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Resumen capítulo 15 y 16 historia económica.

15. La reconstrucción de la economía mundial, 1945-1973.


Al final de la guerra Europa yacía postrada, casi paralizada. Todos los países
beligerantes, excepto Gran Bretaña y la Unión Soviética, habían sufrido la derrota
militar y la ocupación enemiga. Grandes zonas de la Unión Soviética fueron
ocupadas por los alemanes en más de una ocasión, luchando palmo a palmo en
combates encarnizados. Aunque Gran Bretaña no había sido ocupada (salvo por
los americanos), sufrió graves daños producidos por los bombardeos aéreos de
sus ciudades, densamente pobladas, y la extremada escasez de alimentos y otros
bienes de primera necesidad.

Antes de la guerra, Europa importaba más de lo que exportaba. Después de la


guerra, quedó las marinas mercantes destruidas, las inversiones en el extranjero
liquidadas, los mercados financieros en desorden y los de ultramar para los
productos europeos copados por los americanos, los canadienses y empresas
nuevas de países antes subdesarrollados, Europa tenía ante sí un sombrío
panorama tan sólo para satisfacer las necesidades básicas de su población. La
ayuda llegó principalmente a través de dos canales distintos, y en su mayor parte
provino de América. distribuían raciones alimenticias de emergencia y
medicamentos a las depauperadas poblaciones civiles, tanto del enemigo como de
los países liberados. El otro canal de ayuda fue la Administración de Ayuda y
Reconstrucción de las Naciones Unidas (UNRRA). En 1945-1946 gastó más de
1.000 millones de dólares y distribuyó más de 20 millones de toneladas de
alimentos, ropa, mantas y medicamentos. A diferencia de Europa, Estados Unidos
salió de la guerra más fuerte que nunca. Lo mismo, aunque en menor medida, se
puede decir también de Canadá, las demás naciones de la Commonwealth y
varios países de Iberoamérica. Exento de daños directos, sus industrias y su
agricultura se beneficiaron de la alta demanda en tiempo de guerra, lo que le
permitió una utilización plena de su capacidad, la modernización tecnológica y la
expansión.
1. Planificación de la economía de posguerra

En el continente, los líderes de la resistencia clandestina a la Alemania nazi


desempeñaron un importante papel en la política de la posguerra, En todos los
países, la sociedad exigía reformas políticas, sociales y económicas. La respuesta
a esas exigencias en la esfera económica fue la nacionalización de los sectores
clave de la economía, tales como el transporte, la producción de energía y parte
del sistema bancario; la extensión de la seguridad social y los servicios sociales,
que incluían pensiones de jubilación, asignaciones para la familia, atención médica
gratuita o subvencionada, y mejores oportunidades educacionales, y la asunción
por parte de los gobiernos de mayores responsabilidades para mantener niveles
satisfactorios de actuación económica. dente y comprometía al gobierno federal a
mantener un alto nivel de ocupación laboral. En el plano internacional, la
planificación para la posguerra había empezado durante la guerra misma. De
hecho, ya en agosto de 1941, en la dramática reunión a bordo de un acorazado en
el Atlántico Norte (en Placentia Bay, Terranova), Franklin Roosevelt y
WinstonChurchill firmaron la Carta Atlántica, que comprometía a sus respectivos
países (y, más tarde, a otros miembros de las Naciones Unidas) a emprender la
restauración de un sistema comercial multilateral en lugar del bilateralismo de la
década de 1930. Los conferenciantes de Bretton Woods también estudiaron la
creación de una Organización Internacional de Comercio (OIC) que formularía las
reglas para el comercio justo entre las naciones. Conferencias posteriores tuvieron
esta finalidad, pero lo más que pudo conseguirse fue un Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT) mucho más limitado, firmado en Ginebra en 1947.

2. El Plan Marshall y los «milagros» económicos

El 5 de junio de 1947, el general George C. Marshall, que había sido nombrado


secretario de Estado de Estados Unidos por el presidente Truman, pronunció un
discurso durante un acto de entrega de diplomas en la Universidad de Harvard en
el que anunció que, si las naciones de Europa presentaban una petición unificada
y coherente de ayuda, el gobierno de los Estados Unidos tendría una respuesta
solidaria. Éste fue el origen del llamado Plan Marshall. El Plan Marshall terminó en
1952; había superado las expectativas de algunos de sus participantes e incluso
las de algunos de sus creadores. No creó unos Estados Unidos de Europa, como
algunos habían esperado, y quedaban todavía problemas serios por resolver. No
obstante, aunque Europa Occidental había recuperado y superado los niveles de
producción anteriores a la guerra, la OECE y otras instituciones recién creadas
permanecieron, estimulando a la economía europea a alcanzar cotas más altas.

3. La era del gran crecimiento

El cuarto de siglo posterior a la Segunda Guerra Mundial fue testigo del más largo
período de crecimiento ininterrumpido en los países industriales del mundo y los
índices de crecimiento fueron los más altos de la historia (figura 15.1). Tomando
los países industriales como grupo (OECE, Estados Unidos, Canadá y Japón), el
crecimiento medio del producto nacional bruto por trabajador de 1950 a 1973
alcanzó el 4,5% anual. Los índices de crecimiento de los países específicos
variaron entre el 2,2% del Reino Unido y el 7,3% de Japón. Finalmente, a largo
plazo, gran parte de la recuperación debe atribuirse a la riqueza de capital humano
existente en Europa. Sus altos índices de alfabetización y de instituciones
educativas especializadas, desde jardines de infancia hasta technische
Hochschulen, universidades, y centros dedicados a la investigación,
proporcionaron el personal cualificado y la capacidad intelectual necesarios para
que la nueva tecnología funcionara de forma eficaz. Ante el éxito del Plan
Marshall, muchos observadores supusieron erróneamente que sólo con el capital
físico o financiero bastaría para producir este desarrollo y, basándose en esa falsa
premisa, se crearon grandiosos proyectos, como la Alianza para el Progreso entre
Estados Unidos y las naciones de América Latina, que acabaron fracasando.

4. El surgimiento del bloque soviético

La Unión Soviética fue la nación que sufrió mayores daños, en términos absolutos,
de todas las que participaron en la guerra. A pesar de los sufrimientos del pueblo
ruso, la Unión Soviética emergió como una de las dos superpotencias del mundo
de la posguerra. Para restaurar la devastada economía y aumentar la producción
a nuevos niveles, el gobierno lanzó el Cuarto Plan Quinquenal en 1946. el nuevo
plan hacía un extenso uso de las indemnizaciones monetarias y los tributos de los
países que habían formado parte del Eje y de los nuevos satélites de la URSS.

Sin ser miembro del bloque, la República Popular China se alió brevemente con la
Unión Soviética. El único estado socialista aliado de la Unión Soviética en el
hemisferio occidental era la República de Cuba.

5. La economía de la descolonización

A mediados de la década de 1960, las antiguas potencias coloniales europeas,


excepto Portugal, habían concedido la independencia a casi todas sus colonias en
Asia y África. Portugal rechazó con desdén todas las sugerencias de preparar a
sus colonias para una eventual liberación. Sin embargo, en 1974 un golpe de
Estado en Portugal derrocó el régimen dictatorial y el nuevo gobierno rápidamente
negoció la independencia de sus colonias africanas, Angola y Mozambique, para
el año siguiente. Aunque el colonialismo estaba casi muerto, si no lo estaba ya,
dejó una herencia lamentable. Con pocas excepciones, reducidas sobre todo a las
zonas de asentamiento europeo, las nuevas naciones eran terriblemente pobres.

6. Las fatigas del Tercer Mundo

En muchos casos, las antiguas colonias trataron de imitar los aparentes éxitos de
Latinoamérica en la consecución de una independencia económica además de
política respecto de sus antiguos amos coloniales. A finales del siglo XIX y en la
primera mitad del XX los países de América Latina habían sido importantes
partícipes en la división internacional del trabajo, basada en su ventaja
comparativa en productos primarios. En diversas organizaciones multilaterales,
desde las Naciones Unidas y sus organismos especializados hasta el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial, se llamaban a sí mismos el Tercer
Mundo, ni comunista ni capitalista, e igualmente dispuestos a aceptar ayuda
extranjera de Estados Unidos, Europa Occidental o la Unión Soviética.

7. Los orígenes de la Unión Europea


El sueño de una Europa unida es tan viejo como Europa misma. El Sacro Imperio
Romano de Carlomagno contó con unas fronteras muy similares a las del primer
Mercado Común. El imperio francés de Napoleón, y sus satélites del sistema
continental, abarcaba casi todo el continente. El concierto europeo que surgió con
el Congreso de Viena de 1815 representó un intento de coordinar la política a los
más altos niveles de gobierno. La Sociedad de Naciones fue un acuerdo entre los
vencedores europeos en la Primera Guerra Mundial. Hitler estuvo a punto de
conseguir crear una Festung Europa bajo el dominio nazi. Sin embargo, todos
estos intentos fracasaron debido a la incapacidad de los presuntos unificadores
para mantener el monopolio del poder coactivo y a la escasa disposición de los
miembros a someterse por propia voluntad a su autoridad.

16. La economía mundial a comienzos del siglo XXI

El año 2001 marcó no sólo el comienzo del siglo XXI, sino también el final de la
primera década de experiencia con una economía verdaderamente global. Desde
el definitivo hundimiento de la Unión Soviética en 1991, casi todas las naciones del
mundo han aceptado la necesidad de ajustar sus propias políticas y sus
estructuras económicas a las exigencias del mercado global emergente.

1. El derrumbe del bloque soviético

En la segunda mitad de 1989, en la Europa del Este se desarrollaron una serie de


acontecimientos que fueron tan trascendentales como inesperados: el
derrocamiento (en gran parte pacífico) de los regímenes comunistas en un país
tras otro. Polonia y Hungría abrieron el camino, pero pocos observadores
extranjeros esperaban que los demás países imitaran su ejemplo.
Asombrosamente, así lo hicieron Checoslovaquia, Alemania Oriental, Bulgaria y
por último Rumanía, y más tarde Albania.

2. La evolución de la Unión Europea

Mientras tanto, la propia Comunidad Europea se transformaba. A principios de la


década de 1970, Leo Tindemans, primer ministro de Bélgica, a instancias de sus
homólogos de otros países, redactó un informe con vistas a «completar» la unión
en 1980; objetivo que resultó excesivamente ambicioso dadas las diferencias
fundamentales de los estados miembros sobre las reformas necesarias y la
estructura constitucional de la eventual unión, por no mencionar los efectos de la
crisis del petróleo de la década de 1970. Por casualidad, otra gran área de libre
comercio nació también el 1 de enero de 1994: el Área de Libre Comercio de
América del Norte (NAFTA), formada por Estados Unidos, Canadá y México.

3. ¿Límites al crecimiento?

En 1972, un grupo de investigación asociado al Massachusetts Institute of


Technology (MIT) publicó un libro, Los límites del crecimiento, en el que predecía
que «los límites del crecimiento en este planeta se alcanzarán en algún momento
antes de los próximos cien años». Invocaba «cinco grandes tendencias de
preocupación global»: la acelerada industrialización, el rápido aumento de la
población, la extendida desnutrición, el agotamiento de los recursos no
renovables, y el deterioro del medio ambiente. En 1972, un grupo de investigación
asociado al Massachusetts Institute of Technology (MIT) publicó un libro, Los
límites del crecimiento, en el que predecía que «los límites del crecimiento en este
planeta se alcanzarán en algún momento antes de los próximos cien años».
Invocaba «cinco grandes tendencias de preocupación global»: la acelerada
industrialización, el rápido aumento de la población, la extendida desnutrición, el
agotamiento de los recursos no renovables, y el deterioro del medio ambiente. La
desigualdad en la distribución de los recursos, entre individuos, grupos sociales y
países, está en el núcleo del problema del desarrollo económico, Su solución no
será fácil. Requerirá estudio, investigación y grandes cambios institucionales. Éste
es el desafío al que se enfrentan en la actualidad todos los países, desarrollados o
no. La historia relatada en este libro demuestra que el desafío puede afrontarse.

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