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M4.P1 - DELITOS ESPECIALES.

POBLACIONES PARTICULARES I

En el módulo 4 se hará referencia a distintas conductas particulares que merecen una distinción por
su gravedad, singularidad o conflictividad.
Los delitos sexuales, por su parte, constituyen una de las formas más violentas de agredir y están en -
tre las que dejan secuelas de mayor gravedad. Son múltiples los estudios y abordajes de esta proble-
mática. Nos aproximaremos a ellos en la siguiente lectura.

CONDUCTAS ESPECÍFICAS

A continuación, se revisan las aplicaciones y propósitos de las distintas profundizaciones de la psico-


patología en conductas específicas y su identificación en un caso puntual.

CASO

Julio procede de un hogar con una diná mica familiar disfuncional. Su padre fue siempre agresi-
vo y violento con los miembros del grupo familiar, compuesto por su esposa (con quien se ensa-
ñ aba) y cuatro hijos. Cuando Julio tenía 8 añ os, abandona su hogar. A los 12, una valoració n psi-
quiá trica y de trabajo social lo visualiza en vías de estructuració n a un trastorno disocial. Para
ese entonces, Julio tenía un historial considerable de robos y asaltos con violencia, marcadas
tendencias fantasiosas, ingesta de marihuana, licor e intoxicació n con alucinó genos.
Durante su niñ ez, Julio experimentaba extrayendo venenos de ciertas plantas y aplicá ndoselos a
animales con el fin de ver sus reacciones.
Sus estudios llegan al segundo grado de la escuela primaria.
Su ocupació n má s estable fue la pesca artesanal. También trabajó como guardia de seguridad,
operario fabril y stripper.
Su iniciació n comprobada en delitos sexuales se da a los 18 añ os. El 12 de enero de 1991, junto
con otro sujeto, roba, extorsiona y viola a una mujer adulta en las inmediaciones de un centro
comercial aledañ o a una autopista, por lo que se lo sentencia a nueve añ os de prisió n.
Mientras Julio estuvo en la cá rcel, se escapó en dos oportunidades en las que participó con otros
sujetos en actos sexuales en funció n ganancial. Dentro de la prisió n, se veía envuelto en conflic-
tos con los demá s internos de manera recurrente.
Participó ocasionalmente en terapias de grupo en el á rea de atenció n a la violencia, también en
funció n ganancial y manipulativa, dado que buscaba ganar privilegios carcelarios simulando te-
ner insight y consciencia de los hechos que se le imputaban.
Expresó a los demá s internos que le gustaba ser violento y dominar a sus compañ eras o novias,
maltratarlas, hacerles dañ o, provocarles dolor; y que le preocupaba que lo atrapen. Deseaba to-
mar venganza. Mientras mayor riesgo existe en las situaciones que vive, mejor se siente; no
siente el dolor de otros, tiene fantasías de salir a hacer cosas peores y se cuestiona si matar o no
a sus víctimas para garantizarse su no captura. También expresó que, cuando saliera, llevaría a
cabo esas fantasías. Efectivamente, al salir, abusó sexualmente de otras 7 mujeres.
Mantuvo el control sobre las víctimas agarrá ndolas firmemente por las manos o el pelo sin des-
colocar el arma (puñ al o pistola) y amenazá ndolas verbalmente con frases como: "camine con-
migo, no grite y no llore sino la mato", "no haga nada sino le disparo". El comportamiento de la
mayoría de las víctimas, y el logro del control sobre ellas, supone que no le fue significativamen-
te difícil someterlas, lo que ayudó a que no les causara grandes dañ os físicos. É l debía controlar
bien a la víctima dado que tenía que desplazarla caminando un trecho considerable, de aproxi-
madamente un kiló metro y medio, para efectuar los actos en el mismo predio. Durante las viola-
ciones, siempre mantuvo el arma cerca de la víctima, a la vista y de forma amenazante. Con to-
das las víctimas creó un espacio emocional a fin de convencerlas de no denunciarlo, utilizando
un conjunto de estrategias verbales, amenazas, preguntas personales y ó rdenes; no sedujo y
tampoco descalificó verbalmente a sus blancos. A todas las víctimas les robó las pertenencias
(dinero, joyas, objetos personales, documentos, agendas). Registra a las víctimas y conserva sus
cosas personales como si fuesen trofeos.
Las acciones preferentes resultan ser la penetració n vaginal y anal, con porcentajes relativa-
mente elevados. En tercer lugar, con un porcentaje medio, acaricia senos. En cuarto y quinto lu-
gar, el sexo oral y el amarre de la víctima, respectivamente, con porcentajes relativamente bajos.
En pruebas psicoló gicas practicadas a Julio, fue posible determinar indicadores sugestivos de
disfunció n orgá nico-cerebral, los cuales incidieron en su escolarizació n deficiente y su capaci-
dad intelectual ubicable en un rango de inteligencia "término medio-bajo". En la consideració n
diagnó stica final, son destacables sus marcadas tendencias sociopá ticas, narcisistas y compulsi-
vas. Fue posible determinar que se trata de un sujeto capaz de reconocer el cará cter de sus ac-
tos y las consecuencias finales de los mismos. Asimismo, se trata de una persona que, desde el
punto de vista psicoló gico, guarda niveles de expresió n de violencia altamente peligrosa y pro-
gresiva para miembros de cualquier grupo social.
Durante el proceso judicial, Julio evadió y negó los cargos y, en audiencia preliminar, intentó es-
capar utilizando un arma que había llevado a escondidas, disparando, hiriendo a personas y to-
mando de rehén a un juez. En el juicio simuló un estado psicó tico, logró la anulació n del mismo,
obligando a las autoridades judiciales a repetirlo, a pesar de que una de las víctimas había ya
emitido su declaració n. Una vez que fue sentenciado, aceptó los hechos y ofreció entrevistas a
periodistas que exaltaron el poder de Julio, en las cuales el condenado aprovechó para amena-
zar y despreciar a las mujeres que fungieron como fiscales en el proceso.

DELITOS SEXUALES

Al corresponderse con CONSTRUCTOS PSICOLÓGICOS, “la delimitación y definición precisa de


la sexualidad en sí es dificultosa dada la diversidad de enfoques que existen y perspectivas
teóricas que abordan la temática de la agresión sexual” (García López). No obstante, centrarse
en los intereses sexuales en tanto conjunto de dimensiones que constituyen a la sexualidad puede ser
una buena forma de abordarla.

Existen muchos modelos de estudio y análisis de la sexualidad. Algunos consideran a la identidad de


género, orientación de género, deseabilidad social sexual, historia de las actividades sexuales, ima-
gen de sí, obsesiones sexuales, desviación sexual y conductas sexuales desviadas como parte de la
misma. A estas áreas se pueden añadir otras, como las fantasías sexuales, las actitudes sexistas, la
empatía y las distorsiones cognitivas. 

Para comenzar, podemos referirnos a este fragmento del caso propuesto:

Expresó a los demá s internos que le gustaba ser violento y dominar a sus compañ eras o novias,
maltratarlas, hacerles dañ o, provocarles dolor; y que le preocupaba que lo atrapen. Deseaba to-
mar venganza. Mientras mayor riesgo existe en las situaciones que vive, mejor se siente; no
siente el dolor de otros, tiene fantasías de salir hacer cosas peores y se cuestiona si matar o no
a sus víctimas para garantizarse su no captura. También expresó que, cuando saliera, llevaría a
cabo esas fantasías. Efectivamente, al salir, abusó sexualmente de otras 7 mujeres.

Si partimos de esta base, podemos afirmar que las preferencias sexuales pueden establecerse
con relación a varios parámetros: EL SEXO (ORIENTACIÓN DE GÉNERO), LA EDAD, LA FRE-
CUENCIA, ETCÉTERA.

Todas estas dimensiones pueden explorarse mediante diferentes técnicas e instrumentos. Uno de
ellos (y muy reconocido) es LA GUÍA DE ENTREVISTA PARA AGRESORES SEXUALES, que estable-
ce aspectos claves a evaluar, tales como: ANTECEDENTES FAMILIARES, DESEMPEÑO ESCOLAR Y
LABORAL, RELACIONES CON PARES Y DE PAREJA, ESTILOS DE AFRONTAMIENTO, PERSONA-
LIDAD, EXPERIENCIAS SEXUALES. También aborda las consideraciones de la persona en relación
al hecho del que se le acusa.
Existen casos de personas a las que se las inculpa de delitos sexuales cuya denuncia no se sustenta
con evidencia médico-legal (esto es penetración, golpes, arañazos, etcétera), cobrando gran impor -
tancia el análisis y estudio psicológico como aporte de la evidencia clave en la orientación de la sen -
tencia. En este punto, es importante recalcar la gravedad en las formas de abordaje de la situación
ante la ausencia de evidencia física, tendiendo, en muchas ocasiones, a inducir procesos de revictimi -
zación poniendo en vista cuestionamientos éticos. Estas situaciones se complejizan aún más cuando
la edad de la víctima corresponde a la niñez, no solo por el daño de la re-exposición sino también por
la fiabilidad de los datos, dado que el tiempo transcurrido es mayor.

Según lo expuesto en el caso, la evidencia médico-legal existiría dado el tipo de accionar que
tiene el agresor, tal como podemos ver en el siguiente fragmento:

Mantuvo el control sobre las víctimas agarrá ndolas firmemente por las manos o el pelo sin des-
colocar el arma (puñ al o pistola) y amenazá ndolas verbalmente con frases como: "camine con-
migo, no grite y no llore sino la mato", "no haga nada sino le disparo". El comportamiento de la
mayoría de las víctimas, y el logro del control sobre ellas, supone que no le fue significativamen-
te difícil someterlas, lo que ayudó a que no les causara grandes dañ os físicos. É l debía controlar
bien a la víctima dado que tenía que desplazarla caminando un trecho considerable, de aproxi-
madamente un kiló metro y medio, para efectuar los actos en el mismo predio. Durante las viola-
ciones, siempre mantuvo el arma cerca de la víctima, a la vista y de forma amenazante. Con to-
das las víctimas creó un espacio emocional con el fin de convencerlas de no denunciarlo, utili-
zando un conjunto de estrategias verbales, amenazas, preguntas personales y ó rdenes; no sedu-
jo y tampoco descalificó verbalmente a sus blancos. A todas las víctimas les robó las pertenen-
cias (dinero, joyas, objetos personales, documentos, agendas). Registra a las víctimas y conserva
sus cosas personales como si fuesen trofeos.
Las acciones preferentes resultan ser la penetració n vaginal y anal, con porcentajes relativa-
mente elevados. En tercer lugar, con un porcentaje medio, acaricia senos. En cuarto y quinto lu-
gar, el sexo oral y el amarre de la víctima, respectivamente, con porcentajes relativamente bajos.
Por lo expuesto, y por mú ltiples argumentos, es relevante el empleo de la evaluació n psicoló gica
del acusado, que consiste en la exploració n de la ausencia o presencia (y en tal caso, el grado de
presencia) de una serie de características que se han identificado como propias de los agresores
sexuales.

De esta manera, es posible delimitar un perfil intermedio entre el de autor conocido (caracte-
rísticas de agresores sexuales a partir de evaluaciones de casos identificados) y el perfil de
autor desconocido (que se construye en base al estudio y análisis de la escena del crimen). 

En relación a esto, podemos hacer alusión al siguiente fragmento del caso:

En pruebas psicoló gicas practicadas a Julio, fue posible determinar indicadores sugestivos de
disfunció n orgá nico-cerebral, los cuales incidieron en su escolarizació n deficiente, su capacidad
intelectual ubicable en un rango de inteligencia "término medio-bajo". En la consideració n diag-
nó stica final, son destacables sus marcadas tendencias sociopá ticas, narcisistas y compulsivas.
Fue posible determinar que se trata de un sujeto capaz de reconocer el cará cter de sus actos y
las consecuencias finales de los mismos. Asimismo, se trata de una persona que, desde el punto
de vista psicoló gico, guarda niveles de expresió n de violencia altamente peligrosa y progresiva
para miembros de cualquier grupo social.

En este caso también es importante recalcar que no se deben hacer conclusiones sobre el per-
fil a partir de la presencia de un solo rasgo o factor, como tampoco debe pretenderse encon-
trar en el perfil todas las características que se les atribuyen a los agresores sexuales. De allí
que podemos referir a la existencia de subtipos de agresores. 
A su vez, la evaluación de perfiles no asegura la responsabilidad plena en la comisión de un hecho
delictivo como tampoco su falsedad, pero sí permite establecer la coherencia o correspondencia del
hecho investigado con la ‘MANERA DE SER’ del acusado, evitando establecer conclusiones poco fun-
damentadas en resultados objetivos e imparciales y, por tanto, con alta probabilidad de error.

Para una correcta evaluación y confección de un perfil es importante analizar diferentes


áreas de la vida, siendo estas sexuales o no sexuales. En relación a estas últimas podemos hacer
referencia a la historia de vida del sujeto: FAMILIA, INFANCIA Y MODOS DE CRIANZA, EXPE-
RIENCIAS LABORALES, ESCOLARES, CON PARES , ETCÉTERA; LA AUTOESTIMA, QUE PUEDE
ESTAR ASOCIADA A LA DIFICULTAD PERCIBIDA DE ESTABLECER RELACIONES ÍNTIMAS CON
PARES; LA RESPONSABILIDAD, QUE PERMITE CONOCER EL GRADO DE CUMPLIMIENTO Y COM-
PROMISO DE LA PERSONA EN SUS DISTINTOS ÁMBITOS, DETERMINANDO SI ANTEPONE SUS
NECESIDADES Y DESEOS PERSONALES A LOS DEMÁS, SIN EVALUAR LAS CONSECUENCIAS PARA
SÍ Y PARA OTROS DE TALES INCUMPLIMIENTOS; LAS CONDUCTAS DE CONSUMO.

Podemos relacionar esto con el caso planteado:

Julio procede de un hogar con una diná mica familiar disfuncional. Su padre fue siempre agresi-
vo y violento con los miembros del grupo familiar, conformado por su esposa (con quien se en-
sañ aba) y cuatro hijos. Cuando Julio tenía 8 añ os, abandonó su hogar. A los 12 añ os, una valora-
ció n psiquiá trica y de trabajo social lo visualiza en vías de estructuració n a un trastorno diso-
cial. Para ese entonces, Julio tenía un historial considerable de robos y asaltos con violencia,
marcadas tendencias fantasiosas, ingesta de marihuana, licor e intoxicació n con alucinó genos.
Durante su niñ ez, Julio experimentaba extrayendo venenos de ciertas plantas y aplicá ndoselos a
animales a fin de ver sus reacciones.
Sus estudios llegan al segundo grado de la escuela primaria.
Su ocupació n má s estable fue la pesca artesanal. También trabajó como guardia de seguridad,
operario fabril y stripper.
Su iniciació n comprobada en delitos sexuales se da a los 18 añ os. El 12 de enero de 1991, junto
con otro sujeto, roba, extorsiona y viola a una mujer adulta en las inmediaciones de un centro
comercial aledañ o a una autopista, por lo que se lo sentencia a nueve añ os de prisió n.
Mientras Julio estuvo en la cá rcel, se escapó en dos oportunidades en las que participó con otros
sujetos en actos sexuales en funció n ganancial. Dentro de la prisió n, se veía envuelto en conflic-
tos con los demá s internos de manera recurrente.
Participó ocasionalmente en terapias de grupo en el á rea de atenció n a la violencia, también en
funció n ganancial y manipulativa, dado que buscaba ganar privilegios carcelarios simulando te-
ner insight y consciencia de los hechos que se le imputaban.

Según lo que pudimos estudiar en la bibliografía propuesta, el reconocimiento de la diversidad de


conductas hace que no se adopte una visión y clasificación simplista y rígida de los agresores. Pue-
den citarse distintas tipologías tales como la de Cáceres (retomada por García López), que propo-
ne tener en consideración aspectos como:

 …el nivel de agresión empleada, el grado de importancia del componente sexual frente a los delitos
con motivación psicopática, el grado de sadismo empleado como parte de la gratificación sexual del
desviado y las manifestaciones expresivas del agresor, detonadoras de demostración autoafirmativa
de poder o devolución de ira. (García López).

Tal como mencionamos anteriormente, en los detalles del modus operandi, en la elección de las vícti-
mas y en la percepción de los hechos por parte del agresor pueden delimitarse estos aspectos. 

Otra tipología puede ser la propuesta por Garrido, quien afirma que los agresores pueden clasi-
ficarse en tres subgrupos de acuerdo a la motivación principal que los induce al delito. Estas
motivaciones pueden ser: POR BÚSQUEDA DE PODER Y CONTROL SOBRE LA VÍCTIMA, lo cual
se correlaciona con falta de control en otras áreas de la vida; como expresión de odio o ira, lo
cual suele conllevar un grado de lesiones físicas elevadas; Y MOTIVACIÓN POR SADISMO,
asociadas a personalidades psicopáticas y antisociales, que buscan excitarse con el sufri-
miento de la víctima. (García López).

Por otro lado, podemos distinguir a aquellos AGRESORES QUE TOMAN COMO VÍCTIMAS A MENO-
RES DE 14 AÑOS, es decir, los agresores primarios, también llamados paidolfílicos, que pre-
sentan una conducta persistente, compulsiva y premeditada; y buscan acercarse a un menor.
Es posible encontrar en estos agresores importantes distorsiones cognitivas: …atribuyen al niño la
conducta de seducción y acercamiento, y consideran el contacto sexual como inofensivo o una mera
expresión de cariño, sin registrar el perjuicio que pudiera significar para el menor. Esta ausencia de
conciencia del daño conlleva a una posible reincidencia y el pronóstico del tratamiento es negativo”.
(García López).

Por otro lado, los abusadores secundarios: 

…no presentan una disposición original a tener relaciones sexuales con menores, sino que lle-
gan a ese tipo de conductas influidos por factores estresantes de naturaleza psicosocial… La
conducta abusiva es episódica y tiende a ser impulsiva, sin planificación previa, existiendo
cierto registro de lo inadecuado de la conducta por parte del agresor, que suele experimen-
tar remordimiento y vergüenza… [En este caso], el pronóstico de tratamiento es más favora-
ble. (García López).

Distintos autores de la bibliografía propuesta indican que estos agresores suelen presentar: 

desórdenes psiquiátricos, antecedentes de haber sido víctima de bullying en la escuela, pro-


blemas de lenguaje, de hiperactividad, atención o concentración y haber requerido educación
especial. También, con frecuencia, han sido acogidos en otros hogares y han mostrado indi-
cios de un posible trastorno disocial, con fugas y vandalismo. (García López).

Según diversos estudios, el perfil del delincuente sexual violento se corresponde con una perso-
na de sexo masculino, de más de 23 años, soltero o sin relación estable de pareja, con bajo ni-
vel de instrucción e integrado laboralmente. Tienden a no poseer antecedentes penales y, en
caso de que los tuvieran, son de menor gravedad. En la mayoría de los casos, son consumido-
res de alcohol y de manera excepcional tienen cierta dependencia a las drogas. También se
considera que este tipo de delito es más frecuente en épocas de primavera y verano. En cuan -
to al lugar de comisión, suelen ocurrir en lugares frecuentados por el agresor y/o la víctima.
Además, el agresor sexual suele actuar en solitario y generalmente no emplea armas intimi-
datorias.

Estos delincuentes no suelen padecer trastorno mental. Si lo tuviera, su intensidad no suele


ser suficiente como para repercutir en su responsabilidad penal. En cuanto a la víctima, suele
ser del sexo femenino y de edad variable, con mayor frecuencia de víctimas menores de 12
años y entre 23 y 30 años. Todos estos aspectos pueden verse reflejados en el caso planteado.

El delito en general, y el sexual en particular, se han asociado con unos u otros trastornos mentales o
de personalidad. El problema, precisamente, es definir esos “unos y otros” trastornos, ya que preva-
lece una disparidad de resultados, debido, probablemente, a diferencias en las muestras analizadas,
en las variables medidas y en los instrumentos empleados. (García López).

AGRESORAS SEXUALES: La participación de la mujer como victimaria es ampliamente menor


a la del hombre, al menos según lo que consta en las estadísticas y registros de denuncias.
Los casos reportados se corresponden con víctimas de edad preescolar, existiendo general-
mente victimización previa al niño por parte de la agresora. 

En muchas oportunidades, la conducta se realiza en conjunto con alguien (frecuentemente un hom -


bre), constituyendo un modo de abuso pasivo en el que la mujer participaría como observadora de la
situación de abuso sexual, pero sin intervenir.

AGRESORES SEXUALES JUVENILES: Los agresores sexuales de menor edad tienden a haber
experimentado depresión, ira y conducta disruptiva, victimización de abuso emocional o
abandono, separación de los padres, bullying, abuso físico y sexual, rechazo escolar y dificul-
tades intelectuales.

Además, suelen proceder de familias muy disfuncionales, con presencia de alcoholismo, his-
toria criminal, abuso y negligencia en el cuidado de los hijos, falta de supervisión parental di-
recta, depresión de alguno de los padres (con más frecuencia de la mujer), suicidio en pre -
sencia del hijo, familiares delincuentes, estatus socioeconómico bajo y violencia intrafami-
liar. 

Por otro lado, se dice que los agresores juveniles presentaron conductas crueles o sexuales
con animales, bajas conductas prosociales y de responsabilidad hacia otros, poca empatía y
apego inseguro. Por otro lado, tienden a escoger a los niños más jóvenes.

DISTORSIONES COGNITIVAS: “Las DISTORSIONES COGNITIVAS serían el único aspecto común


a todos los agresores sexuales, y consisten en un conjunto de creencias, racionalizaciones,
justificaciones y negaciones que el agresor puede exhibir con relación al delito”. (García Ló-
pez). Se considera que, en ciertos casos, la exposición a contenidos pornográficos o experien-
cias sexuales tempranas puede trasmitir modelos de relaciones sexuales de tipo violento o
contrarios a tabúes sociales, como el incesto. Sin embargo, tales distorsiones pueden ser también
un resultado de la propia conducta desviada, como justificación interna del agresor sobre su conduc -
ta, basada en una interpretación distorsionada de la actitud de la víctima. (García López).

FANTASÍAS SEXUALES: Las fantasías constituyen un componente importante de la excitación


sexual normal y su contenido puede ayudar a identificar el sentido de la conducta sexual y las
motivaciones de la misma. En este sentido, la diferencia entre los agresores sexuales y la población
adulta general no es en relación a su contenido desviado, sino en relación a la función que
cumplen en los agresores sexuales y su consecuente materialización, representando un im-
portante factor en la génesis de los delitos sexuales.

…Un instrumento para evaluarlas es el ‘Cuestionario de Fantasías Sexuales, CFS’ (Sex Fantasy
Questionnaire, SFQ) de Wilson que se compone de 40 ítems que, en grupos de diez, miden
cuatro tipos de fantasías sexuales:

1. De intimidad, relativos a besar o tener relaciones con el ser querido.


2. De exploración, como la participación en orgías y en intercambio de parejas.
3. Impersonales, referidas a relaciones con extraños o pornografía.
4. De sadomasoquismo, sobre el uso de la fuerza o la humillación en las relaciones sexuales.
(García López).

En relación a las fantasías y al caso planteado, podemos hacer referencia al siguiente fragmento:

Expresó a los demá s internos que le gustaba ser violento y dominar a sus compañ eras o novias,
maltratarlas, hacerles dañ o, provocarles dolor; y que le preocupaba que lo atrapen. Deseaba to-
mar venganza. Mientras mayor riesgo existe en las situaciones que vive, mejor se siente; no
siente el dolor de otros, tiene fantasías de salir hacer cosas peores y se cuestiona si matar o no a
sus víctimas para garantizarse su no captura. También expresó que, cuando saliera, llevaría a
cabo esas fantasías. Efectivamente, al salir, abusó sexualmente de otras 7 mujeres.

ACTITUDES SEXISTAS: Las actitudes sexistas constituyen distorsiones cognitivas importan-


tes que pueden incidir de manera directa en la ejecución de hechos criminales. 

Pueden medirse con diferentes instrumentos:

Echeburúa y Del Corral proponen el Inventario de Pensamientos Distorsionados sobre la


Mujer y el Uso de la Violencia, compuesto por ítems acerca de la concepción de la mujer en
un status de inferioridad y sobre la justificación de la violencia como forma de resolver los
conflictos interpersonales. (García López).

Existen muchos otros instrumentos que pueden emplearse. Su aplicación se torna imprescindible en
la consideración de cada caso en particular ya que, por ejemplo: …un aspecto relativamente dife-
rente de los estereotipos de los géneros, y que puede ser un factor de riesgo de la agresión de
género, es la creencia de que se debe responder con firmeza y violencia ante el cuestiona-
miento del propio respeto y autoridad. (García López).

En ocasiones, …las actitudes sexistas pueden ir enmascaradas en lo que se ha llamado ‘SEXIS-


MO BENÉVOLO’, que implica un conjunto de actitudes discriminatorias hacia la mujer disi-
muladas en un tono afectivo positivo con tres componentes: UN PATERNALISMO PROTEC-
TOR, LA LÓGICA DE QUE LAS CUALIDADES DE LAS MUJERES COMPLEMENTAN A LAS DEL
HOMBRE Y EL RECONOCIMIENTO DE QUE LOS HOMBRES DEPENDEN DE LAS MUJERES PARA
CUESTIONES COMO LA REPRODUCCIÓN. (García López).

En el caso propuesto, las actitudes sexistas son la raíz del accionar del agresor, tal como se evi-
dencia en el siguiente fragmento:

Una vez que fue sentenciado, aceptó los hechos y ofreció entrevistas a periodistas que exaltaron
su poder, en las cuales el condenado aprovechó para amenazar y despreciar a las mujeres que
fungieron como fiscales en el proceso.

M4.P2 - DELITOS ESPECIALES. POBLACIONES PARTICULARES II

En el módulo 4 se hará referencia a distintas conductas particulares que merecen una distinción por
su gravedad, singularidad o conflictividad.

El suicidio es un problema complejo, cuyo abordaje conlleva un compromiso social de gran


relevancia. Considerando que puede prevenirse en muchos de los casos, las actividades de
prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad.

El hecho de que los índices reflejen que son cada vez más jóvenes las personas que tienen este tipo de
conducta, o lo intentan, es alarmante y requiere atención y respuesta a nivel sistémico.

CONDUCTAS ESPECÍFICAS

A continuación, se revisan las aplicaciones y propósitos de las distintas profundizaciones de la psico-


patología en conductas específicas y su identificación en un caso puntual:
SUICIDIO

Existen distintos desarrollos que afirman que el suicidio conlleva un proceso previo. Comien-
za con una idea de muerte, a la que le sigue la idea de matarse y, posteriormente, la planea-
ción. Luego puede existir un intento de suicidio o la consumación efectiva. Mientras más tiem-
po pase una persona pensando en cómo matarse, más probabilidades existen de que lo lleve
a cabo. Y entre más intentos tenga, más cerca está de consumar el suicidio.

No existe un tiempo determinado para su ejecución. Puede llevar días, semanas, meses o incluso
años. En algunos casos la persona se detiene en alguna de las fases sin llegar a cometer el acto suici -
da. Podemos observar esto remitiéndonos al caso planteado y los datos allí expuestos:

El 40% de los jóvenes LGBTQ en Estados Unidos dicen que han considerado seriamente el sui-
cidio en los últimos 12 meses, según un sondeo publicado el miércoles, mientras que la cifra sube a
más de 50% para los jóvenes transgénero y no binarios consultados. (Infobae).
 
Este fenómeno está alcanzando progresivamente a poblaciones cada vez más jóvenes y adquiere ma-
yor magnitud, por lo que comienza a ser reconocido como un problema de salud pública. Esta consi -
deración implica la necesidad de desarrollar estrategias y políticas públicas para su abordaje, pre-
vención y tratamiento. 

En el caso planteado, se señala al respecto:

Entre las personas de 10 a 24 añ os el suicidio es la segunda causa de muerte, segú n Trevor


Project, una organización sin fines de lucro que se concentra en la prevención del suici-
dio entre jóvenes que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros y
queer, incluidas las personas no binarias, individuos cuya identidad o expresión de géne-
ro está fuera de las categorías de masculino y femenino.
El sondeo fue realizado entre el 2 de diciembre de 2019 y el 31 de marzo de 2020, principal-
mente antes de que comenzaran a aparecer brotes de coronavirus en Estados Unidos. Amplía
los datos del primer sondeo nacional del proyecto, divulgados el añ o pasado que mostraron que
un 39% de los jó venes LGBTQ habían considerado seriamente un intento de suicidio en los ú lti-
mos 12 meses. (Infobae).
 
Existen distintas formas para trabajar con estas realidades. Las más comunes y con mayor efecti-
vidad resultaron ser la terapia breve, la narrativa, enfoques sistémicos, cognitivo-conductua-
les y humanistas que facilitan la reestructuración en jóvenes que se han visto desestabiliza-
dos o desestructurados.

En cuanto a esto y a la información aportada por los resultados de la investigación planteada, el


caso planteado aporta:

La encuesta, ademá s, reveló que el 68% de los consultados informaron de síntomas de tras-
torno de ansiedad generalizada, el 55% informó de síntomas de trastorno depresivo gra-
ve y el 48% informó de haberse autolesionado.
En un entorno clínico de salud mental, las respuestas a una encuesta como ésta conducirían a
evaluaciones de seguimiento, segú n Amy Green, líder del estudio y directora de investigació n
del Proyecto Trevor. “Nuestros médicos, pediatras y proveedores de salud mental deben eva-
luar a los jó venes”, dijo, instando a los profesionales a examinar má s de cerca las cuestiones de
sexualidad y género en los entornos de salud mental de los jó venes.
Jack Turban, becario de psiquiatría infantil y adolescente de la Facultad de Medicina de la Uni-
versidad de Stanford, donde investiga la salud mental de los jó venes transgéneros, dijo que los
hallazgos “destacan que nuestra sociedad tiene un largo camino por recorrer para crear un am-
biente má s seguro y má s afirmativo para los jó venes LGBTQ”. “Una vez má s vemos las devasta-
doras consecuencias para la salud mental de nuestros fracasos”, afirmó en diá logo con NBC
News. (Infobae).

La Organización Mundial de la Salud estima que se suicidan alrededor de un millón de personas por
año. 

Los países desarrollados notifican elevadas tasas de mortalidad por esta conducta y ofrecen datos
que se elevan por encima de 30 suicidios por cada 100 mil habitantes y, en algunos, sobrepasan los
40; mientras que los intentos fallidos ocurren a razón de 10 por cada suicidio consumado. (García
López). 

Si a esta tendencia en aumento le sumamos la consideración de que las personas involucradas son
cada vez más jóvenes, la situación se complejiza aún más. Sabemos que durante la adolescencia y el
inicio de la juventud tienen lugar una serie de cambios a nivel físico, hormonal, emocional, social y
cultural que conllevan altos montos de ansiedad, angustia y temor. Durante esta etapa se empieza a
buscar una mayor independencia, tiene lugar la conformación y el afianzamiento de grupo de pares,
comienza la vida amorosa, se consolidan aspectos identitarios, etcétera. En el proceso de adaptación,
el joven puede experimentar sentimientos de inadecuación y de no pertenencia, lo que a su vez puede
conducir al desarrollo de conductas que inciden negativamente en el medio familiar y social y des -
embocar en estilos de vida poco saludables, como la mala alimentación, el desarrollo de adicciones,
las relaciones conflictivas y otras conductas poco sanas que afectan la calidad de vida del joven.

Esta constitución y conformación de la identidad incluye la dimensión sexual y la de género, es decir,


la identificación y actuación del joven como un ser sexual y sexuado. Dicho comportamiento se en -
cuentra determinado por factores de orden psicosexual que dependen principalmente de los sistemas
de creencias, restricciones, normas familiares y expectativas del rol asignado, que los llevan a dife -
renciarse como hombres o mujeres.

Si bien muchos jóvenes LGBTQ se enfrentan a la discriminación, la gran mayoría (86 por ciento) in-
formó de que tenía una persona en quién apoyarse, al menos una que los sostiene firmemente, y los
que tienen ese apoyo informan de menores tasas de intentos de suicidio en general. “El simple acto
de aceptar y dejar que los niños expresen su identidad puede ser increíblemente podero-
so”, afirmó Amy Green, la líder del estudio y directora de investigación del Proyecto Trevor.
(Infobae).

Estas transformaciones tienen influencia directa en el comportamiento de los jóvenes, gene-


rando conductas impulsivas o violentas y sentimientos de angustia y confusión que pueden
llevar a estados de ansiedad y depresión. Todos estos factores, propios de esta etapa vital,
son detonantes de la aparición de ideas suicidas que se manifiestan, entre otros comporta-
mientos, en frases del tipo: “nadie me quiere”, “no me entienden”, “mi familia estaría mejor
sin mí”, “es mejor morir que seguir sufriendo”.

Jack Turban, becario de psiquiatría infantil y adolescente de la Facultad de Medicina de la Universi-


dad de Stanford, donde investiga la salud mental de los jóvenes transgéneros, dijo que los hallazgos
“destacan que nuestra sociedad tiene un largo camino por recorrer para crear un ambiente más se -
guro y más afirmativo para los jóvenes LGBTQ”. “Una vez más vemos las devastadoras consecuencias
para la salud mental de nuestros fracasos”, afirmó en diálogo con NBC News. (Infobae).

El suicidio en sí es un tema que tiende a ocultarse, porque está relacionado con la vergüenza
social y asociado a ciertos tabúes. En muchas oportunidades, se tiende a decir que las causas
de la muerte fueron otras para no hacer referencia a que dentro de una familia pueda existir
un hecho de suicidio. 
Es por esto que en los sistemas familiares en los que se promueve la comunicación y la acep-
tación de las diferencias es menos probable que se desarrollen conductas autodestructivas,
mientras que la ideación suicida se presenta más frecuentemente en familias desestructura-
das, donde no hay claridad en los límites, donde hay violencia intrafamiliar y algunos de sus
miembros tienen problemas académicos, de drogadicción o problemas de alimentación. 

Si se considera a la familia como un sistema, es preciso recalcar que no se ha mantenido está-


tica a lo largo del tiempo, por lo que hay que contemplar otros elementos más macro, que se
reflejan en los cambios demográficos, la forma como se organiza la sociedad, los factores re-
lacionados con la economía, los roles sociales, etcétera.

No obstante, …el papel que juega la familia en todas sus dinámicas como un contenedor o un
facilitador para el comportamiento suicida es fundamental: es común que el joven con ideas
autodestructivas comience a manifestarlo dentro de su ámbito familiar y con su círculo de
amigos más cercano. Sin embargo, en muchos casos estas señales pasan desapercibidas, pero
en otros, los familiares no preguntan por miedo a constatar lo que ya suponen, por no saber
qué hacer” (García López).

La familia a veces prefiere sostener dichos como “hay que poner de uno” o “ya pasó, no im-
porta”, sin saber que las ideas autodestructivas requieren ayuda profesional y que la pérdida
de interés en la vida cotidiana, la tristeza profunda, la desesperanza, la pérdida de apetito, el
pesimismo y el insomnio son síntomas de depresión.

Al respecto, podemos remitirnos a los siguientes fragmentos:

La encuesta, ademá s, reveló que el 68% de los consultados informaron de síntomas de tras-
torno de ansiedad generalizada, el 55% informó de síntomas de trastorno depresivo gra-
ve y el 48% informó de haberse autolesionado.
Si bien muchos jó venes LGBTQ se enfrentan a la discriminació n, la gran mayoría (86 por ciento)
informó que tenía una persona en quién apoyarse, al menos una que los sostiene firmemente, y
los que tienen ese apoyo informan de menores tasas de intentos de suicidio en general. “El sim-
ple acto de aceptar y dejar que los niños expresen su identidad puede ser increíblemente
poderoso”, afirmó Amy Green, la líder del estudio y directora de investigació n del Proyecto
Trevor. (Infobae).

También podemos considerar otro tipo de suicidio, el que le sigue a un homicidio. Este tipo de
acto se da de manera muy frecuente luego de un femicidio. 

Se ha propuesto que la conducta suicida, tanto la ideación suicida previa como el suicidio
consumado a posteriori de acabar con la vida de la mujer, podría ser uno de los factores cla-
ves para distinguir ambos grupos. Además, se ha constatado que el suicidio intentado y consuma-
do están directamente vinculados al feminicidio y a los procesos de ruptura sentimental. “De allí
que, tanto para prevenir el suicidio como el feminicidio, se requiera conocer mejor la vincula-
ción entre la ideación suicida y el abandono de la pareja”. (Aguilar Ruiz).

M3.P3 - DELITOS ESPECIALES. POBLACIONES PARTICULARES III

En el cuarto módulo, se hará referencia a distintas conductas particulares que merecen una distin -
ción por su gravedad, singularidad o conflictividad.

La violencia de género es uno de los fenómenos cuyo aumento resulta alarmante. Más allá de
los movimientos y causas sociales, las políticas y estrategias de intervención no resultan sufi-
cientes para controlar los efectos de las ideologías, creencias y distorsiones cognitivas con
sustento machista.

La deconstrucción de este sistema, representaciones y prácticas de masculinidades será un


trabajo que tome tiempo y compromiso de la sociedad y de los agentes e instituciones en ge-
neral. Las cifras de femicidios llegan a niveles alarmantes e inhumanos. 

En la siguiente lectura se abordará este tipo de conducta específica que en el último tiempo se ha
convertido, en cierto modo, en una pandemia.

Por otro lado, haremos referencia al infanticidio y las consideraciones para su delimitación.

FEMINICIDIO

A continuación, se revisan las aplicaciones y propósitos de las distintas profundizaciones de la psico-


patología en conductas específicas y su identificación en un caso puntual.

L3 Femicidio en Villa Soldati_ fue a un curso sobre violencia de género y al otro día murió
quemada por su ex pareja - Infobae.pdf

No es hasta hace relativamente poco tiempo que la violencia de género se convierte en un fenómeno
visible, constituyendo una de las formas más evidentes de la desigualdad, la subordinación y
las diferencias e imposiciones en base a relaciones de poder de los hombres sobre las muje-
res. 

Desde el comienzo del caso propuesto, podemos recuperar ejemplos tales como: “En ese marco,
la mujer estaba conociendo a otro hombre y el agresor la amenazó con que iba a matarla en caso
que la viera junto a él” (Infobae)

La Organización Mundial de la Salud establece que más del 35% de las mujeres de todo el mundo ha
sufrido violencia física y/o sexual por parte de un hombre, sea o no su pareja, en algún momento de
su vida. Si a estas cifras se le suman las del acoso sexual, la situación se torna mucho más que preo -
cupante. Padecer este tipo de violencias conduce a tasas más altas de depresión y más posibilidades
de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia. El
número de denuncias de mujeres que sufren malos tratos por parte de sus parejas o exparejas senti -
mentales ha aumentado considerablemente.

No obstante, los casos no denunciados hacen a una cifra inmensa y monstruosa. Esto se evidencia en
los datos que consigna la noticia de Infobae con la que estamos trabajando: si bien no había denun-
cias previas, determinaron que hubo “violencia de género y psicológica” y que la relación con Les -
cano había terminado, pero él había regresado a la vivienda con la excusa de que su padre había fa -
llecido y estaba depresivo. (Infobae).

La violencia de género es una problemática social que debe ser abordada no solo de manera urgente
sino también de forma interdisciplinaria y en los distintos sistemas. En este sentido, la visibilización e
intervención en estas realidades convoca a todo el macrosistema. Así sucede en el caso que nos ocu -
pa: ““La situación era insostenible, a tal punto que una testigo dijo que ella se quería ir a un refugio,
estando en su propia casa y con sus hijos”, afirmó un vocero”. (Infobae).

Si buscamos definir a la violencia de género podríamos decir que:

Es todo acto violento al sexo y género femenino que tenga o pueda tener como resultado un
daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, así como las amenazas de tales actos, la coac-
ción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en
la vida privada, siendo su origen cultural y no biológico. (Asamblea General de la ONU).
 
Es importante recalcar que la base de este tipo de agresión no radica en la diferencia de los
sexos, sino que tiene que ver con distintas representaciones e ideologías desarrolladas e im-
puestas por un sistema patriarcal que determina distintos modos de ser, actuar, pensar y ha-
cer. De estos desarrollos y posicionamientos machistas devienen diferentes expectativas, ta-
reas y funciones asignadas por los roles e identidades asignados bajo la etiqueta del género,
en base a las que se definen las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, dando
lugar al surgimiento de la violencia de género. Estos comportamientos violentos se sustentan
en la distorsión cognitiva de superioridad de un sexo sobre el otro. 

La Organización de las Naciones Unidas define a este tipo de violencia como:

Todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o
psíquico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad, ya sea que
ocurra en la vida pública o en la privada. (ONU).

En los últimos tiempos, son numerosos los movimientos, intervenciones, acciones y políticas que se
llevaron a cabo con la intención de disminuir estas conductas. No obstante a esto, los números por
casos de violencia de género siguen en aumento llegando a cifras horrorosas. Prestemos atención a
este fragmento del caso:

Por otro lado, las pesquisas también hallaron un cuaderno con anotaciones personales de la víctima,
que había tomado apuntes sobre un curso de violencia de género, organizado por el Movimiento Te-
resa Rodríguez y al que había concurrido un día antes del hecho. (Infobae). 

Es importante establecer la diferencia entre feminicidio y femicidio. El femicidio es: …el asesi-
nato de una mujer por un hombre por el simple hecho de ser mujer, sin diferenciar si el hecho
se produce en el ámbito público o privado o si existía o no algún tipo de relación ente la vícti-
ma y el agresor. (Peramato Martín). 

El femicidio se transforma en feminicidio cuando las autoridades no realizan con eficiencia


sus funciones para prevenirlos, evitarlos y sancionarlos. “Para que el femicidio se configure
como tal debe tratarse de un delito doloso, por ende, debe existir la intención de producir la
muerte de una mujer por parte de un hombre” (Contini). 

El 14 de noviembre del año 2012 se sanciona la ley 26.791. Su promulgación tiene lugar el
11 de diciembre del mismo año.

La misma modifica el artículo 80 del Código Penal argentino incorporándole la figura del fe-
micidio. Anteriormente, el proyecto obtuvo media sanción en diputados en abril de 2012, pero en oc-
tubre del mismo año, al pasar por el senado sufrió modificaciones que lo devolvieron a la cámara de
origen. El femicidio no fue incorporado como figura penal autónoma, sino que se lo considera
un agravante del homicidio. Según el artículo 80 (9), se impondrá reclusión o prisión perpe-
tua pudiendo aplicarse la condena accesoria del artículo 52 a quien matare:

I N C I S O 1 I N C I S O 4 I N C I S O 1 1 : A su ascendiente, descendiente, cónyuge o ex cónyuge o la


persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja mediare o no conviven-
cia". Puesto que su redacción anterior penaba al que matare a su "ascendiente, descendiente
o cónyuge sabiendo que lo son". Los ascendientes son padre, abuelo, bisabuelo, etcétera; en
tanto que descendientes son hijo, nieto, bisnieto, etcétera.
En relación a las consideraciones legales, podemos hacer referencia a los siguientes fragmentos
del caso abordado:

El hombre está acusado por el delito de “homicidio cuá druplemente agravado por ser haber
sido perpetrado por un hombre contra una mujer, mediando violencia de género, por haber
ocurrido en una relació n de pareja, por haber mediado alevosía y por haber tenido como propó -
sito causar sufrimiento a la persona con la que mantuvo una relació n de pareja”.
De esta manera, quedó inmediatamente detenido, ya que hasta el momento se hallaba en liber-
tad.

En cuanto a los números y estadísticas, se sabe que de todos los asesinatos uno de cada siete es per -
petrado por un miembro de la pareja y que alrededor del 38% de todas las mujeres asesinadas lo son
a manos de sus propias parejas. En este sentido, la violencia contra la mujer es un fenómeno comple -
jo que requiere intervenciones especializadas desde diversos ámbitos. 

En lo concerniente a la heterogeneidad de maltratadores en general, se ha demostrado que


no son un grupo homogéneo ni hay un solo factor que los determine. Sobre este paradigma,
se han identificado varias tipologías de agresores. No obstante, hasta el momento, los re-
sultados de la investigación empírica confirman, mayoritariamente, la existencia de dos ti-
pologías de feminicidas. LA PRIMERA CATEGORÍA, CORRESPONDERÍA A UN PERFIL DE
HOMBRES CON RASGOS ANTISOCIALES. LA SEGUNDA, A AQUELLOS CON UN PERFIL NOR-
MALIZADO CONVENCIONAL.
…LOS ANTISOCIALES -conocidos también por tipo Alpha, suficientemente controlados o
violentos en general– representan aproximadamente un 46-56% de los maltratadores y
son personas violentas, que normalmente presentan un trastorno antisocial y/o narcisista
de la personalidad… con actitudes machistas, historial de violencia de género, abuso del al-
cohol y de las drogas y más antecedentes penales. Contrariamente, no suelen manifestar
ideaciones suicidas y el crimen es impulsivo y provocado por una intensa ira. A su vez, se
sabe que estos agresores reinciden más que los normalizados.
LOS AGRESORES CONSIDERADOS NORMALIZADOS, conocidos también por Beta, son so-
brecontrolados o violentos solo en la familia, representan aproximadamente un 27-43% de
los agresores. Presentan poca psicopatología, a pesar de que pueden ser diagnosticados de
trastornos de personalidad dependiente o esquizoide. Estos hombres abusan menos del al-
cohol y de las drogas y tienen menos antecedentes y comportamientos violentos. El crimen
sería planificado, causado principalmente por el abandono de la pareja, y podría ser prece-
dido por ideaciones o tentativas suicidas. En cuanto al modus operandi, se ha afirmado
que estos hombres podrían llegar incluso a ser más violentos con la víctima que los antiso-
ciales. (Aguilar Ruiz).

En relación al caso planteado, podemos citar: 

En un primer momento, Arancibia solo pudo decir que se había prendido fuego con “alcohol”.
En tanto, el hombre había dicho que él estaba en el comedor, mientras ella se provocó las que-
maduras en el bañ o.
Sin embargo, la jefa de terapia intensiva del Piñ ero aseguró que a la mujer “la rociaron cuando
estaba sentada”, dado que los muslos también los tenía quemados y si hubiese estado parada se
habría prendido fuego las zapatillas y todo el pantaló n.
No obstante, en una ampliació n de la autopsia se confirmó que Arancibia fue rociada con etanol,
es decir alcohol, y que estaba sentada al momento del hecho, tal cual había dicho la médica del
Piñ ero.
Ademá s, el acusado tenía el brazo derecho “muy quemado” y el legista aseguró que fueron lesio-
nes “propias de una defensa de víctima porque cuando se quema toma el brazo del agresor”.
(Infobae).
 Dice Raúl Aguilar Ruiz:

Ahondando en los rasgos definitorios entre tipologías de feminicidas antisociales y normali-


zados, se ha propuesto que la conducta suicida, tanto la ideación suicida previa como el suici-
dio consumado a posteriori de acabar con la vida de la mujer, podría ser uno de los factores
claves para distinguir ambos grupos. Además, se ha constatado que el suicidio intentado y
consumado están directamente vinculados al feminicidio y a los procesos de ruptura senti-
mental. De ahí que, tanto para prevenir el suicidio como el feminicidio, se requiera conocer
mejor la vinculación entre la ideación suicida y el abandono de la pareja. (Aguilar Ruiz).

 En el caso que tomamos como referencia, se lee: 

Por ú ltimo, si bien no había denuncias previas, determinaron que hubo “violencia de género y
psicoló gica” y que la relació n con Lescano había terminado, pero él había regresado a la vivien-
da con la excusa de que su padre había fallecido y estaba depresivo.
En ese marco, la mujer estaba conociendo a otro hombre y el agresor la amenazó con que iba a
matarla en caso que la viera junto a él. (Infobae).
 
Existen distintos aportes desde el ámbito de la perfilación criminal a partir de los cuales se
pueden inferir las características de un criminal a partir de la manera en que actúa al come-
ter un delito, es decir, en base al análisis del modus operandi y el análisis de la escena del
crimen. Así, pueden establecerse distintas tipologías de feminicidas. La mayor presencia de
maltrato físico previo contra la mujer se asocia significativamente al grupo antisocial. En re-
lación a esto, cabe destacar que “LOS FEMINICIDAS QUE ESTÁN EN PRISIÓN MANIFIESTAN
UN COMPORTAMIENTO MENOS VIOLENTO QUE LOS ENCARCELADOS POR OTRA CLASE DE
HOMICIDIOS” (Aguilar Ruiz), no existiendo antecedentes penales en la mayoría de ellos.

En cuanto a la dinámica de la relación afectiva durante el año previo al crimen, “se constata
que el hecho más usual es el abandono de la mujer, siendo éste uno de los factores de riesgo
más asociados al feminicidio” (Aguilar Ruiz). Se puede constatar, también, que el femicidio
no es necesariamente el resultado final de una historia de maltrato, sino que puede deberse a
una pérdida de control y poder del hombre sobre la mujer. 

En cuanto a la premeditación y planificación del delito, “la mayoría de los crímenes son pla-
neados y totalmente voluntarios, es decir, sin mediar discusión previa que pudiera haber
condicionado la aparición repentina del impulso homicida” (Aguilar Ruiz). 

En relación a la posible psicopatología presente en los agresores, podemos hacer refe-


rencia al Trastorno Paranoide de la Personalidad como el más frecuente entre los delitos
de violencia sobre la mujer.

En el caso de la violencia de género, los maltratadores con Trastorno Antisocial de la Perso-


nalidad, habrían usado la violencia de modo instrumental para resolver conflictos en la pa-
reja y mantener el poder en sus relaciones, sin existir motivaciones emocionales. “El maltrato
ejercido por un individuo con TAP se caracteriza por la manipulación, la falta de empatía y
la ausencia de remordimiento ante el dolor causado, con frecuentes conductas violentas y
crueles” (García López). 

“Es frecuente encontrar personas con Trastorno Límite de Personalidad entre imputados por
delitos de violencia doméstica (principalmente contra sus progenitores u otros familiares pr-
óximos)” (García López). Establecen relaciones interpersonales e intensas y experimentan
fuertes sentimientos contradictorios hacia una misma persona (amor-odio); cuanto más es-
trecho es el vínculo afectivo, más acentuados pueden estar estos sentimientos.

En cuanto al Trastorno Obsesivo-Compulsivo de la personalidad, García López explica que “su


estilo controlador, exigente, crítico y escasamente empático hace que la convivencia con es-
tas personas sea muy difícil y a veces marcada por la presencia de un auténtico maltrato psi-
cológico tanto a la pareja como al resto de los allegados”.

Al adoptar una perspectiva de género, se busca explicar este tipo de violencia como una forma de
sostener y perpetuar la desigualdad histórica existente entre hombres y mujeres en la que el hombre
ejerce la violencia como demostración de poder y mantenimiento del control en la relación que se
vuelve aún más violenta cuando no se cumplen sus expectativas o se amenaza con terminar la rela-
ción. 

Por tanto, la base de la violencia estaría en esta visión machista del hombre que intenta man -
tener los privilegios que ha obtenido a lo largo de la historia.
 
Las instituciones también reproducen este tipo de prácticas de masculinidades:

Con esos datos y tras el fallecimiento de la víctima, la fiscal pidió la detenció n de Arancibia, pero
el juez la negó en un primer momento y le solicitó que profundice la investigació n porque toda-
vía no había quedado determinado si efectivamente se trató de un ataque o de un suicidio.
Ante esa situació n, la funcionaria judicial dispuso nuevas medidas, entre ellas un allanamiento
en el que secuestraron una botella de alcohol que contenía menos de la mitad del líquido y un
encendedor, que anteriormente no fueron hallados.
La Gendarmería había encontrado solamente un diluyente que coincidía con el testimonio de
Lescano, quien aseguró que ese había sido el acelerante que la mujer había utilizado para suici-
darse.
No obstante, en una ampliació n de la autopsia se confirmó que Arancibia fue rociada con etanol,
es decir alcohol, y que estaba sentada al momento del hecho, tal cual había dicho la médica del
Piñ ero.
Ademá s, el acusado tenía el brazo derecho “muy quemado” y el legista aseguró que fueron lesio-
nes “propias de una defensa de víctima porque cuando se quema toma el brazo del agresor”.
(Infobae).

El trabajo e intervención con los agresores busca transformar ideas, creencias y distorsiones
cognitivas a fin de arribar a “comportamientos más igualitarios en conjunción con una rees-
tructuración de los roles de género tradicionalmente aceptados” (Ruiz Arias et al.).

En cuanto a esto último, es importante hacer referencia a las elevadas cifras de reincidencia de los
agresores. Una de las principales causas se asocia a que los tratamientos son generales y no conside -
ran la especificidad del tipo de agresor y su tipología, lo que obstaculiza una mayor eficacia terapéu-
tica.

INFANTICIDIO

A continuación, se revisan las aplicaciones y propósitos de las distintas profundizaciones de la psico-


patología en conductas específicas y su identificación en un caso puntual.

L3 Mujer de 20 años acuchilló hasta la muerte a su bebé recién nacido - Infobae.pdf


En la antigüedad, el infanticidio y el abandono de niños eran prácticas absolutamente tolera-
das en las que ya se podían distinguir discriminaciones basadas en el género (si se daba a luz
a un hijo varó n, se lo conservaba, pero a una hija mujer se la podía abandonar) y las diferencias
(se abandonaba a los hijos deformes). Los niños y niñas fueron considerados a través de la his-
toria como una propiedad de sus padres, por lo que no tenían reconocidos ningún tipo de de-
rechos ni libertades con estatuto legal propio. Esta falta de identidad social y legal del niño
llegó hasta los primeros años del siglo XX. 

En 1959, tiene lugar la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS DEL NIÑO, la cual com-
prende diez principios de carácter no vinculante para los estados firmantes. El 8 de marzo de
1989, sin votación, la COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS APROBÓ LA RESOLUCIÓN L 88,
por la que se acordó aprobar el proyecto de la CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NI-
ÑO. Esta Convención se convertiría en el primer tratado universal y multilateral que le va re-
conocer al niño unos derechos como ser humano, derechos que, por otra parte, tienen la par-
ticularidad especial de que están adaptados a sus características y necesidad. 

La forma más grave de maltrato infantil es el homicidio del niño. Puntualmente, el infantici-
dio, que consiste en demostrar que la muerte del recién nacido se produjo después de su naci-
miento. En relación al caso:

Los primeros informes señ alan que la joven dio a luz en su domicilio, ubicado en la calle Cao-
ba en la colonia Zimiz, en el municipio de Santa Catarina, el pasado 28 de agosto. Supuesta-
mente, fue después de alumbrar al bebé que la madre comenzó a apuñalarlo en tórax y cue-
llo hasta provocarle la muerte. (Infobae).

Algunas veces, debido a las condiciones del cadáver, se dificulta la prueba pericial, la cual se lleva a
cabo mediante examen del cadáver y la madre.

En el examen del cadáver del niño debe determinarse lo siguiente: SEXO; EDADES INTRAUTE-
RINA Y EXTRAUTERINA; PRESENCIA DE LESIONES; VIABILIDAD…; RESPIRACIÓN Y SUPERVI-
VENCIA FUERA DE LA CAVIDAD UTERINA; CAUSA DE LA MUERTE; CRONOTANATODIAGNÓS-
TICO, ETCÉTERA. (Universidad Peruana Los Andes). 

Volvamos al caso planteado: 

Tras realizar las investigaciones correspondientes, agentes estatales acudieron al domicilio de


la mujer, donde hallaron el cuerpo del recién nacido. Tras una revisió n médica, se confirmó
que era un varón de aproximadamente 36 semanas. Tras confirmar la causa de fallecimiento,
los agentes solicitaron que la mujer fuera vinculada a proceso por homicidio. (Infobae).

En la prueba pericial, …la edad puede calcularse si se reconocen ciertas características exter-


nas, como coloración de la piel, cabellos, pabellones auriculares, diámetro de la areola ma-
maria, presencia de surcos plantares, desarrollo de genitales externos, sitio de implantación
del cordón umbilical, características de las uñas, ausencia de lanugo.

…Los signos de duración de vida extrauterina se investigan mediante el estudio de las modifi-
caciones experimentadas en los primeros días de vida del recién nacido.

El sexo se determina con facilidad mediante la observación de los genitales externos del ca-
dáver. Cuando sólo se cuenta con restos del cuerpo, la determinación del sexo se complica.
LA VIABILIDAD es la capacidad que tiene el recién nacido de vivir fuera de la cavidad uteri -
na. Se considera no viable a un recién nacido cuando es incapaz de sobrevivir al nacimiento
por inmadurez o malformación congénita incompatible con la vida extrauterina.

Tiene gran importancia determinar en el examen médico forense si vivió fuera de la cavidad
uterina, ya que la demostración de la inexistencia de vida extrauterina excluye con seguridad
el homicidio del recién nacido.

La prueba más evidente de vida extrauterina es la respiración del recién nacido, puesto que
la adaptación inmediata al medio que ocurre al nacer se demuestra en la respiración. Tal de-
mostración se relaciona con las modificaciones importantes duraderas y persistentes que
manifiestan los pulmones al nacer, incluso después de producirse la muerte que se revelan
mediante pruebas macroscópicas, hidrostáticas e histológicas conocidas como DOCIMASIAS
PULMONARES. (Universidad Peruana Los Andes).

El homicidio del recién nacido puede llevarse a cabo de manera ACCIDENTAL O PROVOCADA.
En el segundo grupo se destacan las siguientes causas:

 ASFIXIA MECÁNICA: estrangulación o sofocación en cualquiera de sus variedades;


 TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO;
 ARMA BLANCA;
 ABANDONO;
 EXAMEN DE LA MADRE.

Ante la denuncia de la muerte de un recién nacido, cuando se sospecha homicidio y previa orden de
la autoridad en turno, el clínico debe realizar un reconocimiento médico forense de la presunta victi -
maria (la madre) y determinar si en ella hay signos de parto reciente (cronología de los signos y
síntomas de la involució n de los ó rganos que intervienen en la gestació n), y corroborarlo mediante
estudios de laboratorio, con las pruebas biológicas de embarazo, cuando éstas sean posibles.

El examen físico de la madre debe basarse en los siguientes aspectos: ANTECEDENTES GINE-
COOBSTÉTRICOS; ANTECEDENTES DE LA FECHA DE SU ÚLTIMO EMBARAZO; ESTADO AC-
TUAL DE LOS GENITALES EXTERNOS E INTERNOS; PRESENCIA DE LOQUIOS Y OTRAS SECRE-
CIONES VAGINALES; PRESENCIA DE SECRECIÓN MAMARIA (calostro o leche); INVOLUCIÓN
DEL ÚTERO; ESTUDIOS DE LABORATORIO (cuantificació n de gonadotropina corió nica huma-
na); EXAMEN PSIQUIÁTRICO; EXAMEN DEL LUGAR DE LOS HECHOS. (Universidad Peruana
Los Andes).

En cuanto a esto ú ltimo, resulta pertinente ejemplificar con el caso planteado: “En redes socia-
les circula la versió n de que el objetivo de la presunta infanticida era ocultar el embarazo de
su paraje sentimental, quien desconocía que su pareja esperaba un hijo” (Infobae).

“Por último, el médico forense, tras practicar la necropsia de ley y el examen a la madre (cuando sea
posible), debe informar a la autoridad en turno los datos encontrados en el cuerpo de la víctima y la
madre” (Universidad Peruana Los Andes).

M4.P4 - DELITOS ESPECIALES. POBLACIONES PARTICULARES IV

En la segunda parte del módulo 4 se abordan distintas poblaciones cuyo estudio muestra diferentes
particularidades que deben tenerse en cuenta al momento de intervenir. 

Aquí incluimos las etnias (con sus propios sistemas de creencias y representaciones), las mi-
norías etarias (y su mayor protagonismo en escenarios criminales), aquellas personas que
usan las enfermedades como armas o aquellas presas de una enfermedad terminal cuyo des-
enlace y condiciones deben responder a derechos humanos que se debaten entre la vida y la
dignidad.

En la presente lectura abordaremos estas poblaciones particulares desde distintas perspectivas.

POBLACIONES ESPECIALES

A continuación, se revisan las aplicaciones y propósitos de las distintas profundizaciones de la psico-


patología en poblaciones especiales y su identificación en un caso puntual:

EEUU: Se quita la mascarilla para toser a la cara de un bebé de un año porque la madre la
reprendió en español. La Policía de San José (California) busca a una mujer adolescente tras
un altercado en una cafetería en el que tosió varias veces sin mascarilla a un bebé.
En medio de la pandemia, en uno de los países má s afectados por COVID-19, una joven escupe a
un niñ o hispano en California porque la madre se enoja porque no estaba respetando la distan-
cia social establecida.
La Policía de San José (California) ha difundido el vídeo de una cá mara de seguridad con el obje-
tivo de apelar a la colaboració n ciudadana para encontrar a una adolescente tras un altercado
en una cafetería que terminó con la joven bajá ndose la mascarilla para toser sobre un bebé his-
pano de un añ o.
Los hechos se produjeron después de que la madre del bebé reprendiera a la joven adolescente
por no mantener la distancia de seguridad. Sin embargo, la víctima afirma que se trata de una
agresió n racista: "Me dijo: 'No entiendes lo que te digo como si ni siquiera hablara inglés", ha
afirmado en declaraciones a los medios de comunicació n.
La descripció n de la joven es la de una adolescente de unos 16 añ os de complexió n media con
una bandana gris, gafas y zapatillas estampadas. "Mi hijo no debería haber pasado por esto, es
muy pequeñ o, estoy segura de que le va a suponer un trauma", ha denunciado la mujer hispana.
(El Mundo).

ETNIAS, MINORÍAS ETARIAS, ROLES SEXUALES

Como es bien sabido, la delincuencia es un fenómeno multicausal y la mayoría de las investi-


gaciones abordan el problema desde un contexto o marco teórico que hace referencia a una
perspectiva determinada de la criminalidad.

TEORÍAS COMO LA ELECCIÓN RACIONAL consideran que la delincuencia tiene principalmen-


te su origen en el propio delincuente; otras teorías, COMO LA DE LA DESORGANIZACIÓN SO-
CIAL O LA TEORÍA DE LA TENSIÓN, proponen que la delincuencia se genera debido a la cultu-
ra y al entorno social o familiar del sujeto. Sin embargo, el ser humano es un animal biopsi-
cosocial que se ve influido por cada una de sus condiciones biológicas, psicológicas y sociales
y, todas ellas, aunque algunas en mayor medida que otras, son las que le llevan a cometer el
delito. (Lupiáñez et al).

Comprender la criminalidad en adolescentes nos permitirá desarrollar estrategias y políticas de in-


tervención adecuadas y tempranas con el fin de reducir las consecuencias. Es importante tener en
consideración que la violencia extrema en edades tempranas se correlaciona de manera directa con
un mayor riesgo de reincidencia futura. Además, es importante recalcar que, durante esta etapa evo-
lutiva, los jóvenes comienzan a regular los impulsos agresivos y sexuales, a forjar su identidad, ten-
diendo a adoptar conductas reactivas, desafiantes y agresivas. Tal como vemos en el caso planteado:
 
La Policía de San José (California) busca a una mujer adolescente tras un altercado en una cafe-
tería en el que tosió varias veces sin mascarilla a un bebé.
En medio de la pandemia, en uno de los países má s afectados por COVID-19 una joven escupe a
un niñ o hispano en California porque la madre se enoja porque no estaba respetando la distan-
cia social establecida.
La Policía de San José (California) ha difundido el vídeo de una cá mara de seguridad con el obje-
tivo de apelar a la colaboració n ciudadana para encontrar a una adolescente tras un altercado
en una cafetería que terminó con la joven bajá ndose la mascarilla para toser sobre un bebé his-
pano de un añ o. (El Mundo).

El homicidio, puntualmente, tiene estrecha relación con muchos otros fenómenos como el consumo
de drogas, el acoso escolar y la organización en bandas juveniles. También debemos tener en cuenta
que, en el entorno familiar, cuando el hijo es el agresor, la agresión más común es hacia la madre, lo
cual sabemos que puede desencadenar en agresiones posteriores a la pareja, es decir, en violencia de
género.

Uno de los modelos explicativos de la violencia en adolescentes incluye a su vez tres modelos:

1. EL MODELO DEL APRENDIZAJE SOCIAL DE BANDURA, que afirma que una persona es ca-
paz de aprender a través de la observación y de la imitación, y que posteriormente las
realice o no dependerá de sus características personales y de la motivación que tenga.
2. EL MODELO DE COERCIÓN RECÍPROCA ESTABLECE QUE: Las secuencias de interacción fa-
miliar de conductas relativamente poco importantes como desobediencia, quejas, burlas
o gritos, etcétera, proporcionan una base de aprendizaje para conductas agresivas más
graves que a su vez se refuerzan por otros miembros de la familia a diario, por ejemplo en
ataques o demandas de la madre, conducta coercitiva del niño y resultado positivo para el niño
por eliminación de la demanda de la madre y para la madre por eliminación de la conducta
coercitiva del niño, teniendo como resultado que padres e hijos se moldeen mutuamente. (Anó-
nimo).
3. Las teorías feministas que sustentan la existencia de una sociedad que favorece a la do-
minación y subordinación de la mujer al hombre, que ejerce violencia sistemática en
múltiples formas.

Ibabe, Jaureguizar y Díaz, por su parte, explica el fenómeno como la consecuencia del mode-
lado negativo, unas relaciones familiares disfuncionales (Modelo sistémico familiar, de Wha-
ler y Dumas) y la exposición a situaciones estresantes sin capacidad de afrontarlas de mane-
ra adaptativa (Modelo de Lazarus y Folkman). (Ministerio de Salud Pública de República
Dominicana)

EL MODELO ECOLÓGICO, por su parte, puede aplicarse en tanto: dicho paradigma explicativo
del fenómeno reconoce la existencia de una amplia y compleja gama de factores que aumen-
tan el riesgo de violencia y que contribuyen a perpetuarla o que, por el contrario, ayudan a
prevenirla.

BRONFENBRENNER propone que una combinación de factores actúa en diferentes niveles, in-
crementando la probabilidad de que la violencia ocurra, se repita o termine; aunque el resul-
tado dependerá siempre del contexto en el que se verifique la interacción de niños, niñas y
adolescentes en el hogar, la familia, la escuela, las instituciones, los lugares de trabajo, la co -
munidad y la sociedad en su conjunto. (Ministerio de Salud Pública de República Dominica-
na).

Otro de los factores que resulta relevante considerar es el de los ambientes que habitan los adoles -
centes, así como lo horarios.
 
La violencia viene concebida como un proceso dinámico con diversas etapas. Una pelea o una
agresión deben enmarcarse en una sucesión de interacciones que van a darle sentido. Así,
una agresión puede proceder de una serie previa de conflictos mal resueltos (ya sean éstos de tipo
relacional -entre sujetos o con el entorno- o de tipo individual). En este sentido, el contexto del
ocio nocturno presenta unas circunstancias específicas que deben tenerse en cuenta en el
análisis de este proceso, de entre las que cabe destacar la incidencia de los modelos de ges-
tión pública y privada de los espacios de ocio en la aparición y gestión de los conflictos.

Se han analizado asimismo los itinerarios festivos, ya que a medida que avanza la noche cambia el
peso de las circunstancias que pueden favorecer el incremento de los conflictos: aumenta el nivel de
frustración de los jóvenes si no se han visto colmadas sus expectativas, se incrementa el con-
sumo de alcohol y otras drogas, concurren la excitación y el cansancio, etcétera.

Los momentos previos a la agresión se han tomado en consideración, ya que, aunque quizás no están
ligados directamente a las fases de la misma, sí pueden, en cambio, aportar información sobre las
condiciones de identidad, de significación o de otro tipo que la explican. En este punto se ha dado
especial importancia a la información sobre cómo los jóvenes orientan y gestionan la fiesta.
Se han identificado también los umbrales de la violencia, es decir, el conjunto de circunstan-
cias que explican el paso de una situación crítica a una agresión o a la inhibición de la mis -
ma. Se ha analizado, lógicamente, la agresión, atendiendo especialmente a las circunstancias
(tiempo, lugar, gravedad) en que ésta se produce. Se ha incorporado el análisis de la reacción
de los diferentes actores ante un conflicto o una agresión, así como de los resultados de dicha
reacción, esto es, de sus consecuencias en el proceso agresivo. (Recasens i Brunet y Rodrí-
guez Basanta). 

En este sentido, es importante considerar: …el tiempo y lugar de los conflictos; las posibles con-
diciones del espacio y del entorno favorecedoras de comportamientos agresivos; los elemen-
tos relacionales presentes (con el grupo de iguales, con otros actores, etcétera); las condiciones
de identidad, de significación y de motivación; el consumo de alcohol y de otras drogas; y los
elementos de control formal e informal presentes (o ausentes). (Recasens i Brunet y Rodrí-
guez Basanta).

En cuanto al adolescente como agresor sexual es importante recalcar ciertos puntos. Por un
lado, …los agresores sexuales juveniles son más propensos que los adultos a admitir que han
agredido, lo cual mejora enormemente las posibilidades de éxito en el tratamiento, siendo
mayor su eficacia y su reincidencia menor que en jóvenes que cometen delitos de otra índole.
(Sánchez Herrero y Siria Mendaza). 

En los más jóvenes también pueden encontrarse distintos factores de riesgo como, por ejem-
plo:

FACTORES BIOLÓGICOS: “Algunos factores biológicos influyen en el desarrollo de una per-


sonalidad violenta, antisocial o delictiva, las agresiones sexuales también pueden tener
una base biológica, por ejemplo, alteraciones neurológicas o influencias hormonales” (Sán-
chez Herrero y Siria Mendaza). En relación a esto, “los factores biológicos obligan al hombre
durante su etapa de crecimiento a aprender a separar e inhibir la agresión en el contexto se-
xual; la dificultad aumenta cuando los niveles de esteroides sexuales son anormalmente ele-
vados” (Sánchez Herrero y Siria Mendaza), siendo ésta una circunstancia que facilita a cometer
agresiones sexuales durante la minoría de edad, dado que es cuando se está aprendiendo a expresar
y canalizar el sexo y la agresión, en un momento en que, al mismo tiempo, aumentan los niveles hor -
monales, la actividad sexual y el comportamiento agresivo. Hay algunas teorías y técnicas que apun-
tan a intentar reducir la testosterona en los agresores, pero si bien esto evitaría la erección, no dis -
minuye el impulso violento, las fantasías y distorsiones cognitivas. 
FACTORES DE PERSONALIDAD: “Bajo control de impulsos, o trastorno del control de los im-
pulsos, habilidades cognitivas limitadas, bajo coeficiente intelectual, baja concentración y
búsqueda de sensaciones” (Sánchez Herrero y Siria Mendaza). El desarrollo de las habilidades
sociales suele ser escaso. La dificultad en el establecimiento y fortalecimiento de relaciones interper -
sonales es común en los adolescentes con conductas delictivas.

FACTORES RELATIVOS A LA EDUCACIÓN: La falta de educación sexual es determinante en


las desviaciones sexuales, dado que implica falta de conocimiento, registro y compromiso. En
muchos casos, el desarrollo de alteraciones sexuales en la adolescencia tiene como conse-
cuencia alteraciones de mayor gravedad en la adultez. Algunos autores afirman que:  …las expe-
riencias de aprendizaje observacional y directas en la infancia y adolescencia son el factor de mayor
interés; sobre todo las primeras fantasías y excitaciones eróticas. Si éstas están asociadas casual-
mente o mediante coacción a estímulos atípicos, pueden configurar la orientación sexual futura. …
Las fantasías sexuales de estos adolescentes pueden incorporar escenas de niños sobre los que pue -
den ejercer poder y control. (Sánchez Herrero y Siria Mendaza).

Muchas veces se emplea el sexo como forma de resolver conflictos y problemas emocionales.

FACTORES FAMILIARES: Tal como hemos visto, el establecimiento de apego de tipo insegu-
ro, el recibir malos tratos en la infancia, la deprivación afectiva, etcétera, son aspectos de-
terminantes en la conformación de la personalidad. La calidad de la relación entre padres e
hijos es un modelo para futuras relaciones y modos de vincularse. En este sentido, un vínculo
emocional inseguro entre padre e hijo vuelve vulnerable a este último convirtiéndole en un
sujeto falto de autoestima y de habilidades de afrontamiento y resolución de problemas, ego-
céntrico y con escasas y pobres relaciones sociales, debido a la falta de empatía” (Sánchez
Herrero y Siria Mendaza). 

Todo ello hace que sea incapaz de satisfacer sus necesidades sexuales y afectivas de forma adecuada.
A su vez, se pueden identificar otros factores como “el abuso sexual transgeneracional, distintos
tipos de violencia, parentalización del joven, consumo de drogas por parte de los padres y
rigidez en los roles, negligencia, conflicto y desorganización familiar” (Sánchez Herrero y
Siria Mendaza).

FACTORES SOCIO-CULTURALES: Si consideramos a los entornos con influencia determinante


en el desarrollo psicosocial de las personas, podemos afirmar que: …la exposición a la violen-
cia contra las mujeres y al comportamiento antisocial de los modelos masculinos o la aso-
ciación con pares antisociales, la desorganización vecinal y la violencia y delincuencia en la
comunidad pueden ser predictores de las agresiones sexuales hacia los niños. (Sánchez He-
rrero y Siria Mendaza). 

Los medios de comunicación cobran particular relevancia en esta dimensión ya que ejercen
gran influencia a través de televisión, películas, libros y publicidad puesto que: …reproducen
conductas que no son socialmente adecuadas y refuerzan distorsiones cognitivas… Estos
mensajes tienen gran atractivo para los jóvenes, que carecen de seguridad en sí mismos, y fantasear
con practicar esos roles que ven puede ser la única manera para ellos de sentir poder y control sobre
sus vidas. (Sánchez Herrero y Siria Mendaza).

En los últimos tiempos, se torna más visible la criminalidad en las minorías etarias, lo que
lleva a replantear determinadas cuestiones en relación a los mecanismos de control. Una de
ellas es la consideración de bajar la edad de imputabilidad para que los jóvenes reciban las
mismas penas que las personas adultas. Esto genera polémicas ya que el fenómeno de la de-
lincuencia juvenil es una cuestión de ausencia y violación de sus derechos y esta medida se
sumaría a quitar oportunidades de crecimiento, rehabilitación y mejora. A su vez, favorece
una estigmatización de los jóvenes con menos recursos, siendo ellos mismos víctimas de los
recortes en políticas públicas, asistencia y oportunidades. 

La consideración de los Derechos de la Infancia es el principal motivo para plantear que el Estado
sea garante y adopte un enfoque social y no uno penal, impulsando a la mayor implementación de la
ley 26061 en lugar de penas aún más duras que la propia realidad.

ENFERMEDADES TERMINALES, INCURABLES Y CONTAGIOSAS

Para comenzar, HAREMOS REFERENCIA AL DSM-V en el que se establece la posibilidad de


cambios de personalidad por enfermedades médicas.

Diversas enfermedades neurológicas y médicas pueden provocar cambios de personalidad. Entre es-
tas se incluyen las NEOPLASIAS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL, TRAUMATISMO CRANEAL,
ENFERMEDAD CEREBROVASCULAR, ENFERMEDAD DE HUNTINGTON, EPILEPSIA, ENFERME-
DADES INFECCIOSAS CON IMPLICACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL (p. ej., virus de la
inmunodeficiencia humana), ENFERMEDADES ENDOCRINAS… Y ENFERMEDADES AUTOINMU-
NES QUE AFECTAN AL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL… La enfermedad neurológica o las en-
fermedades médicas implicadas se identifican a partir de la exploración física, de las prue-
bas de laboratorio y de los patrones de prevalencia e inicio.

Las manifestaciones más frecuentes del cambio de personalidad consisten en inestabilidad


afectiva, descontrol de los impulsos, crisis de agresión o de cólera claramente desproporcio-
nada a los estímulos psicosociales desencadenantes, apatía acusada, suspicacia o ideación
paranoide. 

Aunque el termino personalidad es compartido con los trastornos de personalidad del Eje II, este
diagnóstico se codifica en el Eje I, puesto que difiere por su etiología específica, su fenomenología di-
ferente y un inicio y un curso más variables. (American Psychiatric Association).

La consideración del siguiente fragmento pone en evidencia el uso de la enfermedad infectocontagio-


sa como arma, manifestándose de manera descontrolada, agresiva e impulsiva. Las características
que se evidencian en este caso pueden corresponder, a su vez, con los trastornos de personalidad pro -
puestos en el Eje II. Esta consideración es de gran relevancia dado que implica un mayor detalle, pro-
fundización y estudio de las causas y consecuencias de la enfermedad y motivación de acción.

La Policía de San José (California) ha difundido el vídeo de una cá mara de seguridad con el obje-
tivo de apelar a la colaboració n ciudadana para encontrar a una adolescente tras un altercado
en una cafetería que terminó con la joven bajá ndose la mascarilla para toser sobre un bebé his-
pano de un añ o.
Los hechos se produjeron después de que la madre del bebé reprendiera a la joven adolescente
por no mantener la distancia de seguridad. Sin embargo, la víctima afirma que se trata de una
agresió n racista: "Me dijo: 'No entiendes lo que te digo como si ni siquiera hablara inglés", ha
afirmado en declaraciones a la cadena.
La descripció n de la joven es la de una adolescente de unos 16 añ os de complexió n media con
una bandana gris, gafas y zapatillas estampadas. "Mi hijo no debería haber pasado por esto, es
muy pequeñ o, estoy segura de que le va a suponer un trauma", ha denunciado la mujer hispana.
(El Mundo).

El cuadro clínico en un sujeto concreto puede depender de la naturaleza y localización del


proceso patológico, por ejemplo, la lesión de los lóbulos frontales puede producir síntomas como
falta de juicio crítico, empatía, desinhibición y euforia.
ENFERMEDADES TERMINALES

Los continuos avances de la medicina han permitido mejorar y optimizar las condiciones sanitarias
para las personas en general. No obstante, hay algunos aspectos importantes de considerar desde la
disciplina que nos compete y tienen que ver con aquellos ligados a la atención que se ha de prestar a
personas en la última fase de su vida.

Estos aspectos engloban factores tales como el lugar del fallecimiento, que en la mayoría de los
casos es en hospitales, más allá de las evidencias que respaldan que lo óptimo es que, tratándose de
enfermos terminales sin posibilidad de curación, el deceso sea en el propio hogar. Hay que destacar
que los últimos días de vida de estos enfermos se caracterizan por repetidos traslados del domicilio
al servicio de urgencias, hasta el punto en que la mayoría de los pacientes fallecen en un centro hos -
pitalario, no existiendo decisión por parte del enfermo de este ingreso. 

Otro aspecto a considerar es el de la desinformación. En relación a esto y en muchos de los


casos, los pacientes no saben su diagnóstico y pronóstico hasta momentos críticos. Esto suce-
de por omisión del personal médico, pero en muchos casos ocurre por decisión de la propia familia,
que elige suministrar la información de manera parcial. De esta manera, se reducen las posibilidades
del conocimiento en alternativas de tratamiento tempranas o posteriores y se aplican las terapias
que consideran el personal médico y la familia. Es importante hacer hincapié en que un gran número
de los pacientes desconocía su enfermedad e, incluso, su desenlace terminal. El motivo más frecuen -
temente mencionado fue el de evitarles sufrimientos. Otra de las razones es la creencia de que el co -
nocimiento del diagnóstico por parte de las personas que padecen la enfermedad acelera la muerte.
El papel de la familia también es determinante en esta desinformación, que constituye una injusticia
y una quita de elección para la persona enferma. 

En cuanto a la decisión médica, al final de la vida existen numerosos debates éticos y morales
que tienden a ser un tanto confusos. Las fronteras de la eutanasia son muy difusas. Puede,
por un lado, considerarse desde el punto de vista médico-forense como natural, colaboración
al suicidio, homicidio culposo o un verdadero homicidio doloso camuflado con criterios euta-
násicos. 

La OMS establece que las definiciones de la eutanasia no son exactas y pueden variar de
una persona a otra, pero tienen varios elementos en común. La mayoría de los comentaris-
tas restringe su descripción A LA EUTANASIA DIRECTA O 'ACTIVA', la cual puede dividirse
en tres categorías: el HOMICIDIO INTENCIONAL de aquellos que han expresado, de manera
libre y con competencia plena, el deseo de ser ayudados a morir; EL SUICIDIO ASISTIDO
PROFESIONALMENTE, y LA MUERTE INTENCIONAL DE LOS RECIÉN NACIDOS CON ANOMA-
LÍAS CONGÉNITAS que pueden o no ser una amenaza para la vida.

Si se plantea que una enfermedad es terminal implica que es incurable, es decir, que no se puede cu -
rar. Los distintos dilemas éticos llevan a que no se practique una eutanasia como tal, pero que, en al -
gunos casos, los tratamientos con fármacos puedan modificar la forma de muerte y el tiempo en al-
canzarla para evitar la agonía larga y dolorosa. 

En relación a esto último, pueden distinguirse distintos tipos de eutanasia:

 EUTANASIA DIRECTA: cuando las acciones que se realizan sobre el enfermo tienen la intención
de provocar su muerte.

 EUTANASIA ACTIVA: cuando se ocasiona la muerte del enfermo administrándole sustancias le-


tales.
 EUTANASIA PASIVA: cuando se procede por omisión; es decir, se suspende o no se inicia el trata-
miento o no se usan los instrumentos que permiten mantener con vida al enfermo.

 EUTANASIA INDIRECTA: Cuando no se tiene como intención acortar la vida del paciente sino
aliviar su sufrimiento (por ejemplo, al administrar fá rmacos con la intenció n de disminuir el su-
frimiento y que tienen como consecuencia acortar el tiempo de vida).

 EUTANASIA VOLUNTARIA: cuando un individuo que tiene las capacidades físicas y mentales


para pedir que lo ayuden a morir lo ha pedido.

 EUTANASIA NO VOLUNTARIA: cuando se lo somete sin conocer cuál era su voluntad. (Meli-Me-


ló).

En algunos lugares del mundo la eutanasia comienza gradualmente a ser despenalizada, no


solo en casos de padecimientos físicos incurables, sino también en casos de padecimientos
psíquicos. No obstante, los opositores argumentan que la eutanasia atenta contra el derecho
a la vida de las personas. En este sentido, si bien el derecho a la vida está garantizado en la mayo-
ría de las constituciones del mundo, la duda se establece cuando ya no se puede revertir por ningún
medio una enfermedad o una situación médica y, entonces, no tendría sentido mantener con vida a
las personas afectadas. Esto implica la consideración de daños colaterales a familiares, registro de la
dignidad de la persona y su integridad, considerando que la eutanasia no debe ser un acto piadoso
sino profesional, a pedido de una persona que sufre una enfermedad terminal. 

Aquí entra el concepto de “MUERTE DIGNA” que se diferencia de la eutanasia en tanto en ésta
no subyace el deseo e intención de terminar con la vida, sino de brindar condiciones que no
cosifiquen a una persona en sus últimos días, sustentándose en la oposición a la prolonga-
ción de la vida mediante sistemas de soporte vital en situaciones terminales e irreversibles. 

La consideración de la eutanasia pone en juego los límites de superioridad en cuanto a la salud y la


ley, existiendo una conflictiva importante al determinar cuál está por encima de la otra.

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