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El regreso de Perón y el triunfo del Frejuli

El 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de exilio y con una estadía inferior a un mes
regresa al país el General Juan Domingo Perón. Durante este breve lapso, Perón realizo una
reunión con diferentes representantes de todas las agrupaciones políticas, en pos de
construir la base de una convivencia partidaria, buscando una democracia sin restricciones
y garantizando el apoyo a las políticas nacionales y populares. A su vez, formalizo el
FREJULI, constituido por diversas vertientes políticas en la que se encontraba el
peronismo, el “desarrollismo” de Frondizi, la democracia cristiana, el conservadurismo
popular, desprendimientos del socialismo y del radicalismo, entre otros. La fórmula
presidencial del Frente Justicialista de Liberación, estaba integrada por Héctor J. Campora,
delegado personal de Perón, y Vicente Solano Lima, político conservador que acompañaba
a los peronistas desde 1955.
Perón mantuvo su juego pendular, entre la provocación y la pacificación. La fórmula constituía un desafío a
los políticos de La Hora del Pueblo y sobre todo a los sindicalistas, a quienes excluyó de la negociación, y un
aval al ala contestataria del movimiento, que ya rodeaba a Cámpora y le dio a la campaña electoral un aire
desafiante. Romero (2017) (p.218)

En Marzo de 1973 se llevaron a cabo las elecciones en donde el FREJULI obtuvo el 49.5 %
de los votos en la primera vuelta y la formula de la UCR, Balbín - Gammond reunió el 21.2
% de los sufragios. Debido a la diferencia de votos entre el primero y el segundo, el
radicalismo se negó a competir en una segunda vuelta, por lo que se reconoció el triunfo del
FREJULI. Esta elección, provoco que las FF.AA descalifiquen a Lanusse y el grupo de
generales que lo acompañaron en esta maniobra política, provocando además su retiro en
medio de un gran repudio popular.

Tras la asunción de Campora a la Presidencia, se agudizaron los conflictos internos en el


peronismo. Por un lado, los sectores revolucionarios intentaron dirimir sus conflictos con la
burocracia sindical mediante enfrentamientos violentos. Por otra parte, la Juventud
Peronista logró que Campora decretara la amnistía para todos los presos políticos, incluidos
los miembros de organizaciones armadas sin una previa aprobación del Congreso. Además,
numerosos miembros de la JP o ligados con organizaciones armadas ocuparon cargos
importantes en el gobierno, causando una crisis de autoridad debido a las demostraciones
de poder y fuerza de la izquierda peronista. Esta serie de acontecimientos logro que tanto la
burocracia sindical, como los sectores empresarios y las clases medias tradicionales pidan
la renuncia de las autoridades y soliciten la presencia de una conducción pacificadora.
El 20 de Junio del 73’, el día del retorno definitivo de Perón se dieron lamentables hechos
conocidos como “La Masacre de Ezeiza” en donde, en las proximidades del aeropuerto, se
produjo un enfrentamiento armado entre los sectores revolucionarios del peronismo y los
vinculados a la extrema derecha nucleada en torno a López Rega, secretario personal de
Perón. Tras estos hechos y según Rapoport (2003) “Perón reclamo el regreso a la ortodoxia
partidaria y la necesidad de reorganizar el Estado” (p. 666).

Tras intentar frenar la movilización popular, Campora y Solano Lima presentaros su


renuncia en el mes de Julio. Raúl Lastiri, titular de la cámara de Diputados fue designado
presidente provisional, abriendo el espacio para que Perón reorganizara el Estado con el
apoyo de la burocracia sindical, los partidos políticos y las fuerzas armadas.

Luego de unas nuevas elecciones y con el 63% de los votos, la formula encabezada por
Juan Domingo Perón, acompañado en la vicepresidencia por su esposa María Estela
Martínez de Perón, la formula justicialista supero a la radical Balbín-De la Rúa, quienes
obtuvieron el 24% de los votos.

El Tercer Gobierno de Perón


Al asumir la presidencia, Perón estableció como objetivo la reorganización del poder
estatal, para esto, estaba dispuesto a manejar la nación sin ceder a los intereses partidarios
ni a los condicionamientos ideológicos. Para esto, proponía una democracia integrada, la
cual encauzaría los conflictos sociales, además de controlar las relaciones entre trabajadores
y capitalistas y garantizar la estabilidad política del régimen.
Sin embargo, los objetivos propuestos por Perón iban a encontrar una serie de
inconvenientes. Los conflictos gremiales no cesaron ni disminuyeron en frecuencia e
intensidad y las mejoras salariales desbordaron el Pacto Social, pacto que era según
Rapoport (2003) “considerado por Perón como un pacto político orientado a encuadrar los
conflictos de intereses entre las clases sociales” (p. 666). A esta serie de conflictos también
se sumó el grupo empresarial, quienes argumentaban descensos en sus tasas de ganancias,
lo que los llevo a cuestionar el Pacto e incorporar diversas prácticas especulativas,
eludiendo controles de precios, acaparando mercadería, etc.
Otro frente de conflictos se daba en el seno de la Juventud Peronista y de los grupos
armados, a los cuales Perón exhorto de desistir de los actos de violencia como recurso
político y de aceptar su conducción. Estas solicitudes fueron respondidas por los
Montoneros, quienes mostraron su disposición en enfrentar y dar batalla ideológica a la
burocracia sindical, la cual estaba siendo respaldada por el propio presidente.
Tras una serie de hechos violentos y, de la destitución y renuncia de funcionarios ligados a
los sectores radicalizados del peronismo, el 1 de Mayo de 1974, en el marco de un acto
celebrado en Plaza de Mayo se dio el pico de enfrentamiento entre el presidente y la
izquierda de su movimiento. Desde los balcones de la Casa Rosada, Perón expulsó, previa
descalificación a dichos sectores, que abandonaron masivamente la plaza.
En su última aparición pública, cuando la situación parecía volverse ingobernable debido a
las tensiones políticas y sociales, Perón amenazo con su renuncia, alegando que sin el
apoyo masivo que lo llevo al poder, le abría las puertas a quienes podrían gobernar mejor
que el país.
El 1 de Julio de 1974, se producía la muerte de Perón en un momento crítico al que se
enfrentaba su proyecto político. Las FF.AA y distintos sectores políticos dieron apoyo a la
continuidad institucional representada en su sucesora Isabel Perón. La figura de la nueva
mandataria, no evitó que se produzca un vacío político tras la muerte del General, lo cual
llevo al país a una crisis sin precedentes, pues Perón era el único líder capaz de mediar en
los antagonismos emergentes de las luchas sociales. La agudización de los conflictos y la
violencia política dada en los meses siguientes, marcarían el fin del proyecto peronista.
La violencia política y las organizaciones armadas (210Romero)
En nuestro país, las primeras organizaciones guerrilleras surgieron a principio de la década
del 60’, tras la experiencia cubana y se reactivaron con la acción de Guevara en Bolivia, sin
embargo, su verdadero foco de expansión se dio debido a la experiencia autoritaria y una
fuerte convicción de que no había alternativas más allá de la acción armada.

Gelbard y el pacto social (692)


José Ber Gelbard fue líder de la CGE y quien estuvo al frente de la política económica
peronista entre los años 1973 y 1974. Esta política, se basaba en un acuerdo entre la CGT,
la CGE y el Ministerio de Economía, además su plan económico estaba compuesto por el
Plan Trienal, un plan de estabilización y un proyecto que implicaba una serie de reformas a
largo plazo. La nacionalización del comercio exterior de carnes y cereales, la apertura al
comercio con los países socialistas y la nacionalización de los depósitos bancarios entre
otras medidas, fueron algunos de los proyectos impulsados por Gelbard que según Belini y
Korol (2012) “intensificaba el intervencionismo estatal, alentaba una distribución más
equitativa del ingreso y proponía medidas favorables al capital nacional” (p. 208).
Dentro de toda esta serie de planes, el Pacto Social era el más importante. Tras un acuerdo
entre el gobierno, la CGE y la CGTE, las corporaciones aceptaban apaciguar el conflicto
por la distribución de los ingresos. Además, se estableció el congelamiento de precios y
salarios por un lapso de 2 años, luego de que se dé un aumento salarial cercano al 20%.
Sin embargo, antes de la firma del pacto, ya muchas empresas habían aumentado sus
precios en forma preventiva, pues se creía que el gobierno aplicaría medidas como el
congelamiento de precios, permitiendo a los empresarios tener un margen más amplio para
absorber el incremento salarial. Por otra parte la CGT, bajo la conducción de José Ignacio
Rucci, se mostró propicia a un acuerdo de salarios y precios.
El plan tuvo éxito durante la segunda mitad de 1973, logró una reducción de la inflación
minorista en el segundo semestre del mismo año; la desocupación disminuyo hasta el 5%
de la PEA. Toda la actividad económica mostró signos de recuperación, a excepción de la
inversión privada. La efectividad del pacto llevó al gobierno a subestimar la problemática
de la prolongación de acuerdos de este tipo en el marco de la crisis del petróleo.
La consecuencia del Pacto Social quedaron al descubierto en 1974 debido al fuerte
incremento en los precios del petróleo y otros productos importados, los cuales
transmitieron los problemas inflacionarios mundiales a la economía local. En este contexto,
la política económica peronista mostraba fragilidad, ya que por un lado buscaba eliminar la
inflación, por el otro se había ampliado el gasto público y las concesiones crediticias. Estas
situaciones de problemáticas inflacionarias, dieron lugar a nuevos enfrentamientos entre
trabajadores y empresarios, multiplicándose en esos meses los conflictos laborales. Debido
a esta coyuntura, la burocracia sindical con temor a la presión y movilización de las bases y
el peligro que ello significaba, comenzó a reclamar mejoras salariales. Por otra parte, los
empresarios como oposición a los precios máximos fijados por el gobierno, usaron el
desabastecimiento y el surgimiento de un mercado negro para sus productos. En respuesta a
todos estos hechos, en marzo de 1974 Perón concede un aumento salarial del 13%
trasladando el aumento de los costos a los precios finales.

El rodrigazo (700)
El 2 de Junio de 1975 y por recomendación de López Rega llega al Ministerio de Economía
Celestino Rodrigo. Ya en función, las medidas tomadas por el nuevo ministro fueron de
manera repentina, una devaluación del 160% para el tipo de cambio comercial y del 100%
para el financiero. Además, se buscó reducir el déficit fiscal con un reajuste tarifario, el
cual alcanzo el 181% en el caso de la nafta. También aumento el precio de los transportes
urbanos, se reajustaron las tasas de intereses de los préstamos en los bancos oficiales.
El objetivo de este programa, era tratar de combatir la aceleración inflacionaria, sin buscar
una transformación de las estructuras productivas. En él se concebía a la inflación como un
fenómeno monetario y fiscal, sin vínculos con otros aspectos económicos. Cuando la
producción y la circulación de moneda estaban ligados –lo que ocurría generalmente-, los
resultados del Rodrigazo iban a fracasar. Debido a esta situación, la inflación aumento
bruscamente, reduciendo los salarios reales. En ese contexto, los argentinos comenzaron a
desprenderse de un dinero que perdía valor casi día a día, buscando el refugio en monedas
extranjeras, ocasionando la disminución de las reservas del gobierno. Ya que uno de los
mayores desequilibrios se encontraba en el alto déficit fiscal, el estallido hiperinflacionario
llevó a las cuentas públicas a un estado nocivo, incrementando el déficit (mayor al 15% del
PBI) e impulsando la oferta monetaria lo que ocasionaba un crecimiento en la tasa de
inflación.
El 29 de junio, la presidenta anulo los convenios laborales acordados en los meses
anteriores, además reducía los aumentos salariales del 100 al 50%. Como respuesta a estas
decisiones, los sindicatos provocaron el alejamiento de López Rega y la renuncia de
Rodrigo.

El movimiento obrero (623) (671), nuevos actores y división de la CGT (671)

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