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Segunda Evaluación Parcial

Instrucciones del examen

La presente evaluación adopta la modalidad a distancia asíncrona. Consta de 4 preguntas de


desarrollo que deben ser respondidas conforme a las lecturas de los temas 7 al 12 del plan de
clases. Esto supone reflexión, discurso propio y análisis conforme a los textos, cuya
referencia es indispensable.

Por consiguiente, las respuestas deben incluir consideraciones basadas en las lecturas y
no suposiciones de sentido común o generalidades de prensa o redes sociales. La
evaluación deberá ser respondida en una extensión no superior a 500 palabras por pregunta
(máximo total 2.350, palabras, incluyendo el instructivo) dentro de las horas comprendidas
entre 0:30 a.m. y 23:59 p.m. del día 2-8-2022, a través de la Plataforma M7.

Colocar Apellido y nombre del estudiante. Cada trabajo es estrictamente individual y se


considera inadmisible el plagio (transcripción literal de textos de cualquier fuente
bibliográfica o repetición del contenido de otro examen), que de comprobarse implicará
calificación mínima. Las preguntas 1 y 2 serán calificadas sobre 4 puntos, y las 3 y 4 sobre 6
puntos. La nota obtenida corresponde al 50% de la calificación del semestre. El promedio del
primero y segundo lapso conforma la nota previa definitiva.

Nombre: Guerreiro María C.I.: V-29.525.562

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1. ¿Cree usted que es deseable el sistema de desempeño judicial penal descrito


para Venezuela por Monsalve, y por qué razón? O si le parece indeseable,
indique las razones Texto de tema 7. (4 puntos)

Conforme a la lectura indicada, considero que no es deseable el sistema de desempeño


judicial penal para Venezuela descrito por Monsalve. El desempeño judicial es la
concatenación de momentos procesales en la que participan los actores de justicia por medio
de su valoración moral del hecho punible, llegando hasta la decisión del caso; de forma
tangible, un ejemplo sería la privativa de libertad. El autor destaca que el desempeño judicial
es conducido por una necesidad moral de reconocer como una conducta indeseada y negativa
para la sociedad el hecho punible, es decir, contemplado en la legislación como una falta o
delito cometido por el acusado, de probarse. Se plantea entonces que la participación
individual de cada uno de los actores de justicia va a estar inclinada (independientemente de
fortaleza probatoria) a reconocer de forma negativa la conducta realizada por el invididuo, en
parte guiado por un sistema acusador que pretende obtener la ejecución de la consecuencia
jurídica y la exteriorización del reproche moral institucional del hecho punible a modo
ejemplarizante frente a la sociedad.

En el caso de Venezuela, considero que el sistema de desempeño judicial descrito


para Venezuela por Monsalve es indeseable, pues resulta cuestionable la afirmación de que
todos los actores de justicia velarán por la integridad moral de la conducta en sociedad, sin
permitirse a sí mismos excesos o estigmas sociales que moldean su conducta de forma
impropia respecto a los derechos fundamentales del acusado, y de ser el caso, el privado de
libertad. Para garantizar que el sistema de desempeño judicial orientado hacia la práctica
moral de todos los actores de justicia, se tendría que velar por una educación integral en
materia de victimización, criminología, los usos correctos de la fuerza y vías no violentas de
procesar a un acusado, características que resultan precarias de cara a la realidad venezolana
actual, donde desde la formación de los futuros cuerpos policiales hasta el entramado judicial,
carecen un órgano superior que efectivamente supervise que no existan excesos de su parte e
incluso, partiendo de la ignorancia, omiten la aplicación de principios constitucionales y
derechos fundamentales del acusado como el debido proceso y las garantías judiciales.

Para finalizar, considero que este sistema sería viable sí existiera en Venezuela una serie de
políticas públicas orientadas a garantizar la formación integral, que contemple el seguimiento
de la legislación venezolana de los actores de justicia, por lo que al encontrarnos en la
ausencia de esta, resulta indeseable.

2. ¿Qué ventajas o desventajas presenta la participación en el control de las


prisiones de los privados de libertad? Razone la respuesta Texto de tema 8. (4
puntos)

De acuerdo a la lectura planteada, según Antillano, la participación en el control de


las prisiones de los privados de libertad se presenta como un orden social informal que
contempla desde la auto-regulación, el autogobierno y el autosostenimiento: sobre el primero,
la auto-regulación establece códigos subculturales que prescriben reglas de conducta y
normas de obligatorio cumplimeinto por los internos, lo cual representa una transición de las
conductas entendidas como negativas (hecho punible) para la sociedad externa al centro
penitenciario y la subcultural jurídica conformada dentro del orden social informal impuesto
por una estructura de control por parte de los privados de libertad, entendidos a partir de
ahora como el Carro, o el Principal cuando nos referimos al líder o jefe de este sistema. Este
apartado posee sus ventajas cuando se contempla que (frente a la ausencia parcial del Estado
en la gestión penitenciaria) se tiene un sistema regulatorio que permita la adaptación de
recluso a la obediencia y el respeto de la norma por supuesto que con consecuencias jurídicas
mucho más violentas y subjetivas; mientras que una desventaja clara es la desproporción que
puede existir frente al supuesto de hecho de la conducta prohibida dentro del centro
penitenciario y la consecuencia jurídica como castigo (usualmente ejecutada de forma
teatralmente violenta).

Ahora bien, frente al autogobierno, el cual se entiende como la simulación de entes


gubernamentales personificados por privados de libertad pertenecientes al Carro, mediante el
cual se ejerce el monopolio de la fuerza física dentro del centro penitenciario como
principales encargados de garantizar el orden interno, la protección de sus miembros y la
provisión de recursos. Este segundo apartado presenta como desventaja que no existe un
órgano superior por el cual se audite o supervise la gestión de estos “encargados” del centro
penitenciario, salvo el propio colectivo de privados de libertad que podrían revelarse frente al
estatus-quo; sin embargo, es importante destacar que el Carro se encarga también de suprimir
profundamente cualquier método por el cual se pueda llegar a considerar como una
posibilidad el revelarse frente a los que ostentan el orden interno informal. Por otro lado, la
ventaja radica en que (frente al ausencia parcial del Estado) esto representa una forma de
emular la vida en sociedad externa al centro penitenciario, donde los reclusos tendrán la
oportunidad de formar parte de un sistema económico, gozar de derechos y deberes en la
medida en la que desempeñan un rol dentro del sistema y se encuentran obligados a
comportarse de una determinada forma; lo cual, a mi parecer, sirve como forma abstracta de
reinserción a la sociedad en la medida en la que los obliga a adaptarse a lo que un
determinado sistema considere como positivo.

Por último, sobre el autosostenimiento, el cual establece estrategias económicas con


base en la extracción de rentas sobre la población reclusa, lo cual sostiene económicamente a
la población reclusa y el orden social interno, creando un sistema de dependencia de la
gestión penitenciaria del Carro. Su ventaja se encuentra frente a la ausencia del Estado de
proveer presupuesto para la gestión penitenciaria de garantizar el acceso a recursos
indispensables para la vida en comunidad, desde alimentos hasta aparatos tecnológicos y de
recreación; el control de las prisiones por privados de libertad garantiza una forma de poder
subsistir para aquellos reclusos que no cuentan con visitas de familiar que puedan proveerles
recursos, integrándose al sistema económico interno. Su desventaja radica en la dependencia
extrema del recluso en la gestión penitencia del Carro para suministrarse de recursos para
sobrevivir al entorno carcelario.

3. Después de revisar los textos de Rodríguez/Godoy y Geis ¿le parece


justificada la distinción entre delitos convencionales y no convencionales?
Razone la respuesta Textos temas 9 y 10. (6 puntos)

Conforme a la lectura de Rodríguez/Godoy y la de Geis, considero que es plenamente


justificada la distinción entre los delitos convencionales y no convencionales, en la medida en
la que exista elementos profundos de autocontrol en uno y no en el otro. En este sentido, en
los delitos convencionales se plantean caracterizados por su urgencia y no existente
planificación previa (lo cual es favorable para la comisión de un determinado hecho punible
para una persona que no tenga autocontrol, guiada siempre por un reactivo frente a una
situación y un estado de necesidad). En contraposición, los delitos no convencionales no se
presenta como importante el autocontrol, sino más bien la planificación previa y compleja
que permita materializar en el alcance del bien deseado no por necesidad, sino por mera
avaricia.

En lo siguiente, otra distinción entre los delitos convencionales y no convencionales


que me parece justificada es la diferencia de perfiles de personas que cometen los delitos,
siendo que en el caso de los no convencionales se trata de personas de un estrato social
elevado, debidamente planificado y relacionado con posiciones de poder político, económico
y profesional sofisticadas, en la busqueda del exito y la satisfacción de la avaricia. Mientras
que en el caso de los delitos convencionales se suele encajar el perfil con personas con poco o
nulo autocontrol, un estrato social bajo, propensos a la actividad física y la búsqueda de
tareas sencillas, y la impulsividad a la hora de realizar la conducta, por un estado de
necesidad.

4. Si le preguntaran como profesional ¿qué criterios sugeriría para fijar


prioridades en la política pública de control de la criminalidad? Razone la
respuesta Textos temas 11 y 12. (6 puntos)

Conforme a las lecturas indicadas, los criterios que sugeriría para fijar prioridades en
la política pública de control de la criminalidad deben plantearse desde un entendimiento del
carácter imperativo de la investigación muestral de patrones de victimización, en la medida
en la que los resultados de esta investigación (a realizarse a modo de encuestas) puedan ser
implementados en la planificación y ejecución de políticas públicas verdaderamente
eficientes y acertadas de cara al control de la criminalidad. Un ejemplo claro de la relevancia
de este tipo de estudios es con la reforma policial entre 2006 y 2012, donde se presentó de
forma inconclusa e ineficaz para controlar la disponibilidad y uso de armas de fuego y la
creciente militarización de la seguridad ciudadana; de hecho, el gobierno bolivariano se
enfocó pronunciadamente en desarrollar políticas de reducción de la desigualdad social antes
de atacar las problemáticas latentes de la criminalidad, expuestas en las investigaciones (para
su momento) del CICPC, MPPS y el Instituto Nacional de Estadística.

Particularmente, resulta preocupante que este sea el enfoque gubernamental que ha


sido implementado en el país, por lo que se requeriría además otros dos criterios para fijar
prioridades en la política pública de control de la criminalidad: la desmilitarización de la
seguridad ciudadana y los programas de formación íntegros para futuros cuerpos policiales.
De cara la primera, ha de identificarse como piedra angular de cambio, pues se ha de limitar a
los cuerpos militares a la seguridad de la nación (la cual responde a amenazas externas) y no
la seguridad ciudadana (la cual responde al control de vulnerabilidad y al riesgo interno); en
un sentido práctico, se debe establecer como justificación que los cuerpos militares no están
diseñados organizacionalmente para atacar problemáticas de seguridad ciudadana, llegando
incluso a realizar prácticas con violencia excesiva.

Ahora bien, para el punto del criterio de programas de formación íntegros para futuros
cuerpos policiales, se reconoce que estos (como ente encargado de la seguridad ciudadana)
han de modificarse para permitir un entrenamiento efectivo que abarque en su totalidad el uso
de la fuerza, la proactividad y selectividad, en especial en el diseño de políticas públicas que
se focalicen en las medidas de control de la criminalidad que evite caer en una política
indiscriminada, recesiva y errática.

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