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Comité Internacional de la Cruz Roja

¿Qué es?:

El CICR es una organización independiente y neutral que se esfuerza


por prestar protección y asistencia humanitarias a las víctimas de los
conflictos armados y de otras situaciones de violencia. Toma medidas
para responder a las emergencias y promueve, al mismo tiempo, el
respeto del derecho internacional humanitario y su aplicación en la
legislación nacional.

La cruz roja y el Covid-19 en Latinoamérica

La expansión de la COVID-19 por el mundo ha desencadenado una


serie de cambios y retos en las operaciones de las organizaciones
humanitarias, incluyendo al CICR. Los países afectados por conflictos
armados o violencia son los que enfrentan los mayores riesgos para
gestionar la pandemia. Nuestro compromiso con todos ellos es
permanente.

En América Latina, el CICR sensibiliza, asesora y apoya a las


autoridades, Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y a la sociedad
civil para que adopten las medidas adecuadas a fin de mejorar la
situación humanitaria y la respuesta a la COVID-19.

Los migrantes, incluidos los refugiados, los familiares de


personas desaparecidas, las personas sin hogar, los detenidos,
los adultos mayores, los trabajadores de la salud y las personas
con enfermedades crónicas son particularmente vulnerables en
esta emergencia.

Esta adaptación incluye medidas y acciones destinadas tanto a las


personas a las que asistimos como a nuestro propio personal y a
nuestros socios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la
Media Luna Roja: actuando con las Sociedades Nacionales de la Cruz
Roja, contribuyendo con la prevención del contagio y la propagación
del virus entre los migrantes, incluidos los refugiados, en los
albergues, entre las personas privadas de libertad en los centros de
detención, los desplazados o las comunidades afectadas por la
violencia.

En Venezuela, el CICR, junto la Cruz Roja Venezolana y la


Federación Internacional de la Cruz Roja, han reorganizado su
respuesta humanitaria para contribuir a la prevención y atención del
coronavirus, centrando su acción en el apoyo técnico y material a las
estructuras de salud y saneamiento en las que trabajan, así como
también en proporcionar la asistencia necesaria a las comunidades
más vulnerables.

 
En centros de salud de todo el país, hemos trabajado para
actualizar planes de contingencia para el tratamiento profesional de las
personas contagiadas por COVID_19 (zonas de triaje y observación,
salas de aislamiento-admisión, salas de cuidados intensivos y flujo de
pacientes). Hemos dotado a varios hospitales con equipos biomédicos
para asegurar el tratamiento de pacientes severos y moderados en los
hospitales: equipos de soporte ventilatorio con circuitos y filtros,
máscaras de B-PAP, máquinas de anestesia, oxímetros de pulso,
termómetros infrarrojos, concentradores de oxígeno, equipos de
resucitación e intubación, desfibriladores, entre otros.

Además, hemos intensificado la capacitación continua del personal


médico, de enfermería y mantenimiento para el uso seguro del equipo
de protección personal (EPP). La capacitación se dio mediante cursos
virtuales y presenciales a 800 profesionales de la salud abarcando
medidas preventivas generales, EPP, prevención y control de
infecciones / rutinas de higiene, entre otros. Se distribuyeron más
de 800.000 insumos médicos incluyendo equipos de protección
personal, kits de higiene y material educativo en 14 instalaciones de
salud (hospitales, y centros de diagnóstico integral). En hospitales
como el Ruiz y Páez del estado Bolívar, al sur de Venezuela, se
recuperaron y entregaron equipos médicos como nebulizadores,
máscaras de nebulización, medidores de flujo y otros consumibles
para ventiladores mecánicos que son indispensables para hacer frente
al coronavirus.

En la frontera entre Venezuela y Colombia, se brindó apoyo técnico


y dotación de insumos médicos para los refugios temporales en los
sitios fronterizos entre ambos países, brindando la atención primaria
de la salud de los retornados, que permanecen en cuarentena. Dicho
apoyo abarca 13.000 beneficiarios.

Los equipos del CICR han estado en permanente contacto con


las autoridades penitenciarias para que puedan responder de
manera más eficaz ante la emergencia en centros de detención del
país. Entre otras actividades, se capacitó al personal de salud de los
centros penitenciarios sobre medidas preventivas de higiene
generales, prevención y control de infecciones, rutinas de higiene, se
definieron protocolos para los centros y se actualizaron los planes de
contingencia, sistema de monitoreo activo de signos y síntomas entre
la población. Además, se apoyó el mejoramiento sanitario mediante el
suministro agua con camiones cisternas en un centro de detención, la
donación de materiales para limpieza y desinfección en otro y por
último se donaron materiales para las cocinas, materiales de limpieza
y desinfección para el tercer centro de detención.

En el área forense, hemos apoyado principalmente a las morgues con


material y recomendaciones básicas para el tratamiento de cadáveres
por COVID-19, así como consejos específicos sobre medidas de
protección personal y recomendaciones sobre las necesidades
familiares, para evitar la pérdida de identidades y cremaciones
injustificadas o entierros masivos.

En las áreas de agua y saneamiento, se brindó apoyo sanitario en


hospitales mediante la creación y rehabilitación de puntos de lavado
de manos, la distribución de tabletas de cloro a 4 ambulatorios. En la
terminal de ómnibus de San Antonio (estado Táchira) actualmente
utilizado como punto de concentración de retornados, se han
suministrado 1.280 m3 de agua mediante camiones cisternas.
El CICR continúa trabajando para dar respuestas a las personas que
están separadas de sus familias (por cuestiones migratorias, de
violencia u otras), facilitándoles información sobre su paradero
y restableciendo el contacto entre ellas. En Guasdualito en el estado
Apure, se brindaron servicios de conectividad para las más de 800
personas retornadas en los 20 albergues donde están pasando la
cuarentena.

En el estado Táchira se brindó servicio de conectividad en casas de


abrigo y ancianatos a personas que debido a la situación de
contingencia deseen restablecer o mantener el contacto con su familia.
Esa actividad se realiza en conjunto con la distribución de kits de
higiene por parte de la dirección de migración. Además, se instalaron
puntos de conectividad en varias seccionales de CRV  (Yaracuy, El
Tigre), para que pacientes en ambulatorios y albergues puedan hacer
llamadas a sus familiares y recargar las baterías de sus teléfonos.

En el área de seguridad económica, el CICR trabaja para brindar


asistencia a las comunidades más vulnerables, brindando apoyo
financiero al comedor de la Parroquia de El Callao (Bolívar)
para compra de alimentos y productos de higiene. Este comedor
comunitario sirve diariamente más de 250 personas vulnerables de
esta comunidad. También se dio apoyo financiero a 2 comedores
comunitarios de Boca de Grita (Táchira) para la compra de alimentos
que beneficiarán a 500 personas de la comunidad. Adicionalmente, el
CICR apoyó la compra de productos de limpieza e higiene en 14
comedores comunitarios en los barrios de Petare Norte y la Cota 905
en Caracas, y en dos comedores escolares en San Félix (Puerto
Ordaz), observando las buenas prácticas de higiene.

En Trinidad y Tobago, Aruba y Curazao, el CICR también se


mantiene trabajando junto a las Sociedades Nacionales de la Cruz
Roja de cada uno de estos países para reforzar sus servicios de
Restablecimiento del Contacto entre Familiares, así como la difusión
de material informativo sobre la prevención del coronavirus.

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