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Psicodiagnóstico-Resumen Primer Parcial 2018
Psicodiagnóstico-Resumen Primer Parcial 2018
TP 1: EL PROCESO PSICODIAGNOSTICO.
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Uno de los principales aportes de la crítica conductista es el haber planteado que toda evaluación
se realiza para poder planificar una intervención y está a su servicio, así como remarcar que toda
evaluación debe ocuparse de la valoración de las intervenciones realizadas y de la reorientación de las
mismas.
A finales de los años setenta surge una mayor preocupación por los temas concernientes con la
evaluación clínica, como fruto de la inserción de los psicólogos en áreas específicas de trabajo
relacionadas con la salud comunitaria, el reconocimiento de la incidencia de las diferencias culturales
y sociales, el reconocimiento de la baja confiabilidad de los diagnósticos clínicos, la falta de criterios
claros para poder decisiones respecto al tipo de tratamiento adecuado que necesitan distintos tipos de
pacientes, y por último, la necesidad de brindar respuestas más eficaces a los distintos tipos de
malestares humanos.
Empiezan a tomar cuerpo las ideas de Lewin, quien había argumentado que toda conducta está en
función de la persona y su entorno. Por otra parte, se producen hallazgos de importancia en cuanto a
los correlatos biológicos de la conducta. Se desarrolla un mayor conocimiento del sistema nervioso y
de las relaciones entre cerebro y experiencias subjetivas.
Un proceso psicodiagnóstico que pretenda ser válido, confiable y útil debe integrar los siguientes
aspectos:
1-La presentación que el sujeto o grupo hace de los síntomas que lo aquejan. La capacidad
manifiesta para poder vivienciar aspectos contrastantes de los hechos, sentimientos y conflictos que se
relatan. Los sujetos humanos se diferencian notablemente en la posibilidad de poner en palabras sus
afectos. La entrevista libre y la observación siguen siendo los recursos básicos en esta etapa.
2-Una valoración del estilo de las relaciones interpersonales, datos que se pueden obtener
analizando los aspectos transferenciales y contratransferenciales. En muchos casos es necesario
complementarlos con la información que brinden los miembros de sus grupos primarios de
pertenencia.
3-Una evaluación del estilo cognitivo, entendido como la manera en que el sujeto o grupo procesa
la información sobre su subjetividad así como la referida al mundo externo.
4-Infromación detallada sobre la autopercepción consciente de un sujeto, cómo se ve a sí mismo
en relación a cómo quiere ser visto.
5-Información sobre las características de los mecanismos de defensa que el sujeto utiliza frente a
situaciones de conflicto.
6-Poder plantear los diagnósticos diferenciales posibles.
7-Recabar información sobre la etiopatogenia del malestar actual, la etapa del ciclo de desarrollo
o edad en que se manifiestan los primeros síntomas, las estrategias de afrontamiento puestas en juego
frente a ellos, así como su relación posible con sujetos o eventos estresantes del ciclo vital personal.
8-La integración de la información relevada y la posibilidad de plantear juicios clínicos basados
más en inferencias e interpretaciones de bajo nivel que en generalizaciones.
9-Brindar una atención más respetuosa a los puntos de vista del propio paciente sobre los malestares
que lo aquejan y las soluciones posibles.
10-Ocuparnos de manera sistemática, especialmente en el marco de las instituciones hospitalarias,
del estudio de las redes de apoyo social con las que cuenta el paciente, para poder decidir acerca de la
internación o no de una determinada persona, así como sobre la externación, necesitamos conocer
cómo percibe la integración de su red afectiva de apoyo y sostén.
11-Formular recomendaciones terapéuticas en base a las inferencias e integraciones realizadas.
Comentarios finales
Toda evaluación clínica no es sino un esfuerzo humano que pretende ayudar a los individuos a que
puedan solucionar los problemas que los aquejan. En la actualidad, debemos reconocer la existencia
de modelos teóricos diversos, así como la necesidad imperiosa de un abordaje interdiscilpinario de
nuestro quehacer. Los seres humanos, pacientes o profesionales de la salud, somos simultáneamente
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sujetos del inconsciente, actores sociales, miembros de grupos culturales específicos, portadores de un
cuerpo a partir del cual edificamos nuestras identidades, sujetos con autoimágenes conscientes que
regulan en gran medida nuestras acciones cotidianas. Un abordaje integrador redundará en un trabajo
profesional más eficaz.
Los Precursores
La hipótesis proyectiva es de Frank en 1939, pero el uso de estímulos ambiguos y la preocupación
respecto de la percepción subjetiva se puede rastrear hasta los griegos. También Leonardo Da Vinci y
Boticelli recurren a un material inestructurado como punto de partida de sus producciones y lo usan
para evaluar la capacidad imaginativa en la selección de los candidatos a ser alumnos de su taller.
En el siglo XIX la técnica de las manchas de tinta se convierte en un juego de salón llamado Blotto
en que los jugadores deben asociar imágenes e inventar poemas respecto de lo percibido. Este juego
parece haber interesado a Binet, quien lo incluye como una prueba de imaginación sistematizada en su
test. También puede ser visto como antecedente directo del Rorschach.
En el siglo XX Galton es quien propone la primera Técnica Proyectiva formalizada al hacer una
lista de palabras-estímulo para la asociación. Esto lo retoma Jung (1912) con el test de asociación de
palabras. También por estos años Rorschach realiza su tesis doctoral sobre las manchas de tinta como
técnica psicológica (1921).
Pero a pesar de este movimiento “proyectivo”, durante las tres primeras décadas de este siglo
predominan la construcción y el uso de test de inteligencia y toda la concepción psicométrica de la
personalidad que se dedica a la evaluación de rasgos específicos y delimitados.
A partir de la creación del T.A.T de Murray (1935) un grupo de psicólogos comienzan a esbozar
una fundamentación teórica para esclarecer y ampliar la hipótesis proyectiva que subyace al test.
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excluyentes. Esta mayor objetividad de las técnicas le otorgaría una mayor precisión científica a la
tarea y la jerarquizaría respecto de los métodos más tradicionales de la psiquiatría.
Plantea que la objetividad de los tests conseguida mediante las técnicas proyectivas ayuda al
examinador, en el análisis final del material y su organización, y en las recomendaciones pero es
inevitable que intervenga el juicio subjetivo basado en la experiencia, el conocimiento teórico e
intuición, aunque parta de los datos objetivos del test.
Aunque puedan hacerse predicciones a partir de un segmento limitado de conducta, ningún
elemento por sí mismo revelará todas las condiciones dinámicas subyacentes a la conducta total del
sujeto. En consecuencia se requiere de una doble integración: la de varios test entre sí (batería
diagnóstica), la de la batería diagnóstica con los datos de la entrevista.
En cuanto a la batería diagnóstica, Rappaport busca un adecuado equilibrio entre técnicas de disímil
grado de estructuración y también incluye métodos psicométricos junto a los proyectivos como la
doble lectura cuantitativa y cualitativa de los test de inteligencia.
La batería para Rappaport debe constar de: dos test de inteligencia. Dos de formación de conceptos,
dos proyectivos y perceptuales. Dos de contenido ideacional. Plantea también Rappaport que solo se
alcanza la plena significación diagnóstica cuando se estudian los datos de los test, se infieren las
razones de los procesos subyacentes a ellos y se los incluye en una teoría que integre los conceptos
dinámicos y psicopatológicos.
La investigación clínica se apoya en dos premisas básicas: la patología es siempre una
exacerbación de rasgos que también existen en la personalidad adaptada y el diagnóstico
necesariamente involucra la personalidad total.
A nivel práctico el psicólogo debe cuidar el equilibrio entre: un material más estructurado, que pone
de manifiesto los mecanismos de control y las técnicas proyectivas, que apuntan a develar las
ansiedades y conflictos. A nivel teórico debe trabajarse en la búsqueda de una teoría general de los
test, más que promover contraposiciones es necesario encontrar complementariedades.
El psicodiagnóstico tanto como un método clínico y como medio de la investigación científica
necesita: una fundamentación sistemática, que es una teoría sistemática de la organización de la
personalidad y la inclusión de esta teoría dentro de la teoría general de la psicodinámica.
La incorporación de los test marca definitivamente a la psicología clínica. Las habilidades en el uso
de las técnicas proyectivas le dieron al psicólogo un status entre los profesionales de la salud mental
por ser el único capaz de manejar la complejidad de los nuevos test.
Según Blatt durante y especialmente después de la Segunda Guerra Mundial la evaluación
psicológica fue el vehículo por el cual el psicólogo se introdujo en el área clínica. En 1946 la psicología
clínica como campo se definía por la tríada: evaluación psicológica, psicoterapia e investigación, en
ese orden de importancia.
El Desafío Actuarial.
La Psicología actuarial pone el énfasis en el análisis estadístico, la predicción y la validez. Surge
como respuesta a las necesidades planteadas por la Segunda Guerra Mundial: evaluar con mayor
rapidez y certeza a muchos sujetos a fin de poder individualizar a los más aptos para ser asignados a
las diferentes armas para el combate.
Meehl en 1954 encontró en sus estudios que la predicción actuarial era superior o igual a la realizada
por medio del juicio clínico. Lo que estaba en discusión era lo siguiente: el funcionamiento más o
menos exitoso de una forma de interpretación e integración mecánica e impersonal vs. la que se centra
en el juicio clínico del entrevistador.
Por primera vez los psicólogos clínicos que habían logrado seguridad y prestigio mediante el uso
de las técnicas proyectivas, debieron ponerse a revisar su forma de pensar y trabajar para contrarrestar
el “ataque actuarial”.
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El Cuestionamiento De La Evaluación Psicológica.
Polémicas:
• Años ´60: las polémicas entre los “actuariales” y los “clínicos” giraban en torno a si el
psicodiagnóstico debería predecir o comprender, basarse en técnicas objetivas o proyectivas.
• Años ´70: aparecen nuevos cuestionamientos sobre la razón de ser de la evaluación como tal y
de los test más conocidos. En los años ´70 representantes del Psicoanálisis, el Conductismo,
Rogerianos y Sistémicos, han fundamentado desde diferentes ángulos sus principales
cuestionamientos:
-Para Bleger no se puede hablar de criterios de diagnóstico sin preguntarse “diagnóstico: para qué
tipo de terapia y para qué acepción de enfermedad y curación”.
-En el caso del tratamiento psicoanalítico, “el diagnóstico en sí no tiene importancia si estamos
dispuestos a realizarlo”, enfatizando que el objetivo no es la curación de los síntomas, sino el efecto
mayéutico ligado al crecimiento mental que todo psicoanálisis tiene como meta final.
-Mannoni critica el uso excesivo de los test aplicados en desmedro de una escucha del discurso del
paciente.
-Para el Humanismo el diagnóstico corresponde a un modelo anacrónico de la enfermedad mental.
La nosología o clasificación conllevaría el peligro de etiquetar y estigmatizar al paciente.
-Conductismo: El diagnóstico tradicional se ocuparía excesivamente de la personalidad del paciente
y demasiado poco de la situación en la cual esta conducta se desarrolla. Así el diagnóstico tiene que
ser certero, debe indicar: los comportamientos a ser modificados, las situaciones que lo provocan o
refuerzan, el grado de ansiedad, el monto de beneficio secundario, etc.
-Rogerianos: Consideran innecesario y perjudicial el diagnóstico. Colocan al terapeuta en un rol
evaluativo de omnipotencia. El diagnóstico surgiría dentro del mismo proceso terapéutico, pero a partir
de la experiencia vivencial del paciente.
-Sistémicos: Considera inoperante el psicodiagnóstico y lo reemplaza por una evaluación
estructural de la relación dentro del sistema en el cual cobra significado el síntoma.
El instrumento diagnóstico esencial es el operar desde la primera entrevista y observar la respuesta.
Algunas de estas críticas responden a posturas teóricas que sustentan una particular concepción del
hombre, así como distintas teorías de la enfermedad y la curación.
Proponen en consecuencia objetivos terapéuticos de los que se desprenden modalidades evaluativas
disímiles. El fin de la evaluación implica trazar una estrategia de las tácticas y técnicas a utilizar dentro
de la terapia privilegiada por cada teoría.
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Un examen de los modos en que el sujeto se enfrenta al conflicto intrapsíquico y a las demandas de la
realidad.
Psicodiagnóstico: En tanto parte integral de un proceso de resolución de problemas deja más lugar
a la creatividad del psicólogo para trazar en cada caso la estrategia para el mejor abordaje y decidir la
inclusión o no de técnicas de acuerdo con las necesidades específicas, con lo que se revaloriza el rol
clínico del psicólogo.
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T. P. N° 2: EL DIAGNÓSTICO ESTRUCTURAL
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La Clarificación: se refiere a la exploración con el paciente de todos los elementos de la información
que él ha proporcionado, que son: vagos, poco claros, desconcertantes, contradictorios o incompletos.
La Confrontación, el segundo paso en el proceso de la entrevista, presenta al paciente las pareas de
información que parecen contradictorias o incongruentes. La confrontación significa señalarle al
paciente aquellos aspectos de la interacción que parecen indicar la presencia de: Un funcionamiento
conflictivo y la presencia de: operaciones defensivas, representaciones contradictorias de sí mismo y
de los objetos y una reducida conciencia de realidad.
La interpretación, (en contraste con la confrontación), establece lazos entre: el material consciente
y preconsciente y las funciones o motivaciones inconscientes del aquí y ahora asumidas o bajo
hipótesis. La interpretación se centra: en las ansiedades subyacentes y en los conflictos activados.
La confrontación conjunta y reorganiza lo que se ha observado, la interpretación añade al material
una dimensión hipotética de causalidad y profundidad. Todas estas modalidades de técnica se aplican
en la interpretación de la transferencia.-
Se resume a continuación las características clínicas de la organización límite de la personalidad
que surgen durante la entrevista estructural.
Características estructurales de la organización límite de la personalidad.
A.- Los siguientes síntomas son particularmente importantes:
1.- Ansiedad.-
2.- Neurosis polisintomáticas: fobias múltiples, síntomas obsesivos-compulsivos, síntomas de
conversión, reacciones disociativas, tendencias paranoides.
3.- Tendencias sexuales polimorfas: en tanto más caóticas y múltiples las fantasías y acciones
perversas.-
Y más inestables las relaciones objetales conectadas con estas interacciones, tanto más debiera
considerarse la presencia de una organización límite de la personalidad.
4.- Estructuras de personalidad psicótica.
5.- Neurosis y adicciones por impulso.
6.- Trastornos de carácter de menor nivel.
Es una información inicial importante una historia que comprenda la sintomatología y
peculiaridades de las interacciones interpersonales, con todos los pacientes en quienes ha de evaluarse
el diagnóstico de la organización límite de la personalidad.
B.- Carencia de una identidad integrada: síndrome de difusión de la identidad.
Clínicamente, la difusión de identidad se representa por un concepto pobremente integrado del sí
mismo y de otros significantes. En cuanto al diagnóstico, la difusión de identidad aparece en la
incapacidad del paciente para transmitir a un entrevistador interacciones significativas con otros.
Teóricamente:
1.- En la organización límite de la personalidad hay suficiente diferenciación de las representaciones
del sí mismo y de las representaciones de objetos para permitir el mantenimiento de las fronteras del
yo.
En las estructuras psicóticas, en contraste, está presente una refusión regresiva o falta de
diferenciación de las representaciones del sí mismo y de los objetos.
2.- En contraste con la estructura neurótica: las imágenes del sí mismo han sido integradas en un sí
mismo comprensivo y donde las imágenes buenas y malas de los otros pueden integrarse en conceptos
comprensivos de los demás,
En la organización límite, dicha integración falla, y en tanto las representaciones del sí mismo como
de los objetos permanecen como representaciones afectivo-cognoscitivas del sí mismo y de los otros,
múltiples y contradictorias.
3.- Esta falta de integración de los aspectos buenos y malos se debe a la predominancia de una
agresión grave temprana activada en estos pacientes. La disociación de las representaciones protege al
amor y la bondad de la contaminación por el odio y la maldad predominantes.
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En la entrevista estructural la difusión de la identidad se refleja: en una historia enormemente
contradictoria, o en una alteración, entre estados emocionales que implican tal comportamiento
contradictorio, y la percepción contradictoria del sí mismo, de modo que el entrevistador encuentra
muy difícil ver al paciente como un ser humano “total”. En la organización límite de la personalidad
lo que no está integrado es: la visión interna del sí mismo y de los demás.
La difusión de la identidad también se refleja en las descripciones de las personas significativas en
la vida del paciente, y que no permiten al entrevistador integrarlas en una imagen clara de ellas.
Con estilo me refiero a una forma o tipo de funcionamiento que es identificable en un individuo, a
través de una gama de actos específicos. Los estilos son modos de funcionar. Habla de cuatro estilos:
el obsesivo-compulsivo, histérico, impulsivo y paranoide. Estilo: forma, modo de funcionamiento
como el decir, el pensamiento, el percibir, el emocionarse, los modos en que un sujeto hace esto.
Pertenece, identifica a una estructura. Estas formas de funcionamiento determinan el síntoma, los
mecanismos de defensa y el rasgo adaptativo. “Uno siente que la naturaleza del síntoma se adecua a
las actividades, inclinaciones y rechazos que constituye su base o antecedente”. El psicoanálisis en su
origen considera el contenido del síntoma más no su funcionamiento.
En los primeros estudios psicoanalíticos respecto del carácter se preocupaban más en la relación de
este con sus representaciones instintivas. En relación al concepto de carácter cita a Reich, para quien
el carácter surge a partir de un conflicto instintivo infantil y cumple funciones defensivas, ya que
amarra los impulsos en formas estables, les limita la flexibilidad.
Así Reich no da el paso de concebir formas generales con una existencia estable independiente de
requerimientos defensivos o conflictos instintivos. Cita como sucesores de Reich, a Hartmann, Erikson
y Klein, quienes contribuyeron a una concepción de modos generales y estables de funcionamiento.
Destaca a Klein, quien plantea que tendencias cognoscitivas estables determinan cómo una
necesidad influye en el conjunto de la personalidad. La disposición de esas tendencias constituyen el
estilo cognitivo. Bien, Freud enseña que los síntomas tienen sentido y éste se lo establece rastreando
tras él la tendencia pulsional reprimida.
Para Shapiro el conocimiento de las formas estables de funcionamiento de un sujeto también da
sentido a las manifestaciones del mismo. Todo comportamiento surge de un esquema mental
determinado (ejemplo: indio ante la sequía hace la danza de la lluvia y el campesino puede o no hacer
nada o rezar). Así que el esquema mental determina el comportamiento.
Plantea que un estilo es el responsable de la transformación de los impulsos instintivos o de los
estímulos externos en la experiencia subjetiva conciente, la conducta manifiesta o el síntoma evidente.
Así, solo cuando comprendemos el estilo y la tendencia general de la mente y el interés del individuo,
podemos reconstruir el significado subjetivo del contenido de un detalle de conducta o pensamiento.
Determinado tipo de funcionamiento tiene una “actividad” que hace al mantenimiento del mismo.
Es decir que en un sujeto neurótico, su modo de ser y la forma en que ve las cosas lo llevan a sentir,
pensar y hacer cosas que continúen la experiencia neurótica y sean indispensables para la misma.
De acuerdo al esquema mental que posea, el sujeto no puede hacer otra cosa más que lo que hace.
Así el estilo es determinante. Así la persona no sufre de neurosis, como se sufre de un resfrío, sino que
participa activamente en la misma, funciona activamente y de acuerdo con ella. Su estilo, formado
históricamente, constituye una parte integrante de ese modo de funcionamiento neurótico y mueven al
neurótico a pensar, sentir y actuar en formas que le son indispensables.
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TP 3: LAS ENTREVISTAS EN EL PROCESO PSICODIAGNOSTICO.
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En Psicodiagnóstico se elige la semidirigida, se comienza por una entrevista dirigida
(presentación, explicitación del encuadre y datos de filiación) prosiguiendo por una técnica libre y
por último emplear nuevamente la técnica dirigida para completar la información necesaria en la que
se irá preguntando sobre las distintas áreas de la vida del sujeto.
En el modelo de entrevista de Psicodiagnóstico se puede hablar de tres momentos:
Apertura: Presentación del entrevistador y el entrevistado y el relevamiento de los datos de filiación.
Desarrollo: El entrevistado brinda la información y el entrevistador realiza las preguntas que
considera necesarias.
Cierre: se fijan las pautas a seguir en las próximas entrevistas.
La entrevista es siempre un fenómeno grupal, el campo es de dos personas reales (o más) y una
multitud de personas imaginarias, aludiendo al hecho presente en la experiencia subjetiva de vínculos
interiorizados afectando fantasmáticamente el campo manifiesto.
Encuadre: La explicación al sujeto de las distintas fases que comprende el proceso se llama
encuadre del proceso Psicodiagnóstico. Además, el encuadre consiste en la transformación de cierto
número de variables en constantes. Funciona así como una especie de estandarización de la situación
psicodiagnóstica que se ofrece al consultante. La implantación de estas normas estabiliza la situación
y proporciona información a través del uso que el consultante hace de ellas.
Por ello es muy importante el diseño del encuadre para poder evaluar las modificaciones que
introduce en él la personalidad del consultante. El encuadre implica un cierto artificio técnico y opera
como marco de referencia que permite al entrevistador inferir los significados que subyacen en la
conducta del entrevistado.
Encuadrar una entrevista significa establecer parámetros de los cuales se destacan los roles, el
tiempo y el lugar en el que la misma se desarrollará. El modo en que el sujeto acepte o no esto dará
cuenta de un aspecto importante de su personalidad.
En la entrevista se configura un campo, el cual debe ser establecido y estructurado mayormente
por el entrevistado. El entrevistador también forma parte del campo y hay que tener en cuenta que
siempre en cierta medida condiciona los fenómenos que va a registrar. No hay una observación pura,
toda observación implica ya una interpretación del hecho observado. El entrevistador interviene
formulando preguntas, respondiendo aquellas que considere pertinentes, o haciendo algún tipo de
señalamiento.
El entrevistador fija un encuadre, este es lo constante e invariable, y el entrevistado configura
libremente la situación, este es el aspecto dinámico de la entrevista. Se entiende entonces que lo que
varía en una entrevista dependerá de las características personales del sujeto.
Mannoni considera aquello que constituye la especificidad del psicoanalista es su receptividad, su
escucha. Lo cual no implica una pasividad del entrevistador, ya que ella debe permitir e incluir la
intervención. El entrevistador es un observador participante, dado que su rol modifica por su sola
presencia, el campo de observación, debe ser consciente de esa participación ya que las variables que
introduce dependen de su propia personalidad y afectan a otra personalidad.
Este conjunto de etapas más la confección del informe constituyen el proceso psicodiagnóstico. Se
llama preentrevista al registro de los sucesos previos a la entrevista inicial.
La situación de test tiene una estructura psicológica compleja. El consultante trae esperanzas,
miedos, exigencias, suposiciones y expectativas reales o imaginadas, que llamamos definición
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subjetiva, que él hace de las situaciones de test y que ejerce una intensa influencia en el desempeño
de las pruebas.
Nuestra primera tarea será hacernos cargo de la existencia de esta definición subjetiva, que puede
ser conocida en parte, pero no del todo por él y para ello debemos realizar el esclarecimiento a través
de una nueva definición objetiva conjunta de la situación de test, de nuestros objetivos y propósitos,
modos de hacerlo, etc., a partir de lo cual va a dar lugar al contrato.
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marcha el proceso psicodiagnóstico y en el recorte de una motivación personal en nuestros sujetos, en
términos de desciframiento de preguntas.
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Al final del trabajo reaparecerán aspectos con predominio paranoide como en el comienzo. Una
mezcla adecuada de ingredientes de ansiedad de abordaje y de ansiedad de mantenimiento habrá de
dar particular forma de ansiedad que, dado el predominio ligeramente confusional, se denomina
“ansiedad de separación”.
-Entrevista a adultos:
Hay una serie de datos que no puede faltar en una entrevista semidirigida ya que aportan
información sobre la identidad del sujeto, sobre aspectos adaptativos y/o conflictivos. Los datos
aportados por el entrevistado permitirán efectuar inferencias de segundo nivel acerca de las
características psicológicas y psico-sociales del sujeto.
1. Datos de filiación
2. Relaciones familiares actuales
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3. Relaciones familiares de origen, datos significativos de la infancia
4. Relaciones interpersonales
5. Sexualidad
6. Estudios
7. Trabajo
8. Utilización del tiempo libre
-Entrevista a Padres:
Es importante entrevistar a ambos padres, porque es común q cada uno aporte una visión diferente.
Además se puede inferir identificaciones del niño con características de uno y otro, y evaluar el vínculo
de cada uno con el hijo.
Datos a obtener
1. Motivo de consulta
2. Historia del niño
3. como se desarrolla un día en su vida diaria, un domingo y el día de su cumpleaños
4. como es la relación de los padres, entre ellos, con sus hijos, y con el medio familiar inmediato.
Es importante además poder establecer
1. Quienes consultan: ambos padres o uno solo, como se dieron cuenta del problema.
2. Cuándo consultan
3. Motivos por los que consultan
4. Detectar si es realmente un síntoma
A. Entrevista de psicodiagnóstico.
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2. En la entrevista libre el entrevistador tiene amplia libertad para intervenir o preguntar entendiendo
que “esta libertad reside en una flexibilidad suficiente como para permitir que el entrevistado configure
el campo de la entrevista, según su estructura lógica particular”.
3. Para Lunazzi la entrevista semi/dirigida es característica del proceso psicodiagnóstico y comparte
elementos tanto de la entrevista dirigida como de la libre. La entrevista es siempre un fenómeno grupal
pues el campo es de dos personas reales y una multitud de personas imaginarias. La entrevista
psicodiagnóstica intenta el estudio del comportamiento total del sujeto en todo el curso de la relación
establecida y debe usar ese conocimiento para formularse hipótesis interpretativas.
El registro completo del comportamiento total del sujeto en el curso de la entrevista, implica un
intenso investimiento emocional e intelectual para hacerse cargo de cuanto está manifestándose de
modo de incluirlo en un abordaje del caso. En la entrevista tenemos configurado “un campo” lo cual
significa que entre los participantes se estructura una relación de la cual depende todo lo que en ella
acontece.
El entrevistador debe permitir que el campo de la relación interpersonal sea predominantemente
establecido y configurado por el consultante. La escucha será su instrumento. No hay observación pura
en ningún sentido, toda observación implica una interpretación del hecho observado. La máxima
objetividad se alcanza incluyendo al observador como una de las variables que condiciona el
fenómeno que se está observando. La manera óptima de proceder consiste en una disociación
instrumental que significa que el entrevistador debe entrar en la situación, comprometerse en lo que
le pasa al consultante pero a la vez debe salir de ella para no perder su actitud de experto, para poder
continuar con su papel de observador.
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Las entrevistas utilizadas en el proceso psicodiagnóstico son: Pre-entrevista: registro de los nexos
previos a la entrevista inicial (llamada por teléfono); Inicial; De administración de pruebas; De
devolución.
Este conjunto de etapas más la “confección del informe” constituyen el proceso psicodiagnóstico.
A. El encuadre.
Es la explicación al sujeto de las diferentes fases que comprende el proceso. También consiste en
la transformación de cierto número de variables en constantes. Funciona así como una especie de
estandarización de la situación de psicodiagnóstico que se ofrece al consultante. El consultante trae
miedos, esperanzas, exigencias que podríamos llamar definición subjetiva que él hace de la situación
de test y que ejerce una intensa influencia en el desempeño de las pruebas.
Nuestra primera tarea (principal objetivo de la entrevista inicial) será hacernos cargo de esta
definición subjetiva, privada. Debemos realizar una nueva definición conjunta de la situación de test,
de nuestros objetivos.
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importante dentro de los test gráficos diferentes consignas, comenzando con la más conocida y
estructurada: Bender, H.T.P., Dibujo de un animal y al final Dibujo libre o familia kinética.
Luego continuar la administración con una prueba de inteligencia: Weschler o Terman. Luego se
administran los test verbales: Desiderativo. Para el final se dejan los temáticos (verbales con
estimulación visual): Rorschach.-TAT, Phillipson (o T.R.O).
A través de la secuencia de los test gráficos podemos apreciar que se producen cambios en la
organización defensiva, pues ellos reflejan los aspectos más estables de la personalidad, los más
difíciles de modificar. Luego se puede comparar la producción del sujeto en los diferentes gráficos.
También es importante comparar gráficos y verbalizaciones espontáneas y correlacionarlas con las
técnicas verbales (desiderativo) y con las verbales que utilizan estímulo visual.
D- entrevista de devolución.
La entrevista de devolución es un componente explicitado en el encuadre que afecta como constante
a los resultados, ya que el sujeto trabaja en el proceso psicodiagnóstico motivado con expectativa de
respuesta. Es necesario diferenciarla del informe (consiste en los resultados escritos) que en forma de
respuesta, generalmente, con términos técnicos se contesta a quien ha derivado el estudio.
La entrevista de devolución es el espacio jerarquizado dentro del psicodiagnóstico tanto para
articular la promoción de cambios como para facilitar la experiencia al sujeto de un vínculo dentro
del cual poder interrogarse acerca de sí mismo. Cabe destacar que no existe diagnóstico absoluto y
cristalizado sino tan solo perspectivas válidas en tanto proporcionan una interpretación coherente y
significativa del sujeto de estudio. Interpretación que es construida por el investigador con sus códigos
teóricos, los instrumentos de observación y con las deformaciones propias de su subjetividad.
La entrevista de devolución es un proceso que se inicia desde la “primera entrevista” cuando
trabajamos para esclarecer las preguntas latentes y manifiestas en la demanda que pone en marcha el
proceso diagnóstico. No hablamos de una devolución pormenorizada de conflictos, defensas y
explicaciones, lo que sí podemos hacer es crear bases para los tratamientos promoviendo, a través del
encuentro psicodiagnóstico, la posibilidad de posicionarse de diferente manera frente a los síntomas
que motivaron la demanda. El acontecimiento psicodiagnóstico se enriquece si recogemos preguntas
concretas al comienzo, como si preferiblemente, luego de las entrevistas de administración de test, en
una entrevista de predevolución, en la cual se repasa con los sujetos el material producido.- “Ahora
mire sus gráficos: ¿Cómo le impresionan estas figuras? No tome en cuenta que usted lo hizo ¿Qué le
comunica este árbol?
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pautas que éste ha establecido en el curso del desarrollo especialmente en la relación interpersonal con
su medio familiar”.
En la contratransferencia se incluyen los fenómenos que aparecen en el entrevistador y éste debe
registrarlo como emergentes de la situación presente, por lo tanto: a la observación en la entrevista se
le agrega también la autoobservación.
Transferencia y contratransferencia son fenómenos que aparecen en toda relación interpersonal. Sin
embargo, la diferencia en la entrevista, es que en ésta deben ser utilizados como instrumentos técnicos
de observación y comprensión. (Leer Schafer: “Dinámicas interpersonales en la situación de test”).
Ansiedad en la entrevista.
La ansiedad constituye un índice en el curso de la entrevista y debe ser atentamente seguida por el
entrevistador, tanto la que aparece en él mismo, como la que aparece en el consultante.
Durante la entrevista se incrementa la ansiedad y los mecanismos defensivos del consultante porque
lo desconocido que enfrenta es la situación externa nueva y el peligro de lo que desconoce de su propia
personalidad.
Según Rolla:
1. “Ansiedad de descubrimiento”. En los comienzos de la entrevista: prevalece un particular tipo de
ansiedad de predominio paranoide o persecutorio sobre todo al psicólogo para descubrir quién es y
como es.
2. “Ansiedad de mantenimiento”. Está relacionado con el logro del establecimiento y luego con el
mantenimiento de la vinculación. Es básicamente el temor a la pérdida o ruptura del vínculo y por ende
la necesidad percibida como de cuidar al objeto.
3. “Ansiedad de separación”. Hacia el final del trabajo reaparecerán aspectos con predominio
paranoide como en el comienzo. Esta es una ansiedad donde predominan aspectos de índole
confusional.
Se describen las ansiedades típicas cuyo quantum y diferenciación permitirá reconocer las
diferencias subjetivas. El interjuego de ansiedades y reacciones transferenciales y
contratransferenciales tejerá la trama de dinámica única.
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1. La presencia de un referente externo o pantalla, cuando trabajamos en evaluación. En la práctica
del psicodiagnóstico, los psicólogos contamos con cierto grado de estandarización de las técnicas.
2. El proceso psicodiagnóstico le facilitará al paciente una pantalla mediadora (entendida como
espacio transicional) donde reflejarse y a veces, reconocerse, a través de las distintas técnicas,
expresar, hacer manifiestos y observables, aspectos disímiles de sí mismo.
3. El proceso psicodiagnóstico ofrecerá al psicólogo una pantalla a través de la cual podrá acceder
a la organización y funcionamiento de los procesos mentales. Podrá, escudado en esta pantalla, tomar
contacto con situaciones humanas intrapsíquicas de intenso sufrimiento y emerger en cierto modo,
indemne.
El psicólogo no debe quedarse tras la pantalla. Es la situación psicodiagnóstica una oportunidad
privilegiada para desarrollar una experiencia de comunicación interpersonal. Allí el psicólogo será
el promotor de cambios saludables (por ejemplo: que el sujeto se posicione de otra manera frente al
síntoma). Tiene valor psicoterapéutico toda experiencia proyectiva-introyectiva que aumente la
comprensión del sujeto acerca de sí mismo. El proceso psicodiagnóstico debe convertirse en un espacio
a partir del cual estimular el deseo de interrogarse sobre sí mismo. Apuntamos a favorecer procesos de
mentalización.
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TP 4: DINAMICAS INTERPERSONALES EN LA SITUACION DE EVALUACION.
La situación de test tiene una estructura psicológica compleja. El paciente no puede sino traer
muchas esperanzas, miedos, exigencias, suposiciones y expectativas a la situación de test. El
examinador también trae miedos, esperanzas, suposiciones, exigencias y expectativas a la situación
de test. Y por consiguiente, también responde a la realidad y a la fantasía de esta situación.
Una intrincada relación interpersonal con aspectos reales o no, se dan durante la situación de test.
Esta relación debe ser considerada como inevitable. Sólo la mancha de tinta o la ilustración de un niño
y un violín no definen totalmente la situación estímulo existente en ese momento. Hay muchos otros
estímulos más o menos incontrolables pero más o menos identificables en esa situación. Hay
significados situacionales e interpersonales más amplios que invaden al simple estímulo del test.
22
realidad. Más grave aún es cuando el examinador toma su tarea como la puerta de entrada para empezar
su entrenamiento como terapeuta. La tarea del test es sentida como secundaria a su carrera clínica.
Otro tipo de desvalorización de los exámenes psicológicos es la situación que se presenta en los
hospitales y otros establecimientos. Ante la imposibilidad de continuar el caso o la discusión con otros
profesionales, el examinador siente la inutilidad de sus informes. En estas circunstancias la autoestima
profesional es muy difícil.
Tanto la sobrevaloración como la desvalorización de los test psicológicos y su trabajo por parte de
psiquiatras o de los examinadores mismos pueden imponer exigencias extras y vanas para el
examinador y a través de él al paciente. Ante esta conclusión surgen dos preguntas:
1) ¿En qué forma estas exigencias y problemas profesionales serán recibidos por el paciente?
2) ¿Cuáles serán las consecuencias?
El Examinador quiere Respuestas. Hay pacientes que por sus características depresivas,
paranoides o negativistas dan muy pocas respuestas en número y pobres en contenido. En este y otros
contextos cada examinador debe manejar su ansiedad y la del paciente de acuerdo a su manera
personal. El problema de las pocas respuestas reside en gran parte en la presunción del examinador
que solamente es el contenido el que importa. Las defensas rígidas o las bases psicopatológicas de la
pobreza de respuestas constituyen un descubrimiento de gran importancia para toda la evaluación
psicológica. De allí la importancia de ver qué defensas se ponen en juego cuando hay respuestas
pobres. Es muy común que en los examinadores que recién se inician, tratan por todos los medios de
transformar respuestas simples en interpretaciones ricas en contenido.
Quiere Respuestas Que Pueda Clasificar. El examinador recibe a menudo material difuso, vago,
evasivo o sobreabundante para clasificar. La vaguedad y la evasividad en las respuestas las
encontramos en pacientes con baja tolerancia a la ansiedad, la fluidez en contextos esquizofrénicos,
Sobreproducción en contextos obsesivos y pedantes. Es importante recordar que la evasividad,
vaguedad y fluidez y pedantería en las respuestas expresan estructuras de personalidad y cuadros
patológicos.
Quiere Franqueza. El paciente no puede dar respuestas. Los aspectos defensivos de esta retención,
particularmente los aspectos paranoides y obsesivos deben ser reconocidos como datos relevantes.
No hay que ejercer más presión sobre el paciente que la necesaria para probar la rigidez de sus
defensas. La retención de respuestas puede corresponder a otro cuadro diagnóstico: el de la psicosis.
En estos casos el examinador deberá interrogar para comprobar la autocrítica del paciente ante las
respuestas bizarras. Resumiendo, estas fluctuaciones en la producción deben ser tomadas como objeto
de diagnóstico y no ser interpretadas como una interrupción de la comunicación.
Quiere Hacer Un Buen Registro De Las verbalizaciones. Un análisis cuidadoso de las
verbalizaciones es crucial para el entendimiento del paciente. Muchos pacientes hablan mucho o muy
rápido. Si esto persiste a pesar de las intervenciones del examinador, expresa narcisismo, provocación
de parte del paciente. Es muy difícil manejar tales situaciones. Se puede perder material valioso. La
pérdida de este material puede originar la ansiedad y el resentimiento en el examinador. En estos casos
el examinador debe sentirse libre para interrumpir el test y señalar al paciente el problema. El paciente
que hable en voz baja presenta los mismos problemas. Todas estas variaciones no deben ser ignoradas
para la interpretación.
Quiere Mantener La Administración estandarizada Del Test. Esta es una situación ideal que debe
ser procurada con pacientes cooperadores. Una administración estandarizada es deseable en la
medida que estable un marco referencial para la comparación interpersonal, las cuales son tan
importantes para la interpretación del test.
Un paciente es cooperador cuando él acepta la situación de test. Los pacientes pueden presentar
infinitos modos de reacción no estandarizados. La intervención del examinador en estos casos es obvia.
La responsabilidad del examinador en estos casos es estar seguro de lo que obtiene dentro de la
23
situación estandarizada antes de modificar su administración y anotar sus intervenciones e intentar
establecer cuáles fueron las consecuencias.
Se puede preguntar por ejemplo: ¿La ayuda en tal lámina, alentó o no al paciente? ¿Fue la ayuda
aceptada o rechazada? ¿Después de la ayuda el paciente se pudo recuperar o no?
Las respuestas a estas preguntas pueden enriquecer el material del test. Como pudimos ver el
examinador debe enfrentar y manejar una serie de stress en las distintas situaciones en que se requieren
sus servicios. La manera como el examinador y el paciente manejan las ansiedades y resentimientos
influenciará significativamente: en la situación de test y en la eficiencia del informe final.
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El examinador puede optar por varias actitudes. Frente al paciente se puede manifestar distante y
sin interés. Otra puede ser la de tomar al paciente como objeto de interés teórico y de investigación.
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desagradable. El paciente con sus estrategias defensivas evitará situaciones que lo amenazan. Este
aumento de defensa no interfiere en los test, al contrario, los enriquece. En este sentido la situación de
test contribuye enormemente a la comprensión de las defensas del paciente.
Los Peligros De La Autoconfrontación. El hacer test representa y es sentido por el paciente como
un asalto a sus defensas. Anticipando que puede tener que confrontarse con sus aspectos más
rechazados y quizás reprimidos, responde con ansiedad y es forzado a una situación sutilmente
ambivalente: en la medida que hay partes sanas que desean curarse, el paciente querrá cooperar
respondiendo completa y ampliamente a todo lo que se le presenta. Por otro lado por sus ansiedades
neuróticas y por sus necesidades masoquistas de sufrir, se resistirá a ayudarse.
Tentaciones Regresivas. Pedir y recibir ayuda es difícil y doloroso para los pacientes. Por lo general
el paciente se siente derrotado en sus esfuerzos para encontrar él mismo una solución. Entonces regresa
a una posición pasiva y desamparada y exige que una figura real o fantaseada lo salve. Pero al mismo
tiempo tiene resistencias. Entonces necesita defenderse de estos impulsos regresivos, negando o
alejándose en una actitud arrogante, rebelde e inflexible.
Los Peligros De Libertad. La carencia de reglas también impone de alguna manera una exigencia,
en el sentido que presiona sobre el paciente una obligación que es: tomar todas las decisiones de todo
lo que tiene que hacer y expresar y qué tiene que inhibir. Por otro lado, el paciente no sólo teme, se
resiente y escapa de la libertad, sino que reacciona en forma similar ante las exigencias y reglas
estructuradas.
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T .P. N°5: EL JUICIO CLÍNICO. SALUD Y ENFERMEDAD
El principal objetivo del psicólogo es el estudio de la personalidad. Para llevar adelante este
estudio el psicólogo requiere de un marco teórico y de recursos técnicos. Entre los recursos técnicos
utilizados por el clínico, las técnicas proyectivas se tratan de materiales poco estructurados, por sí
solos no brindan más que datos, y estos datos sólo cobran sentido cuando son analizados e
interpretados por el psicólogo.
Es precisamente en este punto donde aparece el tema central, el tema de la elaboración de juicios
clínicos. Schafer plantea que en los intentos de integración de datos clínicos es quizás donde adquiere
una importancia central el talento y el background del psicólogo.
Podríamos caracterizar al juicio clínico como: los pasos a seguir en la elaboración de hipótesis
diagnósticas. Descriptivamente, un juicio clínico es un proceso de transformación de datos. El
psicólogo, en la situación clínica, intenta llegar a la comprensión de otra persona, comprensión que
lo lleva a atribuir sentido a la conducta de esa persona. Para ello: selecciona, jerarquiza, ordena,
compara, relaciona, busca recurrencias, integra, intenta en definitiva que su hipótesis esté sustentada
por la reiteración de datos similares que la refuercen o por la convergencia de datos que le den
coherencia.
En la elaboración de los juicios clínicos podemos reconocer por lo menos la incidencia de tres
variantes:
1.- El modelo teórico que el psicólogo maneja circunscribe la naturaleza de los problemas que va
a abordar y el tipo de juicio clínico que va a formular. Con la teoría elegirá determinados test, guiará
la selección y jerarquización de los indicios relevantes en el análisis de dicho material y también guiará
las conclusiones que de él obtenga.
Holt plantea que el proceso diagnóstico comienza con la identificación de variables en el material
clínico a través de un proceso empático y de inferencia primaria. La base de la inferencia primaria
puede ser empírica, basada en la experiencia o en un estudio estadístico. El clínico en un segundo
momento que Holt denomina de inferencia secundaria elabora su descripción y evaluación
psicodiagnóstica. La utilización de la teoría psicoanalítica como modelo en el proceso psicodiagnóstico
y psicoterapéutico confiere un papel hegemónico a la inferencia y a la interpretación para acceder al
conocimiento de los procesos internos que subyacen a las conductas manifiestas. Para el psicoanálisis
interpretar es ir del texto manifiesto al texto latente, traducir, recorrer el camino de lo significante a
sus significados.
2.- Cuanto mayor sea el entrenamiento y la experiencia del psicólogo que analiza un material
clínico, mayor será su posibilidad de abordaje de dicho material con eficacia y obtener información
más rica.
El manejo interpretativo descansa fundamentalmente en la habilidad del psicólogo para encontrar e
integrar indicios significativos.
3. La apertura del clínico a su propia y discriminada experiencia interna, su capacidad de empatía,
el manejo de la contratransferencia y su sensibilidad para captar en el material clínico indicios
sugerentes, son factores relevantes en su habilidad para hacer juicios acerca de la experiencia interna
de otros.
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LUNAZZI, H. LECTURA DEL PSICODIAGNÓSTICO.
Normalidad/normatividad.
La normalidad en términos numéricos es el porcentaje mayoritario de ciertos comportamientos o
puntos de vista, constituyendo un lugar discriminatorio para las minorías. La normalidad se enfoca
en relación con los demás, es un ideal o regla. La anormalidad muchas veces se equipara con
enfermedad.
Nina Rausch se pregunta qué sentido tiene el término normalidad, si tiene un sentido de media como
la referencia estadística que se asimila al mayor número, también si tiene un sentido de organización
ideal.
Wolf habla de tres tipos de normalidad: la estadística, la normativa, la clínica.
1. El concepto estadístico nos dice que una persona es normal cuando esta próxima a la tendencia
de un grupo típico de individuos. No nos sirve, porque hay enfermedades como el sarampión que se
dan en la mayoría; y hay fenómenos como el virtualismo que están por fuera del término medio y no
por ello pueden considerarse enfermedad. Este concepto equipararía la mediocridad con la
normalidad y la conducta superior con la anormalidad. En psicodiagnóstico la información estadística
queda en suspenso pues nos posicionamos en la subjetividad.
2. El concepto normativo considera que es normal aquella persona que cumple con las reglas
éticas, las normas del grupo al que pertenece, se muestra asimilada a las expectativas de conductas
habituales de su grupo de pertenencia. Aquí normalidad se confundiría con el mejor ajuste adaptativo.
No debemos confundir ajuste con adaptación porque confundiremos adaptación con un criterio de
conformismo social. La adaptación se realiza entre dos tipos de equilibrios: el equilibrio interno
(homeostasis) y el equilibrio externo. Para Piaget la adaptación es el equilibrio entre asimilación y
acomodación. El error en este criterio es que quedaría: Adaptación, conformismo= salud;
Inadaptación, inconformismo= enfermedad. El criterio de normalidad ética o normativa no nos sirve
porque aparecen como no éticos y anormales sujetos lo suficientemente sanos como para cuestionar
y transformar su medio, o muy “normales” sujetos que han hipotecado sus recursos
fantasmáticos/energéticos en pro del ideal social.
3. El concepto clínico concibe la salud y enfermedad no como expresiones de dicotomías
irreconciliables, sino como puntos dentro de un continuum (ya no dicotómicos). El punto extremo de
anormalidad del continuum es representado por aquel sujeto que no puede gobernarse a sí mismo
poniendo en peligro su vida y la de los demás. En el otro extremo, como normal, el amor por la vida y
el cuidado.
En la clínica para organizar nociones diferenciales introducimos cuestiones de: goce, libertad,
permanencia, sublimación versus rigidez, sufrimiento, inestabilidad, regresión. Se tienen en cuenta
diferencias de orden cuantitativo y no cualitativo. No existe una entidad llamada anormalidad o
enfermedad sino manifestaciones extremas de reacciones que se observan también en individuos
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normales. Así operaría un borramiento de la norma para reconocer a la enfermedad como graduación
dentro de un continuo. El término normal es un término equívoco porque liga lo habitual con lo ideal.
Rausch es quien propuso sustituir el término normalidad por normatividad, expresando esta última
la polaridad dinámica de la vida: “el hombre normativo es capaz de utilizar nuevas normas en función
de las fluctuaciones de sus requerimientos externos e internos”. No habría entonces conducta normal,
sino normativa.
Salud
Retomando lo mencionado en relación con la normatividad la salud implicaría la noción de
equilibrio móvil, un interjuego, movilización y transformación. Experimentar conflictos es inherente
a la salud y a la vida del hombre; la salud psíquica sería la posibilidad de reorganización y
adaptaciones creativas. La patología sería entonces la cristalización, la rigidez, la dificultad de
elección de otras posibilidades ante las exigencias internas y/o externas, y no la presencia de
conflictos, generadora característica del ser humano que si es suficientemente sano, los vive, los
atraviesa y accede a nuevas propuestas conflictivas, de experiencias enriquecedoras tanto afectiva
como cognitivamente. La hipótesis central que subyace a estas afirmaciones es considerar el conflicto
como inherente al funcionamiento mental.
La salud no es, entonces, ausencia de patología, sino capacidad de desarrollo y cambios
conducentes a un crecimiento humano; estar en buen estado de salud significa poder enfermarse y
restablecerse, pasando a ser la salud mental “un estado de relativo equilibrio e integración de los
elementos conflictivos constituyentes del sujeto”, al decir de Bergeret. No equiparamos salud con
ausencia de conflicto sino salud con medios de resolución o equilibración. Pero estar sano y ser normal
no son hechos totalmente equivalentes porque la patología puede presentarse como una especie de
normalidad. Estar sano no es sólo ser normal en una situación dada sino en situaciones imprevistas, o
poder superar la norma, tolerar infracciones a la norma habitual e instituir normas nuevas.
Pensaremos la salud (Alcock) bajo la forma de libertades; para pensar con efectividad dentro de su
capacidad intelectual, para actuar (sin compulsión o inhibición exagerada), para sublimar impulsos
instintivos y conflictos inconscientes (es decir, usar conflictos inconscientes para fines constructivos
conscientemente deseados), para establecer, mantener y gozar de los vínculos humanos.
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Gozar y disponer de estas libertades configurarían las situaciones “vitales” saludables. Entonces la
salud mental pasa a pensarse en términos de libertades, como el poder inmanente al sujeto en orden a
su realización, que puede definirse como la capacidad de decidirse o de autodeterminarse. Y la
enfermedad mental pasa a ser vista en términos de esclavitud, restricción o limitación (despojada de
connotaciones estadísticas o éticas).
La patología sería la cristalización, la rigidez, la dificultad de elección de otras posibilidades. La
rigidez sería enfermedad psíquica.
Resumiendo
• Rigidez: enfermedad psíquica.- Dentro del enfoque estructural, la enfermedad o patología sería
la ruptura del entendimiento del sujeto con su estructura (cuando ésta se descompone). Puede ser que
sea un grito hacia la salud, habría ruptura del entendimiento pero no patología.
• Salud psíquica: posibilidad de reorganizaciones adaptativas y creativas.
La noción de salud será asociada a la noción de buen funcionamiento interior de un sujeto teniendo
en cuenta los datos particulares de cada individuo. Cabe destacar que más allá que tomemos grandes
nociones y marcos teóricos, cada caso es inédito y lo que nos interesará es acceder a sus principios y
especiales patrones organizativos, las constantes estructurales con que se maneja como sujeto y su
modo de configurar estructura o de no configurarla.
En nuestro dispositivo diagnóstico nos interesa subjetivizar la noción de normalidad y además,
separar diagnóstico de estructura mental de normalidad psicopatológica.
La normalidad que nos interesa es la construida por el sujeto en la historia de su vida, con respecto
a la cual uno o muchos sucesos pueden o no crear “disloques” que desorganicen esa normalidad.
Normalidad que puede ser sana o patológica así como esos disloques, “crisis”, o “descompensaciones”
puedan tener, desde una reflexión sobre lo saludable, consecuencias saludables o no. Llamaremos
normatividad a la dimensión que permite y sostiene la construcción del estilo de ser y vivir de cada
sujeto.
Normalidad será como el sujeto se entiende con su propia estructura psíquica. Su modo de
entenderse considerado posdictivamente (una reconstrucción del presente al pasado) nos permitirá
reconocer un cierto estilo de trazado que llamaremos su normatividad.
Los tests psicológicos se están volviendo cada vez más importantes en la investigación clínica. Han
sido aplicados a una amplia variedad de casos, de dos maneras principales: 1) Para establecer índices
de diagnósticos estructurales; 2) Para aclarar y delinear las diferencias de personalidad entre grupos
que han sido establecidos sobre la base de un amplio criterio clínico (alcohólicos crónicos). Esta
aplicación se propone acrecentar nuestro conocimiento de las condiciones intrapsíquicas en las cuales
pueden aparecer los fenómenos psicopatológicos.
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especialmente instructivos, porque nos aproxima al caso concreto sin impedir las comparaciones de
grupos.
2. Caracteriza a todos los miembros del grupo una tendencia de grupo establecida estadísticamente.
Es arbitrario suponer que una pauta estadísticamente significativa aprehende la esencia que define la
pertenencia al grupo.
3. El uso de una muestra amplia es deseable, pues ella compensará las diferencias individuales, que
de otro modo oscurecerían las tendencias de nuestros datos. Esta suposición parece olvidarse
completamente de la investigación clínica. Las diferencias individuales deben establecerse y
comprenderse, no cancelarse.
Resumen.
La investigación que procede tomando a las características de la personalidad y no a los diagnósticos
como criterios clínicos, a la variación individual como foco de interés junto con las tendencias de
grupo, al análisis cualitativo “ciego” antes que a la comparación clínica estadística, a las
interpretaciones como micro unidades del análisis y a las baterías de tests como macro unidades de la
investigación, parece significar una gran promesa para la investigación de la personalidad.
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T. P. N°6: LA PRÁCTICA DEL PSICODIAGNÓSTICO.
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FASE B. INTERROGATORIO.
“Vamos a verlas juntos nuevamente”. Primero, siempre repetir la respuesta tal como fue formulada
por el sujeto. En segundo lugar intervenir para indagar la entidad de la respuesta (sustantivo). Luego
continuar con preguntas basadas en palabras clave (triste, herido, etc.) En tercer lugar investigamos la
localización.
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