Está en la página 1de 4

Lucas Cardozo- Relato número 5

Nos reunimos a horas de la tarde para tomar el colectivo que nos llevaría
cerca del barrio. Tras una larga espera, el colectivo arribó y tras subirnos,
nos dirigimos al lugar en cuestión. Tras descender del colectivo, nos
encontramos con el profesor Luis y Gonzalo, que nos remarcaron que se
trataba del último encuentro, y designaron a dos personas para tomar
fotografías. Tras eso, nos dirigimos al barrio por el camino que recorríamos
habitualmente.
Al llegar a casa de doña Catalina, la saludamos y ella nos preguntó la razón de
nuestra demora, a lo que un compañero replicóo que se debió a la tardanza
del colectivo. Después, Catalina nos dijo que el veterinario y el ingeniero se
encontraban allí y que podíamos pasar a saludarlos. Habiendo escuchado eso,
fuimos a ver quée estaban haciendo cerca del corral de chanchos y allí nos
encontramos con René y el veterinario, a los cuales saludamos. Luego de eso,
observamos que el veterinario había agarrado un chancho pequeño del corral
y lo puso encima de una pila de tarimas que se encontraban allí cerca. Tras
realizar aquello, el veterinario ató al cerdo para luego castrarlo. Mientras eso
ocurría, Gonzalo, junto a un grupo de chicos, pasaron a saludar a personas
que se encontraban trabajando en la huerta que estaba al lado de donde nos
encontrábamos. Al volver, Gonzalo y el profesor Luis remarcaron que muchos
compañeros tenían mucha impresión en sus expresiones faciales por lo
acontecido. Luego, tras haber presenciado aquello, Gonzalo nos reunió y nos
dijo que debíamos dividirnos en grupos para terminar de hacer la huerta que
iniciamos en el encuentro anterior en la casa de algunos vecinos de doña
Catalina. También, explicó que algunos podían quedarse a ayudar al
veterinario a castrar a los chanchos y de paso, dialogar con las personas que
allí se encontraban. El grupo en que el que yo me encontraba, tuvo que
trabajar en el mismo sitio del encuentro pasado, en la casa de una señora que
vivía detrás de la casa de Catalina. Al llegar a su casa, saludamos a la señora
que allí vivía y luego trajimos las semillas que necesitábamos para plantar en
su huerta. Tras determinar todo lo que necesitábamos para trabajar,
comenzamos a quitar los plásticos que cubrían la huerta para aflojar la tierra,
para luego comenzar a plantar las semillas. Mientras nosotros aflojábamos la
tierra, el profesor Luis se puso a hacer un pequeño canal que pasaría por
debajo de las tablas que cercaban la huerta por donde pasaría agua. Cuando
terminamos de aflojarla, plantamos las semillas con la ayuda del profesor,
mientras un compañero trataba de terminar el pequeño canal. Cuando
terminamos de realizar aquello, pusimos una manguera en la huerta para
regar el área. Una vez que finalizamos el trabajo, le explicamos a la dueña de
casa la ubicación del lugar de cada semilla y Gonzalo llegó para avisarnos que
doña Catalina había dicho que podía llevarnos al vertedero, así que nos
dirigimos al merendero para preparar todo para salir.
Al salir de casa de Catalina, nos dirigimos hacía la calle en la que estaba el
centro de alcohólicos, al que llamaban la iglesia, y por esa calle avanzamos
dos cuadras para luego girar a la izquierda otras tres cuadras. Una vez
pasadas esas cuadras, giramos una vez más, y en esa calle se pudo observar
que había un cercado que tenía una extensión bastante grande en
comparación del resto del barrio, allí había un arroyo y chanchos que
caminaban por toda esa extensión. Siguiendo derecho por esa calle, nos
topamos con una calle más amplia, en la que a lo largo de toda éesta, tenía a
su lado un pequeño alambrado que no tenía ninguna edificación cerca del
mismo. Mientras caminábamos por esa calle, doña “Cata” nos comentó
algunas experiencias vividas en el lugar que nos encontrábamos. Ella nos
comentó que en ese lugar había encontrado a bebés que la gente
abandonaba., Een una ocasión encontró uno que estaba muy lastimado y a
punto de morir, pero que en una ocasiónotra encontró a una bebé que estaba
sana y que quiso llevársela para que viva con ella y le haga compañía a su
hija. Dice que ella la cuidó por un tiempo pero que no podía quedarse con ella
porque se lo impedían los derechos humanos, así que al contactar con su
madre y ver que no la quería, se terminó quedando con su abuela biológica.
También dijo que pudo verla en una ocasión en el jardín de infantes y que se
encontraba bien.
Al continuar avanzando por esa misma calle, nos topamos con un alambrado
que contenía estructuras de metal muy grandes que parecían ser de Aguas del
Norte. Al pasar cerca de allí, pudimos sentir un olor muy fuerte a cloaca y
también, se pudo observar que habían muchos pájaros volando cerca de esas
estructuras. Avanzando un poco más, pudimos observar que habían pequeños
ranchos aislados que se encontraban en una condición todavía más precaria
que las casas del barrio, además que se observaba que la gente que vivía en
estos tenían una vestimenta que parecía estar sucia y en malas condiciones. A
tan solo unos pocos metros más adelante, se pudo observar que había gente
con el uniforme de Agrotécnica Fueguina y que al parecer estaban cuidando o
vigilando el lugar. Gonzalo saludó a uno de los trabajadores pero este no le
devolvió el saludo. Avanzando un poco más, llegamos al cerro que parecía
estar lleno de basura que siempre se veía cuando entrabamos al barrio, allí
doña Catalina nos dijo que podíamos subir si queríamos, y Gonzalo y Luis
accedieron. Cuando subimos por el cerro, un guardia nos detuvo y nos dijo
que no se podía subir sin autorización previa y que debíamos pedir permiso en
la entrada. Gonzalo contestó que estaba bien y que lo mejor sería volver.
Cuando bajamos, una chica que se encontraba en la entrada y estaba cerca de
un camión nos detuvo y le preguntó a Gonzalo y al profesor, de una manera un
tanto enojada, si estos pertenecían a alguna agrupación política. A lo que
Gonzalo contestó que no y que en realidad éeramos estudiantes y profesores
de la Unsa. La chica pareció no creerles y le preguntó por quée habíamos
entrado sin autorización, por quée estábamos sacando fotos y por quée
veníamos en grupo. Gonzalo seguía tratando de explicarle que solo éeramos
estudiantes, pero la chica seguía sin creerle, y contestó que “nunca recibieron
ayuda de ningún lado” y nombró a una agrupación política a la que, al parecer,
pensó que nosotros pertenecíamos. A Gonzalo y Catalina pareció no
agrandarles que se los confundiese con políticos y dijeron que lo mejor es que
vayan a hablarlo juntos con el encargado del lugar. Así que ellos tres, junto al
profesor Luis, se dirigieron al lugar donde parecía que podrían encontrar a
los encargados del lugar, que estaba justo al lado del sitio por donde habíamos
entrado.
Mientras eso ocurría, una chica que era del barrio y que nos había
acompañado durante todo el trayecto junto a Catalina, consideró que lo mejor
sería que los estudiantes nos retiráramos del lugar y que volviéramos al
comedor. Mientras nos retirábamos, vimos a Gonzalo, el profesor Luis y
Catalina dirigirse al lugar donde se encontraban los encargados del lugar. ,
Aademás, uno de ellos nos tomó fotografías mientras nos retirábamos.
Mientras nos dirigíamos hacía casa de doña Catalina, la chica que nos
acompañaba nos contó anécdotas sobre el lugar del que acabábamos de salir.,
Uuna en particular trataba sobre una aplanadora que en la noche dañaba y
mataba a personas que buscaban sacar cosas del basural, debido a que los
tomaban desprevenidos. Además, nos comentó que varias personas en el
barrio, consiguieron hacer sus casas gracias a acuerdos que obtenían de
agrupaciones políticas., Eestas les daban dinero pero las personas debían
luego presentar la un comprobante que determine que el dinero fue gastado
en elementos para la construcción, de lo contrario podían ser denunciados. A
lo largo del trayecto de vuelta, se bromeaba con respecto a la situación en la
que se encontraban los Gonzalo y el profesor Luis. Al llegar, nos recibieron el
señor Gutiéerrez y el muchacho que formaba parte de una agrupación, al cual
habíamos visto en el segundo encuentro. Tras eso, le comentamos todo lo que
había ocurrido y luego tomamos mate cocido mientras esperábamos la vuelta
de doña Catalina y el resto. Cuando cayó el anochecer, volvieron y nos
comentaron lo que había ocurrido mientras se encontraban allí. Nos
comentaron que ni a Gonzalo ni a Catalina les gustó que lo hayan confundido
con participantes de agrupaciones políticas, y que en realidad ambos tenían
ciertos cuestionamientos con respecto a esa clase de movimientos, y por eso la
necesidad de aclarar con la chica que se encontraba en ese lugar y con los
administradores que no pertenecían a ninguna agrupación política. También,
en parte Gonzalo dijo que entendió en parte la actitud de esa chica, debido a
que parece ser que varias agrupaciones políticas pasaron por ese lugar para
hacer campañas y mostrar que estaban ayudando a esas personas para
generar una buena imagen y, por ende, conseguir apoyo popular. Gonzalo
también explicó que varias veces intentó dejarles en claro que él y el profesor
Luis eran de la UNSA, pero parece que no les terminóo de quedar en claro. De
paso, se nos explicó que muchas personas que se encontraban en una
condición de escasos recursos, solían trabajar en ese lugar , porque aunque el
salario era bajo, sentían por lo menos que estaban “contenidos”. Luego de
aquello, se empezó a bromear con respecto a que el grupo de alumnos se
habían retirado antes, pero la chica que estaba junto a nosotros y nos había
acompañado en el trayecto de vuelta, dijo que tomó esa decisión porque las
personas de allí suelen estar armadas con cuchillos y que también suelen
robar, señalando que además nosotros nos vestíamos diferente a la mayoría
de la gente que se encontraba en ese lugar, así también coómo también
teníamos celulares, a lo que doña Catalina afirmó que en verdad ocurren esos
sucesos. A eso Gonzalo le contestó que estaba bien la decisión que ella había
tomado. Después de eso, la chica que provenía del barrio opinó que no se nos
permitió seguir el trayecto en el cerro lleno de basura, debido a que nuestra
forma de vestir no coincidía con la forma en que una persona que busca cosas
en la basura, y que a ellos síi los dejan pasar con libertad. Opinó también que
si hubiéramos ido vestidos con ropa vieja y sucia, a lo mejor nos dejaban
pasar. Después de esa charla, doña Catalina nos comentó que ella ya había
subido en compañía de un “profesor”, que mediante algunas preguntas que
realizó Gonzalo, se dio a entender que se trataba de una persona que
rehabilitaba a personas adictas a las drogas. Ella describió que esta persona
tenía una libreta en la que anotaba lo que veía, y pudieron observar que había
gente que, con las manos sucias, agarraba restos de alimentos que
encontraban en el vertedero y se los comían. Ella describió que pudo observar
una expresión de tristeza en la cara de esa persona y que ella mismo sintió
mucha pena por lo que estaba presenciando. Ella también nos contó que en
varias ocasiones, gente que venía del vertedero le vendía bolsas pequeñas de
sal a cambio de comida o cien pesos, a lo que ella, siempre que podía, accedía
a comprar. También describió que esas personas nunca intentaron robarle y
siempre la trataron amablemente.
Luego de relatar todo eso, Gonzalo explicó que debía salir por un momento, y
mientras tanto aprovechamos para continuar la charla con doña Catalina.
Continuando la charla con doña Catalina, le consultamos si era verdad
que había una aplanadora que dañaba a las personas durante la noche, a lo
que ella contestó que era verdadsí. El señor Gutierréz opinó con respecto a
eso, que la parte delantera de la aplanadora era muy grande y por eso los
conductores no podían ver a las personas que tenían por delante, sumado
también a que no habían luces en ese lugar. Doña Catalina opinaba que en
realidad, muchas veces los veían y los atropellaban de todas maneras.
También, nos comentó que había un lugar en ese vertedero en el que tiraban
todas las prendas que confiscaban de los ingresos ilegales en la frontera. Ella
comentó que había personas que cuidaban ese lugar y que no les permitían a
nadie sacar las prendas de ese lugar. Ella contó que en una ocasión fue, junto
a otras personas, a intentar sacar prendas de ese lugar, y tuvieron que cavar
un túnel por el cual pasar, pero que en un determinado momento escucharon
disparos que iban dirigidos hacia ellos, y en el apuro de intentar salir de prisa,
el túnel se derrumbó quedando atrapado el esposo de una de las personas que
iban junto ella. Ella comentó que lograron sacarlo pero murió tan solo un
momento después. Ella También contómentó que después de ocurrir eso, se
asustó y nunca más volvió a ese lugar para intentar sacar prendas.
Luego de eso, volvió Gonzalo y pidió que diéramos algunas palabras de
despedida, ya que se trataba del último encuentro en el barrio, con lo cual nos
despedimos y agradecimos el que se nos haya podidoudo posibilitar la
estancia en ese lugar. Luego de eso, nos retiramos del barrio para dirigirnos
hacia la parada del colectivo.

También podría gustarte