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Bosquejo para Grupos Familiares

Serie “Mayordomo fiel, Prosperidad sin Tristeza”

Mayordomo Sembrador
Principios para sembrar y obtener cosecha
Objetivo de la Serie: Provocar en los hermanos convicción para prosperar sin
tristeza, aprendiendo que no somos dueños, sino mayordomos fieles.
Objetivo de esta enseñanza: Compartir algunos principios para comprender
que es la siembra y la cosecha.

Cita Bíblica: 2º Reyes 4:8-11 RVC “En cierta ocasión, una mujer importante de Sunén
invitó a Eliseo a comer en su casa. Y cada vez que Eliseo pasaba por allí, la mujer le
insistía que se quedara a comer. 9A su marido le dijo: «¿Sabes de qué me he dado
cuenta? ¡Pues de que este hombre que siempre pasa por nuestra casa es un santo varón
de Dios! 10Debiéramos hacerle un pequeño aposento en la azotea, y poner allí una
cama y una mesa, y una silla y un candelero, para que cuando pase por aquí pueda
quedarse con nosotros.» 11Un día en que Eliseo pasó por allí, se quedó a dormir en ese
aposento”.
Introducción: Ilustración tomada del libro La Culpa es de la Vaca, escrito por Jaime
Lopera Gutiérrez y Marta Inés Bernal Trujillo. Dice así: En un oasis escondido en el
desierto, se encontraba de rodillas el viejo Eliahu, al costado de algunas palmas
datileras. Su vecino Hakim, acaudalado comerciante, se detuvo en el oasis para
abrevar sus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
¿Qué tal, anciano? ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, trabajando con esa pala? -
Siembro -contestó el viejo. ¿Qué siembras aquí, Eliahu? -Dátiles -respondió el viejo
señalando el palmar. ¡Dátiles! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien
escucha una estupidez-. El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa
tarea y vamos a la tienda a beber algo. -No, debo terminar la siembra. Luego, si
quieres, beberemos. -Dime, amigo, ¿cuántos años tienes? -No sé, setenta, ochenta, no
sé… lo he olvidado. Pero eso, ¿qué importa? -Mira, amigo, las datileras tardan más de
cincuenta años en crecer, y sólo entonces están en condiciones de dar frutos. Yo no
estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los cien años, pero tú sabes que
difícilmente podrás llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven
conmigo. -Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con
probarlos. Siembro hoy para que otros puedan comer dátiles mañana. Y aunque sólo
fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea. -Me has dado
una gran lección, Eliahu; déjame que te pague esa enseñanza -dijo Hakim, poniendo en
la mano del viejo una bolsa con dinero. -Te lo agradezco. Ya ves, a veces pasa esto: tú
me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto y, sin
embargo, mira: todavía no termino de sembrar y ya coseché dinero y la gratitud de un
amigo. -Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda lección que me das hoy,
y es quizás más importante que la primera. Déjame, pues, que pague también esta
lección con otra bolsa de dinero. -Y, a veces, pasa esto, siguió el anciano, extendiendo
la mano para mirar las dos bolsas: sembré para no cosechar, y antes de terminar de
sembrar ya coseché no sólo una, sino dos veces. -Ya basta, no sigas hablando. Si sigues
hablando, ya no tendré para pagarte.
Ahora, conoce algunos principios para sembrar y después puedas cosechar:
1. Siembra con amor. El ejemplo lo da Dios mismo. Juan 3:16 NTV “Pues Dios
amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se
pierda, sino que tenga vida eterna”. El mejor ejemplo acerca de dar, lo recibes de
parte de Dios mismo. Hay quienes dan sin amor, y eso no funciona, porque en el
Evangelio, hay una marca que debe distinguir a cada hijo de Dios: el amor.
Algunas características de quien da con amor son las siguientes:
• Da sin condiciones. Con generosidad; y no da por obligación o necesidad.
• Busca oportunidad para dar. Disfruta hacerlo. Es feliz cuando da.

2. Siembra con fe. Fe es confiar en Dios, es creerle a Él. 2ª Corintios 5:7 PDT
“Pues vivimos por la fe y no por lo que vemos”. Dar no es solo asunto de dinero,
sino es dar tiempo, animo, lealtad, amor, amistad. Al dar con fe, esa siembra va con
poder; pues muestras confianza en Aquel que cumple sus promesas y agradas al
Señor y Él se encargará de bendecirte. Siembra y deja que Dios riegue esa semilla
con su bendición para que dé fruto y se multiplique.
Al sembrar con fe, toma en cuenta lo siguiente:
• Que serás un dador alegre. 2ª Corintios 9:7c TLA “¡Dios ama al que da
con alegría!”. Dar con alegría te lleva a escoger buenas semillas, que llevan a
buenas cosechas. Esas semillas se originan en un corazón guiado por el Espíritu
Santo, que está sano, es sincero y ama a Dios.
• Que buena semilla produce buena cosecha. 2ª Corintios 9:6 NVI “El
que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en
abundancia, en abundancia cosechará”. Si siembras en lo espiritual, cosechas,
pero la misma es un milagro de Dios, porque viene multiplicada.

3. Siembra dando buen ejemplo. 2º Reyes 4:10 RV60 “Yo te ruego que
hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y
candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él”. La sunamita, dio
buen ejemplo al sembrar en el profeta. Con corazón sincero, le dio aposento,
candelero, cama, mesa, silla y comida. Al tiempo cosechó un hijo. Si el enemigo
dice mentiras a tus oídos, reflexiona un poco sobre alguien que conozcas y sabes
que es buen sembrador. Siempre habrá alguien que te podrá inspirar para dar a
Dios, a tu iglesia y al necesitado.
Evidencias de un sembrador ejemplar:
• Que Dios valora cuando das. Marcos 12:43 BAD “Jesús llamó a sus
discípulos y les dijo: «Os aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro
más que todos los demás”. Lo que Dios mira principalmente cuando das, es tu
corazón, no solo lo que estás dando.
• Que Dios mira tu convicción. 2ª Corintios 9:7a NVI “Cada uno debe dar
según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación ”.
Dar siempre es un asunto del corazón, porque nadie te puede obligar. Al dar
de corazón, sentirás una gran satisfacción y sin darte cuenta, vas a inspirar a
otras personas para que te imiten o sigan tu ejemplo.
Conclusión: Al sembrar, hazlo con actitud diligente y generosa. Diezma, ofrenda y
siembra en alguien, pero hazlo con amor, con fe y dando ejemplo a otros. Inspira a
alguien para que sea un dador alegre.

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