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UNIVERSIDAD DE CAMAGÜEY IGNACIO AGRAMONTE LOYNAZ

MINISTERIO DE EDUCACION SUPERIOR


FACULTAD ECONOMÍA
CARRERA: TURISMO

TRABAJO DE CURSO

LA CIBERGUERRA O GUERRA EN LAS REDES SOCIALES.

PROFESOR:
Daisy Arias Estrada
AUTORAS:
Gisela Brizuela Almeida

CAMAGÜEY 2022.
SINTESIS.

El uso del ciberespacio y, como parte del mismo de la Internet, se ha extendido de


manera exponencial del ámbito militar al civil abarcando las esferas sociales,
económicas, políticas, jurídicas, los sistemas telefónicos, la distribución de las
energías y sus infraestructuras, el control del tráfico aéreo, los sistemas de
posicionamiento global, los sistemas educativos, la sanidad pública, las fuerzas y
cuerpos de seguridad, las actividades multimedia y de ocio.

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SYNTHESIS.

The use of cyberspace and, as part of it, the Internet, has spread exponentially from
the military to the civil sphere, encompassing the social, economic, political, legal
spheres, telephone systems, energy distribution and its infrastructures, air traffic
control, global positioning systems, educational systems, public health, security
forces and bodies, multimedia and leisure activities.

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ÍNDICE

SÍNTESIS ………………………………………………………………………………02

ÍNDICE………………………………………………………………………………….04

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………05

Capítulo I……………………………………………………………………………….06

Ciberguerra…………………………………………………………………………….06

Actores de la provocación……………………………………………………………10

Antecedentes de la subversión político – ideológica de EEUU hacia Cuba …..15

La ciberseguridad y informatización de la sociedad cubana…………………….20

CONCLUSIÓN………………………………………………………………………..24

RECOMENDACIONES………………………………………………………………25

BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………….…..26

RELACIÓN DE CITAS………………………………………………………………27

ANEXOS……………………………………………………………………………..28

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INTRODUCCIÓN.

Los grandes avances tecnológicos que han venido produciéndose desde la


década de 1970 en el campo de la informática y las telecomunicaciones han
transformado todas las facetas de la vida. Son innegables los beneficios que se
obtienen de tal transformación, pero también son numerosos los riesgos que han
surgido de tan vertiginoso desarrollo, que no siempre se utilizan con fines pacíficos.

En los últimos años, el acceso al ciberespacio se ha convertido en un


imperativo de las sociedades modernas por las facilidades y velocidad con la que se
pueden efectuar diversas actividades, económicas, financieras, académicas, etc., y
aunque para esto se identifique solamente Internet, el ciberespacio es un concepto
mucho más amplio, y la Internet es una de sus plataformas.

La rápida evolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación


(TIC) ha propiciado que la ciberseguridad resulte una condición fundamental para
garantizar el desarrollo seguro de actividades básicas en la sociedad moderna. El
llamado ciberespacio se ha convertido en un ámbito esencial para el funcionamiento
económico y social a escala mundial, dados los beneficios asociados a la velocidad,
capacidad, agilidad y eficiencia que ofrece. Sin embargo, paralelamente a la
ampliación del volumen e importancia de las operaciones que se realizan utilizando
este medio, se han incrementado los peligros para la seguridad de los Estados.

Dicho trabajo tiene como objetivo dar a conocer los peligros que se derivan,
fundamentalmente, de que el ciberespacio se ha extendido más allá de los límites
jurídicos, políticos y territoriales de los Estados; sin estar sujeto a regulaciones a
nivel mundial. Las propias características de este entorno han posibilitado la
existencia de un escenario favorable a la utilización del medio virtual con fines
agresivos y contrarios al mantenimiento de la paz y la seguridad a escale
internacional.

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DESARROLLO.

Ciberguerra.

Una guerra informática, guerra digital, enfrentamiento computacional o


ciberguerra (en inglés «cyberwar») es el conjunto de acciones que se efectúan para
ocasionar daños en la información y los sistemas del atacado, a la vez que se
preserva la información y los sistemas del agresor. Los embates informáticos no son
reconocidos como asaltos armados.

Dentro de este contexto, los métodos estadounidenses más crudos para


destruir el gobierno revolucionario de Cuba (ataques militares, bombardeos de
hoteles, derribo de un avión lleno de deportistas, agresiones contra funcionarios,
guerra biológica) no funcionaron. Tampoco el bloqueo económico, que, por supuesto,
continúa. Quizás por ello, el gobierno de ese país ha apostado por un enfoque más
sutil contra la Isla, que busca generar, de igual modo, la desesperación y la
disidencia.

Es por ello, que los funcionarios estadounidenses pagan por la recopilación de


malas noticias sobre el gobierno revolucionario de Cuba y por su difusión dentro de
la Isla y en los medios de comunicación extranjeros. Proporcionan dinero a los
agentes para que lo entreguen a los opositores al gobierno de Cuba, reales o
imaginarios, en la Isla y en otros lugares. Los destinatarios encuentran o idean
información desfavorable a la imagen de Cuba y la difunden. logrando las fundadas
quejas de los cubanos sobre el desabastecimiento, la burocracia, entre otros. Los
cubanos en diferentes ciudades, predominantemente jóvenes, salieron a las calles el
11 de julio de 202, protestaban por la escasez de suministros médicos, alimentos y
otros bienes; la falta de llegada de las remesas del exterior y en algunos casos,
discriminación racial.

Producto de esta surgieron arrestos y detenciones y más recientemente, juicios


y sentencias de prisión. Las redes sociales desempeñaron un papel importante en la
movilización de los manifestantes y posteriormente, en la difusión de noticias sobre

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arrestos, lesiones, daños a la propiedad y reacciones en el extranjero. Al igual que
con las pruebas de las redes sociales en campañas anteriores de propaganda
anticubana, algunos sustentada en los fondos del gobierno de los EE. UU.
entregados por los intermediarios sin duda se destinaron a ampliar el papel de las
redes sociales en el reclutamiento de manifestantes y en la publicidad de las
consecuencias adversas.

A medida que las malas noticias de Cuba llegan a los políticos anticubanos en
los Estados Unidos y Europa, adquieren un valor agregado. Surgen nuevos pretextos
para acciones administrativas y legislativas que, encaminadas a la desestabilización
en Cuba, imponen sanciones y endurecen las reglas del bloqueo. Estos, a su vez,
generan reportes de nuevos duelos en Cuba, salarios y la convivencia con la
pandemia se convierten en noticia.

En el mismo orden de ideas, es propicio resaltar que los grupos que transfieren
el dinero desde Estados Unidos a personas descontentas en Cuba son clave para
toda la operación. Uno recuerda al “bagman” que en ciertas ciudades de Estados
Unidos entrega sobornos de punto a punto dentro de una red criminal. Estos grupos
que transfieren dinero —tal como lo autorizó la ley Helms Burton de 1996— son
repartidores del imperialismo.

Es por ello, que se siente un olor a criminalidad. Interferir en la conducción de


Cuba de sus propios asuntos viola las normas del derecho internacional relativas a la
soberanía nacional. Y resulta que, a partir de 2011, “acusaciones de fraude,
distribución imprudente de fondos y desvío de dinero a grupos anticubanos en
Estados Unidos han provocado suspensiones temporales en el desembolso de
fondos”.

El National Endowment for Democracy (NED) es uno de los dos grandes


pagadores de EE.UU. Fundada en 1983, es una organización no gubernamental
financiada exclusivamente por el Congreso de los Estados Unidos. Los proyectos
financiados por la NED son similares a los realizados anteriormente por la CIA. El
diario Granma, del Partido Comunista de Cuba, presentó el 18 de enero de 2022 una

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lista publicada en el sitio web de la NED el 23 de febrero de 2021. Se nombran los
grupos “que recibieron financiamiento para intervenir en Cuba durante el año 2020,
con sumas que van desde los 20 000 hasta los 650 000 dólares.”

El Secretario de Estado Antony Blinken respondió recientemente a los juicios de


algunos de los líderes de las protestas del 11 de julio y las penas de prisión
resultantes al anunciar restricciones de visa contra ocho funcionarios cubanos. Una
propuesta legislativa presentada recientemente por los congresistas del sur de la
Florida llama al presidente Joe Biden a instar a las Naciones Unidas a imponer
sanciones contra Cuba. El título del proyecto de ley es “Atrocidades y Genocidio en
Cuba”.

La historia aquí es sobre el socialismo de asedio. En su Blackshirts and Reds ,


Michael Parenti muestra a los revolucionarios rusos bajo Lenin recortando sus
aspiraciones debido a las presiones de la guerra civil y la invasión de las naciones
capitalistas: “En mayo de 1921, el mismo Lenin que había fomentado la práctica de la
democracia interna del partido y luchó para dar a los sindicatos una mayor medida de
autonomía, ahora pidió el fin de la Oposición de los Trabajadores y otros grupos
fraccionales dentro del partido.”

Fidel Castro ofreció una vez una vívida caracterización de una sociedad
socialista que se tambaleaba bajo los ataques del enemigo, mientras que esos
enemigos la anunciaban como lo mejor que podían hacer los socialistas (como si las
circunstancias pacíficas prevalecieran). Declaró: “Durante 40 años han tratado de
estrangularnos. Y luego nos critican por la forma en que respiramos”.

No voy a comentar sobre lo que se ha publicado en los días que sobrevinieron


al 11 de julio de 2021. Frente a la mentira, la patraña y el llamado al odio y la
violencia del imperio y sus mercenarios ha brillado la decisión mayoritaria del pueblo
y su presidente de superar escollos, marchar adelante y salvar la Revolución.

Una vez más la CIA y su gobierno se equivocan pero continúan explorando el


potencial de disímiles eventos, como el que instigaron a través de sus mercenarios

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para el 15 de noviembre, en un nuevo intento por identificar desarrollos claves y
tendencias para acelerar cualquier conflicto interno buscando el concebido estallido
social, medir las incertidumbres y las posibles brechas para intentar penetrarnos y
llevar el país a la desestabilización. Los sucesos del 11 de julio mostraron que el
diseño del programa subversivo que se aplica contra Cuba en los últimos años posee
intrínsecamente, entre otros componentes, un basamento psicológico, moral,
subjetivo, indirecto y retardado en el tiempo, difícil de medir durante su etapa de
implementación como afirman sus principales ideólogos en Estados Unidos.

Si bien esta concepción intenta encubrir la debilidad del imperio por no haber
sido capaz de destruir la Revolución cubana en más de sesenta años, la intensidad
de un trabajo diferido y permanente de influencia y propaganda sobre un escenario
social agobiado por la escasez y necesidades materiales acumuladas por años
seguirá siendo utilizado para alentar nuevos intentos de desestabilización.

La CIA y sus mercenarios persistirán con mayor empeño mediante una guerra
mediática y propagandística sin precedentes en crear tensiones dentro de la
población, promocionar nuevas plataformas de grupos y acciones de calle, estimular
las salidas ilegales y otras provocaciones aprovechando el complejo entorno
económico. Continuará su labor de influencia cada vez mayor sobre un grupo en
minoría de desafectos e inconformes y una mayoría revolucionaria en esencia, pero
susceptible de ser impactada ideológicamente en comunidades locales más
complejas y sectores de mayor sensibilidad y en especial personas jóvenes.

El golpe blando discurre en este entorno en una fase primaria que lo diferencia
de los actos de extrema violencia promovidos en los últimos años contra Venezuela y
Nicaragua, que el enemigo no ha podido lograr en el caso de Cuba. Sin embargo,
continuará buscando un desgaste progresivo que agudice la situación interna
escalando niveles más serios de provocación como los que han sido denunciados
por el Gobierno Revolucionario en los últimos días.

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Los autores de la provocación.

El 11 de julio fue una típica operación subversiva dirigida secretamente por la


CIA y la comunidad de inteligencia norteamericana, promovida a través de
programas subversivos millonarios desde años recientes, subvencionados por la
United States International Development Agency (USAID) y la National Endowment
for Democracy (NED) que actúan con el beneplácito de su gobierno y la complicidad
de la derecha cubano-americana. No demerito la repugnante participación de sus
cómplices en la Florida y mercenarios en las últimas semanas en las redes sociales y
medios de prensa dentro y fuera de Estados Unidos, agazapados detrás de las fake
news, en torpes actuaciones engañosas de trolls o influencers.

Mientras se desmoronaba la burda maniobra de una intervención humanitaria,


la operación enemiga comunicacional se repetía a sí misma, con fórmulas similares
aplicadas en otras naciones sometidas también a procesos de desestabilización
interna por el imperio, pero utilizando un modus operandi adaptado a las
peculiaridades de Cuba.

Los medios digitales en el exterior habían promovido el terrorismo mediático


desde semanas antes e instigaron abiertamente el vandalismo y la agitación
contrarrevolucionaria entre grupos marginales para provocar una respuesta policial y
atraer el show mediático internacional que impuso una descomunal visualización de
los desórdenes callejeros y una presunta y falsa violencia policial contra otros
jóvenes que se manifestaban pacíficamente y no participaban en los actos de pillaje.
Se multiplicó incansablemente aquellos días la difusión noticiosa para imponer la
etiqueta “antidemocrática del gobierno cubano y sus fuerzas represivas”, noticias que
aún pululan en las redes sociales y en algunos medios periodísticos en todo el
planeta. Su claro propósito era reforzar una matriz permanente de una supuesta
disensión, desestabilización e ingobernabilidad en el país que abriera el camino a
nuevas provocaciones como las denunciadas.

El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez desde San Antonio de los Baños


expreso que “la marcha la componían también personas de pueblo con necesidades,

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que están viviendo parte de estas carencias, de estas dificultades y otras personas
revolucionarias que pueden estar confundidas o que pueden no tener todos los
argumentos o que también estaban expresando estas insatisfacciones”.

Algunos se preguntan cómo es posible que en Cuba se produjeran tales


sucesos en un mismo día, en poblaciones tan distantes unas de otras, al margen de
cualquier adversidad económica y social existente. Solo los servicios especiales
yanquis en el extranjero, con amplios recursos operacionales y sobrada experiencia
en estos actos facinerosos serían capaces de organizar semejante maniobra en las
redes, como la que hoy intentan repetir en varias provincias, dirigida a encender el
ánimo de cientos de personas para marchar a las calles coreando consignas,
poniendo en tensión a un pueblo humilde y pacífico, que enfrentaba el 11 de julio el
más grave rebrote pandémico con sus hospitales y policlínicos abarrotados con miles
de enfermos y escuelas convertidas en centros de aislamiento.

Aquellos sucesos fueron deliberadamente instigados desde “sombrillas” y


plataformas comunicacionales en las redes sociales que actúan impunemente
subvencionadas por el dinero del contribuyente norteamericano, como parte de una
operación encubierta en desarrollo articulada a un proyecto de golpe blando, que se
desplaza amenazadoramente en los últimos años contra Cuba, con un abarcador
despliegue en paralelo de medidas de guerra económica para agudizar al máximo las
privaciones de toda la población, seguido de un vasto plan de influencia política
subversiva.

No existe la menor duda del desempeño de la CIA en este proyecto de


desestabilización, como lo ha hecho históricamente desde 1959. Estudios realizados
sobre la conformación de su nueva estructura en 2015 revela importantes conceptos
del entonces jefe de la agencia John Brennan, en cuanto a abrazar y aprovechar la
revolución digital e innovar el trabajo operativo desde sus nuevos “Centros de
Misión”, un novedoso instrumento de dirección que integra las funciones de análisis,
operativas, técnicas y logísticas con un alto nivel de decisiones en el terreno.

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Esto dio lugar a la creación de un Directorio de Innovación Digital al nivel central
de la Agencia para acelerar la integración de las capacidades digitales y cibernéticas
en todas las áreas del trabajo de enfrentamiento. Su involucramiento en los sucesos
de la “primavera árabe” en 2011los empujaba a acercar aún más su actividad
operativa en el terreno junto al despliegue de sus gigantescas capacidades
tecnológicas en el espacio radioeléctrico.

Los documentos de constitución del nuevo Directorio de Innovación Digital de la


CIA reflejaron entre sus objetivos “aprovechar al máximo las capacidades
tecnológicas cibernéticas en función del espionaje y la subversión y ampliar la
utilización de Internet y los espacios de intercambio social inherentes en la ejecución
de operaciones encubiertas en el terreno ideológico y político.”

La CIA maquinó deliberadamente la provocación del 11 de julio de 2021 lo que


le permitiría medir el nivel de racionalidad y equilibrio de la respuesta del actual
Gobierno Revolucionario ante hechos como estos y ajustar su modelo de actuación
operacional para eventos futuros de este carácter.

Calculó también la significación política de este suceso como precedente, pues


nada de esta magnitud había sucedido hasta entonces. Esta forma de actuación del
enemigo no es algo nuevo en nuestra historia reciente. El juicio de un posible “error
de las autoridades cubanas en el manejo de posibles disturbios públicos ”primó en la
CIA en uno de los momentos más críticos del Período Especial al estar persuadida
erróneamente de que posibles “errores de cálculo” de las autoridades cubanas
provocarían el caos interno y pondría en peligro la sobrevivencia de la Revolución.

Así lo demuestran documentos secretos desclasificados de agosto de 1993


cuando pronosticó como resultado de un estudio de su comunidad de inteligencia, lo
siguiente:

“[…] cuando las condiciones en la isla se deterioren, es más probable que los
incidentes violentos se extiendan por la creciente frustración sobre los cortes en la
electricidad, los

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transportes y los alimentos […] Un gran levantamiento impulsaría a Castro a
dedicar cualquier fuerza necesaria para reprimirlo […] tendrá que apelar a los
militares cuya fiabilidad bajo órdenes de enfrentar a ciudadanos desarmados sería
cuestionable […] mientras las opciones se estrechan es más probable que el
gobierno calcule mal, elevándose el pronóstico de que un grave error sería fatal para
su régimen […] tanto al reaccionar con excesiva fuerza ante las manifestaciones
contra el régimen o contra la intranquilidad civil o por no reaccionar y permitir que los
disturbios se expandan, esto provocaría desafíos más serios a su autoridad.

El Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la


República, Miguel Díaz- Canel Bermúdez, denunció que «estamos bajo el fuego
sofisticado de una ciberguerra» durante su intervención en el acto de reafirmación
revolucionaria que tuvo lugar, este sábado, en La Habana.

El sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores, el de la Presidencia y los


portales de medios de prensa como Cubadebate, Granma, y Juventud Rebelde, han
recibido ataques cibernéticos ya denunciados, señaló el mandatario.

Destacó que en el apogeo de la mentira circulan imágenes y noticias falsas.


«Ahora mismo, lo que el mundo está viendo de Cuba es una mentira: a un pueblo
levantado contra su gobierno y a un gobierno que reprime a su pueblo. Pero al lado
del pueblo, con el pueblo y por el pueblo, sigue estando la Revolución», reafirmó el
Presidente.

Es necesario rechazar la militarización del ciberespacio, la intervención ilegal y


encubierta de los sistemas informáticos de unos países para utilizarlos en actos
agresivos contra terceros, con el fin de alentar conflictos y el espionaje global a
gobiernos y sociedades enteras. (Rodríguez Parrilla, 2014).

Cuba, con su estrategia dirigida al aumento de la conectividad y la


informatización de la sociedad, desarrolla capacidades de ciberseguridad que le
permiten proteger su soberanía en el ciberespacio, a la vez que promover la
cooperación internacional y la creación de mecanismos para adoptar estándares

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mundiales de enfrentamiento a las ciberamenazas. Los ciberataques que son
perpetrados permanentemente contra nuestro país tienen cada vez mayor alcance y
diversidad; lo cual se evidencia en la presencia de programas malignos extranjeros
en las redes cubanas y el uso de Internet como plataforma de campañas
subversivas.

Las autoridades cubanas han llevado a cabo acciones dirigidas a enfrentar las
amenazas existentes en el ciberespacio y aunque se han desarrollado capacidades
técnicas, educativas y se han promulgado disposiciones legales en el país, hasta el
momento habían sido insuficientes.

Algunos antecedentes de la subversión político-ideológica de Estados


Unidos hacia Cuba.

En la década de 1970 el Departamento de Defensa de los Estados Unidos inició


el proyecto ARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados), con la
pretensión de obtener una red de comunicaciones segura, abrió la era de Internet, la
tecnología que ha revolucionado la vida en el mundo moderno.

El uso del ciberespacio y, como parte del mismo de la Internet, se ha extendido


de manera exponencial del ámbito militar al civil abarcando las esferas sociales,
económicas, políticas, jurídicas, los sistemas telefónicos, la distribución de las
energías y sus infraestructuras, el control del tráfico aéreo, los sistemas de
posicionamiento global, los sistemas educativos, la sanidad pública, las fuerzas y
cuerpos de seguridad, las actividades multimedia y de ocio.

Las propias características de este entorno han posibilitado la existencia de un


escenario favorable a la utilización del medio virtual con fines agresivos o contrarios
al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

Internet se ha convertido en uno de los instrumentos que utiliza el gobierno de


los Estados Unidos para proyectar su política exterior e influir en los procesos
internos del resto del mundo. Los atentados terroristas a las torres gemelas en el

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2001 constituyeron la justificación para imprimirle un gran impulso a esta plataforma
cuando, el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld declaró a Internet como
“nuevo escenario de la guerra contra el terror”.

Estos adelantos tecnológicos vinculados a la creciente revolución en la


información han incrementado la agresividad de Estados Unidos en el ciberespacio
hacia países y movimientos progresistas, mediante la implementación modelos de
agresión: como las llamadas:

«ciberguerra» y la «guerra-en-red» (netwar)[1], tomando como base el concepto


de que desvirtuar a su libre albedrío el contenido de la información permite un efecto
positivo en sus pretensiones hegemónicas, mediante la creación de falsas
percepciones sobre un país, generar confusión generalizada, la satanización de
figuras políticas y de naciones, así como la creación de condiciones para
desestabilizar y fomentar la desobediencia social.

Nuestro país constituye el ejemplo más evidente del uso de internet con fines
desestabilizadores y subversivos en la región de América Latina y el Caribe (aunque
no el único), si tenemos en cuenta que desde el triunfo revolucionario, la agresión
político-ideológica de Estados Unidos ha tenido como uno de sus instrumentos
principales el uso de los medios de información y de comunicación, con el objetivo
primordial de denigrar la imagen internacional del sistema económico, político y
social existente en nuestro país, desestabilizar la seguridad interna y sembrar dudas
e inquietudes en la población cubana, entre otras cosas.

Los intentos de someter a Cuba en la llamada “era del Internet” se inician con la
negación de acceso a las tecnologías, equipamiento y servicios como al uso del
correo electrónico y a los sitios web norteamericanos que fueron bloqueados hasta
mediados de los años 90 bajo una política de “filtración de ruta” de la Fundación
Nacional para la Ciencia (Nacional Science Fundación, NCF, por sus siglas en
inglés). Más adelante se autorizó la conexión a la red por vía satelital, con el
condicionamiento de que cada megabyte debía ser contratado a empresas
norteamericanas o subsidiarias, previa aprobación por el Departamento del Tesoro,

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lo que ocasionaba cuantiosos gastos al país al tener que pagar una conexión
extremadamente lenta. Este acceso condicionado fue aprovechado por las sucesivas
administraciones para incrementar las acciones subversivas y desestabilizadoras.

Vinculado al proceso de informatización de la sociedad cubana y a partir de la


genial estrategia concebida por el Comandante en Jefe Fidel Castro se funda en
septiembre del 2002 la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), un gigantesco
centro de ciencias con énfasis en la producción de software que con el paso de los
años ha demostrado su valía para el desarrollo del país.

Precisamente un año antes, incluso días antes del ataque terrorista a las torres
gemelas en New York, durante la audiencia del Comité Selecto de Inteligencia del
Senado, que trató el tema de “la amenaza mundial”, el entonces director de la
Agencia de Inteligencia de Defensa, Almirante Thomas R. Wilson, identificó a la
Mayor de las Antillas como un posible país “ciberatacante”. (Castro Espín, 2005).

Es un hecho probado que las acciones subversivas desarrolladas por Estados


Unidos a través de Internet contra nuestro país, constituyen una ciberamenaza muy
peligrosa. Con tal propósito, el Departamento de Estado ha destinado anualmente
millones de dólares a agencias gubernamentales como la USAID[2], la NED[3] y el
IRI[4], entre otras. Igualmente, se ha apoyado en los principales monopolios
internacionales de la información y, particularmente, en una blogósfera que ya en
2013 rebasaba los 700 blogs encargados de fomentar contenidos subversivos contra
Cuba (Alvarado, 2013).

En tal sentido, debe destacarse el ya conocido proyecto ZunZuneo, creado por


la USAID en 2014, con el fin de promover la subversión y la desestabilización interna.
Esta acción provocó inestabilidad en las telecomunicaciones cubanas mediante el
envío de noticias falsas e intentó crear una base de suscriptores de Twitter en Cuba
para, en una segunda fase, enviarles mensajes de contenido político y provocar
protestas contra el gobierno cubano. ZunZuneo captó a más de cuarenta mil
suscriptores cubanos, pero se estima que su alcance superó los 400 mil (Pérez,
2014).

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La propia USAID reconoció su objetivo: crear una “primavera cubana”[5].
Oficialmente jamás quedó claro cómo los organizadores de este proyecto lograron
obtener los números telefónicos de los ciudadanos cubanos; todo apunta que solo
pudo ser posible a través de una operación de inteligencia o mediante “hackeo” de la
información.

Matt Herrick, quien fuera portavoz de la USAID en ese entonces, declaró que
«la agencia estaba orgullosa de sus programas en Cuba y que investigadores del
Congreso, que revisaron el programa, determinaron que se apegaba a las leyes de
Estados Unidos”.

El uso de esta plataforma de mensajería, destinada a impactar en segmentos


juveniles de la sociedad cubana es una muestra fehaciente de la guerra no
convencional contra nuestro país, que emplea, además, el uso del poder militar junto
con la diplomacia, la cultura, la comunicación, el poder económico y la política. Esta
guerra totalmente asimétrica tiene como objetivo el control sobre la población civil y
la neutralización del Estado, y su táctica principal es la ciberdisidencia, mediante el
uso de técnicas indirectas, como la subversión, la infiltración, las operaciones
psicológicas, la penetración cultural y la decepción militar (el intento de engañar a las
fuerzas armadas del adversario para que reaccionen a amenazas que no existen en
la realidad, así distrayendo y desgastando sus capacidades y recursos).

El financiamiento informado públicamente para la subversión político-ideológica


de Estados Unidos hacia Cuba, ha aumentado de manera drástica. Curiosamente a
partir del inicio y desarrollo del proceso de restablecimiento de las relaciones
bilaterales, en el ya lejano 2014, se ha ido incrementando con el paso de los años y
las administraciones de turno.

La historia de las relaciones entre ambos países ha demostrado que el uso de


tecnologías de la comunicación e información como Internet, además de servir como
polea transmisora de contenidos contrarios a los intereses del Estado cubano y del
pueblo que este representa, también está dirigido a que, de manera no consciente, la
juventud asuma patrones culturales que terminen distanciándola del ejercicio

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participativo en la construcción de la nueva sociedad. El despliegue subversivo de los
disímiles proyectos orientados contra la isla, continúa promoviendo una imagen de
Cuba en la que “los derechos humanos son negados” y se privilegia ese tema para
mellar el apoyo popular a la Revolución Cubana. Existen ejemplos suficientes que
fundamentan esta afirmación:

1. La creación en 2003, de la llamada comisión para la asistencia a una


Cuba «democrática», que proponía “identificar medios adecuados para poner fin
rápidamente al régimen cubano y organizar la transición”. Entre ellos identificó el
empleo de internet.

2. En 2006 el Departamento de Estado, dirigido por Condoleezza Rice,


crea un grupo de tarea para la Libertad Global en la Red, con la misión de
concentrarse en el monitoreo del uso del ciberespacio en el mundo, pero
especialmente en China, Irán, y Cuba, así como para estudiar las vías para el
empleo de sus tecnologías contra estos países.

3. A partir del 2007 se desata una campaña mediática que dura hasta
nuestros días, que acusa a Rusia, China, Irán, Corea del Norte y Cuba por ataques o
penetración de redes en Estados Unidos.

4. En el año 2011 la prensa plana, la televisión y la radio cubanas,


pusieron al descubierto los planes del IRI dirigidos a entregar equipos de
comunicación a personas en la isla y crear plataformas digitales “independientes” con
el objetivo de romper el supuesto bloqueo informativo; incrementar el acceso y el
flujo de información sobre “democracia, derechos humanos y la libre empresa hacia,
desde y dentro de Cuba, a través de acceso sin censura a Internet”, particularmente
a partir de proveer tecnología de punta capaz de evitar las “restricciones del gobierno
cubano”[6].

El ejemplo más conocido fue el del subcontratista de la USAID, Alan Gross, que
fue apresado en nuestro país en diciembre del 2009[7] cuando trataba de
implementar el acceso a Internet “supuestamente” a la comunidad judía en Cuba y

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“romper el bloqueo informativo impuesto por el gobierno cubano” mediante
innovaciones tecnológicas como conexiones telefónicas, Internet por satélite y
telefonía celular, que darían servicio a las organizaciones contrarrevolucionarias en
Cuba. El objetivo probado era que la comunicación se transmitiera directamente al
satélite, sin pasar por los servidores controlados por el operador cubano.

En los últimos años el IRI ha financiado contratos para el mantenimiento y


apoyo de proyectos tecnológicos en Cuba de carácter injerencista. Estos cubren el
viaje, costos de consultoría, hardware y hospedaje de administradores de redes,
servicio de telefonía móvil y el apoyo a la conformación de páginas web por
blogueros al servicio de Washington. Durante todos estos años, se incrementaron los
proyectos de subversión de la NED y la USAID, los cuales centran su atención en los
sectores llamados “vulnerables” de la sociedad cubana. Esta labor la han realizado
aprovechando la ampliación de los accesos a Internet que ha implementado el
gobierno cubano en el marco de la estrategia de informatización de la sociedad.

Recientemente, las redes sociales han sido empleadas, de manera


abrumadora, en un intento por movilizar a la ciudadanía contra el gobierno y sus
instituciones. Al unísono, se recrudece el criminal bloqueo económico y comercial, en
tiempos de carencias de medicamentos esenciales y alimentos motivados por la
terrible pandemia de COVID 19 que azota a todo el planeta y también a Cuba.

Las noticias falsas en la red han llegado al extremo de acusar al gobierno


cubano de ser enemigo de Internet, al tiempo que Estados Unidos bloquea el acceso
de nuestro país a plataformas ampliamente utilizadas en otras partes del mundo
(Elizalde, 2021) como por ejemplo Zoom, muy útil para el teletrabajo durante
períodos de confinamiento por los efectos de la pandemia.

Como señala la avezada investigadora y periodista Rosa Mirian Elizalde, los


medios cubanos y los sitios web institucionales han recibido cientos de ataques de
denegación de servicios desde suelo estadounidense, donde además se han
registrado nombres de dominio con palabras groseras que redireccionan a páginas
de la red nacional. Y, por si fuera poco, vivimos bajo el acoso de cibertropas

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organizadas desde Miami que usan granjas de troles y bots para generar en Twitter y
Facebook la percepción de caos en Cuba e insultar y amenazar hasta de muerte a
los principales dirigentes, periodistas, artistas y otras figuras públicas, además de
ciudadanos comunes que se atreven a criticar los disturbios

La ciberseguridad y la informatización de la sociedad cubana.

El desarrollo de las TIC es un tema que ha cobrado relevancia en Cuba como


elemento determinante para el proceso de desarrollo actual de la sociedad. En este
contexto, la ciberseguridad, como contraparte de seguridad del proceso, ha adquirido
una importancia superior.

En el año 2015, el entonces primer vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel


Bermúdez, expresó: “existe la voluntad y disposición del Partido y el gobierno
cubanos de desarrollar la informatización de la sociedad y poner la Internet al
servicio de todos y a lograr una inserción efectiva y auténtica de los cubanos en ese
espacio.”

Esta política del Estado cubano se ha materializado paulatinamente, lo cual se


evidencia en varios sectores de la sociedad cubana. Los avances de la conectividad
en Cuba pueden apreciarse en las infraestructuras de telecomunicaciones, la gestión
automatizada de sectores como el financiero, bancario y el electroenergético, los
proyectos estratégicos de desarrollo macroeconómicos, como la Zona Especial de
Desarrollo Económico del Mariel y el Polo Petroquímico de Cienfuegos. En la
actualidad, se realizan inversiones destinadas a extender y modernizar esa
infraestructura, lo cual ya ha permitido implementar y ampliar servicios como la
telefonía móvil e Internet.

Dentro del proceso de informatización se identifican algunas prioridades como,


los servicios esenciales a los ciudadanos; el comercio electrónico; las organizaciones
políticas, sociales y de gobierno; así como la informatización de sectores productivos
y sociales de alto interés (Díaz- Canel, 2015). Ello permitirá facilitar y agilizar, a
través de aplicaciones propias, diferentes gestiones que en la actualidad se realizan

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de forma presencial, y otras ventajas, pero significa para el país nuevos desafíos. Al
respecto, el presidente cubano ha señalado que la informatización de la sociedad
cubana debe realizarse de forma segura y ordenada, y poner su mirada en la
ciberseguridad.

En las Bases Estratégicas para la Informatización de la Sociedad cubana, la


ciberseguridad se contempla como uno de los ejes estratégicos del proceso de
informatización y se señala que, en función de esta, deben potenciarse los
mecanismos que permitan adoptar estándares mundiales y potencien la posición
cubana en el tema.

Con tal propósito, actualmente, se han establecido mecanismos de cooperación


con más de una decena de países y se proyectan encuentros a nivel técnico
operacional con igual cantidad de contrapartes. Resultan significativos los resultados
obtenidos en la implementación de convenios gubernamentales con Rusia y China
en esta área, los que contribuirán significativamente a asegurar un proceso de
informatización segura de la sociedad cubana.

Cuba se enfrenta actualmente a ciberataques y ciberamenazas externas


provenientes de cualquier punto del orbe y no solo desde Estados Unidos. Asimismo,
afronta vulnerabilidades internas que requieren de la intervención adicional de la
política exterior. En primer lugar, como instrumento de defensa ante una
problemática que se origine en el exterior del país y representa peligros para la
seguridad nacional; y en segundo, como mecanismo que permita identificar y
aprovechar los recursos internacionales más avanzados en materia de
enfrentamiento a las ciberamenazas en función de actualizar y mejorar las medidas
nacionales.

La publicación y entrada en vigor del Decreto Ley No. 35/2021, presentado


como parte de un paquete de normas jurídicas que apuntan a actualizar el marco
jurídico que en materia de telecomunicaciones posee el país, generó -como era de
esperar- múltiples reacciones, en su mayoría oxigenadas por intereses
extrafronteras. Bajo los términos de “Ley Mordaza” y acusaciones de “censura” y

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“violación del derecho a la libertad de expresión”, se articuló una operación en redes
sociales, fundamentalmente en Twitter, que buscó satanizar la nueva normativa y
encontró su mayor volumen de expresión bajo la etiqueta #NoAlDecretoLey35.

La aparición del discutido Decreto Ley 35 no solo busca llenar un vacío jurídico
que en materia de telecomunicaciones arrastraba el país y que se hacía muy
necesario ante el avance que, en términos de penetración de internet e
informatización de la sociedad, viene experimentando la isla de manera acelerada.
Dicha normativa responde además a un reclamo ciudadano sobre esta materia,
expresado durante el proceso de discusión popular que derivó en la aprobación de la
nueva Constitución de la República. De hecho, el texto constitucional actual lo
incorpora como parte de sus fundamentos políticos (artículo 16 inciso M) y lo
garantiza como derecho en su artículo 53.

El Decreto Ley 35 tipifica hechos que hasta el momento no tenían un respaldo


legal en el país en el entorno de la red de redes como el ciberacoso, las noticias
falsas, la pornografía, el ciberterrorismo, la ciberguerra y subversión social. Además,
explicita los deberes y derechos de la protección sin diferencias a los ciudadanos, la
sociedad civil y las instituciones estatales y privadas.

Sobre esta base, vale la pena preguntarse acerca del nivel de novedad de una
normativa como esta, o si es un producto exclusivo del proceso de actualización y
ordenamiento jurídico de Cuba.

La realidad es que este tipo de disposiciones no resultan nuevas en el ámbito


internacional. A nivel multilateral, la resolución 75/240 de la Asamblea General de la
Organización de Naciones Unidas, aprobada en diciembre del 2020, reafirma “el
derecho y el deber que tienen los Estados de combatir, en el marco de sus
prerrogativas constitucionales, la difusión de noticias falsas o distorsionadas que
puedan interpretarse como una injerencia en los asuntos internos de otros Estados o
como perjudiciales para la promoción de la paz, la cooperación y las relaciones
amistosas entre Estados y naciones”.

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Con antelación, múltiples países, organizaciones mundiales y regionales ya se
habían referido al combate de la desinformación y la ciberguerra como un aspecto
fundamental en el trabajo de cualquier Estado. Por ejemplo, el Plan de Acción contra
la Desinformación rige en la Unión Europea desde el año 2018; en España también
existe un Procedimiento de Actuación contra la Desinformación, publicado desde
octubre de 2019; Francia posee una ley para proteger la vida democrática de las fake
news; y Argentina lanzó en octubre de 2020 un Observatorio de la Desinformación y
la Violencia Simbólica en Medios y Plataformas Digitales.

Si algo se puede señalar como singular en el caso cubano ha sido la tardanza


en promover un marco legal que responda a los desafíos de la ciberseguridad y la
cibercriminalidad, dos fenómenos que lamentablemente acompañan los procesos de
expansión de internet en el mundo. Y es que el Decreto Ley 35 llega años después
de que el país implementara el servicio de Internet en los móviles mediante la
conexión por datos, momento reconocido como medular dentro del proceso de
informatización de la sociedad cubana.

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CONCLUSIÓN

Debemos concluir reconociendo La ciberseguridad en la actual coyuntura


internacional, ha devenido condición ineludible para la estabilidad y la seguridad
internacionales. La mayoría de los Estados han implementado estrategias para la
protección del ciberespacio como parte de sus políticas nacionales de seguridad. Sin
embargo, el carácter transfronterizo de las ciberamenazas y la creciente vinculación
de las TIC a las infraestructuras esenciales de los Estados, ha motivado el
establecimiento de medidas multidimensionales para erradicarlas, en especial desde
una perspectiva global.

Cuba, como país amenazado y agredido desde el ciberespacio, presta


particular atención a la necesidad de enfrentar los nuevos desafíos de la
ciberseguridad. Para ello, también considera importante la cooperación internacional
en el tema y se apoya en sus relaciones con el mundo exterior. El binomio
ciberseguridad – política exterior se basa en la necesidad del apoyo internacional,
como complemento de los esfuerzos internos para contrarrestar las ciberamenazas
que atentan contra la seguridad nacional y disminuir las vulnerabilidades existentes
en este ámbito.

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RECOMENDACIONES.

 Promover de manera que los usuarios cubanos establecen nuevas formas de


participación política y cultural, a través de las cuales ejercen determinados
derechos y asumen una responsabilidad en la red.
 El funcionamiento de las infraestructuras técnicas, descritas en el trabajo,
pretende aportar otros matices a los efectos del uso de la tecnología en la
comunicación individual y grupal como una acción orientada a la práctica en
sus diversos entornos sociales.

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BIBLIOGRAFÍA.

 Castro Espín, A. (9 de junio de 2005). Cubadebate. Obtenido de


http;//www.cubadebate.cu/opinión/2005/06/09/ terrorismo de estado cntra cuba
 Díaz Canel Bermudez, M. (2015). Cubadebate. Obtenido de
http://cuba.campusvirtualsp.org/sites/cuba.campusvirtualsp/.org/files/diaz
canel
 Elizalde, R. M. (5 de agosto de 2021). La buena gente que regalara Internet en
Cuba. Recuperado el agosto de 2021, de Cuba debate:
http://www.cubadebate.cu/opino/2021
 Forestal, Mejías Dianelis (2015) Los recursos sobre ciberseguridad en el
sistema de Naciones Unidas. Su utilidad para la política exterior de Cuba.
Trabajo de Diploma, documento inédito
 Pérez Salomón, O. (2015). La Guerra Cibernética nade in Usa y el ladrón que
grita «!Ataja»! la Pupila Insonme. Recuperado el 2015, de
https://lapupilainsonme.Worpress.com/2014/05/30
 Rodríguez Parrilla, Bruno (2014). Palabras del canciller de Cuba, Bruno
Rodríguez Parrilla, ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 27 de
septiembre de 2014

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RELACIÓN DE CITAS

 En el caso de la cyber guerra se relaciona más estrechamente a conflictos


bélicos y a la preparación y creación de condiciones para su desarrollo,
mientras que la netwar se vincula mayormente al accionar en el plano
ideológico, buscando posicionamientos en la opinión pública dentro de
algunos países o a nivel internacional. No obstante, no hay que ver separadas
la ciberguerra de la Netwar, en la medida en que ambas se complementan
mutuamente, en última instancia, a motivaciones políticas.
 Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional
 Fundación nacional para la Democracia, por sus siglas en inglés
 Instituto Republicano Internacional, nacida en 1983 bajo el auspicio del
entonces presidente Ronald Reagan
 Nombre con el que mediáticamente se ha identificado la serie de
manifestaciones de carácter popular y político que se sucedieron en la región
árabe principalmente desde inicios del 2011 y que condujeron a la caída de
las dictaduras de Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto, el
reforzamiento de la violencia en Yemen y la guerra civil en Libia.
 Documentos desclasificados bajo la Ley de Acceso a la Información (FOIA,
por sus siglas en inglés), evidencian que la USAID ha invertido más de $2.3
millones de dólares para diseminar propaganda sucia contra Cuba y financiar
periodistas dentro de la isla desde el año 1999/ Eva Ginger/ Documentos
recientemente desclasificados bajo la Ley de Acceso a la Información (FOIA,
por sus siglas en inglés), evidencian que la USAID ha invertido más de $2.3
millones de dólares para diseminar propaganda sucia contra Cuba y financiar
periodistas dentro de la isla desde el año 1999

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ANEXOS.

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