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El ojo humano

El ojo
La retina es la parte del ojo humano sensible a la luz.
Gracias a una capa de fotoreceptores es capaz de convertir la luz capturada en señales
cerebrales.

Existen dos tipos de fotoreceptores: bastones y conos.


Los bastones se ocupan de la visión periférica y se encuentran fuera de la parte central de la
retina. Son muy numerosos –casi 120 millones–, y son responsables de la visión nocturna
porque son muy sensibles a la luz de baja intensidad. Por el contrario, se vuelven
completamente ciegos ante luz de alta intensidad y, por lo tanto, carecen de importancia
respecto a la visión diurna o a la agudeza visual. Al no ser capaces de distinguir los colores,
dan lugar a una visión acromática.

Los conos, que varían en número de 6 a 7 millones, le permiten al ojo humano tener una
agudeza visual (capacidad del ojo de resolver y percibir detalles pequeños en un objeto) y de
diferenciar los colores. Se concentran en la parte central pequeña amarillenta de la retina,
conocida como «mácula». En el centro de esta región se encuentra la fóvea, una zona de 0,3
milímetros de diámetro sin ningún bastón.
Existen tres tipos de conos:
– Conos rojos, que representan el 64 % de los conos totales. También son conocidos como
«conos L» (sensibles a la longitud de onda larga, que es roja).
– Conos verdes, que representan el 32% de los conos totales. También son conocidos como
«conos M» (sensibles a la longitud de onda media, que es verde).
– Conos azules, que representan entre el 2% y el 7 % de los conos totales. También son
conocidos como «conos S» (sensibles a la longitud de onda corta –en inglés short–, que es
azul).

Fuente: BCM Families Foundation

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