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La paradoja de la ansiedad

Escrito por Cara Di Paolo

¿Es amigo o enemigo? En una era en la que el tiempo parece viajar más
rápido y las exigencias son mayores – se está haciendo común vivir al
borde de un ataque de ansiedad. Aprende qué es lo que dispara esta extraña
emoción y cómo usarla a tu favor.

Una palabra es todo lo que se necesita y de repente tus pensamientos van


tan rápido que pueden crear un torbellino en tu garganta haciendo que sea
imposible respirar.
Confusión es el nombre del juego y no puedes imaginar hacia donde seguir.

 Estos son algunos de los síntomas de la ansiedad. Ayuda poco saber


que todos hemos
experimentado ansiedad de algún nivel en algún momento de
nuestras vidas.
 La ansiedad llega cuando nos enfrentamos con un momento
definitivo, que nos cambiará la vida o, tal vez, cuando se requiere
que tomemos una decisión importante.
 Sentimos que nuestros peores terrores avanzan lentamente dentro de
nuestra conciencia donde se multiplican, incitando incertidumbres y
preocupación sobre algo que puede – o no puede – suceder.

El gran filósofo francés Montaigne escribió una vez: “Mi vida ha estado
llena de
terribles desgracias, la mayoría de las cuales que ni siquiera han sucedido.”
La ansiedad
distorsiona las preocupaciones normales y las magnifica. Nos quedamos
atrapados
como moscas en una tela de araña de nuestra propia fabricación, luchando
de forma
impotente, paralizados, sin poder tomar la acción necesaria que nos
liberará.

El miedo está basado en un peligro conocido, en algo tangible: un bulto


descubierto
durante un examen rutinario de los pechos, una bancarrota inminente. Estos
son
problemas que sabemos son reales: podemos tocar el bulto, podemos ver la
deuda. Y
aunque estos problemas son abrumadores hay medidas que pueden
tomarse: retirar el
bulto, dietas especiales, tratamientos, redefinir el negocio, encontrar
inversionistas.
Sin embargo, con la ansiedad nos sentimos amenazados, fuera de control.
Pero cuando
intentamos precisarlos, rara vez podemos determinar la causa exacta.
Porque la
ansiedad no tiene un origen físico, es un desorden que desconcierta a los
médicos y se
resiste a la medicina. Los que la han sufrido han tomado píldoras, tónicos y
regímenes
de drogas para aliviarla y rara vez lo han conseguido.

Aún así, a pesar de las connotaciones negativas asociadas con la palabra


ansiedad, la
sensación en sí misma puede crear dentro de nosotros un verdadero efecto
positivo. Y
aunque es algo que desearíamos no haber experimentado jamás, por lo
general somos
mejores por haberlo hecho. La ansiedad es a la vez una terrible maldición y
una
enorme bendición.

Todo depende cómo lo veamos.

Yo sugiero que deberíamos ver la ansiedad bajo una luz positiva. Pienso
que se manifiesta para recordarnos que no estamos ejecutando nuestro total
potencial
en este mundo, que no estamos satisfaciendo nuestro propósito. Sólo con el
estímulo
de una auto-evaluación continua, que muchas veces comienza con la
ansiedad, nos
esforzaremos por ser mejores y por tener éxito en nuestros esfuerzos. De
hecho, la
ciencia médica apoya esta perspectiva. Muchos doctores aseveran que
cierta cantidad
de ansiedad es algo bueno. En un tratado completo con relación al tema,
Ansiedad
(Oxford, 1986), Donald W. Goodwin, M.D. sugiere que el stress es una
herramienta
útil que puede “forjar la personalidad, aumentar la creatividad y animarnos
a ser
mejores.” Con la ansiedad, experimentamos una toma de conciencia de
nosotros
mismos aumentada. De acuerdo a la Asociación Médica Americana, la
ansiedad
también nos ayuda a responder ante las emergencias.

Por ello la naturaleza paradójica de la ansiedad –


 ¿es buena o mala para nosotros?
 ¿Cómo podemos disminuir los efectos negativos de la ansiedad y
utilizar sus efectos
positivos para obligarnos a nosotros mismos a hacerlo mejor?
 ¿Cómo podemos usar mejor nuestros pensamientos de ansiedad para
ayudarnos a lograr nuestros objetivos?

Hay un viejo dicho: “El miedo tocó la puerta. Respondió la fe. No había
nadie.”
Aquellos que estudian creen que la ansiedad ocurre cuando no tenemos
certeza.
Al negarnos a confiar en lo Divino o en la perfección del plan fundamental,
aceptamos
cargas que no se suponía que teníamos que cargar y por lo tanto, nos
sentimos
incómodos, deprimidos y asustados. Nuestros cuerpos responden
físicamente a este
desbalance espiritual, que es el motivo por el cual las personas que sufren
de ansiedad
con frecuencia experimentan dolores de cabeza, mareos, palpitaciones
cardíacas,
enorme fatiga y problemas respiratorios.

Sin embargo, darnos cuenta de la ansiedad es la manera en la que se nos


ofrece la oportunidad de reconectarnos con lo Divino, una llamada de aviso
al espíritu. Algunos creen que a través de la ansiedad se nos alerta
avisándonos que hemos tomado un desvío, dándonos así la capacidad de re-
orientarnos en el caminohacia nuestro verdadero destino.
Tal vez estábamos demasiado enfocados en deseos personales o en lograr
fama o fortuna y descuidamos nuestras necesidades espirituales y las
necesidades de los demás.
La ansiedad nos ofrece la oportunidad de tomar un paso atrás y observar
nuestra vida de manera objetiva. “Exáltala y ella te exaltará a ti.”
(Proverbios 4:8). Necesitamos revisar nuestras prioridades emocionales y
espirituales y trabajar activamente para conseguirlas. Sólo entonces
experimentaremos una verdadera paz mental.

Ideas para Manejar la Ansiedad cuando ésta Aparezca

1. Lleva un diario: escribe cada día cinco cosas por las cuales estás
agradecido.

2. Lleva a cabo actos de amabilidad al azar.

3. Reconoce tu increíble potencial y esfuérzate por maximizarlo cada


día.

4. Saca las preocupaciones de tu mente ayudando a los demás.

5. Enfrenta tus miedos – no son tan terribles como imaginas.

6. Acepta los aspectos positivos de la ansiedad y utilízalos para mejorar


tu vida.

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