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a la tipicidad y antijuridicidad del delito doloso ; en el presente se Es importante resaltar que la culpa, c o m o el d o l o , n o es - c o m o
tratará el delito culposo, d e cuya consideración en forma particu- frecuentemente se sostiene- una forma de culpabilidad; al contra-
lar el C P . se o c u p a en los arts. 2 , 4 y 10 N° 13, q u e consagran
o o
rio, integra un tipo penal especial que corresponde a una conducta
c o m o regla general su impunibilidad, salvo q u e d e m o d o excep- punible de una estructura peculiar tanto en lo que dice relación
cional la ley los sancione. Los tipos que penaliza el legislador con el injusto c o m o c o n la culpabilidad. El injusto plantea la
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normalmente son dolosos; sólo en contados casos i m p o n e pena a cuestión de cuál es el cuidado objetivamente esperado del sujeto en
tipos culposos. la situación de peligro que enfrentó, y la culpabilidad, si ese cuida-
En los delitos imprudentes o culposos el c o n c e p t o de acción y d o le era exigible atendidas las circunstancias concretas en que
de omisión es el mismo que c o r r e s p o n de al delito d o l o s o . La dife- actuó. 370
Cfr. Welzel, D.R, pp. 182 y ss.; Maurach, Tratado, II, pp. 226 y ss.; Jescheck,
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ficación, la electrónica, el transporte terrestre y aéreo, el e m p l e o tercero p o r n o contar su vehículo c o n un b u e n sistema de frenos,
de energía atómica, p o r citar algunos-, j u n t o c o n facilitar y am- se le reprocha el atropello p o r su conducta anterior voluntaria,
pliar el c a m p o de posibilidades del h o m b r e , ha aumentado en esto es, c u a n d o en c o n o c i m i e n t o de esa falla mecánica, conscien-
extremo los riesgos de las actividades que a diario d e b e enfrentar temente se abstuvo de repararla.
en su hogar, en los deportes, en la actividad laboral, la atención En definitiva, el problema de f o n d o radica en precisar cuál es
de su salud y prácticamente en todos los aspectos d e su vida. Este en substancia el contenido de la culpa; p o r razones de su posición
f e n ó m e n o del presente siglo obliga al ordenamient o j u r í d i c o a psicológica sobre la culpabilidad, los causalistas tenían necesaria-
exigir un c u i d a do m í n i m o al h o m b r e en la realización de activida- mente que vincular la culpa c o n la voluntad, p e r o c o m o esto es casi
des creadoras d e riesgos para proteger bienes jurídicos que, primi- imposible, surgieron serias críticas en contra de su c o n c e p c i ó n .
tivamente, lo n o r m a l era q u e resultaran lesionados sólo p o r Entre esos críticos están Exner y Engisch, quienes desde perspecti-
comportamientos dolosos. La falta del d e b i d o cuidado pasó a cons- vas distintas sostienen que la culpa n o es otra cosa que la falta de
tituir una de las mayores fuentes creadoras de delito, c o n caracte- cuidado en la realización d e una actividad dada, el contenid o de la
rísticas, en cuanto a su estructura, distintas al delito d o l o s o , lo que culpa es ése y n o un asunto de voluntariedad. Así toma cuerpo la
m a r c ó la escisión del c o n c e p t o unitario del injusto penal. n o c i ó n de que culpa es n o emplear el cuidado objetivamente ade-
El d e r e c h o natural, c o m o señala Welzel, consideraba al delito cuado a las circunstancias en que se obra. Para Exner esta negligen-
culpable c o m o una situación excepcional; Hegel n o se p r e o c u p ó cia tiene su raíz en el sentimiento del sujeto hacia determinados
de él, sólo lo hizo del d o l o s o . 371
bienes jurídicos: cuando los siente c o m o valiosos, pondrá cuidado y
La doctrina causal naturalista consideró, siempre, que el tipo y preocupación en n o lesionarlos; en caso contrario, su desinterés
la antijuridicidad tenían iguales características en el delito d o l o s o podrá llevarlo a tratarlos c o n descuido. Engisch estima que el suje-
y en el culposo. La diferencia entre u n o y otro se producía en la to, de m o d o consciente o inconsciente, tiene una inquietud en
culpabilidad, cuya naturaleza era psicológica, q u e consistía en la relación a los peligros que importan las relaciones sociales, que
vinculación subjetiva entre el acto y su autor, que p o d í a ser a título exigen que mantenga un cuidado objetivo: la culpa consistiría en la
de d o l o o de culpa. C o m o esa vinculación era propia de la volun- ausencia de ese interés, que arrastraría al sujeto a n o p o n e r la
tariedad, llevó a algunos causalistas, c o m o Kohlrausch, a equipa- diligencia debida en el m o m e n t o y circunstancias concretas. Este
rar la culpa consciente y el d o l o , p o r q u e en ambos había, p o r lo autor, en su tesis del a ñ o 1930, destacó que entre la causalidad
menos, representación del resultado injusto y, a la vez, a sostener natural y la culpabilidad, que eran los elementos del delito culposo
que la culpa inconsciente, d o n d e n o hay ninguna relación de que se consideraban p o r los causalistas, había un tercer m o m e n t o ,
voluntariedad p o r q u e en ella n o ha existido representación del el de la ausencia del cuidado objetivo (cuidado e x t e r n o ) , que
374
3 7 3
Mezger, Tratado II, p. 192.
3 7 1
Welzel, D.R, p. 182. 3 7 4
Welzel, D.P., p. 183.
3 7 2
Bustos, Manual, pp. 229-230. 3 7 5
Mir Puig, D.P., p. 229.
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EL DELITO ATRIBUIBLE A CULPA NOCIONES FUNDAMENTALES DE I A TEORÍA DEL DELITO
38. EL T I P O OBJETIVO EN EL D E L I T O DE A C C I Ó N C U L P O S O que considere las circunstancias particulares del sujeto que inter-
vino en el h e c h o . La tendencia doctrinaria mayoritaria se inclina
El elemento fundamental del tipo objetivo es la falta del cuidado por una valoración objetiva, e m p l e a n d o c o m o medida la diligen-
debido, sin perjuicio de que deban cumplirse los demás elementos cia que hubiera tenido un h o m b r e normal, consciente y prudente
que el tipo p u e d e requerir c o m o necesarios, así los especiales de en tales circunstancias, al margen de las c o n d i c i o n e s de destre-
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la autoría, pues determinados delitos culposos sólo p u e d e n c o m e - za individuales del realizador de la acción. La medida del cuidado
terlos algunos sujetos calificados, c o m o la malversación culposa, esperado p o r el ordenamiento será la del h o m b r e m e d i o , p e r o
d o n d e se exige en el autor la calidad de funcionario público también se considerarán al efecto los posibles conocimientos espe-
(art. 2 3 4 ) , o en la prevaricación culposa, la de ser funcionario ciales - n o la destreza- que tal sujeto haya p o s e í d o . En una coli-
judicial (arts. 224 N° I y 2 2 5 ) . También sucede que el tipo requie-
o
sión de tránsito, se apreciarían los comportamientos de los con-
re a veces de la p r o d u c c i ó n d e un resultado. En este último caso, ductores, considerando el que tendría un c o n d u c t o r m e d i o en
el resultado necesariamente deberá ser atribuible objetivamente a esas mismas circunstancias, aunque u n o de los que hayan interve-
la falta de cuidado (imputación objetiva), c o m o ocurre c o n los nido sea un as del volante; su destreza individual n o influirá en el
cuasidelitos reglados en el art. 490, en especial el h o m i c i d i o cul- nivel de exigencias que el ordenamient o esperaba de un c o n d u c -
p o s o o las lesiones culposas. tor en el tráfico vehicular. Distinta es la situación del q u í m i c o
C o m o el elemento fundamental del delito culposo es la n o investigador que manipula una substancia altamente peligrosa, en
observancia del cuidado d e b i d o , a continuación se analizarán los relación a la forma en que lo haría una persona sin los c o n o c i -
aspectos relevantes de este elemento. mientos especiales de aquél; la exigencia d e cuidado del primero
es mayor que la del segundo , n o p o r q u e sea más diestro, sino
Es útil referirse a tres situaciones relacionadas c o n el debe r de
p o r q u e tiene un mayor conocimiento d e los h e c h o s y sus circunstan-
cuidado: a) la naturaleza de la norma que i m p o n e el deber y la
cias (cfr. Jescheck, Kaufmann, M u ñ o z C o n d e , Cury).
ubicación sistemática de su infracción considerada c o m o elemen-
to del delito; b) el riesgo permitido p o r el ordenamiento j u r í d i c o , Hay autores que se inclinan p o r vincular el cuidado requerido
y c) en qué consiste la infracción al deber de cuidado. con el sujeto individual, c o n su capacidad o destreza personal; n o
podría exigirse, según ellos, el mismo deber de diligencia al con-
ductor corriente que al c a m p e ó n de carrera automovilística, al
38.1. NATURALEZA DE LA NORMA DE CUIDADO cirujano m e d i o que al cirujano excepcional . Se piensa que d e b e
equipararse la situación del que tiene c o n o c i m i e n t o s especiales
Excepcionalmente la ley penal determina, para casos específicos, con el que posee destreza; si este último n o la emplea, incurrirá
el cuidado q u e d e b e tenerse, particularmente en el tráfico vehicu- en un comportamiento t í p i c o . 379
lar, en q u e entre otras exigencias señala límites de velocidad, pis- En síntesis, la norma de cuidado d e b e determinarse c o n crite-
tas de circulación, formas de enfrentar los cruces de calles o rio objetivo, apreciando las circunstancias de h e c h o concretas y
caminos, etc. Normalmente, n o obstante, n o precisa la n o r m a de los c o n o c i m i e n t o s especiales del sujeto, n o así su destreza.
cuidado, la q u e d e b e deducirse del ordenamiento j u r í d i c o y, sobre La ubicación sistemática de la infracción de la n o r m a de cui-
t o d o , d e la situación concreta que se analiza. En cada suceso, d a d o es el tipo penal, n o la antijuridicidad ni, m e n o s aún, la
atendidas sus circunstancias, corresponderá determinar cuál era
el d e b e r d e c u i d a d o a mantener, delicada labor que le correspon-
Jescheck, Tratado, II, pp. 777-778; ello sin perjuicio de que en la culpabili-
3 7 8
de al tribunal.
dad se aprecien las condiciones y circunstancias individuales.
Suscita controversia el principio que deberá tenerse en cuenta 3 7 9
Cfr. Bacigalupo, Manual, p. 215; Mir Puig, D.P., p. 233; Cobo-Vives, D.P., III,
al efecto, si se funda en una norma general o en una individual, p. 183.
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culpabilidad. D e m o d o q u e la imprudencia y la negligencia a que tro de ciertos límites y siempre que se emplee en su ejecución el
se refiere el C P . son un elemento del tipo objetivo del delito cuidado d e b i d o . Si a consecuencia de ellas se lesiona algún bien
culposo y n o constituyen una forma de culpabilidad. El sujeto que j u r í d i c o , esa lesión es atípica, p o r q u e queda c o m p r e n d i d a dentro
no ha infringido la norma de cuidado, que ha mantenido la dili- del riesgo permitido p o r la sociedad. L o demuestra el c o n o c i d o
gencia exigida, aunque pueda lesionar un bien j u r í d i c o , n o realiza paradigma de Engisch del c o n d u c t o r de un vehículo que respeta
un acto típico. Sectores doctrinarios estiman que la observancia su vía de circulación, la velocidad y demás reglas de tránsito, p e r o
del c u i d a do exigido es una causal de justificación, lo que presupo- que al tomar una curva adecuadamente c h o c a c o n otro vehículo
ne que el c o m p o r t a m i e n t o realizado respetando d i c h o d e b er sería que venía en sentido contrario a exceso de velocidad y le invade
típico, posición ésta que resulta difícil d e comprender. N o se ve la su pista de circulación. El c o n d u c t o r cuidadoso sabe que hay auto-
razón - p o r e j e m p l o - para calificar c o m o típica y antinormativa la movilistas imprudentes, que en una curva p u e d e ocurrir la situa-
conducta del automovilista que atraviesa el cruce a velocidad pru- c i ó n descrita, p e r o se trata de un riesgo permitido para el q u e
dente y c o n luz de paso a su favor, si es embestido p o r otro vehícu- c o n d u c e c o n prudencia, y n o podría sostenerse que ha incurrido
lo que continúa su marcha sin respetar su d e r e c h o d e vía; su en un c o m p o r t a m i e n to típico, aunque desde una visión causal
actuar -según tal criterio- sólo estaría justificado p o r concurrir la naturalista "causó" la colisión y c r e ó el riesgo, pues de n o haber
causal de haber respetado el d e b e r de cuidado, c u a n d o en reali- estado en ese lugar el h e c h o n o se habría p r o d u c i d o . 380
N o toda lesión o peligro de lesión de un bien j u r í d i c o es constitu- sitar tranquilamente p o r la vereda, pues debería estar atento
tivo d e un tipo culposo. La estructura normativa c o r r e s p o n d e a para evitar ser atropellado p o r un vehículo que p o r mala manio-
una realidad social, y si ésta autoriza múltiples actividades creado- bra se sale de la calzada, o q u e su cabeza sea g o l p e a d a p o r el
ras de riesgo, n o p u e d e aquélla prohibirlas. Y dichas actividades macetero d e un balcón q u e descuidadamente riega su d u e ñ o
son autorizadas p o r q u e al compararlas c o n los beneficios que re- (cfr. Welzel, D. P p . 183; Jescheck, Tratado, II, p . 8 0 2 ) .
portan, los riesgos resultan secundarios; ello ha permitido el auge
del tránsito y tráfico marítimo, aéreo y terrestre p o r m e d i o de
vehículos, el e m p l e o de energía eléctrica y nuclear, el aprovecha- 38.3. EN QUÉ CONSISTE LA INFRACCIÓN DEL DEBER DE CUIDADO
miento de elementos que se encuentran en la profundidad de la
corteza terrestre y una infinidad de actividades altamente peligro- Para que exista infracción del cuidado d e b i d o es fundamental que
sas. Se sabe - p o r e j e m p l o - , el índice de mortalidad que se produ- el riesgo que d e b e precaverse sea susceptible de previsión y evita-
ce a consecuencia del tratamiento quirúrgico, del tránsito vehicular ción. N o interesa al efecto que el sujeto se lo haya o n o repre-
3 8 2
y, n o obstante, esas actividades n o se p r o h i b e n. L o que espera la sentado, lo que importa es la posibilidad de su representación y
sociedad es evitar al m á x i m o la c o n c r e c i ó n de esos riesgos; para evitación. Si el peligro era imprevisible o siendo previsible era
ello es necesario que se cumpla c o n determinados cuidados. Cum- inevitable, se estará ante un caso fortuito. De m o d o que la impru-
plidos esos presupuestos, permite que se creen, y aun se concre-
ten, ciertos peligros; suficiente es recordar los pilotos d e prueba,
380 p 229.
de vuelos espaciales, o los experimentos atómicos. De m o d o que M i r P u i g > D p
3 8 1
Bacigalupo, Manual, p. 215.
el sistema acepta la realización d e acciones en sí peligrosas, den- 3 8 2
Cerezo Mir, Curso, p. 387.
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dencia o falta de cuidado n o es una cuestión psicológica, sino que 3) Existe el deber de informarse adecuadamente en forma
es de índole normativa; n o incide sólo en la posibilidad de previ- previa. Un c o n d u c t o r que usa un vehículo que n o ha manejado
sión del riesgo, sino en la infracción del d e b e r d e representárselo con anterioridad, deberá informarse c o n antelación d e sus carac-
y de evitar su c o n c r e c i ó n . 383
terísticas, de otro m o d o aumentará el riesgo sobre el límite autori-
Si bien para que exista infracción de cuidado el riesgo debe ser zado. El m é d i c o , p o r ejemplo, antes de operar, deberá realizar los
previsible, evitable p o r el sujeto, esto es insuficiente para que - a su exámenes d e laboratorio pertinentes para informarse de las con-
vez- exista culpa. Para que la haya tiene que encontrarse en una diciones del paciente.
doble situación: En definitiva, la infracción del cumplimiento de las obligacio-
nes antes señaladas, es lo que en esencia constituye la infracción
a) Ha de tener la obligación de prever el riesgo (deber inter-
del deber d e cuidado.
no o subjetivo de c u i d a d o ) . Es obligación de quien realiza una
actividad peligrosa advertir los riesgos que su ejecución involucra;
si n o se da esa previsión, resulta más grave el descuido del realiza-
39. LA IMPUTACIÓN OBJETIVA DEL RESULTADO
dor, pues n o tuvo la diligencia de representarse las posibles conse-
cuencias de su actuar (infracción del deber de cuidad o interno).
Se señaló c o m o tercer elemento en el delito culposo p o r acción,
El cumplimiento de esta obligación es lo que da origen a la d e n o -
que si el tipo requiere de un resultado, éste ha de encontrarse
minada culpa inconsciente, en contraposición a la que se da c u a n d o
normativamente vinculado a la falta de cuidado, de manera que
hay representación del riesgo, d e n o m i n a d a culpa consciente, caso en
objetivamente pueda atribuirse a la infracción de tal deber.
el que debe haber confiado en que el peligro no se concretará.
Esta vinculación se cumplirá si p o r lo m e n o s concurren dos
b) La segunda obligación del ejecutor de una actividad riesgo- condiciones: a) el resultado y la inobservancia del cuidad o d e b e n
sa es la de adoptar un comportamient o c o n f o r m e al cuidado re- estar relacionados causalmente, lo que p u e d e determinarse aplican-
q u e r i d o p o r la norma ( d e b e r objetivo d e c u i d a d o ) ,
3 8 4
que se d o los principios de la teoría de la equivalencia de todas las condi-
manifiesta en la siguiente forma: ciones (conditio sine qua non), y b ) que ese resultado corresponda
precisamente al riesgo que la acción c r e ó al infringir la norma
1) Se d e b e abstener de realizar acciones peligrosas que sobre-
que i m p o n e la obligación de cuidado (vinculación de riesgo).
pasan el riesgo permitido. El ordenamiento permite la c o n d u c -
Este segundo requisito permite descartar los resultados que n o
ción de vehículos motorizados en la ciudad, p e r o sólo a aquellos
tienen c o n e x i ó n c o n la observancia del debe r de cuidado, c o m o
que tengan la habilidad requerida; el que n o la tiene, n o d e b e
sucede si c o n d u c i e n d o un automóvil a exceso de velocidad se
conducir;
atropella a un suicida que se lanza sorpresivamente delante del
2) C o m o tal acción constituye un riesgo permitido, el sujeto vehículo; c o m o señala Mir Puig, "la prohibición de la velocidad
autorizado p u e d e ejecutarla c o n la obligación de emplear la pru- excesiva n o se dirigía a evitar el atropello del suicida". 386
Queda
dencia necesaria. De suerte que la atipicidad de su comportamien- asimismo descartada la posibilidad de imputar objetivamente el
to n o se pierde aun en el caso d e q u e su vehículo c h o q u e c o n otro resultado a la acción imprudente, c u a n d o el mismo resultado se
que viniendo en sentido contrario se cargue a la izquierda y resul- hubiera concretad o también c o n una conducta n o negligente, lo
ten lesionados; sólo la conducta de este último es típica, y 385
que queda en evidencia en el c o n o c i d o ejemplo del anestesista
que en lugar de aplicar novocaína, que era el medicamento pres-
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crito para el paciente, le suministra p o r descuido cocaína, provo- 40. LA ANTIJURIDICIDAD Y LA CULPABILIDAD
cando su muerte, deceso que también habría sobrevenido si inyec- EN EL D E L I T O C U L P O S O
ta novocaína, p o r sus particulares características. En esta hipótesis,
aunque se hubiera observado el cuidado d e b i d o (comportamiento La antijuridicidad en el h e c h o culposo es diferenciable de su tipici-
alternativo), el resultado igualmente se habría c a u s a d o . 387
doctrina reciente considere que el cuasidelito n o sólo es desvalor de esté expresamente sancionado (numerus clausus). Sin perjuicio d e
la acción sino que también es lesión al bien jurídico protegido. 391
ello, el legislador considera algunas figuras que constituyen tipos
abiertos; son descripciones más o m e n o s genéricas de impruden-
cia que afectan determinados bienes jurídicos. Eso sucede en los
arts. 490 y 492, d o n d e p u e d e n coexistir en un solo acto impruden-
te una o varias muertes c o n o sin una o varias lesiones, y viceversa.
3 8 7
Cfr. Bacigalupo, Manual, p. 216; Mir Puig, D.R, p. 238; Muñoz Conde,
La doctrina nacional mayoritariamente considera c o m o un crimen
Teoría, p. 74; Bustos, Manual, p. 239. culpae (un solo delito de culpa aunque c o n resultado múltiple) , 3 9 3
3 8 8
Roxin, Problemas, pp. 174-175. a diferencia de opiniones minoritarias que piensan que hay tantos
3 8 9
Mir Puig, D.R, p. 239.
3 9 0
Bacigalupo, Manual, p. 217.
3 9 1
En tal sentido, aunque con fundamentación diversa, Bustos, Manual, 3 9 2
Cfr. Cury, D.R, I, p. 290.
p. 238; Mir Puig, D.R, p. 235. 3 9 3
Etcheberry, D.R, I, 224; Cury, D.R, I, pp. 296-297; Cousiño, D.R, I, p. 840.
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cuasidelitos c o m o muertes o lesiones se provocan (cada u n o cons- ción del reglamento. Estas d e n o m i n a c i o n e s c o r r e s p o n d e n a los
tituye crimina culposa), que d e b e n sancionarse c o m o un c o n c u r s o términos empleados p o r los arts. 490, 491 y 492, respectivamente.
ideal, c o n f o r m e al art. 7 5 . El problema d e p e n d e rá de la c o n c e p -
3 9 4
acción o el resultado. Pero si bien la esencia del cuasidelito es la a) Imprudencia temeraria (art. 490)
inobservancia del deber de cuidado, ello n o significa que el resul-
tado n o sea cofundante de la sanción; la falta de cuidado alcanza Es el grado de mayor intensidad de culpa susceptible de sanción.
relieve penal si el resultado lesión se da, p e r o siempre habrá un Es la omisión de aquel cuidado que p u e d e exigirse a las personas
solo delito culposo, al margen de si esa inobservancia se concreta menos diligentes al realizar una actividad creadora de riesgos;
en u n o o varios efectos lesivos. La entidad del perjuicio p r o v o c a d o consiste en la inobservancia de la diligencia más e l e m e n t a l y se 396
podrá considerarse para los efectos señalados en el art. 69, o sea la equipararía al c o n c e p t o civil de culpa lata, n o observar lo que en
regulación de la pena en el caso c o n c r e t o , a mayor d a ñ o mayor el caso c o n c r e t o hubiese resultado evidente a cualquiera. 397
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las personas, c u a n d o en ellos se incurre en una falta grosera del 43. IMPRUDENCIA Y NEGLIGENCIA N O S O N C O N C E P T O S
cuidado d e b i d o , pues requieren de imprudencia temeraria. Esta DIFERENTES
norma ha sido interpretada p o r la doctrina nacional y la jurispru-
dencia en el sentido que c o m p r e n d e , exclusivamente, los tipos Se piensa que imprudencia consistiría en afrontar un riesgo, situa-
penales descritos en el Título VIII del Libro II del C P . bajo el ción que normalmente se da en las acciones y n o en las omisiones;
epígrafe "Crímenes y simples delitos contra las personas", y tam- por negligencia se entiende falta de actividad, lo que podría su-
p o c o todos los allí reglados. En definitiva, haría referencia sólo a plirse c o n mayor actuación. Pero la doctrina mayoritariamente
los homicidios y a las lesiones. D e consiguiente, quedan descarta- concluye que n o es posible establecer una categórica diferencia
das figuras c o m o la calumnia, la injuria y el duelo. Los h e c h o s que entre ambas nociones; son expresiones distintas para aludir a si-
constituyen meras faltas también están excluidos, p o r q u e el art. 490 tuaciones análogas. 400
hacer referencia a la infracción de reglamento implícitamente se Hay culpa inconsciente cuando una persona n o prevé el riesgo,
c o m p r e n d e la de ley o d e la Constitución. Las infracciones d e ley siendo previsible, lo que podría revestir más gravedad, pues si el
o d e reglamento p u e d e n ser dolosas o culposas, y d e b e n estar sujeto ni siquiera se representa el peligro, n o está en condiciones de
causalmente conectadas c o n el resultado p r o h i b i d o . El art. 492 adoptar las medidas de seguridad adecuadas al llevar a cabo la activi-
sanciona especialmente la c o n d u c c i ó n culpable d e vehículos d e dad creadora del riesgo. Pero sistemáticamente la gravedad de la
tracción mecánica o animal y consagra algunas presuncione s d e culpa n o está subordinada a la representación del peligro c r e a d o . 402
4 0 0
Autores nacionales como Labatut (D.R, I, p. 120), Etcheberry (D.R, I, p. 222),
Novoa (Curso, I, p. 544), estiman que son distintas modalidades de culpa.
4 0 1
Cobo-Vives, D.R, III, p. 174.
3 9 9
Etcheberry. D.R, I, p. 222; Novoa, Cursol, p. 545. 4 0 2
Bacigalupo, Manual, p. 219.
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45. LAS LIMITACIONES SISTEMÁTICAS DE LA siones en la determinación de la sanción en el caso de que una
INTERPRETACIÓN DE L OS TIPOS ABIERTOS DESCRITOS EN infracción al deber de cuidado concrete diversos resultados. Esto
LOS ARTS. 490 Y 492 sucede frecuentemente en los accidentes de tránsito, en que pue-
den fallecer varias personas y otros tantos resultar lesionados. En
No obstante la fórmula empleada p o r los arts. 490 y 492, que esta alternativa corresponde aplicar la pena p o r un solo cuasidelito,
sancionan, en general, al que p o r descuido ejecutare un h e c h o , o y n o por tantos c o m o lesiones o muertes se causaron; adoptar esta
incurriere en una omisión que, si mediara malicia, constituiría un última posición importaría un concurso ideal de cuasidelitos que
crimen o simple delito contra las personas, c o m o autor de un haría procedente aplicar el art. 75. Compartimos plenamente lo
cuasidelito, la doctrina nacional p o r vía interpretativa ha limitado afirmado p o r Bacigalupo: "Si tipo penal es la descripción de la
su aplicación exclusivamente a las figuras penales dolosas descritas conducta prohibida por la norma, entonces prohibido sólo puede
en el Título VIII del Libro II c o m o "Crímenes y simples delitos ser comportarse sin cuidado, p e r o n o causar un resultado", y si es 405
contra las personas", y n o a todas ellas, sino al h o m i c i d i o y a las así, n o pueden constituir varios cuasidelitos la causación d e resulta-
lesiones. Para restringir el sentido de las normas en referencia se dos múltiples. N o obstante, en la doctrina española hay amplios
han tenido en cuenta los siguientes p r i n c i p i o s : 403 sectores que sostienen que en estas hipótesis hay varios tipos culpo-
a) En aquellos tipos dolosos que requieren d e elementos sub- sos, porque n o existiría - e n España- un crimen culpae, sino que la
jetivos del injusto, n o p u e d e darse la forma culposa, precisamente culpa sería crimina culposa, o sea habría tantos delitos cuantas lesio-
p o r q u e en los cuasidelitos falta toda subjetividad dirigida al injus- nes provoca la infracción del deber de c u i d a d o . 406
to. Ello permite excluir los delitos de calumnia e injuria (arts. 412
y 416) en su alternativa culposa, pues tradicionalmente en ellos la
jurisprudencia entiende que d e b e concurrir el ánimo de ofender. 47. CULPA E "ITER CRIMINIS". CULPA Y PARTICIPACIÓN
b) T a m p o c o es c o n c e b i b l e la culpa en los tipos que requieren
el llamado d o l o reduplicado; en el parricidio, p o r ejemplo, el Situaciones c o m o las señaladas en el subtítulo corresponde tratarlas
autor n o sólo d e b e querer matar a una persona viva, además d e b e al hacer referencia a las etapas de ejecución del delito y al analizar
querer matarla p o r q u e es su pariente o cónyuge. La intencionali- las formas de intervención de sus realizadores. Pero es conveniente,
dad que exigen margina la alternativa de culpa. para redondear conceptos en relación al delito culposo, destacar
c) El tipo penal, al describir la conducta, emplea a veces los térmi- que la doctrina mayoritariamente estima que en la praxis n o es
nos "de propósito" o "maliciosamente"; tal exigencia implícitamente posible que se dé la tentativa en un cuasidelito. En el delito doloso
descarta la hipótesis de culpa, pues la figura exige una determinada intentado es elemento fundamental y determinante la subjetividad
dirección subjetiva imposible de concebir en el hecho culposo; es el del comportamiento, la existencia de un d o l o dirigido a concretar
caso de los delitos de castración y de mutilación de los arts. 395 y 396. el tipo, lo que n o sucede en el cuasidelito. Si existe voluntad dirigi-
da a alcanzar el evento injusto, hay delito doloso, nunca culposo.
El h e c h o culposo debe estar consumado para constituir delito,
46. CUASIDELITO C O N RESULTADO MÚLTIPLE sin consumación n o hay acto típico. T a m p o c o hay participación ni
coautoría en esta clase de hechos, y ello porque el deber de cuida-
En párrafo anterior se aludió a la situación que se plantea según
404
4 0 3
Gimbernat, Introducción, p. 122. Romeo Casabona, Los Delitos Culposos en la Refirma Penal (Revista de Ciencias
4 0 4
Supra, párrafo 39. Penales, 1987-1989, t. X X X I X , N° 2 ) , p. 32.
227 228
EL DELITO ATRIBUIBLE A CULPA NOCIONES FUNDAMENTALES DE LA TEORÍA DEL DELITO
d o - c o m o t o d o d e b e r - es d e carácter personal. Sólo se puede in- ello, c o m o bien señala Cousiño, n o hay delito preterintencional en
fringir el deber propio; si en un mismo h e c h o varios sujetos incu- el que lanza una piedra para destruir una vitrina, pero en lugar d e
rren en tal inobservancia, cada u n o responde d e su particular hacerlo, hiere a un transeúnte. Aquí habría un concurso entre ten-
infracción, d e manera que n o p r o c e d e la coautoría, que presupone tativa d e delito de daños doloso y consumado d e lesiones culpo-
concierto previo, ni la complicidad, que requiere colaboración para so. Tanto la doctrina nacional c o m o los tribunales han optado
4 0 9
alcanzar el resultado prohibido. T a m p o c o puede haber inducción. por considerar a la preterintención c o m o un concurso ideal d e
delitos, cuya sanción debe determinarse, conforme lo indica el art. 75,
con la pena mayor asignada al delito más grave. De m o d o que al
48. EL D E L I TO PRETERINTENCIONAL delincuente que c o n la intención de lesionar hiere a la víctima,
lesiones que e n definitiva le causan la muerte, se le impondrá una
Hay situaciones d o n d e la actividad delictiva dirigida al l o g ro d e un pena única correspondiente al h e c h o más grave, esto es la mayor
resultado se concreta en otro n o perseguido p o r el ejecutor, a aplicable a la lesión dolosa o al homicidio culposo. Se considera
veces d e más gravedad y q u e p u e d e ser previsto. Etcheberry men- delito más grave aquel al que la ley i m p o n e pena más alta.
ciona las lesiones dolosas d e m e n o r gravedad q u e se concretan en Se cita c o m o caso d e preterintencionalidad el aborto violento
lesiones d e mayor gravedad o en un aborto, o en la muerte d e la descrito p o r el art. 343, p e r o en verdad se trata d e un tipo especial
víctima, y también el aborto d o l o s o seguido d e m u e r t e . En esta
407
que sobrepasa el c o n c e p t o d e preterintencionalidad, p o r cuanto
hipótesis el acto ú n i c o del delincuente es ejecutado c o n d o l o , no sólo castiga el cuasidelito, sino también el aborto violento pro-
p e r o provoca un resultado q u e puede atribuirse a su culpa, p o r vocado c o n d o l o eventual.
cuanto siendo previsible, el sujeto n o se l o representó o habiéndo- La doctrina ha discutido la solución que se debe dar a los casos
lo previsto confió en q u e n o sobrevendría. Tales situaciones n o de preterintencionalidad o ultraintencionalidad, c o m o también se
están regladas p o r el C P . y plantean dudas sobre la forma de denomina; se piensa que debía sancionarse c o n la pena correspon-
apreciarlas; en ellas concurren coetáneamente d o l o y culpa; d o l o diente al resultado más grave, y c o m o la acción realizada es d e
respecto d e las lesiones o del aborto perseguido, y culpa en cuan- naturaleza dolosa, se atribuiría a d o l o ese resultado, lo que importa-
to al resultado más grave alcanzado. El legislador en algunas oca- ría reconocer el principio del versan in re illicita, repudiado umver-
siones consideró expresamente la posibilidad d e un efecto más salmente. Otro sector se inclina p o r aplicar la pena que corresponde
grave atribuible a culpa; así en los arts. 474 inc. I , 475 N° I y
o o
4 0 7
Etcheberry, D.R, I, p. 226.
4 0
* Cury, D.R, I, p. 300. Cousiño, D.R, I, pp. 554 y 555.
229 230
r
resultado más grave. De manera que n o se aprecia doblemente una aplicación d e t o r m e n t o c o n resultado d e muerte o lesiones
misma situación, sino dos distintas, n o habiendo p o r ello violación (art. 150); el delito de i n c e n d io c o n explosiones, c u a n d o éstas
del principio non bis in idem. 4í0
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EL DELITO ATRIBUIBLE A CULPA
4 1 7
Supra, párrafo 49.
4 1 8
R. del Río, Elementos, p. 201.
4 1 9
Labatut, D.P., I, p. 125.
4 2 0
Novoa, Curso, I, p. 551; Etcheberry, D.P., I, p. 229; Cury, D.P, I, pp. 292-293.
4 2 1
Cury, D.P, I. p. 293.
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