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Acordes utilizados:
E Bbdim F#m B7 E7 Am C#m
1.e|--0--|--0--|--2--|--2--|--0--|--0--|--4---||-
2.B|--0--|--2--|--2--|--0--|--0--|--1--|--5---||-
3.G|--1--|--0--|--2--|--2--|--1--|--2--|--6---||-
4.D|--2--|--2--|--4--|--1--|--0--|--2--|--6---||-
5.A|--2--|--1--|--4--|--2--|--2--|--0--|--4---||-
6.E|--0--|-----|--2--|-----|--0--|-----|------||-
Intro: Am-E-B7-E-B7
E Bbdim F#m
[1]Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks,
B7 F#m B7 E
en vez de fingir, o, estrellarme una copa de celos, le dio por reír.
E7 A
De pronto me vi, como un perro de nadie, ladrando, a las puertas del cielo.
Am E C#m F#m B7 E B7
Me dejó un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo.
[1]Tenían razón mis amantes en eso de que, antes, el malo era yo,
con una excepción: esta vez, yo quería quererla querer y ella no.
Así que se fue, me dejó el corazón en los huesos yo de rodillas.
Desde el taxi, y haciendo un exceso, me tiró dos besos... uno por mejilla.
A
[2]Y regresé a la maldición del cajón sin su ropa, a la perdición de los bares de copas a las
cenicientas de saldo
y esquina, y, por esas ventas del fino Laina, pagando las cuentas de gente sin alma que pierde la
calma con
E B7 F#m B B7
la cocaína, volviéndome loco, derrochando la bolsa y la vida la fui, poco a poco,
E
dando por perdida.
[2]Y eso que yo, para no agobiar con flores a María, para no asediarla con mi antología de sábanas
frías y
alcobas vacías, para no comprarla con bisutería, ni ser el fantoche que va en romería, con la
cofradía del
Santo Reproche, tanto la quería, que, tardé, en aprender a olvidarla, diecinueve días y
quinientas noches. B7
[2]Me abandonó, como se abandonan los zapatos viejos, destrozó el cristal de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato, y, fui, tan torero por los callejones del juego y el vino, que ayer el portero me
echó del casino
de Torredolones. Que pena tan grande, negaría el Santo Sacramento, en el mismo momento que ella me
lo mande.
[2]Y eso que yo, para no agobiar con flores a María, para no asediarla con mi antología de sábanas
frías y
alcobas vacías, para no comprarla con bisutería, ni ser el fantoche que va en romería, con la
cofradía del
Santo Reproche, tanto la quería, que, tardé, en aprender a olvidarla, diecinueve días y quinientas
noches.