Está en la página 1de 7

[DE LA HUERTA AL

PUCHERO]
Catalina Martínez Galvis
Universidad Francisco José de Caldas (ASAB)
Cod:20182016028

RESUMEN

El presente articulo busca indagar sobre los proceso estéticos que se llevan a cabo en huertas
urbanas en Bogotá y como estos hacen parte de la decolonialidad dentro del territorio, a partir
de concepción de estética kantiana en la cual se encuentra inmersa la noción ética y política
del ser, a este dialogo se integrara la noción de gastro-política que se encuentra
intrínsecamente relacionada con una jerarquización del espacio público y su vez de la cocina,
esto con el fin de dudar desde la mesa la forma en que los alimentos se consumen donde se
esclarece la segregación y la violencia política atreves de la comida, un ejemplo de esto viene
referido desde la colonia, y como los platos de los clérigos se basaban en una dieta rica en
legumbres, vegetales, cereales y ciertos cárnicos, mientras que los platos de los nativos,
criollos y mestizos reflejan un contenido de mas carbohidratos para un óptimo desempeño de
sus labores pesadas, no correspondientes al ámbito del intelecto.

PALABRAS (5)
Huerta comunitaria, procesos decoloniales, gastro-política, cocina, rol del rol de la mujer en
la memoria y oralidad

Un pueblo bien nutrido, es un pueblo alegre y es un deber de conciencia cuidar y defender


nuestra propia vida, yo llamo la atencion de todas las mujeres colombianas para que no
aplacen por mas tiempo la oportunida de ayudar a su familia mediante el cultivo de una
pequeña huerta casera
(La huerta casera, josé S. Infante, mario del río, 1947)
1

HACIENDODE EJERCICIO DE MEMORIA PODEMOS PARTIR DEL CORTOMETRAJE “LA HUERTA


CASERA” EN este filme vale la pena resaltar por qué y el cómo un proceso de alimentación trae
consigo unas prácticas culturales políticas y de conflicto que sobre el territorio versa en

1INFANTA José S. I, La huerta casera, 1947 tomado de: https://www.cinecorto.co/la-


huerta-casera/
dinámicas de segregación, control y a su vez de resistencia puesto que, el placer de comer es
parte fundamental de la expresión cultural de una comunidad. En este sentido el hablar de la
huerta urbana hoy es traer a colación la necesidad de emprender un viaje por nuestras
tradiciones culinarias y los procesos economico-politicos. De ahí que la huerta comunitaria
siempre a tendido desde nuestra tradición, indígena, criolla y mestiza la necesidad de contar
historias comunes desde el paladar.
El aspecto inmaterial de la cocina y los procesos agrícolas se comienzan a ver mermados o
enriquecidos en la mezcla de culturas, el problema de este proceso como se puede observar
en la cocina colombiana es que tiende a resppomder a ámbitos de internacionalización de la
cultura .

EL CORTOMETRAJE “la huerta casera solo es un ejemplo de como la hegemonía intenta


educar y ampliar aspectos cultural3es en la construcción de identidad nacional por ello vale
la pena traer a colación lo siguiente :
…. Acaso, la huerta casera respondía tempranamente a las políticas impulsadas por la unesco
que, al final de la segunda guerra mundial, con el fin de fomentar la idea de democracia y un
cambio de mentalidad. Esta respuesta es impulsada a una preocupación por tratar de
rescatar algunas plantas y cultivos que van a verse destruidos con el proceso de globalización
que trae consigo la implementación de los monocultivos y con ello la transformación de lo
que comemos.

En efecto la respuesta de las huertas urbanas en nuestros contextos responde a una dinámica
de desplazamiento interno forzado por el conflicto armado, es decir en estas prácticas se
recoge una memoria filogenética y fitogenética puesto que se impulsa una proceso de
conservación la oralidad y de semillas .
NO OBSTANTE “las huertas familiares no dependen de altos requerimientos de energía como
químicos, fertilizantes, maquinaria o pesticidas, comúnmente utilizados en los monocultivos.
Se mantienen gracias al manejo que reciben de las comunidades que aplican el conocimiento
local2 (blanckaert et al. 2004, PAG12) HUERTAS FAMILIARES en este sentido lleva a ser una
práctica de memoria histórica que versa entre el cultivo y la cocción de los alimentos. Esta
deuda histórica sobre los ancestros que labraron nuestra dieta solo es el reflejo de un grito
de resistencia que se ahoga en el gourmet de las elites.

Es aquí donde la de colonialidad invita a pensar sobre el ser y el hacer del cuidado sobre si
que lleva a pensar de unas u otra forma en el otro ¿por qué un ámbito tan subjetivo que
despierta un sentimiento estético, esta inmerso dentro de una práctica cultural y política?

Para responder esta incógnita como se ha venido haciendo manifiesto entra a jugar la moral,
el poder y la estratificación social, la huerta urbana entonces es solo el producto de una
conjunción de varias necesidades, pero aquí vamos hacer énfasis en dos que a mi modo de
ver son básicas la resistencia con el puchero u ollas comunitarias y de la concica gourmet
como un monopolio del buen comer.

Una huerta diseñada para un sistema de producción de intereses capitalistas trae consigo la
implementación de una regulación de fertilizantes agroindustriales impulsando el cultivo de
una especie desganando el suelo y no fomenta la diversidad, Por ello, ” a diferencia de un
ecosistema natural que cuenta con biodiversidad, en las huertas se encuentra

2 Blanckaert et al. 2004, PAG12)


2
agrobiodiversidad, es decir, la interacción entre una serie de organismos vivos diferentes,
que contribuyen a llevar a cabo procesos como la alimentación y la agricultura 3 (bioversity
international 2006. PAG 14), este aspecto tan notorio hoy implica no solo una manera de
hacer sino de ser pues la relación intrínseca entre como sembramos que fertilizantes usamos
y como se recolecta distintos cultivos lleva consigo una dinámica diferente a como se
consume los platos y las experiencias que brindan al estar contado su experiencia sobre el
sabor con el otro.

La GLOBALIZACION en este orden de ideas ha venido ACABNDO LOAS PRACTICAS autónomas


y estos diálogos, a su vez ha venido trastocando también la eficiencia de los productos
alimenticios porque las necesidades van enfocadas a la producción y no a unas practicas de
un buen comer.
Luego la salud y los diversos problemas que acarrean las maneras de comer también han
venido trastocando nuestra forma física. En efecto
El cambio del entorno y como se cosecha sin acudir a la exageración ah
…"Ido cambiando progresivamente los instrumentos físicos, sociales y simbólicos
trasmitidos de una generación a otra, en cuanto a la percepción que tradicionalmente se
tiene del entorno4 (bermúdez 2003, UNESCO 2003). Por ende es importante recalcar que un
efecto de sometimiento cultural desde donde se genera a su vez unas prácticas en este caso
culinarias extáticas abre la puerta a procesos de resistencia, pues si bien la higiene y su
dominio también entran a jugar en este campo el uso de ciertos alimentos como los cubios
se van desplazando por esta ide de limpieza que poco a poco va cambiando también nuestras
costumbres.

Antes de continuar vale la pena traer a colación los siguientes datos la investigación
"Ciudades más verdes en américa latina y el caribe" de la
FAO encontró que las mujeres son la fuerza motriz de la
agricultura urbana en muchos países del mundo,
especialmente los ubicados en el caribe, en bolivia, colombia,
ecuador, honduras y nicaragua: el 90 % en managua, el 86 % en
haití, el 70 % en la ciudad de belice, el 25 % en quito, y el 81 %
en bogotá, según la investigación de diego rodríguez y tomás
león sicard, profesor del instituto de estudios ambientales de la
universidad nacional de colombia, publicada en el capítulo
"agricultura urbana en bogotá: adaptación cultural a los
ecosistemas"5

3 (Bioversity International 2006. PAG 14


4 (Bermúdez 2003, UNESCO 2003).
5 MEDELLIN, Paola Sembrar para construir ciudad: las
potencialidades de la agricultura urbana en Bogotá, (2020) del libro
Alimentar las ciudades: territorios, actores, relaciones (2018).
http://ieu.unal.edu.co/medios/noticias-del-ieu/item/sembrar-
para-construir-ciudad-las-potencialidades-de-la-agricultura-
urbana-en-bogota

3
Tal vez parezcan algo superfluo, pero en realidad ayudan a dimensionar las razones por las
cuales se genera el incremento de las huertas urbanas en los países en vía de desarrollo
para suplir el déficit estatal para cubrir necesidades básicas, un abandono y
empobrecimiento del campo lo cual conlleva a un desplazamiento hacia el perímetro
urbano.

Este cambio de entorno arrastra una juntanza , un espacio común donde se oyen las voces
acalladas tras el abandono de sus tierras. En este orden de ideas se va enfatizar como la
tradición oral en muchos casos, desde nuestras abuelas que tienen una tradición campesina
aludían a la huerta como un sustento económico y de alimentación que reúne unas practica
etno-agricolas dentro de una urbe naciente, hoy nos quedan solo esos relatos sino la
necesidad de labrar la tierra para generar un discurso que lleve a una reflexión de lo que
somos y de lo que comemos.

De lo anterior podemos remarcar el rol de la mujer en las narrativas hegemónicas y de


resistencia dentro de la experiencia estética del comer, porque ha caído en sus hombros no
solo el comunicar sino el de alimentar el espíritu de libertad o de sometiendo desde el plato
que se sirve en la mesa. De ahí que
"Teniendo en cuenta procedencia, edad y género, podría afirmarse
que en bogotá la AU es practicada por mujeres campesinas, en su
mayoría madres o abuelas (41% y 42%, respectivamente) que
ingresaron a bogotá de forma voluntaria o forzada mientras en el país
ocurrían fenómenos de violencia política, en especial en las áreas
rurales", dice la investigación. 6
Este aspecto tan marcado en nuestra sociedad solo es un claro ejemplo de como la moralidad
hegemónica enmarca en un discurso los sabres de la culinaria restringiendo consigo y
segregando a su vez el clasismo y el domino un biopoder que cursa el paladar. LUEGO “EN
MUCHOS ESPACIOS, ADEMÁS, LA COCINA COTIDIANA SIGUE SIENDO POCO VALORADA
SOCIAL Y ECONÓMICAMENTE POR SER UNA PRÁCTICA FEMENINA, MUNDANA Y DOMÉSTICA,
PREJUICIO QUE SE EXACERBA CON EL CLASISMO ACENDRADO, Y PORQUE FRECUENTEMENTE
LA COCINERA O LA EMPLEADA DEL SERVICIO DOMÉSTICO (PEYORATIVAMENTE
DENOMINADA SIRVIENTA, GUISA O MANTECA) ES DE ORIGEN RURAL O popular.7DE AHÍ QUE
RESUENA EN MIS MENTAS LAS PALABRAS DE MI ABUELA, “CULTIVAR Y COCINAR SON EL
SUSTENTO DEL HOGAR ASÍ SAQUE ADELANTE A MI FAMILIA”, ES decir la jerarquización de la
cocina es solo uno de los miles ejemplos de lo sublime de la resistencia de la mujer.

6 MEDELLIN, Paola Sembrar para construir ciudad: las


potencialidades de la agricultura urbana en Bogotá, (2020) del libro
Alimentar las ciudades: territorios, actores, relaciones (2018).
http://ieu.unal.edu.co/medios/noticias-del-ieu/item/sembrar-
para-construir-ciudad-las-potencialidades-de-la-agricultura-
urbana-en-bogota

7 CAMACHO, juan (2014), sacado de Una cocina exprés. Cómo se cocina una política pública del
patrimonio culinario(pag 170)
4
Ahora estas palabras van más allá, quieren llevarme a poner en cuestión la jerarquización de
la cocina pues ya hoy no es solo la matriarca quien permanece en este discurso, sino de
aquellos sometidos al hambre quienes ya no encuentran maneras saludables de alimentarse.

Si recurrimos a nuestras maneras ancestrales encontramos que poco a poco se ha venido


perdiendo algunos platos y su oralidad pues la siembra de estos productos básicos de los
cuales disfrutaban los comensales como los cocidos, el sancocho, el tamal , la arepa entre
otros se han ido viendo permeados por estos procesos de resistencia y de subordinación.
Cambiando en su receta desacuerdo a una necesidad global o de volver a las raíces (cocina
goumet o cocina tradicional)
Tras el problema que ha emergido con la actual globalización vale la pena pensar que
“simultáneamente y siguiendo una tendencia mundial, el país vive del patrimonio culinario).
Un auge de movimientos e iniciativas de la sociedad civil urbana y rural, alrededor de la
producción, la distribución y el consumo de alimentos. Estas incluyen propuestas de
seguridad, soberanía y autonomía alimentaria de comunidades campesinas, negras e
indígenas; proyectos de agroecología y agricultura urbana; redes de mercadeo justo;
restaurantes de cocina étnica, de comidas rápidas, de menús light, de productos gourmet, de
platos eróticos y afrodisiacos, además de todo tipo de cursos y escuelas de cocina, festivales,
publicaciones, programas y concursos. La alimentación es un nuevo fenómeno económico,
social, político, ecológico Y cultural”(una cocina exprés, como se cocina una politica publica
PAG 171) además falta acá resalta el problema que atañe a la cosificación de la comida , en
otras palabras la experiencia de la comida como un bien material mediador no solo de placer
sino de un discurso de control biopolítico moral y de las costumbres, tal como lo platea kant
, pues si la experiencia estética del paladar entra en una etapa de juicio va a hacer una
cuestión de exclusión social , sin embargo si entra en una cuestión de liberación su aspecto
sublime va en pro de un sinfín , una reflexión que comienza del palar al sembrar .

De lo anterior y observado el papel hegemónico y de subordinación y liberación de la mujer


c tal omo se encuentra en el epígrafe de este artículo, se puede dimensionar QUE “AQUÍ, SER
VÍCTIMA NO ES UNA CONDICIÓN ONTOLÓGICA SINO UNA FORMA DE SER EXCLUIDO DESPUÉS
DE HABER ESTADO ADENTRO DE ALGO. Pero, al mismo tiempo, no es un ser excluido
radicalmente a una exterioridad absoluta sino manteniendo desde el afuera un vínculo de
dependencia con respecto al lugar de exclusión o del sujeto excluyente, ¿nos es así como
funciona la exclusión colonial?” (Estéticas fronterizas diferencia colonial y opción estética
decolonial, pag 157) a esta interrogante se puede responder que los entornos y las mismas
relaciones culturales por más que se vena aplacadas de alguna manera por la globalización ,
encuentran su lugar de resistencia en los grupos moleculares , es allí donde nacen las huertas
urbanas tras el rastreo hecho se deja ver que los grupos sometidos recurren a estas prácticas
que involucran oralidad, pues se gesta tras la practica muestras intachables de una ética de
transformación que involucra un sin fin , es decir un no esperar nada a cambio, un darse
espontaneo, una estética de la comunidad, un bien común , el alimentarse bien genera lazos
de cultura desde lo cotidiano.

He aquí el puchero o la olla comunitaria como un resultado en la resistencia frente a un


sublime regula jerarquizado, un grotesco desde la higiene que enrumba hacia la reflexión de
un buen comer, ¿acaso la extática del placer del gusto no es tan practica y real como la de
Sención de la libertad?
el buen comer y la libertad sujetas a practicas culturales estan emparentadas desde la
estetica como un ejercio del crear , el recordar de l instintoi que lleva al deleite mismo del
comer. si bien la melancolia que trae observar la obra la huelga de bogota de celemncia
lucena , deja en claro el papel relegado de la mujer a la cocina y el abandono del progreso
5
hacia la agricultura pues en la via del desarrollo el foprtalecimiento de la gran indutria
termina por ocpar nuestras cstumberes.
El puchero u olla comunitaria intenta sacar de esta jerarquización la cocina para colocar en
dialogo con otros actores de la sociedad, la necesidad de participar más activamente en los
procesos de siembra y cóccido, pues implican esto una reflexión de cómo nos estamos
alimentando y de los químicos que intervienes en nuestras sensaciones.

“Del mismo modo “la comida tiene una poderosa carga emocional e identitaria, en tanto es
uno de los vehículos primordiales de transmisión de afectos primarios en la familia y de
definición de formas de identificación y diferenciación social” (1997, .una cocina exprés,
como se cocina la política publica del patrimonio culinario) por consiguiente como se ha
venido recalcando en este recorrido alimenticio moral social y del ser en si, el autocuidado
y las prácticas de siembra implican un acto político del cual hace parte la sensación estética.

La gestion comunitaria que trae el puchero como su mismo nombre coloquial lo indica no
es mas sino el reflejo del acto de resistencia frente a las practicas de siembra y de la cocina
, puesto que los platos usu ingredientes y la misma manera cmo se consumen en las fisetas
nn osn sino el reflejo de la violencias y las historias que se cuentan bajo las mertaforas de un
puebl acallado hasta en sus parcticas aliermnticas, pues estas se recofiguran respecto a una
necsiszdad del capital, de ahi que estod uesvo discurso y manera s de hacer deslere la tierra
generan oralidades imagenes y otras formas de pensar nuestra comida regresando
anuestreos origenes, en comunidad.
Cada plato servido en la mesa cuenta una historia y algunas ya estan olvidadas , como la
de nuestros cocidos cuyo sabor a tierra le han valio el titulo de comida populacho , del indio
o del negro pues su despleghar quimico implica un acto de fogosidad , de un sublime grotesco
tal como la chiuca o el bicxhe que insitan a una felciidad prolomngada , ua si razon , o el
cevu¡ivhe y usu bondades afodisuicas que icitan al placer sexual, todas una amalgan de
sensaciones esteeticas que desprenden una etica una politca cotidina con quien nos
relacionamos, estos tejido que van tocado transfodo son como las raices que crene en
nuestros huerto , una red de comunicacion de sencasiones que pooco a cpooc se vuelven
conociemto, una vibracioque nos conceta bajo el deleite de una cocina que se abre hacia el
plaladr de la comunidad , una historia contada a traves de las imagenes del buen sazon.

Para darle fin a una discusión tal vez interminable en nuestro corto andar pero tan extensa
como los orígenes de la civilización, vemos que esta también trae consigo una violencia y
una resistencia, todo un juego donde el peso de vivir implica no recordar, pero la necesidad
del ahora implica volver a prácticas ancestrales es decir ya no se vive sino de existe desde un
reconocer el territorio, desde la siembra y la cocción de lo que consumismos. Esta sensación
estética se complementa en los procesos de des-jerarquización, en donde el uso de la palabra
el juego de las imágenes y del buen comer lleva a la reflexión del cuidado de si.
La salida pues en este aspecto implica todo un ejercicio de reflexión estética en la medida
que se tiene encuenta que el largo perido de algunas cosechas, trae el esmero la paciencia ,
el asombro , y la sensacion que produce realizar esta labor, trae consigo un ejercicio etico-
estetico el cual se va ver reflejado en la manera como el puchero se da entre los participantes
del proceso. La des-jerarquizacion de la olla el vuelco a los alimentos ancestrales y la
necesidad de genera nuevas narrativas que nos pongan en pos de un ejercicio estético desde
la paciencia, desde lo grotesco que implica el involucrar la tierra y la comida deja ver que tan
separados estamos de la naturaleza, pero a su vez nos trae la necesidad de reconciliación
con la pacha mama, y nuestros orígenes que recaen en nuestros ancestros y sus historias
vivas desde la siembra.
6
7

También podría gustarte