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CARRERA:
LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ASIGNATURA:
HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO
CUATRIMESTRE:
3°
CATEDRÁTICO:
MARIA GUADALUPE FRIAS LEÓN
ESTUDIANTE:
MADRIGAL HERNÁNDEZ MARIA DEL ROCIO
La mayoría de las ciudades pagaban impuesto una, dos o cuatro veces al año,
según la naturaleza de los productos requeridos para abastecer al imperio. Existían
los calpixques, funcionarios imperiales instalados en cada provincia, que se
encargaban, con la ayuda de los escribas, de los registros, recaudación y transporte
de los tributos. La variedad era extraordinaria, y las cantidades, considerables. Las
mercancías eran, entre otras: tejidos de algodón o de ixtle (fibra de agave, un tipo
de cactus), cereales, cacao, oro y plumas de papagayos. Si bien no existía moneda,
el guachtli y su múltiplo, la “carga” de 20 unidades, servía como patrón de referencia.
Se consideraba como “carga” aquello que permitía a un hombre vivir durante un
año.
Condiciones religiosas:
La civilización azteca fue tan poderosa y culturalmente rica que ha sido estudiada
por expertos durante siglos. Fue una sociedad cuya cultura estaba regida
principalmente por su religión. Las creencias eran tan fuertes, que se plasmaban a
través de su arte, su simbolismo e incluso su gastronomía.
Descubre más sobre la religión azteca, qué son los aztecas, cuáles fueron sus
raíces.
La religión azteca es una religión politeísta. Le rendía culto a más de una divinidad.
Algunas de las divinidades más importantes para esta cultura estaban asociadas
con ciclos solares o con la agricultura. Tenían grandes celebraciones en honor a
sus dioses, y muchas veces exigían sacrificios humanos.
Eran una de las tribus nahua. Cuando llegaron al valle de México, incorporaron
nuevas deidades a sus creencias religiosas, pero sin renunciar a sus propias
divinidades. De hecho, los dioses propios nahuas tenían mayor importancia.
Fueron adoptando creencias a medida que conquistaban nuevas naciones. En
algún punto, crearon historias que unían las creencias antiguas y las nuevas, y las
agregaban a su propia religión.
Las ofrendas variaban de acuerdo con la deidad a la que se ofrecía. En la mayor
parte de los casos, se realizaban sacrificios humanos o que incluían sangre como
ofrendas.
En la religión méxica existía la creencia de que el sol moría pasada una cierta
cantidad de años. Para permitir su renacimiento, los dioses realizaban sacrificios y
llevaban una lucha en la que perdían gran cantidad de energía. Los sacrificios de
los devotos incluían sangre para que los dioses pudieran tomarla y recuperar así las
energías perdidas.
Algunos de los sacrificios debían de ser voluntarios. En otros casos, se sacrificaban
a los prisioneros. Otra de las prácticas era la realización de tzompantli como ofrenda
a algunos dioses. Para ello, decapitaban a las personas sacrificadas y reducían sus
cabezas a calaveras. Abrieron agujeros a los lados de los cráneos y los unían con
un poste de madera.
HERNÁN CORTÉS
(Medellín, Badajoz, 1485 - Castilleja de la Cuesta,
Sevilla, 1547) Conquistador español de México. Pocas
veces la historia ha atribuido al brío y determinación de
un solo hombre la conquista de un vasto territorio; en
esta reducida lista se halla Hernán Cortés, que siempre
prefirió quemar sus naves a retroceder. Con escasos
medios, sin apenas más apoyo que su inteligencia y su
intuición militar y diplomática, logró en sólo dos años
reducir al dominio español el esplendoroso Imperio
azteca, poblado, según estimaciones, por unos quince
millones de habitantes.
Es cierto que diversas circunstancias favorables lo
acompañaron, y que, llevado por la ambición y la sed
de honores y riquezas, cometió abusos y violencias, al igual que otros
conquistadores. Pero, de todos ellos, Cortés fue el capitán más culto y más capaz,
y aunque ello no sirva de atenuante, lo impulsó también un gran fervor religioso; su
conciencia moral llegó a plantearle si era lícito esclavizar a los indios, una duda
insólita en los albores del proceso colonizador que siguió al descubrimiento de
América.
Biografía
Procedente de una familia de hidalgos de Extremadura, Hernán Cortés estudió
brevemente en la Universidad de Salamanca. En 1504 pasó a las Indias, recién
descubiertas por Cristóbal Colón, y se estableció como escribano y terrateniente en
La Española (Santo Domingo). En 1511 participó en la expedición a Cuba como
secretario del gobernador Diego Velázquez de Cuéllar, con quien emparentó al
casarse con su cuñada; Velázquez le nombró alcalde de la nueva ciudad de
Santiago. En 1518 Diego Velázquez puso a Hernán Cortés al mando de una
expedición a Yucatán; sin embargo, el gobernador desconfiaba de Cortés, a quien
ya había encarcelado en una ocasión acusado de conspiración, y decidió relevarle
del encargo antes de partir.
Advertido Cortés, aceleró su marcha y se hizo a la mar en 1519, antes de recibir la
notificación. Con once barcos, unos seiscientos hombres, dieciséis caballos y
catorce piezas de artillería, Hernán Cortés navegó desde Santiago de Cuba a
Cozumel y Tabasco; derrotó a los mayas allí establecidos y recibió (entre otros
regalos) a la india doña Marina, también llamada Malinche, que le serviría como
amante, consejera e intérprete durante toda la campaña. Desobedeciendo órdenes
expresas del gobernador Velázquez, fundó en la costa del golfo de México la ciudad
de Veracruz, llamada entonces Villa Rica de la Vera Cruz.
La conquista del Imperio azteca
Allí tuvo noticias de la existencia del Imperio azteca en el interior, cuya capital se
decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su conquista. Para evitar la
tentación de regresar que amenazaba a muchos de sus hombres ante la evidente
inferioridad numérica, Hernán Cortés hundió sus barcos en Veracruz; de este
episodio procede la frase hecha quemar la naves, expresión de una determinación
irrevocable. Pronto logró la alianza de algunos pueblos indígenas sometidos a los
aztecas, como los toltecas y tlaxcaltecas.
Tras saquear Cholula, Cortés llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue
recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma II, que se declaró vasallo del
rey de Castilla. La posible identificación de los españoles con seres divinos y de
Cortés con el anunciado regreso del dios Quetzalcóatl favoreció quizá esta acogida
a unos extranjeros que, sin embargo, empezaron enseguida a comportarse como
invasores ambiciosos y violentos.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/cortes.htm
https://www.cinconoticias.com/religion-azteca-dioses-creencias-cultura/
https://www.artehistoria.com/es/contexto/la-religi%C3%B3n-azteca
https://masdemx.com/2016/10/piramide-social-aztecas-clases-sociales/