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ApTRIE.NCIA, ARTE, Y LITE,RATI.

]RA:
ApRoxrN,rACróx x D+MA DE coRAZor{ES
DE XEvIER VTI-TAURRUTIA

Alejandra Herrerax

latón quería expulsar de su Repírblica a los ar- profundos matices, prres a trar,és de esa apariencia, el
tistas y poetas, pues consideraba que en vez de espectador puede aprehender tnás hondamente los
contribuir a que los cspectadores y lectores se problemas sociales e individuales, aunque la prime-
acercaran al rnundo cle las formas, a la idea -lo único ra intención del arte no sea ésta, sino la de generar
invariable e incorrtrptible-; les hacía permanecer cie- un placer estético en el público.
gos no sólo en el munclo material, sino en la mera Los asuntos humanos y sociales en el ámbito artís-
apariencia de éste. La noción de apariencia no se tico han sido terna de agudas discusiones sobre todo
desligó del arte a lo largo de la historia. La definición a fines del siglo xrx y en las primeras décadas del xx.
aristotélica del arte como imitación, mirnesis, implica Las opiniones se encontraban cliviclidas: los artistas
una doble realidad: la reproducida o imitada y la pro- según quienes el arte debía alejarse de todo conteni-
pia imitación que daría lugar a una nueva: la obra de do extraestético se declarabzrn particlarios del arte por
arte. Es induclable qlre el arte y la realidad han mante- el arte; los que consideraban que el artista debía to-
niclo a través de los siglos una relación, a veces, estre- mar partido frente a los problemas sociales se pro-
cha; otras, lejana. nunciaban por un arte comprometido con las causas
Cuando un espectador ve un cuadro, una obra de sociales. El problema se aguclizó aún más y las van-
teatro o lee una novela, es evidente que lo que ocurre guarclias de los años veinte proponían la creación cle
en el espacio artístico o literario no es real, se trata, un arte puro, alejado de todo conflicto y contenido
pucs, cle una apariencia de lo real. El secreto o la magia humanos. Sin esta postura sería irnposible entencler
clel arte consiste en que esa imagen virtual convenza las aspiraciones de un grupo nacido en el México
de tal mod<,¡ al espectador, que éste penetre en ese posrevolucionario, llamado Contemporán,eos, al cual
munclo ficticio, inventado, creado por el autor como se afilió Xavier Villaurrutia. En las siguientes pági-
si fi-rese a presenciar un hecho real y se deje ir en é1 nas trre acercaré a stt obra Dama de corazon¿.J, Plles
dispuesto a caminar por los linderos que la obra encuentro en ella ese anhelo vangllardista de la crea-
ofrece. ción de un arte pLrro, produciclo por y sólo Para
Esta noción de apariencia se relaciona con aquella artistas.
frase en qrre Picasso afirnraba que el arte es Ltna men- Desde luego, el título alude a la carta de la baraja
tira que nos hace ver la verdad. Esta paradoja tiene americana en la que aparecell dos torsos de reinas
unidas por la cintura, cuya simetría e iclentidacl son
* Departamento de Humanidades, UAM-A. exactas, como si se tratase de la irnagen en un espejo.

9l Furrures Ht'lt.tsÍstlc.rs
La figura de la darna, refiere a esplenclor, delica deza aristocracia y exquisitez, muy acorde con los postula-
y elegancia, ¡ si es de corazones, podría pensarse en dos estéticos del arte nuevo que generaban las Van-
el amor, no obstante, más qlre este sentimiento, en el gr-rardias ellropeas. No se sabe por qué Julio no
texto cobra mayor relevancia la exquisitez v el juego regresa a la casa paterna, él no lo cuenta.
que Villaurrutia inventa. El personaje central de este relato esJulio, el na-
Aunque la anécdota entenclida como tal casi l-ro rrador. Tocio lo que ocLrrre v lo que el lector sabe, ha
existe, plles es un rnero pretexto que dará lugal a re- pasaclo antes por la conciencia del que cuenta, que
flexiones sobre el arte y la enroción estética, refiero tarniza v selecciona lo que va a cle cir. Julio estudia en
la "historia" con[enicia en el texto. Se trata cle un Harr,arcl, r'ha veniclo a \f éüco qr-rizás a pasar sus vaca-
joven,Julio, que regresa cle Lina estancia en Harvard ciones, éstas duran tres nleses. En esa estancia, el
a Llna casa familiar, la de Ia tía \,Ilne Girard, viuda y narrador trata de confirmar sus recuerclos, quizá de
nradre cle dos hijas: Snsana l,Auror-a. Metafóricamente reconocerse en los objetos y en la fanlilia: la tía v las
ambas son la reina de corazones, iguales, pero al mis- dos primas, Aurora 1' Susana. Hav un anlor qr-re lo
mo tiernpo, diferentes: Llna mira hacia la derecha; otra, une a ellas, pero no sabe por quién deciclirse. Aurora
hacia Ia izquiercia. Parece que nada de lo que ocurre es fría, racional incluso calculadora, los sentintientos
es importante Aurora se casará y Susana seguirá en no son el terreno en el que ella prefiere lttovel'se. srr
la casa. Lo relevante es cómo lo vive Julio. Las dos campo es el intelectual. Julio la describe segura, casi
primas le atraen, pero no puede definir su preferen- perfecta. En cambio, Susana es espontánea, incluso,
cia. Las dos son parte de la misma carta queJulio ha juguetona. Cada una de ellas es un individuo con su
conformado. Sorpresivamente, la tía muere y eljoven particular manera de vivir la vida, sin embargo,Julio
se encarga de arreglar el funeral. No le conmueve la se empeña en unirlas como las damas que aparecen
mlrerte de Mme. Girard, excepto para sentir que él sí en la baraja, y quizá las une porque las necesita
está vivo. Sin definir los sentimientos que 1o unen hechas Llna, porqlre sus diferencias complementan la
a slrs primas, vuelve a viajar, y aunque el lector des- imagen ideal, inexistente, que el requiere de una
conoce el destino, se intuye que es Harvard. Así rnujer. Otra interpretación podría ser la imposibili-
termina la anécdota. dad deJulio para relacionarse con una mujer, motivo
Los temas que aparecen en este relato son univer- que hace necesario, todo estejuego intelectual que le
sales: el amor, aunque muyszi generis; el sueño, quizá permite evadir una relación real. No en vano se alu-
mejor dicho la ensoñación, ese estado de duermeve- de a esa carta en la que las damas están unidas por la
la en el que el sujeto puede conducir el rumbo de su cintura y Io que destaca de ellas son las cabezas, mien-
sueño; la muerte, así de sorpresiva y contundente; y tras que el sexo permanece oculto, no aparece:
el viaje, interno o externo. Esto se debe, a que no es
'Ahora se sobreponen en mi memoria como dos
objeto de los Contemporáneos ocuparse de la reali-
películas destinadas a formar una sola fotografía.
dad nacional, hay en ellos una necesidad de cosmo- Diversas, parecen estar unidas por un mismo cuer-
politismo, de universalidacl, quizápor la intención de po, como la dama de corazones de la baraja."
elevar la cultura y el arte mexicanos, de sacarlos de (Xavier Villaurrutia, "Dama de corazones", p. 576.)
sus límites, de su tiempo y de su espacio.
El lugar en el que se desarrolla la acción de esta Sin embargo, es interesante ver que en el fondo las
obra, es la casa de Mme. Girard, tía del protagonista. dos primas están encarnando las dos posturas frente
Tal vez se trata de una familia formada por un inmi- al arte que mencioné párrafos arriba. Me explico:
grante francés de esos que llegaron a México en la hay una escena en la queJulio y Susana juegan a la

época porfiriana y cuyo capital, por encontrarse en memoria y ala poesía:


el extranjero, no fue mermado por la Revolución. El
De pronto [Susana] recita con decisión. Yo no escu-
ambiente es lujoso: objetos, muebles, piano, sirvien- cho las palabras, sino la música. No me conmueve
tes, buena edt¡cación, sensibilidad artística. Todo es esa poesía llena de fibras que sacuden el corazón

FunNrps HuunNÍsuces 92
corrl(l un rrlr-irieco lo hacen srngrar-corl Lrn clolor cit., p.40.) Así, Susana, segírnJulio, se siente avergon-
"
lnneces¡:'ic,. De lis poesíe: sólo me q'leclan. erlre- zacla cle ser como la arena, frágil, movediza y cam-
iatl¡s en la riinlor:3. las nretáforas. En canrbio. biante. \'Julio entiende su gusto por la poesía román-
S-r-::-r l,-,2tr :i-.'.rüCandose en Llna pasión ar-tiiicial.
r-r[r i],r ol.r,i,r-." i .rrr'¡:i¡riose e¡r ella colrlo \arciso.
tica: ''.-Qué otra cosa puede conmover a una mujer
:¡le ú'-,¡inic,.e '....-, ¡lbid.. p. 581.) conro Strsana, atenta a todas las cosas y, eri conse-
cuencia, distraída?" (Villaurrutia, op. cit., p. 582.) Aun-
-\:'-ii rsl-in dos nianeras de sentir y recibir el arte. que el juicio sobre su prima es duro, pues la concibe
L::: r;,.rr¡ \' otrl impura. Julio se queda en la rnúsica colno Lln ser superficial, incapaz de penetrar el mun-
cle i¡s pelabras v las metáforas, es decir, Ia verdadera clo que la roclea e insensible ante la excelsitud del arte,

c: --....ór :u'istica del poeta, Ia forma


pura, quizá como de todos nrodos Ia acepta: 'Así la busco. Así la quie-
-o habna qr.rerido Platón, lo que querían a principios ro." (Loc. cit.) Pero surge un nuevo obstáculo entrc
del siglo pasado los jóvenes artistas europeos, eue s€ ellos:Julio piensa que Susana no lo acepta, porque
r.ieron rechazados por las masas, porque la capaci- no concuerda con el ideal que ella tiene de un hombre.
permitió llegar a valorar el verda-
clarl cle éstas no les Eso sí, nunca se lo pregunta, es su mera percepción:
clero trabajo artístico /, por tanto, corno Susana, se Imagino que no puedes pensar en mí tan contem-
qtreclan en los sentimientos inmediatos y burdos, poráneo de Xavier Villaurrutia, tan invisible como
segirn la t,anguardista visión. é1, aspirante a diplornático, negligente en el vestir;

\/earnos cómo describiría la actitud cle Susana fren- con url cuerpo inclinado [...] con mis trajes holga-
dos, con mis camisas blandas [...] con mis cigarri-
te al arte, uno cle los más grandes estudiosos del arte llos mojados en perfume, efímeros, perfectos, en
de los veinte, José Ortega y Gasset: vez de la pipa sabiamente gobernada que te hiciera
pensar en el hogar de tu poeta romántico.
Piensa Susana, que no puedo regresar un siglo
En vez de gozar del objeto artístico, el sujeto goza
entero para alcanzarte, que no puedo esperar otro
de sí mismo; la obra ha sido sólo la causa y el alco-
siglo para que tú me alcances. Quiéreme así, frívo-
hol de su placer. Y esto acontecerá siempre que se lo, alegre, con mi concepto de la vida y del arte
haga consistir radicalmente el arte en una exposi- como un deporte distinguido y nada más. (Loc. cit.)
ción de realidades vividas. Estas, sin remedio, nos
sobrecogen, suscitan en nosotros una participación Me parece que no puede soslayarse la iderrtidad
sentimental que impide contemplarlas en su pure-
que el propio Villaurrutia hace entre él mismo y su
za objetiva. (José Ortega y Gasset, La deshumani-
personaje. En muchos sentidosJulio es una aparien-
p. 41.)
zación del arte,
cia muy fiel al autor, pero en esto me detendré rnás
adelante. Volvamos, pues, a la relación entre Julio y
Parece cle este modo, que el arte impuro por exce-
Susana. Visto así lo que separa a esta pareja no es la
lencia es el romántico,* tan lleno de emoción y subje-
falta de amor o atracción, sino su concepción estéti-
tiviclad, tan alejado de la razón y Ia objetividad.Julio
ca del arte y por tanto de la vida, pues el gusto de
erltonces rescata a Susana de su emoción romántica:
''Una letrilla de Góngora basta para hacerla sonreír Susana por la poesía romántica no se queda en eso
solamente: ella es vitalmente una romántica, pues,
[...] un solo verso de Racine para darle la impresión
según la describeJulio, es
fría, pnra, griega, de la belleza [...]" (Villaurrutia,loc.
ril. ) En fin, se trata de que "El placer estético tiene "Capaz de vivir en el dolor de un solo hombre el
que ser un placer inteligente." (Ortega y Gasset, op. dolor de la especie; capaz de sentir que acaricia todo
el mundo, al frotar una manzana pulida; capaz de
sentirse imantada a un llamado religioso o patrióti-
co [...]" (Loc. cit.)

x \fe refiero a la corriente artística del Romanticismo del Y, por su parte, el primo pertenece a la preferencia
sigloxtr, tan popularmente aceptado debido a su contenido estética de los inicios del siglo XX, por eso hay un
emocional v tan ayllno, según sostienen sus críticos de
objetividad. siglo de distancia que los separa. Además su concePto

93 FupNrEs HulteNÍsrtc¡,s
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6.t

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Fernando Guevara, "El tructo siniestro", 2002.

del arte me lleva de nuevo a Ortega y Gasset quien do su desengaño. Volverá al espejo, corregirá sus
define el arte nuevo como un merojllego sin trascen- cabellos. Mirará sus ojos próximos a deshacerse,
lustrosos. Hará dos o tres muecas y sonreiráforza-
clencia alguna y qlre divide al público en dos: los que
damente." (Xavier Villaurrutia, op. cit., p. 583.)
no lo entienden, la masa vulgar, y los que sí lo entien-
den, quienes son capaces de disfrutar la forma artísti-
Así es como concibe Julio a Susana, irreflexiva,
ca de manera refinada y distinguída. (Cfr. olt. cit., pp.
incapaz de manejar sus emociones y todavía más: puro
tB y 27.)
lugar común.
Después del encuentro entreJulio y Susana parece
Nada más lejos de Aurora, su hermana, toda ella
que ésta sufre porqlle su primo no se decide, pues
mesura, equilibrio y sensatez, incapaz de dejarse lle-
niuy al estilo de SorJuana sólo se acerca y se retira. Y
var por las pasiones, pues éstas, por intensas, no du-
cligo parece porque nrrnca se oye lavoz de Susana, ni
ran. Atenta a la música, tan atenta que para ella es
de ningún otro personaje, es siernpre Julio el que
fácil interpretar un aria sin atrasarse un compás. Ju-
habla, el que interpreta el entorno y a los personajes,
lio la describe así:
así describe la siguiente escena que de haberla escu-
chado seguro habría disgustado a su prima: 'Aurora se acerca lentamente, como una imagen
en la pantalla de un sueño. Su mirada penetra las
"Al llegar a su habitación se abandonará, como cosas: lasjuzga, las acepta, las rechaza. En una asam-
todas las muchachas, decepcionada, en el lecho, blea de mujeres nadie pensaría en otro candidato.
apretando los cojines, despeinándose, amplifican- Aurora presidiría sin asombro [...]" (Ibid., p. 596.)

FurNrEs HuunuÍsrrces 94
Aurc.ira va. a casal'se con \I. \tiroir'. será c()nlo re- a la que Julio regresa es rln universo femenino, las
petir la historia cie str nrtcir c. scilo qtre la hija más mujeres que lo habitzrn son fina.s en slls costunrbres,
consciente cle stis rctos. e.|triio acierlrás de inconroclarle trato ), al'reglo pcrsonal. Julio sc siente r:ómodo en
esta bocin le l-ricre. l)or que l'rr) \-e anrol' e rr l¿r lrereja. ese entol-no, A lo mejor no le importa tanto que el
"Estov seguro cle qlre se em.rn nlenos cle lo que creen." matrimonio se realice sin amor, tal vez, lo que
\lttid.. p. 57, .
, auténtic:imente ie rnolesta es qne M. Miroir irrumpa
\- prrr'ccr-ía clrrc' eqr.rí está el conflicto narrativo, en ese espacio tarr suyo y destruya su imagen bicápite
pucs la 5cns:ición cltre 1e genera aJulio esta boda es al llevarse a Llna de las damas y de ese modo clesinte-
bustente clcsaqradritle. parecería como si fuera a en- grar su juego. Por eso, la sensar-ión cleJulio sobre el
fi-entar :r 1., I'»'iina. a trar'és de un diálogo abierto v novio de su prinrzr es ésta:
sitt.eru¡ i):rr';r plevenirla en cuanto a la infelicidacl cle
"No odio ¿rl novio de Auror¿i, no tendría valor para
un nr.rtrirnonio sin amor'. No ocurre así, el conflicto
verter un veneno en su cop:r, l)r para apretar el ga-
:c rliiuve i)rres Jtrlio piensa que ninguna cle las tres
tillo de mi rer'ólver' [...] sin ernbalso. .-impediría que
nrujcres ponclrá '.rtención a su percepción de esta alguien delranrara el lenerro?" (Ibid., p. 579.)
rrnirin. la prolti:r Auror¿r "[...] se creería en el cleber
rlr^ rro sentirse ¿rludicla." (Ibid, p. 578.)Y aquí hay otra Ett strnra, lo prefiere nnlerto, inexistente .

coinciclencia con 1¿r crezrción de los.jóvenes artistas: Otro rasgo irnportante cle Atrrot'a es qlle entre Ia
lrr evasión cle la realidacl, de los problemas humanos. realidad y la ensoriación, prefiere la segtrnda, pues
Pero el pensamiento sobre Ia infelicidad cle Aurora, parzr clla la vicla es simplemente vir,ir las costumbres.
sigue acosanclo a.fulio: "Ifr-es t.onto, pierdes el tiempo 'Apenas si en el sueño, r'ertisinosamente, r,i'u'irnos en
v ciejas que tu prima entrc a ese baño de soledacl y intensidad, en un solo instante, Io inesperaclo, lo trá-
rrrelancolía clel qrre no se sale sino tiritando." (Ibid., gico, la felicidad, el azar. Para ella, toclo io rlue no es
p. 579.) Me llama la atención la metáfora clcl baño, sueño no es vicla." (Ibirl., p. 59a.)
pues éste es en general una experiencia placentera y Y esta noción cle sueño es mu)'iniportante porque
se¿1 en la clucha o en Ia tina: el contacto
sensual, )/a cle nuer,'o sllrge la iclea de apariencia. El sueño es vivi-
del agua caliente con la piel, el olor del shampoo y do como realidad, alrnque no sea real, sirr embargo,
cteljabón, la sensación de éste resbalanclo por el cuer- esta concierrcia no se tiene dentro del rnismo sueño
po, la caricia ruda del estropajo, para finalmente otra y, por cso, al despertar, ¿rl cobrar cle nuevo la cotr-
vez el aglra enjuaganclo, limpiando, preparánclonos ciencia, a veces, nos alegranros; por ejernplo, cuatrdo
¡rara salir y enfrentar un nuevo clía, la vida. Aquí, el se trata dc una pesaclilla, de que no sea realiclad y,
bario aludido, es la cubeta cle agua fría, una expe- otras veces, lamentamos la interrupción ctrando se
riencia, sin cluda paralizante, quizai una buena defini- trata de un sueño placentero.Juan Coronzrdo descri-
ción clel matrimonio sin amor. Al finJulio sc decide be así los rasgos cle este estaclo entre lii l'igilia y el
a no hacer nacla y se clice en slr largo diálogo con él sueño: "Con la ensoñación la voluntad se debilita y
nrismo: "No olvides que hoy te han regalaclo un día vuelan los deseos más libremente [...] Bachelarcl en
espléncliclo qlre habrás cle partir y gustar como el La poéticct, de la en.so'ñaciórt rliscurre acerca de ese est.a-
fi'nto nraduro que no puede dejarse para mañana." do que es donde se genera el material poético. Ni la
(Loc. cit.) \'ivir el momento y no la vida parece ser su plena conciencia ni el abanciono inconsciente facili-
opción. Al negarse el compromiso vital, la interven- tan la creación cle la más grande poesía [...] 'La enso-
ción real en las situaciones, en los conflictos, la vicla ñación nos ayuda a habitar el mundo, a habitar lzr
se vive sólo en apariencia, qtizá formal y elegante- felicidad."' (|uan Coronado, La nouela l'írica de l,os
lnenle, pero sólo en apariencia. p. 16.)
con.tem,poraneos,
Por otra parte, no deja de llamarme la atención, la Volviendo a Aurora es entendible que si ella tien-
antipatía que Julio siente por M. Miroir, el intruso de a la ensoñación, la realidad le es indiferente 1,,
que irrumpe en la casa de la tía y sus primas. Esa casa por 1o tanto, no import¿r con quién se case, Pues:

95 Fuexus Hulr-rsÍsrtc.rs
'Aurora ha tomado una resolución como un viaje- para relacionarse con las mujeres, también la clave
ro perdido y resignado escoge indiferentemenre un
para entender tanta irritación frente a M. Miroir, clrvo
camino u otro. Ni sus ojos, ni su boca, ni su frente
apellido curiosamente quiere decir espejo. iQué ima-
revelan siquieraun instante [...] un sufrimiento, una
duda. Sin embargo [dice el narrador] t,o sien[o que gen le devuelve a Julio la presencia del novio de su
hay en ella algo que se apaga sin remedio." (Xavier prima? Seguramente una mucho menos masculina
Villaurrutia, loc. cit.) qtre la del propio Miroir y que quizá por eso mismo
lo amenaza, tal vez descubre, hace evidente lo que el
Y lo que se apaga, )'o pienso que es la vida, pues narrador trata de ocultar. Y aquí no puedo menos
renuncia a ella para vivir en la fantasía, en los sue- que recordar el texto de Novo, Return ticket, en el que
ños. De este rnodo, los prirnos se despiden, él viaja- desvela su latente homosexualidad. Creo que io mis-
rá de nue\:o I' ella tarnbién, pero en sll interior. Se mo oclu-re entre Julio y Villaurrutia, pues la identi-
reunirá conJulio de otro moclo en otro espacio, en clad entre ellos ha quedado establecida por el propio
el de su ensoñación. autor, qurzá exista un deseo de honestidad, y el frag-
Y así se vaJulio con su carta de papel, con la ima- mento qlre recuerda la infancia y la relación con el
gen de sus dos prirnas sin poder decidirse por ningu- médico sea la carta que Villaurrutia deja suelta, así
na, a pesar de que aparentemente las dos lo aman: como por equivocación para que el lector se explique
Susana sufre, llora, se despeina y se tira en la cama sujuego. Unjuego del cualJulio huye:
presa del sufrirniento; Aurora se casará y seguirá con
"El [ren, que parece volar para no tener tiempo de
Julio en rrn lugar que ella inventará de manera artifi-
arrepentirse, de volverse, me comprende, me ayu-
cial, como se edifica un poema o se da forma a un
da a huir. La máquina se despide de la ciudad con
cuadro. La pregunta es: iqué impide aJulio relacio- un silbido largo, afilado, que perfora el norte de la
narse verdaderamente con una mujer? Y sin ánimo noche." (Ibid., p. 596.)
de hacer psicoanálisis hay un dato en la obra que
podría dar lugar a una hipótesis. Cuando Mme. Girard Y así es, Julio huye sin tomar ninguna decisión,
muere, el narrador vuelve a ver en la casa al doctor por lo tanto, sin ninguna definición vital. Quien sí
Batista, quien fue el médico de la familia y a quien eligió fue Xavier Villaurrutia, para lo cual se despren-
ubica en su niñez: dió de su titubeante personaje. Independientemente
de su homosexualidad, tema extraliterario, el autor
"En un instante recuerdo, por la primera vez, en de Dama de corazones, abandona las posturas artísti-
una súbita iluminación de la infancia, el modo ex- cas encarnadas en sus personajes Susana y Aurora, y
traño que tenía de acariciarme cuando era niño. no sólo se pronuncia a favor de un arte mesurado,
Me mira de reo.jo, sin saludarme, reconociéndome.
sino que da claras muestras de su capacidad creativa,
Comprendo que ahora, al verme, recordándolo
todo, se asombra de sí mismo." (Ibid., p. 591.) por ejemplo, en sus sonetos, de que el arte no es pura
emoción ni tampoco sólo cálculo racional. La ver-
IJna lectura de este incidente podría ser queJulio dadera creación poética está en la trascendencia de
ftre abusado sexualmente por el méd.ico, talvez no se los límites del lenguaje, que el poeta logra vencer a
trate de una violación, sin embargo, hay algo turbio, través de la imagen qlre captura la fugacidad y lo
extraño, en el modo de acariciar al pequeño y que indecible de la emoción humana.
ahora después de tantos años, segúnJulio, hace que Recuerdo nuevamente a Ortega y Gasset cuando
el médico se asombre de sí mismo, de esa acción. No en El espectador prácticamente hace un llamado para

hay saludo ni diálogo entre ellos, sólo hay un recono- comprender el arte nuevo.
cirniento entre ambos. Julio no vuelve sobre el asun- Sea hospitalaria nuestra inteligencia y enseñémos-
to, no quiere profundizar en ello, pero por más que la a gozarse cuando a nuestra puerta llama un
lo soslaye quedó una huella, pues por algo lo mencio- extraño, un desconocido, una idea o emoción con
na. Y tal vez, aquí está la clave de esa imposibilidad que no contábamos. Obra sobre nuestro espíritu

Fulxres HunexÍsrrces 96
un terrible poder de inercia, el cual nos induce y vivir la sexualidad de modo libre y sin necesidacl de
a contentarnos con el trozo de vida que nos es
aparentar.
habitual (p. 41r.

Han renido que pasar rnuchos años, décadas, Bibliografía


desde que aquellos jór'enes artistas decidieron cam-
biar el desrino del arre. \fuchas vanguardias, quizá Directa
debiclo a su fal¡a de consistencia estética, perecieron Villaurrutia, Xavier, "Dama de corazones", en Obras,
con su rientpo. otl'as dieron frutos como el surrealis- 2a. edición, FCE, México, 1996.
nro o ei cubismo, y siguen influyendo en nuestros
ciías. Los caminos se han hecho más anchos, los lími- Indirecta
tes \-an difuminándose. Tanto bien hizo al arte mexi- Coronado,Juan, La nouela lírica de los Contemporáneos,
cano la novela de la Revolución, los murales de temas UNAM, México, 1988.
sociales t'políticos como el cosmopolitismo de los Ortega y Gasset, José, El espectarlor, Salvat, Navarra,
Contemporáneos. Aunque siga siendo en grupos, por 1983. (Biblioteca básica Salvat, 64)
fortnna cada vez más grandes, nuestra inteligencia y , La deshu'manización del arle, Revista de Occi-
sensibilidad se han afinado para aceptar muchas ma- dente, 10a. edición, lladrid, 1970. (El Arquero)
nifestaciones artísticas y también para que surjan Quirarte, Vicente, Perderse para reencontrarse: Bitácora
auténticamente otras formas de concebir la realidad de contemporáneos, UAM-A, México, 1985.

I
0c

6.r

¡r

Fernando Guevara, "Marina y paisaje", 2002.

97 Fu¡Nrss Hul,reuÍsrrc¡,s
Fernando Guevara, "Lindo querubín", de la serie De la ri,sa al llanto,200l.

Furxrrs Hutrt¡.NÍsrtces

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