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CORREO DE TRUJILLO
(El Comercio, Lima, 7 de agosto de 1938)
Tras un año largo, muy largo de ausencia vuelvo a Trujillo y su regazo es tibio, mansa su
claridad, sedante su temperamento. Se vive aquí sin prisa. Recuerdo bien la vida de antes y
esta mi primera mañana de nueva residencia se me presenta, se me acerca plena de recóndita
ternura, de un afán delirante de hacer una estada larga, tranquila y buena en este remanso,
de cultivar el recuerdo y entablar un sereno coloquio con el porvenir.
Y claro, de primera intención he de buscar a los buenos amigos. Sus manos calientes y
recias estrechan las mías que han traído no sé qué frío de la cordillera. Una hora solidaria con
José Eulogio Garrido, no sólo que es inevitable sino buscada con ahínco. Y Moche –claro- tiene
que ser el escenario. Y una sesión mochera, como diría Aurelio Miró Quesada, ese inteligente
y buen peregrino de la patria, una sesión pontificada por José Eulogio, el motivo y fin de un
rato amable con él.
Allí en Moche –pueblo polvoriento y solitario que se ha puesto a mirar el desfile del
tiempo- se ha de consumar el rito, en un ambiente transido por el soplo de viejos mitos
reinantes aún. En los amigos que nos han acogido, ha de revivir el giro trémulo y silencioso,
pleno de unción y presagio, de alguna mano sacerdotal extinta; giro que mejor repite el
ademán de aquella sombra, que en la sesión “equilibra el reparto sutil de la bebida”.
-Otro día, en las afueras de Trujillo se ha festejado a Santiago Vallejo, animador de “La
Nación”. Ha sido una fiesta íntima, llena de calor fraternal, en la que se han hecho los honores
a las muy criollas viandas de Trujillo, que tan bien hablan de la sabrosidad de buena ley que
alcanza la culinaria en esta privilegiada tierra. He vuelto a ver el contorno de la ciudad, después
de mucho tiempo. He vuelto a ver el campo en el que una esperanza oculta, a viva fuerza,
siembra algún árbol o procura un lunar de vegetación muerta de los arenales.
-En la casa Risco La Torre breves días después se ha desarrollado una fiesta, también en
obsequio de Vallejo. Hubo música y versos y fue una noche excepcional en el quieto ambiente
intelectual de esta ciudad.
-En la Universidad el doctor Julio E. Mannucci, ante un público rebosante, ha disertado
sobre la política europea.
-Tuvo realización entusiasta la fiesta con que “Entre Nous” reiniciara sus actividades
culturales. Programa brillante el que se cumplió. Dijo cosas buenas y bellas el doctor Alvaro
Pinillos. La señora Hoyle de Cisneros y las señoritas Amorós y Cisneros estuvieron felices en las
ejecuciones programadas de Beethoven, Albéniz, Chopin y Liszt. Fortunato de Orbegoso cantó
y se le escuchó con emoción. Amadita Dalmau, un encanto de chiquilla, emocionada con un
temblor nuevo, recitó “El día que me quieras” de Nervo. La premiaron insistentes palmas
cariñosas. Y hube yo también de declamar versos, porque lo quisieron la elegancia y la
gentileza de la señora Amada de Dalmau, en cuyas manos está la alta dirección de “Entre
Nous”.
Envío:
A usted Aurelio Miró Quesada Sosa, gentil amigo, generoso enamorado de Trujillo, estas
líneas de noticia que han de alegrarle, como carta venida de fraternas manos. A usted van
estas nuevas que hablan de un empeño nobilísimo por levantar Trujillo a un nivel digno de su
espiritualidad; de la espiritualidad que le corresponde.
ANÁLISIS
2. Introducción: párrafos 1 y 2.
Impresiones sobre la ciudad al retornar al autor.
2. Tema
Información del autor sobre diversos hechos y sucesos, especialmente culturales presenciados
por el autor a su regreso a Trujillo después de un año de ausencia.
3. El lenguaje
El autor emplea un lenguaje directo, coloquial, espontáneo. Refleja una importante formación
cultural y artística, así como su relación con personas cultas e ilustradas de Trujillo. De manera
especial está dirigido a personas con cierto nivel social y cultural.
PRÁCTICA