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La enfermedad por coronavirus (COVID-19) es una enfermedad infecciosa causada por el virus

SARS-CoV-2. El 11 de febrero de 2020, el ICTV anunció que el nombre del nuevo virus sería
«coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV-2)». Se eligió
este nombre porque el virus está genéticamente relacionado con el coronavirus responsable del
brote de SRAS de 2003, aunque se trata de dos virus diferentes.

La mejor manera de prevenir y ralentizar la transmisión es estar bien informado sobre la


enfermedad y cómo se propaga el virus. Protéjase a sí mismo y a los demás de la infección
manteniéndose a una distancia mínima de un metro de los demás, llevando una mascarilla bien
ajustada y lavándose las manos o limpiándolas con un desinfectante de base alcohólica con
frecuencia. Vacúnese cuando le toque y siga las orientaciones locales.  El 11 de febrero de 2020,
la OMS anunció que el nombre de esta nueva enfermedad sería «COVID-19», de acuerdo con las
directrices elaboradas previamente en colaboración con la Organización Mundial de Sanidad
Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El virus puede propagarse desde la boca o nariz de una persona infectada en pequeñas partículas
líquidas cuando tose, estornuda, habla, canta o respira. Estas partículas van desde gotículas
respiratorias más grandes hasta los aerosoles más pequeños. Es importante adoptar buenas
prácticas respiratorias, por ejemplo, tosiendo en la parte interna del codo flexionado, y quedarse en
casa y auto aislarse hasta recuperarse si se siente mal. La mayoría de las personas infectadas por
el virus experimentarán una enfermedad respiratoria de leve a moderada y se recuperarán sin
requerir un tratamiento especial. Sin embargo, algunas enfermarán gravemente y requerirán
atención médica. Las personas mayores y las que padecen enfermedades subyacentes, como
enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas o cáncer, tienen
más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. Cualquier persona, de cualquier edad,
puede contraer la COVID-19 y enfermar gravemente o morir. 

Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en
animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones
respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el
síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).
El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus
COVID-19. La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha
descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos
antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El brote de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), causado por el virus del síndrome
respiratorio agudo severo tipo-2 (SARS-CoV-2), fue declarado como una pandemia en marzo de
2020. Las tasas de letalidad se estiman entre 1% y 3%, afectando principalmente a los adultos
mayores y a aquellos con comorbilidades, como hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular
y cáncer. El periodo de incubación promedio es de 5 días, pero puede ser hasta de 14 días.
Muchos pacientes infectados son asintomáticos; sin embargo, debido a que liberan grandes
cantidades de virus, son un desafío permanente para contener la propagación de la infección,
causando el colapso de los sistemas de salud en las áreas más afectadas. La vigilancia intensa es
vital para controlar la mayor propagación del virus, y el aislamiento sigue siendo el medio más
efectivo para bloquear la transmisión.

Los síntomas más comunes, fiebre y tos, están presentes en la mayoría de los pacientes, pero no
en todos los casos sintomáticos. La fiebre puede ser alta y prolongada, lo que se asocia a
desenlace desfavorable. La tos puede ser seca o productiva con igual frecuencia, y a veces se
acompaña de hemoptisis. La fatiga es común, y las mialgias y la cefalea ocurren entre el 10% y
20% de los casos. La disnea se ha reportado con frecuencias muy variables, desde 8% hasta más
del 60%, dependiendo de los criterios de inclusión de cada estudio; la disnea puede aparecer
desde el segundo día, pero puede tardar hasta 17 días, y dicha aparición tardía parece asociarse a
desenlaces más graves. Otros síntomas de afectación del tracto respiratorio alto, como dolor de
garganta, congestión nasal y rinorrea, se presentan en menos del 15% de los casos.
CIERRES DE EMERGENCIA

Cuando los contagios de COVID-19 comenzaron a ser reportados en todo el mundo, muchos
países respondieron cerrando escuelas, espacios de trabajo y fronteras internacionales para
contener la propagación del virus. La mayoría de los casos de COVID-19 se ubicaron en la Ciudad
de México. La edad promedio de los pacientes fue de 46 años. De los 12.656 casos confirmados,
el mayor número de eventos ocurrió en el rango de edad entre 30 y 59 años (65,85%), y hubo una
mayor incidencia en hombres (58,18%) que en mujeres (41,82%). Los pacientes fallecidos tenían
una o múltiples comorbilidades, principalmente hipertensión (45,53%), diabetes (39,39%) y
obesidad (30,4%). En los primeros 64 días de epidemia, China había reportado 80.304 casos con
una tasa de mortalidad del 3,66%.

Nuestros resultados indican la transmisión temprana de COVID-19 en México. La epidemiología


descriptiva muestra las similitudes entre los casos de COVID-19 de México y China.  En el mismo
período de la curva epidémica, observamos en México una reducción en el número de casos
confirmados de COVID-19 y una mayor tasa de mortalidad en comparación con China.

El primer caso de COVID-19 se detectó en México el 27 de febrero de 2020. El 30 de abril, 64 días


después de este primer diagnóstico, el número de pacientes aumentó exponencialmente,
alcanzando un total de 19.224 casos confirmados y 1.859 (9, 67%) desaparecidos.  En respuesta a
este brote global, resumimos el estado actual del conocimiento sobre COVID-19 en México. Los
datos se obtuvieron del sitio web oficial del Ministerio de Salud en México. e ha informado que la
COVID-19 se puede transmitir de persona a persona a través del contacto directo con un individuo
resultó o cuando una persona tose o estornuda y genera unas pequeñas gotitas que quedan
suspendidas en el aire y que se pueden desplazar hasta 1, 8 metros, aproximadamente.  También
se ha detectado que el virus se puede transmitir a través del contacto con superficies
contaminadas o fómites.
Las acciones propuestas en esta estrategia utilizan como marco de referencia la Guía de
Orientación para la Reapertura de las Escuelas ante COVID-19 en donde se establece una ruta de
regreso seguro a clases con base en la instrumentación de nueve intervenciones y cinco
momentos clave.

El Programa Local de Regreso a Clases es un instrumento de apoyo que permitirá identificar de


manera general las acciones, propósitos, metas, seguimiento y evaluación de la instrumentación
realizada para el regreso seguro a clases. La duración de las acciones estará definida en días o
semanas, cuya fecha de inicio —en lo correspondiente a las acciones previas— puede ser definida
de manera local y, por lo que hace a las directamente relacionadas para el regreso seguro a
clases, estará determinada por el momento en que se defina que Semáforo de Riesgo Epidémico
se encuentra en color verde.

Aunado a lo anterior, la puesta en marcha de una estrategia de la complejidad que implica regresar
a clases en medio de una pandemia exige un reconocimiento del contexto social, demográfico,
cultural y de la infraestructura física en el que se desarrollan las actividades escolares. Es difícil
pensar en el regreso a clases presenciales cuando todavía no se ha controlado la pandemia en
todo el mundo. Sin embargo, algunas regiones del país han logrado remontar la etapa crítica, de
modo que continuar sin actividades escolares presenciales o semipresenciales implica riesgos muy
graves para el desarrollo de las personas y el país. Es inminente la posibilidad de perder una
generación de estudiantes que probablemente decidan dejar la escuela ante las dificultades que
conlleva un modelo educativo únicamente bajo la modalidad a distancia.
La definición del Programa Local de Regreso a Clases será la primera acción que deberá ejecutar
el equipo directivo una vez que se encuentre instalado de manera formal y deberá considerar al
menos con la información que describa y soporte los siguientes apartados:

1. Principales indicadores de la pandemia.

2. Avances de la estrategia de vacunación del personal del sector educativo estatal.

3. Condiciones de agua y saneamiento en las escuelas.

4. Nivel de comunicación de los docentes con sus alumnos.

5. Avance del Calendario Escolar.

Atendiendo a lo dispuesto en el numeral décimo del “ACUERDO número 14/07/20 por el que se
reforma el diverso número 12/06/20 por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el
ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los Planes y Programas de Estudio de Educación Básica
(preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de Educación
Básica aplicables a toda la República, al igual que aquellos Planes y Programas de Estudio del tipo
Medio Superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los
educandos” —publicado en el Diario Oficial de la Federación el 5 de junio de 2020.

Fases para la apertura de las escuelas Considerando las condiciones del Semáforo de Riesgo
Epidémico que publica la Secretaría de Salud, las autoridades educativas estatales —conforme a
lo que dispongan sus gobiernos estatales— podrán iniciar un proceso paulatino, de tres fases, para
la apertura de las escuelas en consonancia con el comportamiento del Semáforo.

Adicionalmente, se pone a su disposición el material para promover la higiene y salud de niñas,


niños y adolescentes en las escuelas de educación primaria y secundaria, el cual fue desarrollado
en el marco de colaboración del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
"Estamos viviendo una situación histórica desafortunadamente para todos
nosotros, pero creo que algo bueno pequeñito que nos traerá el covid es que la
gente está empezando a aceptar la presencia de las matemáticas en todo lo que
le rodea", le dice a BBC Mundo la matemática española Clara Grima.

Gracias a las matemáticas tenemos modelos para predecir cómo se va a


comportar una epidemia.
Quizás en estos días hayan oído hablar del modelo SIR, donde la población se
divide en "S" de susceptibles, "I" de infectados y "R" de recuperados.

En estos momentos de angustia en torno al infame coronavirus, llegan voces


desde distintos campos de la ciencia tratando de echar una mano para entender o
mitigar la pandemia. En un mundo de biotecnología parece extraño acudir a las
matemáticas para resolver los enigmas que el SARS-CoV-2 nos plantea. Esto se
debe a que, normalmente, no se concibe la conexión entre las matemáticas y la
realidad más allá de “contar con los dedos” como aprendimos a hacer de niños.

Para probar al lector que esto no es así, seamos osados y ¡contemos con los
dedos! Imaginemos que cuando acabe todo fuésemos capaces de determinar
quién contagió a quién. El lector podría ser el primer portador del virus y haber
estrechado la mano o tosido delante de otras 3 personas que se contagiaron a su
vez. Luego, cada una de estas tres personas habrían contagiado a otras 3 (y ya
van 1+3+9) que, por avatares de la vida, habrían propagado la infección a otras 3
(es fácil contar: 1+3+9+27). Matemáticamente, esto se conoce como progresión
geométrica o, como se repite en los medios estos días, crecimiento
exponencial. En epidemiología, ese número 3 se conoce como ritmo (o factor)
reproductivo básico, R0, y representa el número medio de contagios propagados
por cada persona contagiada. Este número tiene que ser mayor que 1 para que
haya epidemia y, como parece natural, cuanto mayor es, más explosiva será la
epidemia. Por poner unos ejemplos, el sarampión tiene un valor R0 entre 12 y 18,
y el ébola y la gripe común entre 2 y 3. Con R0 no somos capaces de medir cómo
de letal es un virus, sólo cómo de infeccioso ha sido en una cierta población. A
partir de los datos de China, se observa que SARS-CoV-2 tiene un
factor R0  estimado en 2,68 (aunque sospechamos que, en el caso de Italia o
España, R0 podría ser mayor).

Vivimos la emergencia sanitaria más grave del último siglo, que empieza a generar
una emergencia social y una crisis económica cuya tremenda gravedad apenas
hemos empezado a calibrar. En tiempos menos revueltos, desde las matemáticas
solemos enviar a la sociedad el mensaje de su utilidad práctica, y en estas
complicadas circunstancias no podemos dejar de mostrar que teníamos razón, y lo
podemos hacer de varias maneras.

Con el fin de mejorar la capacidad para comprender y predecir el desarrollo de una


epidemia se han utilizado curvas de crecimiento, originalmente propuestos para
modelar crecimiento de individuos o poblaciones. Este tipo de modelos de ajuste
de crecimiento poblacional logísticos y exponenciales han dado buenos resultados
para describir la dinámica de las poblaciones, por lo que han sido utilizados
ampliamente para describir el comportamiento de enfermedades en humanos
(Medina, Cortés y Cortés, 2020). Adquieren especial importancia en las epidemias y pandemias
como el COVID-19 que está azotando a la humanidad.

El Modelo de Crecimiento Exponencial o Malthusiano es el primer modelo de este


tipo y fue propuesto en 1798 por el economista Thomas Malthus ( May-Cen, 2016). Este
modelo planteaba que mientras la población humana crecía en forma exponencial,
la producción de alimentos lo hacía en razón aritmética. El modelo funciona muy
bien en poblaciones muy grandes en donde aún no era necesario competir por
recursos, especialmente los alimentos. Cuando el tamaño de la población crece
demasiado rápido, se presentan factores que de alguna u otra manera empiezan a
limitar o frenar la tasa de crecimiento. Ante esta situación, el matemático Belga
Pierre-Franҫois Verhulst propone en el año 1845 un modelo más realista que se le
conoce como Modelo Logístico (Martínez, 2008). Este modelo trata de incluir el efecto de
la competencia en los individuos por la supervivencia generando un modelo que
altera las tasas de mortalidad y natalidad; el modelo generado es un modelo
sigmoidal simétrico alrededor de un punto de inflexión donde se presenta la
máxima tasa de incremento en la población.

 utilizó ambos modelos para representar los datos de la pandemia


Bauckhage (2020a)

COVID-19 en la etapa temprana en Alemania y muestran cómo los dos modelos


ajustan bien el crecimiento de la enfermedad en esta fase de la epidemia, dando
resultados muy similares, explicando que esto se debe a la forma en que se
plantea el sistema de ecuaciones diferenciales que dan origen a los modelos; sin
embargo, cuando el tamaño de la enfermedad alcanza una masa crítica los dos
modelos difieren grandemente, mientras que el exponencial crece
indefinidamente, el Modelo Logístico plantea que la aceleración eventualmente es
disminuida y al final se detendrá, mencionando que el Modelo Logístico sin duda
es una mejor elección en etapas tempranas de las epidemias.

El Modelo Logístico y otro modelo semejante basado en la función de error


gaussiano fueron utilizados con buenos resultados para modelar el crecimiento de
la epidemia del COVID-19 con datos de la evolución de la pandemia en Italia y en
China (Ciufolini y Paolozzi, 2020); por su parte Bauckhage (2020b) presenta una explicación
detallada de cómo estimar el Modelo Logístico mediante el uso de mínimos
cuadrados no lineales.

Existen modelos alternativos basados en una expresión generalizada del modelo


logístico (Tsoularis y Wallace, 2002) para representar curvas de crecimiento de individuos o
de dinámica de poblaciones, entre los que podemos destacar el Modelo de Von
Bertalanfy, el de Richards y el de Gompertz.

El Modelo de Gompertz es un modelo sigmoidal asimétrico donde la tasa de


crecimiento decrece exponencialmente con el tiempo después de alcanzar el
punto de inflexión. Este modelo ha sido utilizado ampliamente en estudios sobre
poblaciones y crecimiento animal (Casas, Rodríguez y Afanador, 2010). De acuerdo con Achicanoy
(2000)
, este modelo es apropiado para describir epidemias en las cuales la tasa
máxima de enfermedad ocurre más temprano que la tasa logística. Bauckhage
(2020c)
 utiliza la curva de crecimiento de Gompertz para modelar los datos de la
etapa temprana de la pandemia COVID-19 en Alemania y encontró que el Modelo
de Gompertz ajustaba mejor a los datos que el Modelo Logístico. En Cuba, Medina et
al. (2020)
 analizó los datos del COVID-19 y encontró que el Modelo Gompertz con
cuatro parámetros tenía buen ajuste.

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