OCTUBRE 2022
ELECCIONES EN BRASIL
LULA ESTA DE VUELTA
Este 2 de octubre serán las
elecciones más importantes de la
región. El Partido de los trabaja-
dores (PT), encabezado por Lula
es el posible triunfador porque
capitalizará el voto de castigo-
hacía Bolsonaro. Sin embargo,
lejos de proponer una alternati-
va en favor de los trabajadores y
oprimidos en Brasil, Lula, se alió
con el político neoliberal Gerar-
do Alckmin como candidato a
vicepresidente, con un programa
abiertamente pro capitalista;
pero que convierte a Lula en el
mal menor, frente a Bolsona-
ro que termina su mandato en
medio de crisis y una nefasta
gestión de la pandemia.
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A penas asumió Lula el gobierno en
el 2003, comenzó a llevar adelante
una agenda de acuerdo con las exigen-
cias del gran empresariado: reforma de
la jubilación, tasas de interés altísimas
para garantizar el negocio financiero,
privilegios para los grandes grupos eco-
nómicos, virtual “congelamiento” de
toda reforma agraria, etcétera. Alcanzó
un punto clave cuando, en diciembre de
2005, a pedido de la asamblea del FMI,
Brasil canceló pagando por anticipado
su deuda con el Fondo, de 15.500 millo-
nes de dólares. Fue una señal para que,
unas semanas después, el gobierno ar-
gentino, con Néstor Kirchner, hiciera lo
mismo. El gobierno de Lula había acep-
tado las imposiciones del “mercado” y
abandonado cualquier perspectiva de
transformación social.
LA METAMORFOSIS DEL PT
El PT que gobernó con Lula y luego con
Dilma, tiene poco y nada que ver con
el partido que surgió del movimiento
obrero brasileño en los ´80s. A lo largo
de los ´90s, en la medida que el partido
se hizo electoralmente sólido, se forta-
lecieron los sectores que a su interior
impulsaron la adaptación del partido
a las reglas de juego de la democracia
capitalista.
Para cuando Lula ganó la presidencia
en 2003, el PT estaba terminando su
metamorfosis. Una de las primeras me-
didas de su gobierno fue una reforma
jubilatoria contra los trabajadores. Los
diputados que fueron expulsados por
negarse a votarla, y otros sectores de
izquierda, formaron la base del PSOL
(Partido Socialismo y Libertad) que le-
vantaría las banderas tiradas a la basura
por el Partido de los Trabajadores.
De esta manera, Lula y luego Dilma, go-
bernaron sin alterar el sistema. Incluso
entre los demás gobiernos “progresis-
tas” de la década pasada. Mientras que
el imperialismo saludaba a gobiernos
 como el de Lula y Bachelet, veía como
enemigos a Chavez, Evo y Correa. Lula y
su partido, se ubicó a la derecha, como
contrapeso al bolivarianismo. Se opuso
y bicoteó, en sintonía con la burguesía
imperialista, las medidas regionales más
progresivas del chavismo, como el ALBA
y el Banco del Sur. Aunque implementó
políticas que aliviaron las condiciones
de los sectores más empobrecidos de la
sociedad brasileña, no adoptó medidas
que afectaran el modelo económico ca-
pitalista.
LA IZQUIERDA BRASILEÑA
El PSOL surgió durante el primer gobier-
no de Lula, y su fundación fue encabeza-
da por los llamados parlamentarios radi-
cales expulsados del PT por votar contra
la reforma de las jubilaciones impuesta
por Lula y la oligarquía. Después de ello,
el PSOL se ha venido organizando, cre-
ciendo y participando en las elecciones
con una candidatura propia. No obstan-
te, en este último periodo, la dirección
mayoritaria del PSOL abandonó la cons-
trucción de una alternativa política inde-
pendiente, creyendo en los cantos de si-
rena de un Frente Amplio brasileño que
propone un cogobierno con Lula y Alck-
min a la cabeza. Es decir la izquierda baja
su bandera para defender las banderas
del reformismo y oportunismo.
EL ASENSO DE BOLSONARO
La decepción por el incumplimiento de
las promesas ofrecidas por un candidato
de izquierda, las medidas de ajuste a los
jubilados y el recorte de presupuestos
sociales, le hicieron perder la base so-
A pocos días de los comicios, Lula podría ganar en primera vuelta según una última encuesta difundida por varios medios
cial que tenia. Y paso a tener un apoyo
más clientelar que se mostró más fácil
de cambiar su voto. Del mismo modo, el
manto de corrupción del caso Lava Jato
a través de empresas como Odebrecht
y OAS, cubrió a principales funcionarios
del gobierno brasileño, fueron el caldo
de cultivo para que crezca y se fortalezca
una alternativa desde la derecha como
Bolsonaro.
UNA PROSCRIPCIÓN ANTIDEMO-
CRÁTICA
A raíz de los destapes de corrupción
de Odebrecht y OAS; se incriminó a
Lula, quien entro a prisión el 7 de abril
de 2018 y fue condenado en el 2019 a
12 años por recibir un departamento
en forma de soborno de la constructora
OAS. Sin embargo, no existieron pruebas
de que sea dueño de dicho inmueble, y
la única evidencia usada para condenar-
lo se basó en las declaraciones de dos
ejecutivos de OAS que están presos por
corrupción y recibieron reducciones de
sus penas a cambio de incriminar al ex
presidente.
La proscripción de Lula vino con la mis-
ma marca represiva y arremetida contra
el PT. Un primer golpe fue la destitución
de la presidenta Dilma Rousseff y la res-
puesta represiva del ilegítimo presidente
Temer (el sucesor de Dilma), a las pro-
testas contra sus medidas económicas.
Lula salió en libertad en noviembre
del 2019, tras 19 meses encarcelado,
después de que el Tribunal Supremo
decidiera revocar un criterio estableci-
do hace tres años, de modo que ahora
ENCUESTAS EN BRASIL
los condenados sólo entrarán en prisión
cuando la sentencia sea firme, no tras la
condena en segunda instancia.
No obstante, esto no equivale a eximir
de culpa al gobierno de Lula y Dilma. Los
gobiernos del PT estuvieron infestados
de funcionarios corruptos y entablaron
todo tipo de negocios con empresas co-
rruptas. Lula y todos aquellos acusados
de corrupción deben ser juzgados, pero
no una justicia igualmente corrupta y
políticamente comprometida.
EL REGRESO DE LULA
Lula viene polarizando fácilmente ante
Bolsonaro y entre sus propuestas de go-
bierno plantea “adoptar una estrategia
nacional de desarrollo justo, solidario,
sostenible, soberano y creativo, buscan-
do superar el modelo neoliberal que lle-
vó el país al atraso”. Es decir, aumentar
los gastos del Estado en supuestas inver-
siones para impulsar a empresarios bra-
sileños y extranjeros, con el objetivo de
aumentar la producción y reindustriali-
zar el país. Pero, ¿es posible, en los mar-
cos del capitalismo, desarrollar el país,
resolver los problemas de la vida de los
trabajadores y acabar el atraso y las des-
igualdades sociales crónicas?
El PT en el gobierno se dedicó a de-
mostrarle a la burguesía que era una
opción confiable para sostener sus inte-
reses. Nunca rompieron con las medidas
neoliberales, no hay posibilidad de de-
sarrollo económico y social sin romper
con el imperialismo o sin tomar medidas
transicionales como las hizo Evo al na-
cionalizar los hidrocarburos en Bolivia.