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Andrade, AMR and Azevedo, JMH El impacto del diagnóstico de cáncer: aportes desde la terapia
cognitivo-conductual. Rvdo. HSI científico. 2018; 2 JUN (2): 36-40.
Artículo multiprofesional en Psicología
El impacto del diagnóstico oncológico: aportes desde la
Terapia Cognitivo-Comportamental
Agda Mariana Rosa de Andrade1
RESUMEN
El cáncer, a pesar de los avances en tecnologías
biomédicas y mejores pronósticos, todavía se considera una
enfermedad mortal, rodeada de varios estigmas socialmente
construidos. El diagnóstico oncológico lógico y todo el proceso
de afrontamiento de la enfermedad suelen ser vividos por el
paciente con mucha dificultad, por lo que predominan
pensamientos relacionados con el dolor, el sufrimiento y la
imposibilidad de curación, además de sentimientos de tristeza,
ansiedad y miedo.
El presente artículo tuvo como objetivo realizar una revisión
bibliográfica de las narrativas más prevalentes en artículos
científicos sobre el impacto del diagnóstico oncológico y las
posibilidades de intervención de la Terapia Cognitivo-
Conductual. Para ello, se realizó una búsqueda en las bases
de datos Scielo y BVS, utilizando palabras clave. La Terapia
Mental Cognitivo-Conductual, al entender las cogniciones
como un corolario de cambios en las emociones y
comportamientos, tiene estrategias efectivas para manejar el
sufrimiento de los pacientes diagnosticados con cáncer,
ayudándolos a enfrentar el proceso de la enfermedad.
PALABRAS CLAVE: psicooncología, diagnóstico,
Terapia Cognitivo-Comportamental.
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, se ha podido observar un cambio
en el perfil epidemiológico y de morbimortalidad de la
población brasileña, con disminución de la incidencia de
enfermedades infecciosas y aumento de las enfermedades
crónico degenerativas, como el cáncer1 . Ante estos cambios
se han implementado nuevos tratamientos oncológicos, y es
importante destacar el desarrollo de políticas
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, Júlia Menezes Hupsel de Azevedo1
servicios públicos dirigidos a la prevención y diagnóstico
precoz, lo que en consecuencia favorece mejores pronósticos.
Por otro lado, a pesar de estos avances, el estigma del
cáncer se acompaña de representaciones negativas, como
ideas de sufrimiento y muerte2 .
Se sabe que las diversas concepciones sobre el cáncer han
sido construidas históricamente por la sociedad que, desde
los primeros diagnósticos, ya le ha atribuido el significado de
una enfermedad incurable, correspondiente a una sentencia
de muerte3 .
Para facilitar la comprensión de la experiencia del paciente
oncológico, se propusieron diez fases diferentes - diagnóstico,
inicio del tratamiento, remisión, fin del tratamiento médico,
supervivencia, curación, recidiva, fase terminal, muerte y
ajuste familiar, con cada una de estos tiene especificidades –,
en cuanto a impactos emocionales, estresores y ajuste del
paciente y su familia4 .
En general, la etapa de diagnóstico del cáncer se
acompaña de un gran estrés psicológico, incluyendo ansiedad,
miedo e incertidumbre, ya que el sujeto se encuentra frente a
una amenaza para sus planes, metas y futuro5 . Por lo tanto,
la literatura indica que el diagnóstico de cáncer desencadenará
sentimientos y evaluaciones cognitivas, que, influenciados
por las experiencias previas y las diferencias individuales, así
como por los sistemas de creencias y reglas, darán como
resultado peculiares conductas de ajuste, cuyo propósito es
enfrentar el estrés causado. para esta situación.
Este artículo se propone realizar una revisión bibliográfica,
buscando las narrativas más relevantes en publicaciones de
autores que se hayan dedicado al tema. La búsqueda de
textos se realizó utilizando las siguientes palabras clave:
cáncer, diagnóstico, emo
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ciones, cogniciones, Terapia Cognitivo-Conductual,
predominantemente de forma manual y en la base de datos
Scielo y BVS. Con ello, fue posible realizar una sistematización
sobre el tema, evidenciando las principales cogniciones y
emociones que presentan los pacientes frente al diagnóstico
oncológico y cómo influyen en su afrontamiento de la
enfermedad, además de enumerar los beneficios de utilizar
el enfoque cognitivo-conductual con el paciente oncológico
en fase diagnóstica. La relevancia de este trabajo también
se destaca en el sentido de generar subsidios para el
profesional que trabaja directamente con este público, ya
sea en el contexto de la clínica, hospital o ambulatorio.
EL IMPACTO DEL DIAGNÓSTICO ONCOLÓGICO
Reich, Gaudron y Pinel (2009 citado por 6) afirman que
el diagnóstico de cáncer, para la mayoría de las personas,
se refiere a la idea de muerte, mutilación y dolor, haciendo
de esta enfermedad, aún hoy, una de las más temidas.
Además, es importante resaltar que el impacto que genera
el diagnóstico depende de la localización, el grado de
agresividad del tumor, la simbología del órgano afectado, el
estadio de la enfermedad y el tratamiento propuesto7 .
Range8 señala que el sentimiento de tristeza que surge
del diagnóstico de una enfermedad grave equivale a la
pérdida de algo de gran valor, como un objeto que es fuente
de gratificación o aprecio. Por tanto, en ese momento están
presentes sentimientos negativos relacionados con la pérdida
de salud, autonomía o alguna función corporal, así como la
fantasía de una posible pérdida futura, como la pérdida de la
propia vida. Porto (2004 citado por 7) señala que la fase de
diagnóstico genera impactos psicológicos con un importante
agotamiento físico y emocional, de manera que destaca el
sentimiento de pérdida de control en relación a la propia vida.
Los estudios apuntan a la ansiedad como una condición
prevalente en la experiencia de enfermedad de los pacientes
con cáncer. En ese sentido, se desarrolló una investigación
que tuvo como objetivo analizar los síntomas de ansiedad
en estos pacientes. Los resultados indicaron que padecen
síntomas de ansiedad, incluso antes del diagnóstico,
especialmente por la asociación entre el cáncer y la
inminencia de la muerte, o la ausencia de apoyo familiar. Los
autores destacaron que tales trastornos se evidencian
especialmente durante la hospitalización, el tratamiento y el
proceso de recuperación9 .
Además de los síntomas de ansiedad, los pacientes con
diagnósticos oncológicos tienden a tener mayores indicadores
de depresión, en comparación
a una población sana11. Así, Raison y Miller (2003 citado
por 11) destacan que el cáncer, visto como una amenaza
para el futuro, desencadena una serie de sentimientos, como
impotencia, desesperanza y miedo, que, a su vez, pueden
contribuir a cambios importantes en el estado de ánimo. ,
posiblemente causando depresión como comorbilidad.
Además, otros factores pueden estar asociados con la
depresión en pacientes con cáncer, como el dolor no
controlado, las complicaciones clínicas y los cambios
metabólicos y endocrinos. Es importante resaltar que el
afrontamiento de la enfermedad no solo incluye la experiencia
personal del problema de salud, sino también los
significados que el individuo le otorga, ya que estos son
construidos de forma única por cada sujeto. Las respuestas
emocionales también están influenciadas por los antecedentes
del paciente, su sistema de creencias, así como el contexto
cultural, social y económico en el que se inserta5 .
Se advierte que el diagnóstico de cáncer muchas veces
adquiere un carácter de catástrofe, dando lugar a sentimientos
de desesperanza, depresión y ansiedad7 . Los estudios
indican que las percepciones fatalistas del diagnóstico, es
decir, la percepción de la enfermedad como “castigo”,
“castigo divino”, “catástrofe” o como “maldición”, presentaron
una correlación negativa con la salud mental y positiva con
la huida estrategias y evitación en pacientes oncológicos6 .
En cuanto a las estrategias de afrontamiento de la
enfermedad oncológica, tanto el paciente como su familia
necesitan tiempo para trabajar sus emociones y pensamientos
asociados al diagnóstico de cáncer, ya que estos sentimientos
son difíciles de desarrollar de forma inmediata12. Por lo
tanto, es necesario proporcionar espacios adecuados para
la escucha y la intervención psicológica, a fin de posibilitar la
expresión de pensamientos y sentimientos asociados al
momento vivido, posibilitando así la elaboración de la nueva
condición impuesta por la enfermedad.
PSICO-ONCOLOGIA
Teniendo en cuenta la complejidad de los impactos del
diagnóstico oncológico, es relevante considerar no solo los
aspectos clínicos que presenta el paciente, sino también los
aspectos sociales, psicológicos, espirituales y económicos.
A partir de la evaluación e intervención interdisciplinaria,
existe la posibilidad de ofrecer una atención integral y
humanizada.
Actualmente, la Psico-Oncología se entiende como un
área de interfaz entre la psicología y la oncología.
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conductual. Rvdo. HSI científico. 2018; 2 JUN (2): 36-40.
logía, en la que se tienen en cuenta las variables psicológicas y
comportamentales implicadas en el proceso de enfermedad y
curación. En esta área, los psicólogos utilizan estrategias de
intervención que pueden ayudar a los pacientes y sus familias a
afrontar y adherirse al tratamiento, promoviendo así mejoras en su
calidad de vida10.
Así, el psicólogo que atiende a pacientes oncológicos tiene
como atribuciones: favorecer su adaptación a la nueva condición;
facilitar la adherencia al tratamiento; ayudar en el manejo del dolor
y estrés asociado con la enfermedad y los procedimientos
necesarios; realizar psicoprofilaxis para cirugías y procedimientos
invasivos dolorosos; promover una mejor calidad de vida; facilitar
la rehabilitación; ofrecer apoyo a la familia; trabajar con cuidados
paliativos para problemas relacionados con el final de la vida.
TERAPIA DE CONDUCTA COGNITIVA
APLICADO EN EL CONTEXTO DE LA ONCOLOGÍA
Considerando la importancia de los aspectos subjetivos frente
a la enfermedad oncológica y el papel del psicólogo en este
contexto, es pertinente utilizar el modelo cognitivo desarrollado por
Aaron Beck, que propone que existe una interrelación recíproca
entre pensamiento, emoción y conducta , una vez que la
interpretación y el significado atribuido a un evento pueden activar
cogniciones, y estas influyen en las emociones y el
comportamiento13. Es decir, no es la situación en sí misma la que
determina cómo se sienten y se comportan las personas, sino la
forma en que entienden e interpretan la situación que viven.
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es un enfoque más
estructurado, a corto plazo, orientado al presente, destinado a
resolver problemas y modificar pensamientos disfuncionales.
Además, tiene una función educativa, buscando enseñar al paciente
a ser su propio terapeuta, y enfatiza la colaboración y participación
activa del mismo, buscando la asociación y corresponsabilidad con
el terapeuta13.
Uno de los principales objetivos de la TCC es identificar
patrones cognitivos disfuncionales, produciendo así un cambio
emocional y conductual duradero13. Para ello se utilizan técnicas
cognitivas que buscan identificar pensamientos automáticos
disfuncionales, probar su validez y crear pensamientos más
adaptativos, que permitan la flexibilidad y la reestructuración
cognitiva. Por otro lado, las técnicas conductuales y de resolución
de problemas se utilizan para modificar comportamientos que
mantienen la cognición distorsionada13.
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Respecto al paciente oncológico, la cognición activada con el
diagnóstico de cáncer puede influir en las emociones y conductas
adoptadas por el paciente. Estos contenidos pueden contribuir para
el desarrollo de trastornos psicológicos, derivados de una forma
distorsionada de percibir los acontecimientos, o de una adaptación
y enfrentamiento funcional a esta nueva condición7 .
Taylor (2005 citado por 7) presenta algunas pautas para el
uso de la Terapia Cognitivo-Conductual con pacientes crónicos,
tales como: facilitar la adherencia al tratamiento, ofrecer apoyo
emocional, prevenir conductas de riesgo para la salud, identificar y
reforzar estrategias de afrontamiento funcionales, etc. Por tanto,
esta práctica, realizada por el psicólogo que adopta el abordaje en
cuestión, se realizaría con el fin de proporcionar al paciente una
mayor adaptación a lo largo del proceso de enfermedad,
favoreciendo una reducción del impacto psicológico del diagnóstico
y una mejor calidad de atención. vida.
GESTIÓN DE INDICADORES DE DEPRESIÓN
Los estudios de Beck, a su vez, indicaron que la depresión
podría entenderse como resultado de cogniciones distorsionadas
negativas y esquemas cognitivos disfuncionales. El uso del abordaje
de la TCC en pacientes con depresión ha demostrado ser bastante
efectivo, considerándose bastante robusto, además de presentar
una respuesta duradera y efectos protectores en relación a posibles
recaídas14.
Los pacientes diagnosticados de cáncer tienen una mayor
predisposición a la depresión que las personas sanas15, lo que
puede generar impactos importantes en la calidad de vida y en la
continuidad del tratamiento oncológico. Los pacientes con cáncer
pueden tener una tendencia a la desesperanza, que puede estar
presente en varias etapas del proceso de la enfermedad.
Una persona desesperanzada presenta distorsiones cognitivas que
le llevan a creer que sus problemas actuales son irreversibles y
percibe su vida como carente de toda satisfacción, predominando
los sentimientos de culpa y tristeza16.
Hopko y colaboradores (2008 citado por 6) describen
resultados de la aplicación de la Terapia Cognitivo-Conductual
para la depresión en pacientes con cáncer, que indicaron una
mejora significativa y sostenida en indicadores de depresión y
calidad de vida.
Las sesiones se basaron en técnicas cognitivas -como la
identificación de errores cognitivos y la reestructuración cognitiva-,
gestión del sueño, entrenamiento en resolución de problemas,
ejercicios y ejercicios de relajación.
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específico para la expresión de la experiencia del diagnóstico
y la enfermedad y su manifestación en las dimensiones física,
emocional y conductual.
MANEJO DE LA ANSIEDAD Y EL ESTRÉS
La ansiedad, como la depresión, tiende a estar bastante
presente en la experiencia de los pacientes con cáncer. La
ansiedad es una vaga y desagradable sensación de aprensión,
derivada de la anticipación de un peligro externo o interno,
estando asociada a estados de tensión, hiperactividad,
aprensión, vigilancia y alerta.
La literatura señala que la Terapia Cognitivo-Conductual se
ha mostrado bastante efectiva en el manejo de la ansiedad16.
Investigaciones en el área muestran que los niveles de
ansiedad tienden a disminuir significativamente, a través de
la relajación progresiva. El objetivo de esta técnica es enseñar
al paciente a conseguir una relajación profunda, por lo que el
entrenamiento se realiza dirigiendo los pensamientos hacia
imágenes agradables, tensando y relajando los músculos, y
respirando profundamente16.
Otra técnica de terapia cognitiva ampliamente estudiada
para aliviar los síntomas de ansiedad en pacientes con cáncer
es la terapia basada en la atención plena. Los resultados
indican seguridad y eficacia para el manejo del estrés, además
de varios problemas, como dolor, fatiga, náuseas y vómitos17.
Kabat-Zinn (1990 citado por 18) define Mindfulness como una
forma específica de atención plena, a través de la concentración
en el momento presente, de forma intencionada y sin juicio.
Así, el individuo aprende a centrar su atención en el momento
exacto de su experiencia, dándose cuenta de qué sentimientos
y sensaciones aparecen en el cuerpo al sentir ansiedad.
EL MANEJO DEL DOLOR
La prevalencia de dolor crónico es del 30% al 50% en
pacientes en tratamiento por tumores sólidos y del 70% al
90% en pacientes con enfermedad avanzada. El dolor que no
se alivia puede afectar las actividades rutinarias, el sueño y el
contacto social19. Los síntomas psiquiátricos como la
ansiedad, el insomnio, la depresión, la agitación, la irritabilidad
y la ira pueden resultar del dolor no controlado11.
Así, es necesario el manejo adecuado de este síntoma
por parte del equipo de salud, a través de intervenciones
farmacológicas y no farmacológicas, con el objetivo de mejorar
la calidad de vida del paciente. En este sentido, la TCC
pretende ayudar a los pacientes a ser capaces de evaluar el
impacto
El conocimiento que los pensamientos y sentimientos
negativos sobre el dolor provocan en el mantenimiento de
conductas inadecuadas, posibilitando así una mayor flexibilidad
en las creencias que permean las conductas dolorosas y una
disminución en la activación de pensamientos automáticos
negativos20.
CONSIDERACIONES FINALES
Con el cambio en el perfil epidemiológico a escala mundial,
se aprecia un aumento significativo en la incidencia de
enfermedades crónico-degenerativas. Entre estos, el cáncer
se destaca como una de las principales causas de muerte y
es considerado una prioridad en las políticas públicas de
salud. A pesar de los avances en farmacoterapia y tecnologías
biomédicas, el diagnóstico oncológico sigue asociado a una
sentencia, y esta representación social se construye
culturalmente a lo largo de los años.
Desde la fase de investigación hasta el momento de la
confirmación diagnóstica, muchos sentimientos pueden
acompañar al paciente, como miedo, tristeza, ansiedad,
revuelta, impotencia, desesperanza y temor.
Dichos sentimientos están relacionados con las cogniciones
activadas al recibir el diagnóstico, que dependen del sistema
de creencias construido a partir de la historia de vida del
paciente. Así, las cogniciones generarán importantes
implicaciones, tanto en la mejora del estado emocional como
en la calidad de vida del paciente.
Los estudios han demostrado que técnicas específicas
de la TCC, como la identificación de distorsiones cognitivas,
la reestructuración cognitiva, la relajación progresiva, las
técnicas de respiración y la práctica de Mindfulness, han
mostrado resultados efectivos en el manejo de los síntomas
de ansiedad, los indicadores de ansiedad y los trastornos de
ansiedad por presión y manejo del dolor, vivencias presentes
en la experiencia de los pacientes oncológicos.
De esta forma, la utilización del modelo cognitivo
desarrollado por Aaron Beck, que propone una interrelación
recíproca entre pensamiento, emoción y conducta, ha
demostrado ser bastante eficaz en el tratamiento
psicoterapéutico de pacientes con cáncer.
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