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Decidí eliminar cientos de mis sueños.

Se fueron los que se repetían una y otra vez y que al final ocurrieron por mi bien, gracias a Dios. También los
que estaban influenciados por mis video juegos y otras anécdotas comunes del día a día. Los que hablaban de sexo (que fueron muy pocos). Los
relacionados con algunos animales (curiosamente tuve muchos sueños relacionados con jirafas, tortugas y peces). Se fueron también algunos sueños
repetitivos relacionados con la cronología de la muerte de algunas personas que forman parte de mi familia pero que aún no ocurre. Igual se fueron
los sueños que tienen que ver con muchachos que en su momento me atrajeron, incluso los que aún no conocía. Aunque la gran mayoría me hablaba
del futuro, cercano o lejano, me iba a llevar mucho tiempo traspasarlos junto con su significado e iba a requerir bastante espacio de mis libretas
especiales.

29 Diciembre 2003 L
Aparecemos mi papá, otros 2 tipos y yo en una camioneta. Estábamos dentro de un gran basurero (en la vida real este espacio lo ocupa la colonia
Guayulera). La camioneta circulaba por todo el terreno, dividido en lotes, por calles pavimentadas. Me bajé y me fui caminando hacia la salida, sentía
como si estuviera huyendo de ellos. Luego iba corriendo. Estaba por llegar a la salida y volteé hacia atrás, vi que a lo lejos me venía siguiendo un
montón de serpientes. Sentí que había recorrido una gran distancia (había llegado a la entrada del basurero, en la vida real este lugar lo ocupa la
colonia V. Guerrero).

10 Enero 2004 S
Aparezco en el 2do piso de la casa azul (en la vida real ese piso era mi habitación). Luego aparecen mi tía Yola y mamá, ambas se me quedaban viendo.
Mi tía Yola me dice “¿Qué se siente ser dueña de uno?”. Me di cuenta de que yo estaba esperando un bebé. De pronto ya era más tarde y bajé al primer
piso. Allí estaba toda mi familia despidiendo a mi tía que ya se iba. Regresé arriba, la luz estaba apagada. El clima era cálido, aun había algo de luz
natural porque estaba cayendo la noche. Me senté en mi cama, me levanté la blusa y en el pecho tenía un montón de ronchas enormes. Me bajé
corriendo haciendo un escándalo y le mostré a mamá y a Lucy. Mamá me dijo algo y luego volví arriba. Otra vez me senté en la cama pero ya todo
estaba oscuro. Frente a mi aparece un perro, era mi perro “Chichiri” (había muerto años atrás). Se me lanzó, jugueteando, no me lo podía quitar de
encima. Se hacía duro, se enredaba en las cobijas y me mordió en el estómago haciendo que despertara del dolor. Al hacerlo sentí como algo se
deslizó rápidamente por entre mis cobijas, en la oscuridad, por mi lado derecho. Lo que haya sido dejó un hueco en las cobijas justo donde estaba mi
estómago y además me dejó adolorida de esa parte de mi cuerpo.

23 Marzo 2004 M
Estábamos mi prima Cecy, mis hermanos Carlos, Lucy, Dani y yo en una calle antes de la calle donde vive mi abuelita. En mi sueño aparece más amplia.
El sol brillaba. En esa calle estaba una casa que, se suponía, era de mi prima Cecy. Ella había tenido un bebé. Me ve y me dice “Ahora tú”. De pronto ya
estábamos en otra calle. Detrás de una camioneta que avanzaba muy lentamente había una tabla grande. Todos corrimos para alcanzarla y subirnos en
ella. Subió Carlos, luego Dani, luego Lucy, todos reíamos. Pensé en que estaba embarazada y no debía hacer ese tipo de cosas. Me dejaron atrás y
decidí alcanzarlos y subirme, pensé “Así que al cabo llevo poco tiempo” y me aventé. Lucy me da la mano y me caí de panza. Desperté riendo a
carcajadas.

27 Marzo 2004
Aparezco bañando a un bebé que no se dejaba bañar. Estábamos en una casa que me parece desconocida. Estaban también mis hermanos Carlos, Dani,
Lucy y mamá. Salgo con el bebé a la banqueta donde estaba Dani y él me pregunta “¿Cómo se llama?” y yo le digo “¿Cómo le ponemos?”. El menciona el
nombre “Armando” y yo le digo “¡Nooo!” y él me siguió dando nombres que ya no recuerdo. Luego le dije “¡Ya sé! Lee Alexander, pero no le digas a
nadie”. Mi hermano se levantó y se metió para decirles a los demás.

21 Febrero 2005
Vivía en una casa que supuestamente era de mi propiedad y al frente de esta había otra que también era mía. Estaba muy bonita pero tenía techo de
lámina. Nunca había entrado a esa casa, estaba cerrada. Alguien estaba conmigo pero no recuerdo quién. Tiré una puerta de madera y entré. Tenía
muchos cuartos amueblados. Las paredes estaban húmedas. Dije “¿Por qué no me vengo a vivir aquí? nada más le ponemos techo”. Había un hueco
para ventana y me asomé hacia afuera. Afuera, en frente, había una bicicleta y un carro. Llegaron a acercarse varios gatitos. En ese hueco para
ventana puse a una pequeña gatita gris con blanco y le dije “Mira los gatitos”. Un gatito se acercó hasta donde estaban la bici y el carro y me puse a
observarlo. Mientras lo miraba escuché a una pequeña y dulce voz decir “Quiero una galleta de coco”. Volteé buscando a quien había dicho eso y vi que
mi gatita movía su boquita repitiendo “Quiero una galleta de coco”. Asombrada le dije “¡Eres tú!” y repitió una vez más “Quiero una galleta de coco”. Fui
con mamá y le dije “¿Cuánto cuestan las galletas de coco?” y ella me preguntó “¿Para que las quieres?” y le respondí “No lo vas a creer pero la gatita
dijo 3 veces: quiero una galleta de coco”. Mamá dijo “¡Ay! ¿La gata para qué va a querer galletas?”.

30 Junio 2005
Era de noche. Había una especie de alberca con agua muy sucia y verdosa. Su forma era rectangular y era muy grande y profunda. De una esquina
partían dos banquetas y de otra, dos paredes. Todo estaba hecho de antiguos bloques de piedra. En el área donde había banqueta había puertas y
ventanas de una casa igual de antigua y del mismo material. Aparecen mi hermana Lucy y una mujer y se pusieron a hablar conmigo. Esa casa era de
mi hermano Carlos. Debajo del agua, en un agujero en la pared, él ocultaba algo. Quise meterme al agua pero no sabía nadar y me daba temor
ahogarme. Llegó Carlos y al verme allí se enojó.

Agosto 2005
Estábamos en el patio de la casa azul (de mamá) mamá, mi tía Martha y yo. Desayunábamos en una mesita. Supuestamente mi tía estaba enferma, a
punto de morir pero aun así platicábamos como si nada. De pronto murió. De dentro de ella comenzaron a salir insectos y se la empezaron a comer.
Mamá dijo que esos insectos salían cuando morimos solamente.

13 Marzo 2006
Soñé que iba a tener un bebé. Estaba en una casa enorme y bonita. Había un gran número de cunas y muchos bebés. Se suponía que todos eran míos.
Entre todos había una niña de ojos verdes. Vi a una mujer muy gorda y me dije a mi misma “Esa es la mamá” mientras yo jugaba con la bebé. De pronto
aparezco en una primaria con muchos niños. Eran los bebés que habían crecido ya y tenían 6 años. Los llevé a todos a su salón excepto a uno que por
cierto estaba muy bonito. La tarde era oscura y nublada. Llevaba cargado al niño y le pregunté “¿Ves el tonel que está en la cancha?” pero él no lo
veía, pensé que necesitaría lentes.
21 Marzo 2006 M
Estábamos toda la familia reunida. Estábamos asustados y alterados. Mi hermana Lucy había desaparecido. Se había ido a dormir a casa de mi abuela y
entonces ya no la volvimos a ver. Yo me ofrecí a tratar de averiguar qué cosa le había sucedido. Me sentía mal, con dolor emocional y a la vez con
adrenalina. Aparecemos en la casa de mi abuela. La casa estaba sola y fría. No había rastro de mi hermana por ningún lado. Salimos al patio, mi papá
ve que hay un cajón grande de metal oxidado. Lo abre y para nuestra sorpresa ahí estaba Lucy, echa bolita. Todos nos acercamos asustados y papá,
aún más asustado, dijo “¡Está muerta!”. Al acercarme vi que estaba respirando. Todos gritaban “¡Está respirando, está respirando!”. La sacan del
cajón. El clima era misterioso. Había una coladera y levanté la tapa, por ahí cabía una persona. Había un túnel. Se hablaba de un ser subterráneo que
recorría la ciudad por debajo, se decía que secuestraba personas. Me dio emoción de saber que no solo era un rumor y se lo conté a la familia. Quise
ayudar a capturarlo. Dentro de mi mente, en mi sueño, imaginé que solo era un rockero alocado e incomprendido que se escondía en el drenaje. Luego
aparecemos en la cocina de la casa azul (de mamá) (estaba arreglada como en 1998, cuando estaba nuestra litera en la cocina). Mi hermana ya estaba
bien. Yo estaba sentada en la cama de abajo y desde ahí le mostraba a mamá un plano de la ruta del drenaje de toda la ciudad. Yo lo llamaba “Las
grutas”. Descubrí que desde debajo del cuarto de mis tíos, donde mi hermana había dormido, había sido sustraída. El camino también iba desde ese
cuarto a la coladera del patio. Le explicaba todo a mamá pero ella no prestaba atención. Yo me desesperaba. Lucy y Dani jugaban en el piso con unas
pulseras que se arrastraban como orugas, como si tuvieran vida. Mamá al verlas expresó “Uuuy, el demonio, ahí va”.

29 Marzo 2006 S
Aparezco en la casa azul (de mamá). Yo tenía más edad (actualmente tengo 19) y tenía una bebita, parecía una muñequita. Mamá y mi hermano Dani me
preguntaron si era mi hija, les dije que tenía 2 hijos más pero que ellos no los conocían.

21 Noviembre 2006 M
Aparecemos mi hermana Lucy y yo en una casa color melón con algunas paredes de ladrillo, enredaderas y jardines. Había un evento importante allí.
Estaban entregando reconocimientos a algunas personas. Lucy y yo estábamos en la lista. La gente mencionada pasaba a recibir su reconocimiento y
era aplaudida. Cayó la tarde y estaba por ocultarse el sol. Miré hacia atrás de mí y estaba Roger, detrás de él estaba otro muchacho parecido a él pero
más alto y de ojos azules. Los dos trataban de hablarme pero ya era hora de pasar al frente. Llegó el turno de Lucy. Pasó y detrás de ella seguí yo.
Entré a la casa por un pasillo, comencé a bajar y a bajar escalones. La pared era color melón y el piso de mosaico rosado. Di vuelta en una esquina
donde del otro lado estaba un vejete canoso con su traje de sacerdote católico con todo y su ridículo sombrero. Detrás de él había una ventanita por
donde entraban los rayos del sol. En el marco de la ventana había un montoncito de monedas de 5 y 10 pesos. El vejete no me dejaba pasar. Me hizo
algunas preguntas y luego me dijo “Pon una moneda ahí”. El vejete cerró los ojos y sonrió. Yo no tenía dinero. Tomé algunas monedas de las que
estaban en la ventana y le di en la mano una de 5 pesos. Me quise reír. Me dijo que había pasado la prueba y antes de que acabara de hablar yo ya me
había ido corriendo bajando escaleras y tropezando con varios objetos. En mis manos llevaba varios adornos de cristal de esos que llevan un diseño
con burbujas de aire hechas con láser por dentro. Uno tenía una figura que al verla de frente era un bonito gatito de ojos grandes y al verlo desde otro
ángulo era una monita de animé. Mientras bajaba se me iban cayendo los adornos y se me quebraban de las esquinas. Cuando salí de la casa ya era de
noche. Todos me aplaudían. Ya nos íbamos Lucy y yo y de pronto todo el mundo comenzó a correr. Mucha gente iba en bicicleta. Yo agarré la bici de un
niño. Roger y su amigo se fueron con nosotras, se subieron en los diablitos de la bici como pudieron. Lucy llega corriendo y la subo en el tubo frente a
mí. Nos fuimos a toda velocidad por un boulevard. Entré por una farmacia y salí por otra puerta. Nos fuimos por la banqueta.

29 Noviembre 2006
Era de noche. Mis hermanos y yo estábamos a la orilla del arroyo que está detrás de la casa azul (de mamá) pero un poco más arriba, rumbo a la
montaña. Por uno de los lados íbamos Lucy, Dani y yo y por el otro lado iba Carlos. Todos iban a pié excepto yo porque iba en una moto negra.
Sentíamos miedo. Algo venía por dentro del arroyo hacia nosotros. Mi hermano Carlos estaba por entrar adentro del arroyo cuando grité “¡Fuga!”. A
Dani y a Lucy les grité “¡Súbanse!” y subieron a la moto. Carlos se veía como un niño de 16 (y no como en la actualidad). Pensé en que tenía que ir por
él pero algo en la oscuridad nos perseguía, ese algo salió del arroyo pero no lo podíamos ver.
Enero 2007
Andaba por el rumbo por el cual en la vida real está mi secundaria. Entré a un lugar, una tienda donde en la vida real trabajé pero en mi sueño aparece
en otro sitio y vendían cosas distintas. Salí por otro lado. Estaba yendo a hacer trámites para entrar a la prepa otra vez. Llegué a un oscuro cuarto sin
ventanas y lleno de cosas viejas. Había una persona. Le pregunté donde quedaba la oficina. Me dijeron que al otro lado de ese cuarto. Hablé con otra
persona y le entregué una papelería, muy pronto entraría a estudiar de nuevo. Me sentía desesperada. Luego aparezco en mi casa (la casa azul de
mamá acomodada como en el año 2000 en la vida real, la cocina en el primer cuarto y sin división de tablas). Mamá estaba sentada cosiendo ropa, no
me hablaba para nada. Hacía calor. El sol que entraba iluminaba todo. La puerta que da al pasillo estaba abierta. Me sentía como si estuviera sola.
Escuché a un perro ladrar y gruñir desesperado en el patio pero al ponerle más atención realmente estaba diciendo mi nombre “Nena, Nena”, me
estaba llamando y me dio miedo. Escuché sus rápidas pisadas sobre la grava del pasillo yendo del patio a la puerta de enfrente de la casa por afuera.
Abrí la puerta y vi que era un Husky Siberiano color miel y ojos rojos. Peló los dientes, quería entrar a la fuerza empujando la puerta. La rompió de una
esquina de abajo. Hacía mucho escándalo y por abajo logró meter su cabeza y sus patas delanteras. Yo lo sujetaba con todas mis fuerzas para que no
me mordiera. Mamá ni siquiera volteaba. Cuando el perro metió la mitad de su cuerpo alcancé un cuchillo y se lo clavé. Se lo clavaba en la cara y aun
así seguía intentando morderme. El perro entró completo, estaba incontrolable, tirado de lado lanzando mordidas. Una voz me dijo varias veces “Pícalo
en los ojos” y lo hice, luego me desperté.

27 Febrero 2007
Las casas en la calle eran grandes y rústicas, diferentes a las reales. Había mucha calma y todo era sombrío como una tarde invernal solo que hacía
calor. La calle era más inclinada. Salgo a la calle, 3 personas me acompañan, uno de ellos es mi hermano Dani. El llevaba un arma en las manos.
Estábamos algo alterados porque había un perro gordo, chato, y de orejas puntiagudas muy bravo atacando y haciendo desastre con otros dos perros;
uno muy común y otro Husky Siberiano blanquinegro. Este último tenía un rostro dulce y las patas delanteras atadas y unidas con una cadena. Al ver
que el perro bravo se me tiraba encima mi hermano se molestó. De pronto todo parece tranquilo. Aparece una luz en el cielo, muy cerca de nosotros y
el Husky se eleva. Me mira muy tiernamente y en eso mi hermano le dispara con una escopeta. Su cuerpo se desintegra. Yo, enojada, le grité “¡Porque
lo haces si él no estaba haciendo nada, tenía sus patitas atadas!”. A mis pies cayeron su trompita y una oreja. Las levanto y las guardo en un botecito,
las llevo conmigo. Me fui de ahí. Iba con mi hermana Lucy caminando por una banqueta extraña. Llegamos a un lugar que parecía un centro de
convenciones. Por todas partes había cámaras y reporteros y entre tanta gente nos encontramos a papá. Se portaba muy bien con nosotras.

16 Septiembre 2007
Aparezco en mi cuarto (el primero que se me asignó, en la casa azul) platicando con Balán. Me comentaba que había encontrado un mejor trabajo y que
tenía que irse pero para siempre. No podía convencerlo para que no se fuera, no cambiaba de parecer. Le dije “¿Qué hay con Whitney?”. A él no le
importó. Ya faltaban pocas horas para su partida. Yo andaba para arriba y para abajo en la casa. Llega mi tío Gera que al mismo tiempo era mi papá.
Yo le decía que no podría estar sin Balán una vez más y él me dijo que no me preocupara, que él se iba a hacer cargo de nosotras. Llegó el momento de
que Balán se fuera y se estaba despidiendo de todos muy seriamente cuando de pronto aparecemos mi hermana Lucy, mi prima Cecy y yo corriendo en
una loma con muchos árboles en la cima pero sin nada alrededor. Íbamos corriendo alegremente, mi hermana llegó hasta una calle llena de casas.
Sentía mucha paz. Mi prima casi alcanzaba a Lucy y yo todavía venía arriba. A mi lado vi unas 20 cabras y una muy grande que tenía pelaje en la
pechera y cuernos grandes. Esta última comenzó a perseguirme. Me hice a un lado para esquivarlo y tomé unas cuantas piedras. Las cabras se
asustaron. Mientras les lanzaba las piedras iba bajando. Dentro de mi sueño recordé que Balán se había ido y me sentí tan mal que desperté
llamándolo.
18 Abril 2008 V
Aparecemos en la casa azul (de mamá), papá, mis hermanos y yo. Era de día y llegó mi amigo Juan Antonio. Estábamos en el cuarto de mi hermano
Carlos. Era más amplio y con un enorme ventanal por donde entraba mucha luz. Juan y yo jugábamos, luego lo dejé ahí solo y salí para el patio. Allí
estaban mi hermana Lucy y mamá. En eso sale mi hermano Dani (en mi sueño tenía la edad actual, 18) al patio y azota la puerta. Mamá asustada le dice
“No hagas ruido, está dormido tu papá” y Dani contesta “No pasa nada”. Vuelve a entrar a la casa y azota la puerta de nuevo. Sabía que papá se
levantaría enojado y antes de que lo hiciera me fui corriendo a su cuarto y le dije “No le pegues al chino, fui yo, yo azoté la puerta sin querer”. Papá se
levantó, no traía playera. Se dirigió a mi cuarto que en mi sueño era de mi hermano Dani y comenzó a pegarle con un cinto hecho con un tirante de
mochila y una punta de metal. Dani tampoco traía playera. Mientras le pegaban se tiró en su cama y pataleaba asustado mientras lloraba (como un
niño pequeño). El cinto ya tenía sangre. Yo me interpuse y de la nada ya traía un perro entre mis brazos que comenzó a ladrar y a morder a papá. El
sangraba y se alejó renegando. Alcancé a gritarle “Eres un maldito, te odio”.

1 Diciembre 2008 L
Aparezco en una casa muy grande, parecía un supermercado. En mi sueño yo era rica y era la dueña de la casa. Había muchos muebles. Vi en la cuna
de Whitney a un bebé muy bonito de unos 4 meses de edad y con cabello negro. Se suponía que era mi hijo. Lo cargué y pensé en Whitney. Llega un
hombre con playera roja. Me explica que somos esposos y que el bebé era hijo de los dos. Yo dije “¡No! Pero, ¿Y Bally? yo lo quiero a él”. Lo recordé a
él y a Whitney, en eso llega él. Lo abracé y le grité “¡No! Bally, yo quiero estar contigo, yo no quería tener un bebé que no fuera tuyo ¿Qué pasará con
Whitney?”. El hombre solo me veía y Bally no parecía molesto.

13 Febrero 2009 V
Yo tomaba fotos a unas estampas de flores brillantes pegadas en la pared. Me frustraba no poder fotografiar el brillo. Alguien estaba ahí conmigo pero
no lo recuerdo. De pronto vemos una noticia de algo que estaba aconteciendo. Estábamos mamá, otras personas y yo viendo. Había un cocodrilo
gigante haciendo desastres en las calles. Era de día, había aplastado coches, tirado postes. En medio del caos vimos a papá tratando de huir del animal
que iba detrás de él. Le dio un manotazo y le aplastó las piernas y aun así trataba de seguir huyendo. En ese momento atrapan al cocodrilo por el cuello
con un lazo negro. El camarógrafo sí podía ver la escena completa pero nosotros en casa no podíamos ver casi nada. La gente estaba distraída con el
cocodrilo. Estábamos muy asustados por papá. Lo vimos acercarse a un auto azul cielo deportivo, antiguo, y su ropa se atoró en el cofre, a partir de
allí se perdió la señal. En un instante ya era de noche y en la casa de mi abuela todos lloraban. Yo no hablaba. Caminaba por las calles y sabía que papá
había muerto. Decían que el auto se había movido solo y lo llevó arrastrando por kilómetros. Lo imaginé aún vivo tratando de soltarse mientras él era
arrastrado. Me sentía muy triste, nadie lo había ayudado. Llegamos al lugar del entierro. Todos veíamos un video donde aparecía él en una fiesta. De
pronto trajeron el auto y papá seguía ahí, atorado de una pierna, la ropa desgarrada, se veían sus huesos, sus pulmones, ya no tenía rostro, lo
cargaron y lo echaron a una fosa. De un momento a otro Bally y yo ya estábamos en la casa con toda mi familia acostados como fuera. Mis dos
hermanos se acostaron debajo de nuestro colchón y nosotros arriba. Yo pensaba en la oscuridad “Ya nunca volveré a escuchar su voz y ni siquiera
conoció a Whitnita”. Escuché que Bally lloraba en silencio y de pronto ya no era él sino papá pero yo lo sentía como a papá y no como a Bally y los dos
llorábamos por papá. Me desperté sufriendo como si hubiera sido real.

15 Agosto 2009 S
Aparezco en una casa habitación tipo Infonavit pintada de color melón por dentro y por fuera. No tenía protecciones en las ventanas. Alrededor no
había ni una casa y no tenía bardas ni adelante ni atrás. Era un día claro. Detrás de la casa había una autopista que tenía una curva que daba a la
izquierda pasando por un lado de la casa. Antes de llegar a la curva, la autopista tenía otra carretera que iba hacia la derecha solo que un lado era una
curva y el otro era una esquina. Muy de vez en cuando pasaban autos, de uno en uno. Pensé en visitar a Lucy y de pronto aparezco con ella y con mi
prima Gaby en un arroyo donde había agua. Les dije que si me acompañaban a mi casa y de pronto ya estábamos allí. Vi a un viejo que estaba parado
en mi banqueta, recargado en mi pared. Tenía canas y llevaba una gorra, aparentaba ser un albañil. Le dije “¿Se puede retirar por favor?”. Lucy, Gaby y
yo entramos a la casa y un estruendo nos hizo gritar del susto. Era el viejo que intentaba romper el vidrio de la ventana del pasillo. Me gritó “¡Nena…!”
(y algo más que no recuerdo). Nos salimos las 3 por la puerta principal pidiendo ayuda. Yo me fui corriendo por la banqueta del lado izquierdo de mi
casa y vi entre unos autos a dos policías en sus motos. Les grité. El policía de adelante le hizo una señal al otro y entraron a mi casa junto con una
oficial de cabello rubio. Me sentía protegida. Estaban buscando al viejo. Lucy y Gaby ya se habían ido. Salí y subí por la curva y llegué a donde habían
muchos tráileres estacionados bloqueando la carretera. Mientras caminaba me iba agachando para ver por debajo de los camiones, no estaba el viejo
pero había otras personas. Entré a la casa, empezaba a oscurecer. Me daba miedo quedarme sola. Los policías instalaron una alarma que se activaría
hasta que ellos se fueran. Uno de ellos me pidió algo pero no recuerdo que. En el suelo de la cocina estaba tirada una sopa de conchita, una sola. Al
estarla mirando pensé que el viejo la había tirado con su escándalo y de un momento a otro ya tenía al viejo a mis espaldas apuntándome con un arma
y diciendo “váyanse o la mato”. Los policías retroceden y el viejo me lanza contra la pared. Sentí, con el golpe, que me desmayaría. Me quedé tirada
mirando hacia la pared sin hacer un solo ruido. Escuché al viejo discutir con los policías y escuché que le quitó el seguro al arma. Tenía mucho miedo,
sentí que era mi fin. Pensaba en como quitarle el arma. En eso la pone en el suelo muy cerca de mi espalda porque la sentí. Torcí mi brazo y la tomé
rapidísimo al tiempo que me levantaba. Tenía la intención de someterlo. Le vi la cara y había cambiado. Era un hombre muy joven con cara de
moribundo. Me dijo con los ojos entrecerrados “Perdóname, por favor, perdóname”. Me le acerqué un poco y le dije “Yo sí te perdono pero Dios, no sé”
y en ese instante sonó la alarma (en la vida real) para irme a trabajar.

17 Agosto 2009 L
Aparecemos Balán y yo en un restaurante. A lo lejos, en otra mesa, estaba una mujer. Noto que la mujer estaba mirando a Balán y le hace señas para
que vaya. Él va. Yo no me preocupé hasta que los vi sonreír y platicar. Balán regresa y le pregunto quién es la mujer y que quería. Se portó cortante y
no me quiso decir. Luego aparecemos en una biblioteca con ciber y allí estaba ella con su traje de vestir beige. Era un poco gorda y con el cabello
recogido. Otra vez le habló y otra vez los vi sonriendo y platicando. Yo sentía que la odiaba. Fui a donde estaba y le pregunté su nombre, me dijo que se
llamaba Claudia. Le pregunté porque tenía tanto interés en Balán y me dijo que era porque él se parecía a un personaje que le gustaba cuando era niña
y sacó una tarjeta grande y dorada con Gokú de Dragon Ball y un personaje pequeño igualito a Balán por ambos lados de la tarjeta.

22 Marzo 2010 L
Aparecemos Bally, Whitney y yo sobre una combi en las calles del centro. Las calles eran más amplias y los negocios lucían mejor. Hacía sol. Yo llevaba
a Whitney y de pronto ya habíamos bajado del camión pero Bally no estaba. Comenzamos a buscarlo. Me sentía frustrada. Tomé un camión y Whitney de
pronto ya no estaba. Sabía que estaba en el centro pero no reconocía nada. Sobre el camión iba muy poca gente. Detrás de mí se sentó una muchacha
japonesa y en una banca más atrás había otra, también japonesa. No sabía en dónde tenía que bajarme. La muchacha de atrás se levantó e hizo la
parada. Yo volteé a verla y le chisté. Me miró y le dije “わたしは” esperé un segundo y terminé la frase “マリア です”. Ella sólo se me quedaba
viendo. No sabía cómo hacer para comunicarme y pedir ayuda. Ella se bajó y detrás de ella me bajé yo y me di cuenta de que me bajé en donde me
había subido. Sentía un inmenso coraje por no encontrar a Bally y a Whitney. Llegué a la ferretera dónde él en la vida real trabajó. Había gente y de
repente él salió de adentro para atender. Le pregunté qué hacía ahí. Dijo que le dieron chance de trabajar de nuevo ahí porque no tenía trabajo. Le dije
que estaba bien pero porque tenía que ser allí. Lo saqué a la calle para hablar y le reclamé por Whitney, le dije muchas veces “Y Whitney ¿Dónde está?”
pero nunca me respondió.

19 Febrero 2011
Aparezco caminando muy alegre. Venía del centro e iba hacia la casa azul (de mamá). El sol se ocultaba rápidamente y hacía calorcito. Llegué a la casa
azul. Por dentro era algo oscura. Tenía muebles que en la vida real tuvimos alguna vez. Balán llegó al mismo tiempo que yo de su trabajo. Por ahí
estaba una laptop encendida en donde se veía mi Metroflog. Mamá también andaba por ahí, muy seria. Vi a Balán salir por la puerta trasera que da al
pasillo y de rato le pregunté a mamá si lo había visto. Ella no me respondía, la notaba enojada, me trataba mal. Empecé a sentirme frustrada. El tiempo
pasaba y decidí llamarlo a su celular pero no tenía saldo y solo llevaba 5 pesos conmigo. Salí a la calle, no había nadie y todo estaba en completa
oscuridad. Toqué en la casa vecina, que era una tienda, y pregunté si tenían teléfono. En ese momento mamá salió a avisarme que Balán estaba al
teléfono. Le había llamado a mamá y no quería hablar conmigo sino con ella. Él me mandó un correo donde me decía que ya no quería nada conmigo y
que se iba para siempre. Me desperté diciendo “¡no, no, no!”

16 Mayo 2011
Me encontraba en una tiendita con paredes de adobe de color rosa por adentro. Estaba parada cerca de una maquinita de video juegos donde había 2
niños jugando. Detrás de un mostrador estaban un anciano y una anciana atendiendo y frente a mí había 2 adultos más. Escuchaba su plática. Decían
que pronto se cumpliría una antigua profecía relacionada con ese lugar. Estábamos en un 16 o 18 de un mes otoñal. Afuera todo era polvareda, no había
carreteras, había muy pocas casas y todo el panorama era desértico con lomas secas donde quiera. De pronto ya estaba cayendo el atardecer. A lo
lejos se escucharon gritos. Nos asomamos. Muy, muy lejos se veía venir una caballería extraña que levantaba todo el polvo. Una especie de caracol
negro, gigante, como del tamaño de una casa, venía rodando y arrastrando un carruaje. Otros extraños carruajes eran arrastrados por otras cosas
raras. Había más caracoles que se extendían y se convertían en gusanos color carne que se arrastraban pero cuando se enroscaban se formaban
caracoles que se oscurecían. Todo el mundo salió de sus casas. Todos mirábamos asombrados. Llegaron a donde estábamos y de inmediato de los
carruajes bajaron unos hombres de vestimenta oscura y cabello largo y de la nada empezaron a asesinar gente clavándoles una daga en el pecho.
Mataban a todo el que se les atravesara. Todos empezamos a correr aterrados. De repente ya era de noche, una noche oscura y cálida. Me encontraba
oculta en un rincón de una oscura y pequeña montaña con forma de triángulo. Sentía que conmigo estaba toda mi familia, padres y hermanos, pero de
tan oscuro que estaba no los podía ver. El pequeño pueblo no estaba muy lejos pero estaba en la penumbra. Cerca de la montaña estaba escondido
Israel, la pareja de mamá, con un grupo de amigos. Los hombres llegaron con uno de esos carruajes a pararse cerca de nuestro escondite y se
acercaron a él y a su grupo de amigos. Nos asomamos para ver si estaban bien y justo en ese momento vimos un resplandor azul, como relámpago.
Los habían matado a todos. Parecía que los habían hecho estallar. Nos escondimos hasta el amanecer. Decidimos salir de nuestro escondite y fuimos a
ver qué pasaba en el pueblo. Vimos llegar más carruajes. Esta vez traían una bestia que no alcanzo a describir. Bajaron jinetes negros a los cuales se
les veían sus huesos y los ojos les brillaban rojo a pesar de la luz del día. Comenzaron a matar a todo al que encontraban. Había personas que habían
salido de sus casas para huir pero no lo lograron. Algunos estaban solos, en la calle, sollozando, lamentándose. En la tiendita, el anciano todavía vendía
por una pequeña ventanita. Cerca había un puesto de comida. Era pleno medio día. De pronto ya me encontraba sola. Iba caminando buscando a Bally.
Había decenas de personas en las lomas, aglomeradas. Otros estaban tirados sobre las banquetas. Divisé entre una loma llena de gente mi suéter
negro, lo reconocí. Era Bally quién lo llevaba puesto. Él estaba recostado. Intenté subir hasta donde estaba él y no podía por tanta gente. Le grité
“¡Bally!” y me vio. Bajó conmigo. En su lugar se sienta un par de niñas. Nos fuimos caminando y de repente él ya no estaba. Estaba cayendo el
atardecer. Llegué a una plaza llena de gente. Estaban reunidos alrededor de los tipos malos. Había una banqueta redonda, como una cancha circular,
en donde me fui a sentar. Los pies me colgaban. Los hombres malos decían, en forma de espectáculo, a qué clase de personas venían a matar. La gente
tenía miedo pero ponían atención de manera obligada y en silencio. Comenzó a hablar el líder de los malos, todos eran de cabello largo y despeinado.
Cerca de él andaba una pequeña niña de vestido azul. El tipo la agarra como a un muñeco y le dice a todos que es su hija, luego la lanza sobre unas
bolsas negras de basura. Un señor de camisa azul claro alarmado va y la levanta. El señor estaba muy cerca de ellos. Mientras hablaban yo trataba de
no mirarlos a los ojos. El señor tomó valor y les gritó que si no se iban mataría a la niña pero en eso un tipo que estaba cerca y detrás de él lo
atraviesa con su mano por la espalda. El señor cae. Yo me impresioné. El mismo malo toma a la niña, me mira y se acerca a mí mientras va diciendo
algo. Al estar frente a mí, dice “¿Verdad, amiga?” y sin querer volteo y lo veo a los ojos. Me toma del brazo y me baja de donde estaba. La niña se había
transformado en un bebé envuelto en vendas. El tipo me dice con mucha naturalidad que va a matarme. Sentía un miedo indescriptible pero pensé y le
dije “Está bien pero antes quiero ver a la bebé”. El tipo se burló y dijo “¿Quieres ver a la beba?” y me la acercó. Al hacerlo le dije “Que bonita niña”.
Levantó la venda que le cubría la cara. El bebé tenía dientes como de caballo, amarillos y podridos, no tenía labios ni nariz. Me dio mucho asco y miedo
a la vez pero yo seguía diciéndole cosas bonitas. Al levantar más la venda vi que tenía solo un ojo y completamente negro, no tenía pelo sino una
especie de casco de hueso café. El tipo se carcajeaba, lanzó al bebé y me sujetó. Sacó un cuchillo serrado. Yo no oponía resistencia, solo decía “No, por
favor”. Me toma de la mano izquierda y me corta el dedo meñique por completo. Sentí como tronó el hueso, lo pude ver y sangraba bastante. En ese
instante sentí que me venía subiendo sangre por la garganta, sentí su sabor, incluso. Miré hacia mi pecho y vi una mano que me había atravesado
desde la espalda, el que lo había hecho se burlaba a carcajadas. Me resigné a morir y de tanto sufrimiento físico terminé por despertarme y darme
cuenta, poco a poco, que solo se trataba de un sueño.

Abril 2012
Estaba a punto de meterse el sol. Whitney y yo nos subimos a una combi. Ella llevaba puesta su blusa roja de terciopelo y su pantalón negro también de
terciopelo (íbamos por donde está ubicada en la vida real la colonia Gonzáles, antes de llegar a J. Mery). Un tipo se levanta y amenaza con un arma a
toda la gente que venía en el camión. Nadie hacía nada, la gente se sometió. Yo esperé a que me diera la espalda y me lancé sobre él, con todas mis
fuerzas lo sujetaba mientras le decía a los pasajeros que me ayudaran a someterlo. La gente solo me miraba asustada. Por un segundo pensé que
estaba perdida pero de pronto todos reaccionaron y comenzaron a golpearlo en el pasillo del camión. Le arranqué el arma, vi que el cartucho era de
plástico y tenía balas de diferente calibre y el arma también era falsa. Ya estaba noqueado en el piso y llamamos a la policía. Algunos cuidaban al
sujeto y yo me bajé del camión y en eso recuerdo que Whitney venía conmigo y no la veía por ningún lado. Estaba por comenzar a llamarla cuando la
veo parada detrás de un pilar de la entrada de una lujosa residencia que estaba cerca del camión. Me puse muy contenta de haberla encontrado. Nos
fuimos caminando (por la calle de Urdiñola que existe en la vida real), la ciudad estaba limpia y hermosa. Ya estaba oscuro. Llegamos a una lujosa casa
y entramos. Adentro había 4 mujeres con batas de velo hasta el suelo para dormir. Luego llega un viejo canoso y comienza a jugar con ellas como si
fueran niños.

Julio 2015
Estaban mi amigo Jorge A. A. Rosales y uno de sus amigos (al cual nunca he visto en mi vida) en una preparatoria que tenía todas las paredes blancas.
Yo aparezco detrás de ellos. Estaban mirando hacia un espejo dentro de un baño. Llevaban puestas sus mochilas. Pasaron algunas chavas. Le pregunté
a Jorge si iba a ir al Animex y me dijo que sí. Su amigo le dice algo grosero acerca de lo que harían cuándo ya estuvieran allá y Jorge le seguía la
corriente (en la vida real este chavo no es así).

Septiembre 2015
Aparezco en una hermosa, lujosa y misteriosa mansión (que apareció en mis sueños tiempo atrás) junto a otras personas que conozco pero que no
recuerdo. La mansión tenía patios enormes con bellos jardines y árboles grandes. Al frente su barda tenía balastros de piedra oscura. Tenía un antiguo
barandal y el suelo estaba cubierto de césped. Por dentro era más grande de lo que se veía por fuera. Tenía un pasillo que estaba tan liso y brillante
que podías resbalarte. Sus losetas eran blancas. Al dar vuelta en la esquina del pasillo era como dar vuelta en una curva y no en una filosa esquina. A
los lados tenía un borde redondeado para facilitar las vueltas en las curvas como si se tratara de una pista. Esta parte estaba iluminada por la luz del
sol. Al final de ese amplio pasillo había una puerta doble que estaba cerrada y no se podía abrir. En la pared de al lado de donde estaba esta puerta
había otra puerta, una puerta común, y me metí ahí. Dentro había un baño un poco oscuro. En el área de la tina había una pared invisible. Se podía ver
hacia afuera pero no se podía escuchar nada que proviniera de ahí. Se veía el jardín del patio trasero y allí estaban Whitney y Carlitos rodeados de
césped y hermosas plantas. Estaban abriendo una llave de agua y platicando. Ellos no podían verme. Ahí dentro había otra puerta pero más delgada. La
abrí, era solo un pequeño espacio completamente oscuro donde al entrar solo podías permanecer de pié. Del otro lado de la mansión el sol muy apenas
entraba. Reflejaba un tono naranja y había algo de oscuridad. Estábamos inspeccionando esa parte y llegamos a una puerta que estaba en el fondo. Era
una puerta doble pero no se podía abrir porque tenía cadena y candado. Estábamos jugando en el pasillo, nos deslizábamos con mucha velocidad como
si fueran resbaladeros dando vuelta en las curvas. Llegamos al fondo del pasillo por el lado claro otra vez y ahí estaba la puerta que no se podía abrir
pero pudimos hacerlo y salimos del otro lado de la mansión, del lado oscuro, era la misma puerta doble. De pronto aparezco en una habitación, al
parecer una sala con muebles antiguos, sofás grises, lámparas, espejos, manteles y adornos. En un sillón estaba sentado un muchacho que llevaba
puesta una cachucha. Era algo gordito. Lo abracé por detrás, por el cuello y lo invité a dar la vuelta, afuera, en la calle. Luego aparecemos afuera en
una calle de terracería y grandes árboles. Comenzamos a caminar por la banqueta. Él no me hablaba solo caminaba sin mirarme. Llegamos a un
negocio de comida y nos sentamos en una barra a pedir. Había mucha gente. Detrás de la barra estaban atendiendo dos muchachas morenas. Sobre la
barra estaban varias cosas que vendían y sus ingredientes. Eran malteadas, yogures y cosas así. Le pregunté a una de las muchachas el sabor de cada
cosa que vendían y comenzó a molestarse. Pedí una malteada de pistache. El muchacho estaba completamente callado, no pidió nada. Terminé y le pedí
mi cambio a la muchacha pero no me hacía caso. Nos fuimos de allí y le dije a ella “Esto no se va a quedar así”. El muchacho ya no estaba. Me fui
caminando por entre las casas de una ciudad extraña. Detrás de unas casas había un pasillo espacioso, de tierra oscura y partes con yerba, para
pasar y en medio un caminito de concreto larguísimo, el sol iluminaba. Había campo, plantas y arroyos. Había mucha gente caminando por ahí. Más
adelante me bajé del caminito y me pasé a una banqueta frente a las casas. Iba caminando y recordando el cuarto de la casa azul (de mamá) donde
vivía, un cuarto oscuro. Me vi jugando video juegos, pensé que no quería volver allí. Llegué a una casa de bloque, muy pobre y con puerta hecha de
tablas. Toqué y entré. Había un salón grande con ventanas y pegados a estas, bancas como de escuela en todo el derredor del salón. Al frente había un
escritorio y una vieja mujer en él. Me acerqué y le conté lo que sucedió en el negocio de las malteadas. Le dije que no deberían tratar mal a sus
clientes y le conté la actitud de la empleada. Mucha gente llegó y se sentó en las sillas. La vieja mujer estaba molesta y mandó llamar a la empleada.
Cuando llegó, me miró. La despidieron y le dijeron que tenía que pagar por su error. La gente que estaba ahí me apoyaba y justo cuando ya me iba la
vieja mujer me habla y me dice que me va a dar un cheque por 21 mil pesos por lo sucedido al mismo tiempo que me pedía disculpas. Firmé un cheque y
aparte me dieron en la mano un billete de 20 pesos. No me lo esperaba. Iba muy contenta a contarle a Carlitos. El cielo estaba poniéndose gris. Pasé
por un lugar con un edificio romano de altos pilares y a los lados de este había césped recubriendo todo el lugar. Alrededor había un barranco muy
profundo. El sol iluminaba del otro lado del edificio. En ese momento escuché una canción donde la letra decía “Los extraterrestres” y me dio tanta
risa que me desperté riendo.

2 Mayo 2016
Aparecemos Carlitos y yo sobre un pasillo elevado hecho de malla metálica de rombos. Al parecer estábamos dentro de una nave industrial. Desde
donde estábamos se veía todo. Entraba mucha luz natural. Al inicio del pasillo había una puerta que daba a una pequeña oficina. Le dije a Carlitos que
fuera a decirle algo a mi hermano Carlos y en eso aparece él. Comenzaron a discutir y Carlitos le dice un par de groserías. Carlos lo interrumpe
cambiando su tono de voz y se tira al piso. Su voz era diferente, distorsionada. Dijo algunas cosas pero lo único que le entendí es que habían estado
atacando a grupos de oficiales, de federales para ser exactos. Supuestamente había oficiales protegiendo la ciudad que, por cierto, era una ciudad
hermosa. Había algo atacando, secuestrando a la gente y llevándosela al “infierno” donde eran torturados. Esa historia se me hizo patética, no quise
creer en nada de lo que me decían. De pronto Carlos y Carlitos ya no estaban. Estaba asustada. Salí de la nave al aire libre. Había un sol radiante de
mañana. Había unas paredes muy bonitas color naranja. En el suelo había yerba. Venía un montón de gente corriendo, huían de algo, algo sucedía así
que también corrí. Estuve a punto de tropezarme con un pequeño bebé que gateaba, era un pequeño Pichi (Piers Nivans de RE6) su mismo peinadito, su
ropita, sus botitas. Trate de levantarlo pero me era muy difícil porque tenía mis dolores del costado (que en la vida real me daban) y estaba muy débil.
Al darme cuenta las personas ya se habían ido, no había ni una sola. Con el bebé en brazos seguí corriendo y me topé con una barda en el camino, era
una barda color naranja con muchas enredaderas y plantitas. No estaba muy alta. Logro subirme con el bebé. Arriba había una cubierta de alambre
como si fuera un techo, encima de allí se me cae el bebé pero como estaba sentada, no cayó desde muy alto y no se hizo daño. Me acomodo. El bebé
estaba gateando por ahí en la barda. Apenas lo iba a cargar para seguir y vi que por donde veníamos se acercaban personas que parecía que ya
estaban muertas pero intentaban subir por la barda. Volteé a ver al bebé y sentí que algo me estaba tocando la cadera, como cosquillitas, pero al
mirar no había nada. Seguí sintiendo lo mismo. Al voltear de nuevo vi entre la yerba, sobre la barda, la mano de alguien que estaba tocándome,
rascándome, me dio mucho miedo y asco y más porque no tenía un cuerpo sino que era una mano cortada de alguna persona. Una mujer zombi trepa
por la barda y me alcanza y es ahí donde terminó mi sueño.

18 Enero 2017
Aparezco en un escenario conocido, la mansión de un sueño anterior (fecha del sueño anterior Sep-2015). Iba caminando por el pasillo iluminado, el
pasillo blanco y resbaloso con esquinas en forma de curva. Llegué a donde estaba la puerta que se abre de par en par para pasar al lado oscuro.
Estaba cerrada. Me asomé por la división del medio, se veía al otro lado con sus reflejos naranja. A mi lado derecho estaba la puerta del baño, el de la
pared invisible. No entré pero recordé que adentro había una puerta donde muy apenas cabía uno de pié. Me asomé por la cerradura de la puerta del
baño. Del otro lado de la cerradura alguien se asomó, nos miramos por un segundo y luego ese alguien se apartó lentamente dejando ver detrás la
puerta estrecha. Ese alguien tenía una apariencia extraña, su piel era blanco verdoso y no tenía pelo.

4 Marzo 2017
Aparecemos Carlitos y yo en un mercadito dentro de un edificio muy solo y oscuro. Estábamos viendo en un puesto pegado a la pared. Había un puesto
en el centro del lugar y fui a ver que vendían. Vendían playeras negras de rock. Un tipo de cabello largo atendía y platicaba con personas de otros
locales. Le pregunté "¿Tienes playeras negras sin ningún diseño?” mientras veía algunas que tenía colgadas en el puesto. Carlitos ya estaba ahí
conmigo con algo en la mano, era una bolsa con algo blanco dentro, al parecer era un papel. Yo me movía alrededor del puesto viendo cosas mientras
Carlitos compraba algunas playeras. Caminamos para salir de ese lugar y de pronto ya íbamos sobre una combi. Yo iba del lado de la ventana y
Carlitos iba a mi lado pero ya no era él, era un muchacho morenito y tosco. Al lado derecho de él iba Whitney y al lado derecho de ella iba Azura pero
estaba más chiquita e iba sobre su brincolín en el pasillo del camión. El camión no era camión del todo. De su lado derecho era un monte que tenía muy
cerca de nosotros una loma y sobre la loma un alambrado de púas. Del otro lado del alambrado estaba un señor. Llevaba ropa sucia y parecía
indigente. En el camión, al frente de nosotros, faltaban asientos. Había solo un asiento (doble, como todos) en donde iban una señora, un señor, un niño
y otras personas, todos amontonados en el asiento detrás del chofer. El muchacho que estaba conmigo llevaba una sudadera oscura y muy pachoncita.
Su cuerpo era robusto y estaba cachetoncito. Tenía una nariz hermosa y chatita. Era muy sonriente. Se levantó y fue a molestar a las personas de
enfrente. Se convirtió en un jabalí de pelaje negro, muy gordo y revoltoso. El niño gritaba y la gente trataba de quitárselo de encima pero parecían
estarse divirtiendo con él. A mí me daba algo de risa. Se tranquilizó, se transformó de nuevo en el muchacho y se fue a sentar a mi lado otra vez, lo
abracé, me hizo sentir mucha ternura. Me fascinó su nariz chatita. Whitney se levantó de su asiento, llevaba una gomita de lombriz de color verde. Se
la pasó a Azura y ella la aventó. Whitney la recogió y se la llevó al señor con apariencia de indigente. El señor ya había cavado una zanja. Se asomó.
Solo se veía de sus hombros para arriba. Whitney se la da al señor, da la vuelta y regresa a su asiento. El señor mira la gomita y la avienta. Me dio
tanta risa que desperté riendo a carcajadas.

29 Marzo 2017
Llego a la casa azul (de mamá). Estaba en la misma ubicación que en la vida real pero el lugar era mucho más cool. La casa aún no estaba construida
del todo, faltaba hacerle la cochera, no tenía techo ni portón. Estaba llena de bloques para construcción, solo había un pequeño espacio para pasar. Al
llegar veo que estaban papá y mamá ahí afuera. Había más personas conocidas que no recuerdo. Sonrieron al verme pero en mi corazón sentía que su
sonrisa era falsa. Les pregunto por Whitney, ella vivía con ellos. La veo venir. Al mismo tiempo ella era una gatita blanca con moñitos en sus orejas y un
collar rosado. Le habían cortado su cabello bastante. De pronto era ella misma y de pronto era una gatita. Llevaba puesta una blusa blanca con
figuritas rosadas. La acerco a mí, la saludo y le doy un abrazo. Les digo a todos que vengo a llevarla conmigo. Tenía miedo de que no me lo permitieran.
Mi papá accedió. Nos vamos caminando cruzando el monte. Ya estábamos en el lugar donde yo vivo en la vida real (Mirasierra). Casi no había casas,
solo la carretera que atravesaba el monte, el boulevard. Llegamos a una casa de allí cerca. Entramos, parecía un salón de clases. Era una fiesta pero
todo era triste, oscuro y sucio. Había globos de colores, muchos niños y una señora quién había organizado la fiesta. A pesar de todo me sentía feliz de
tener a Whitney conmigo.

3 Mayo 2017 M
Este sueño comienza mucho antes pero solo recuerdo a partir de este punto. Me encontraba en la casa azul (de mamá) acompañada de Carlitos.
Habían derribado la barda de atrás de la casa. Mucha gente se había salido de sus casas para huir. Carlitos y yo habíamos atravesado el patio de la
casa corriendo para escondernos en el baño de abajo. En el área de la regadera estaban 3 sujetos escondidos y Carlitos se ocultó con ellos
agachándose. Yo me había subido al escusado y me arrinconé. Alguien venía tras nosotros. Nos habían alcanzado en seguida. Los sujetos que se
ocultaban y Carlitos se levantaron. Los hombres que nos perseguían eran Talibanes. Uno de ellos habló y el que iba adelante llevaba un arma larga. Me
apuntó en el pecho y disparó. Vi el cañón de su arma perfectamente. Luego apuntó hacia los otros 4 y disparó también. Se fueron al instante. Yo llevaba
entre mis brazos a 2 gatitos medianitos, no los pude proteger. Todos nos quedamos en silencio e inmóviles por un momento. No sentía dolor, imaginé
que mi cuerpo todavía no reaccionaba ante lo sucedido por haber sido tan rápido. En mi pecho había solo una gotita de sangre, la ropa que llevaba
puesta era blanca. Volteé hacia la regadera, Carlitos estaba de pié, asustado mientras los otros 3 no se volvieron a levantar. Mis gatitos también
murieron. Pensé en huir a las montañas. Carlitos y yo salimos ilesos. Lo único que quería era escapar. Después de eso sentí que nuestras vidas valían
demasiado y quería protegerlas a como diera lugar. Me asomé lentamente, se habían alejado lo suficiente, todo estaba en silencio. Carlitos sale
primero, atraviesa el pasillo y va hacia la puerta de la cochera. Fue algo muy arriesgado. Era pleno mediodía y salimos de la casa. Había algunas
personas en las azoteas de las casas limpiando, ya los habían sometido a todos y los estaban esclavizando. No se veía ningún Talibán por allí.
Caminábamos con temor hacia el periférico. Pasábamos por terrenos baldíos y callejones. Teníamos mucho miedo pero afrontábamos la realidad.
Nuestra meta era llegar a la montaña de ese lado de la ciudad. En una azotea estaba un muchacho moreno muy feo vestido como Talibán, estaba
recogiendo piedras. Lo miramos, nos miró. Carlitos y yo llevábamos harapos, ropa vieja color claro. El tipo de la azotea me grita en tono burlón “¡Hey,
amiga, ayúdame!”. Yo llevaba el cabello corto como de hombre. Le hice señas a Carlitos y le dijo al tipo “No es mujer”. Entonces el tipo dijo “Bueno,
amigo, ayúdame”. Trataba de evitar que vieran que era una mujer. En lo que seguimos caminando me desperté.
1 Diciembre 2017
Aparezco acompañada de Balán y Whitney dentro de una tienda de telas ubicada en el centro de la ciudad del mapa de mis sueños que se encuentra en
la misma zona del centro de la ciudad en la vida real. Balán estaba sentado en un escalón de la entrada de la tienda. El llevaba un objeto en las manos,
me parece que era un celular. De pronto comienza a decirme cosas muy feas como que ya no me quería, que nos iba a dejar, que se quería ir. Empecé
a sentirme muy mal emocionalmente. Lloraba y le rogaba que no lo hiciera. Me sentía tan mal que sentía que moría. De repente ya era de noche y yo
iba caminando con él en la oscuridad llorando y rogándole todavía. Luego aparezco en una casa dentro de un cuarto frío y oscuro. La casa era gris,
grande, sin pintar ni por dentro ni por fuera y con suelo de cemento con tierra dondequiera. Alguien conocido pero que no recuerdo estaba conmigo.
Me sentía desamparada y sumamente triste. A la casa llega una señora gorda y chaparra que era la dueña de la casa. Me trataba muy bien. Me
mostraba la casa y me explicaba algunas cosas. Me decía que por las noches se escuchaban ruidos extraños y que siempre azotaba el viento. Ya era
de noche. Entré a ver el baño que no tenía sus muebles como tal pero tenía una ventanita la cual abrí, se notaba que empezaba a soplar el viento y
afuera estaba completamente oscuro. La volví a cerrar. A un lado de la casa había un pasillo y del otro lado del pasillo estaba otra casita. Alrededor
predominaba el desierto. Solo había rocas y espinas. La casa estaba casi vacía, solo tenía unas cuantas cosas viejas. La dueña me iba a prestar la
casa, se acababa de casar, quería que se la cuidara. A la persona que me acompañaba la sentía al mismo tiempo como a Carlitos y como a mi hermana
Lucy. De un momento a otro ya era de día. En uno de los cuartos había un viejo librero polvoso lleno de libros y revistas antiguas de los Testigos de
Jehová. Cuando me detuve frente a ese librero sentí mucha tranquilidad, asumí la separación y sentí muchas ganas de comenzar de nuevo. Llega otra
vez la señora y me explica otras cosas acerca de los cuartos, como iban a ser divididos ya que ella y su esposo vendrían pronto a vivir a la misma
casa. Su esposo salió de por ahí y me saludó pero no recuerdo como era. Salí al pasillo que estaba entre las dos casas. A desnivel estaba la otra
casita, era color naranja con sus tejas naranjas también. Esa casita era un cibercafé. Al saber eso me puse aún más contenta de estar ahí. La vi por
dentro con su fila de asientos redondos y computadoras. Tenía tiendita y una ventanita que daba al pasillo. Por dentro también era naranja. Vi llegar a
mucha gente, la mayoría muchachos. De pronto aparezco en el otro lado de la casa a donde me iba a mudar. Había un techo en la entrada principal que
tenía un arco arriba de forma esquinada y el suelo era de concreto, el terreno era bastante grande. Aparezco al frente de la casa algo lejos. Había más
casas carretera abajo, muy separadas unas de otras. Esa carretera de tierra nos llevaba hasta esa zona atravesando un arco que era como un
pequeño túnel. Por ese camino venía caminando de subida Balán.

4 Enero 2018 J
Iba caminando entre calles buscando algo o a alguien desesperadamente. No había gente. Puertas y ventanas estaban cerradas. Las calles eran
angostas, un poco inclinadas y las casas eran hermosas y lujosas. Me sentía mal, deprimida, sola y perdida. Llegué a un sitio. Delante de mí había una
enorme pared con una grandísima puerta de madera oscura. La puerta se abrió de par en par. Entré. Al dar mi primer paso empecé a sentirme muy
relajada y feliz. Un camino me llevaba desde la entrada subiendo una loma hasta donde ya no podía ver. Al fondo sobre la loma, había una mansión
realmente enorme. Al rededor todo era césped verde, árboles altísimos, plantas desconocidas y cielo azul. Cuando iba caminando hacia la mansión vi al
lado del camino, sobre el césped, un pequeño hoyo. A un lado de ese hoyo estaban parados mis tíos Efraín (quién hace 14 años falleció) y Chucho. Me
detengo a verlos. Mi tío Chucho me habla y saluda como siempre. Se inclina dentro del hoyo para sacar algo y saca un gatito vivo. Me dijo que en ese
hoyo había muchos gatitos más pero que estaban muertos.

6 Enero 2019
Aparezco al lado de Juanjito caminando con rumbo al Conalep II. Era de noche, estaba muy oscuro. La calle no tenía pavimento como en la vida real
sino que era terracería como tiempo atrás. Delante de nosotros, un poco más arriba, iba cruzando un grupo de seres desconocidos de color blanco,
muy pequeños, que caminaban muy rápido. Los comenzamos a seguir. Se dieron cuenta de nuestra presencia, dieron la vuelta y nos empezaron a
seguir a nosotros. Unas personas que venían por otra calle también los vieron pero se asustaron y retrocedieron. Pensé que deberíamos atrapar uno
y decidí otra vez ir tras ellos pero imaginé que tal vez tendríamos problemas con los demás miembros de su grupo. De pronto aparecemos en la casa
azul (de mamá) metiendo al ser desconocido en algún lugar para esconderlo, habíamos avisado a alguien de nuestra captura. Luego ya era de día y
preparábamos maletas porque iban a venir por nosotros algunas personas interesadas en el caso y en el extraño ser. Al instante ya íbamos en una
camioneta que más bien parecía un tanque de guerra color plomo y brillante por las calles del centro de la ciudad. De un momento a otro aparecemos
adentro de una tienda en esas mismas calles parecida a un OXXO. Juanjito y yo comprábamos algunas cosas mientras esperábamos en la fila que
llegaba hasta los estantes. Nos veíamos uno al otro y sonreíamos. De pronto ya no era una tienda sino un restaurante con mesitas pegadas a la pared
y varias personas. Tenía ventanas grandes que daban a la calle. Cerca de estas estaban sentadas dos vecinas (de mi mamá). Estaban mirándonos y
hablando en voz baja. Llega mamá y las 3 juntas se ponen a planear mi boda con Juanjito. De inmediato colocan una cortina. Un chico gay se encargaría
de novia y me peinó. Afuera era mediodía, la gente pasaba y todo en la calle se veía antiguo.
1 Julio 2019 L
Aparezco dentro de una cabaña muy pobre y oscura. Afuera era de noche y Azura y yo estábamos esperando a Juanjito a que llegara de su trabajo.
Tardaba mucho en venir y me preocupé. Nos salimos. Había mucha oscuridad. Cerca de ahí había muchas cabañas pequeñas. Caminamos hacia el
trabajo de Juanjito para encontrarnos con él, el camino era totalmente diferente al real. Pasamos por la casa de mamá y llegamos, ahí estaba Juanjito.
Ahí mismo me dijo que ya no quería nada conmigo. Me puse muy triste. Se salió y se fue caminando por el boulevard Guerrero en medio de la
oscuridad. Lo seguí. Había negocios abiertos y muchos chavos haciendo relajo. Llegué a un local donde unas muchachas me dijeron que lo habían visto
entrar en un ciber y fui. Juanjito no estaba. El muchacho encargado me dijo cual computadora había usado. La tomé y pude entrar a una red social que
él había utilizado. Vi que acababa de agregar mujeres y algunos hombres, todas personas de moral distraída. Entré a ver sus mensajes y en eso llegó
él. No me dejaba leerlos, se interponía, aplanaba todas las teclas. Los mensajes se cerraron. Le pregunté con mucha desesperación “¿Por qué tienes
tanto miedo?”.

4 Julio 2019
Aparecemos Juanjito y yo en una casa que se supone era donde vivíamos (estaba ubicada en la calle que nos lleva a la cancha de la colonia Guerrero).
La casa era fea, con techo de lámina, oscuridad y cartón húmedo. Por ahí andaban 2 vecinas (de mamá) y nos estaban dando consejos a Juanjito y a mí
para poder tener un bebé.

15 Julio 2019 L
Juanjito y yo vivíamos rumbo a la casa donde viví alguna vez en la vida real (casa de mi tío Javier). Me encontraba sola caminando por esas calles. No
tenían pavimento. Había muchos lotes baldíos, tierra y gente. Entré a una casa. Ahí había una mujer alta, de cabello largo, negro y recogido. Esa casa
no tenía techo y el suelo era de tierra. Ella era una autoridad y estaba de mi lado. Salí y busqué a Juanjito por las calles y lo encontré cerca de allí, en
su moto. 2 muchachas menores de edad estaban ahí con él. Él no me había visto llegar. Una de ellas se subió en la moto, detrás de él y le dijo que le
diera un ride. Lo escuché decir algo así como que no podía pero que el miércoles sí. Entonces me vio y me le acerqué enojada preguntándole que
estaba pasando. La muchacha se bajó de la moto y le dijo a Juanjito “Nos vemos el miércoles”. De repente ya estaba buscando a la mujer de cabello
largo para que me ayudara a separarme de Juanjito.

27 Agosto 2020 J
De este sueño solo recuerdo el final. Estábamos Juanjito, Zury y yo en un lugar. Era como una plaza comercial a la intemperie. Había escalones y
paredes deterioradas color blanco y beige. Había mucha gente caminando por ahí. Estábamos comprando algo en un local. Nos apartamos un poco.
Zury llevaba una blusa blanca. Estábamos con ella, rodeándola, atendiéndole algún asunto. Los 3 llevábamos algo en la mano, lo que compramos en el
local. Por entre la gente, a unos pocos metros, diviso una figura conocida, a Juan Carlos. Juanjito y yo lo reconocimos al verlo. Estaba parado como un
tonto mirándonos sorprendido. Al mismo tiempo que hizo cara de sorpresa dijo unas cuantas palabras. Traía una camisa y su mochila negra como
siempre. Quiso acercarse a Zury. Cargué a mi niña rápidamente y nos apartamos sin decir nada. Nos comenzó a seguir. Cerca de ahí había una pasada
a una calle, queríamos escondernos. Juan Carlos se fue por otro lado y subió por unas escaleras. Vimos que desde lo alto nos buscaba. Mientras
andábamos por esa calle nos sorprendió una pareja; un hombre con barba, parecía un viejo rockero, y una mujer vieja y fea con cabello decolorado,
rojizo y corona dental. Nos preguntaron si estábamos bien y nos ofrecieron su ayuda. Allí, de inmediato, estaba su casa y nos metimos. Era una casa
fea y deteriorada, parecía un pequeño almacén de cosas viejas. En la pared había una grieta por donde nos asomábamos. De pronto dejaron su actitud
buena y nos comenzaron a tratar mal. Nos despojaron de nuestras cosas. Nos dejaron ir pero yo solo pensaba en delatarlos y hacer algo para que
todos supieran a que se dedicaban.

31 Agosto 2020 L
Este sueño comienza antes pero solo recuerdo a partir de este punto. Íbamos Zury, Juanjito y yo caminando por la casa donde vivimos actualmente
pero las calles tenían pavimento y las casas eran más bonitas. Mientras íbamos caminando, platicábamos. Íbamos a dar vuelta en una esquina cuando,
de pronto, algo que emitió una luz cae del cielo justo a nuestros pies. Como Juanjito era quién iba más adelante fue quien se dio cuanta antes y de
inmediato se repegó a la pared y nos dijo algo. Lo que había caído era una bala. Un helicóptero armado estaba sobrevolando la ciudad, buscando a
alguien entre las calles. El sol del atardecer iluminaba todo. Nosotros nos paramos en la sombra. Nos revisamos, nadie estaba herido. La dichosa bala
era muy diferente a las reales, blanca, muy gruesa y con ojiva. El helicóptero también era blanco. Supuestamente provenía de un lejano país.
Escondiéndonos llegamos a la casa azul (de mamá) para darles el aviso pero a nadie parecía importarle. Subimos al segundo piso. Había sujetos
entrando en las casas matando a las personas. Nosotros planeábamos una estrategia. Aparece mi hermana Lucy, llevaba una bolsa con varias botellas
de agua. La luz de día entraba por una gran ventana. Estábamos sentados en un sillón. Bajé. En el primer piso estaban mi mamá y mi hermano Carlos
riéndose uno con el otro. Les pregunté si pensaban hacer algo pero se burlaban de mí. Volví a subir al segundo piso.

7 Septiembre 2020
Había 3 enormes salones, uno seguido del otro, cada uno con las mismas dimensiones. Parecían los salones de baile de un palacio. Todos conectados
con entradas en la misma ubicación. El salón del fondo tenía grandes ventanales por donde entraba la luz del sol. Las paredes de todo el edificio eran
de roca color café. Dentro de este salón había mesas con sus sillas acomodadas alrededor. Me metí buscando a Juanjito. Miraba para todos lados.
Había muchas personas, cada uno sentado en su silla. Veía tan borroso como en la vida real que alcancé a ver en el mero rincón a una persona que
llevaba puesto el chaquetín blanco abierto del zipper de Juanjito. Me pareció que era él pero al ver que no me hacía caso supuse que no era él y me salí
a buscarlo en los demás salones. Me sentía angustiada, nerviosa, triste y miserable. Entré al salón de en medio. Había bastante gente, casi todos eran
estudiantes. Vi a un muchacho muy parecido a Juanjito. El llevaba una laptop y era bastante serio, se acercó a mí y me sacó plática. Yo no le ponía
mucha atención, estaba muy triste, quería encontrar a Juanjito. Dejamos de hablar y me salí al primer salón. Ahí había varias personas sentadas en
donde fuera. Este salón estaba al aire libre, había suelo de tierra y plantas, algo desértico. Eran ruinas. Me quedé por ahí y vi llegar al muchacho de la
laptop acompañado de Juanjito, muy amigos. Sí era el muchacho del chaquetín blanco que yo había visto. Entonces me enojé muchísimo y le reclamé
porque no me había hablado cuando me vio. Él no me respondía, me ignoraba. El otro muchacho solo miraba, seguía serio. Su laptop era muy grande y
negra, yo quería destrozarla, estaba más que furiosa.

12 Noviembre 2020 J
Aparecemos Juanjito y yo en una casa (ubicada dentro del mapa de mis sueños en donde en la vida real está la colonia María de León, junto a la V.
Guerrero). La casa era un cuarto pequeñito. Su pared eran bloques sin zarpear ni pintar. La puerta era de metal, parecía un pequeño portón. Teníamos
un viejo sillón cerca de la puerta. En frente del sillón había un mueble con una pantalla encima. Había otro sillón al fondo del cuarto, todos los muebles
eran viejos. En ese sillón del fondo Juanjito y yo estábamos sentados. Tocan la puerta y yo abro. Juanjito se acerca para ver quién es. Era Javi su
hermano menor, solo que estaba más chico, como cuando lo conocí. Venía muy triste pidiendo ayuda. Hablaba de un problema que tenían él y sus
papás. Se sentó en el sillón cercano a la puerta y nosotros en el otro sillón. Me pareció ver a Zury por allí. Ahora la TV estaba acomodada de otra
manera. Estaba sobre un mueble lleno de estantes y objetos que no recuerdo. Los sillones estaban ubicados en el mismo lugar. Yo estaba sentada en el
mismo sillón y Juanjito y Javi en el otro. Ya estaba algo oscuro. La luz estaba apagada y afuera había neblina. Javi nos mostraba unos videos caseros
en la pantalla. En el único video que recuerdo aparece una corta escena donde Juanjito estaba fumando. Regresé el video y lo pausé. Le pregunté a
Juanjito si antes de conocerlo fumaba y lo negó. Luego le pregunté a Javi y solo nos miraba sin decir nada. No me molesté tanto y olvidé el tema. Luego
Javi ya no era él exactamente sino un niño pequeño de unos 8 años. Lo senté en mis piernas, lo arrullaba y jugaba con él como si fuera mi hijo.
3 Diciembre 2020
Estaba soñando que aun vivíamos en la casa verde donde rentábamos antes. Aparecemos Zury y yo platicando, echando relajo con la gente que vivía
allí (que existe en la vida real). El pandillero de esa familia dijo una frase que me molestó y le di un golpe en la nuca en son de broma aunque mi
intención era golpearlo de verdad pero me contuve. Al mismo tiempo le respondí con una frase. Luego aparecemos Zury y yo en una habitación blanca
en esa misma casa con un pequeño rectángulo como ventana. Allí mismo estaba nuestra cama. Me sentía angustiada porque Juanjito se estaba
tardando mucho en llegar a la casa de su trabajo. Decidí salir a buscarlo. Con el GPS pude ver que estaba en una gasolinera cerca. Estaba cayendo la
noche y Zury y yo llegamos a ese lugar en taxi. El piso eran losetas rojas y tenía un techo raro. Nos bajamos, avanzamos y vimos un escándalo. Entre la
gente, que eran puras mujeres, estaba Juanjito. Una mujer chaparra, morena, con sobre peso lo bajaba de la moto jaloneándolo. Ella llevaba una blusa
roja estampada y ensangrentada. La mujer le gritaba y le reclamaba como si fueran pareja. De inmediato intervine y les dije “¡¿Que está pasando
aquí?!”. La mujer venía acompañada de unas 5 muchachas, más jóvenes y altas que ella. Juanjito estaba muy nervioso. Interrogué a la mujer y me dijo
que Juanjito y ella eran pareja. Dijo que tenían 25 años siéndolo y que todos los días se veían allí. Ella le reclamaba porque estaba engañándola
conmigo. Yo no me alteré. Pensé en guardar la calma pero sabía que no podía dejar las cosas así, lo amaba mucho como para matarlo pero que tarde o
temprano me la iba a pagar.

9 Diciembre 2020
Aparecemos Zury y yo caminando rumbo a una casa que se suponía era una casa en la que vivimos antes con Juan Carlos. Veníamos de la casa azul
(de mamá). Todo era diferente: calles de terracería, montones de tierra clara por todos lados y una que otra yerba. Íbamos platicando. Llegamos a un
terreno bajo donde había una estructura negra de metal en el centro. Estaba rodeada de más montones de tierra. La estructura era una casa de 2
pisos y era a dónde íbamos. Del techo sobresalían partes de los fierros con que estaba hecha. A punto de llegar al edificio nos topamos con Juan
Carlos. Me dice algunas cosas y yo lo ignoro. Se me acerca, me hostiga, me insulta, me estaba reclamando algo. Mientras tanto yo me dispuse a abrir
la puerta con unas llaves que llevaba en la mano. Entré a la casa. Todo era metal negro, paredes, techo, suelo. Estábamos allí Zury y yo para sacar
algunas de mis cosas. Luego teníamos que ir a otro mandado. Mandé a Zury solita en vez de acompañarla. En mi sueño ella aparece más grande. La vi
irse colina arriba hacia otra casa. La mandé a dejar algo que llevaba en sus manitas. Juan Carlos seguía molestándome. A lo que él me decía yo le
respondía que no. Se va y al instante aparece llegando a la casa acompañado de su mamá y su hermana y ambas comenzaron a decirme de cosas. Yo
me sentía mal pero recordé que ya no estaba con él y pensé en Juanjito. Comencé a tener calma y me sentí segura de mi misma. Nada de lo que decían
me afectaba. Con toda seriedad le pregunté a su hermana algo que no recuerdo y con esa pregunta ambas mujeres se quedaron calladas. Sentía la
necesidad de hacerle saber al mundo lo mentiroso que era Juan Carlos. Por un momento imaginé cuando vivíamos en esa casa. Juan Carlos se fue y
regresó de nuevo pero más tranquilo. En el segundo piso me puse a lavar trastes. Estaba muy oscuro. Él se fue a parar a mi lado y me comenzó a
ayudar a lavar. Se puso a hablarme bonito y me estaba tratando como si fuéramos amigos. Yo le seguía el juego, me reía con él. Los maullidos de mi
gata Temari me despertaron.

25 Enero 2021 L
Este sueño comienza antes pero no lo recuerdo. Vivía en la casa azul (de mamá). Estaba adentro de los cuartos de mi hermano Carlos asomándome
por una ventana y vi a un tipo estilo rockero, viejo y con barba, lanzando un cuete desde la cochera de la casa hacia el patio. La cochera no estaba
techada. Tronó y saltaron los pedazos de un cuete paloma bastante grande. Salimos a la calle y mamá va a reclamarles a los vecinos. Había muchos
pandilleros afuera. Yo estaba de pronto acompañada de una mujer que se suponía era una tía y decía tener muchos niños. Era mi tía Guina aunque no
se parecían para nada. Las 2 nos acercamos con una vecina (que en la vida real existe). Ella me estaba pidiendo que le adoptara a 2 de sus hijos, una
niña de unos 8 años y un niño como de 11, muy bonito, de nariz chatita y morenito pero que era muy grosero. Yo le dije que aceptaba. Estábamos
platicando en la calle. Luego nos fuimos caminando para llevar a los niños a un sitio desértico con tierra naranja y muchas rocas. De pronto comenzó a
hacer mucho aire. El suelo y el cielo se volvieron rojizos. Empezaron a llegar aves negras como gallinas desplumadas y heridas. Eran traídas desde
lejos con tanto viento. Venían cientos de ellas (desde el rumbo de la central camionera de la vida real) aleteando. Mientras caminaba pensé que como
iba yo a adoptar a unos niños si ni siquiera pude sacar adelante a mi propia hija mayor. Desperté de mi sueño y resultó que el cielo del amanecer
estaba igual de rojo, hacía viento y había mucha tierra en el aire.

24 Febrero 2021
Aparecemos Zury y yo en la casa azul (de mamá). Yo traía un celular negro y estaba esperando un mensaje. Andábamos por allí dentro de la casa. Me
llega el mensaje esperado. Era del dueño de un local en el que había ido a dejar una solicitud de empleo. En el mensaje decía que tenía el empleo y que
necesitaba ayuda en ese momento, mencionaba mi horario de trabajo que sería de 4 PM a 6 PM y que se me pagarían 150 pesos diarios. Estaba
cayendo la noche y salí corriendo de la casa calle abajo. Zury sale y me grita que quiere ir conmigo. Las 2 nos fuimos corriendo hasta uno de los 2
locales del tipo que me contrató. Un local estaba situado cerca de la casa, por el arroyo y el otro unas cuadras más lejos. Había una pasada (como la
que había en la vida real) para llegar a la calle de atrás de la casa. Llegamos al sitio y nos recibieron varios muchachos y 2 muchachas. El local estaba
abierto y ya era de noche. El dueño y algunos muchachos andaban por ahí, trabajando. Era una noche calurosa. Yo estaba sentada en una banqueta. A
mi lado derecho estaba un muchacho y a su lado una muchacha de cabello chino y largo que solamente hablaba en inglés. Ambos estaban sentados
también. Frente a ellos 2 estaba un muchacho de pié. Todos reían y hablaban. Me incluían en su conversación. A mi lado izquierdo estaba un muchacho
que llevaba puesta una cachucha y me hablaba muy bajito. Me abrazó. En mi sueño estaba sola y me dejé abrazar. Zury jugaba por ahí. Había otra
muchacha cerca de nosotros. Yo estaba esperando a que pasara mi papá con su carro porque supuestamente siempre pasaba por esa calle. Su carro
era (en mi sueño) uno deportivo, antiguo. El muchacho no dejaba de abrazarme y me besaba la cara, me comenzó a dar miedo.

24 Abril 2021 S
Estaba soñando que andaba por las calles por donde vive mi tía Yola. El paisaje era como antiguamente, con sus calles de terracería, lodosas y con sus
casas pobres. Iba caminando con Juanjito pero al mismo tiempo no era él sino mi papá pero en la camioneta Toyota. Íbamos para la casa de mi tío
César y de ahí nos pasaríamos a la de mi tío Javier. Vi a muchas personas pero solamente reconocí a mi tío César. El llevaba puesta una sudadera
color beige. Nos habló y nos dijo que haría una comida en su casa para que fuéramos. Llegamos a la casa azul (de mamá) y ya era Juanjito, me dijo que
en un momento regresaba porque se le olvidó preguntarle algo a mi tío. Se fue en la Toyota. Como ya era de noche me acosté y me quedé dormida.
Desperté (en mi sueño) y vi que había amanecido, Juanjito no llegó. Quise llamarle desde mi celular pero no tenía saldo. Traté de buscar su número y
no me lo sabía siquiera. En eso llega mi hermano Carlos con su celular y me lo presta para que le marque desde ahí, tenía su número registrado
porque él le había traído un encargo. Lo encontré y le marqué pero me contestaba la operadora, decía que el número estaba fuera de alcance y que la
batería que le quedaba a su celular era del 1%, no sabía qué hacer. Desperté manoteando en el aire (en la realidad), tomé mi celular y le mandé un
mensaje a mi Juanjito mientras reaccionaba poco a poco.

21 Mayo 2021 V
Inicia en la casa azul (de mamá). No recuerdo muy bien los detalles. Luego aparezco en casa de mi abuela, en el cuarto de mis tíos. Ahí tenía que
quedarme a esperar a Juanjito, me dijo que en un rato volvería. Me sentía muy incómoda porque ahí mismo vivía su papá. Yo andaba de aquí para allá.
Había gente conocida pero no recuerdo quienes eran. De pronto llega el papá de Juanjito, con sus lentes de mosca y su gorra de albañil, como siempre.
Me mira con su cara de amargado y me regala un plátano. En eso llega Juanjito, me pongo muy feliz. Salimos y nos vamos caminando a la casa de mi
tía Yola. Llegamos a su casa y a un lado estaba la de mi tía Imelda (como en la vida real) solo que no tenía pared divisoria entre cochera y cochera.
Antes de tocar a la puerta de mi tía Yola vi una silueta en la ventana de mi tía Imelda y decidí primero pasar a saludarla. Bajo la banqueta para ir a su
casa y en la calle veo que van pasando camino arriba mi tía Paty, mi tía Nohemí y mi prima Gema quien estaba embrazada. Mi tía Nohemí me dice “¿Ya
sabes a qué vamos?” y yo le respondo “Sí, a un Baby Shower”. Luego me invitó al evento que se llevaría a cabo en unas horas. Entré a casa de mi tía
Imelda. Su casa tenía grandes ventanas en casi todas sus paredes, cada una con cortinas blancas transparentes. Estaba limpia, grande, amueblada y
adornada. Me recibió muy bien y le pregunté si todavía cortaba pelo. Para este momento Juanjito ya no estaba. Mientras estábamos platicando ella se
puso a llorar. Me acerqué para preguntarle que le sucedía y me dijo que su esposo la trataba muy mal. Luego se calmó. Me dijo que mi primo Gil se
había ido a vivir a Japón pero yo no le entendía muy bien a lo que me decía. Pasó de ser una tarde oscura a un día iluminado. De repente ya íbamos
otra vez por la calle Zury, Juanjito y yo, cruzando para llegar a la casa de mi tía Imelda, ahora la casa de ella y la de mi tía Yola estaban divididas por
una carretera. Un tipo que conducía una camioneta de redilas blanca no se esperó a que cruzáramos y se nos echó encima. Nos empujó y le gritamos
de cosas. Se detuvo donde justo la ventana del conductor quedaba a mi lado. El tipo, que llevaba cachucha, sacó una pistola pequeña, nos apuntó, nos
amenazó con groserías. Yo solo reaccioné tirándole un manotazo y se la tumbé. Le dije que llamaría a la policía. El tipo se bajó, se alejó y me pidió que
no lo hiciera, que lo disculpáramos, lo dijo con una sonrisa en la cara. Entramos a casa de mi tía Imelda y había mucha gente en la sala. La gente había
visto lo que pasó y habían hablado a la policía. En ese momento llega el esposo de mi tía (que era un hombre desconocido y no mi tío Gil). El tipo era
grande y alto, parecía un indio, no traía playera y usaba un paliacate en la cabeza. Tenía una cara muy seria pero me trataba muy bien. Zury, Juanjito y
yo nos sentamos en una sala. Las demás personas estaban en otra junto a nosotros. Ambas salas estaban divididas por una ventana, con sus cortinas
transparentes y una entrada. Desde ahí vimos que llegó una patrulla un poco despintada. Desde ahí solo logramos ver la trompa de la camioneta.
Sentía mucho miedo. Supuestos oficiales se bajaron a hablar con el esposo de mi tía mientras se reunía gente en la calle a observar, además de la
gente de adentro. Los supuestos policías no estaban investigando nuestro caso. Venían a interrogar al esposo de mi tía y se burlaban de él. Nos dimos
cuenta de que eran gente mala. Pensé en decirle a Juanjito que se brincara la barda y que huyera pero pensé que si lo hacía se vería sospechoso y lo
atacarían. Los hombres sacaron diferentes tipos de espadas y las colocaron en una mesa, trajeron una máquina y comenzaron a sacarles filo. Me
acerqué al tipo que más hablaba, él llevaba puesto un paliacate rojo en la cabeza, y le pregunté que si ya había confrontado al tipo que nos amenazó
con un arma. Respondió en un tono burlón “Sí, ya agarramos al grandote, al malote, ya lo tenemos”. En el centro de la sala donde estaba la gente
sentaron al esposo de mi tía de espaldas hacia los tipos y le quitaron el paliacate (estaba pelón). Ante la mirada de todos, el que más hablaba tomó una
de las espadas y la lanzó contra el hombre clavándosela en la nuca. Se escuchó como se le hundió en el cráneo y le comenzó a brotar sangre. Las
personas expresaban su temor en silencio.

11 Junio 2021
Íbamos Juanjito y yo caminando lejos por el centro. Estaba cayendo la noche y pasamos por el panteón (al que entramos una vez cuando fuimos a casa
de su abuela Tere en la vida real). Por ningún lado había luces, la poca iluminación era dada por el anochecer. Le dije a Juanjito muy emocionada que
entráramos al panteón. Él no quería pero al final aceptó. El panteón tenía una barda muy pequeña color marrón y un barandal. Cubría un terreno
demasiado pequeño y rectangular. Del otro lado de la barda, dentro del panteón, estaba una muchacha morena de cabello largo, liso y negro. Ella era la
encargada de cuidar ese lugar. Nos dejó entrar pero nos dio algunas recomendaciones. Al entrar me acerqué a una tumba, leí todo en voz alta (lo
recordaba todo pero lo olvidé en el transcurso del día) era la tumba de una mujer. La muchacha se notaba bastante triste. Juanjito y yo andábamos
cerca de la entrada, distraídos y alguien llegó. Era Balán, se suponía que él y la muchacha eran pareja. Le decía él a ella que quería terminar su
relación. La vi llorar y me le acerqué para preguntarle si estaba bien y consolarla. Tenía una niña pequeña. Ya nos íbamos pero antes de salir le dije
algo a Balán que lo dejó callado. Luego ella tomó valor y dejó de llorar, le dije que él era un hombre que no valía la pena. Juanjito y yo salimos del lugar.

12 Junio 2021
Aparecemos Juanjito y yo sentados en las bancas metálicas de un hospital. Había mucha gente, la única mujer era yo. Estabamos esperando a que nos
entregaran a nuestro bebé. Yo estaba ansiosa. Frente a nosotros estaban unas personas en su escritorio. Ahí llega un muchacho con un bebé (varón)
en brazos con mameluco amarillo para entregarlo a su respectivo padre y yo ya quería que me trajeran al mío.

30 Junio 2021
Aparezco en el Blvd. Benito Juárez. En mi sueño aparece como en el pasado, con un solo carril pavimentado y el otro de terracería. Era de mañana. Yo
estaba en la esquina a punto de cruzar la calle. Iba a una casa que quedaba justo en frente de mí (por donde se para la 4A para ir al centro). Esa casa
era una mecería. Estaba cerrada pero yo traía unas llaves. Se suponía que ahí vivía una muchacha de mi familia y yo iba para ayudarle con su negocio
porque ella no estaba. Entré y sale su esposo que era mi Juanjito. Lo miré, me le acerqué, me cautivó, no pude evitar tocarlo y luego abrazarlo. Nos
besamos. Estaba embarazada de él (como en la vida real). A lo lejos (por el Blvd. Guerrero) venía caminando la muchacha. Antes de que llegara él y yo
hablamos, le dije que ya no podía seguir guardando nuestro secreto. Me salí y me fui caminando rumbo a la casa azul (de mamá). Estaba loquita por él
y como no si es mi Juanjito.

1 Julio 2021
Aparezco en una bonita casa blanca haciendo quehacer. La casita era nueva, amplia, con varios cuartos. La rodeaba una banqueta limpia. Afuera,
detrás, había unos cuantos montones de tierra café. Zury no estaba, se suponía que estaba en la escuela. Yo estaba en un cuarto de atrás y desde ahí
vi, a través de la puerta de la habitación de Zury y por la ventana, a una persona que estaba rondando la casa. Lo vi de espaldas y lo reconocí, era Juan
Carlos, estaba espiándonos. Me salí y me le acerqué de inmediato reclamándole que estaba haciendo ahí. Él estaba grabando con un celular y llevaba
un par de tarjetas de memoria que eran mías. Le pedí que me las regresara y me dejara ver el celular para eliminar lo que había estado grabando. Le
mandé un mensaje de WhatsApp a Juanjito pidiéndole que llamara a la policía y se viniera a la casa rápido pero con cuidado. En lo que llegaba, Juan
Carlos y yo discutíamos. Yo le decía de cosas y le exigía me mostrara su celular. Él se portaba tranquilo y hasta educado. En eso llega mi mamá, traía
un short y su blusa de tirantes metiéndose entre los dos apoyando a Juan Carlos. Llega Juanjito con varias patrullas y se bajan varios policías.
Mientras les explicaba lo sucedido Juan Carlos interrumpe y, ahora sí, muy amablemente me presta su celular para revisarlo y me entrega mis 2
tarjetas. Los policías se fueron. Mi mamá también se fue. Juanjito se quedó conmigo. Revisé el celular y vi varios videos en donde aparecían mi
hermana Lucy y un amigo (desconocido) de mi mamá, en la casa de ella echando relajo. También vi fotos de una pareja de Juan Carlos y él entre otras
cosas.

1 Julio 2021
Aparezco en una hermosa casa de un solo piso muy grande, limpia, con muchos cuartos y amueblada de una forma bonita con adornos y plantas
dondequiera. Se suponía que era mi casa. Por allí andaban mis hermanos y mi mamá. Mis hermanos hombres tiraban la basura en el suelo y yo me
estaba impacientando. Mi mamá se acerca a mí y me dice que tengo la casa muy sucia. No sabía cómo hacer para decirles que no quería escándalo ni
basura en el suelo. Me daba pena decirles. Le digo a mi mamá que si dejaran de tirar la basura en el suelo la cosa sería diferente. Le dije también que
quería que se fueran de mi casa. Salí a un pasillo algo oscuro donde mi hermana estaba apoyada en una base de concreto haciendo algunas cosas con
hojas de papel. Era muy diferente su forma de ser, amistosa, alegre, la vi feliz. Nos hablábamos muy bien.

19 Julio 2021
Vivíamos en un lugar rural. Salí de mi supuesta casa y me fui en un camión a un lugar que se suponía era mi nuevo trabajo. Me sentía muy segura de mi
misma. Estaba feliz. Entré al lugar. Era un lujoso edificio en medio del desierto, entre calles de tierra. Había bastante gente y llegué un poco tarde. Me
paré cerca de la entrada. Para muchos era nuestro primer día. La estructura tenía paredes de cristal, escaleras y un foro. Estaba todo muy oscuro. Al
foro pasaban personas a hablar, hombres y mujeres en ropa formal. Había mucha gente sentada en sillas y una que otra parada como yo. Tenía mucho
cansancio y ganas de sentarme. Ya no aguantaba. Vi cerca unas escaleras con alfombra gris, algo sucia y me senté. Una mujer me llamó la atención,
regresé a mi lugar. Pasó un muchacho al foro para hablar y al bajar se paró cerca de mí. Comenzó a hablarme, me trataba bien. Luego subió otro,
chaparro, con camisa de cuadros. Yo hablaba con otra compañera acerca de él. Me sabía su nombre (lo olvidé). Salí de allí muy pronto. Luego aparezco
de nuevo en mi casa y decido ir por Juanjito para recogerlo en su trabajo. Era pleno mediodía. Agarré la moto negra y me fui. Iba muy contenta
queriendo presumirle a Juanjito que ya le sabía. Llegué lejos donde había calles pavimentadas, casas y gente. Me tocó pasar por mi primera bajada y
no sabía cómo hacer para que la moto dejara de avanzar porque no tenía frenos. Por poco y me llevaba un anciano. Vi que tenía un cable de frenos
suelto y lo jalé muy fuerte, así fue como se detuvo. Mejor me regresé a la casa y me encontré a Juanjito en el camino. Le pasé el volante y me
sorprendió como él si podía controlarla con bastante facilidad.
19 Agosto 2021
Aparezco en un lugar que supuestamente era el trabajo de Juanjito. Estaba bastante lejano (rumbo al 69 batallón). El lugar era un restaurante de
comida rápida con servicio a domicilio pero parte del negocio estaba al aire libre. Juanjito andaba por ahí y yo lo esperaba. Había una muchacha de
cabello liso y rubio y un muchacho que era el encargado, ambos me trataban muy bien. La muchacha tomó sus cosas y se fue. Se despidió muy
educadamente. Mientras esperaba repartos Juanjito y yo platicábamos. No había clientes, el lugar estaba vacío. El muchacho encargado mandó a
Juanjito a otra sucursal más lejana a dejar algo. Tomó la moto del trabajo y se fue diciéndome que no tardaba. Al muchacho le cambió el color del pelo,
era negro y de pronto ya lo tenía rubio y parado. Nos quedamos solos él y yo. Él estaba en la caja con su mandil. En eso entró una llamada, era una
cliente. Escuché que preguntó si vendían pizza de peperoni y el muchacho le dijo que no vendían. Juanjito tardaba demasiado. Llegaron 3 señores en
sus motocicletas. Las estacionan afuera junto a la moto de Juanjito. Todos los señores traían cachucha, todos se veían de unos 40 años de edad. Uno
de ellos era conocido de Juanjito (dentro de mi sueño). Otro de ellos llevaba cachucha roja. Tomó su moto y avanzó sobre la banqueta pero no se dio
cuenta de que se enganchó con la moto de Juanjito. Le grité “¡Espere, espere, espere!” pero no se detuvo y al dar vuelta en la esquina, que estaba
enseguida, le dio un jalón a la moto y la tumbó. Saltaron varios pedazos de la moto. Le reclamé al señor medio enojada. Se le había caído un auricular y
yo lo recogí. Le dije que no se lo daría hasta que llegara Juanjito para que le pagara los daños. También recogí mi auricular del XBOX porque Juanjito lo
había dejado en la moto. Por cierto, la moto era completamente negra. El señor expresó enojo pero no se opuso. Entré de nuevo al restaurante y el
señor conocido de Juanjito me vio desesperada porque él no llegaba. Me dijo que me ayudaría y sacó un sobre de carta donde venía impreso el número
de celular de Juanjito junto a un dibujito de una moto. Lo tomé, fui al teléfono, marqué pero no entraba la llamada. Aun así, sin que él me contestara,
escuchaba la voz de Juanjito que le decía a alguien “No me dejaron salir”. Me sentía horribe.

6 Septiembre 2021
Estaba soñando que iba sola caminando en un lugar muy bonito. Cada cosa que había era muy distinta a la realidad. Iba dentro de un edificio rodeado
de paredes de cristal y una que otra pared blanca redondeada y con plantitas por todas partes. Tuve la necesidad de ir al baño. Este estaba en el
centro de una habitación. Tenía pared redondeada también y sus paredes eran de cristal. Entré. Los baños estaban en el centro, acomodados en forma
circular de adentro hacia afuera. Noté que estaba sangrando. Pensé en si era mi periodo pero recordé que no debía por estar embarazada. Me sentí
muy asustada. Entraban muchas mujeres embarazadas y platicaban acerca del tema, muy contentas. Pero yo no sabía lo que me estaba pasando. En la
pared había una maquinita expendedora de pruebas de embarazo (por decirlo así). Eran unas cápsulas transparentes que adentro tenían plantitas y al
mezclarlas con agua, si estabas embarazada, se ponía el agua azul. Tomé una y el agua me aparecía verde. Me indicaba que no estaba embarazada.
Sentía tan feo. Me toqué mi pancita y la sentí blandita. Estaba muy mal. Pensaba en que le iba a decir a Juanjito, como lo iba a tomar. A través del
cristal se veía para afuera, estaba anocheciendo. Sobre un helipuerto estaba un helicopterito blanco muy raro y pequeño, nada que ver con los reales.
Me subí y lo conduje para ir a mi casa.

7 Octubre 2021 J
Estaba soñado que asistía a un evento en donde había mucha gente. Había gente al aire libre y dentro de un gran edificio. Afuera el suelo era terracería
y radiaba el sol. Había una mujer de piel blanca y cabello negro, largo y suelto que, se suponía, era la líder y todos los que estábamos ahí trabajaríamos
con ella. Ella me habla y me platica que conocía a mi esposo, Juan José, y que hacía varios años él fue su novio. Obviamente mis celos se encendieron
pero la escuché con atención. Me mostró algunas de sus fotografías, juntos, y un fragmento de video en donde él era su chambelán en sus XV Años, él
la tomaba de la mano mientras bailaban y le daba una vuelta. Ella llevaba un vestido entre azul y plata que brillaba y él, combinando con ella, su chaleco
del mismo tono. Él se veía muy serio (nada que ver con la realidad) y dedicado al vals. En las fotos él aparecía muy niño, sin un pelo en la cara y estoy
segura que me caló tanto que yo misma cree con mi imaginación una foto donde él aparecía bien peludo y feo para no sentirme tan mal. Luego llegó él
y le comenté todo esto. Cerca estaba la mujer, nos miraba y escuchó una que otra cosa. Sabía que discutíamos por ella.

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