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1. Lc.1.13. el que la respuesta a las oraciones se retrase no necesariamente indica que estas sean rechazadas.

Zacarías, sin duda, habría orado a menudo pidiendo la bendición de tener hijos y, al parecer, había orado en
vano. En un avanzado período de su vida, probablemente habría cesado de mencionar esta cuestión delante de
Dios y habría abandonado toda esperanza de ser padre. Pero las primeras palabras del ángel muestran
claramente que las oraciones pasadas de Zacarías no habían sido olvidadas: “Tu oración ha sido oída, y tu mujer
Elisabet te dará a luz un hijo”. Haremos bien en recordar este hecho cuando nos arrodillemos a orar. Debemos
evitar concluir precipitadamente que nuestras súplicas son inútiles, y recordar que Dio actuara conforme sea su
voluntad.
2. Lc.1.18 aun los hombres justos tendrán momentos en los que dudan. A pesar de ser justo y santo, a Zacarías, el
anuncio del ángel le parece increíble. No puede creer que sea posible que un anciano como él pueda tener un
hijo. Un judío docto como Zacarías no debería haber planteado semejante pregunta. Sin duda estaba bien
versado en las Escrituras del Antiguo Testamento. Debería haber recordado los maravillosos nacimientos de
Isaac, Sansón y Samuel en tiempos pasados. Debería haber recordado que lo que Dios ha hecho una vez puede
volver a hacerlo y que para Él no hay nada imposible. Pero se olvidó de todo eso. No pensó nada más que en los
argumentos de la simple razón y del sentido humano. Este es uno de los pecados más arraigados con el que un
santo es atormentado y del que nunca será liberado por completo hasta su muerte. No dudemos de que,
cuando Dios dice algo, lo cumplirá.
3. Lc.2.29 el verdadero creyente está libre del temor a la muerte. “Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz”. Habla
como alguien para quien la tumba ha perdido sus terrores y el mundo sus atractivos. Habla como alguien que
sabe adónde va cuando deje esta vida y a quien no le preocupa irse pronto. ¿Qué puede liberarnos de ese
“temor a la muerte” al que tantos están atados? Nada sino una fuerte fe puede hacerlo. La fe que se apoya
firmemente en un Salvador, que se apoya en las promesas de un Dios invisible; la fe, y solo la fe, puede capacitar
a un hombre para mirar a la muerte a la cara y decir que parte en paz. No basta con estar harto del dolor y de la
enfermedad y dispuesto a someterse a lo que sea con tal de cambiar. No basta con sentir indiferencia hacia el
mundo cuando no tenemos más fuerzas para mezclarnos en sus negocios o disfrutar sus placeres. Debemos
tener algo más que esto si deseamos partir con verdadera paz. Debemos tener fe como la del anciano Simeón,
esa fe que es don de Dios.
4. Lc.3.16-17 un ministro fiel siempre exaltará a Cristo. cuando Juan vio el estado mental en el que estaban sus
oyentes, les habló de la venida de Uno más poderoso que él, el Cordero de Dios. Una conducta semejante
siempre será característica de un verdadero “hombre de Dios”. Nunca permitirá que algo le sea atribuido a él, o
a su ministerio, cuando pertenece a su Maestro. Los principales objetivos de su ministerio son alabar la muerte y
resurrección de Cristo, dar a conocer el amor de Cristo y su poder para salvar a los pecadores. Un principio
dominante de toda su predicación será: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. No le importará que
su nombre sea olvidado siempre que Cristo crucificado sea exaltado.
5. Lc. 4.23-24 los hombres tienden a despreciar los privilegios cuando están familiarizados con ellos. Lo vemos en la
conducta de los hombres de Nazaret cuando habían escuchado predicar al Señor Jesús. No podían encontrar
error alguno en su sermón. No podían señalar incoherencia alguna en su vida y conversación pasadas. Pero,
debido a que el Predicador había morado entre ellos durante treinta años y su rostro, su voz y apariencia les
resultaban familiares, no querían aceptar su doctrina. Se decían unos a otros: “¿No es este el hijo de José?”.
Siempre corremos el peligro de menospreciar cosas cuando los tenemos en abundancia. Somos propensos a
pensar poco en el privilegio de poder abrir la Biblia, escuchar una predicación del Evangelio y tener libertad para
reunirnos y tener un culto público. Crecemos en medio de estas cosas y estamos acostumbrados a contar con
ellas sin problemas. Y la consecuencia es que frecuentemente las tenemos en poco y menospreciamos el alcance
de las muestras de misericordia de que somos objeto.
6. Lc.4.42 Es necesario pasar tiempo a solas con Dios. Leemos que, después de sanar a muchos que estaban
enfermos y arrojar a muchos demonios, “salió y se fue a un lugar desierto”. Su objetivo al hacer esto se muestra
al compararlo con lo que dice en otros lugares en los Evangelios. Se apartó de su obra durante un tiempo para
tener comunión con su Padre y orar. Vivimos en un tiempo de actividad y prisas. La emoción de las actividades
diarias y los compromisos constantes mantienen a muchas personas dando vueltas continuamente, y esto
supone un gran peligro para nuestras almas. Cuanto más trabajo tenemos para hacer, más debemos imitar a
nuestro Maestro. Si Él, en medio de sus abundantes tareas, encontró tiempo para retirarse del mundo
ocasionalmente, cuánto más nosotros.
7. Lc.5.4-6 nuestro Señor aprueba la obediencia incondicional. Se nos dice que, después de predicar, ordenó a
Simón que bogara mar adentro y echara sus redes para pescar. Entonces recibió una respuesta que muestra de
manera notable la mentalidad de un buen siervo: Se nos dice enseguida que “encerraron gran cantidad de
peces, y su red se rompía”. Sin duda, estas sencillas circunstancias contienen una lección práctica para todos los
cristianos. Tienen el propósito de que aprendamos la bendición de la obediencia a cada orden de Cristo.
Debemos andar por fe y no por vista, y creer que lo que ahora no vemos correcto y razonable lo veremos
después.
8. Lc.11.1 el cristiano será conocido por Dios y por los hombres en su vida de oración. Los discípulos habían visto
tantas cosas de Jesús, entre ellas cosas extraordinarias como los milagros, la expulsión de demonios, la
multiplicación de la comida… pero lo que más les impacta de la vida de su maestro es la oración, no le pidieron
que les enseñara hacer milagros, sino a orar, eso es una muestra del gran impacto de la vida del Señor por su
vida de oración. Que el Señor nos ayude a entender la importancia de la oración y que no seamos hombres que
oren en algún momento, sino que nuestra vida entera se caracterice por la oración.
9. Lc.12.28-30 no debemos preocuparnos porque nuestro padre sabe cual es nuestra necesidad. Este es un pasaje
que nos debería llenar de confianza, puesto que nos anima a confiar en la bondad y el poder de Dios. Aunque
conocemos de memoria este texto, en algunas ocasiones hace falta que llegue a nuestro corazón, porque aun
cuando conocemos a Dios llega la preocupación a nuestras vidas.
10. Lc.18.1-7 debemos ser insistentes en la oración. La oración del cristiano no se debe limitar a un par de frases de
vez en cuando, sino a insistir constantemente a Dios por las necesidades que tenemos, sabiendo que Dios no se
cansa de nuestras suplicas, aunque no es tampoco que Dios quiera que le estemos “rogando” en el mal sentido
de la palabra, el enfoque del texto es que vivamos depositando nuestra confianza en Dios en todo momento. el
apóstol Pablo dijo por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios, con toda
oración ruego y suplica.
11. Lc.17.3 debemos en amor, reprender a nuestros hermanos. El propósito de la reprensión es que nuestro
hermano que ha caído en pecado se arrepienta, y si el lo hace, se ha cumplido con el propósito divino. Pero todo
esto se debe a la exhortación y confrontación de pecado. Debemos aprender de esto que es una muestra de
amor por los demás, en varias ocasiones por no confrontar el pecado de alguien somos participe de el y
toleramos esa conducta.
12. Lc.17.16-18 el cristiano siempre será agradecido. La falta de agradecimiento no es solo una actitud de los no
creyentes, sino también muchas veces de los creyentes, nos olvidamos muy fácilmente de los favores que
hemos recibido del Señor, somos más propensos a mirar lo que no hemos recibido que lo hemos recibido, eso
desarrolla un corazón enojado y amargado. Pero debemos poner nuestra mirada en todos los favores que
recibimos del Señor y podríamos decir como el salmista son innumerables.
13. Lc.18.9-14 Dios resiste aquellos que son justos en sus propios ojos. Los religiosos son peores que los paganos,
porque los paganos reconocen que son pecadores, que han hecho lo malo, pero los religiosos se creen justos,
correctos y estos creen que no necesitan perdón, al contrario, alardean de su justicia.
14. Lc.18.24. las riquezas son un obstáculo para seguir al Señor. La biblia no nos dice que las riquezas sean malas,
pero si nos muestra varios ejemplos de que fueron un gran obstáculo para seguir al Señor. Una de las razones
puede ser porque el rico pone su confianza en las riquezas y no tiene necesidad de Dios, pero el pobre no le
queda de otra que buscar del Señor para que el supla sus necesidades.
15. Lc.19.8 la obra de regeneración da frutos. Aunque las obras no le dan la salvación a nadie, si son la evidencia de
la salvación, aquellas personas que alardean de ser cristianas pero que no hay frutos en su vida, deberías
cuestionar seriamente su salvación. Y cada uno de nosotros deberíamos examinarnos si estamos en la fe. Como
dijo algún predicador de tiempos pasados “si alguien te señala de ser cristiano, asegúrate de que tenga pruebas
suficientes”
16. Lc.20.46-47. No debemos dejarnos llevar por las apariencias. En nuestros tiempos al igual que en los de Jesús
hay muchos lobos vestidos de ovejas. Muchos pastores hoy en día solo son externamente lo que deberían ser en
su corazón, grande oración, grandes predicaciones… pero corazones no regenerados, un pueblo que de labios
honra al Señor pero su corazón esta lejos de Él. que el Señor guarde nuestras vidas de llevar una vida hipócrita
17. Lc. 21.1-4 nuestra ofrenda no deben ser nuestras sobras. Muchas personas creen que porque dan una buena
cantidad de dinero es suficiente, muchas de esas ofrendas son el producto de lo que les sobra, no son el
producto de un corazón generoso y agradecido, se convierte como la ofrenda de los fariseos. Pero aquello que
Dios valora es cuando nos deprendemos de lo poco que tenemos, creyendo que nuestra confianza esta en el
Señor.
18. Lc. 22.31-32ª el Señor es nuestro intercesor ante el padre. Tenemos a uno que fue tentando, que experimento
las luchas humanas mas severas y uno que es nuestro sumo sacerdote, nuestro intercesor delante de Dios, este
pasaje debería ser una gran consuelo para que no olvidemos que Dios no dejará que seamos probados mas de lo
que podemos resistir y que todo ataque que venga a nuestras vidas, tendrá primero que ser autorizado por el
Señor.
19. Lc. 23.20 los cristianos no deben moverse por presión sino por convicción. Pilato representa a todos aquellos que
haces las cosas por la presión de los demás, que aun cuando en su corazón desean hacer otra cosa, sus
convicciones no son tan fuertes como para resistir. Debemos fortalecer nuestros principios y no ceder antes las
presiones del mundo.
20. Lc. 22.32b el propósito de la prueba es fortalecernos para ayudar a los demás. Podemos notar que el propósito
de la prueba de Pedro era que cuando haya salido de ella, pueda ayudar a sus hermanos, muchas veces las
pruebas a nuestra vida no viene por causa de pecado, ni por disciplina de Dios, sino para prepararnos y en algún
momento ir y ayudar aquellos que necesitan, porque nadie podrá tener compasión de otras persona como
aquellos que atravesaron la misma situación.

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