Está en la página 1de 13

Maestría en Ciencias Forenses

Materia: Perfiles Criminales

Trabajo: “diferentes tipos de perfiles de acuerdo al tipo de


delito”

Licenciada Débora Martínez Ordóñez

14 de Julio del 2016


INTRODUCCION

En este trabajo se trata de explicar lo relativo a los tipos de perfiles psicológicos


dependiendo del tipo de delito que cometan las personas.

Aunque no todas las personas actúan de la misma manera ni por el mismo


instinto, queda demostrado que la mayoría de las personas que delinquen tienen
un factor que los hace comportarse de una o de otra manera, que tanto los
factores externos como lo son el ambiente en el que se desarrolló, el tipo de
familia que tiene, su entorno social, cada uno forma parte importante para la
reacción que tengan los individuos en un futuro, son problemas psicológicos y
sociales que con el paso del tiempo se pueden volver algo más, pues con todo lo
que el individuo lleva dentro solo falta un factor detonante que haga que salga la
verdadera personalidad que tal vez venía escondiendo.

Así pues se desglosan los temas dependiendo del tipo de delito, hablo de los
homicidas y asesinos, el por qué cometen el delito, si sienten algún remordimiento
o si saben que está mal, si se dejan llevar por sus instintos, si lo han planeado
desde hace mucho tiempo, qué es lo que lo lleva a repetir ciertos actos.

También hablo de agresores sexuales tanto en menores como en gente adulta, los
primeros nos hablan de una fascinación que tienen con gente de temprana edad y
que posiblemente desarrollaron este instinto por haber sido agredidos
sexualmente ellos cuando eran pequeños. Los segundos nos hablan que
mayormente los que cometen este tipo de delitos son hombre y lo que buscan es
someter, agredir, sentirse más fuertes que su víctima, por lo que buscan golpear,
lastimar, hasta llegar al abuso sexual, en el cual ellos creen que la víctima les está
pidiendo tener relaciones sexuales y muchas veces creen que la víctima disfruta
del acto.

Hablando de las personas que roban también se pueden clasificar, por su mente
pasa que necesitan tener las pertenencias de otras personas, pero esto se debe a
algún tipo de alteración psicológica. Existen diferentes tipos como el ratero, el
cleptómano, el cartero, cada uno con diferentes concepciones o formas de pensar.

También existe la persona que provoca incendios y no solo queda ahí sino que
regresa al lugar en donde provocó el incendio y disfruta ver cómo se va quemando
el lugar.

Otro factor importante que toco es el tema de la mujer delincuente, de la


psicología de la mujer, de por qué delinque. Si busca algo en específico.
CONTENIDO

Los perfiles psicológicos se utilizan para poder entender los motivos por los cuales
el autor de un delito actúa de una o de otra manera, desde su situación psicosocial
hasta el momento de analizar la escena del crimen y poder establecer una
conexión entre el hecho que se llevó a cabo y lo que pasa por la mente del
individuo. Poder establecer un móvil, las consecuencias, el por qué elige a ese tipo
de víctimas, etc.

Para Miguel Ángel Soria1, estos perfiles se han ido utilizando en la investigación
de delitos violentos, mayormente en homicidios, agresión sexual infantil o adulta e
incendios. También se ha aplicado a delitos de terrorismo, pero no ha existido una
divulgación tan significativa como en los casos anteriores que nos pueda dar
mayor referencia.

Para empezar debemos traer a colación un poco de historia. El término “asesino


en serie”2 fue utilizado por primera vez en la prensa americana en 1986 por el
agente del FBI Robert Ressler, quien denominó así a este tipo de criminales,
debido a que le recordaban a las series televisivas por entregas de su infancia.

En la gran mayoría de los casos de homicidio, la policía puede identificar al autor


sin grandes problemas, debido a la frecuente cercanía emocional o relacional
entre víctima y agresor; pero en los asesinos en serie, el agresor suele matar a un
desconocido, lo que dificulta su identificación por la policía y le lleva a creer que
puede actuar impunemente, repitiendo sus crímenes en el futuro.

Holmes y De Burguer dan ciertas características al asesino en serie como lo son


que el elemento central es el homicidio reiterado. El asesino en serie mata y
continuará matando si no se le detiene. No suele haber relación entre asesino y
víctima. Rara vez ocurre entre personas que se conocen personalmente. El
asesino en serie está abocado al asesinato; no son típicos crímenes de pasión en
el sentido convencional del término, ni la víctima es el desencadenante. La
mayoría de los asesinatos en serie suelen carecer de móviles claros.

Los agentes del FBI Robert K, Ressler, John Douglas y Roy Hazelwood empiezan
a analizar el comportamiento de asesinos y violadores seriales, llevando a cabo un
estudio con entrevistas a más de 36 asesinos sexuales. Según estas entrevistas
realizadas se llega a la conclusión que éstos en general procedían de hogares
disfuncionales, aunque con una apariencia exterior de normalidad, y todos sin
excepción habían sufrido malos tratos emocionales en su infancia y habían sido

1
Soria, M. Saiz, D. (2006) Psicología Criminal. P. 372
2
El FBI atribuye la clasificación de asesino en serie sólo a aquellas personas que han producido tres muertes en intervalos
separados de tiempo
desatendidos por sus padres o tutores, sin poner límites a su comportamiento, lo
que generaba una escasa socialización. Estudios posteriores confirmaron la
relevancia de la negligencia de los padres en el cuidado de sus hijos como un
factor de riesgo en el desarrollo de una personalidad violenta.

En la adolescencia los asesinos estudiados no desarrollaron las habilidades


sociales necesarias para establecer relaciones con los otros, lo que les conduce a
un proceso de aislamiento social. Esto no significa que todos fueran introvertidos y
tímidos, algunos se mostraban sociables y conversadores, pero esta conducta
encubría su aislamiento interior y su incapacidad de conectar emocionalmente con
la gente

El aislamiento social frecuentemente conduce al asesino en serie a la generación


de fantasías excesivas, a un comportamiento antisocial y a la creencia de que el
mundo es un lugar hostil. El 86% de los asesinos estudiados presentaban
fantasías de violación y asesinato precedentes a la comisión de sus crímenes,
comparado con el 23% de los asesinos no seriales.

El primer asesinato de un asesino en serie se ve precedido por factores


situacionales estresantes que desbordan su personalidad, al carecer de los
recursos de afrontamiento necesarios y al centrarse en la fantasía como medio de
solución de sus problemas.

La primera tipología que se tomará en cuenta es la de los asesinos en serie


presentada por Holmes3 (1989) basada en la motivación a sus crímenes:

Asesino en serie visionario. Es un individuo psicótico, tiene alucinaciones y


delirios que le impulsan a matar en función de dicho contenido mental. La escena
del crimen termina con abundante evidencia forense, el cadáver y el arma
abandonados en la escena del crimen. La víctima suele ser una víctima de
oportunidad y pueden aparecer actos como mutilaciones del cadáver, necrofilia,
etc.

Asesino en serie misionario. Su motivación es gracias a un deber moral que siente


de eliminar a un grupo de víctimas específico (prostitutas, judíos, negros, etc.). se
fundamenta en creencias personales fanáticas, sus procesos mentales se
encuentran en contacto con la realidad, no alucina ni delira. Puede ser tanto
organizado como desorganizado, aunque lo habitual es que sea organizado, en
consecuencia la escena del crimen habitualmente es controlada, aunque el
cadáver no suele ser desplazado y escondido.

3
Soria, M. Saiz, D. op. cit., P. 374
Asesino en serie hedonístico. La motivación se fundamenta en la conexión entre
violencia y gratificación sexual y emocional. La escena del crimen es controlada,
con pocas o ninguna pista. La víctima suele ser torturada y violada antes de la
muerte, es frecuente el asesinato por estrangulamiento, aunque también con
armas cortantes, pues lo relevante no es tanto el acto sexual como la violencia
ejercida como elemento activador fisiológico y de estimulación positiva. Dentro de
esta característica se diferencia el asesino sádico 4 del asesino emocional.5

Asesino en serie de poder/control. La motivación viene por el poder que tiene


hacia la víctima, la domina total y completamente hasta en la capacidad para
decidir sobre su vida o muerte. La escena del crimen es controlada, con pocas
evidencias forenses, y el cadáver se oculta en otro lugar. Los rasgos presentes en
la escena del crimen coinciden en gran medida con los asesinos hedonísticos.

Otra de las tipologías es la de la agresión sexual infantil, en la que se describe


según Koss (1983)6, que la gran mayoría de los agresores sexuales a menores son
hombres, las conductas más frecuentes consisten en caricias y tocamientos
genitales, masturbación, etc., siendo muy poco frecuente la violación con
penetración. El abusador infantil, en general, es conocido de la víctima; sólo el
15% de los abusadores infantiles eran desconocidos para el niño. En general,
cuanta más familiaridad existe entre el agresor y la víctima más grave a nivel
sexual será el delito.

La edad media es de 35 años en el caso de los pederastas extrafamiliares. Otros


estudios dicen que la edad ronda los 40 años. Los abusadores de 50 años
aproximadamente prefieren los niños menores de 10 años, y los más jóvenes
prefieren adolescentes de 12 a 15 años.

Los agresores infantiles son de todas las clases sociales, aunque los que tienen
más recursos económicos con más frecuencia acceden a los menores en redes de
prostitución infantil o mediante viajes a países donde se practica el turismo sexual

Sólo un 8% de los agresores infantiles son delincuentes primarios, lo que significa


que es altamente probable que el agresor sexual infantil extrafamiliar en cuestión
haya sido detenido o procesado con anterioridad por algún otro delito. En el caso
de pedófilos, la situación es al contrario, observamos una ausencia de
antecedentes delictivos de naturaleza no sexual

Un 57% de los abusadores infantiles admite haber sufrido abuso sexual en su


infancia y frecuentemente relatan episodios de experiencias sexuales infantiles

4
lust murderer: suele mutilar el cadáver y realizar actos necrofílicos con él.
5
thrill murderer: no es habitual que mutile el cadáver ni realice actos necrofílicos.
6
Soria, M. Saiz, D. op. cit., P. 375
con compañeros de su misma edad, vivenciadas con una fuerte activación sexual
y temor a ser descubiertos y castigados por su comportamiento.

Según diversos autores existen distintas motivaciones psicológicas en abusadores


infantiles:

Inmaduros o fijados en la pedofilia. La motivación es el placer por el contacto


sexual con niños. Son personas con un desarrollo psicosexual pobre que
empiezan a interesarse sexualmente por los niños en su adolescencia, prefiriendo
a los varones. Socialmente son inmaduros, pasivos y dependientes, solteros y con
poca actividad social con personas de su edad, por sentirse incómodos entre ellos.
La preferencia hacia los niños viene provocada por el hecho de que éstos son
menos exigentes y críticos que las personas adultas frente a las peticiones
sexuales y, al mismo tiempo, son más fáciles de dominar. Ama a los niños y no es
su intención causarles daño, el abuso se produce sin violencia y en consecuencia
sin que sea necesaria la aparición de una resistencia en el niño. Fruto de un
conocimiento o relación previa existente, puede pasar largo tiempo hasta el inicio
del abuso.

Regresivos. La motivación se fundamenta en lograr una elevación de su auto


concepto y de su percepción de masculinidad. Podemos observar la aparición de
factores precipitantes en la génesis del acto criminal, pues les conducen a
desarrollar sentimientos de inadecuación e inadaptación y, posteriormente, al
abuso. Las víctimas suelen ser niñas desconocidas y ellos son personas casadas
o con pareja estable con una historia biográfica normal. No es un pedófilo
propiamente dicho, sino que el niño como sujeto del abuso viene determinado por
factores situacionales que exceden sus capacidades adaptativas. Puede no
reincidir en el caso de que se resuelvan los factores psicosociales que le
condujeron a la conducta abusiva.

Agresivos. La motivación básica es el sentimiento de poder y el placer derivado


del acto violento y no de la sexualidad en sí misma. Desea herir físicamente a una
víctima vulnerable, de la que se siente superior, incluso causándole la muerte. La
motivación conexiona el impulso sexual y la violencia. Generalmente, las víctimas
son menores varones desconocidos. Suele secuestrar al niño por la fuerza e
incluso utilizar algún tipo de arma. El crimen es premeditado y ritualista; cumple el
objetivo de satisfacer sus fantasías sexuales de tipo sádico, por ello es habitual el
asesinato posterior del niño.

Pseudopedófilos. La motivación es la realización de un acto sexual del cual


obtenga un placer de relación interpersonal. Este tipo de personas suelen tener
problemas psicopatológicos y no siempre entienden la naturaleza del acto
delictivo. El abuso consiste en caricias y tocamientos, sin llegar a más.
Otro de los tipos que maneja el autor es la agresión sexual y violación adulta. Dice
que el proceso de socialización sexual de los violadores es fundamental para
interpretar el acto de violación como una conducta aprendida, consecuencia de
una concepción errónea de la relación sexual y de la división de roles, por ello la
mayoría tienen una visión negativa de las mujeres y atribuyen al rol masculino las
características de dominio y agresividad.

Los violadores frecuentemente utilizan mecanismos cognitivos dirigidos a


autojustificar su conducta delictiva, negando el delito o culpabilizando a la víctima
de su acción; tienen una capacidad de empatía muy limitada, presentan un buen
ajuste social, tienen buenos amigos y provienen de un entorno familiar y educativo
adecuado. Poseen una buena imagen, son inteligentes, con un trabajo estable y
viven en un ambiente familiar normal. Es probable que tengan antecedentes
delictivos por robo, aunque no por delitos sexuales. A pesar de este aparente buen
entorno familiar, el 76% explicaron haber sufrido abusos sexuales en su infancia o
adolescencia, algo que también es habitual en violadores no seriales.

Según el predominio del poder o el odio, la tipología de violadores se divide en dos


grandes grupos, subdivididos a su vez en cuatro tipos.

Violador de poder. El agresor busca ejercer el poder y control sobre su víctima a


través de actos intimidatorios. La agresión física es usada para dominar y someter
a la víctima y lograr su sumisión. La meta de la agresión es tener una relación
sexual como evidencia de conquista. Este tipo de agresor a menudo muestra
pocas habilidades de negociación e interpersonales y se siente inadecuado e
incómodo, tanto en el ámbito sexual como en el no sexual de su vida. La violación
es el modo mediante el cual se reafirma a sí mismo, a su fuerza y potencia.

La agresión es premeditada y precedida por una fantasía obsesiva en la cual su


víctima puede inicialmente resistírsele, pero, una vez que él la ha dominado, se
rendirá y someterá a sus encantos sexuales. A menudo, este violador intenta
convencerse de que la víctima quedó fascinada con él, que realmente quería sexo,
pero no podía admitirlo y que claramente consentía mediante sus gestos no
verbales, disfrutando el contacto sexual. Sin embargo, en algún nivel se da cuenta
que no ha encontrado lo que buscaba, a pesar de que no logra definir claramente
qué es lo que falta. No se siente reafirmado ni por su actuación ni por la respuesta
de su víctima y, por lo tanto, debe salir y encontrar otra víctima.

Esta categoría se subdivide en: El violador de poder-asertivo considera la violación


como una expresión de su virilidad y dominio. Se siente con derecho a tomar a las
mujeres o ve la dominación sexual como una manera de mantener a su mujer en
línea. La violación es el reflejo de la inadecuación experimentada. El violador del
tipo poder-reasegurado viola en un intento por resolver dudas que lo perturban,
relacionadas con su adecuación sexual y su masculinidad.

En la Violación-odio, el agresor expresa ira, rabia, desprecio y odio por su víctima


golpeándola, asaltándola sexualmente y obligándola a realizar actos adicionales
de tipo degradante. El ataque sexual es sólo una parte de los actos de violencia
física. A menudo se acerca a su víctima por sorpresa y la golpea, rompe su ropa y
usa un lenguaje abusivo.

La meta es descargar su rabia sobre su víctima, desquitándose de los rechazos


experimentados por parte de otras mujeres. El sexo se transforma en un arma y la
violación es el medio para herir y degradar a su víctima y, por ende, a todas las
mujeres.

Estos sujetos se dividen en dos grupos, según la degradación de la víctima esté


asociada con una rabia consiente o con el placer experimentado: Violador odio-
castigo. El sujeto comete la violación como una expresión de su hostilidad y rabia
hacia la mujer. Su motivación es la venganza y su meta la degradación y
humillación de la víctima. Violador odio-excitación. El violador encuentra placer,
emoción y excitación en el sufrimiento de la víctima. Es sádico y su meta es
castigar, torturar y lastimar a su víctima. Su agresión está erotizada.

Según Knight y Prentky los violadores se clasifican en cuatro categorías 7:

Violador oportunista: para él parece ser un acto predatorio impulsivo que se


encuentra controlado más por factores situacionales que por una fantasía sexual o
de odio específico a las mujeres. La violación es uno entre varios
comportamientos antisociales y predatorios en su vida.

Violador enojado: La motivación primaria para este violador es una rabia global e
indiferenciada que invade todas las áreas de su vida. Este tipo de violador tiene
una larga historia de comportamiento agresivo antisocial, en la cual la violación es
otra manifestación de ello. Muestra su rabia y agresividad en sus delitos sexuales
y causa a sus víctimas un gran sufrimiento y daño físico.

Violador sexual: Esta categoría se caracteriza por la presencia de una


preocupación sexual permanente por el tema. Se subdivide en dos subtipos,
dependiendo de si su agresión se encuentra sexualizada o no. En el caso del
violador sádico, la preocupación sexual puede verse distorsionada por la fusión de
aspectos sexuales y agresivos. En el caso del violador no sádico, la preocupación
sexual se ve dominada por la presencia de necesidades y/o intensos sentimientos
de inadecuación.
7
Ibídem, P. 382-383
Violador vengativo: Presenta como característica motivacional central la rabia
misógina hacia la mujer. Este factor conduce a una falta de sexualización de la
agresión a diferencia de los violadores sádicos. Las agresiones sexuales de este
grupo de violadores incluyen comportamientos que intencionalmente intentan
dañar físicamente a la mujer, así como degradarla, denigrarla y humillarla.

Por su parte Hilda Marchiori8 nos habla de las características de personalidad del
individuo que roba, el drogadicto y el dañador.

Para el ladrón el robo representa una actitud, una conducta particular del sujeto
con referencia a la propiedad ajena, a los bienes de otro. En una primera
consideración puede ser estimada su acción como una conducta utilitaria, esto se
debe a que se trata de objetos que tienen valor de venta.

Son personas inestables, inmaduras, siendo sus aspectos más acentuados su


escaso sentido de responsabilidad y sobre todo una gran rebeldía hacia las
normas sociales. Es una persona muy agresiva que no puede soportar que la
sociedad ponga trabas a sus deseos o necesidades y esto conduce a que
aproveche por la fuerza a las cosas y a las personas que para él son solo objetos.

El estafador figura dentro de los delitos contra la propiedad, este delito presenta
una serie de peculiaridades que lo separan de las restantes conductas punibles.
Por su comportamiento seguro, por la facilidad y naturalidad con que expone sus
invenciones, sus engaños, llega fácilmente a persuadir y a convencer incluso a
personas inteligentes.

Es la contrafigura del individuo sospechoso que se presenta pobremente vestido y


que no tiene meta ni ocupación fija, para el estafador es necesario brindar una
imagen que represente un status social elevado. Prepara cuidadosamente los
dispositivos engañosos, vestimenta, medios de movilidad, relaciones con personas
vinculadas a altas esferas socio-económicas y políticas y también utiliza
instrumentos como el estampillado, falsos telegramas, pasaportes, cartas
comerciales. El estafador siempre busca una identidad para justificar su narcisista
concepción de sí mismo. Por lo común es inteligente, observador.

Los Drogadictos, en los individuos con una dependencia a estimulantes se


observan síntomas de hiperactividad, irritabilidad, violencia, reacciona muy
impulsivamente, se deterioran los valores sociales, familiares. Puede llegar a una
psicosis toxica grave.

Existen alteraciones en la percepción, hay alucinaciones, trastornos en el


pensamiento, el sentido del tiempo y el espacio se altera, disminuye su capacidad
8
Machiori, H. (2012). Psicología Criminal. Pp. 15-55
para discernir y evaluar sus experiencias, asi como su sentido de la realidad. Los
síntomas físicos son dilatación de la pupila, elevación de la temperatura temblores
y convulsiones.

El dañador. La conducta de daño consiste en destruir, inutilizar o de cualquier


modo dañar un objeto ajeno. Por lo general este tipo de daño tiene motivaciones
de índole política. La conducta de daño realizada por un individuo está dirigida a
objetos que pertenecen a personas con las cuales dicho individuo tiene cierta
relación. La conducta reviste un daño patológico cuando la agresividad es
orientada indiscriminadamente.

Otra conducta delictiva que puede considerarse como expresión de una particular
forma de agresividad destructiva es la del incendio. El individuo encuentra una
especial satisfacción al asistir a un incendio provocado por él.

Astudillo9 nos habla del Enfermo cleptómano, que es una conducta delictiva se
presenta en individuos que roban por placer, por el riesgo de ser descubiertos, no
lo hacen por necesidad económica. El placer que les proporciona el riesgo es una
necesidad para ellos, tratan de demostrar su habilidad y superioridad al no ser
descubiertos, roban en grandes almacenes, pero sólo determinados objetos que
son atractivos para ellos y tienen la necesidad de poseerlos.

La personalidad del cleptómano se caracteriza por ser inmadura, inestable, tiene


escaso sentido de responsabilidad, manifiesta rebeldía hacia las normas morales,
sociales, escolares y del hogar. Hay carencia de sentimientos y de culpabilidad, no
siente remordimientos por su conducta antisocial, es hostil, frío, indiferente,
carente de sentimientos ele compasión, se inclina al autocastigo para sí y para sus
padres, le producen placer los objetos así obtenidos de las personas ofendidas,
hay ausencia de relaciones emocionales.

También están los delitos cometidos por la mujer delincuente. Es una conducta
aislada, casi de tipo pasional y que en relación con el hombre las conductas
antisociales son mínimas. La problemática de la mujer delincuente es una de las
más difíciles de analizar desde el punto de vista criminológico por la carencia de
estudios y de investigaciones sobre su conducta delictiva.

La conducta de la mujer delincuente se manifiesta principalmente por una falta de


equilibrio emocional, conductas autodestructivas, formas de flagelar su conducta,
presenta sentimientos de inferioridad, se siente desprotegida, rechazada
socialmente. La prostitución es un ejemplo claro de sentimientos de venganza
hacia sus progenitores, manifiesta conductas masoquistas de autodestrucción; en
9
Astudillo, A. (2007). Psicología Criminal. Análisis de las psicopatologías del delincuente para encontrar su
perfil en el Derecho Penal. Pp: 145-164
algunos casos representa mentalmente la prostitución como un equivalente del
suicidio.

La prostitución es la conducta antisocial típica de la delincuente femenina, el


comportamiento sexual antisocial, es una conducta autodestructiva debido a
complejos procesos psíquicos. Presenta un progresivo deterioro en todas las
áreas de la personalidad, especialmente por la automarginación que ella misma se
impone y por el medio social donde vive con patrones culturales asociales. En el
nivel inconsciente busca una vinculación afectiva, idealiza el amor infantil, tiende a
su destrucción física, psíquica y social, lo cual requiere niveles terapéuticos
complejos. Son acentuados sus sentimientos de inferioridad, pero también por la
marginación social se acentúa su progresiva autodestrucción.

El homicidio especialmente en la mujer se le conoce como homicidio pasional; hay


una desintegración de la personalidad; sólo un gran estrés psicológico puede
provocar que una persona mate a otra. El descontrol psicológico que permite la
descarga de impulsos primitivos y destructivos se estructura a través de complejas
circunstancias donde predominan elementos psicopatológicos y psicóticos. La
conducta homicida implica aspectos de descontrol, marcada insensibilidad y
sadismo que se proyectan con enormes significados simbólicos.

Secuestros. Es una de las conductas más complejas, la mayoría de los secuestros


terminan en homicidio. Uno de los papeles más importantes en esta conducta
delictiva es el de la mujer; en el secuestro de niños es la que determina y organiza
al grupo para realizar el delito, se encarga de recabar datos de la víctima, organiza
la forma en que se va a ejecutar el secuestro, los hombres confeccionan el acto
ilícito.
CONCLUSION
Los homicidas o asesinos en la mayoría de los casos son personas que en su
adolescencia no pudieron relacionarse con las demás personas, al estar en ese
aislamiento empiezan a tener una serie de alucinaciones y fantasías que al
momento de llegar a la vida adulta las quieren volver realidad, aunque ellos
algunas veces no conciben que lo que hacen está mal. Esas fantasías se vuelven
un placer y es por lo que siguen teniendo la misma conducta.

La agresión sexual hacia los menores la mayoría de las veces viene de parte de
personas cercanas a ellos, familiares principalmente y se ha demostrado que los
que cometen este tipo de delito son personas que en su infancia sufrieron algún
abuso sexual por parte de su familia, este tipo de personas se ganan la confianza
de los menores, la agresión llega hasta acariciar o tocar a los menos, casi nunca
llega a ser una penetración en el menor.

Así también existe la agresión sexual hacia las personas adultas que esto es
cometido mayormente por un hombre, buscando principalmente someter a la
víctima, que quede claro que el delincuente es el que tiene más fuerza y el que
impone su voluntad. Este tipo de personas sí llegan a cometer una violación
pensando que la víctima lo disfruta, llega a golpearla y muy probablemente hasta a
matar a la víctima.

Las personas que tienden a robar también se clasifican dependiendo del tipo de
robo que hayan cometido, pero en la generalidad se les conoce por tener una
dependencia a querer las cosas que las demás personas tienen, encontramos
desde personas que roban cosas pequeñas hasta los que llegan a robar
automóviles, también encontramos a las personas cleptómanas, que no tienen la
intención de robar sin embargo es una enfermedad con la que tienen que lidiar.

Existen también las personas que tienen un gusto por incendiar las cosas, ellos no
buscan específicamente dañar a alguien, más bien buscan ver arder las cosas
porque les produce cierto tipo de placer el ver como se desintegran gracias al
fuego que ellos crearon, por lo tanto normalmente se quedan a ver cómo va el
incendio que ellos mismos crearon.

La mujer delincuente es un tema muy interesante pues a diferencia de los


hombres en la mujer son menos frecuentes los problemas en la delincuencia, sin
embargo la mujer muchas veces delinque por una falta de equilibrio emocional,
tiene conductas autodestructivas, se siente inferior, desprotegida, rechazada
socialmente. Es por eso que busca maneras de sentirse mejor, un claro ejemplo
es la prostitución, buscan el sentirse queridas, pero a la vez dañan su cuerpo, su
salud mental y emocional aunque para ellas esto no es así.
Bibliografía

Soria, M. (2006). Psicología Criminal. Editorial Pearson. España.

Machiori, H. (2012). Psicología Criminal. Editorial Porrúa. México

Astudillo, A. (2007). Psicología Criminal. Análisis de las psicopatologías del


delincuente para encontrar su perfil en el Derecho Penal. Editorial Porrúa. México.

También podría gustarte