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SARS-CoV-2. El 11 de febrero de 2020, el ICTV anunció que el nombre del nuevo virus sería
«coronavirus de tipo 2 causante del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV-2)». Se eligió
este nombre porque el virus está genéticamente relacionado con el coronavirus responsable del
brote de SRAS de 2003, aunque se trata de dos virus diferentes.
El virus puede propagarse desde la boca o nariz de una persona infectada en pequeñas partículas
líquidas cuando tose, estornuda, habla, canta o respira. Estas partículas van desde gotículas
respiratorias más grandes hasta los aerosoles más pequeños. Es importante adoptar buenas
prácticas respiratorias, por ejemplo, tosiendo en la parte interna del codo flexionado, y quedarse en
casa y auto aislarse hasta recuperarse si se siente mal. La mayoría de las personas infectadas por
el virus experimentarán una enfermedad respiratoria de leve a moderada y se recuperarán sin
requerir un tratamiento especial. Sin embargo, algunas enfermarán gravemente y requerirán
atención médica. Las personas mayores y las que padecen enfermedades subyacentes, como
enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas o cáncer, tienen
más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. Cualquier persona, de cualquier edad,
puede contraer la COVID-19 y enfermar gravemente o morir.
Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en
animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones
respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el
síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).
El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus
COVID-19. La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha
descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos
antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El brote de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), causado por el virus del síndrome
respiratorio agudo severo tipo-2 (SARS-CoV-2), fue declarado como una pandemia en marzo de
2020. Las tasas de letalidad se estiman entre 1% y 3%, afectando principalmente a los adultos
mayores y a aquellos con comorbilidades, como hipertensión, diabetes, enfermedad cardiovascular
y cáncer. El periodo de incubación promedio es de 5 días, pero puede ser hasta de 14 días.
Muchos pacientes infectados son asintomáticos; sin embargo, debido a que liberan grandes
cantidades de virus, son un desafío permanente para contener la propagación de la infección,
causando el colapso de los sistemas de salud en las áreas más afectadas. La vigilancia intensa es
vital para controlar la mayor propagación del virus, y el aislamiento sigue siendo el medio más
efectivo para bloquear la transmisión.
Los síntomas más comunes, fiebre y tos, están presentes en la mayoría de los pacientes, pero no
en todos los casos sintomáticos. La fiebre puede ser alta y prolongada, lo que se asocia a
desenlace desfavorable. La tos puede ser seca o productiva con igual frecuencia, y a veces se
acompaña de hemoptisis. La fatiga es común, y las mialgias y la cefalea ocurren entre el 10% y
20% de los casos. La disnea se ha reportado con frecuencias muy variables, desde 8% hasta más
del 60%, dependiendo de los criterios de inclusión de cada estudio; la disnea puede aparecer
desde el segundo día, pero puede tardar hasta 17 días, y dicha aparición tardía parece asociarse a
desenlaces más graves. Otros síntomas de afectación del tracto respiratorio alto, como dolor de
garganta, congestión nasal y rinorrea, se presentan en menos del 15% de los casos.
CIERRES DE EMERGENCIA
Cuando los contagios de COVID-19 comenzaron a ser reportados en todo el mundo, muchos
países respondieron cerrando escuelas, espacios de trabajo y fronteras internacionales para
contener la propagación del virus. La mayoría de los casos de COVID-19 se ubicaron en la Ciudad
de México. La edad promedio de los pacientes fue de 46 años. De los 12.656 casos confirmados,
el mayor número de eventos ocurrió en el rango de edad entre 30 y 59 años (65,85%), y hubo una
mayor incidencia en hombres (58,18%) que en mujeres (41,82%). Los pacientes fallecidos tenían
una o múltiples comorbilidades, principalmente hipertensión (45,53%), diabetes (39,39%) y
obesidad (30,4%). En los primeros 64 días de epidemia, China había reportado 80.304 casos con
una tasa de mortalidad del 3,66%.
Aunado a lo anterior, la puesta en marcha de una estrategia de la complejidad que implica regresar
a clases en medio de una pandemia exige un reconocimiento del contexto social, demográfico,
cultural y de la infraestructura física en el que se desarrollan las actividades escolares. Es difícil
pensar en el regreso a clases presenciales cuando todavía no se ha controlado la pandemia en
todo el mundo. Sin embargo, algunas regiones del país han logrado remontar la etapa crítica, de
modo que continuar sin actividades escolares presenciales o semipresenciales implica riesgos muy
graves para el desarrollo de las personas y el país. Es inminente la posibilidad de perder una
generación de estudiantes que probablemente decidan dejar la escuela ante las dificultades que
conlleva un modelo educativo únicamente bajo la modalidad a distancia.
La definición del Programa Local de Regreso a Clases será la primera acción que deberá ejecutar
el equipo directivo una vez que se encuentre instalado de manera formal y deberá considerar al
menos con la información que describa y soporte los siguientes apartados:
Atendiendo a lo dispuesto en el numeral décimo del “ACUERDO número 14/07/20 por el que se
reforma el diverso número 12/06/20 por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el
ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los Planes y Programas de Estudio de Educación Básica
(preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de Educación
Básica aplicables a toda la República, al igual que aquellos Planes y Programas de Estudio del tipo
Medio Superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los
educandos” —publicado en el Diario Oficial de la Federación el 5 de junio de 2020.
Fases para la apertura de las escuelas Considerando las condiciones del Semáforo de Riesgo
Epidémico que publica la Secretaría de Salud, las autoridades educativas estatales —conforme a
lo que dispongan sus gobiernos estatales— podrán iniciar un proceso paulatino, de tres fases, para
la apertura de las escuelas en consonancia con el comportamiento del Semáforo.
Para probar al lector que esto no es así, seamos osados y ¡contemos con los
dedos! Imaginemos que cuando acabe todo fuésemos capaces de determinar
quién contagió a quién. El lector podría ser el primer portador del virus y haber
estrechado la mano o tosido delante de otras 3 personas que se contagiaron a su
vez. Luego, cada una de estas tres personas habrían contagiado a otras 3 (y ya
van 1+3+9) que, por avatares de la vida, habrían propagado la infección a otras 3
(es fácil contar: 1+3+9+27). Matemáticamente, esto se conoce como progresión
geométrica o, como se repite en los medios estos días, crecimiento
exponencial. En epidemiología, ese número 3 se conoce como ritmo (o factor)
reproductivo básico, R0, y representa el número medio de contagios propagados
por cada persona contagiada. Este número tiene que ser mayor que 1 para que
haya epidemia y, como parece natural, cuanto mayor es, más explosiva será la
epidemia. Por poner unos ejemplos, el sarampión tiene un valor R0 entre 12 y 18,
y el ébola y la gripe común entre 2 y 3. Con R0 no somos capaces de medir cómo
de letal es un virus, sólo cómo de infeccioso ha sido en una cierta población. A
partir de los datos de China, se observa que SARS-CoV-2 tiene un
factor R0 estimado en 2,68 (aunque sospechamos que, en el caso de Italia o
España, R0 podría ser mayor).
Vivimos la emergencia sanitaria más grave del último siglo, que empieza a generar
una emergencia social y una crisis económica cuya tremenda gravedad apenas
hemos empezado a calibrar. En tiempos menos revueltos, desde las matemáticas
solemos enviar a la sociedad el mensaje de su utilidad práctica, y en estas
complicadas circunstancias no podemos dejar de mostrar que teníamos razón, y lo
podemos hacer de varias maneras.