:


Dirigida: Bleger la caracteriza como una entrevista en donde las preguntas ya están previstas al
igual que el orden y la forma de plantearlas y el entrevistado no puede alterar ninguna de estas
disposiciones. Se trata, en realidad, de un cuestionario (ejemplo, anamnesis médica).
Libre: En esta modalidad el objetivo es que el entrevistado configure en su mayor parte el campo
psicológico de la entrevista. Para tal fin, el entrevistador solo interviene para facilitar el cumplimiento
de este objetivo. Es el modelo de la entrevista psicoanalítica. El entrevistador interviene mediante
preguntas amplias y no sugerentes. Sobre la base de la atención flotante sus intervenciones tienden a
que el sujeto pueda seguir asociando, enriqueciendo el campo psicológico de la entrevista que él
mismo va configurando.
Semi-dirigida: Integra aspectos técnicos de las dos modalidades de entrevista ya desarrolladas. En
el momento inicial se utiliza la técnica dirigida, al preguntarle al entrevistado por los datos de
filiación. En un segundo momento, se apela a la técnica libre, cuando el psicólogo efectúa una
pregunta amplia con la finalidad de que el sujeto hable acerca de sí mismo. Se espera que el
entrevistado desarrolle el motivo de consulta y otros tópicos relacionados con su vida y su
problemática. El entrevistador irá formulando internamente asociaciones que podrían estar
relacionadas con la problemática del sujeto, las que generarán las preguntas que formulará en el devenir
de la entrevista. Esta etapa se caracteriza por ser semidirigida ya que se establece un intercambio
espiralado en el que las respuestas generan nuevas preguntas que a su vez derivan en nuevas
respuestas. El psicólogo pedirá datos acerca de aquellos tópicos que no hayan sido mencionados por
el paciente, pero que el profesional considera de importancia en función de un procesamiento interno
de integración de la información que ha recibido y de hipótesis teóricas que ha construido a partir de
las mismas.

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En Psicodiagnóstico se elige la semidirigida, se comienza por una entrevista dirigida
(presentación, explicitación del encuadre y datos de filiación) prosiguiendo por una técnica libre y
por último emplear nuevamente la técnica dirigida para completar la información necesaria en la que
se irá preguntando sobre las distintas áreas de la vida del sujeto.
En el modelo de entrevista de Psicodiagnóstico se puede hablar de tres momentos:
Apertura: Presentación del entrevistador y el entrevistado y el relevamiento de los datos de filiación.
Desarrollo: El entrevistado brinda la información y el entrevistador realiza las preguntas que
considera necesarias.
Cierre: se fijan las pautas a seguir en las próximas entrevistas.
La entrevista es siempre un fenómeno grupal, el campo es de dos personas reales (o más) y una
multitud de personas imaginarias, aludiendo al hecho presente en la experiencia subjetiva de vínculos
interiorizados afectando fantasmáticamente el campo manifiesto.
Encuadre: La explicación al sujeto de las distintas fases que comprende el proceso se llama
encuadre del proceso Psicodiagnóstico. Además, el encuadre consiste en la transformación de cierto
número de variables en constantes. Funciona así como una especie de estandarización de la situación
psicodiagnóstica que se ofrece al consultante. La implantación de estas normas estabiliza la situación
y proporciona información a través del uso que el consultante hace de ellas.
Por ello es muy importante el diseño del encuadre para poder evaluar las modificaciones que
introduce en él la personalidad del consultante. El encuadre implica un cierto artificio técnico y opera
como marco de referencia que permite al entrevistador inferir los significados que subyacen en la
conducta del entrevistado.
Encuadrar una entrevista significa establecer parámetros de los cuales se destacan los roles, el
tiempo y el lugar en el que la misma se desarrollará. El modo en que el sujeto acepte o no esto dará
cuenta de un aspecto importante de su personalidad.
En la entrevista se configura un campo, el cual debe ser establecido y estructurado mayormente
por el entrevistado. El entrevistador también forma parte del campo y hay que tener en cuenta que
siempre en cierta medida condiciona los fenómenos que va a registrar. No hay una observación pura,
toda observación implica ya una interpretación del hecho observado. El entrevistador interviene
formulando preguntas, respondiendo aquellas que considere pertinentes, o haciendo algún tipo de
señalamiento.
El entrevistador fija un encuadre, este es lo constante e invariable, y el entrevistado configura
libremente la situación, este es el aspecto dinámico de la entrevista. Se entiende entonces que lo que
varía en una entrevista dependerá de las características personales del sujeto.
Mannoni considera aquello que constituye la especificidad del psicoanalista es su receptividad, su
escucha. Lo cual no implica una pasividad del entrevistador, ya que ella debe permitir e incluir la
intervención. El entrevistador es un observador participante, dado que su rol modifica por su sola
presencia, el campo de observación, debe ser consciente de esa participación ya que las variables que
introduce dependen de su propia personalidad y afectan a otra personalidad.

Entrevistas utilizadas en el proceso psicodiagnóstico:


• Entrevista inicial
• Entrevista de administración de pruebas
• Entrevista de devolución

Este conjunto de etapas más la confección del informe constituyen el proceso psicodiagnóstico. Se
llama preentrevista al registro de los sucesos previos a la entrevista inicial.
La situación de test tiene una estructura psicológica compleja. El consultante trae esperanzas,
miedos, exigencias, suposiciones y expectativas reales o imaginadas, que llamamos definición

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subjetiva, que él hace de las situaciones de test y que ejerce una intensa influencia en el desempeño
de las pruebas.
Nuestra primera tarea será hacernos cargo de la existencia de esta definición subjetiva, que puede
ser conocida en parte, pero no del todo por él y para ello debemos realizar el esclarecimiento a través
de una nueva definición objetiva conjunta de la situación de test, de nuestros objetivos y propósitos,
modos de hacerlo, etc., a partir de lo cual va a dar lugar al contrato.

-La entrevista en el proceso psicodiagnóstico.


Entrevista inicial: semidirigida. La necesidad de contar con determinada información sobre el sujeto
para planificar la batería de test, obliga a combinar momentos de entrevista libre, en los que el
consultante pueda expresar libremente el motivo de consulta y momentos en que el psicólogo debe
asumir una actitud más directa inquiriendo sobre aquellos aspectos a los que el sujeto no se haya
referido espontáneamente.
Objetivos de la entrevista inicial:
• Permitir que el sujeto hable libre y ampliamente de sí mismo ofreciendo una escucha plena sin
intervenciones.
• Hacerse cargo de la definición subjetiva.
• Permitir que el sujeto pueda incluir tanto aspectos difíciles de su vida como aquellos más
satisfactorios.
• Explicitar el encuadre de trabajo a través del contrato.
• Promover la motivación o el interés del sujeto por participar en el estudio.
Para el logro de dichos objetivos es importante hacernos cargo del sujeto tal como se nos presenta,
atender a lo que se verbaliza, qué, cómo y cuándo verbaliza y con qué ritmo, apreciando las
características del discurso y que aspectos de su vida elige para comenzar a hablar, establecer el grado
de coherencia o discrepancia entre lo verbalizado y lo que captamos a través del lenguaje no verbal,
así como sus lapsus, silencios, omisiones.
Con respecto al motivo de consulta cabe discriminar entre el motivo manifiesto y el latente. El
motivo manifiesto es el síntoma que preocupa, y el latente es el más subyacente, el más profundo e
importante.
Finalizando las entrevistas iniciales nos resulta muy apropiado para motivar al sujeto e involucrarlo
en el proceso psicodiagnóstico, ofrecerle la oportunidad de que nos plantee preguntas acerca de sí
mismo, que le gustaría esclarecer o aclarar.

Entrevistas de administración de test:


Para planificar la batería de test, la secuencia, es necesario tener en cuenta la naturaleza del test y
la del caso en cuestión, para empezar por los menos ansiógenos.
La cátedra propone: Gráficos, Pruebas de inteligencia, Verbales y finalmente Temáticos.
En los test se explorarán las fantasías que emergen, las asociaciones que expresa y el
comportamiento perceptual, según la situación sea exclusivamente gráfica, verbal o combine las dos
técnicas.

Entrevista de devolución: es un componente explicitado en el encuadre que afecta como constante


a los resultados, ya que el sujeto trabaja en el proceso psicodiagnóstico motivado y con expectativa de
respuesta. Según el criterio de Lunazzi la devolución es el espacio jerarquizado dentro del
psicodiagnóstico, tanto para articular la promoción de cambios, como para facilitarle al sujeto la
experiencia de un vínculo dentro del cual poder interrogarse acerca de sí mismo.
La entrevista de devolución en sí misma es un proceso que se inicia desde la primera entrevista
cuando trabajamos para esclarecer las preguntas latentes y manifiestas en la demanda que pone en

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marcha el proceso psicodiagnóstico y en el recorte de una motivación personal en nuestros sujetos, en
términos de desciframiento de preguntas.

-Aspectos dinámicos de la entrevista:


Transferencia y contratransferencia: fenómeno que aparece en toda relación interpersonal, pero en
la entrevista debe ser utilizado como un instrumento técnico de observación y comprensión. En la
entrevista se manifiestan ansiedades tanto en el sujeto como en el psicólogo. Cuando hablamos de
transferencia nos estamos refiriendo a la actualización en la entrevista de las ansiedades típicas cuyo
quantum y diferenciación permitirá reconocer las diferencias subjetivas.
En la transferencia, tal como la define Freud, el entrevistado asigna roles al entrevistador y se
comporta en función de los mismos. Son las reediciones, recreaciones de las mociones y fantasías que
a medida que el análisis avanza no puede menos que despertarse y hacerse conscientes. Es la
sustitución de una persona anterior por la persona del médico. Se puede llamar contratransferencia la
respuesta emocional específica que surge en el psicólogo debido a cualidades del entrevistado.
Hay situaciones que crean ansiedad en el psicólogo, como cuando el entrevistado es un sujeto
resistente, que desvalorizan la tarea, que no quieren colaborar. En la contratransferencia se incluyen
todos los fenómenos que aparecen en el entrevistador y éste debe registrarlo como emergentes de la
situación presente. Por lo tanto a la observación en la entrevista se le agrega la autoobservación.
Alianza de trabajo: Es la relación racional y razonable que se establece entre el entrevistador y el
entrevistado. Hace posible la cooperación de este último en el transcurso de la entrevista. El
entrevistador, el entrevistado y el encuadre contribuyen a la formación de esta alianza a partir de la
capacidad del entrevistado de trabajar con un fin determinado en una situación dada. Se diferencia
de lo transferencial porque la alianza de trabajo expresa contenidos manifiestos. Es de suma
importancia que desde la primera entrevista, el psicólogo tenga como objetivo establecer esta
relación.
Disociación instrumental: el entrevistador debe entrar en situación, comprometerse en lo que le
pasa al consultante, pero a la vez debe salir de ella (de la situación) para no perder su actitud de
experto, para poder continuar con su papel de observador. La disociación instrumental es el
mecanismo por el cual el entrevistador opera en parte identificándose proyectivamente con el
entrevistado y en parte disociándose para permanecer fuera de esta identificación.
• La identificación favorece la relación empática de comunicación y entendimiento con el
otro al poder ponerse en su lugar.
• La disociación permite mantener una distancia óptima, facilita estar suficientemente cerca
del sujeto como para poder entender lo que sucede, sin ligarse afectivamente en forma
indiscriminada a éste.
Selección de observables: El psicólogo observa no solo lo que el sujeto dice, sino lo que ocurre a
partir de la interacción entre ambos participantes, centrándose en el vínculo y en el discurso. Es
importante que el entrevistador observe atentamente la conducta tanto verbal como no verbal, y la
modalidad comunicaciónal y la secuencia en que presenta los temas.
Ansiedad en la entrevista: Rolla distingue distintos tipos de ansiedad que aparecen en la entrevista
por parte del consultante. En los comienzos predomina la ansiedad paranoide dirigida al psicólogo para
descubrir quién es y cómo es, la cual se denomina “ansiedad de descubrimiento”.
La presencia o ausencia de esta ansiedad es una señal para la construcción del diagnóstico. Como
también sería la presencia inicial de un predominio de la angustia depresiva expresada a través del
desaliento, desesperanzas o autoreproches.
Luego de esta primera etapa el consultante pasará a mostrar un predominio depresivo relacionado
con el logro del establecimiento y luego con el mantenimiento de la vinculación. Es básicamente el
temor a la pérdida o ruptura del vínculo y por ende una necesidad percibida como de cuidar al objeto
y al vínculo: “ansiedad de mantenimiento”.

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Al final del trabajo reaparecerán aspectos con predominio paranoide como en el comienzo. Una
mezcla adecuada de ingredientes de ansiedad de abordaje y de ansiedad de mantenimiento habrá de
dar particular forma de ansiedad que, dado el predominio ligeramente confusional, se denomina
“ansiedad de separación”.

-Entrevista diagnóstica estructural (Celener)


Se puede hablar de un cuarto tipo de entrevista, llamado por su autor Otto Kernberg “entrevista
estructural”: este autor propone como objetivo la diferenciación diagnóstica entre tres estructuras
psicopatológicas, fundamentándose en la teoría Kleiniana y la suya propia. Las estructuras son:
neurótica, psicótica y borderline. Se seguirá sus aportes pero en función de un marco teórico freudiano
(neurosis, psicosis, perversión).
Objetivo: diagnóstico estructural.
La entrevista diagnóstica estructural incorpora:
• Una aproximación descriptiva de los síntomas y conductas observables.
• Una aproximación genética: los antecedentes familiares.
• Una comprensión de las características intrapsíquicas del paciente.
• La organización permanente del contenido de complejos icc.

Características: es una entrevista semidirigida. Se trata de destacar características estructurales.


Para ello se intenta obtener datos para entender los síntomas, conflictos y prueba de realidad para poder
diferenciar las estructuras, e indagar acerca de los ejes diagnósticos que se cree conveniente para
establecer las diferencias.
Pasos de la entrevista:
1. Motivo de consulta, síntomas o dificultades.
2. Exploración de los ejes diagnósticos.
• Terminada la exploración se centra en el síntoma y temas significativos que han surgido,
explorándolos con clarificaciones y confrontaciones. Se invita al paciente a dar información adicional
sobre puntos que este considere importantes.
Áreas que se investigan:
1. síntomas y dificultades.
2. Características de la vida social e interpersonal respecto de su trabajo y familia. Relaciones
sexuales, amistades, interacciones en áreas recreativas, intereses.
Recursos técnicos: Observación, disociación instrumental, clarificación (de temas confusos)
confrontación (contradicciones).
Ejes diagnósticos:
1. síntoma 2. Defensa prevalente 3. Defensas propias del cuadro 4. Puntos de fijación 5. Regresión
6. Conservación-perdida de realidad 7. Conflicto entre instancias, conflicto con la realidad.
Estos ejes le permiten al diagnosticador tener un referente psicopatológico para transformar los
observables de las técnicas diagnósticas en indicadores diferenciales y posibilitan pasar del primer
nivel de inferencias, los observables, al segundo y tercer nivel: las hipótesis teóricas, el diagnóstico y
el pronóstico.

-Entrevista a adultos:
Hay una serie de datos que no puede faltar en una entrevista semidirigida ya que aportan
información sobre la identidad del sujeto, sobre aspectos adaptativos y/o conflictivos. Los datos
aportados por el entrevistado permitirán efectuar inferencias de segundo nivel acerca de las
características psicológicas y psico-sociales del sujeto.
1. Datos de filiación
2. Relaciones familiares actuales

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3. Relaciones familiares de origen, datos significativos de la infancia
4. Relaciones interpersonales
5. Sexualidad
6. Estudios
7. Trabajo
8. Utilización del tiempo libre

-Entrevista a Padres:
Es importante entrevistar a ambos padres, porque es común q cada uno aporte una visión diferente.
Además se puede inferir identificaciones del niño con características de uno y otro, y evaluar el vínculo
de cada uno con el hijo.
Datos a obtener
1. Motivo de consulta
2. Historia del niño
3. como se desarrolla un día en su vida diaria, un domingo y el día de su cumpleaños
4. como es la relación de los padres, entre ellos, con sus hijos, y con el medio familiar inmediato.
Es importante además poder establecer
1. Quienes consultan: ambos padres o uno solo, como se dieron cuenta del problema.
2. Cuándo consultan
3. Motivos por los que consultan
4. Detectar si es realmente un síntoma

LECTURA DEL PSICODIAGNÓSTICO (LUNAZZI). CAPÍTULO 5: LAS ENTREVISTAS EN


EL PROCESO PSICODIAGNÓSTICO.

Aplicar una técnica no es hacer psicodiagnóstico. El psicodiagnóstico implica el reconocimiento


de que la administración de técnicas ocurre dentro de una situación interpersonal, difícil de acotar
pues son muchas las fuerzas que afectan y presionan diferentemente en la interacción de los principales
actuantes: psicólogo y consultante (familia, grupo, etc.). Entre ellos se halla ostensiblemente activa la
presión de la demanda, una demanda de respuesta.

A. Entrevista de psicodiagnóstico.

1) Conceptualización de la entrevista clínica.


Bleger define a la entrevista psicológica como: “el instrumento fundamental del método clínico, y
es por lo tanto, una técnica de investigación científica de la psicología”.
El objetivo que se persigue es: llegar a una conceptualización o descripción de la estructura
dinámica de la personalidad, evaluar las posibilidades que posee el sujeto (en cuanto a la
problemática que trae) e implementar la estrategia o tipo de abordaje terapéutico adecuado o
indicado para cada caso y del cual obtendrá más beneficios.
Tomando como parámetro de distinción el tipo de conductas del entrevistador y el tipo de conductas
que éste espera del consultante se consideran tres tipos de entrevistas: Dirigida, Semi/dirigida y Libre.-
Según Bleger: En la primera entrevista las preguntas están previstas al igual que el orden y la forma
de plantearlas. El entrevistador no puede alterar ninguna de estas disposiciones. Se trata de un
cuestionario (recordar como ejemplo el “cuestionario desiderativo”), por ejemplo la anamnesis médica.
El interés está centrado en obtener una cantidad de datos del historial personal y no del mundo
subjetivo del paciente.

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2. En la entrevista libre el entrevistador tiene amplia libertad para intervenir o preguntar entendiendo
que “esta libertad reside en una flexibilidad suficiente como para permitir que el entrevistado configure
el campo de la entrevista, según su estructura lógica particular”.
3. Para Lunazzi la entrevista semi/dirigida es característica del proceso psicodiagnóstico y comparte
elementos tanto de la entrevista dirigida como de la libre. La entrevista es siempre un fenómeno grupal
pues el campo es de dos personas reales y una multitud de personas imaginarias. La entrevista
psicodiagnóstica intenta el estudio del comportamiento total del sujeto en todo el curso de la relación
establecida y debe usar ese conocimiento para formularse hipótesis interpretativas.
El registro completo del comportamiento total del sujeto en el curso de la entrevista, implica un
intenso investimiento emocional e intelectual para hacerse cargo de cuanto está manifestándose de
modo de incluirlo en un abordaje del caso. En la entrevista tenemos configurado “un campo” lo cual
significa que entre los participantes se estructura una relación de la cual depende todo lo que en ella
acontece.
El entrevistador debe permitir que el campo de la relación interpersonal sea predominantemente
establecido y configurado por el consultante. La escucha será su instrumento. No hay observación pura
en ningún sentido, toda observación implica una interpretación del hecho observado. La máxima
objetividad se alcanza incluyendo al observador como una de las variables que condiciona el
fenómeno que se está observando. La manera óptima de proceder consiste en una disociación
instrumental que significa que el entrevistador debe entrar en la situación, comprometerse en lo que
le pasa al consultante pero a la vez debe salir de ella para no perder su actitud de experto, para poder
continuar con su papel de observador.

Riesgos ante una mala disociación:


Una mala disociación, con intensa y permanente ansiedad hace que el psicólogo desarrolle
conductas fóbicas y obsesivas frente al consultante. La conducta fóbica del entrevistador se pone de
manifiesto a través de la evitación del acercamiento al consultante. La defensa obsesiva se manifiesta
en comportamientos rígidos, estereotipados, en donde todo está reglado, también creando aislamiento
en el vínculo. Otro riesgo es la proyección de los propios conflictos sobre el consultante y/o la
compulsión a indagar o hallar perturbaciones en las áreas donde el psicólogo las está negando a sí
mismo.
La entrevista comienza con la presentación mutua del entrevistador y el consultante “quien debe
ser recibido cortés pero no efusivamente”. Es importante en toda entrevista, antes de finalizar, la
formulación del contrato, el cual incluye la especificación de cada detalle, por ejemplo: horarios,
honorarios, lugar, etc.
El psicólogo es un observador participante dado que su rol modifica, por su presencia, el campo
de observación, pero mucho más que cualquier otro científico debe ser consciente de esa participación
ya que las variables que introduce dependen de su personalidad y afectan a otra personalidad.
Personalidad: Totalidad con una organización de relativa estabilidad, unidad e integración.
Definida por su carácter sistémico, un orden sujeto a reglas de organización, no observable de modo
directo.

2) Conceptualización del proceso psicodiagnóstico.


Jamil Abuchaem define “el proceso psicodiagnóstico no solamente como la caracterización de una
enfermedad sino al estudio total de una personalidad, es decir, a la comprensión de la estructura y
dinámica de la personalidad total, tanto en la salud como en la enfermedad”.
Se establece así una relación contractual entre un sujeto que tiene una necesidad de esclarecimiento,
ya sea propia o demandada por una institución y el psicólogo, quien utilizando un conjunto de técnicas
psicológicas y entrevistas, se compromete a abordar las preguntas que le plantean, llegar a un
diagnóstico estructural y establecer indicadores pronósticos y terapéuticas.

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Las entrevistas utilizadas en el proceso psicodiagnóstico son: Pre-entrevista: registro de los nexos
previos a la entrevista inicial (llamada por teléfono); Inicial; De administración de pruebas; De
devolución.
Este conjunto de etapas más la “confección del informe” constituyen el proceso psicodiagnóstico.

A. El encuadre.
Es la explicación al sujeto de las diferentes fases que comprende el proceso. También consiste en
la transformación de cierto número de variables en constantes. Funciona así como una especie de
estandarización de la situación de psicodiagnóstico que se ofrece al consultante. El consultante trae
miedos, esperanzas, exigencias que podríamos llamar definición subjetiva que él hace de la situación
de test y que ejerce una intensa influencia en el desempeño de las pruebas.
Nuestra primera tarea (principal objetivo de la entrevista inicial) será hacernos cargo de esta
definición subjetiva, privada. Debemos realizar una nueva definición conjunta de la situación de test,
de nuestros objetivos.

B. Las entrevistas en el proceso psicodiagnóstico.


Entrevista inicial
La necesidad de contar con determinada información sobre el sujeto para planificar la batería de
test a tomar y a interpretar a posteriori los resultados, obliga a combinar momentos de entrevista libre,
en los que el consultante pueda expresar libremente el motivo de consulta y momentos en que el
psicólogo debe asumir una actitud más directa inquiriendo sobre aquéllos aspectos a los que el sujeto
no se haya referido espontáneamente: familia, empleo del tiempo libre, trabajo, etc.
Objetivos: Permitir que el sujeto hable libre y ampliamente de sí mismo ofreciendo una escucha
plena sin intervenciones. Hacerse cargo de la definición subjetiva de la situación de test. Permitir que
el sujeto pueda incluir tanto aspectos difíciles de su vida como aquellos más satisfactorios. Explicitar
el encuadre de trabajo a través del contrato. Promover la motivación e interés del sujeto por participar
en el estudio. Atender las características del discurso y qué aspectos de su vida elige para comenzar a
hablar.
El psicólogo debe captar qué transfiere el sujeto y lo que esto suscita en él: transferencia y
contratransferencia, y detectar qué tipo de vínculos trata de establecer el sujeto con él: seducirlo,
confundirlo, etc.
Al finalizar la o las entrevistas iniciales es importante para motivar al sujeto e involucrarse en el
proceso psicodiagnóstico, ofrecer que nos plantee preguntas: acerca de sí mismo que le interesaría
aclarar a través de nuestro estudio.
Retomaremos en la devolución estas preguntas procurando articular un espacio promotor de
cambios.

C. Entrevistas de administración de test.


La batería de test está constituida por un conjunto de instrumentos destinados a investigar los
diferentes aspectos de una personalidad. Un aspecto importante en la planificación de la batería es la
secuencia, es decir el orden en que se administran las pruebas. Para ello deben considerarse dos
factores:
La naturaleza del test: tener presentes los requerimientos que su administración suscita. La del caso
en particular: pues si el test moviliza una conducta que está relacionada con uno de los síntomas más
graves por los cuales se consulta nunca se lo deberá administrar primero, porque supone colocar al
sujeto en una situación más ansiógena. Por lo tanto deben administrarse primero los menos ansiógenos
y reservar para las últimas entrevistas los más ansiógenos.
Los test gráficos son los más adecuados para comenzar un examen psicológico (a menos que el
paciente sufra daños orgánicos) porque: el sujeto está más aliviado; insume poco tiempo en
administración; colabora también al establecimiento de un buen vínculo con el psicólogo. Es

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importante dentro de los test gráficos diferentes consignas, comenzando con la más conocida y
estructurada: Bender, H.T.P., Dibujo de un animal y al final Dibujo libre o familia kinética.
Luego continuar la administración con una prueba de inteligencia: Weschler o Terman. Luego se
administran los test verbales: Desiderativo. Para el final se dejan los temáticos (verbales con
estimulación visual): Rorschach.-TAT, Phillipson (o T.R.O).
A través de la secuencia de los test gráficos podemos apreciar que se producen cambios en la
organización defensiva, pues ellos reflejan los aspectos más estables de la personalidad, los más
difíciles de modificar. Luego se puede comparar la producción del sujeto en los diferentes gráficos.
También es importante comparar gráficos y verbalizaciones espontáneas y correlacionarlas con las
técnicas verbales (desiderativo) y con las verbales que utilizan estímulo visual.

D- entrevista de devolución.
La entrevista de devolución es un componente explicitado en el encuadre que afecta como constante
a los resultados, ya que el sujeto trabaja en el proceso psicodiagnóstico motivado con expectativa de
respuesta. Es necesario diferenciarla del informe (consiste en los resultados escritos) que en forma de
respuesta, generalmente, con términos técnicos se contesta a quien ha derivado el estudio.
La entrevista de devolución es el espacio jerarquizado dentro del psicodiagnóstico tanto para
articular la promoción de cambios como para facilitar la experiencia al sujeto de un vínculo dentro
del cual poder interrogarse acerca de sí mismo. Cabe destacar que no existe diagnóstico absoluto y
cristalizado sino tan solo perspectivas válidas en tanto proporcionan una interpretación coherente y
significativa del sujeto de estudio. Interpretación que es construida por el investigador con sus códigos
teóricos, los instrumentos de observación y con las deformaciones propias de su subjetividad.
La entrevista de devolución es un proceso que se inicia desde la “primera entrevista” cuando
trabajamos para esclarecer las preguntas latentes y manifiestas en la demanda que pone en marcha el
proceso diagnóstico. No hablamos de una devolución pormenorizada de conflictos, defensas y
explicaciones, lo que sí podemos hacer es crear bases para los tratamientos promoviendo, a través del
encuentro psicodiagnóstico, la posibilidad de posicionarse de diferente manera frente a los síntomas
que motivaron la demanda. El acontecimiento psicodiagnóstico se enriquece si recogemos preguntas
concretas al comienzo, como si preferiblemente, luego de las entrevistas de administración de test, en
una entrevista de predevolución, en la cual se repasa con los sujetos el material producido.- “Ahora
mire sus gráficos: ¿Cómo le impresionan estas figuras? No tome en cuenta que usted lo hizo ¿Qué le
comunica este árbol?

E. Riesgos en la entrevista de devolución.-


Algunos riesgos posibles: obturar; rol del psicólogo como autoridad que instrumenta deseos;
exhibición omnipotente de conocimientos.
El psicólogo debe tener en cuenta los riesgos que implica en la entrevista de devolución, satisfacer
la demanda de funcionar como orientador ya que en lugar de comprender la significación del síntoma,
puede volverse cómplice de alguna de las fuerzas en conflicto.
Puede llevar a hacer a alguien depositario de un conflicto que pertenece a la economía de los
vínculos familiares y/o grupal, es decir ubicar desde la autoridad otorgada al psicólogo, cuál es el
“enfermo” “culpable”, “chivo emisario” de la situación.
Implica creer que por haber profundizado en el mundo interno de una persona estamos en
condiciones de darle a conocer un vademécum de datos obtenidos, cuando en realidad se trata de
ayudar al sujeto o familia a reconocerse, a descubrirse por sí mismo su camino, a pensarse.-

3) Aspectos dinámicos de la entrevista


Transferencia y contra/transferencia.
Según Bleger “Cuando hablamos de transferencia nos referimos a la actualización (en la entrevista)
de sentimientos, actitudes y conductas inconcientes por parte del consultante que corresponden a

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pautas que éste ha establecido en el curso del desarrollo especialmente en la relación interpersonal con
su medio familiar”.
En la contratransferencia se incluyen los fenómenos que aparecen en el entrevistador y éste debe
registrarlo como emergentes de la situación presente, por lo tanto: a la observación en la entrevista se
le agrega también la autoobservación.
Transferencia y contratransferencia son fenómenos que aparecen en toda relación interpersonal. Sin
embargo, la diferencia en la entrevista, es que en ésta deben ser utilizados como instrumentos técnicos
de observación y comprensión. (Leer Schafer: “Dinámicas interpersonales en la situación de test”).

Ansiedad en la entrevista.
La ansiedad constituye un índice en el curso de la entrevista y debe ser atentamente seguida por el
entrevistador, tanto la que aparece en él mismo, como la que aparece en el consultante.
Durante la entrevista se incrementa la ansiedad y los mecanismos defensivos del consultante porque
lo desconocido que enfrenta es la situación externa nueva y el peligro de lo que desconoce de su propia
personalidad.
Según Rolla:
1. “Ansiedad de descubrimiento”. En los comienzos de la entrevista: prevalece un particular tipo de
ansiedad de predominio paranoide o persecutorio sobre todo al psicólogo para descubrir quién es y
como es.
2. “Ansiedad de mantenimiento”. Está relacionado con el logro del establecimiento y luego con el
mantenimiento de la vinculación. Es básicamente el temor a la pérdida o ruptura del vínculo y por ende
la necesidad percibida como de cuidar al objeto.
3. “Ansiedad de separación”. Hacia el final del trabajo reaparecerán aspectos con predominio
paranoide como en el comienzo. Esta es una ansiedad donde predominan aspectos de índole
confusional.
Se describen las ansiedades típicas cuyo quantum y diferenciación permitirá reconocer las
diferencias subjetivas. El interjuego de ansiedades y reacciones transferenciales y
contratransferenciales tejerá la trama de dinámica única.

LUNAZZI, H. APORTES AL CAMPO PSICODIAGNÓSTICO.

Capítulo 2. La Clínica de la Pantalla

Acontecimientos psicoterapéuticos tienen lugar dentro del Proceso Psicodiagnóstico en sí mismo,


puede pensarse como un campo de acciones psicoterapéuticas potenciales. Este es el sentido de la
clínica de la pantalla. En esta propuesta no se introducen modificaciones ni al uso ni a la interpretación
estandarizada de las técnicas, las que sólo se recontextuan en un objetivo más amplio.
Una de las formas de definir los métodos proyectivos ha sido utilizar la metáfora del proyector y
la pantalla: Así, las técnicas serían una pantalla, donde se registrarían los procesos mentales de los
sujetos, siendo el psicólogo el encargado del revelado. Schafer señala al psicólogo como un
componente activo del proceso, señalándolo como partícipe y no solo observador. Dejamos de pensar
en “técnicas proyectivas” administradas a un sujeto y pasamos a pensar en “situaciones de
administración”, en las cuales los sujetos se encuentran con las láminas o con las consignas que se le
proponen, pero dentro de una relación interpersonal, con una cualidad esencial: la de administración
proyectiva.
Focaliza ciertos procesos de cualidad psicoterapéutica que se desarrollan durante la puesta en
marcha de la evaluación. Sugiere pensar los procesos interpersonales con propósitos facilitadores de
“cambios saludables” los cuales serán promovidos en la situación clínica psicodiagnóstica: la Clínica
de la Pantalla retiene la referencia a la pantalla porque permite expresar:

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1. La presencia de un referente externo o pantalla, cuando trabajamos en evaluación. En la práctica
del psicodiagnóstico, los psicólogos contamos con cierto grado de estandarización de las técnicas.
2. El proceso psicodiagnóstico le facilitará al paciente una pantalla mediadora (entendida como
espacio transicional) donde reflejarse y a veces, reconocerse, a través de las distintas técnicas,
expresar, hacer manifiestos y observables, aspectos disímiles de sí mismo.
3. El proceso psicodiagnóstico ofrecerá al psicólogo una pantalla a través de la cual podrá acceder
a la organización y funcionamiento de los procesos mentales. Podrá, escudado en esta pantalla, tomar
contacto con situaciones humanas intrapsíquicas de intenso sufrimiento y emerger en cierto modo,
indemne.
El psicólogo no debe quedarse tras la pantalla. Es la situación psicodiagnóstica una oportunidad
privilegiada para desarrollar una experiencia de comunicación interpersonal. Allí el psicólogo será
el promotor de cambios saludables (por ejemplo: que el sujeto se posicione de otra manera frente al
síntoma). Tiene valor psicoterapéutico toda experiencia proyectiva-introyectiva que aumente la
comprensión del sujeto acerca de sí mismo. El proceso psicodiagnóstico debe convertirse en un espacio
a partir del cual estimular el deseo de interrogarse sobre sí mismo. Apuntamos a favorecer procesos de
mentalización.

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TP 4: DINAMICAS INTERPERSONALES EN LA SITUACION DE EVALUACION.

SCHAFER, R. DINÁMICAS INTERPERSONALES EN LA SITUACIÓN DEL TEST

La situación de test tiene una estructura psicológica compleja. El paciente no puede sino traer
muchas esperanzas, miedos, exigencias, suposiciones y expectativas a la situación de test. El
examinador también trae miedos, esperanzas, suposiciones, exigencias y expectativas a la situación
de test. Y por consiguiente, también responde a la realidad y a la fantasía de esta situación.
Una intrincada relación interpersonal con aspectos reales o no, se dan durante la situación de test.
Esta relación debe ser considerada como inevitable. Sólo la mancha de tinta o la ilustración de un niño
y un violín no definen totalmente la situación estímulo existente en ese momento. Hay muchos otros
estímulos más o menos incontrolables pero más o menos identificables en esa situación. Hay
significados situacionales e interpersonales más amplios que invaden al simple estímulo del test.

A. La Dinámica De La Situación De Test.


Las exigencias y problemas del examinador en situación de test están definidas tanto por su posición
social e histórica como por su tipo particular de profesión, por sus responsabilidades profesionales y
científicas y por las gratificaciones que busca. Las necesidades y problemas serán detectados por el
paciente. Estas necesidades en la medida en que tocan las defensas y necesidades del paciente
influenciarán la definición que éste da a la situación de test.
La contratransferencia se da en esta situación y por lo tanto es psicológicamente absurdo pensar en
un ideal de completa parcialidad y objetividad. La responsabilidad del examinador como la del
terapeuta no es tratar de eliminar variables, sino que es detectar su presencia, entenderlas,
controlarlas y tratar de ver cómo han influenciado la producción del paciente y su propia
interpretación de estas producciones.
Las motivaciones y los problemas del examinador serán discutidos bajo tres puntos de vista: el de
su situación profesional, el de su rol en la relación de test y el de su personalidad.
Problemas Profesionales del examinador: Trataremos ante todo las dificultades que se refieren a
problemas profesionales. Hay causas histórico-sociales que explican la confusión y la ansiedad en esta
profesión. Por un lado el status y límites de la psicología clínica como profesión no están aún definidos.
Hay una carencia de una tradición profesionales en psicología clínica. Por otro lado las tensiones
continuas entre psicólogos y psiquiatras. Todos estos factores históricos-sociales han mantenido la
profesión del examinador cargada de ansiedad, duda y propicia para una manipulación oportunista.
El status económico y profesional y su autoestima depende de la calidad de sus informes. Por lo
tanto hay razones para suponer que la necesidad de gratificación y seguridad del examinador estarán
íntimamente incluidos en cada uno de sus informes. Por lo tanto, el examinador tiene que estar alerta
con respecto: al monto de ansiedad, la exigencia y el resentimiento entre él y el paciente en el
transcurso de las pruebas. La tarea del examinador sería esclarecer. Esto se torna especialmente más
difícil cuando los casos enviados son los más confusos e inciertos para el psiquiatra. Una gran
responsabilidad inevitablemente ansiógena se impone al examinador. Su manera de controlar y
manejar la ansiedad puede ejercer una influencia significativa en su relación con el paciente y la
interpretación de los resultados. La combinación de la omnipotencia y la ansiedad son propias del
examinador en tales situaciones. Esto puede facilitar las defensas megalomaníacas.
Son posibles otras consecuencias. Una de ellas es la sobreinterpretación de un protocolo. Es decir
formular hipótesis más allá de los datos del test. Otra solución es la ambigüedad. Ahora bien, el
examinador no siempre es víctima pasiva de la confusión del psiquiatra. Desde su rol puede contribuir
a los conflictos y ansiedades resultantes.
Por ejemplo, cuando el examinador asume una actitud omnipotente y pretende tener la última
palabra. Es difícil que el examinador acepte el rol secundario que se le adjudica en el campo
psiquiátrico. Pocas veces se puede evitar el resentimiento, la rebeldía explícita o implícitamente a la

22
realidad. Más grave aún es cuando el examinador toma su tarea como la puerta de entrada para empezar
su entrenamiento como terapeuta. La tarea del test es sentida como secundaria a su carrera clínica.
Otro tipo de desvalorización de los exámenes psicológicos es la situación que se presenta en los
hospitales y otros establecimientos. Ante la imposibilidad de continuar el caso o la discusión con otros
profesionales, el examinador siente la inutilidad de sus informes. En estas circunstancias la autoestima
profesional es muy difícil.
Tanto la sobrevaloración como la desvalorización de los test psicológicos y su trabajo por parte de
psiquiatras o de los examinadores mismos pueden imponer exigencias extras y vanas para el
examinador y a través de él al paciente. Ante esta conclusión surgen dos preguntas:
1) ¿En qué forma estas exigencias y problemas profesionales serán recibidos por el paciente?
2) ¿Cuáles serán las consecuencias?

El Examinador quiere Respuestas. Hay pacientes que por sus características depresivas,
paranoides o negativistas dan muy pocas respuestas en número y pobres en contenido. En este y otros
contextos cada examinador debe manejar su ansiedad y la del paciente de acuerdo a su manera
personal. El problema de las pocas respuestas reside en gran parte en la presunción del examinador
que solamente es el contenido el que importa. Las defensas rígidas o las bases psicopatológicas de la
pobreza de respuestas constituyen un descubrimiento de gran importancia para toda la evaluación
psicológica. De allí la importancia de ver qué defensas se ponen en juego cuando hay respuestas
pobres. Es muy común que en los examinadores que recién se inician, tratan por todos los medios de
transformar respuestas simples en interpretaciones ricas en contenido.
Quiere Respuestas Que Pueda Clasificar. El examinador recibe a menudo material difuso, vago,
evasivo o sobreabundante para clasificar. La vaguedad y la evasividad en las respuestas las
encontramos en pacientes con baja tolerancia a la ansiedad, la fluidez en contextos esquizofrénicos,
Sobreproducción en contextos obsesivos y pedantes. Es importante recordar que la evasividad,
vaguedad y fluidez y pedantería en las respuestas expresan estructuras de personalidad y cuadros
patológicos.
Quiere Franqueza. El paciente no puede dar respuestas. Los aspectos defensivos de esta retención,
particularmente los aspectos paranoides y obsesivos deben ser reconocidos como datos relevantes.
No hay que ejercer más presión sobre el paciente que la necesaria para probar la rigidez de sus
defensas. La retención de respuestas puede corresponder a otro cuadro diagnóstico: el de la psicosis.
En estos casos el examinador deberá interrogar para comprobar la autocrítica del paciente ante las
respuestas bizarras. Resumiendo, estas fluctuaciones en la producción deben ser tomadas como objeto
de diagnóstico y no ser interpretadas como una interrupción de la comunicación.
Quiere Hacer Un Buen Registro De Las verbalizaciones. Un análisis cuidadoso de las
verbalizaciones es crucial para el entendimiento del paciente. Muchos pacientes hablan mucho o muy
rápido. Si esto persiste a pesar de las intervenciones del examinador, expresa narcisismo, provocación
de parte del paciente. Es muy difícil manejar tales situaciones. Se puede perder material valioso. La
pérdida de este material puede originar la ansiedad y el resentimiento en el examinador. En estos casos
el examinador debe sentirse libre para interrumpir el test y señalar al paciente el problema. El paciente
que hable en voz baja presenta los mismos problemas. Todas estas variaciones no deben ser ignoradas
para la interpretación.
Quiere Mantener La Administración estandarizada Del Test. Esta es una situación ideal que debe
ser procurada con pacientes cooperadores. Una administración estandarizada es deseable en la
medida que estable un marco referencial para la comparación interpersonal, las cuales son tan
importantes para la interpretación del test.
Un paciente es cooperador cuando él acepta la situación de test. Los pacientes pueden presentar
infinitos modos de reacción no estandarizados. La intervención del examinador en estos casos es obvia.
La responsabilidad del examinador en estos casos es estar seguro de lo que obtiene dentro de la

23
situación estandarizada antes de modificar su administración y anotar sus intervenciones e intentar
establecer cuáles fueron las consecuencias.
Se puede preguntar por ejemplo: ¿La ayuda en tal lámina, alentó o no al paciente? ¿Fue la ayuda
aceptada o rechazada? ¿Después de la ayuda el paciente se pudo recuperar o no?
Las respuestas a estas preguntas pueden enriquecer el material del test. Como pudimos ver el
examinador debe enfrentar y manejar una serie de stress en las distintas situaciones en que se requieren
sus servicios. La manera como el examinador y el paciente manejan las ansiedades y resentimientos
influenciará significativamente: en la situación de test y en la eficiencia del informe final.

Constantes Psicológicas Del Rol Del Examinador


Se puede definir el rol del examinador clínico de la siguiente manera: el examinador es una persona
entrenada en ciertas técnicas de observación y cuyo objetivo es dar ayuda a otras personas
perturbadas por conflictos de diversas índoles. El paciente en la medida que solicita ayuda y está en
contacto con la realidad percibe y acepta el rol del examinador. Esta definición aunque válida es
superficial e incompleta. Tanto el examinador como el examinado tienen tendencias a reaccionar
inconscientemente. Estas tendencias primitivas inconscientes y reprimidas están siempre presentes y
siempre listas para este interjuego de tendencias limita su trabajo. Por lo tanto es importante analizar
algunos aspectos implícitos, primitivos e inconscientes del rol del examinador. Se analizarán cuatro
constantes del rol del examinador. Son constantes en el sentido que parecen estar presentes sin tener
en cuenta las motivaciones personales del examinador.
-Aspecto voyeurista del rol del examinador; está en una posición de voyeur psicológico. “Espía”
el interior de las personas pero nunca entra en una relación más íntima con ellas. Este “espiar” puede
ser instrumentado por el examinador de diversas formas hostiles. Esto puede aumentar
significativamente la ansiedad del paciente. Los aspectos ansiógenos de esta situación pueden a la vez
estimular en el examinador ansiedad, culpa y deseos de reparación. La ansiedad y la culpa del
examinador ante el aspecto voyeurista de su rol pueden llevarlo a sentir y comportarse ante el paciente
de una manera muy distante o muy íntima. Esto merma la efectividad del test.
Por otro lado, la oportunidad de esta situación voyeurista avalada por el test puede estimular una
indagación excesiva, en una búsqueda ávida de detalles de las respuestas y verbalizaciones.
-Aspecto autocrático. El aspecto autocrático y dominador de su rol implica mucha participación
de control en la relación. El examinador le dice qué hacer, cuándo hacerlo y cuándo dejar, y algunas
veces cómo hacerlo. El examinador es en este caso un árbitro psicológico. Los pacientes están bajo
el látigo del examinador. Este implícitamente permanece dominante. La completa libertad y la falta
de reglas son justamente otra clase de control y no una ausencia de éste. Los conflictos y la culpa del
examinador de dominar pueden por lo tanto introducirse fácilmente en la relación de test.
-Aspecto oracular. Es también una constante en el rol clínico del examinador. Él extrae inferencias
importantes de signos y símbolos, conoce los significados ocultos, predice cambios de hechos e
implícita o explícitamente aconseja. Más se refuerza este aspecto cuando el psiquiatra explica al
paciente la prescripción de exámenes psicológicos como una manera de obtener la evidencia objetiva.
Otra contribución a la concepción oracular del rol del examinador puede ser puesta por el paciente: los
pacientes comúnmente proyectan poderes mágicos y adivinatorios.
Para aquellos examinadores que ansiosamente se adhieren a esta fantasía oracular el paciente
confuso o “difícil” se convierte en una amenaza. En todos nosotros existe este deseo de omnisciencia
Aspecto piadoso: Hemos visto como en un nivel primitivo de experiencia el examinar al paciente
implica connotaciones voyeuristas, cómo el preguntar y dirigir implican connotaciones autocráticas y
cómo el comprender implica connotaciones oraculares. De la misma forma el ayudar al paciente
implica connotaciones “piadosas”. El examinador hace lo que puede para ayudar al paciente sin
importar cuán desgraciado es éste. El examinador agota todos sus recursos mientras crea que es por
el bien del paciente. Trata de comprender los problemas del paciente.

24
El examinador puede optar por varias actitudes. Frente al paciente se puede manifestar distante y
sin interés. Otra puede ser la de tomar al paciente como objeto de interés teórico y de investigación.

La Personalidad Del Examinador En La Relación De Test


Ahora consideremos al examinador: de acuerdo con su personalidad y cómo ésta puede activamente
influir o estructurar la situación.
El Examinador Con Un Sentido Inseguro De Su Identidad Personal: con estos problemas de
identidad el tomar test se convierte en una excelente oportunidad de observar una gran variedad de
soluciones respecto de la identidad. Puede utilizar esta situación para justificar su “normalidad o
anormalidad”.
En el aspecto positivo el examinador en búsqueda de una identidad, posiblemente aumente su
percepción de cómo el paciente está tratando de resolver sus problemas. Socialmente Inhibido: El
tomar test se convierte para este examinador en un camino hacia el contacto humano y de alguna forma
hacia la intimidad interpersonal. Dependiente Como expresión de esta orientación dependiente el
testear puede ser encarado como un medio para obtener gratificación receptiva. El examinador pide,
el paciente da.

Defensas Rígidas Contra Las Necesidades De Dependencia.


Las defensas contra las necesidades dependientes, particularmente las formaciones reactivas, a
menudo juegan un papel importante en la elección de la psicología clínica como profesión. El
psicólogo asiste a las necesidades de los otros y por lo menos en su rol profesional niega las propias.
La represión y las formaciones reactivas contra las necesidades dependientes pueden ser demasiado
rígidas.
Rígidamente Intelectualizado: En la medida que esto está bajo cierto control, esta disposición es un
bagaje importante. En la medida que la intelectualización del examinador está viciada con aspiraciones
grandilocuentes utilizará el informe como medio para reasegurarse que “el sabe y conoce”. Los
pacientes se resienten al ser reducidos a nivel de “conejillo de indias” e insisten en ser reconocidos
como seres humanos únicos.
Sádico: El examen puede transformarse en un rastrear los aspectos: degradantes y humillantes de
los otros. El examinador con estas características hará informes que parecerán denuncias, Ignorando
los aspectos más sanos del paciente.
Con Defensas Rígidas Contra La Hostilidad. Si las formaciones reactivas no son exitosas puede
parecerse al examinador sádico pero con la diferencia que las fantasías serán las de compresión y amor
hacia los otros.
Masoquista: puede captar las exigencias narcisistas del paciente, el abuso y el no cumplimiento de
la consigna.

A. La Dinámica De Ser Examinado


1. Constantes Psicológicas Del Paciente.-
La situación que se analizará es sobre todo la del paciente que hace los test durante el período inicial
de la evaluación psiquiátrica.
El examinador está en una posición de voyeur psicológico; el paciente está en la posición de víctima
pasiva del voyeur. Algunos pacientes utilizan esta oportunidad para exhibirse psicológicamente y a un
nivel inconsciente, sexualmente. Sería incorrecto referirse al rol del paciente como de un
exhibicionista. El paciente se siente espiado y no sabe con seguridad qué aspectos suyos se están
conservando y ni siquiera tiene la certeza de si lo sabrá alguna vez.
Pérdida De Control En La Relación Interpersonal. Durante el test el paciente debe ceder una parte
considerable de su control de la situación. Emocionalmente el paciente está mucho más a la defensiva
que en cualquier otra situación. Él debe funcionar en una situación que no ha elegido, debe enfrentarse
con sus problemas y con un extraño, debe permanecer en una situación más o menos amenazante y

25
desagradable. El paciente con sus estrategias defensivas evitará situaciones que lo amenazan. Este
aumento de defensa no interfiere en los test, al contrario, los enriquece. En este sentido la situación de
test contribuye enormemente a la comprensión de las defensas del paciente.
Los Peligros De La Autoconfrontación. El hacer test representa y es sentido por el paciente como
un asalto a sus defensas. Anticipando que puede tener que confrontarse con sus aspectos más
rechazados y quizás reprimidos, responde con ansiedad y es forzado a una situación sutilmente
ambivalente: en la medida que hay partes sanas que desean curarse, el paciente querrá cooperar
respondiendo completa y ampliamente a todo lo que se le presenta. Por otro lado por sus ansiedades
neuróticas y por sus necesidades masoquistas de sufrir, se resistirá a ayudarse.
Tentaciones Regresivas. Pedir y recibir ayuda es difícil y doloroso para los pacientes. Por lo general
el paciente se siente derrotado en sus esfuerzos para encontrar él mismo una solución. Entonces regresa
a una posición pasiva y desamparada y exige que una figura real o fantaseada lo salve. Pero al mismo
tiempo tiene resistencias. Entonces necesita defenderse de estos impulsos regresivos, negando o
alejándose en una actitud arrogante, rebelde e inflexible.
Los Peligros De Libertad. La carencia de reglas también impone de alguna manera una exigencia,
en el sentido que presiona sobre el paciente una obligación que es: tomar todas las decisiones de todo
lo que tiene que hacer y expresar y qué tiene que inhibir. Por otro lado, el paciente no sólo teme, se
resiente y escapa de la libertad, sino que reacciona en forma similar ante las exigencias y reglas
estructuradas.

26
T .P. N°5: EL JUICIO CLÍNICO. SALUD Y ENFERMEDAD

-FRANK DE VERTHELYI, R. (2005). EL DIBUJO INFANTIL, ALGUNAS


APROXIMACIONES TEÓRICAS. PUBLICACIÓN PERIÓDICA DE LA CÁTEDRA DE
PSICODIAGNÓSTICO. ABRELETRAS 5, PÁG.73-98 (FALTA)

LEIBOVITZ DE DUARTE, A. EL PROBLEMA DEL JUICIO CLÍNICO.

El principal objetivo del psicólogo es el estudio de la personalidad. Para llevar adelante este
estudio el psicólogo requiere de un marco teórico y de recursos técnicos. Entre los recursos técnicos
utilizados por el clínico, las técnicas proyectivas se tratan de materiales poco estructurados, por sí
solos no brindan más que datos, y estos datos sólo cobran sentido cuando son analizados e
interpretados por el psicólogo.
Es precisamente en este punto donde aparece el tema central, el tema de la elaboración de juicios
clínicos. Schafer plantea que en los intentos de integración de datos clínicos es quizás donde adquiere
una importancia central el talento y el background del psicólogo.
Podríamos caracterizar al juicio clínico como: los pasos a seguir en la elaboración de hipótesis
diagnósticas. Descriptivamente, un juicio clínico es un proceso de transformación de datos. El
psicólogo, en la situación clínica, intenta llegar a la comprensión de otra persona, comprensión que
lo lleva a atribuir sentido a la conducta de esa persona. Para ello: selecciona, jerarquiza, ordena,
compara, relaciona, busca recurrencias, integra, intenta en definitiva que su hipótesis esté sustentada
por la reiteración de datos similares que la refuercen o por la convergencia de datos que le den
coherencia.
En la elaboración de los juicios clínicos podemos reconocer por lo menos la incidencia de tres
variantes:
1.- El modelo teórico que el psicólogo maneja circunscribe la naturaleza de los problemas que va
a abordar y el tipo de juicio clínico que va a formular. Con la teoría elegirá determinados test, guiará
la selección y jerarquización de los indicios relevantes en el análisis de dicho material y también guiará
las conclusiones que de él obtenga.
Holt plantea que el proceso diagnóstico comienza con la identificación de variables en el material
clínico a través de un proceso empático y de inferencia primaria. La base de la inferencia primaria
puede ser empírica, basada en la experiencia o en un estudio estadístico. El clínico en un segundo
momento que Holt denomina de inferencia secundaria elabora su descripción y evaluación
psicodiagnóstica. La utilización de la teoría psicoanalítica como modelo en el proceso psicodiagnóstico
y psicoterapéutico confiere un papel hegemónico a la inferencia y a la interpretación para acceder al
conocimiento de los procesos internos que subyacen a las conductas manifiestas. Para el psicoanálisis
interpretar es ir del texto manifiesto al texto latente, traducir, recorrer el camino de lo significante a
sus significados.
2.- Cuanto mayor sea el entrenamiento y la experiencia del psicólogo que analiza un material
clínico, mayor será su posibilidad de abordaje de dicho material con eficacia y obtener información
más rica.
El manejo interpretativo descansa fundamentalmente en la habilidad del psicólogo para encontrar e
integrar indicios significativos.
3. La apertura del clínico a su propia y discriminada experiencia interna, su capacidad de empatía,
el manejo de la contratransferencia y su sensibilidad para captar en el material clínico indicios
sugerentes, son factores relevantes en su habilidad para hacer juicios acerca de la experiencia interna
de otros.

27
LUNAZZI, H. LECTURA DEL PSICODIAGNÓSTICO.

Capítulo 3. Criterios de salud y enfermedad

El dispositivo psicodiagnóstico es un articulado, encuadrando entrevistas más baterías de técnicas,


de modo de proponer una cadena mínima necesaria para el surgimiento de efectos significantes de las
estructuraciones de los sujetos. Los protagonistas en el dispositivo son el sujeto y el psicólogo.
La tarea interpretativa del psicólogo se asienta en supuestos teóricos acerca de lo que considera
salud o enfermedad. También se apoya en concepciones antropológicas.

Normalidad/normatividad.
La normalidad en términos numéricos es el porcentaje mayoritario de ciertos comportamientos o
puntos de vista, constituyendo un lugar discriminatorio para las minorías. La normalidad se enfoca
en relación con los demás, es un ideal o regla. La anormalidad muchas veces se equipara con
enfermedad.
Nina Rausch se pregunta qué sentido tiene el término normalidad, si tiene un sentido de media como
la referencia estadística que se asimila al mayor número, también si tiene un sentido de organización
ideal.
Wolf habla de tres tipos de normalidad: la estadística, la normativa, la clínica.

Estadística (grupo típico de individuos)


Normalidad Normativa (normas del grupo de pertenencia)
Clínica (puntos dentro de un continuum)

1. El concepto estadístico nos dice que una persona es normal cuando esta próxima a la tendencia
de un grupo típico de individuos. No nos sirve, porque hay enfermedades como el sarampión que se
dan en la mayoría; y hay fenómenos como el virtualismo que están por fuera del término medio y no
por ello pueden considerarse enfermedad. Este concepto equipararía la mediocridad con la
normalidad y la conducta superior con la anormalidad. En psicodiagnóstico la información estadística
queda en suspenso pues nos posicionamos en la subjetividad.
2. El concepto normativo considera que es normal aquella persona que cumple con las reglas
éticas, las normas del grupo al que pertenece, se muestra asimilada a las expectativas de conductas
habituales de su grupo de pertenencia. Aquí normalidad se confundiría con el mejor ajuste adaptativo.
No debemos confundir ajuste con adaptación porque confundiremos adaptación con un criterio de
conformismo social. La adaptación se realiza entre dos tipos de equilibrios: el equilibrio interno
(homeostasis) y el equilibrio externo. Para Piaget la adaptación es el equilibrio entre asimilación y
acomodación. El error en este criterio es que quedaría: Adaptación, conformismo= salud;
Inadaptación, inconformismo= enfermedad. El criterio de normalidad ética o normativa no nos sirve
porque aparecen como no éticos y anormales sujetos lo suficientemente sanos como para cuestionar
y transformar su medio, o muy “normales” sujetos que han hipotecado sus recursos
fantasmáticos/energéticos en pro del ideal social.
3. El concepto clínico concibe la salud y enfermedad no como expresiones de dicotomías
irreconciliables, sino como puntos dentro de un continuum (ya no dicotómicos). El punto extremo de
anormalidad del continuum es representado por aquel sujeto que no puede gobernarse a sí mismo
poniendo en peligro su vida y la de los demás. En el otro extremo, como normal, el amor por la vida y
el cuidado.
En la clínica para organizar nociones diferenciales introducimos cuestiones de: goce, libertad,
permanencia, sublimación versus rigidez, sufrimiento, inestabilidad, regresión. Se tienen en cuenta
diferencias de orden cuantitativo y no cualitativo. No existe una entidad llamada anormalidad o
enfermedad sino manifestaciones extremas de reacciones que se observan también en individuos

28
normales. Así operaría un borramiento de la norma para reconocer a la enfermedad como graduación
dentro de un continuo. El término normal es un término equívoco porque liga lo habitual con lo ideal.
Rausch es quien propuso sustituir el término normalidad por normatividad, expresando esta última
la polaridad dinámica de la vida: “el hombre normativo es capaz de utilizar nuevas normas en función
de las fluctuaciones de sus requerimientos externos e internos”. No habría entonces conducta normal,
sino normativa.

Normatividad capacidad de fluctuación dinámica entre su realidad y recursos


psíquicos y la realidad exterior

Sustituimos el término normalidad por el de normatividad (concepto que en nuestra tarea


psicodiagnóstica se vuelve fundamental). La normatividad aparece constituyéndose a modo de un
cierto eje que a la vez que sostiene, articula la polaridad dinámica de la vida que puede ser pensada en
el equilibrio móvil de aperturas y cierres, sedimenta o cristaliza una cierta línea invisible sólo
aprehensible en sentido posdictivo, que es lo que conceptualizamos como la normatividad. Este es un
concepto estructural y funcional. Una descompensación o recuperación serán procesos que atañen a la
ruptura o restablecimiento de un eje normativo subjetivamente especificado.
En psicodiagnóstico poco aporta el concepto de normalidad, ya que lo que nos interesa es la
subjetividad de la normalidad, es decir, el acceso del sujeto que puede o no representarse como
normal. Nos importará reconocer su normatividad en tanto capacidad de fluctuación dinámica entre
su realidad y recursos psíquicos y la realidad exterior; subyace un hilo narrativo, a veces de gran
estabilidad y continuidad, otras fisurado o desarticulado: su normatividad. La normalidad que nos
interesa es la construida por el sujeto a lo largo de la historia de su vida. Normalidad que puede ser
sana o patológica.
Según Bergeret, la normalidad será cómo el sujeto se entiende con su estructura. Su modo de
entenderse considerado posdictivamente (su reconstrucción del presente al pasado), nos permitirá
reconocer un cierto estilo de trazado que llamaremos su normatividad.

Salud
Retomando lo mencionado en relación con la normatividad la salud implicaría la noción de
equilibrio móvil, un interjuego, movilización y transformación. Experimentar conflictos es inherente
a la salud y a la vida del hombre; la salud psíquica sería la posibilidad de reorganización y
adaptaciones creativas. La patología sería entonces la cristalización, la rigidez, la dificultad de
elección de otras posibilidades ante las exigencias internas y/o externas, y no la presencia de
conflictos, generadora característica del ser humano que si es suficientemente sano, los vive, los
atraviesa y accede a nuevas propuestas conflictivas, de experiencias enriquecedoras tanto afectiva
como cognitivamente. La hipótesis central que subyace a estas afirmaciones es considerar el conflicto
como inherente al funcionamiento mental.
La salud no es, entonces, ausencia de patología, sino capacidad de desarrollo y cambios
conducentes a un crecimiento humano; estar en buen estado de salud significa poder enfermarse y
restablecerse, pasando a ser la salud mental “un estado de relativo equilibrio e integración de los
elementos conflictivos constituyentes del sujeto”, al decir de Bergeret. No equiparamos salud con
ausencia de conflicto sino salud con medios de resolución o equilibración. Pero estar sano y ser normal
no son hechos totalmente equivalentes porque la patología puede presentarse como una especie de
normalidad. Estar sano no es sólo ser normal en una situación dada sino en situaciones imprevistas, o
poder superar la norma, tolerar infracciones a la norma habitual e instituir normas nuevas.
Pensaremos la salud (Alcock) bajo la forma de libertades; para pensar con efectividad dentro de su
capacidad intelectual, para actuar (sin compulsión o inhibición exagerada), para sublimar impulsos
instintivos y conflictos inconscientes (es decir, usar conflictos inconscientes para fines constructivos
conscientemente deseados), para establecer, mantener y gozar de los vínculos humanos.

29
Gozar y disponer de estas libertades configurarían las situaciones “vitales” saludables. Entonces la
salud mental pasa a pensarse en términos de libertades, como el poder inmanente al sujeto en orden a
su realización, que puede definirse como la capacidad de decidirse o de autodeterminarse. Y la
enfermedad mental pasa a ser vista en términos de esclavitud, restricción o limitación (despojada de
connotaciones estadísticas o éticas).
La patología sería la cristalización, la rigidez, la dificultad de elección de otras posibilidades. La
rigidez sería enfermedad psíquica.

Resumiendo
• Rigidez: enfermedad psíquica.- Dentro del enfoque estructural, la enfermedad o patología sería
la ruptura del entendimiento del sujeto con su estructura (cuando ésta se descompone). Puede ser que
sea un grito hacia la salud, habría ruptura del entendimiento pero no patología.
• Salud psíquica: posibilidad de reorganizaciones adaptativas y creativas.
La noción de salud será asociada a la noción de buen funcionamiento interior de un sujeto teniendo
en cuenta los datos particulares de cada individuo. Cabe destacar que más allá que tomemos grandes
nociones y marcos teóricos, cada caso es inédito y lo que nos interesará es acceder a sus principios y
especiales patrones organizativos, las constantes estructurales con que se maneja como sujeto y su
modo de configurar estructura o de no configurarla.
En nuestro dispositivo diagnóstico nos interesa subjetivizar la noción de normalidad y además,
separar diagnóstico de estructura mental de normalidad psicopatológica.
La normalidad que nos interesa es la construida por el sujeto en la historia de su vida, con respecto
a la cual uno o muchos sucesos pueden o no crear “disloques” que desorganicen esa normalidad.
Normalidad que puede ser sana o patológica así como esos disloques, “crisis”, o “descompensaciones”
puedan tener, desde una reflexión sobre lo saludable, consecuencias saludables o no. Llamaremos
normatividad a la dimensión que permite y sostiene la construcción del estilo de ser y vivir de cada
sujeto.
Normalidad será como el sujeto se entiende con su propia estructura psíquica. Su modo de
entenderse considerado posdictivamente (una reconstrucción del presente al pasado) nos permitirá
reconocer un cierto estilo de trazado que llamaremos su normatividad.

SCHAFER, R. LOS TEST PSICOLÓGICOS EN LA INVESTIGACIÓN CLÍNICA.

Los tests psicológicos se están volviendo cada vez más importantes en la investigación clínica. Han
sido aplicados a una amplia variedad de casos, de dos maneras principales: 1) Para establecer índices
de diagnósticos estructurales; 2) Para aclarar y delinear las diferencias de personalidad entre grupos
que han sido establecidos sobre la base de un amplio criterio clínico (alcohólicos crónicos). Esta
aplicación se propone acrecentar nuestro conocimiento de las condiciones intrapsíquicas en las cuales
pueden aparecer los fenómenos psicopatológicos.

Hipótesis Nosológicas y Estadísticas.


1. Un índice diagnóstico está directamente relacionado con una designación diagnóstica. Una
designación diagnóstica es una abstracción, y como tal nos sirve como enunciación sumaria de la
presencia de una constelación de características concretas, a las que podemos llamar características de
identificación. Estas no necesitan ser idénticas en todas las personas que comparten un diagnóstico.
Ahora bien, muchos estudios relacionan directamente los índices diagnósticos con las designaciones
diagnósticas, y olvidan que los primeros deben ser necesariamente expresiones o reflejos de las
características de identificación.
Lo que se requiere de la investigación clínica que utiliza tests es que se interese más por el grado
de presencia o ausencia de las características de identificación específicas, y menos por los rótulos
psiquiátricos de diagnóstico tradicionales. Este desplazamiento del énfasis promete resultados

30
especialmente instructivos, porque nos aproxima al caso concreto sin impedir las comparaciones de
grupos.
2. Caracteriza a todos los miembros del grupo una tendencia de grupo establecida estadísticamente.
Es arbitrario suponer que una pauta estadísticamente significativa aprehende la esencia que define la
pertenencia al grupo.
3. El uso de una muestra amplia es deseable, pues ella compensará las diferencias individuales, que
de otro modo oscurecerían las tendencias de nuestros datos. Esta suposición parece olvidarse
completamente de la investigación clínica. Las diferencias individuales deben establecerse y
comprenderse, no cancelarse.

Hipótesis Acerca de los Resultados de los Tests.


1. Un puntaje es una microunidad adecuada para la investigación. Actualmente, casi todos los
psicólogos clínicos insistirían en que la significación clínica de cualquier puntaje depende del
contexto de puntajes y verbalizaciones donde se presenta. La cuestión es que el uso de puntajes facilita
el camino para una mayor aproximación a la “objetividad”, de ahí su abuso.
La alternativa de considerar al puntaje como la microunidad adecuada y significativa, es
considerar como tal a la interpretación. Este enfoque reconoce que el mismo puntaje puede tener
significados distintos, que el mismo significado puede ser expresado por puntajes diferentes, y que los
puntajes en general no transmiten adecuadamente todas las implicaciones de una respuesta. Una
interpretación puede definirse como una predicción, a partir de los resultados del test, de que una
cierta pauta de conducta, pensamiento y sentimiento caracterizará al paciente en su vida cotidiana.
Este predicción puede ser verificada por un cuidadoso examen clínico.
Otra respuesta usual a la pregunta de por qué los puntajes son considerados como las unidades
adecuadas en la investigación es que ellos facilitan las comparaciones inter e intra indiviudales. Pero
con ciertas herramientas como los cuestionarios se ignora la complejidad de las respuestas humanas.
2. Un solo test es una macrounidad adecuada para la investigación. El empleo de un test en la
investigación ocasiona ciertas consecuencias para la comprensión del test y de la personalidad y la
mala adaptación. Parece aconsejable considerar como la macrounidad básica a una batería de tests.
El modo flexible de enfocar la personalidad total consiste en enfocar directamente sus diversos
aspectos con una variedad de instrumentos adecuados. Los tests complementados ofrecen una visión
de la personalidad que supera en profundidad y exactitud la que puede obtenerse utilizando un solo
test.

Resumen.
La investigación que procede tomando a las características de la personalidad y no a los diagnósticos
como criterios clínicos, a la variación individual como foco de interés junto con las tendencias de
grupo, al análisis cualitativo “ciego” antes que a la comparación clínica estadística, a las
interpretaciones como micro unidades del análisis y a las baterías de tests como macro unidades de la
investigación, parece significar una gran promesa para la investigación de la personalidad.

-SCHAFER, R. (1954).PSYCHOANALYTIC INTERPRETATION IN RORSCHACH TESTING.


THEORY AND APPLICATION. CAP 5 CRITERIA FOR JUDGING THE ADEQUACY
OF INTERPRETATIONS (PAG.140-158) NEW YORK. GRUNE & STRATTON. TRADUCCIÓN
CÁTEDRA EVALUACIÓN PSICOLÓGICA UB (FALTA)

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T. P. N°6: LA PRÁCTICA DEL PSICODIAGNÓSTICO.

LUNAZZI, H. AMPLIANDO NUESTRO ESTUDIO DEL RORSCHACH. NUEVOS APORTES


Y EJERCITACIÓN.

Parte Primera: LECTURA DEL RORSCHACH.


-Capítulo 3: Administración.
La tarea Rorschach tiene dos componentes: un sujeto “sin libreto”; una tarea que le demanda a la
vez recurrir al mundo interno (convocar representaciones, engramas mnémicos y vivencias afectivas)
y acordar con el mundo externo (las láminas).
Podríamos pensar que para subsistir a nuestras primarias experiencias de desamparo y sin-sentido
construimos una serie de “argumentos” o “libretos” que nos permiten, con mayor o menos éxito,
disponer de un repertorio de “soluciones” para encarar la experiencia de existir como seres humanos.
A su vez estos roles están sostenidos intrapsíquicamente por una correspondiente representación de sí
y organización de identidad.
Justamente dejamos “sin libreto” al sujeto frente al Rorschach. Le proponemos un encuentro con
un material desconocido, ajeno a las experiencias de reconocimiento cotidiano. Además el material en
sí mismo, alude a la angustia por la carencia o pérdida de la forma. Nina Rausch define al Rorschach
como un espacio de interacciones por:
* Las características objetivas del estímulo, estructurado pero ambiguo, construido pero no
terminado, entero pero alterado, completo y agujereado.
* Por su presencia simbólica, que adquiere su fuente en la articulación de sus características.
* Por la consigna dada que remite a lo perceptivo y a lo imaginario.
* Por los componentes de las respuestas ya sea que uno los considere en sí mismas o en su desarrollo
y su contexto. Los factores y sus componentes no tienen valor unívoco. Este varía, en efecto, en función
de la sobredeterminación fantasmática y el valor defensivo, lo que marca la presencia constante de una
interacción, o mejor de una acción conjunta de las actividades perceptivas y de las actividades
fantasmáticas. Estas dos formas de actividad expresan la doble relación con el mundo externo y con el
mundo interno.
Así el Rorschach es un espacio de interacciones, por el proceso de respuesta que remodela una
realidad externa, en función de las necesidades y fantasías internas. Hay fusión de interacciones
variadas y móviles en la construcción de un producto que depende de la libertad que el sujeto se
otorgue, de la angustia q tolere y de sus necesidades actuales de realización.
Metodológicamente disponemos de 3 fases en la administración, que permiten evaluar al sujeto en
situaciones cognitivo-afectivo complejas. Esas fases son: A) Administración propiamente dicha; B)
Interrogatorio (incluye período de analogías) y C) Prueba de Límites. Una etapa de encuentro con
situaciones desconocidas y ambiguas (fase A), con situaciones de autoexamen e interacción
interpersonal (fase B) y en situaciones de gran estructura (fase C).

FASE A. ADMINISTRACION PROPIAMENTE DICHA.


Consigna: “Le voy a mostrar una serie de láminas, quiero que usted me vaya diciendo qué podrían
ser o representar. Yo voy a ir anotando en esta hoja lo que usted me dice y cuando termine de
mostrárselas a todas le leeré lo que escribí a ver si comprendí bien sus ideas” “También voy a tomar
el tiempo, como una observación más, pero no es una prueba de velocidad así que usted tómese todo
el tiempo que quiera”
Tiempo de reacción: Hasta la primera emisión de respuesta por lámina. Tiempo por lámina: Desde
que le hemos entregado la lámina hasta que nos la devuelve o deposita en reverso sobre el escritorio,
indicando que no dará más respuestas en ella. Las láminas se entregan en mano al sujeto.

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FASE B. INTERROGATORIO.
“Vamos a verlas juntos nuevamente”. Primero, siempre repetir la respuesta tal como fue formulada
por el sujeto. En segundo lugar intervenir para indagar la entidad de la respuesta (sustantivo). Luego
continuar con preguntas basadas en palabras clave (triste, herido, etc.) En tercer lugar investigamos la
localización.

FASE C. PRUEBA DE LÍMITES.


Hay condiciones técnicas que vuelven la Prueba de Límites imprescindible: si el número de
respuestas es menor a 14; las respuestas Populares menores a 3; Ausencia de respuestas (W) Globales,
o de respuestas (D) de Detalle Grande. En cuanto a los determinantes la ausencia de (M) Movimiento
Humano o de (FM) Movimiento Animal así como la ausencia de respuestas al color y a la textura.
También si estuvo ausente la producción de Contenidos (H) Humanos.
Las respuestas obtenidas en la prueba de límites han de ser consideradas una información
complementaria y no deben clasificarse junto con las respuestas obtenidas durante la Administración,
ni con las respuestas Adicionales, emitidas en el Interrogatorio. Los pasos técnicos proponen avanzar
en el interrogatorio de límites de lo general a lo particular.

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