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SALA CONSTITUCIONAL

Magistrado-Ponente: FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

El 11 de diciembre de 2013, se recibió en esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
el oficio nro. 596-13, del 22 de noviembre de 2013, librado por la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Estado Lara, mediante el cual remitió el expediente nro. KP01-O2013-000120 (de
la numeración de esa Corte) contentivo de la acción de amparo constitucional interpuesta, el 7 de
noviembre de 2013, por el abogado JOSÉ VICENTE QUINTANA ROSALES, inscrito en el Instituto de
Previsión Social del Abogado bajo el nro. 20.436, actuando en su supuesta condición de defensor
privado del ciudadano NELSON JOSÉ PEREIRA PÉREZ, titular de la cédula de identidad nro.
20.941.771, contra “… los actos y omisiones contenidos en la conducta desplegada en la actividad,
a partir del DÍA 09 de Octubre del año 2013, fecha en la cual se introdujo, un escrito de excepciones
con miras a la audiencia de juicio oral y público pautada para la fecha 16-10-13, y así mismo
escrito de nulidad absoluta por diligencias procesales contenidas en la acusación interpuesta por la
presentación Fiscal en el juicio, causa N- exp. P-12-5273, de la nomenclatura interna del Tribunal
4to de juicio, del Circuito judicial penal (sic) del Estado Lara, Barquisimeto, mediante la actividad
arbitraria y sin fundamento negó la Solicitud (sic) de nulidad y revisión formulada de la medida de
privación preventiva de libertad, ni procede a efectuar la revisión de la medida cautelar por una
menos gravosa…”, con ocasión del proceso penal que se le sigue a dicho ciudadano por los delitos
de homicidio calificado y robo agravado de vehículo automotor.

Tal remisión obedece al recurso de apelación ejercido, el 21 de noviembre de 2013, por el


abogado José Vicente Quintana Rosales, actuando en su supuesta condición de defensor privado
del ciudadano Nelson José Pereira Pérez, de conformidad con el artículo 35 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, contra la decisión dictada, el 14 de
noviembre de 2013, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, que
declaró inadmisible la acción de amparo constitucional.

El 16 de diciembre de 2013, se dio cuenta en Sala del presente expediente, y se designó ponente al
Magistrado Luis Damiani Bustillos.

El 14 de enero de 2014, compareció ante la Secretaría de esta Sala Constitucional el abogado José
Vicente Quintana Rosales, a fin de consignar en autos un (1) escrito contentivo de ampliación del
presente recurso de apelación.

El 17 de enero de 2014, compareció nuevamente ante la Secretaría de esta Sala el abogado José
Vicente Quintana Rosales, a fin de consignar en autos los siguientes recaudos:

“1) Denuncia por ante el Tribunal Supremo de Justicia Ciudadano Inspector Nacional de Tribunales,
contra el Juez 4TO de juicio del circuito judicial penal del Estado Lara Barquisimeto ciudadano
Carlos Gabriel Torrealba Gamarra (…)

2) Recurso de nulidad absoluta (…)

3) escrito solicitando medida humanitaria por enfermedad de conformidad con el artículo 491 del
C.O.P.P vigente.

4) Copia de la sentencia de inadmisibilidad proferida por la corte de apelaciones (sic) sala 2 (sic) del
circuito judicial penal (sic) del Estado Lara Barquisimeto (…).

5) Escrito recurso de apelación de la sala 2 (sic) del circuito judicial penal (sic) del Estado Lara
Barquisimeto (…)”.

En reunión del 5 de febrero de 2014, convocada a fin de la reincorporación a la Sala del


Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López, en virtud de haber finalizado la licencia que le
fue concedida por la Sala Plena de este máximo Tribunal para que se separara temporalmente del
cargo, por motivo de salud, esta Sala quedó constituida de la siguiente manera: Magistrada Gladys
María Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López (ponente),
Vicepresidente; y los Magistrados Luisa Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón,
Carmen Zuleta de Merchán, Arcadio Delgado Rosales y Juan José Mendoza Jover.
Realizada la lectura individual del expediente, esta Sala pasa a decidir, previas las siguientes
consideraciones:

DE LA ACCIÓN DE AMPARO

Del escrito contentivo de la acción se desprenden los siguientes argumentos:

“LOS HECHOS

El abogado JOSE VICENTE QUINTANA ROSALES, inscrito en el Instituto de Previsión Social del
Abogado bajo el n-20.436, con el carácter de defensor del Ciudadano NELSON JOSE, PEREIRA
PEREZ, titular de la cedula (sic) de identidad N- V-20.941.771, Contra (sic) los actos y omisiones
contenidos en la conducta desplegadas en la actividad, a partir del DIA (sic) 09 de Octubre (sic) del
año 2013, fecha en la cual se introdujo, un escrito de excepciones con miras a la audiencia de
juicio oral y publico (sic) pautada para la fecha 16-10-13, y así mismo (sic) escrito de nulidad
absoluta por diligencias procesales contenidas en la acusación interpuesta por la presentación
Fiscal en el juicio, causa N-exp. P-12-5273, de la nomenclatura interna del Tribunal 4to de juicio,
del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, Barquisimeto, mediante la actividad arbitraria y sin
fundamento negó la Solicitud (sic) de nulidad y revisión formulada de la medida de privación
preventiva de libertad, ni procede a efectuar la revisión de la medida cautelar por una menos
gravosa, por la violación de los derechos a ser juzgados (sic) en libertad a la tutela judicial efectiva
al debido proceso a la defensa y a obtener oportuna y adecuada respuesta, previstos en los
artículos 44.1, 26, 49.1 y 51. de (sic) tal manera ciudadanos Magistrados (sic) de la corte de
apelaciones (sic) el hecho de que el día 16 10 2013 el juez agraviante no dio despacho ni secretaria
(sic) y no hizo la boleta de diferimiento y tranco (sic) el despacho no admitió la excesiones (sic)
opuesta (sic) para el juicio oral y publico (sic) y tampoco admitió el recurso de nulidad interpuesto
por la defensa ante las (sic) violación de las garantías constitucionales y el debido proceso que son
derecho del imputado inviolable (sic) por cuanto lo otorga la constitución (sic) a mayor
abundamiento como prueba fehaciente anexamos copia de excesiones (sic) opuesta (sic) que se
anexa marcada con ‘A’ y recurso de anualidad (sic) de fecha 9 de octubre del 2013 constante de 14
folio (sic) útiles se anexa marcado con ‘B’ las mismas fueron consignada (sic) por ante la sala
URDD.PENAL (sic). Y de conformidad con el articulo 255 tercera parte el juez agraviante esta (sic)
dentro de la hipótesis, con la inobservancia sustanciar (sic) de las normas procesales por
denegación de justicia y retardo procesal de La (sic) Constitución de la Republica (sic) Bolivariana
de Venezuela. La parte acciónate (sic) en la pretensión de amparo que se interpone, la violación al
derecho a ser juzgado en Libertad a la tutela judicial efectiva. Que el Tribunal tiene que ser
denunciado como agraviante, al reconocer como consta en las actas del expediente p-12-5273,
reconoció que fue en el acto de presentación de detenidos cuando el Ministerio Publico (sic)
imputo (sic) unos hechos de mi representado que califico (sic) como con curso (sic) de delito, que
los actos y omisiones llevadas (sic) a cabo por el tribunal 4to de juicio, del estado (sic) Lara, con
sede en Barquisimeto, exp. N P-125273Tribunal Agraviante (sic), por cuanto no constituye el acto
formal de imputación siendo necesario que la presentación (sic) Fiscal del Ministerio Publico (sic)
impute formalmente al detenido aun después de privado de libertad, siempre antes de la
presentación del acto conclusivo, específicamente de la acusación, La (sic) parte accionante de la
acción de amparo Constitucional (sic) se alego (sic) los conceptos que a continuación señalamos
como argumentos jurídicos. Se observa esta Sala, que el articulo (sic) 26 de La (sic) Constitución
vigente, consagra de manera expresa el derecho a la tutela judicial efectiva, conocido también
como la garantía jurisdiccional, el cual encuentra su razón de ser en que la justicia es, tal como lo
consagran los artículos 2 y 3 de la constitución (sic) uno de los valores fundamentales presente en
todos los aspectos de la vida social, por lo cual debe impregnar todo el ordenamiento jurídico y
constituir uno de los objetivos de la actividad del Estado, es gratuita de la paz social. Es así como el
estado (sic) asume administración de justicia, esto es, la solución de los conflictos que pueden
surgir entre los administrados o con la administración de la misma, para lo que se compromete a
organizarse de tal manera que los mínimo (sic) imperativos de la justicia sean garantizados y que el
acceso a los órganos de administración de justicia establecidos por el estado (sic), en
cumplimiento de su objeto, sea expedito para los administrados. El derecho a la tutela judicial
efectiva, de amplísimo contenido, comprende el derecho a ser oído por los órganos de
administración establecidos por el Estado, es decir no sólo el derecho al acceso sino también el
derecho a que cumplidos los requisitos establecidos en las leyes adjetivas, los órganos judiciales
conozcan el fondo de las pretensiones de los particulares y mediante una decisión dictada en
derecho, determinen el contenido y la extensión del derecho deducido, de allí que la vigente
Constitución señale que no [se] sacrificara (sic) la justicia por la omisión de formalidades no
esenciales y que el proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la
justicia (articulo 257) (sic). En un estado (sic) social de derecho (sic) y de justicia articulo (sic) 2 de
la vigente Constitución, Donde (sic) se garantiza una justicia expedita, sin dilaciones indebidas y sin
formalismo (sic) o reposiciones inútiles (Articulo 26 eiusdem) (sic), la interpretación de las
instituciones procesales debe ser amplia, tratando de que si bien el proceso sea una garantía para
que las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no por ello se convierta en una traba que
impidan (sic) lograr las garantías que el articulo (sic) 26 Constitucional (sic) instaura. En tal sentido,
resulta pertinente reiterar que la garantía constitucional de tutela judicial efectiva, impone al
órgano jurisdiccional penal la ineludible obligación de proceden (sic) a revisar los elementos de
vigencia y validez de la medida cautelar todas las veces que así sea solicitado por la parte
interesada, como en el caso de autos, por lo que siendo negada tal solicitud, sin la debida
verificación, se vulnero (sic) el derecho a la tutela judicial efectiva del acciónate (sic), y así se
decide. En otro orden, no puede escapar a la observación de esta Sala que, para el momento en el
cual fue interpuesta la pretensión de amparo. No (sic) se había imputado formalmente al
acciónate (sic), quien se encontraba privado de libertad así mismo (sic) en fecha 25 de septiembre
se consigno (sic) el nombramiento hecho por el imputado por ante el URDD penal (sic) según
consta de dos folios útiles que se anexan marcado ‘C’ como ya se dijo la fecha fijada pautada para
la audiencia oral y publica (sic) estaba pautada para el 16/10/2013 y consiguientemente al
observar la defensa violación del derecho a la defensa, del debido proceso articulo (sic) 49-1 y se
vulnero (sic) a la tutela judicial efectiva articulo (sic) 26 de la constitución (sic) Bolivariana de
Venezuela se introdujo un recurso de nulidad absoluta contra diligencia procesales (sic) de la
investigación y contenido en la acusación fiscal a tal efecto el juez querellado en amparo no a (sic)
dado repuesta a los recursos y diligencias efectuado (sic) por la defensa de Nelson José Pereira
Pérez dejándolo en estado local de indefensión si (sic) escuchar los recursos y diligencia expuesto
no teniendo competencia para hacer semejantes actuaciones por lo tanto violo (sic) los derechos
fundamentales del Ciudadano (sic) Nelson José Pereira Pérez.

FUNDAMENTO DEL DERECHO

Ley orgánica de amparo sobre de derechos y garantía constitucionales (sic) Disposiciones


fundamentales.

1) Artículo 1. Toda persona Natural habitante de la Republica (sic) podrá solicitar ante los
tribunales competentes el amparo previsto en el artículo 49 de La Constitución.

2) Artículo 4 También es procedente la acción de amparo igualmente procede la acción de amparo


(sic) cuando un tribunal de La (sic) República, actuando fuera de su competencia, ordena un acto
que lesione un derecho Constitucional (sic). En estos casos la acción de amparo debe interponerse
por ante un Tribunal Superior al que emitió el pronunciamiento, quien decidirá en forma, breve,
sumaria y efectiva.

3) En los artículos de la constitución (sic) de la república bolivariana (sic) de Venezuela que a


continuación señalamos 44.1, 26, 49.1 y 51.

4) Y de conformidad con el artículo 255 tercera parte el juez agraviante esta dentro de la hipótesis,
con la inobservancia sustanciar (sic) de las normas procesales por denegación de justicia y retardo
procesal de La (sic) Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

PETITORIO

De la versión de los hechos y los fundamentos de derecho explanados en el presente escrito de


amparo constitucional es por lo que venimos a querellar como en efecto lo hacemos mediante el
presente escrito de amparo constitucional al juez Doctor Abogado CARLOS GABRIEL TORREALBA
GAMARRA en su carácter de juez del tribunal 4 de juicio (sic) del estado (sic) Lara con sede en
Barquisimeto en la siguiente dirección que es su domicilio procesal en el Edificio Nacional entre la
carrera 17 y calle 24 y 25 donde le pueden llegar la (sic) notificaciones y las citaciones a que diera
lugar en relación a la presente querella de amparo constitucional por no dar repuesta a la parte
agraviada Nelson José Pereira Pérez oportuna y ejecutable articulo (sic) 51 violación del derecho a
la defensa consagrado en el articulo 49.1 (sic), denegación de justicia y retardo procesal articulo
(sic) 255 y el articulo (sic) 26 vulneración de la tutela judicial y efectiva todo de la constitución (sic)
nacional (sic) de la República Bolivariana de Venezuela. Ciudadano magistrado de la corte de
apelaciones (sic) solicitamos que la presente querella de amparo constitucional sea admitida
sustanciada conforme a derecho en los término (sic) establecido (sic) en el capítulo de
fundamento de derecho del presente amparo…” (Negrillas y subrayado del escrito).

Por su parte, en el recurso de apelación se efectuaron las siguientes afirmaciones:

“… en fecha siete (7) de noviembre del 2013 se consigno (sic) documento recurso de amparo
constitucional fue distribuido por este despacho a la corte de apelaciones (sic) con el número 0-
13-120 incoado contra el Magistrado CARLO GABRIEL TORREALBA GAMARRA Juez cuarto (4) de
juicio del Circuito Judicial Penal del Estado Lara según consta en el expediente signado con el
numero (sic) P-12-5273, de la nomenclatura interna del tribunal causa (sic) imputado Nelson José
Pereira Pérez el cual. por (sic) cuanto el Juez agraviante Violo (sic) el derecho al debido proceso el
derecho a la defensa a ser juzgado en libertad tutela judicial efectiva (sic) y a obtener una
respuesta oportuna y adecuada previsto en los artículos 44.1, 26 y 49.1 y 51 de la constitución (sic)
de la Republica (sic) Bolivariana de Venezuela. En fecha 25 de septiembre de 2013 por ante la
U.R.D.D penal (sic) constante de dos Folio (sic) útiles que se anexan en documento marcado ‘A’
dicho documento se encuentra registrada (sic) en pantalla debidamente admitida por el tribunal a
si mismo (sic) en fecha 09-10-2013, se nos otorgo (sic) el nombramiento el tribunal (sic) de la
causa, mediante acta de nombramiento, y en esa misma fecha consignamos escrito de
excepciones constante de dos (2) folios útiles que se anexa marcado ‘B’, por cuanto la fecha fijada
para la audiencia oral y pública (sic) estaba pautada para el día 16-10-2013, y consiguientemente
al observar la defensa violaciones al debido proceso, el derecho a la defensa, artículo 49-1 y se
vulnero (sic) el derecho a la tutela judicial efectiva, articulo (sic) 26 de la Constitución Bolivariana
de Venezuela (sic), se introdujo un recurso de nulidad absoluta contra diligencias procesales de la
investigación y contenidos en la acusación fiscal.

Estando dentro de la oportunidad legal apelo a la decion (sic) del día 18/11/2013 [rectius: 14 de
noviembre de 2013] donde se declaro (sic) inamisible (sic) el amparo por falta de legitimidad el
abogado José Vicente quintana (sic) Rosales se opone a la presente decisión por parte del
Magistrado ponente Cesar (sic) Felipe Reyes y Presidente de la corte de apelaciones (sic) al negar
el amparo a favor del imputado Nelson José Pereira Pérez, por cuanto las omisiones del juez
agravante (sic) cuarto de juicio CARLO GABRIEL TORREALBA GAMARRA por cuanto cerro (sic) el
tribunal el día 16-10-2013 de la audiencia no dio despacho ni secretaria (sic) y no hizo la boleta de
diferimiento ni el acta de fijación de fecha para la nueva audiencia de juicio oral y publico (sic)
manteniendo cerrado el tribunal hasta el 07 de noviembre de 2013 guardando silencio sin dar
despacho ni secretaria (sic) omitiendo no dar respuesta al recurso de nulidad y a la excesiones (sic)
propuesta (sic) violando al (sic) articulo (sic) 51, 49.1 y 26 de la Constitución Bolivariana de
Venezuela (sic) en cuanto al argumento referido a la violación del principio de igualdad, confianza
legitima (sic), expectativa plausible y seguridad jurídica por parte del juez agraviante y la corte de
apelaciones por cuanto no hubo la imputación formal por parte del ministerio público (sic) con
explicación del hecho que se le atribuye y los medio (sic) para su defensa y los elementos de
convicción por cuanto el imputado Nelson José Pereira Pérez no fue detenido en fragancia (sic) fue
detenido en el hospital donde le estaba curando una herida grave en el pulmón no se le realizo
(sic) la prueba de balística ni la planimetría por tanto el amparo es legitimo (sic) por cuanto el
imputado debe ejercer sus derechos enmarcados en la garantía del debido proceso así como han
admitido revisar los supuesto (sic) de existencias necesarios que justifiquen la privativa de libertad
como se denuncio (sic) no hubo oportuna ni adecuada respuesta en el presente caso previsto en
artículo (sic) 51 de la Constitución Bolivariana de Venezuela (sic), por cuanto dicho tribunal estaba
obligado sobre esa petición a dar respuesta.

Los actos y omisiones configuradores de las violaciones de los derechos y garantías


constitucionales de la libertad, ser juzgado en libertad tutela judicial efectiva (sic) debido
configuradores proceso (sic) y obtener una oportuna respuesta, no han siso consentido, son
actuales de forma tal que no han cesado y posiblemente se perpetúen en el tiempo, que han
agotado la vía ordinaria a fin de satisfacer su pretensión aun continúan la lesiones denunciadas si
que (sic) se hayan restituido la situación jurídica infringida siendo por tanto el amparo” (Negrillas
del escrito).

II

DE LA SENTENCIA APELADA

La sentencia dictada, el 14 de noviembre de 2013, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del Estado Lara, que declaró inadmisible la acción de amparo constitucional propuesta,
estableció lo siguiente:

“Asumida la competencia y vistos los términos de la acción de amparo constitucional interpuesta,


corresponde ahora a la Sala verificar con carácter previo, en primer lugar, si la misma cumple con
los requisitos previstos en el artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, y en segundo lugar, si la misma pretensión constitucional se encuentra o no
incursa en las causales de inadmisibilidad previstas en el artículo 6 de la precitada ley especial de
amparos, y a tales efectos, previamente, observa:

El accionante JOSE VICENTE QUINTANA ROSALES, quien manifiesta actuar en su carácter de


Defensa Privada del acusado NELSON JOSE PEREIRA PEREZ, fundamenta en los artículos 26, 44.1,
49.1 y 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por la presunta violación de
los derechos a ser juzgado en libertad, a la tutela judicial efectiva, al debido proceso, a la defensa y
a obtener oportuna y adecuada respuesta, en virtud de que se le negó la solicitud de nulidad y
revisión de la medida de privación preventiva de libertad por una menos gravosa, en el asunto
principal signado con el Nº KP01-P-2012-005273.
Ahora bien, en relación a los requisitos previstos en el artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales, es preciso señalar que necesariamente constituye
una carga de quien acciona en amparo, el cumplir con una serie de requisitos a los fines de que la
acción pueda ser admitida y sustanciada por el Tribunal Constitucional. Siendo que la solicitud que
contenga la pretensión constitucional deberá contener los requisitos establecidos en el referido
artículo 18 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, el cual
establece:

Artículo 18. En la solicitud de amparo se deberá expresar:

1) Los datos concernientes a la identificación de la persona agraviada y de la persona que actúe en


su nombre, y en este caso con la suficiente identificación del poder conferido…’.

(Negrillas y subrayado de esta Corte).

En la presente acción de amparo constitucional, observa la Sala, que el accionante manifiesta


actuar en su carácter de Defensa Privada del acusado NELSON JOSE PEREIRA PEREZ; no obstante
ello, de la revisión efectuada a las actuaciones que integran la presente solicitud, no emerge que
se encuentre acreditada tal cualidad, toda vez que no consta en su condición de Defensor, la
correspondiente aceptación y debida juramentación ante el órgano jurisdiccional correspondiente;
pues aunque el nombramiento de defensor no está sujeto a ninguna formalidad, tal circunstancia
no está acreditada en autos, al no haberse adjuntado al escrito libelar, la debida aceptación y
juramentación por parte del accionante, ni existir algún otro tipo de documento que demuestre
sin lugar a duda su carácter de defensor.

En este sentido es preciso señalar, la Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, N° 777, de fecha 12/06/2009, con ponencia de la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán,
la cual establece:

‘…Por tanto, a pesar de que el nombramiento de defensor no está sujeto a ninguna formalidad, es
esencial que el abogado nombrado como tal preste su juramento ante el Juez de Control para
poder ejercer a plenitud la defensa material del imputado, documento esencial a los fines de
demostrar la representación y la legitimación para el ejercicio del amparo constitucional;
circunstancia que no está acreditada en autos al no haberse adjuntado al escrito libelar recaudo
alguno que evidencie dicha representación.

Asimismo, aun cuando esta Sala ha sido amplia en aceptar que los defensores públicos o privados
intenten a favor de sus defendidos la acción de amparo constitucional sin que medie poder o
facultad expresa, ello ha sido así cuando se evidencia en las actas procesales del amparo algún
otro documento demostrativo del carácter de defensor. En el caso bajo análisis, tal como se indicó
supra, no existe en las actas del expediente documento alguno que demuestre, sin lugar a duda,
que el abogado Francisco Sierra ejerce efectivamente la defensa técnica de los ciudadanos
...omissis...
Colofón de lo dicho, en el caso sub lite el mencionado profesional del derecho carece de
legitimación para incoar el presente amparo constitucional en nombre de los ciudadanos
...omissis... circunstancia que se traduce en falta de representación manifiesta, motivo por el cual
esta Sala, de conformidad con el párrafo quinto del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, declara inadmisible la acción de amparo constitucional interpuesta por el
abogado Francisco Sierra, en su carácter de defensor privado –según afirma- de los ciudadanos
...omissis... Así se decide…’. (Negrillas y subrayado de esta Corte).

Por otra parte, es necesario señalar que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, ha
establecido que en materia penal, a los fines de verificar la legitimidad del defensor privado, debe
comprobarse la constancia de haber prestado el debido juramento de ley ante el órgano
jurisdiccional; quedando establecido en Sentencia N° 1.108, de fecha 23-05-2006, con ponencia
del Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López, en relación al nombramiento de defensor y
su limitación, consagrados en los artículos 137 y 139 del Código Orgánico Procesal Penal, en los
siguientes términos:

‘…Como se puede apreciar, si bien el Código Orgánico Procesal Penal establece que el
nombramiento del defensor no está sujeto a ninguna formalidad, y que la designación del mismo
puede hacerse por cualquier medio, no es menos cierto que de ello se deduce la necesidad de que
exista la efectiva designación del sujeto como defensor, aunado a lo cual, se requiere que el
mismo acepte ese cargo y jure desempeñarlo fielmente ante el Juez, haciéndose constar en acta,
para poder actuar en el proceso penal como tal…’. (Negrillas y subrayado de esta Corte).

Asimismo, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en relación al carácter esencial
de la juramentación del defensor, en su decisión N° 969, de fecha 30-04-2003, con ponencia del
Magistrado José Manuel Delgado Ocando, la cual fue reiterada en sentencia N° 1.340, de fecha 22-
06-2006, ha establecido lo siguiente:

‘…omissis…
A la luz de estos postulados, el Código Orgánico Procesal Penal ha desarrollado a lo largo del
proceso todo un abanico de posibilidades de acceso a la justicia y de defensa para el imputado en
concordancia con sus derechos fundamentales. Sin duda, los artículos 125, numerales 2 y 3, 137,
139 y 149 eiusdem, estatuyen en particular el derecho a la defensa técnica mediante la asistencia
jurídica de un abogado de confianza, facilitando al máximo y por cualquier medio la designación
de defensor sin sujeción a ninguna clase de formalidad, salvo la prestación del juramento de ley,
es decir, de cumplir bien y fielmente con los deberes del cargo que está asignada imperativamente
al Juez como formalidad esencial para ser verificada dentro del término de veinticuatro (24) horas
siguientes a la solicitud del defensor o, en su defecto, en el lapso más perentorio posible. Al
efecto, la defensa del imputado, cuando recae sobre un abogado privado, es una función pública y
para poder ejercerla es impretermitible la prestación del juramento como solemnidad
indispensable al objeto de alcanzar la plenitud de su investidura dentro del proceso penal…’
(Negrillas y subrayado de esta Corte).
En este sentido, consideran quienes aquí deciden, que en el caso sub exámine, el accionante,
interpone la acción de amparo constitucional manifestando actuar en su carácter de Defensa del
acusado NELSON JOSE PEREIRA PEREZ, sin que acredite su legitimidad a través de la debida
juramentación como defensor, ni existir algún otro tipo de documento que demuestre sin lugar a
duda su carácter de defensor, por lo que en consideración a las normas citadas y a la
jurisprudencia vigente, y constatada la falta de legitimidad para actuar en la presente acción de
amparo intentada por el Abogado JOSE VICENTE QUINTANA ROSALES, esta Corte concluye que la
presente acción de amparo constitucional debe declararse inadmisible”.

III

DE LA COMPETENCIA

Previo a cualquier decisión, esta Sala debe pronunciarse acerca de su competencia para conocer
del presente caso. Así pues, observa que la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, al
delimitar la competencia de esta Sala en materia de amparo constitucional, establece en su
artículo 25, numeral 19, que le corresponde conocer de las apelaciones interpuestas contra las
sentencias que recaigan en los procesos de amparo constitucional autónomo que sean dictadas
por los juzgados superiores de la República, salvo la de los juzgados superiores en lo contencioso
administrativo.

Visto entonces, que en el presente caso, se somete al conocimiento de esta Sala Constitucional la
apelación de un fallo dictado por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara, esta Sala asume la competencia para conocer del asunto planteado, y así se declara.

IV

MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

A fin de delimitar el objeto de la presente controversia, esta Sala observa que el recurso de
apelación sometido a su consideración, ha sido ejercido contra la sentencia dictada, el 14 de
noviembre de 2013, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara,
mediante la cual se declaró inadmisible la acción de amparo interpuesta, el 7 de noviembre de
2013, por el abogado José Vicente Quintana Rosales, actuando en su condición de defensor
privado del ciudadano Nelson José Pereira Pérez, contra “… los actos y omisiones contenidos en la
conducta desplegada en la actividad, a partir del DÍA (sic) 09 de Octubre del año 2013, fecha en la
cual se introdujo, un escrito de excepciones con miras a la audiencia de juicio oral y público
pautada para la fecha 16-10-13, y así mismo escrito de nulidad absoluta por diligencias procesales
contenidas en la acusación interpuesta por la presentación Fiscal en el juicio, causa N- exp. P-12-
5273, de la nomenclatura interna del Tribunal 4to de juicio, del Circuito judicial penal (sic) del
Estado Lara, Barquisimeto, mediante la actividad arbitraria y sin fundamento negó la
Solicitud (sic) de nulidad y revisión formulada de la medida de privación preventiva de libertad, ni
procede a efectuar la revisión de la medida cautelar por una menos gravosa…”, con ocasión del
proceso penal que se le sigue a dicho ciudadano por los delitos de homicidio calificado y robo
agravado de vehículo automotor.

En la acción de amparo, se delató la vulneración de los derechos a la tutela judicial efectiva, a la


libertad personal, al debido proceso y a la petición y oportuna respuesta, consagrados en los
artículos 26, 44.1, 49 y 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
respectivamente.

También se observa, que la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, en su
decisión del 14 de noviembre de 2013, declaró la inadmisibilidad de la acción de amparo
propuesta, fundamentando tal decisión en que el abogado José Vicente Quintana Rosales, no
consignó copia simple ni certificada del acta de su juramentación como defensor privado del
ciudadano Nelson José Pereira Pérez, así como tampoco instrumento poder que acreditara su
cualidad de representante judicial de éste, considerando así dicha Corte de Apelaciones, que el
mencionado abogado carecía de legitimación para interponer la acción de amparo.

En cuanto a la admisibilidad del presente recurso de apelación, y previo a cualquier otro tipo de
consideración, debe esta Sala reiterar que la legitimidad constituye un presupuesto fundamental
para la admisibilidad de todo mecanismo impugnativo de decisiones judiciales.

Al respecto, resulta necesario invocar el criterio asentado en sentencia nro. 491/2007, del 16 de
marzo; ratificado, entre otras, en sentencias 1.533/2009, del 9 de noviembre; 209/2010, del 9 de
abril; y 764/2010, del 21 de julio, según el cual:

“…La Sala advierte, luego de una exhaustiva revisión de las actas que conforman el expediente,
que no consta que el abogado… quien aduce tener el carácter de defensor privado del hoy
quejoso, Johan Castillo, fuera debidamente juramentado conforme lo prescribe el artículo 136 del
Código Orgánico Procesal Penal, que al respecto dispone:
(…omissis…)

Al respecto, cabe señalar que el Código Orgánico Procesal Penal establece como necesaria la
efectiva designación del sujeto como defensor, aunado a lo cual, se requiere que el mismo acepte
ese cargo y jure desempeñarlo fielmente ante el Juez, haciéndose constar en acta, para poder
actuar en el proceso penal como tal.

En el caso sub júdice, la Sala aprecia que el prenombrado abogado fue designado por la ciudadana
(…). Sin embargo, del legajo de copias certificadas traídas al expediente por el referido abogado,
no consta el acta mediante el cual el mismo aceptó el cargo de defensor privado del hoy
solicitante y prestó el juramento a que hace referencia la norma penal adjetiva.

Dentro de esta perspectiva, esta Sala en SSC Nº 969 del 30 de abril de 2003, SSC Nº 1340 del 22 de
junio de 2005 y SSC Nº 1108 del 23 de mayo de 2006 (entre otras), señaló la importancia y
trascendencia, a los efectos de la asistencia técnica del imputado, el juramento que debe prestar
el defensor, en los términos siguientes:

‘...A la luz de estos postulados, el Código Orgánico Procesal Penal ha desarrollado a lo largo del
proceso todo un abanico de posibilidades de acceso a la justicia y de defensa para el imputado en
concordancia con sus derechos fundamentales. Sin duda, los artículos 125, numerales 2 y 3, 137,
139 y 149 eiusdem, estatuyen en particular el derecho a la defensa técnica mediante la asistencia
jurídica de un abogado de confianza, facilitando al máximo y por cualquier medio la designación
de defensor sin sujeción a ninguna clase de formalidad, salvo la prestación del juramento de ley,
es decir, de cumplir bien y fielmente con los deberes del cargo que está asignada imperativamente
al Juez como formalidad esencial para ser verificada dentro del término de veinticuatro (24) horas
siguientes a la solicitud del defensor o, en su defecto, en el lapso más perentorio posible.

Al efecto, la defensa del imputado, cuando recae sobre un abogado privado, es una función
pública y para poder ejercerla es impretermitible la prestación del juramento como solemnidad
indispensable al objeto de alcanzar la plenitud de su investidura dentro del proceso penal. Como
función pública inviste al defensor de un conjunto de poderes que están atribuidos al propio
imputado como arte, salvo que la autodefensa de éste, permitida ampliamente por la normativa
procesal, perjudique la eficacia de la defensa técnica que desarrolle el profesional del derecho, en
una relación de coexistencia de sujetos procesales que va más allá de la simple representación que
implica un mandato, en aras de la efectividad del derecho mismo a la defensa que garantiza la
norma fundamental y los tratados, acuerdos y convenios internacionales suscritos por la
República’ (Subrayado propio).

Ahora bien, en materia de amparo constitucional, la Sala ha establecido que la legitimación activa
corresponde a quien se afirme agraviado en sus derechos constitucionales; y en el caso sub
júdice el supuesto agraviado no otorgó, conforme lo prescribe la normal penal adjetiva, un
mandato que permitiera al profesional del derecho, el empleo de medios idóneos para su
supuesta defensa…” (Negritas, cursivas y subrayado originales del fallo).
A mayor abundamiento, debe afirmarse que de conformidad con la garantía fundamental de
acceso a la justicia prevista en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, todos tienen derecho a acceder a los órganos de la administración de justicia para la
defensa de sus derechos e intereses, y a obtener pronta decisión que tutele judicial y
efectivamente los mismos, en la forma más expedita posible y sin formalismos o rigurosidades
inútiles que menoscaben la real posibilidad de petición (sentencia nro. 482/2003, del 11 de
marzo), cristalizándose así el derecho a la tutela judicial efectiva (sentencia nro. 875/2008, del 30
de mayo).

Una de las manifestaciones de este derecho antes mencionado, es el derecho fundamental a la


defensa y a la asistencia técnica en todas las actuaciones judiciales y administrativas que los
órganos del poder público tramiten en sus relaciones con el ciudadano, siendo este derecho
inviolable en todo estado de la investigación y del proceso, a fin de garantizar a toda persona el
conocimiento previo de los cargos por los que se le investiga y las pruebas que obran en su contra,
así como disponer del tiempo adecuado para reparar los medios con los cuales se defienda y,
principalmente, el derecho a recurrir del fallo adverso en procura de una revisión superior, tal
como lo dispone el artículo 49.1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(sentencias 482/2003, del 11 de marzo; y 875/2008, del 30 de mayo).

De lo anterior se desprende entonces, que el imputado goza del derecho a la asistencia técnica,
esto es, a ser asistido, desde los actos iniciales de la investigación, por un defensor que éste
designe -abogado de su confianza- o por un defensor público, ello en razón de ser dicho derecho
una manifestación del derecho a la defensa (sentencia nro. 3.654/2005, del 6 de diciembre). En
efecto, este derecho del imputado no es un mero requisito formal, ya que se trata de un
verdadero derecho fundamental, y su incumplimiento impide la continuación del proceso e incluso
el ejercicio de otros derechos asociados a la tutela judicial efectiva (por ejemplo, el acceso a los
recursos) (Sentencia nro. 875/2008, del 30 de mayo).

Las garantías y derechos antes descritos adquieren mayor transcendencia dentro del ámbito del
proceso penal, ya que a través de éste se canaliza el ejercicio del ius puniendi, el cual afecta de la
forma más sensible la esfera de derechos de los ciudadanos. Siendo así, la actuación y respuesta
del Juez que no se ajuste a las primarias características de gratuidad, accesibilidad, idoneidad,
transparencia, responsabilidad, equidad y celeridad debe considerarse como nula, ya que
constituye un acto del poder público violatorio de la normativa constitucional fundamental
(sentencia nro. 875/2008, del 30 de mayo).
Con base en estos postulados, la ley adjetiva penal ha desarrollado a lo largo del proceso todo un
abanico de posibilidades de acceso a la justicia y de defensa para el imputado acorde con sus
derechos fundamentales. En tal sentido, el artículo 127, en sus numerales 2 y 3, y los artículos 139,
140 y 141 eiusdem, materializan el derecho constitucional a la defensa técnica mediante la
asistencia jurídica de un abogado de confianza, facilitando al máximo y por cualquier medio la
designación de defensor sin sujeción a ninguna clase de formalidad, salvo la prestación del
juramento de ley (sentencia nro. 875/2008, del 30 de mayo).

El ejercicio de la función de defensor en el proceso penal, comporta que éste sea abogado, sin
impedimento para el libre ejercicio de la profesión conforme la Ley de Abogados y el pleno goce
de los derechos civiles y políticos. Su nombramiento no está sujeto a formalidad alguna, y una vez
designado por el imputado “por cualquier medio”, deberá aceptar el cargo y prestar juramento
ante el Juez de Control, quien lo hará constar en acta que levantará al respecto, tal como lo
dispone el artículo 140 del Código Orgánico Procesal Penal.

Por tanto, de conformidad con este último artículo, la cualidad de abogado defensor no se
configura con la sola designación que haga el imputado, sino que la ley exige, como requisito
adicional, la juramentación del abogado ante el órgano jurisdiccional, acto procesal que deberá ser
recogido en el acta correspondiente.

En el caso sub lite, no consta en actas instrumento poder alguno que le confiriera al abogado José
Vicente Quintana Rosales, la cualidad de representante judicial del ciudadano Nelson José Pereira
Pérez.

No obstante, sí se evidencia que el abogado José Vicente Quintana Rosales acompañó al escrito de
amparo, un documento suscrito por el ciudadano Nelson José Pereira Pérez (quien para el
momento se encontraba recluido en la Comandancia General de la Policía del Estado Lara),
mediante el cual dicho ciudadano designó como su defensor de confianza al mencionado abogado.
Asimismo, se observa que si bien en dicho documento se afirma que “El ciudadano Director del
Penal deja constancia que atenido en su vista el presente documento y certifica que las huellas y
firma son del imputado”, no es menos cierto que en tal instrumento no consta la rúbrica del
referido funcionario, ni mucho menos el sello del centro en el cual se encuentra privado de
libertad el mencionado ciudadano.

Por otra parte, de la revisión de las actas que conforman el presente expediente, se observa que
no consta el acta de juramentación del abogado Nelson José Quintana Rosales, como defensor
privado del ciudadano Nelson José Pereira Pérez.
Ante un caso similar al aquí analizado, esta Sala estableció lo siguiente:

“Ahora bien, de la revisión exhaustiva de las actas procesales que conforman el expediente, esta
Sala observa que no consta en autos copia certificada del poder que acredite la representación de
la abogada María José Campos Romero como defensora privada de los accionantes,
ni instrumento alguno del que derive su facultad para interponer el recurso de apelación.
Tampoco consta en el expediente copia certificada del acta en la que se evidencie su designación,
aceptación y juramentación como defensora privada, conforme a lo dispuesto en el artículo 139
del Código Orgánico Procesal Penal, tampoco se observa mención alguna de tal carácter ni en la
demanda de tutela constitucional ni en el respectivo escrito de apelación.

Al respecto, resulta oportuno citar la decisión de esta Sala No. 473 del 29 de abril de 2009
(caso: ‘Desireé Maliut Matute Panacual’), en la cual se estableció lo siguiente:

(omissis)

El caso que nos ocupa versa sobre una apelación ejercida contra una decisión dictada por la Corte
de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Amazonas; por tanto, se está en presencia de
materia penal, en la cual el imputado, conforme al Código Orgánico Procesal Penal, tiene derecho
a nombrar un abogado de su confianza como defensor y, si no lo hace, el juez le designará un
defensor público desde el primer acto de procedimiento o, perentoriamente, antes de prestar
declaración, según lo previsto en el artículo 137 del Código Adjetivo Penal. Asimismo, una vez
designado el defensor, éste deberá aceptar el cargo y prestar el respectivo juramento ante el juez
(artículo 139).

En el presente caso, tal como se señaló, no observa la Sala que curse en autos la aceptación ni
juramentación de la abogada María José Campos Romero como defensora privada de los
accionantes, ni siquiera se hace alguna mención al respecto, como tampoco se evidencia ningún
instrumento del que derive su facultad para interponer el recurso de apelación.

En efecto, el expediente remitido a esta Sala con ocasión de la apelación ejercida, sólo contiene el
escrito de amparo constitucional, la decisión apelada que declaró inadmisible el amparo, la
respectiva diligencia mediante la cual se apeló dicho fallo y los fundamentos de la apelación
ejercida, así como posterior escrito del 1 de abril de 2009 suscrito por el abogado Eric Lorenzo
Pérez Sarmiento, ‘en [su] carácter de defensor privado’ de los accionantes, mediante el cual anexó
una decisión dictada por el Juzgado Primero de Primera Instancia en Funciones de Juicio del
Circuito Judicial Penal del Estado Amazonas, que acordó no decretar el decaimiento de la medida
privativa preventiva de libertad dictada contra los accionantes.

Así las cosas, de conformidad con la citada jurisprudencia y las consideraciones precedentemente
expuestas, esta Sala estima que en el caso bajo análisis la abogada María José Campos Romero no
tiene capacidad procesal para interponer el recurso de apelación de autos, en virtud de la
inexistencia de instrumento poder alguno que acredite su representación y la autorice para actuar
en la causa como defensora privada de los ciudadanos José Luis López, Francisco Noguera y
Orlando Bermúdez, toda vez que de la revisión del expediente se constató que dicha abogada no
consignó ante la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Amazonas ni en esta
instancia, la representación aducida para ejercer el recurso de apelación; ni tampoco consta el
acta de su aceptación y juramentación para intervenir como defensora en la causa penal seguida
contra los accionantes, por lo que la referida Corte no debió oír la apelación ejercida sino declarar
su inadmisibilidad, motivo por el cual esta Sala declara inadmisible la apelación interpuesta por la
mencionada abogada y, en consecuencia, se anula el auto mediante el cual se oyó la apelación y se
declara definitivamente firme la sentencia dictada en primera instancia que declaró inadmisible el
amparo constitucional ejercido” (Sentencia nro. 785/2009, del 12 de junio).

Analizando entonces los hechos que rodean el presente caso, a la luz de las disposiciones legales y
los criterios jurisprudenciales antes reseñados, se concluye que en la oportunidad de intentar la
acción de amparo, el abogado José Vicente Quintana Rosales carecía de la cualidad para actuar en
nombre del ciudadano Nelson José Pereira Pérez, como bien lo observó el Tribunal a
quo constitucional, al momento de emitir el pronunciamiento correspondiente a la inadmisibilidad
de la acción de amparo e, igualmente, dicha falta de representación se extiende a la interposición
del recurso de apelación, ello en virtud de que en autos no consta instrumento poder alguno que
le confiriera al primero, la cualidad de representante judicial del segundo, ni tampoco el acta de
juramentación que acredite su condición de defensor privado de este último.

Por otra parte, en el supuesto hipotético de que el abogado José Vicente Quintana Rosales tuviese
legitimidad para ejercer el presente recurso de apelación, este último igualmente sería
inadmisible, por cuanto ha sido presentado fuera del lapso previsto en el artículo 35 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.

Esta Sala debe reiterar, que de conformidad con la interpretación que se le ha dado al texto del
artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales (sentencias
501/2000, del 31 de mayo; y 3.027/2005, del 14 de octubre), el lapso para recurrir de la decisión
dictada por la primera instancia en el proceso de amparo, es de tres días contados a partir de la
fecha de publicación del fallo (sentencia nro. 11/2004, del 14 de enero), los cuales, a su vez, deben
ser computados por días calendarios consecutivos, excepto los sábados, los domingos, el jueves
y el viernes santos, los declarados días de fiesta por la Ley de Fiestas Nacionales y los declarados
no laborables por otras leyes, ello a fin de salvaguardar el derecho a la defensa, el cual también
tiene una dilatada vigencia en el marco del proceso de amparo. Aceptar lo contrario sería
desconocer la aplicabilidad de tal derecho en cualquier iter procesal, en otras palabras, sacrificar el
derecho a la defensa de los ciudadanos -mediante juicios relámpago, por ejemplo- en aras de una
mayor celeridad, sería subvertir el orden lógico de los fundamentos que constituyen el Estado
Democrático y social de Derecho y de Justicia que definen a nuestra República (sentencia nro.
501/2000, del 31 de mayo).

En el supuesto que el órgano jurisdiccional haya dispuesto notificar a las partes de la sentencia
dictada por aquél, el lapso para ejercer los mecanismos impugnativos correspondientes (en este
caso el recurso de apelación) deberá ser computado a partir de dicha notificación (ver sentencia
nro. 5.063/2005, del 15 de diciembre).

En el caso de autos, la sentencia hoy recurrida fue dictada dentro del lapso legal correspondiente,
ya que la acción de amparo fue interpuesta el 7 de noviembre de 2013, siendo que la referida
decisión judicial fue dictada el 14 de noviembre de 2013. En vista de lo anterior, el Tribunal a
quo constitucional no ordenó notificar a la parte actora de la emisión de dicha decisión judicial,
razón por la cual el lapso para recurrir debe computarse, necesariamente, desde el día siguiente a
la publicación de la sentencia hoy apelada.

Precisado lo anterior, se observa que entre el día en que fue publicada la sentencia recurrida
(jueves 14 de noviembre de 2013), y la oportunidad en que la parte actora ejerció el recurso de
apelación aquí examinado (jueves 21 de noviembre de 2013), transcurrieron más de tres (3) días a
los efectos del artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, computados de la siguiente forma: viernes 15 de noviembre, sábado 16 de
noviembre, domingo 17 de noviembre, lunes 18 de noviembre, martes 19 de noviembre,
miércoles 20 de noviembre y jueves 21 de noviembre, todos del año 2013; siendo que, según el
calendario judicial del año 2013, los días viernes 15 de noviembre, lunes 18 de
noviembre y martes 19 de noviembre fueron hábiles a los fines de la interposición del recurso de
apelación previsto en el mencionado artículo, por no tratarse de sábados, domingos, jueves ni
viernes santos, días de fiesta según la Ley de Fiestas Nacionales ni días declarados no laborables
por otras leyes, y por ende, la parte actora debió presentar su recurso de apelación en
cualesquiera de estos tres días.

En otras palabras, la parte recurrente contó con los días viernes 15 de noviembre, lunes 18 de
noviembre y martes 19 de noviembre para ejercer el recurso de apelación, y no obstante ello,
apeló el día jueves 21 de noviembre, oportunidad en la cual ya se había vencido el lapso de tres (3)
días contemplado en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales.
Lo anterior se evidencia también en el cómputo de días hábiles efectuado, el 22 de noviembre de
2013, por la Secretaría de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, según
el cual:

“La suscrita, Abg. Maribel Sira, Secretaria de la Corte de Apelaciones del Estado Lara CERTIFICA:
que desde el 15-11-13, día hábil siguiente a la publicación de la decisión, dictada por esta Sala
Natural de la Corte de Apelaciones, en fecha 14-11-2013, hasta el día 19-11-2013, transcurrieron
tres (03) días hábiles, y el plazo para interponer el recurso a que se contrae el artículo 35 de la Ley
Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales vencía el 19-11-2013, y la PARTE
ACCIONANTE PRESENTÓ RECURSO DE APELACIÓN EN CONTRA DE LA REFERIDA DECISIÓN EN
FECHA 21-11-2013”.

En razón de lo anterior, considera esta Sala que el recurso de apelación ejercido por la parte
accionante resulta manifiestamente extemporáneo, toda vez que ha sido presentado fuera del
referido lapso legal, ya que el día jueves 14 de noviembre de 2013 constituyó el dies a quo (por
ser el día en que se dictó la sentencia impugnada) mientras que el dies ad quem estuvo
configurado por el día martes 19 de noviembre (tercer y último día para recurrir), todo ello de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 198 del Código de Procedimiento Civil, aplicable
igualmente de forma supletoria al proceso de amparo, y cuyo texto establece lo siguiente: “En los
términos o lapsos procesales señalados por días no se computará aquél en que se dicte la
providencia o se verifique el acto que dé lugar a la apertura del lapso”.

En consecuencia, siendo que la legitimidad y el ejercicio tempestivo de los recursos constituyen


presupuestos objetivos para su admisibilidad, esta Sala Constitucional, actuando como juez de
alzada en el presente proceso de amparo, debe declarar, y así lo declara, inadmisible el recurso de
apelación presentado por el abogado José Vicente Quintana Rosales, contra la sentencia dictada,
el 14 de noviembre de 2013, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado
Lara, en vista de su falta de cualidad para representar los derechos del ciudadano Nelson José
Pereira Pérez y por haber sido presentado dicho recurso de forma extemporánea. Por
tanto, queda definitivamente firme la sentencia recurrida, toda vez que la declaratoria de
inadmisibilidad del recurso, conlleva como principal e inmediato efecto procesal, la confirmación
de la decisión que, mediante la apelación, fue impugnada (sentencias de esta Sala Constitucional
178/2004, del 19 de febrero; 2.626/2005, del 12 de agosto; 1.127/2007, del 22 de junio; 945/2009,
del 14 de julio; y 645/2011, del 11 de mayo, entre otras). Así se decide.

Por último, llama poderosamente la atención de esta Sala, las deficiencias que a nivel de ortografía
y sintaxis, e incluso, en la terminología jurídica empleada, presentan los farragosos escritos
contentivos de la demanda de amparo y del recurso de apelación. En cuanto a esto último, el
referido abogado empleó términos tales como “excesiones” (para referirse a las
excepciones), “recurso de anualidad” (para referirse al recurso de nulidad) y “fragancia” (para
referirse a la flagrancia), entre otros.

En sentencia nro. 1.828/2013, del 17 de diciembre, esta Sala Constitucional exhortó al referido
abogado a no presentar nuevamente escritos saturados de errores ortográficos, de sintaxis y de
terminología jurídica, pues tal actuación es contraria a los deberes cardinales impuestos por la Ley
de Abogados y el Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano.

Al respecto, esta Sala debe reiterar el criterio asentado en sentencia nro. 137/2002, del 30 de
enero, según el cual:

“No puede dejar de sorprender a esta Sala la forma como está escrita la solicitud de amparo
constitucional interpuesta ante el a quo por parte de la abogada Gaudys María Domínguez Parra
actuando como apoderada judicial del accionante. Es realmente insólito que una profesional del
derecho, tal como al menos así lo hace constar en dicho escrito, incurra en errores gramaticales
graves y continuos. Observa la Sala, con gran sorpresa, como la abogada Gaudys María Domínguez
Parra, en un escrito de menos de dos (2) páginas, específicamente de cuarenta y ocho (48) líneas,
contiene más de cuarenta y ocho (48) errores gramaticales. Particularmente, no coloca casi ningún
acento en su escritura, y además repite en dos oportunidades la palabra “bulnerado”, escribe la
palabra “alución” y “establesco”, y se refiere al Texto Fundamental como la “constitución”, en
minúscula, entre otras cosas.

Ciertamente, es responsabilidad de los Colegios de Abogados y no de esta Sala, iniciar


procedimientos disciplinarios contra abogados que incurren en violaciones de la Ley de Abogados
o del Código de Etica del Abogado, procedimientos que en general se relacionan con aspectos
éticos. Sin embargo, no es siquiera responsabilidad del Colegio de Abogados, reparar la baja
calificación profesional de los abogados, ya que definitivamente esa es una responsabilidad de las
Universidades responsables de graduar a los abogados. Según la nueva Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, de conformidad con el artículo 253, los abogados, autorizados
para el ejercicio, forman parte del Sistema de Justicia, de la misma forma que este Tribunal
Supremo, así como los demás tribunales de la República, el Ministerio Público, la Defensoría
Pública, los órganos de investigación penal, los auxiliares y funcionarios de justicia, el sistema
penitenciario, los medios alternativos de justicia y los ciudadanos que participan en la
administración de justicia conforme a la ley.

En cualquier caso, el abogado es una figura esencial del Sistema de Justicia, ya que no sólo los
abogados en ejercicio requieren de una calificación y posterior autorización para ejercer, sino que
de la misma manera lo requieren los jueces, en virtud de que deben ser abogados, así como los
fiscales del Ministerio Público o los defensores públicos. Es entonces la base fundamental de un
Sistema de Justicia justo y eficiente que los abogados posean las calificaciones adecuadas para
ejercer la profesión, y de esa forma servir como elementos básicos del Sistema de Justicia.

Es de la Universidad, precisamente, donde nacen los abogados. Es de las Escuelas de Derecho de


las Universidades donde se origina o se desarrolla la calificación de un abogado. Son los profesores
de derecho designados por esas Universidades los que hacen a los abogados. Es entonces, una
responsabilidad de las Universidades y de sus profesores, la existencia de un Sistema de Justicia
conformado por profesionales de derecho con la calidad y capacidad suficiente para analizar,
expresar y decidir los términos de las leyes que soportan la justicia venezolana.

A pesar de que esta Sala no posee potestad, en esta oportunidad, para sancionar o descalificar a
un profesional cuyo título fue otorgado por una Universidad legalmente establecida, al menos, en
defensa del Sistema de Justicia venezolano, llama la atención al Sistema de Justicia en pleno sobre
las actuaciones de la abogada Gaury María Domínguez Parra inscrita en Instituto de Previsión del
Abogado bajo el numero 48.756 y de la misma manera y con mayor énfasis llama la atención a la
Universidad y a los profesores que graduaron a esta ciudadana para que en un futuro consideren
la responsabilidad en que incurren al otorgar títulos sin consideración de un aspecto esencial
como es la expresión de un abogado, tanto en forma verbal como escrita”.

Con base en las anteriores consideraciones, esta Sala Constitucional hace un llamado de atención
al Sistema de Justicia en pleno, conformado por los órganos mencionados en el segundo aparte
del artículo 253 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sobre las actuaciones
del abogado José Vicente Quintana Rosales, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo el nro. 20.436 y de la misma manera y con mayor énfasis llama la atención a la Universidad y
al Rector que suscribió el título otorgado al referido abogado, para que en lo sucesivo, en la
oportunidad de otorgar los títulos tomen como consideración imprescindible la expresión verbal y
escrita del aspirante, para evitar que ostenten el título de abogado personas que no reúnan los
requisitos y condiciones que establece la ley.

Asimismo, se ordena remitir copia certificada del presente fallo, al Colegio de Abogados de
adscripción del abogado José Vicente Quintana Rosales, inscrito en el Instituto de Previsión Social
del Abogado bajo el nro. 20.436, a fin de que se determine la responsabilidad disciplinaria a que
haya lugar.

DECISIÓN
Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la ley, declara:

1.- INADMISIBLE el recurso de apelación presentado, el 21 de noviembre de 2013, por el


abogado JOSÉ VICENTE QUINTANA ROSALES, en su supuesta condición de supuesto defensor
privado del ciudadano NELSON JOSÉ PEREIRA PÉREZ, contra la decisión dictada, el 14 de
noviembre de 2013, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Lara, la cual
queda DEFINITIVAMENTE FIRME.

2.- REMÍTASE copia certificada del presente fallo, al Colegio de Abogados de adscripción del
abogado José Vicente Quintana Rosales, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo el nro. 20.436, a fin de que se determine la responsabilidad disciplinaria a que haya lugar.

3.- Se HACE UN LLAMADO DE ATENCIÓN al Sistema de Justicia en pleno, conformado por los
órganos mencionados en el segundo aparte del artículo 253 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, sobre las actuaciones del abogado José Vicente Quintana Rosales,
inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el nro. 20.436 y de la misma manera y
con mayor énfasis LLAMA LA ATENCIÓN a la Universidad y al Rector que suscribió el título
otorgado al referido abogado, para que en lo sucesivo, en la oportunidad de otorgar los títulos
tomen como consideración imprescindible la expresión verbal y escrita del aspirante, para evitar
que ostenten el título de abogado personas que no reúnan los requisitos y condiciones que
establece la ley.

Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Tribunal de origen. Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a los 14 días del mes de abril dos mil catorce. Años: 203º de la Independencia
y 155º de la Federación.

La Presidenta,
GLADYS MARÍA GUTIÉRREZ ALVARADO

El Vicepresidente,

FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

Ponente

Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

FACL/

Exp. N°. 13-1198


En virtud de la potestad que le confiere el artículo 104 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia y el artículo 53 del Reglamento de Reuniones de este Alto Tribunal, quien suscribe, la
Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, consigna su opinión concurrente al contenido del fallo que
antecede en los términos siguientes:

Si bien se comparte la solución de la mayoría sentenciadora que declaró inadmisible el recurso de


apelación presentado el 21 de noviembre de 2013, por el abogado José Vicente Quintana Rosales,
en su supuesta condición de defensor privado del ciudadano Nelson José Pereira Pérez, contra la
decisión dictada, el 14 de noviembre de 2013, por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal del Estado Lara, la cual queda definitivamente firme; no se comparte lo decidido respecto a
la orden de remitir “[…] copia certificada del presente fallo, al Colegio de Abogados de adscripción
del abogado José Vicente Quintana Rosales, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo el nro. 20.436, a fin de que determine la responsabilidad disciplinaria a que haya lugar”; ni
tampoco el que la Mayoría sentenciadora haya efectuado “[...] UN LLAMADO DE ATENCIÓN al
Sistema de Justicia en pleno, conformado por los órganos mencionados en el segundo aparte del
artículo 253 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sobre las actuaciones del
abogado José Vicente Quintana Rosales, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo el nro. 20.436 y de la misma manera y con mayor énfasis LLAMA LA ATENCIÓN a la
Universidad y al Rector que suscribió el título otorgado al referido abogado, para que en lo
sucesivo, en la oportunidad de otorgar los títulos tomen como consideración imprescindible la
expresión verbal y escrita del aspirante, para evitar que ostenten el título de abogado personas que
no reúnan los requisitos y condiciones que establece la ley”

Para fundamentar tal llamado de atención, la sentencia concurrida consideró, basada en el fallo N°
137/2002 del 30 de enero, caso: Jaime Ramón Hamber; lo siguiente:

“Por último, llama poderosamente la atención de esta Sala, las deficiencias que a nivel de
ortografía y sintaxis, e incluso, en la terminología jurídica empleada, presentan los farragosos
escritos contentivos de la demanda de amparo y del recurso de apelación. En cuanto a esto
último, el referido abogado empleó términos tales como ‘excesiones’ (para referirse a las
excepciones), ‘recurso de anulidad’ (para referirse al recurso de nulidad) y ‘fragancia’ (para
referirse a la flagrancia), entre otros.

En sentencia nro. 1.828/2013, del 17 de diciembre, esta Sala Constitucional exhortó al referido
abogado a no presentar nuevamente escritos saturados de errores ortográficos, de sintaxis y de
terminología jurídica, pues tal actuación es contraria a los deberes cardinales impuestos por la Ley
de Abogados y el Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano”.
Como puede observarse, el llamado de atención efectuado por la Mayoría sentenciadora se
extendió al Sistema de Justicia en Pleno, a la Universidad y al Rector que suscribió el título de
abogado al ciudadano José Vicente Quintana Rosales.

Ahora bien, quien suscribe estima que el llamado de atención efectuado a los distintos órganos
que conforman el Sistema de Justicia fue excesivo, ya que es imposible que éstos órganos asuman
las consecuencias jurídicas de la mala y deficiente redacción y sintaxis de un abogado al elaborar
los distintos escritos que presente, pues como profesional del derecho está obligado a cumplir con
los deberes que le imponen tanto la Ley de Abogados como el Código de Ética Profesional del
Abogado, siendo éste último una fuente normativa de obligatorio cumplimiento para los
profesionales que ejercen libremente, tal como lo establece el artículo 1 de la Ley de Abogados,
según el cual: “La profesión de abogado y su ejercicio se regirá por la presente Ley y su
Reglamento, los reglamentos internos y el código de ética profesional que dictare la Federación de
Colegios de Abogados”.

El sistema de justicia en Venezuela, conforme al artículo 253 constitucional, está constituido por el
Tribunal Supremo de Justicia, los demás tribunales que determine la ley, el Ministerio Público, la
Defensoría Pública, los órganos de investigación penal, los o las auxiliares y funcionarios o
funcionarias de justicia, el sistema penitenciario, los medios alternativos de justicia, los ciudadanos
que participan en la administración de justicia conforme a la ley y los abogados autorizados para el
ejercicio; de modo que si bien los abogados forman parte de dicho “Sistema de Justicia”, el hecho
de que la Mayoría sentenciadora haya efectuado un llamado de atención al Sistema Judicial en
forma plena, hace impreciso e inocuo el fin pedagógico que persigue dicho apercibimiento,
consistente en evitar la presentación de escritos plagados de errores de sintaxis.

De igual modo, quien suscribe considera igualmente excesivo que la Mayoría sentenciadora
hubiese extendido el llamado de atención a la Universidad y el Rector que suscribió el título de
abogado del nombrado ciudadano, por cuanto, si bien es en la Universidad donde se forman los
abogados, no puede olvidarse la responsabilidad y el compromiso individual de quienes pretenden
obtener el título de abogado para incorporarse al Sistema de Justicia, responsabilidad ésta que, de
una manera simplista, no puede trasladarse a los docentes universitarios ni mucho menos al
Rector, por cuanto la formación y preparación de los abogados no se agota con la obtención del
título universitario, sino que la excelencia en el ejercicio de la profesión y el cumplimiento de los
deberes éticos se logra con el estudio constante, asumiendo el ejercicio profesional como una
disciplina individual, aspecto que es inherente a cada ser humano.

La ética del abogado exige la elaboración de escritos con criterios y redacción acertados para
lograr mantener en los clientes la confianza en la Justicia, y impacta indudablemente en la
imparcialidad del Juez, por lo tanto, el abogado debe procurarse de una credibilidad en su actuar a
fin de mantener su independencia sin descuidar la ética profesional para lograr, en todo
momento, satisfacción a su cliente, a los jueces y a los terceros; y ello, evidentemente, escapa al
Rector de la Universidad que otorga el título de abogado a los profesores universitarios que
impartieron cátedra.
Quien suscribe reconoce la responsabilidad de las Universidades y de sus profesores en la
contribución de un Sistema de Justicia conformado por profesionales de derecho con la calidad y
capacidad suficiente para expresarse y conducirse debidamente en los distintos ámbitos que
confirman el sistema de Justicia venezolano; sin embargo, quien ostenta el título universitario de
abogado es el responsable y comprometido a cumplir a cabalidad los deberes inherentes a la
profesión de abogado, deber y compromiso que comprende evitar la utilización excesiva de
errores ortográficos y el empleo de términos jurídicos inadecuados en la redacción de escritos y
documentos; en razón de lo cual para quien suscribe era suficiente remitir una copia certificada
del presente fallo al Colegio de Abogados de adscripción del abogado José Vicente Quintana
Rosales, a fin de determinar la responsabilidad disciplinaria a que hubiere lugar, pues son estos
órganos los encargados y responsables de iniciar los procedimientos disciplinarios a que hubiere
lugar contra aquellos abogados que incurren en violaciones de la Ley de Abogados o del Código de
Ética Profesional del Abogado, procedimientos que están directamente relacionados con aspectos
éticos, en los cuales podemos subsumir el caso de autos.

Queda así expresado el criterio de la Magistrada concurrente.

En Caracas, fecha ut supra.

La Presidenta,

GLADYS M. GUTIÉRREZ ALVARADO

Vicepresidente,

FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ

Ponente

Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Concurrente
ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES

JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

V.C. EXP.- 13-1198

CZDM/

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