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Procesos superiores de
pensamiento: aprender a
aprender
Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
9.1. Introducción y objetivos 4
9.2. Aprender a aprender 5
9.3. El papel del profesor para que el alumno
«aprenda a aprender»: taxonomía de Bloom 9
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A fondo 28
Test 29
Esquema
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Los objetivos que se pretende que los alumnos alcancen en este tema son:
mismo.
Profundizar en el conocimiento de la taxonomía de Bloom.
Identificar otros procesos biológicos implicados en el aprendizaje.
Descubrir las principales características de los nativos digitales.
Metacognición
Según Brown (1987), los primeros aspectos suelen ser una información relativamente
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El pensamiento crítico
pensamiento crítico en el alumno que tal como establece López Aymes (2012), se
puede definir como:
La calidad de todo tipo de pensamiento tiene que ser evaluada en función de ciertos
estándares intelectuales universales, que según Richard y Elder (2005) son:
Claridad: para saber si una proposición es cierta o no, debe ser comprensible y
alcanzable. Para ello, podemos emplear las siguientes preguntas: ¿se puede
elaborar un poco más ese punto? ¿Se puede poner un ejemplo?
Veracidad: una proposición debe ser veraz, libre de errores y distorsiones. Si, por
ejemplo, decimos «la mayoría de los perros pesan más de 150 kilos», estamos ante
una proposición clara; pero nada veraz.
Precisión: una proposición debe ser exacta hasta el nivel necesario de detalle. Por
ejemplo, si decimos «Paco tiene exceso de peso», estamos siendo claros, veraces;
pero poco precisos.
Relevancia: una proposición debe estar relacionada con la pregunta o tema para
la que se emplee. Por ejemplo, en ocasiones, los estudiantes piensan que la
cantidad de esfuerzo que ponen de cara a un examen debe tenerse en cuenta en
la nota y eso, en muchas ocasiones, no es así.
Profundidad: una proposición debe ser compleja y estar relacionada con otras. En
muchas ocasiones nos encontramos con respuestas superficiales, cuando el
estudiante necesita que dicha respuesta sea profunda para entender mejor el
concepto o idea que se quiere transmitir. Un ejemplo claro es cuando hablamos
de drogas. En muchas ocasiones, la respuesta rotunda es un no, cuando sería
bueno explicar al estudiante el porqué de ese no.
Amplitud: toda proposición o línea de razonamiento debe englobar o tener en
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En el aula, para potenciar este tipo de pensamiento, según López (2000) es necesario
que el profesor tenga en cuenta determinados factores a la hora de impartir
docencia:
En la segunda mitad del siglo XX, Bloom (1956) elaboró la conocida como «taxonomía
de Bloom», en la que ordenaba las distintas habilidades relacionadas con el proceso
del pensamiento. En ella, Bloom parte de habilidades de pensamiento de orden
inferior hasta el desarrollo de habilidades de orden superior. Bloom (1956) resume
cada categoría con un sustantivo (ver Figura 1) y las organiza de forma ascendente
PENSAMIENTO
ORDEN SUPERIOR
Evaluación Crear
Síntesis Evaluar
Análisis Analizar
Aplicación Aplicar
Comprensión Comprender
Conocimiento Recordar
PENSAMIENTO PENSAMIENTO
ORDEN INFERIOR ORDEN INFERIOR
Según Anderson y Krathwohl (2001), cada una de las categorías tiene unos verbos
clave asociados a ella:
Hoy por hoy es indiscutible que los factores intelectuales deben ir acompañados de
otros factores que son determinantes para conseguir el desarrollo óptimo del
alumno. Sin lugar a duda, uno de estos factores es el desarrollo emocional de los
alumnos. En los centros educativos es necesario potenciar una inteligencia emocional
adecuada que permita a los alumnos enfrentarse y solventar los retos del siglo XXI.
La generación de sentimientos.
La comprensión y conocimiento de las emociones.
La regulación de las emociones.
En los últimos años, muchos colegios están desarrollando dentro de las propias aulas
estos programas que se integran en el propio currículum a través de dinámicas de
grupo, tanto en situaciones hipotéticas como para la resolución de conflictos reales.
El cuerpo es más importante de lo que se creía hace años para el desarrollo del
pensamiento y de nuestros sentimientos. No solo tiene una repercusión en nuestra
forma de actuar, sino que modifica los sentimientos y los pensamientos. Los sistemas
«La mente conoce el mundo exterior a través del cerebro, pero el cerebro
sólo puede ser informado por el cuerpo» (p. 150).
La iluminación de la clase: mantener las clases bien iluminadas reduce los niveles
de melatonina, la hormona responsable de inducir el sueño, e influye en los niveles
de atención.
El paso de la información a memoria a largo plazo tiene lugar durante el sueño, más
concretamente, durante la fase REM (rapid eye movement). Durante este proceso, el
cerebro bloquea la entrada de información sensorial para poder centrarse en
consolidar la información aprendida durante el día.
Durante esta etapa, el cerebro revisa los eventos y tareas del día y los almacena de
forma más segura y permanente de lo que se hizo durante el día. Y no solo eso,
también hace que estén más accesibles para su recuperación cuando se está
despierto (Dumay, 2016). Por ello, dormir adecuadamente es vital para el proceso de
consolidación de la memoria, especialmente a edades tempranas. Los adolescentes
necesitan en torno a nueve horas de sueño; sin embargo, muchos de ellos no
duermen ese número de hora. Algunos factores responsables de ello son:
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Algunos estudios muestran que los alumnos con peor calidad del sueño obtienen
peores resultados académicos y realizan peor las tareas abstractas y complejas que
requieren utilizar habilidades superiores de pensamiento, así como memorizar
(Kopasz et al., 2010).
El movimiento y el cerebro
También se ha visto que está relacionado con la memoria de trabajo verbal, en tareas
relacionadas con el habla e, incluso, en el procesamiento de las emociones (Durisko
y Fiez, 2010; Marvel y Desmond, 2016; Timmann et al., 2010).
Unido a esto está la importancia de mantener los niveles de glucosa altos, realizando
pequeñas comidas al día que aporten hidratos de carbono. En este sentido, Ortiz
(2009) comprobó cómo los niños que presentaban niveles de glucosa bajos veían
afectados su aprendizaje y su rendimiento cognitivo.
Por último, investigaciones como las de Khan et al. (2015) evidencian que es
necesario que los niños tengan acceso al agua durante la jornada escolar, ya que un
mayor consumo de agua permite a los niños un mejor rendimiento en tareas que
requieren un buen uso de las funciones ejecutivas del cerebro.
Para concluir, hay que tener en cuenta el entorno social en el que se mueven los
alumnos actuales, cuya característica más determinante sería el uso de la tecnología.
Los alumnos que tenemos en nuestras aulas son alumnos del siglo XXI, alumnos
completamente distintos a los que teníamos hace tan solo veinte años. Estamos ante
la generación Z, nacidos a partir de 1995, jóvenes multitarea, abiertos de mente e
innovadores; pero, al mismo tiempo, todo tiene que ser «ya y ahora» (Prensky, 2010).
Ante estas nuevas generaciones, es necesario adaptar los aprendizajes a los nuevos
procesos mentales con que cuentan nuestros alumnos. Por lo tanto, debemos
conocer las características principales del pensamiento de los nativos digitales.
Atendiendo a García, Portillo, Romo y Benito (2007), estas son:
Son alumnos que sienten atracción por todo lo relacionado con la tecnología.
Con las TIC y las redes sociales satisfacen sus necesidades de entretenimiento,
comunicación, información y formación.
Absorben fácilmente toda la información multimedia (imágenes, vídeos), incluso
mejor que los textos.
Son alumnos del «aquí y ahora». Consumen datos de distintas fuentes, esperan
respuestas simultáneas, están comunicados de forma permanente y crean sus
propios contenidos.
Utilizan correctamente todo tipo de herramientas informáticas (consolas,
ordenadores, tabletas, reproductores, aplicaciones…).
Utilizan distintos canales de comunicación y prefieren los formatos gráficos. Les
gusta trabajar en red y los juegos.
Inmediatez en su toma de decisiones.
Se están realizando estudios que parecen demostrar la existencia de nuevas
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estructuras neuronales.
Se suele decir que esta generación es multitarea. Sin embargo, el cerebro no puede
realizar dos procesos cognitivos de forma simultánea; por lo que sería más correcto
decir que son muy eficientes a la hora de cambiar de tarea, tanto de forma secuencial
Siempre que el cerebro cambia de foco de atención hay pérdida cognitiva, ya que el
cerebro debe desconectarse de la tarea que se estaba realizando para conectarse con
la nueva tarea (Al-Hashimi, Zanto y Gazzaley, 2015; Dindar y Akbulut, 2016). Algunos
estudios indican que cuando una persona es interrumpida durante la realización de
una tarea puede tardar hasta un 50 % más en terminar la tarea y cometer hasta un
50 % más de errores (Altmann, Trafton y Hambrick, 2014; Mansi y Levy, 2013).
Los alumnos de hoy en día están tan acostumbrados a cambiar de tarea que puede
que no estén desarrollando la disciplina cognitiva necesaria para realizar algunas
tareas como, por ejemplo, leer textos complejos. Y es que, según Bauerlein (2011),
para leer y comprender textos complejos es necesario:
Disposición para indagar en los significados literales e implícitos del autor, así
como para reflexionar sobre el desarrollo de lo que se cuenta. Por el contrario, los
textos electrónicos (e-text) suelen ser cortos y puedes ir adelante y atrás
fácilmente, lo que habitúa a los estudiantes a moverse rápidamente por el texto
en vez de detenerse y reflexionar.
Capacidad para mantener el hilo de pensamiento y mantener suficiente
información en la memoria de trabajo como para entender un texto, a pesar de
las interrupciones. Entender el significado de los textos complejos requiere
dedicarse únicamente a esa tarea y mantener constante el foco de atención, no
cambiar rápidamente de tarea o interaccionar con otros elementos (imágenes,
audios…).
Predisposición para realizar análisis profundos como decidir si se está de acuerdo
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Adolphus, K., Lawton, C. L., y Dye, L. (2013). The effects of breakfast on behavior and
academic performance in children and adolescents. Frontiers in human neuroscience,
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Bauerlein, M. (2011). Too dumb for complex texts? Educational Leadership, 68(5), 28-
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McKay.
Chung, S. C., Tack, G. R., Choi, M. H., Lee, S. J., Choi, J. S., Yi, J. H., Lee, B., Jun, J. H.,
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Dihub
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Edde, M., Di Scala, G., Dupuy, M., Dilharreguy, B., Catheline, G. y Chanraud, S. (2019).
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© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
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48284329
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MEP. https://mep.janium.net/janium/Documentos/10783.pdf
B. Relevancia.
C. Precisión.
D. Análisis.