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Séptima Época

Instancia: Tercera Sala


Fuente: Seminario Judicial de la Federación
Volumen: 97-102, Cuarta Parte
Página: 216

PRECLUSIÓN. CONCEPTO Y CASOS EN QUE OPERA ESTE PRINCIPIO EN LA


LEY PROCESAL MEXICANA. La ley mexicana no deja al arbitrio de las partes elegir
el momento para realizar los actos procesales que les incumben, ya que las normas que
regulan el proceso no sólo previenen la forma de los actos propios del mismo, sino el
momento en que deben llevarse a efecto, para su ordenado desenvolvimiento. Así
vemos que este efecto producido en el proceso constituye el principio preclusivo que
rige en las diferentes fases o periodos procesales; razón por lo que es conveniente
puntualizar los casos en que la citada preclusión tiene lugar, los cuales son: a) Cuando
no se observa el orden señalado en la ley para el ejercicio de una facultad procesal; b)
Cuando se realiza un acto incompatible con el ejercicio de esa facultad; c) Cuando ya se
ha ejercitado la facultad procesal de que se trata, y d) Cuando por permitirlo la ley se
ejercita nuevamente la multicitada facultad, agotándose entonces el derecho o derechos
que se habían adquirido con el ejercicio inicial de aquella facultad. Caso este último
dentro del que encaja el que se encuentra sometido a estudio, ya que el derecho de la
demandada y ahora quejosa para que se declarara confeso a su esposo, precluyó por
haber vuelto a ejercitar en segunda instancia la misma facultad de ofrecer la prueba de
confesión.

Amparo directo 5017/75. Felipa Cristina García Quintanar. 18 de marzo de 1977. Cinco
votos. Ponente: David Franco Rodríguez. Secretario: Efraín Ochoa Ochoa

Séptima Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Seminario Judicial de la Federación
Volumen: 217-228, Cuarta Parte
Página: 246

PERSONALIDAD. SI EXISTE COSA JUZGADA RESPECTO DE ELLA AL


HABERSE DECIDIDO EN RESOLUCIÓN INTERLOCUTORIA FIRME, YA NO
PUEDE EXAMINARSE ESA CUESTIÓN POR EXISTIR PRECLUSIÓN. Entre los
diversos principios que rigen el proceso civil, está el de la preclusión. Este principio
está representado por el hecho de que las diversas etapas de proceso se desarrollan en
forma sucesiva, mediante la clausura definitiva de cada una de ellas, impidiéndose el
regreso a etapas y momentos procesales ya extinguidos y consumados; esto es, que a
virtud del principio de la preclusión, extinguida o consumada la oportunidad procesal
para realizar un acto, ese acto ya no podrá realizarse nuevamente. Doctrinariamente, la
preclusión se define generalmente como la pérdida, extinción o consumación de una
facultad procesal; resulta, normalmente, de tres situaciones: 1a. Por no haber observado
el orden u oportunidad dado por la ley para la realización de un acto; 2a. Por haber
cumplido una actividad incompatible con el ejercicio de otra; 3a. Por haberse ejercitado
ya una vez, válidamente, esa facultad (consumación propiamente dicha). Estas tres
posibilidades significan que la institución que se estudia no es, en verdad, única y
distinta, sino más bien una circunstancia atinente a la misma estructura del juicio. Por lo
que hace a la tercera situación o posibilidad, y que es la que se refiere a situaciones en
que ha operado la cosa juzgada se ha dicho que ésta es la máxima preclusión, en cuanto
ella impide la renovación de alegaciones apoyadas en los mismos hechos que fueron
objeto del proceso anterior; a este respecto cabe precisar que aunque existen diferencias
de extensión y de efectos entre la cosa juzgada sustancial y la preclusión, el concepto es
claramente aplicable; y lo es con mayor precisión aun, para referirse a las situaciones de
cosa juzgada formal, en las cuales el impedimento de nueva consideración recae sobre
las cuestiones que ya han sido objeto de decisión y definidas por resolución firme,
como en el caso de la cuestión de personalidad, decidida por interlocutoria, que no
pueden volver a verse, ni a pretexto de que es una cuestión de orden público o que se
trata de un presupuesto procesal, por haberse operado preclusión respecto de dicho
punto.
Amparo directo 5384/86. Inmobiliaria Nueva Base, S.A. 20 de agosto de 1987.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: José Manuel Villagordoa Lozano. Secretario:
Darío Carlos Contreras Reyes.

Amparo directo 4880/86. Cándido Elizondo y Belia Cantú de Elizondo. 10 de junio de


1987.

Cinco votos. Ponente: Jorge Olivera Toro. Secretario: Agustín Urdapilleta Trueba.
Sexta Epoca, Cuarta Parte: Volumen CXXXVII, página 140. Amparo directo 7423/67.
Alfredo y Juan Cesín Musi. 22 de noviembre de 1968. Unanimidad de cinco votos.
Ponente: Ernesto Solís López.

Véase: Apéndice del Semanario Judicial de la Federación 1917-1985, Cuarta Parte,


tesis 209, página 614

Séptima Época
Instancia: Tercera Sala
Fuente: Seminario Judicial de la Federación
Tomo: I, Primera Parte-1, enero a junio de1988
Página: 374

PRECLUSIÓN. EXTINGUE O CONSUMA LA OPORTUNIDAD PROCESAL DE


REALIZAR UN ACTO. La preclusión es uno de los principios que rigen el proceso
civil. Está representada por el hecho de que las diversas etapas del proceso se
desarrollan en forma sucesiva, mediante la clausura definitiva de cada una de ellas,
impidiéndose el regreso a etapas y momentos procesales ya extinguidos y consumados;
esto es, que en virtud del principio de la preclusión, extinguida o consumada la
oportunidad procesal para realizar un acto, éste ya no podrá ejecutarse nuevamente.
Doctrinariamente, la preclusión se define generalmente como la pérdida, extinción o
consumación de una facultad procesal. Resulta normalmente, de tres situaciones: 1a.
Por no haber observado el orden u oportunidad dada por la ley para la realización de un
acto; 2a. Por haber cumplido una actividad incompatible con el ejercicio de otra; 3a. Por
haberse ejercitado ya una vez, válidamente, esa facultad (consumación propiamente
dicha). Estas tres posibilidades significan que la institución que se estudia no es, en
verdad, única y distinta, sino más bien una circunstancia atinente a la misma estructura
del juicio.

Amparo directo 4398/87. Agustín González Godínez y otra. 15 de diciembre de 1987.


Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: María Estela del Refugio
Ferrer Mac Gregor.

Nota: En el Informe de 1988, esta tesis aparece bajo el rubro "PRECLUSIÓN. OPERA
ESTE PRINCIPIO, UNA VEZ PERDIDA LA OPORTUNIDAD PROCESAL DE
REALIZAR UN ACTO, PUES ESTE YA NO PODRÁ EJECUTARSE
NUEVAMENTE."

Época: Novena Época


Registro 187149
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XV, Abril de 2002
Materia (s): Común
Tesis: 1a./J 21/2002
Página: 314

PRECLUSIÓN. ES UNA FIGURA JURÍDICA QUE EXTINGUE O CONSUMA LA


OPORTUNIDAD PROCESAL DE REALIZAR UN ACTO. La preclusión es uno de
los principios que rigen el proceso y se funda en el hecho de que las diversas etapas del
proceso se desarrollan en forma sucesiva, mediante la clausura definitiva de cada una de
ellas, impidiéndose el regreso a momentos procesales ya extinguidos y consumados,
esto es, en virtud del principio de la preclusión, extinguida o consumada la oportunidad
procesal para realizar un acto, éste ya no podrá ejecutarse nuevamente. Además
doctrinariamente, la preclusión se define generalmente como la pérdida, extinción o
consumación de una facultad procesal, que resulta normalmente, de tres situaciones: a)
de no haber observado el orden u oportunidad dada por la ley para la realización de un
acto; b) de haber cumplido una actividad incompatible con el ejercicio de otra; y c) de
haber ejercitado ya una vez, válidamente, esa facultad (consumación propiamente
dicha). Estas tres posibilidades significan que la mencionada institución no es, en
verdad, única y distinta, sino más bien una circunstancia atinente a la misma estructura
del juicio.
Amparo directo 4398/87. Agustín González Godínez y otra. 15 de diciembre de 1987.
Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: María Estela Ferrer Mac
Gregor Poisot.

Inconformidad 60/2000. Contralor General del Distrito Federal. 26 de abril de 2000.


Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Roberto Javier Sánchez Rosas.
Inconformidad 339/99. Fausto Rafael Pérez Rosas. 17 de mayo de 2000. Cinco votos.
Ponente: Juventino V. Castro y Castro. Secretario: Roberto Javier Sánchez Rosas.
Reclamación 2/2000. Luis Ignacio Ayala Medina Mora y otra. 17 de noviembre de
2000. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Juventino V. Castro y Castro. Ponente:
Juan N. Silva Meza. Secretario: Manuel González Díaz.

Contradicción de tesis 92/2000-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados
Segundo, Tercero, Séptimo y Décimo Segundo, todos en Materia Civil del Primer
Circuito. 19 de septiembre de 2001. Mayoría de cuatro votos. Disidente: Juventino V.
Castro y Castro. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario:
Heriberto Pérez Reyes.

Tesis de jurisprudencia 21/2002. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal,
en
sesión de veinte de marzo de dos mil dos, por unanimidad de cinco votos de los señores
Ministros: presidente Juan N. Silva Meza, Juventino V. Castro y Castro, Humberto
Román Palacios, José de Jesús Gudiño Pelayo y Olga Sánchez Cordero de García
Villegas

Época: Novena Época


Registro: 168293
Instancia: Segunda Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXVIII, Diciembre de 2008
Materia (s): Común
Tesis: 2a. CXLVIII/2008
Página: 301

PRECLUSIÓN. SUPUESTOS EN LOS QUE OPERA. La mencionada institución


jurídica procesal, consistente en la pérdida, extinción o consumación de una facultad
procesal, contribuye a que el proceso en general, para cumplir sus fines, se tramite con
la mayor celeridad posible, pues por virtud de la preclusión, las distintas etapas del
procedimiento adquieren firmeza, dando sustento a las fases subsecuentes, de modo que
el juicio se desarrolle ordenadamente y se establezca un límite a la posibilidad de
discusión, en aras de que la controversia planteada se solucione en el menor tiempo
posible, observando el principio de impartición de justicia pronta previsto en el artículo
17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Ahora bien, la
preclusión tiene lugar cuando: a) No se haya observado el orden u oportunidad
establecido en la ley, para la realización del acto respectivo; b) Se haya realizado una
actividad procesal incompatible con el ejercicio de otra; y, c) La facultad relativa se
haya ejercido válidamente en una ocasión. Si bien el último de los supuestos referidos
corresponde a la consumación propiamente dicha, indefectiblemente en todos ellos la
preclusión conlleva la clausura definitiva de cada una de las etapas del proceso, lo que
implica que, por regla general, una vez extinguida la oportunidad de ejercer el derecho
correspondiente o habiéndolo ejercido en una ocasión, ya no puede hacerse valer en un
momento posterior. En ese sentido, la figura procesal referida permite que las
resoluciones judiciales susceptibles de ser revocadas, modificadas o nulificadas a través
de los recursos y medios ordinarios de defensa que establezca la ley procesal atinente,
adquieran firmeza cuando se emita la decisión que resuelva el medio impugnativo o, en
su caso, cuando transcurra el plazo legal sin que el recurso o medio de defensa relativo
se haya hecho valer.

Contradicción de tesis 41/2008-PL. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados
Cuarto en Materia Administrativa del Tercer Circuito y Segundo en Materia Civil del
Sexto Circuito. 5 de noviembre de 2008. Cinco votos. Ponente: Genaro David Góngora
Pimentel. Secretario: Rómulo Amadeo Figueroa Salmorán.

Nota: Esta tesis no constituye jurisprudencia, ya que no resuelve el tema de la


contradicción planteada.

Época: Décima Época


Registro 2004055
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XXII, Julio de 2013, Tomo 1
Materia (s): Constitucional
Tesis: 1a. CCV/2013 (10a.)
Página: 565

PRECLUSIÓN DE UN DERECHO PROCESAL. NO CONTRAVIENE EL PRINCIPIO


DE JUSTICIA PRONTA, PREVISTO EN EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. La preclusión es una sanción
que da seguridad e irreversibilidad al desarrollo del proceso, pues consiste en la pérdida,
extinción o consumación de una facultad procesal, y por la cual las distintas etapas del
procedimiento adquieren firmeza y se da sustento a las fases subsecuentes, lo cual no sólo
permite que el juicio se desarrolle ordenadamente, sino que establece un límite a la
posibilidad de discusión, lo cual coadyuva a que la controversia se solucione en el menor
tiempo posible; de ahí que dicha institución no contraviene el principio de justicia pronta
que prevé el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que
se traduce en la obligación de las autoridades encargadas de su impartición, de resolver las
controversias ante ellas planteadas, dentro de los términos y plazos que al efecto
establezcan las leyes.

Amparo directo en revisión 3606/2012.. 20 de marzo de 2013. Unanimidad de cuatro votos.


Ausente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo. Secretaria:
Mercedes Verónica Sánchez Miguez.

Época: Novena Época


Registro 168088
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXIX, Enero de 2009
Materia (s): Civil
Tesis: VIII 1o.C. J/25
Página: 2429

NULIDAD DE JUICIO CONCLUIDO. ES IMPROCEDENTE SI QUIEN LA


PROMUEVE FUE PARTE EN EL PROCESO IMPUGNADO. La posibilidad de
impugnar un juicio concluido es improcedente, cuando quien promueve la nulidad no
ha sido privado del derecho de audiencia por habérsele emplazado conforme a la ley y
notificado personalmente diversas providencias dictadas durante la tramitación del
juicio y después de pronunciada la sentencia de primera instancia, ya que si algunos
defectos u omisiones se cometieron en la secuela procesal, deben considerarse
consentidos, desde el momento en que no se hizo la reclamación correspondiente
mediante el ejercicio de los recursos o medios de defensa procedentes conforme a la
ley, por respeto a la autoridad de cosa juzgada.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO


CIRCUITO.

Amparo directo 379/96. 29 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Adrián


Avendaño Constantino. Secretario: Arnulfo Joachin Gómez.

Amparo directo 59/2000. Antonio Valencia Sulvarán, su sucesión y otros. 30 de marzo


de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Amado Guerrero Alvarado. Secretaria: Alicia
Cruz Bautista.

Amparo directo 570/2004. Lorena Cassani Castañares. 7 de diciembre de 2004.


Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Ramón García Vasco. Secretaria: Unda Fabiola
Gómez Higareda.
Amparo directo 100/2007. Ismael Utrera Cabagne y otros. 24 de abril de 2007.
Unanimidad de votos. Ponente: Amado Guerrero Alvarado. Secretaria: María Esther
Alcalá Cruz.

Época: Séptima Época


Registro 247879
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Volumen 205-216, Sexta Parte
Materia (s): Civil
Tesis:
Página: 280

JUICIO CONCLUIDO, NULIDAD DE. ES IMPROCEDENTE CUANDO A


QUIEN LO DEMANDO SE LE RESPETO LA GARANTIA DE AUDIENCIA.
De autos se advierte, que como lo sostuvo el Juez de Paz responsable, la sucesión
quejosa en el juicio cuya nulidad se demandó compareció a contestar la demanda por
conducto de un causahabiente, oponiendo asimismo excepciones de defensas,
representación legal que es válida en términos del artículo 1288 del Código Civil;
igualmente, la mencionada sucesión quejosa promovió sendos amparos ante la Justicia
Federal contra la sentencia definitiva dictada en el juicio cuya nulidad combate a través
del procedimiento que culminó con la sentencia reclamada, obteniendo resoluciones
que le fueron adversas, según se desprende de las constancias procesales que informan
el presente juicio constitucional, por lo cual el Juez de Paz responsable, no vulneró
garantías individuales que la hoy amparista invoca al absolver a la demandada de las
prestaciones reclamadas en el juicio de origen, ya que no se acreditó que el proceso
diverso fuera fraudulento, al haber tenido la sucesión quejosa, oportunidad de
comparecer a juicio a producir sus defensas, respetándosele sus garantías de audiencia y
legalidad, por conducto de su representación legal, y habida cuenta que en contrario
operó la excepción de cosa juzgada opuesta por la demanda y hoy tercera perjudicada.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.

Amparo directo 709/85. Margarita Fernández viuda de Ledezma, Albacea de la


Sucesión a Bienes de Antonio Ledezma Hernández. 13 de marzo de 1986. Unanimidad
de votos. Ponente: Carlos Villegas Vázquez. Secretario: Miguel Angel Castañeda
Niebla.

Amparo directo 861/2007. 9 de abril de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique


Ramón García Vasco. Secretaria: Unda Fabiola Gómez Higareda.
Época: Novena Época
Registro 190140
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XIII, Marzo de 2001
Materia (s): Civil
Tesis: I.3o.C.220 C
Página: 1769

JUICIO CONCLUIDO, NULIDAD DEL. ES IMPROCEDENTE CUANDO EL


ACTOR INTERVINO EN ESE PROCESO. La acción de nulidad de un juicio
concluido, por tratarse de un proceso fraudulento, sólo compete a un tercero que alegue
colusión de los litigantes para llevar el juicio a sus espaldas y de ese modo perjudicarlo,
o cuando quien sí fue parte alegue que fue suplantado o que fue representado por quien
no tenía facultades para hacerlo. En efecto, de conformidad con lo dispuesto en los
artículos 1o., 91 y 426 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, la
resolución firme que decide en definitiva un juicio constituye cosa juzgada para las
partes que litigaron en él; por tanto, tal fallo establece la verdad legal, a la que los
contendientes quedan vinculados. De modo que una característica de las sentencias que
tienen la calidad de cosa juzgada, es su inmutabilidad; es decir, que ya no pueden ser
modificadas o revocadas porque constituyen la verdad legal respecto de la controversia
que se dirimió a través de ellas. De ahí que por regla general, no es admisible que
alguna de las partes pretenda anular el juicio concluido, en el cual participaron, porque
al haber intervenido en el proceso, se estuvo en aptitud de alegar y demostrar dentro del
mismo, los vicios en los cuales se sustenta el supuesto fraude; además ningún precepto
del código procesal invocado autoriza a que la parte que actuó en el juicio se sustraiga
de los efectos producidos por la cosa juzgada; y de permitirse que en cualquier
momento quien fue oído y vencido en juicio, mediante el ejercicio de una acción
ordinaria independiente ante otra autoridad jurisdiccional, hiciera variar la
inmutabilidad de la cosa juzgada y de la verdad legal, se vulneraría el principio de
seguridad jurídica que debe regir en todo Estado de derecho, y los juzgadores no
tendrían autonomía en el ejercicio de la función jurisdiccional. Luego, quien sí fue parte
y además compareció al juicio a defenderse, no está legitimado para alegar la nulidad
de ese juicio bajo el argumento de que era nulo el acto que dio origen al documento
base de la acción, y que el proceso fue fraudulento, porque para ello tuvo a su alcance,
en las etapas procesales correspondientes, los recursos y medios ordinarios de defensa
que la ley procesal respectiva establece.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.
Amparo directo 3623/2000. León Velázquez y Víctor Hugo Cortez Venegas. 14 de
diciembre de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Neófito López Ramos. Secretario:
Rómulo Amadeo Figueroa Salmorán.

Notas: Por ejecutoria de fecha 17 de octubre de 2001, la Primera Sala declaró


inexistente la contradicción de tesis 63/2001-PS en que participó el presente criterio.

Por ejecutoria de fecha 9 de junio de 2004, la Primera Sala declaró inexistente la


contradicción de tesis 98/2003-PS en que participó el presente criterio

Época: Novena Época


Registro 173414
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXV, Febrero de 2007
Materia (s): Civil
Tesis: VII.3o.C.72 C
Página: 1598

ACCIÓN DE NULIDAD DE JUICIO FRAUDULENTO. CARECE DE


LEGITIMACIÓN PARA EJERCITARLA QUIEN, PREVIAMENTE A QUE SE
DICTARA SENTENCIA EN EL JUICIO NATURAL, COMPARECIÓ A ÉL COMO
DEMANDADO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ). De conformidad
con los artículos 1o., 338 y 339 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado, la
resolución firme que decide en definitiva un juicio, constituye cosa juzgada para las
partes que litigaron en él. Así, una característica de las sentencias que tienen la calidad
de cosa juzgada es su inmutabilidad, ya que no pueden ser modificadas o revocadas
porque constituyen la verdad legal a la que los contendientes quedan vinculados
respecto de la controversia que se dirimió a través de ellas. En ese orden de ideas, si
previamente al dictado de la sentencia en el juicio natural, quien compareció en su
carácter de parte demandada en el procedimiento que tilda de nulo, haciendo valer el
incidente de nulidad de actuaciones por ilegal emplazamiento, así como la apelación
contra la resolución que declaró improcedente ese medio de defensa, es de concluirse
que no está legitimado para ejercitar la acción de nulidad de juicio concluido, bajo el
argumento de que su llamamiento a dicho procedimiento fue ilegal, pues para ello tuvo
a su alcance en las etapas procesales correspondientes, los recursos y medios ordinarios
de defensa que la ley procesal respectiva establece, porque precisamente como
compareció, en todo momento estuvo en aptitud de hacerlos valer para nulificar,
modificar o revocar los actos de la autoridad jurisdiccional ante la que se tramitó el
procedimiento de origen, o bien para desvirtuar la existencia, naturaleza, validez y
obligación cuyo cumplimiento se le reclamó y fue motivo de la condena en una
sentencia que tiene la calidad de cosa juzgada.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SÉPTIMO
CIRCUITO.

Amparo directo 487/2006. Sergio García Sarabia. 19 de septiembre de 2006.


Unanimidad de votos. Ponente: Adrián Avendaño Constantino. Secretaria: María
Guadalupe Cruz Arellano

Época: Novena Época


Registro: 203011
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: III, Marzo de 1996
Materia (s): Civil
Tesis: I.4o.C.10 C
Página: 977

NULIDAD DE JUICIO CONCLUIDO. POR REGLA GENERAL, LAS PARTES QUE


LITIGARON EN ESTE CARECEN DE LEGITIMACION PARA DEMANDARLA.
De los artículos 1o., 91 y 426 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal es posible desprender, que la resolución firme, que decide en definitiva un
juicio, constituye cosa juzgada para las partes que litigaron en él. En esta virtud, tal
fallo establece la verdad legal, a la cual dichos contendientes quedan vinculados. De ahí
que, por regla general, no es admisible que alguna de esas partes pretenda anular el
juicio concluido, en el cual participó, sobre la base de que adolece de fraudulencia; pues
en primer lugar, es claro que, por haber intervenido en el proceso, estuvo en
condiciones de aducir y demostrar dentro de éste, los vicios en los cuales se sustenta el
supuesto fraude alegado y, en segundo lugar, porque ningún precepto del ordenamiento
citado autoriza a que, la parte que actuó en el juicio se sustraiga de los efectos
producidos por la cosa juzgada; sin embargo, es razonable considerar que la excepción
a dicha regla se presenta, cuando está demostrado fehacientemente, que quien se dice
defraudado no actuó en realidad en el proceso pretendidamente viciado, aun cuando
aparentemente se haya hecho aparecer lo contrario, como puede ocurrir, por ejemplo, si
alguien se ostenta como representante de otro, cuando lo cierto es que carece de esa
representación, o bien, cuando el litigante es suplantado, etcétera, pues en estos casos,
tales circunstancias constituirán precisamente el posible fraude, que se invoque como
causa de pedir de la anulación demandada.

Amparo directo 1194/96. Felipe Ramírez Martínez. 7 de marzo de 1996. Unanimidad


de votos. Ponente: Mauro Miguel Reyes Zapata. Secretaria: Aurora Rojas Bonilla.
Época: Novena Época
Registro: 175049
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XXIII, Mayo de 2006
Materia (s): Común
Tesis: VI.1o.A.32 K
Página: 1802

NULIDAD DE JUICIO CONCLUIDO. IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN


CUANDO SE PRETENDE FUNDAR EN UNA SUPUESTA FALTA DE
EMPLAZAMIENTO CON EL CARÁCTER DE TERCERO INTERESADO.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha reconocido, en materia civil, la
procedencia de la acción de nulidad de juicio concluido, pero única y exclusivamente de
manera excepcional, limitándola sólo a aquellos casos en que la transgresión ocurre por
fraude procesal, concretizado éste a través de actos de tal magnitud que resultan
sumamente reprobables para el derecho y contrarios al más elemental sentido de
justicia, hasta el extremo de permitir una excepción a la regla de la inmutabilidad de la
cosa juzgada, como ejemplo de ellos se reconoce la donación entre cónyuges, o la
simulación como instrumento para defraudar a los acreedores, en los que se recurre a
artificios para hacer pasar por existente un acto que no es real o a la inversa; de ahí que
no es posible tramitar en la vía de acción de nulidad de juicio concluido la afectación
del derecho a un debido proceso o garantía de audiencia por causas distintas al fraude
procesal. Sin embargo, al no existir en los códigos civiles federales sustantivo y
adjetivo, aplicables supletoriamente en materia agraria, una norma precisa sobre tal
figura jurídica, debe entonces valorarse esa extrema y delicada situación en cada caso
concreto, para prevenir el riesgo de abuso de dicha acción, a fin de no alterar la
seguridad del proceso y abrir la puerta a pleitos inacabables, haciéndose mal uso de ella,
bajo el pretexto de superar la discusión respecto de la prioridad entre dos valores
fundamentales: la seguridad jurídica y la justicia, cuando en realidad estos dos valores
deben complementarse e integrarse, pues no existe razón alguna para considerar lo
contrario. Ahora bien, cuando la acción de nulidad de juicio concluido se pretende
fundar en la simple opinión subjetiva del actor de una supuesta falta de emplazamiento,
atribuible a la parte actora del juicio cuya nulidad demanda, por haber omitido señalarlo
en él con el carácter de tercero interesado, y no en verdaderos actos fraudulentos, no
resulta procedente la acción de nulidad intentada, sino que el gobernado, en términos de
los artículos 107, fracción VII, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, y 114, fracción V, de la Ley de Amparo, ante la posible violación a su
garantía de audiencia y, en ese supuesto, por equiparársele a una persona extraña a
juicio precisamente por alegar no haber sido emplazada a él, a fin de protegerse, tiene la
posibilidad de ejercer la acción constitucional de amparo, en donde la sentencia que, en
su caso, concediera la protección federal, en términos del artículo 80 de la Ley de
Amparo, tendría por objeto que se respetara y se cumpliera lo que la garantía de
audiencia exige, esto es, el actor podría lograr su pretensión de ser oído y vencido en
juicio, mas no a través de la acción excepcional de nulidad de juicio concluido; pues
aun cuando en el derecho español antiguo, que es uno de los sistemas jurídicos
inspiradores del derecho mexicano, específicamente en las Leyes de Partida redactadas
entre 1251 y 1256, y la Curia Filípica de Juan de Hevia Bolaños que data del año de
1717, se establecía la procedencia de dicha acción respecto de juicios en que la parte
demandada no hubiera sido correctamente emplazada, tal aspecto, en la actualidad, se
encuentra superado ante la evolución del orden jurídico y la relevancia que cobra en el
derecho positivo mexicano el juicio de amparo, el cual surgió, con posterioridad a
aquéllas, a mediados del siglo XIX, y que actualmente es el medio idóneo para reclamar
la falta de -o el ilegal- emplazamiento.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL


SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 62/2006. Emerenciana Tlaxcantitla Flores. 26 de abril de 2006.


Mayoría de votos, contra el voto particular del Magistrado Francisco Javier Cárdenas
Ramírez. Ponente: Jorge Higuera Corona. Secretaria: Isabel Iliana Reyes Muñiz.

Época: Novena Época


Registro: 168370
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XXVIII, Diciembre de 2008
Materia (s): Civil
Tesis: VI.3o.C. J/70
Página: 824

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ADEMÁS SU VENDEDOR APARECE COMO PROPIETARIO EN EL
REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD Y DEL COMERCIO
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA). Cuando no se demuestra que el
comprador de un bien inmueble hubiera tenido conocimiento de que el mismo se vendió
con anterioridad a una diversa persona, y la parte vendedora aparece en el Registro
Público de la Propiedad y del Comercio como su legítima propietaria, es inconcuso que
aquél tiene el carácter de tercero adquirente de buena fe, por lo que no puede declararse
la nulidad del contrato de compraventa que celebró, dado que los artículos 2137 y 2138,
fracción IV y 2992, fracción II, del Código Civil para el Estado de Puebla, protegen a
los adquirentes de buena fe.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO


CIRCUITO.
Amparo directo 316/2000. Miguel Héctor Jiménez Santos. 1o. de septiembre de 2000.
Unanimidad de votos. Ponente: Teresa Munguía Sánchez. Secretaria: Julieta Esther
Fernández Gaona.

Amparo directo 168/2005. 16 de junio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: Teresa


Munguía Sánchez. Secretaria: Violeta del Pilar Lagunes Viveros.

Amparo directo 361/2005. Óscar Fidel Castillo Pérez. 8 de diciembre de 2005.


Unanimidad de votos. Ponente: Teresa Munguía Sánchez. Secretaria: Violeta del Pilar
Lagunes Viveros.

Amparo directo 38/2006. Victoria Ramos Mora y otro, sus sucesiones. 9 de marzo de
2006. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Julieta
Esther Fernández Gaona.

Amparo directo 314/2008. Francisco Coyotl Cuautle, su sucesión y otra. 16 de octubre


de 2008. Unanimidad de votos. Ponente: Teresa Munguía Sánchez. Secretaria: Juana
López Ramos.

Nota: Por ejecutoria de fecha 9 de junio de 2004, la Primera Sala declaró inexistente la
contradicción de tesis 98/2003-PS en que participó el presente criterio.

Esta tesis es objeto de denuncia relativa a la contradicción de tesis 3/2013, pendiente de


resolverse por el Pleno de Materia Civil del Sexto Circuito.

Época: Sexta Época


Registro: 274367
Instancia: Cuarta Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Volumen LXVII, Quinta Parte
Materia (s): Laboral
Tesis:
Página: 34

Si el comprador debe considerarse como adquirente de buena fe, no puede invalidarse el


contrato de compraventa otorgado en su favor e inscrito, no obstante que se haya
anulado el derecho de su causante; por tanto la acción del actor en el juicio anulatorio,
no puede prosperar frente al mencionado adquirente, quien por mandato expreso de la
ley debe ser protegido y mantenido en su situación jurídica, sin que obste para ello que
se haya reconocido que el título de propiedad del actor es indiscutible, pues tal premisa
sólo queda en pie y sirve de base para anular el título del vendedor y para que el actor
reclame en contra de aquél la responsabilidad que le incumbe por haber realizado un
acto contrario a derecho, al disponer de una cosa ajena que ya no podrá ser restituida a
su dueño anterior, precisamente porque la ley manda dar preeminencia al derecho de
adquirente de buena fe con título.

Amparo directo 5841/61. Margarita Vega, sucesión. 10 de enero de 1963. Cinco votos.
Ponente: Angel Carvajal.

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