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Colegio Valverde #3

Asesor: Alex Manrique


Curso: Seminario

Informe Final
Del Proyecto De Investigación
Acción

José Daniel Hernández Miralles


6to. Bachillerato Industrial y Perito en Mecánica Automotriz
Guatemala, 28 de septiembre 2021

1
Índice

Justificación ------------------------------------------------------------------------------------------ 3
Objetivos Generales y Específicos ------------------------------------------------------------- 4
El Bicentenario en Guatemala --------------------------------------------------------------- 5-18
Objetivos de Desarrollo Sostenible ----------------------------------------------------------- 19
Problemas de mi Comunidad ------------------------------------------------------------------ 20
Valores Cívicos y Ciudadanos ------------------------------------------------------------- 21-25
Cuestionario ---------------------------------------------------------------------------------------- 26
Conclusión y Recomendación ----------------------------------------------------------------- 27
Anexos ------------------------------------------------------------------------------------------- 28-30
Egrafía ----------------------------------------------------------------------------------------------- 31

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JUSTIFICACIÓN

José Daniel Hernández Miralles

6to. Bachillerato Industrial y Perito en Mecánica Automotriz

¿Por Qué Es Importante Conocer Sobre El Bicentenario


Como Jóvenes Actualmente?
La importancia de saber acerca del bicentenario de Guatemala es el estar al tanto
acerca de las situaciones que tuvieron que vivir en el histórico pasado los
representantes que gracias a ellos es lo que hoy conocemos como una nación, del
como ahora somos una nación independiente, conocida como la nación
guatemalteca. La población debe estar informada acerca de todos los sucesos
históricos que se tuvieron que realizar para lograr construir el país, se necesita saber
exactamente qué fue lo que paso, ya que hubo muchos riesgos en los actos que se
realizaron, a continuación, en mi investigación estaré dejando información en la cual
se darán a conocer actos relacionados a mis palabras anteriormente.

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Objetivos Generales
- Realizar un plan con visión de nación que genere impacto de trascendencia
en el marco del Bicentenario.
- Construir una base de conocimiento acerca de los temas tratados en los
tiempos en los que se forjó la independencia de Guatemala.
- Realizar actos constantemente parecidos al Bicentenario para que las
generaciones anteriores no se olviden de lo importante que es conmemorarlo
y a las generaciones futuras para que sepan lo que se tuvo que vivir para que
nos hagamos llamar la “Nación de Guatemala”
- Requiere de reglas claras de financiamiento electoral, y de partidos políticos
más fuertes y menos electoreros.
- El proyecto de decreto propone declarar el 2021 año del bicentenario de la
independencia y propone la participación del Gobierno y la ciudadanía en la
celebración.
- Poder hacer realidad la libre expresión de la nación hacia lo que no nos haga
bien como sociedad

Objetivos Específicos
- Erradicar con la pobreza extrema
- Acabar con la desnutrición infantil
- Acabar con la deuda social más importante del país
- Implementación de las reformas constitucionales y legales para fortalecer la
base de nuestro sistema de justicia
- Lograr los cambios requeridos en la administración de justicia y en el apoyo
a la persecución penal profesional

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El Bicentenario En Guatemala
Después de tres siglos de colonialismo español, se proclamó la independencia de
la corona el 15 de septiembre de 1821. Los motivos fueron varios, incluidos los
económicos y el deseo de abrir nuevas relaciones con otros países.

La independencia de Guatemala fue el resultado de influencias externas. En


Europa despertaba una constitución liberal a principios del siglo XIX y un
sentimiento de reforma se apoderó de las colonias españolas. México declaró su
independencia de España, lo que provocó que Guatemala hiciera lo mismo.

En Guatemala, a todos se nos enseña que la independencia fue el 15 de septiembre


y que en el Real Palacio se reunieron varias personalidades de esa época. Se les
nombró Próceres de la Independencia. Ellos fueron: Mario de Beltranena, José
Mario Calderón, José Matías Delgado, Manuel Antonio de Molina, Mariano de
Larrave, Antonio de Rivera, José Antonio de Larrave, Isidro del Valle y Castriciones,
Mariano de Aycinena, Pedro de Arroyave, Lorenzo de Romaña, José Domingo
Diéguez, José Cecilio del Valle, Pedro Molina y Gabino Gaínza.

Pero la independencia va más allá de estas firmas, de estos nombres y del hecho
de realizar una relación más libre, económicamente hablando, con otros países.

Guatemala conmemora en 2021 el bicentenario de su independencia. El hecho


marcó el fin de la etapa colonial y trajo consigo un nuevo modelo de organización
política social y económica. En torno al acontecimiento histórico existen varias
versiones. Lo cierto es que su comprensión va mucho más allá de la firma del acta
de la Independencia el 15 de septiembre de 1821.

Desde 1524, comienza para los pueblos originarios de esta región de Mesoamérica,
hoy llamada Guatemala, una historia que todavía no conoce final. El encubrimiento
iniciado en 1492 ha ocultado la existencia, la identidad, el ejercicio de los derechos,
el carácter de sujetos políticos… de los pueblos Maya, Xinka y Garífuna. Durante la
Colonia, la relación entre españoles, primero, y criollos y mestizos, después, fue de
sometimiento en todos los órdenes de la vida, además del desprecio del que los

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“indios” fueron víctima de forma permanente.

La declaración de la Independencia nacional en 1821 no modificó en absoluto la


relación colonial. Continuó la estructura colonial dividida en la república de
españoles y la república de indios, como mecanismo de ocultamiento de las
diferencias étnicas bajo una sola y uniformadora categoría: indios. Y bajo esa
categoría se les obligó al pago de tributo, a vivir en reducciones, al sometimiento
religioso, económico y político y al trabajo forzado. Después de 1821 la estructura
colonial continúa. Persiste la relación de exclusión, diferenciación perversa y
ocultamiento de las realidades propias de los pueblos originarios.

La conmemoración oficial del bicentenario de la Independencia de 1821 no incluye,


ni por asomo, una propuesta de transformación estructural de las relaciones entre
la nación y el Estado guatemaltecos y los Pueblos Indígenas. La exclusión de los
Pueblos Indígenas en el acto de declaración de la Independencia en 1821 es la
marca que caracteriza desde sus orígenes a la nación y al Estado guatemaltecos.
En 2021, los actos relacionados con el bicentenario muestran un tratamiento
folclorista de la cultura maya y la continuidad de la práctica de usurpación de la
cultura y la simbología de los pueblos Maya, Xinka y Garífuna.

Por eso, y a partir de las reflexiones realizadas en distintos ámbitos, incluyendo el


académico, los Pueblos Indígenas tienen claro que deberán impulsar por sí mismos
sus propios movimientos de emancipación.

Palabras clave: Independencia, bicentenario, encubrimiento, colonialidad,


multinacionalidad, resistencia.

Por una parte, en el acto de la firma del Acta de Independencia en 1821 había
representantes del poder político y de la Iglesia y de otros sectores de la élite del
momento. El pueblo había hecho acto de presencia, pero en las calles, en la plaza,
en el patio, en los correderos y en la antesala del palacio para repetir el grito de
“viva la Independencia”. La población indígena estaba ausente, ocupada en

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satisfacer las exigencias de los colonizadores, sin tiempo para ocuparse de
construirse un lugar en las decisiones públicas.

La independencia de 1821 es una acción de la élite criolla, la cual se define a sí


misma como “el pueblo de Guatemala”, y considera la independencia del gobierno
español como “su voluntad”. La afirmación de que “la independencia es voluntad
general del pueblo de Guatemala” es una falacia como las que suelen utilizar
funcionarios de gobierno cuando atribuyen alguna decisión a toda la sociedad para
darle una legitimidad que todo mundo sabe que no tiene.

Desde el punto de vista conceptual, pues, el acto de declaración de la


independencia en 1821, no admite la presencia de pueblos originarios. Los
desconoce, los encubre bajo un concepto generalizador e invisibilizador: “el pueblo
de Guatemala”. Esta es una idea que se repite hoy, que los funcionarios gustan de
repetir: en el país, “todos somos guatemaltecos”, “todos somos iguales”. Una media
verdad que oculta, invisibiliza, encubre y excluye identidades específicas del 60%
de la población: los Pueblos Indígenas (el 43.56% según el XII Censo nacional de
población del 2018).

Las intenciones de la independencia de 1821 tampoco admiten la presencia ni el rol


fundamental de la población indígena en la consolidación del sistema de vida
colonial, ni en ninguna lucha por la independencia. En el acta se indica al señor jefe
político que haga pública la proclamación de la independencia realizada por la élite
“para prevenir las consecuencias que serían terribles, en el caso de que la
proclamase de hecho el mismo pueblo”. Si hubiese habido líderes indígenas
formando parte del pueblo que eventualmente hubiera buscado la independencia,
habrían quedado al margen de hecho.

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Pueblos Indígenas En La Convocatoria A La Conmemoración Del
Bicentenario

En Guatemala, la convocatoria oficial para la Conmemoración del Bicentenario de


la Independencia se lanzó en el año 2010. Fue una convocatoria realizada en forma
conjunta por el Gobierno de Guatemala, por medio del Ministerio de Educación, y la
oficina de la UNESCO en Guatemala.

Según el discurso del Gobierno de Guatemala de entonces, la conmemoración del


bicentenario trata “de enaltecer al conjunto de protagonistas sociales, intelectuales,
mujeres, jóvenes, indígenas, afros guatemaltecos, gestores todos del movimiento
independentista”. Entre los protagonistas de la independencia incluye “indígenas y
afro guatemaltecos”, de quienes no tenemos noticia, porque hasta ahora no
conocemos “una versión de la gesta independentista que recupere a todos los
actores sociales, a intelectuales valiosos, a las lideresas o los líderes que tuvieron
un rol en nuestra historia”.

No tenemos esa versión, efectivamente. Lo que tenemos es un acta que identifica


a los presentes en el acto de proclamación de la independencia. Y entre ellos no
hay referencia a personas indígenas ni afro guatemaltecos. No puede ser de otra
manera, tomando en cuenta “el desprecio que los mayores recomendaban para con
estos seres descalzos y raídos, que olían a sudor”. Este desprecio era recomendado
por padres y abuelos cuando llegaban a las casas de españoles como “portadores
de algún beneficio, sudorosos y jadeantes” y se les veía “descargar de sus espaldas
la leña, los granos, las legumbres, la leche, la panela y muchos otros bienes sin los
cuales la existencia no habría sido todo lo agradable que en realidad era” (Martínez,
La patria del criollo).

La servidumbre era el lugar asignado a los “indios” en la estructura social de la


Colonia, al igual que hoy lo es en la estructura social y política nacional. Y había
que “tenerlos a raya y patentizarles en todo momento su subordinación”. Esa era

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instrucción cotidiana de padres y abuelos a los hijos y nietos (Martínez, La patria del
criollo). Lo mismo que hoy, aun cuando exista una “institucionalidad indígena”,
ocupada, sin embargo, por “indios permitidos”, cuya función es la servidumbre
política, útil para legitimar el discurso oficial y para mostrar un Estado con una cara
incluyente ante la comunidad nacional e internacional.

Para las instituciones que convocan a la conmemoración, la idea fundamental es


que “el Bicentenario de la Independencia de Guatemala es una oportunidad para
repensar la acción del Estado y de la República” (Gobierno GT y UNESCO, 2010,
Presentación). Consideran también que es “una señalada oportunidad para abrir la
reflexión entre todos los ciudadanos en torno al Estado de la nación”. Por ello, debe
“estimular la discusión entre los guatemaltecos”.

El tema de la discusión es nada menos que el Estado que, tras doscientos años de
existencia, aún “no se consolida como institución rectora de la nación”. La
naturaleza del Estado, como la institución política de la nación guatemalteca, es un
tema presente desde hace algún tiempo en distintos ámbitos de la sociedad.
Especial atención ha ocupado en la agenda de organizaciones y comunidades de
los Pueblos Indígenas. Estas coinciden con otras organizaciones e instituciones al
considerar al Estado de Guatemala como un Estado fallido. Aunque su carácter
fallido desde la perspectiva indígena se debe también a que no ha logrado, o no ha
querido lograr, reconocer la ciudadanía de los Pueblos Indígenas.

Como Estado de la nación ladina-mestiza, en las manos de una élite, ha


institucionalizado un conjunto de mecanismos legales, políticos, económicos y
sociales para mantener sistemáticamente a los Pueblos Indígenas al margen de las
decisiones políticas estatales. Y mantener su estatus como ciudadanos de tercera
categoría. O, incluso, como no ciudadanos, habitantes naturales de un territorio que
les ha sido usurpado, sin posibilidades de ejercer sus derechos como ciudadanos,
y como pueblos, con carácter de sujetos políticos.

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Por eso, se ha insistido hasta la saciedad en que el Estado guatemalteco ha sido
instrumentalizado por los poderes, tanto los legales como los paralelos, para
conservar la hegemonía de unos sectores sobre toda la sociedad. Especialmente
sobre los Pueblos Indígenas. Al mejor estilo de la relación de la república de
españoles y criollos y la república de indios, durante la Colonia. Un esquema,
insistimos, que no se tocó en lo más mínimo con la declaración de independencia
de 1821. Por lo contrario, la relación de dominación colonial, no solo pervive, sino
que se ha consolidado y ha reforzado sus bases legales y políticas, con la
promulgación de leyes y la definición de políticas estatales sin alcances
estructurales.

Los Guatemaltecos Llamados A Participar

La convocatoria a la conmemoración del bicentenario, lanzada en el 2010, estaba


dirigida “a toda la comunidad nacional, las instituciones, autoridades,
organizaciones empresariales y las organizaciones de la sociedad civil”. Buscaba
promover “encuentros entre todos los sectores del país que estén inmersos en la
preocupación por renovar y fortalecer las bases de la República”.

Como se echa de ver, la convocatoria de conmemoración del bicentenario, con


todas las buenas intenciones que pretende mostrar, desconoce sin más a los
Pueblos Indígenas en su condición de sujetos políticos con identidad propia, con
voz propia, con aspiraciones, demandas y propuestas propias. Y no puede decirse
que se incluyen en la “comunidad nacional” o en las “organizaciones de la sociedad
civil”. En el acto de declaración de la independencia en 1821 y en la convocatoria
de conmemoración del bicentenario de dicha independencia, los Pueblos Indígenas
y sus organizaciones simplemente son dejados al margen. O, encubiertos. Con todo
lo que el encubrimiento implica de minorización, subordinación, subalternidad,
discriminación, desprecio, exclusión, racismo.

La única mención indirecta a organizaciones indígenas se encuentra en la referencia

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a los sectores que disienten de la idea de que “Guatemala es una nación” y
proponen “que este país es un estado multinacional”. Las organizaciones del
disenso, también están invitadas a las discusiones que tendrán lugar en la
conmemoración. De hecho, y por este detalle, se puede ver alguna alusión, son
organizaciones indígenas las que tienen una propuesta definida con respecto a la
construcción de la plurinacionalidad o la multinacionalidad. Tiene razón Herrera (IX
Congreso Latinoamericano de EIB) cuando afirma que han sido los pueblos
originarios los que han provocado reflexiones en cuanto a la construcción de
sociedades diversas.

Dicho de otra manera, son los Pueblos Indígenas y sus organizaciones las que
tienen una visión responsable con el devenir histórico de las relaciones interétnicas
y de las relaciones del Estado nacional con los Pueblos Indígenas. Un tema en el
cual cuentan con apoyo de organizaciones y organismos no indígenas, nacionales
e internacionales, afines a las aspiraciones de los Pueblos Indígenas.

Lo que piensan los Pueblos Indígenas, así como intelectuales y organizaciones


indígenas, sobre la necesidad de transformar el Estado monoétnico y monocultural
en un Estado multinacional o plurinacional, es de conocimiento del liderazgo político
del país. No obstante, los Pueblos Indígenas y sus organizaciones son ignorados
en la convocatoria a la conmemoración del bicentenario. Ello, a pesar de la intención
(dudosa por esto mismo) de que “queremos darle un nuevo y profundo impulso a
dinámicas de reflexión crítica y creativa que den paso a nuevas conceptualizaciones
que inauguren una época de reforma del Estado, de innovación política y de
refundación de la República” (documento de convocatoria).

Conmemoración Del Bicentenario, ¿Oportunidad Para La Construcción


De Un Estado Plurinacional?

¿Podría ser la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia la oportunidad


para la construcción de un Estado plurinacional o, al menos, multinacional? ¿Qué

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implicaría para la nación guatemalteca la conversión del Estado nacional criollo y
ladino/mestizo a un Estado en el cual los Pueblos Indígenas puedan incorporarse
como naciones, con todos los derechos actualmente reconocidos solo de manera
formal y con un enfoque reduccionista?

Hasta hoy, afirma Cojtí (2004), “se desconoce casi por completo el lento proceso de
multiculturalización del Estado y de la democracia guatemaltecas”. Con excepción
del aspecto legal, el “más conocido y avanzado”. Lo que no implica que la
promulgación de leyes lleve automáticamente al reconocimiento de los Pueblos
Indígenas como naciones con pleno derecho de formar parte, participar y
beneficiarse de los bienes del Estado (en cuya producción tienen una amplia
participación). Por esto, como señala Cojtí (2004), no existen avances en “la
formulación, implementación, institucionalización de políticas, planes, programas y
proyectos, ni la adaptación de las estructuras estables del Estado a la multietnicidad
del país”. Si multiculturalizar el Estado ha sido complejo y es un proceso de lento
avance, pensar en la construcción del estado plurinacional seguro requerirá un
drástico reajuste en las relaciones estructurales de poder en todos los órdenes.

De esa cuenta, no basta asumir la conmemoración de la Independencia como


oportunidad para “analizar, reinterpretar y recorrer la historia de la época
independiente de Guatemala, con una actitud hermenéutica”. Interpretar la realidad
del país para comprenderla y pensar cómo reconfigurarla no ha sido suficiente. Y,
menos, si el camino por recorrer lleve a proseguir en las actuales circunstancias el
mandato venido desde la independencia (documento de convocatoria). Un mandato
que ha obligado al Estado a seguir protegiendo el actual estado de cosas de “las
consecuencias que serían terribles, en el caso de que (la construcción de un Estado
plurinacional la promueva) de hecho (los propios pueblos interesados)”. Ejemplos
abundan en la historia del país, de las consecuencias para el pueblo los intentos de
democratizar las estructuras políticas y económicas del país.

Tampoco basta que el actual presidente de Guatemala, en el acto conmemorativo

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en el Congreso de la República, haya llamado a construir una nación unida, sin
fronteras en Centroamérica y a vivir en libertad de acción y pensamiento… para que
los guatemaltecos sean mejores, con metas comunes y encaminados a una
sociedad sin divisiones (republica.gt). Y no basta el llamado, porque el inicio mismo
de las actividades conmemorativas del bicentenario ha sido una muestra clara del
irrespeto de los funcionarios de Estado a los lugares sagrados del Pueblo Maya,
invadiendo la emblemática ciudad de Iximche’, ciudad sagrada de la comunidad
Maya Kaqchikel, llamada “ruinas” en algunos medios de comunicación. Y junto con
la invasión, la folclorización de elementos de la milenaria cultura Maya, como el
Popol wuj, sus danzas, su indumentaria.

Y tampoco es suficiente con que el Congreso de la República, mediante una


iniciativa de ley relacionada con la conmemoración del Bicentenario de la
Independencia, asegure que su intención principal es “contribuir a robustecer el
conocimiento del pasado y fortalecer el futuro del país, constituyéndose como un
punto de partida para fundar un modelo social más incluyente”. Las características
del Congreso de la República en las últimas legislaturas, cooptado por alianzas
criminales, le resta legitimidad y credibilidad.

¿Podría Ser El Ideario De Los Acuerdos De Paz El Camino?

Dada su importancia, finalizamos la revisión de la perspectiva gubernamental de la


Conmemoración del Bicentenario de la Independencia, según se explica en el
documento de convocatoria, con la referencia a los Acuerdos de Paz. Sorprende la
afirmación de que “los Acuerdos de Paz de 1996 pautan actualmente vida pública”.
Además de que forman parte de “las experiencias vividas y los valiosos aprendizajes
de los últimos 200 años. Experiencias que constituyen el mejor sustento para las
propuestas ciudadanas de refundación del Estado guatemalteco y la generación de
la esperanza para el futuro de Guatemala”.

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En este sentido, la refundación del Estado guatemalteco, un Estado criollo-
ladino/mestizo, elitista, discriminador, racista, incluiría como sustento el Acuerdo de
Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, además de los otros acuerdos, por
supuesto. ¿Habrán estado conscientes quienes escribieron los textos de la
convocatoria oficializados por los funcionarios de gobierno lo que implica refundar
el Estado sobre los mandatos de este acuerdo? Lo más probable es que sí. Pero,
conscientes también de que el discurso político no tiene por qué ser tomado en serio
y que no necesita ser confrontado con la realidad.

La Perspectiva De Las Naciones Unidas

Para la UNESCO, la celebración del bicentenario de los procesos de independencia


de los países de América Latina y el Caribe “reviste una importancia y trascendencia
histórica, social y cultural de los pueblos latinoamericanos y caribeños”. Los
procesos de independencia, llevados a cabo por “ilustres libertadores” de este
continente, “cuyo pensamiento se inspiró en las ideas de los sabios de la ilustración
y de los próceres de otras gestas emancipadoras (UNESCO, Decisión 182 EX/59,
aprobada en la 14ª sesión plenaria, el 21 de octubre de 2009).

Con este reconocimiento, y en su calidad de “foro ético y moral” (por excelencia) del
Sistema de las Naciones Unidas, al “promover la justicia social, la cultura de paz y
la solidaridad entre los pueblos”, la UNESCO “ve con satisfacción las acciones que
se desarrollan en el ámbito nacional con motivo de la celebración de este
bicentenario, por la trascendencia histórica que trajo consigo la fundación de nuevas
repúblicas. Según esta resolución de la UNESCO, los movimientos de
independencia trajeron consigo “la abolición de la esclavitud en el continente y la
inclusión de las comunidades negras y Pueblos Indígenas en las sociedades
nacientes”.

Con respecto a la abolición de la esclavitud en Centroamérica, esta se proclama en


el año 1824. Pero, para su aplicación efectiva, a los “dueños” de los esclavos había

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que indemnizarlos porque se quedaban sin su fuerza de trabajo y sin la servidumbre.
Sobre la “inclusión de las comunidades negras y Pueblos Indígenas en las
sociedades nacientes” no podía ser de otra manera, puesto que eran habitantes de
los territorios ahora “independientes”. No fue parte de alguna decisión deliberada de
aceptarlos como parte de las sociedades. Por lo contrario, y, de hecho, junto con la
inclusión de la población indígena, se mantuvo su condición de servidumbre. Una
condición que ha pervivido hasta hoy, bajo distintos mecanismos formales. Los
gobiernos conservadores mantuvieron a los indígenas en condiciones de esclavitud,
de trabajo forzado, de explotación y despojo. La llegada del gobierno liberal, en
1871, no cambió la situación, la cual se mantiene hasta hoy.

Al decir de Montiel (2010), “con la política de los ‘traslados’ forzados, la población


indígena fue diezmada, expoliada, alcoholizada y una masiva ocupación de sus
tierras dio lugar a nuevas fortunas del personal político”. Los “indios” en las nuevas
naciones “fueron blanco de persecución, expoliación y desagregación de sus
comunidades, instalándose un proceso de colonización interna que no ha concluido
en nuestros días”. Desde La Pampa argentina y la Patagonia chilena hasta la sierra
mexicana y las praderas norteamericanas, pasando por la Amazonía brasileña, la
selva venezolana y Centroamérica.

Llegados a este punto, queda claro que ninguna conmemoración de la


independencia de 1821 puede valorar los aportes históricos de los Pueblos
Indígenas a la diversidad del país, ni sus aportes a la economía, ni a la construcción
de una ciudadanía multicultural, ni a la conservación del equilibrio ambiental. El
discurso que afirma que “hoy todos somos Guatemala, todos somos independientes
y libres”, como dijera el ministro de Cultura en el acto de inicio de la conmemoración,
choca frontalmente con la realidad que viven los Pueblos Indígenas en su relación
con el Estado de Guatemala. Es una afirmación que no se puede sustentar desde
ninguna perspectiva: ni histórica, ni política, ni cultural, ni económica. La vida
cotidiana que viven las personas indígenas, hombres, mujeres, jóvenes, en el
campo y la ciudad muestra una realidad distinta.

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¿Una Segunda Independencia?

La cuestión del bicentenario y los actos de conmemoración organizados e


implementados desde los Estados latinoamericanos ha estado también en la
reflexión de las ciencias sociales. Particularmente desde el pensamiento crítico de
intelectuales, como los que forman parte del Grupo Modernidad/Colonialidad. En
este colectivo, conformado por una “red multidisciplinar y multigeneracional de
intelectuales”, se cuentan, entre otros, sociólogos como Aníbal Quijano, semiólogos
como Walter Mignolo, la pedagoga Catherine Walsh, antropólogos como Arturo
Escobar y filósofos como Enrique Dussel y Santiago Castro-Gómez (entre otros).

A partir del trabajo de grupos como este, se ha posicionado la convicción de que no


debe “prohijarse un nuevo encubrimiento del otro, como ocurrió con memorias y
festejos del llamado ‘descubrimiento de América’”. O, como ocurrió también con la
celebración del primer Centenario de la Independencia de los países de América
Latina. Una celebración promovida por las élites como “una fecha que anuncia su
propio y exclusivo progreso ininterrumpido”.

Desde esta perspectiva, no corresponde festejar sino “impugnar, denunciar, una


emancipación de la corona española que solo ha sido usufructuada por los criollos
y sus herederos en menoscabo de los Pueblos Indígenas y afroamericanos, sin dar
lugar a ese nosotros incluyente de las diferencias”. Para ir un paso más allá de la
impugnación y la denuncia, Roig (2002) considera necesario “promover esta
conciencia crítica desde la situación de neocolonialidad que se vive en nuestros
países, lo cual compromete toda praxis social con la necesidad de una ‘segunda
independencia’, en lo político y en lo mental”.

¿En qué consiste esta segunda independencia? ¿Cómo implica a los Pueblos
Indígenas una segunda independencia de la nación criolla/mestiza/ladina? ¿Podría
un movimiento por una segunda independencia de los países latinoamericanos
incluir de manera natural a los Pueblos Indígenas? ¿Pueden los Pueblos Indígenas

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hablar de una segunda independencia, si no han tenido una primera independencia?
¿Cómo pueden aprovechar los Pueblos Indígenas los caminos que sean
construidos desde el pensamiento decolonial hacia una segunda independencia, en
la línea de Arturo Roig?

Roig considera la búsqueda de una segunda emancipación como un proceso con


varios momentos. En esa línea, es necesario someter a crítica situaciones derivadas
de la apropiación y la utilización de los símbolos, la cultura, en general, los bienes
tangibles e intangibles, de la vida misma, de los Pueblos Indígenas en función de
los intereses de las élites y de los sectores de poder legales y paralelos. Para
desnaturalizar tales situaciones, es preciso reconocer el carácter intramundano de
las acciones que las producen. Que no son producto de ninguna voluntad divina, ni
se dan por “culpa” de los propios afectados, porque son perezosos, borrachos…

Necesario es, también, realizar procesos de deconstrucción de formas de


pensamiento, de ideologías, de teorías y de prácticas elaboradas para justificar o
legitimar la exclusión, el sometimiento y la servidumbre de los Pueblos Indígenas.
Comprender la lógica de la modernidad, desarraigar de la conciencia de nuestros
pueblos la colonialidad de nuestro ser y de nuestro saber. Y, sobre esa base, llevar
a cabo el “rearme categorial” que dice Roig. Lo que esto signifique para los Pueblos
Indígenas, lo veremos en el siguiente apartado.

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Objetivos De Desarrollo Sostenible
1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición
y promover la agricultura sostenible.
3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las
edades.
4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
5. Lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las
mujeres y niñas
6. Garantizar la disponibilidad de agua y su ordenación sostenible y el
saneamiento para todos.
7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna
para todos.
8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el
empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
9. Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y
sostenible y fomentar la innovación.
10.Reducir la desigualdad en y entre los países.
11.Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos,
seguros, resilientes y sostenibles.
12.Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
13.Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
(tomando nota de los acuerdos celebrados en el foro de la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).
14.Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos
marinos para el desarrollo sostenible.
15.Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas
terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra
la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno
a la pérdida de la diversidad biológica.
16.Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible,
facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces,
responsables e inclusivas a todos los niveles.
17.Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la alianza mundial para el
desarrollo sostenible.

19
Problemas De Mi Comunidad
✓ Calles demasiado angostas que pueden ocasionar muchos problemas al
momento de tener una urgencia para ir hacia algún lugar o incluso
ocasionar problemas con algún vecino al momento de dañar los otros
vehículos.

✓ Poca señalización de vía peatonal, vehicular y ciclística en las calles y en


las aceras, falta de señales de “Alto”, velocidad adecuada, doble vía,
precaución al momento de girar, etc.

✓ Contaminación de basura por parte de los vecinos, contaminación auditiva


por parte de los vecinos alcohólicos con las fiestas que organizan en
exceso los fines de semana

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Valores Cívicos Y Ciudadanos
1. Responsabilidad
Se concentra en asumir las responsabilidades junto con las consecuencias y cumplir
con las necesidades que se crean con el pasar del tiempo de manera constante.
Nos hace conscientes sobre los compromisos y obligaciones que de igual manera
que las necesidades las vamos creando con el pasar del tiempo haciéndonos unos
ciudadanos más maduros y responsables.

2. Respeto
Es un valor importante para la sociedad, ya que genera apoyo y solidaridad en el
grupo social. El respeto requiere aprender a escuchar a los otros cuidando todas las
formas de vida diferentes. El respeto es la capacidad de reconocer, apreciar y
valorar a los otros teniendo en cuenta que todos somos válidos. El respeto es un
valor que requiere de reciprocidad, lo que implica derechos y deberes para ambas
partes.

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3. Libertad
Si una sociedad no tiene la libertad como uno de los valores más importantes, esta
se torna represiva y dictatorial limitando la realización personal y social. La libertad
es un valor que nos ayuda a realizarnos como personas. La libertad individual se
enmarca dentro de lo social. Esta dinámica está íntimamente relacionada con el
respeto y la responsabilidad.

4. Paz
La paz no puede consistir únicamente en la ausencia de conflictos armados, sino
que entraña principalmente un proceso de progreso, de justicia y respeto mutuo,
destinado a garantizar la edificación de una sociedad en la que cada cual pueda
encontrar su verdadero lugar y gozar de la parte de los recursos intelectuales y
materiales del mundo que le corresponde.

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5. Lealtad
La lealtad es un valor que se relaciona con la formación de carácter. La lealtad es
la fidelidad que se tiene en las acciones y comportamientos individuales y sociales
para ser dueños de la propia voluntad. La lealtad impulsa a la consecución de
objetivos que caracteriza a un emprendedor, por ejemplo. Una persona leal
conserva las amistades y relaciones por los valores que transmite sin conformarse
con los placeres pasajeros.

6. Honestidad
La honestidad propicia un ambiente de confianza si existe la sinceridad para uno y
para los demás. La seguridad y credibilidad que la honestidad genera ayuda a la
construcción de una sociedad que valora la verdad, sin engaños ni trampas. La
honestidad es un valor social que genera acciones de beneficio común y se refleja
en la congruencia entre lo que se piensa y lo que se hace.

23
7. Tolerancia
Es un valor muy importante que se debe inculcar en las personas desde su infancia
para poder vivir en sociedad. Para los niños aprender a ser tolerante es sencillo, ya
que de primeras un niño no tiene prejuicios. Aunque con esto no basta, es
importante que las personas encargadas de educar al niño le inculquen este valor.

8. Justicia
Como valor es el principio moral de cada individuo que decide vivir dando a cada
quien lo que le corresponde o pertenece. La justicia es una virtud que todos los
individuos deben poner en práctica de manera coherente y en busca tanto del bien
propio como de la sociedad.

24
9. Amor
El amor es uno de los valores fundamentales de la sociedad porque nos empuja a
velar por la felicidad del otro. Las relaciones sociales se basan en los fundamentos
de afectividad en las relaciones interpersonales que se mantienen en forma de
amistad. El amor es un valor que induce el bienestar en los otros, ya que nos
esforzamos por agradar y querer a todos los individuos que componen nuestra
sociedad.

10. Equidad
La equidad social o igualdad social es un concepto que implica preocupaciones de
justicia y equidad en la política social. Desde 1960, el concepto de equidad social
ha sido utilizado en una variedad de contextos institucionales, incluyendo educación
y administración pública.

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Cuestionario
1. ¿Qué significa la palabra libertad?
Libertad es el poder actuar en las diversas situaciones de la vida a propia voluntad,
es un derecho que todas las personas poseemos, el acto que tenemos de actuar
como nos venga en gana es el que recibe el nombre de libertad, la manera en la
que obramos recibirá responsabilidad en cada uno de los actos

2. ¿Considero que somos una sociedad libre?


No somos una sociedad libre del todo, ya que hay leyes que nos restringen realizar
actos y de una u otra manera nos prohíben volvernos del todo una sociedad libre,
el hecho de no poder actuar en contra de las leyes corruptas del gobierno y te
manden a callar no es una manera muy habitual de ser una sociedad libre.

3. ¿Cómo se alcanza una verdadera libertad?


La verdadera libertad pienso que nunca la podremos llegar a tener, ya que como
dije anteriormente, el gobierno tiene leyes que nos restringen actuar de una manera
libre, por más que esas leyes estén para el bien de todos, al final nos atan a regirnos
a seguirlas, lo que nos hará no llegar a alcanzar la verdadera libertad (en vida).

4. ¿En qué consiste la libertad de expresión?


La libertad de expresión es un derecho el cual todas las personas del mundo
tenemos, de expresar nuestras opiniones de manera abierta, sin el temor de que
alguien nos sancione de alguna manera el acto que anteriormente hemos realizado,
repito que el gobierno nos ha censurado de este derecho al querer actuar por bien
del país en contra de ellos.

5. ¿Qué significa la palabra independencia, autonomía y emancipación?


La palabra independencia consiste en no depender de alguna cosa o ser, si no
poder actuar de manera propia. La palabra autonomía es marcar una cantidad o
declarar una condición hacia un objeto, que trabaja bajo un límite. Y emancipación
es la acción de dejar de depender de las ordenes de los padres y se puede llegar a
concluir de manera legal con un juez.

26
Conclusión
La conclusión del bicentenario es el acto que se realiza cada cierto tiempo para
conmemorar parte de la historia de Guatemala y lo que tuvieron que vivir las
personas antes mencionadas para forjar con hechos lo que hoy llamamos como la
“Nación de Guatemala

Recomendación
Instruir a todas las generaciones a que se incluyan a los hechos de historia que se
tuvieron que vivir, y así mismo aprovechar a que ellos mismos no tomen malos
caminos de la delincuencia y vicios, y eso lo vamos a lograr, haciendo que ellos se
centren más a conocer la historia que se vivió.

27
ANEXO
Persona Entrevistada: José Haroldo Hernández Ispache

Porque está en
peligro la salud

28
Persona Entrevistada: Chrissia Edith Miralles Marroquín

Porque hay deficiencias en


el pueblo de salud, de
economía, de seguridad, etc.

29
30
Egrafía

www.elperiodico.com.gt
www.onu.org.gt

31

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