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PSICOLOGÍA

DE LA SALUD
Psicooncología
Psicooncología

Junto con los avances que se dan en el


mundo, la oncología sigue avanzando y
encontrando nuevas y mejores maneras
de apoyar a los pacientes oncológicos y a
sus familias. Este avance implica
continuas investigaciones, tecnologías,
intervenciones y terapias cada vez más
avanzadas.

Estos avances significan que la mitad de las personas diagnosticadas con cáncer,
pueden esperar sobrevivir, cuando menos, 10 años más (Pitman et al., 2018).

Entre estos avances, se presenta la psicooncología, la cual surge a mediados del siglo
pasado como una subespecialidad de la oncología, sin embargo, tiene un pasado muy
largo.

Historia de la psicooncología

La historia del cáncer se remonta hasta


1800, durante ese tiempo el diagnóstico de
cáncer se asociaba con una muerte segura
y, debido al desconocimiento de las causas
o de la cura del cáncer, en ocasiones se
atribuía a una posesión demoniaca (Robert,
et al., 2013). Incluso en los principios no se
le daba el diagnóstico de cáncer al
paciente, solamente a sus familiares.

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Fuente: Creación propia, tomado de: Holland, J. (2002). History of Psycho-Oncology:
Overcoming attitudinal and Conceptual Barries. Psychosomatic Medicine. 64:206-221.

Como se puede identificar, la atención a la respuesta psicológica fue hasta los años
cincuenta y, con esa atención, en 1955 el grupo psiquiátrico del Hospital General de
Massachusetts y el grupo de investigación psiquiátrica en el Centro de Cáncer
Memorial Sloan-Kettering, realizaron los primeros informes de adaptación psicológica
al cáncer y su tratamiento, gracias a esto se empezaron a formar otros grupos y así se
establecieron los primeros elementos de la psicooncología (Robert, et al., 2013).

En la década de los sesenta, Elizabeth Kübler-


Ross, mejor conocida por su trabajo con
pacientes en etapa terminal, empezó a
interesarse en la experiencia y emociones de sus
pacientes con cáncer, quienes se enfrentaban
con su propia muerte.

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Fue un avance muy importante, ya que gracias a su trabajo creció el interés por los
problemas psicológicos que enfrentan las personas con cáncer.

Durante esa misma década se comenzó a hacer mayor énfasis a los aspectos
psicológicos relacionados con el cáncer, según Holland (2018), algunos factores que
contribuyeron a esto fueron:

- Cambios sociales en las actitudes hacia el cáncer, que incluían un cambio a


disminuir el pesimismo.

- Mayor atención a los cuidados paliativos y de soporte, a través de la creación


de los hospicios.

- Aumento en la frecuencia con la que se compartía el diagnóstico de cáncer


con el paciente.

- Aumento en la importancia por mantener la autonomía del paciente y aspectos


humanos en el cuidado de la salud.

- El reconocimiento de las influencias psicológicas y conductuales en el riesgo


de cáncer, detección temprana y prevención.

- Surgimiento de la interconsulta entre la psiquiatría y la psicología de la salud,


con el énfasis en el cuidado psicológico de pacientes con la enfermedad.

Finalmente, a mediados de los setenta, se rompe la barrera para revelar el diagnóstico


de cáncer a los pacientes y con ello surge la psicooncología.

En 1977, la psiquiatra Jimmie Holland creó la primera unidad de


psicooncología del mundo y en 1984 fundó la Sociedad Internacional de
Psicooncología (IPOS).

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Holland (2002), define a la psicooncología, como:

El campo de estudio e intervención en los trastornos psicosociales asociados al


diagnóstico y el tratamiento del cáncer en el paciente, sus familiares y en los servicios
sanitarios, así como sobre los factores conductuales que afectan al riesgo de
desarrollar la enfermedad y de ser superviviente.

La psicooncología involucra a profesionales de


diversas disciplinas y especialidades médicas que
utilizan sus observaciones clínicas, sus métodos de
investigación y la experiencia que tienen en cada
una de sus áreas para aplicarlas al cáncer (Holland,
2018). La psiquiatría, el trabajo social, la psicología
y la enfermería han contribuido al estudio y
entendimiento dentro de la psicooncología.

Algunos de los objetivos que persigue la psicooncología son los siguientes:

- Fomentar el estudio de los factores psicológicos, sociales y conductuales en la


prevención y detección del cáncer y explorar también el impacto de dichos
factores en la supervivencia.

- Incrementar la conciencia de los problemas psicológicos y sociales y de su


gestión, que son relevantes para pacientes que están recibiendo un
tratamiento activo, paliativo o terminal, y para pacientes que han sobrevivido.

- Dar atención a los valores humanísticos, éticos y espirituales en el tratamiento


con los pacientes, especialmente cuando están relacionados a decisiones
terminales y los pertinentes a los derechos de los pacientes que son tratados
con protocolos experimentales.

- Para aumentar la calidad de vida como una variable resultante de estudios


clínicos, como una manera de mejorar la información a los pacientes para
tomar una decisión.

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Existen más objetivos que persigue la psicooncología, sin embargo, con este listado
nos podemos dar una idea de lo integral que es la investigación y el área de trabajo.

Dimensiones de la psicooncología

Holland (2018) menciona que la psicooncología se preocupa por dos dimensiones


psicológicas asociadas al cáncer:

1. La respuesta emocional de los pacientes


en todas las fases de la enfermedad, de
sus familias y de sus cuidadores (la
dimensión psicosocial).

2. Los factores psicológicos, conductuales y


sociales que pueden influenciar la
morbilidad y la mortalidad del cáncer (la
dimensión psicobiológica).

Impacto del cáncer y sus resultados psicosociales

A partir de la investigación que se ha realizado en estas últimas décadas acerca del


cáncer, es que se ha ido encontrando la cura para algunos tipos. En la actualidad el
recibir un diagnóstico no equivale a morir, en muchos casos la enfermedad se puede
tratar.

Gracias al surgimiento de la psicooncología se ha podido ampliar la investigación, con


respecto al impacto emocional en los pacientes con cáncer.

Costa et al., (2016) mencionan que los resultados psicosociales abarcan diversos
resultados, los cuáles se pueden agrupar en 4 grandes áreas:

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Los resultados emocionales que más se han observado son: ansiedad, depresión,
preocupación, miedo, enojo y culpa (Costa et al., 2016). Con frecuencia estas
emociones se han agrupado en términos más generales, como estrés psicológico o
emocional, ya que son términos más inclusivos y que tienen menos estigma en la
sociedad (Holland, 2002; Larouche & Edgar, 2004 citados en Costa et al., 2016). Incluso
Bultz y Holland (2006) refieren que el estrés emocional es considerado el “sexto signo”
en pacientes con cáncer, ya que debe ser monitoreado junto con el pulso, oxigenación,
presión sanguínea, temperatura y dolor (citados en
Costa et al., 2016).

Junto con los hallazgos emocionales, se ha


determinado que la depresión está relacionada
con la poca adherencia a los tratamientos y con
un índice menor de supervivencia (Pitman et al.,
2018).

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Los resultados adaptativos son aquellos que se consideran el ajuste psicológico y el
encontrar algún beneficio de la enfermedad (Kornblith, 1998, citados en Costa et al.,
2016).

Uno de los primeros hallazgos sobre esta adaptación al cáncer fue en 1971, cuando un
pequeño grupo de investigadores psicosociales se dedicó a estudiar los factores que
contribuyeron a la supervivencia de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y,
gracias a ello, desarrollaron una de las primeras escalas para medir la adaptación
psicológica al cáncer (Holland et al., 2015). Después, en 1976 en Holanda, el doctor
Fritz Van Dam desarrolló las primeras herramientas de medición para medir la calidad
de vida y las variables psicológicas en pacientes con cáncer alrededor de Europa.

Gracias a esos primeros esfuerzos se inició la búsqueda de los factores adaptativos


ante el diagnóstico de cáncer, tanto para los pacientes como para sus familiares y
seres queridos.

Muchos pacientes de cáncer solo llegan a


presentar algunos síntomas leves de
estrés durante el tratamiento y se ha
encontrado que ese estrés les ayuda a
desencadenar cambios psicológicos
positivos, como mayor apreciación de la
vida y son capaces de reevaluar la misma
(Casellas-Grau et al., 2017, citados en
Niedzwiedz et al. 2019).

Los resultados cognitivos que se han identificado son déficits en la memoria y


atención, particularmente después de recibir quimioterapia.

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Casavilca-Zambrano et al. (2017) mencionan que algunos estudios han asociado el
deterioro cognitivo al efecto acumulativo de las dosis de quimioterapia, la intensidad y
la duración del tratamiento. Otros factores que también podrían estar asociados con el
aumento del riesgo de deterioro cognitivo son: edad avanzada, historia de
traumatismo encefálico, otras enfermedades neurológicas, desórdenes del desarrollo y
micro-metástasis al sistema nervioso central. Además de esto, plantean que se debe
considerar el nivel de instrucción y coeficiente intelectual como factores que
incrementan la vulnerabilidad a tener algún tipo de síntoma de deterioro cognitivo.

Dentro de la revisión de la literatura, se ha encontrado que estos síntomas


generalmente desaparecen conforme van pasando los efectos de la quimioterapia o
algún otro tratamiento contra el cáncer.

Los resultados sociales asociados con el cáncer se pueden dividir en dos aspectos: el
cáncer y su impacto en el funcionamiento social, y el impacto del apoyo social en los
efectos psicológicos de los pacientes.

Se ha encontrado que el cáncer no solo afecta a


quien lo padece, sino a sus familiares y amigos.
Los miembros de la familia, en particular las
parejas de pacientes con cáncer también
experimentan problemas psicológicos debido a
la enfermedad (Moser et al., 2013, citado en
Schellekens & van der Lee, 2020).

El asegurar que el cáncer tiene un impacto en el


incremento de problemas psicológicos se queda
corto, es indispensable saber que el tipo de respuesta psicológica que cada paciente
presentará durante su tratamiento depende de muchos factores. Dos pacientes con
síntomas muy parecidos pueden tener diferentes respuestas psicológicas. Asimismo,
las mismas respuestas psicológicas pueden venir de diferentes diagnósticos y
síntomas.

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Factores de riesgo para el cáncer

Los tres factores psicosociales que han sido rigurosamente estudiados en


investigaciones sobre los riesgos psicosociales vinculados con el cáncer son los
siguientes:

Los eventos significativos de la vida y estrés se refieren a las pérdidas o cambios en el


ciclo vital, tales como divorcio, separación, encarcelamiento, muerte de alguien,
enfermedad, mudanza, etc. Se han realizado varias investigaciones de su relación con
el cáncer y se ha encontrado que:

- El pasar por un divorcio o la muerte del cónyuge aumenta al doble el riesgo de


contraer cáncer de mama (Lillberg et al., 2003, citados en Holland et al., 2015).

- La muerte de un pariente cercano o de un amigo aumenta el riesgo en un 40%


(Lillberg et al., 2003, citados en Holland et al., 2015).

- Se reportó una incidencia en el deterioro cognitivo en el 23% de las pacientes


con cáncer de mama y quimioterapia adyuvante con doxorrubicina y
ciclofosfamida (AC) solo o seguido de un taxano (Jansen et al., 2011, citados
en Casavilca-Zambrano et al., 2017).

- La depresión afecta al 20% y la ansiedad al 10% de pacientes con cáncer, en la


población en general (Pitman et al., 2018).

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- Algunos tipos de cáncer, como de pulmón o de páncreas, pueden secretar
algunas sustancias que son conocidas por causar depresión; y algunos
tratamientos para el cáncer, como las quimioterapias y corticoides, son
asociados con depresión (Pitman et al., 2018).

- El miedo a recaer o a que el cáncer reaparezca es uno de los problemas


reportados que representa una necesidad para los sobrevivientes y necesita
atenderse (Simard et al., 2013, citados en Niedzwiedz et al. 2019).

- Se encontró una alta prevalencia de miedo en la progresión de la enfermedad,


ansiedad y depresión en pacientes con cáncer durante el surgimiento de la
pandemia COVID-19, en pacientes diagnosticados en Wuhan, China. Estos
resultados fueron más altos que los encontrados en la población en general
(Chen et al., 2020).

- Los sentimientos de soledad se incrementaron en pacientes y familiares


durante la pandemia COVID-19, debido al distanciamiento social en pacientes
de Holanda (Schellekens & van der Lee, 2020).

Se continúa la investigación sobre otros riesgos psicosociales, como las deudas, falta
de ingresos, falta de necesidades básicas (techo y comida) y su influencia en
pacientes con cáncer, sin embargo, aún no se ha encontrado evidencia suficiente para
relacionar ese vínculo directo.

Tratamientos en psicooncología

La ciencia sigue avanzando y en lo que sí ha


podido determinar una relación y un buen aporte
a la salud, es en el tipo de terapias y
tratamientos con los que se puede atender a los
pacientes.

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Las intervenciones que se han desarrollado desde la psicooncología se pueden
identificar en diferentes niveles de influencia, que van desde políticas públicas para
realizar cambios en contextos socioculturales, hasta como intervenciones diseñadas
al nivel individual (Harris & Stanton, 2021).

La Red Nacional Integral del Cáncer (National Comprehensive Cancer Network®,


NCCN®) y la Academia Nacional de Medicina (NAM) proponen algunos lineamientos
en los cuales se identifican cuatro componentes esenciales del proceso de atención
que constituyen las mejores prácticas, estos son los siguientes:

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Los mismos lineamientos sugieren que el personal de salud tenga una participación
activa en los cuatro componentes, aunado a eso se recomienda que todos los
pacientes que inician un tratamiento sean evaluados para determinar sus necesidades
psicológicas y sus niveles de estrés, para referirlos a su adecuada atención (Galindo-
Vázquez & Costas-Muñiz, 2019).

La adaptación mediante estrategias de


acercamiento, que incluyen expresión emocional,
solución de problemas, búsqueda de apoyo social,
re-evaluación positiva y una aceptación activa,
predicen una mayor adaptación psicológica
(Harris & Stanton, 2021).

Se han realizado muchos hallazgos con referencia a diferentes tipos de tratamiento


que ayudan con el aspecto emocional y psicológico del cáncer, algunos de estos
hallazgos son los siguientes:

- Arakawas et al. (1997, citados por Sanjida et al., 2018) determinaron que un
entrenamiento de relajación en tres o cuatro sesiones resultó en una reducción
de síntomas de ansiedad durante la quimioterapia.

- La terapia grupal es casi igual de efectiva que la terapia individual y más


económica (Sanjida et al., 2018).

- Para tratar síntomas de ansiedad es mejor el tratamiento individual que el


grupal (Sanjida et al., 2018).

- La psicoterapia positiva para el cáncer aparenta ser una opción terapéutica


válida para asimilar y acomodar la experiencia con el cáncer, después del
tratamiento (Ochoa-Arnedo et al., 2020).

- Las técnicas mente-cuerpo para fomentar la resiliencia demuestran una buena


aceptación, viabilidad y cambios favorables para tratar el miedo a recaer y en
las habilidades adaptativas en sobrevivientes de cáncer (Hall et al., 2020).

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- La terapia de aceptación y compromiso (ACT) puede incrementar
efectivamente la salud mental de pacientes con cáncer y se puede aplicar
dentro de la práctica clínica como una intervención psicológica efectiva (Zhao
et al., 2021).

Es importante considerar que todos estos tratamientos deben ser estandarizados y


adaptados para diferentes culturas y contextos, y esto hace pertinente que los
investigadores alrededor del mundo continúen con sus esfuerzos por desarrollar
lineamientos, métodos y tratamientos adaptados al entorno en el que se encuentran.

Aún quedan muchos descubrimientos por hacer


en cuanto al tratamiento psicooncológico, los
investigadores siguen realizando hallazgos en
áreas como la calidad de vida; detección,
prevención y adherencia al tratamiento
oncológico; cuidados paliativos; control del
dolor; etcétera.

Referencias:

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obra por cualquier medio sin previo y expreso
consentimiento por escrito del

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Monterrey.

DE LA SALUD
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