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28 de Abril. Día Mundial de la Salud.

Desde que irrumpió como crisis mundial a principios de 2020, la pandemia de COVID-
19 ha tenido profundas repercusiones en todo el planeta. La pandemia ha incidido en
casi todos los aspectos del mundo del trabajo, desde el riesgo de transmisión del virus
en los lugares de trabajo hasta los riesgos relacionados con la SST que han surgido
como consecuencia de las medidas para mitigar la propagación del virus. La
reorientación hacia nuevas modalidades de trabajo, como la generalización del
teletrabajo, ha ofrecido muchas oportunidades a los trabajadores, pero también ha
planteado riesgos potenciales para la SST, en particular riesgos psicosociales y
violencia.

El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo 2021 se centra en potenciar los


elementos de un sistema de SST, tal y como se establece en el Convenio sobre el
marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo, 2006 (núm.187). El informe
del Día Mundial examina cómo la crisis actual pone de manifiesto la importancia de
fortalecer estos sistemas de SST, incluidos los servicios de salud en el trabajo, tanto
en los planos nacional como empresarial.

La OIT aprovecha esta oportunidad para sensibilizar a la opinión pública y para


estimular el diálogo sobre la importancia de crear e invertir en sistemas de SST
resilientes, basándose en ejemplos regionales y nacionales para mitigar y prevenir la
propagación de la COVID-19 en el lugar de trabajo.

Las personas resilientes tienen estrategias para mantener la salud mental en buenas
condiciones. Son menos susceptibles de derrumbarse ante las hostilidades laborales y el
estrés, dos factores que se encuentran en el origen de gran parte de las bajas por depresión.
Este es uno de los motivos por los que un trabajador resiliente es más productivo. Otra
razón es su capacidad de reaccionar de una manera eficiente ante cambios e imprevistos. Sin
embargo, la resiliencia no es una cuestión meramente personal. Si se quiere contar con una
plantilla resiliente, hay que favorecer un ambiente de apoyo a los trabajadores.
Cómo se forja la resiliencia
El análisis sobre esta cualidad humana es relativamente reciente. La pionera en introducir el
término fue Emmy Werner. Esta investigadora estudió durante treinta años a niños huérfanos
que vivían en condiciones extremas de pobreza en Hawai. Muchos presentaban, como se
esperaba, patologías físicas, psicológicas y sociales. Sin embargo, otros lograron
desarrollarse de manera sana. A estos se les definió como resilientes.
La palabra resiliencia viene del latín resalire, es decir, ‘volver a saltar’. Alude también a la
cualidad de los materiales que pueden recuperar su estado inicial después de haber sido
sometidos a una deformación, en lugar de romperse. Esto constituye una metáfora de la
persona que, pese a haberse desarrollado en un ambiente hostil, consigue salir airosa e
incluso reforzada.
Así lo expuso Cyrulnik, neurólogo y psiquiatra que continuó los estudios de Werner y amplió el
campo de estudio. La imagen que da título a una de sus obras más leídas es la de los patitos
feos. Estos consiguen finalmente convertirse en cisnes, pero los traumas sufridos hacen que
se genere una brecha en su personalidad que los obliga a estar continuamente
metamorfoseándose.
Algunos autores señalan que el carácter resiliente es algo innato y otros afirman que está
íntimamente relacionado con el entorno en el que se ha desarrollado la persona y los apoyos
que ha tenido. En lo que parece que la mayoría están de acuerdo es en que la resiliencia se
puede estudiar y enseñar.
Ser resiliente en el trabajo
Llevado al ámbito laboral, en el campo de la psicología de las organizaciones se destacan
cualidades que se pueden trabajar para fomentar una actitud resiliente:

 Optimismo. La visión de un final exitoso anima a actuar para conseguirlo, en lugar de


quedarse estancado por el desánimo.
 Autodeterminación. La fortaleza interna, el no sentirse inseguro, hace posible que se
den los pasos necesarios para llevar a cabo una decisión.
 Autocontrol. Ante las circunstancias adversas, se mantiene un comportamiento
moderado y no se pierden los estribos, lo que mejora la capacidad de resolver
conflictos.
 Moralidad. Detrás de los valores morales se ocultan auténticas normas de
convivencia. Saber convivir es fundamental para trabajar en equipo y desarrollar
objetivos comunes.
 Excelencia. La capacidad de superación promueve una actitud de excelencia, donde
siempre se está intentando mejorar sobre lo que se ha hecho.
 Creatividad. Es fundamental para muchos procesos. Por ejemplo, en la búsqueda de
soluciones o en la transformación de situaciones que parecen inamovibles u objetivos
inalcanzables.

Personas resilientes o ambientes de trabajo sanos


Entre los niños hawaianos a los que Werner dedicó sus estudios, los que eran resilientes
presentaban una circunstancia común: todos habían recibido un apoyo incondicional, que
los aceptaba tal como eran y confiaba en sus progresos. Este apoyo no venía necesariamente
de un familiar.
Aldo Melillo, médico psicoanalista experto en resiliencia, señala la importancia de tejer esta
cualidad de la persona con el entorno que la rodea. Según afirma, no hay que buscarla
solo en su interioridad “porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno
social”.
Esto pone en cuestión la búsqueda de candidatos resilientes. Aunque se consiga reclutar a
una persona que reúna las características que mencionamos en el apartado anterior, es
necesario que la empresa ponga también de su parte apoyando a los trabajadoresy
confiando en sus decisiones y progresos. Una persona no consigue ser resiliente si todo
el ambiente que le rodea es dañino.
Ser resiliente es la  capacidad que tiene una persona, organización o empresa para
superar adversidades y problemas. 
La resiliencia es una cualidad que algunas personas tienen más fortalecida que
otras debido a diversos factores que tienen que ver con la crianza, la familia,
factores biológicos, ambientales y de hábitos.

Es decir, no se cree que ser resiliente sea una cualidad genética,


sino que se aprende socialmente.
De hecho, la ciencia ha probado que es posible ejercitar la resiliencia. Y no solo eso.
Ha precisado los pasos para que aprendas cómo reprogramar tu mente para la
felicidad y el éxito.
Por ejemplo, el Psicólogo Clínico Rick Hanson (adscrito a la Universidad de
California en Berkeley y autor de El Cerebro de Buda), afirma que puedes entrenar a
tu cerebro para que experimente más felicidad diariamente a través de una serie
de ejercicios cortos realizados durante tu jornada laboral y tiempo de inactividad.
 

La vida actual se ha hecho verdaderamente compleja en las últimas décadas


producto de los acelerados cambios tecnológicos, el deterioro ambiental y de
salud, la creciente desigualdad económica, el cambio en los patrones de consumo
y las necesidades particulares.

Por todo ello, ser una persona resiliente no es tanto una moda como una verdadera
necesidad de sobrevivencia.

 Cómo ser resiliente reprogramando  la mente consciente para ser más feliz.


Tómate el tiempo para reconocer los placeres.

Se ha dicho que nuestra mente consciente representa solo el 3% de nuestro


cerebro. El otro 97% pertenece a la mente subconsciente.

Sin embargo, este 3% puede alimentar las raíces de nuestra manera de


relacionarnos con el mundo e ir transformando nuestro subconsciente. Es un
proceso recíproco.

Hanson afirma que, desde la mente consciente puedes ir ejercitando la importancia de


las experiencias positivas al tomar simplemente 10 a 30 segundos para concentrarse en
lo feliz que te sientes cuando experimentas un pequeño placer.
Ese placer pequeño puede ser algo así como interactuar con sus hijos, sentir la
brisa en su rostro, o la satisfacción al culminar un trabajo.
Es pedirle a tu cerebro que recuerde que “ESTO ES IMPORTANTE!”
Con el tiempo (y no mucho tiempo, como sucede), su cerebro puede aclimatarse a
darle significación a las experiencias sencillas de su cotidianidad.

Es decir, puede acostumbrarse a ser feliz.


 

En una reciente entrevista, el Dr. Hanson afirmó que

Hay ciertos tipos de experiencias experiencias de relajación, de calma, de sentirse


protegidos, fuertes y con recursos que abordan directamente los problemas de
nuestro sistema de seguridad.
Habiendo internalizado una y otra vez una sensación de calma, la persona va a ser más
capaz de enfrentar situaciones en el trabajo o en la vida en general sin sentirse tan
perturbada por ellas, sin estar atrapada en el modo reactivo del cerebro.
En términos de nuestra necesidad de satisfacción, de experiencias de gratitud, alegría,
logro, sentirse exitoso, sentir que hay una plenitud en su vida en lugar de un vacío o una
escasez. A medida que las personas instalen cada vez más esos rasgos, serán más capaz
de lidiar con problemas como la pérdida, el fracaso o la decepción“.
¿Cómo reprogramar la mente subconsciente para superar adversidades y
lograr tus objetivos?
Reprogramar la mente subconsciente no es tan difícil como parece. No se hará de
la noche a la mañana, pero se puede lograr si se toma en serio realizar una serie de
ejercicios bien conocidos.

La Dra. Collautt se vale del hecho de que nuestra mente subconsciente es un


millón de veces más poderosa que nuestra mente consciente, para enfatizar la
importancia de que sepamos como ejercitarla para guiarla hacia donde queremos.

La mente subconsciente requiere de mucho más tiempo para poder reprogramarse .


También requiere constancia.
Collautt afirma que, disciplinadamente, podemos hacer los siguientes ejercicios
durante un año o hasta que puedas vencer tus miedos.

Cómo puedes ser resiliente reprogramando tu mente?


En 1990, los hallazgos de Michael Rutter descubrieron  el desarrollo y
funcionamiento del cerebro a partir de las bases biológicas de la resiliencia , así
como su contribución con los procesos de desarrollo integral humano.

Más recientemente, el Dr. Hanson (autor de El Cerebro de Buda) explica que la


evolución dejó a los seres humanos con una tendencia a prestar más atención a lo
negativo que a lo positivo.
De allí la necesidad humana de reaprender a construir un espacio inquebrantable de
resguardo de las experiencias positivas. De calma, confianza y contención.
Debido a que la supervivencia dependía de la identificación inmediata y la reacción
rápida a las amenazas a la vida, el cerebro evolucionó hacia un sesgo de negatividad que
produce un adherente o pegamento para las malas experiencias, pero una especie
de  aceite o teflón para que resbale lo positivo.
Por lo tanto, las malas experiencias tienden a quedarse con nosotros porque el
cerebro las toma como un aprendizaje más significativo o importante para nuestra
evolución, mientras que las buenas experiencias se olvidan rápidamente.
 

Las experiencias negativas tienden a ser consideradas como más importantes para el
cerebro
 

Más allá, Hanson afirma que las personas que parecen “naturalmente felices” son
aquellas que, sin saberlo, han estado programando sus cerebros para darle importancia
a los pequeños placeres de su vida.
La mayoría de las personas, con el tiempo, tendemos a acumular una larga lista de
malas experiencias fáciles de recordar, que parecen vívidas y
significativas, mientras que tendemos a olvidar las buenas experiencias.
Por ejemplo, Hanson cita estudios que indican que las buenas relaciones requieren
al menos una proporción de interacciones positivas de 5 a 1 entre interacciones
positivas y negativas.

En otras palabras, es probable que no te guste tu jefe, tus compañeros o tu pareja si no te


alaba al menos cinco veces más de lo que te critica.
Concretamente, nuestros cerebros han estado ocupados acumulando
pensamientos, experiencias y preocupaciones negativas y coloca alertas sobre las
malas experiencias.
Afortunadamente, si bien el cerebro humano es propenso a la negatividad, también
es flexible, por lo que puedes reprogramarlo de una manera sencilla.
 

La flexibilidad del cerebro permite que sea capaz de reprogramarse y ejercitarse para la
lograr lo que queremos. ¿Puedes leer lo que dice la imagen?
 

1. Medita
Altos empresarios y personas de mentalidad millonaria han encontrado en la
meditación un ejercicio ideal para reencontrarse con su centro todos los días.
En un lugar tranquilo, sin interrupciones, por 15 minutos puedes conectarte (de
manera dirigida o no) con tus emociones y sentimientos más profundos.

La meditación te puede ayudar a “resetear” tu mente, limpiarla de “archivos”, memorias


inútiles y simplemente descansarla durante un tiempo. El grado de concentración, el
tiempo de meditación y la profundidad de su alcance se adquiere con la práctica.
Y si, cualquiera en la situación que tenga, puede tomar el tiempo para hacerlo si
realmente quiere aprender a ser resiliente.

2. Aprende a ser humilde. Escucha tu resistencia subconsciente.


A veces, suponemos saberlo todo. Sin embargo, los problemas y las adversidades
nos recuerdan que no es así.

Para vencer tus miedos al fracaso y aumentar tu capacidad de resiliencia, la Dra.


Collaut recomienda tomar un tiempo del día y escuchar a tu mente subconsciente.

A veces, tenemos lo que se llama “resistencia subconsciente”.   Que no es más que esa
“intuición” que nos advierte que algo no está bien a pesar de que creamos que es lo
correcto. Es esa vocecita, que nos dice que NO, mientras que nuestra cotidianidad nos
obliga a hacer las mismas cosas todos los días, estar con la misma pareja hacer lo que
siempre hemos hecho.
Esto, aunque no terminamos de asumir decisiones porque nos parecen incómodas
o porque no queremos salir de nuestra zona de confort.

Ser resiliente también requiere saber escuchar esa voz subconsciente, asumir
las decisiones que no queremos tomar y tener un poco más de coherencia con nuestro ser
más interno.
Ejercicio sencillo:
Simplemente siéntate por un tiempo determinado según tu disponibilidad y trata
de escuchar a tu subconsciente. Es un ejercicio muy parecido a la meditación.

Acepta tus resistencias y asume las incoherencias de tu propia vida.  Ser resiliente
también requiere de esto.

3. Escucha tus miedos y define cuáles son


Está bien escuchar tus miedos y definir cuáles son estos miedos.

Muchos hemos tenido miedo al fracaso. En mayor o menor medida lo hemos


sentido.

Como  ejercicio, pocas cosas funcionarán mejor que sincerarte. Escribir cuáles son estos
miedos. Cuando aprendes a escucharlos, inevitablemente pierden poder y puedes
definir estrategias que te ayudarán a maniobrar en la vida.
 
4. Repite lo que crees en tu subconsciente
Las afirmaciones resultan. Claro, debes acompañarlas con acciones concretas.

Pero si debes crear frases de automotivación que, por la repetición, puedan ir goteando
hacia una reprogramación de tu mente subconsciente.
Quienes han experimentado cambios reales en sus vidas a través de estos
sencillísimos ejercicios, realmente se sorprenden de lo que logran.

Los consejos para la construcción de estas frases de automotivación pueden ser


muy variables, pero hay una regla general: habla en positivo, evita hablar en
negativo.

Por ejemplo, en vez de decir: 


“no tengo miedo de formarme en nuevas habilidades”, intenta repetirte, de manera
tranquila, la frase
“soy perfectamente capaz de aprender nuevas habilidades”

Es la hora del aprendizaje colectivo, de poner en práctica todos los preceptos que
abarcan desde los Derechos Humanos, hasta los Objetivos de Desarrollo
Sostenible

La habilidad que nos permitirá recuperarnos social y económicamente del COVID-


19 es la resiliencia. Pero la resiliencia en esta ocasión debe estar impregnada de
cuatro condiciones muy importantes: la experiencia, la solidaridad, la confianza y
la creatividad.

Es propicio rescatar la frase de Paulo Freire: “No hay nadie que lo sepa todo, ni
nadie que no sepa nada”.

Todos tenemos mucho que aportar, independientemente de nuestro nivel


educativo, edad o especialidad, porque en estos asuntos de coexistencia pesa
más la inteligencia emocional que la intelectual. Los padres de familia son pieza
clave para reforzar valores de convivencia, el agricultor las mejores prácticas para
el cultivo, el mecánico su conocimiento en reparaciones, el emprendedor su
energía para la atención de nuevos nichos de negocio, los sociólogos en la
comprensión del impacto de este cambio, los psicólogos en herramientas para el
manejo de las expectativas, el empresario su capacidad de generar empleo, y así
es infinito el valor que necesitamos que cada persona aporte.

Todos somos parte de un entorno que hoy más que nunca necesita de cada uno
de nosotros para recuperarse y fortalecerse, basado en unos valores que nos
permitirán mejorar como sociedad: La Solidaridad es hoy la base sobre la que
debemos reconstruir. Hay una frase muy cliché que dice que las crisis son
oportunidades, y en este caso el COVID-19 nos brinda la oportunidad de rescatar
cosas muy importantes para todas las personas, empresas y sociedad en su
conjunto.

La confianza es la principal razón por la que se toman las decisiones en la vida.


Rescatemos la confianza en nosotros, en la economía, en el país como base para
repensar las relaciones entre los diferentes actores sociales, atraer inversiones,
dar espacio a nuevos negocios ajustados a las necesidades sociales, y tener así el
cambio que debemos dar al sistema en favor del desarrollo.

Es la hora del aprendizaje colectivo, de poner en práctica todos los preceptos que
abarcan desde los Derechos Humanos, hasta los Objetivos de Desarrollo
Sostenible. Nos sobran diagnósticos y estamos cargados de buenas intenciones,
tenemos pendiente ahora la materialización de esas buenas intenciones. El virus
nos ha enseñado que, aun guardando distancias físicas, debemos estar
conscientes de nuestro impacto sobre el otro.
 
En esta fase no está permitida la indiferencia, ni el individualismo, ni el egoísmo,
mucho menos la avaricia. Quizás muchos nos hemos equivocado en el pasado y
nos engolosinamos con el éxito o la satisfacción de intereses personales que nos
cegaron ante las necesidades del entorno. Hoy la realidad es otra y si queremos
tener un futuro, un mercado, una comunidad donde desarrollarnos y convivir en
armonía, debemos mirar a los lados y poner a la orden de la comunidad, la
sociedad y el entorno nuestra experiencia y nuestra solidaridad.
 
Esta situación es inédita y la fase de recuperación global, nacional y personal lo
será de igual manera. Por eso, la creatividad entendida como la capacidad de
buscar soluciones y aproximaciones diferentes a los retos planteados, es
fundamental. Esta crisis nos impulsa a un reseteo mental para reinventarnos como
sociedad.
 
La participación ciudadana, la rendición de cuentas, el aprendizaje derivado de los
errores, la aceptación de las diferencias, el respeto y la transparencia son solo el
inicio de la lista de conductas que debemos rescatar en la fase de recuperación
social y económica que se nos presenta como el gran reto.
 
En estos tiempos donde la realidad supera con creces la ficción, nos podemos
permitir ser irreverentes y cometer la osadía de cuestionar preceptos como el que
llevó a Maslow a coronar su famosa pirámide, porque en este momento la
autorrealización no debería ser la meta última de nuestra especie, la capacidad
para coexistir quizás deba ser la nueva cúspide.
 
COVID-19 nos demostró lo vulnerables que somos, lo poco preparados que
estamos y lo mucho que nos necesitamos en un mundo globalizado. Diseñemos
de manera innovadora y desde los valores esenciales, acciones que nos permitan
cerrar brechas y crecer juntos, rescatando lo mejor de cada uno.
Fuente: Artículo original de Paulina Rodríguez y Lucía Freites para La Estrella de
Panamá

Paulina Rodríguez
Partner de Komunika Latam
prodriguez@komunikalatam.com
Linkedin: Paulina Rodriguez
Lucía Freites
Gerentes de Asuntos Corporativos de Banesco Panamá
Linkedin: Lucía Freites

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