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CAPITULO 10 – La vida de oración del pastor: El lado personal

Dios ha concedido su Palabra como la herramienta principal del pastor. La Palabra de


Dios deja claro que una mezcla adecuada de la Palabra con la oración es el acercamiento
más estratégico al ministerio.
El enfoque se centra en dos pasajes relacionados con la oración y su enseñanza respecto
al impacto de la oración en el ministerio pastoral. El tema desarrollado en Juan 15.7-8
es una vida de oración y la obtención de respuestas a esa oración. Ese estilo de vida
resulta en la glorificación de Dios, multiplicación de frutos y autenticación de quien ora.
Efesios 6.10-20 enfatiza el poder de la armadura de Dios, detalla las varias partes de tal
armadura y llega al clímax refiriéndose a la oración que debe acompañar dicha
armadura. No conviene al pastor descuidar estas verdades esenciales con relación a la
armadura, particularmente la oración, en tanto que ministra al pueblo.
Una persona que está en Cristo necesita relacionarse con Cristo, esto es pensar, hablar
y hacer lo que armoniza con Cristo y su voluntad conforme se expresa en su Palabra.
La persona que permanece rechaza lo que se opone a la persona y propósito de Cristo
como se aclara en los principios de la Escritura.
El que permanece recibe y se beneficia de lo adecuado de Cristo y su Palabra.
Juan 15.8 define cómo se relaciona la vida de permanencia en Cristo y la permanencia
de las palabras de Cristo en ellos con los tres logros grandiosos. Muestra que la vida de
oración es una vida de glorificación, multiplicación y autenticación.
Para ser victoriosos en la batalla, los creyentes necesitan el poder de ser fortalecidos en
el Señor y en el poder de su fuerza. Necesitan armas de justicia a diestra y a siniestra.
Nada menos que el poder de Dios puede conquistar al enemigo. El diablo usa cualquier
campo que se le abra para oponerse a quienes pertenecen a la iglesia de Cristo. La
fortaleza divina es algo esencial para combatir las estratagemas del enemigo.
Por esta razón Pablo menciona seis partes como la armadura que debemos tener y estas
son: Verdad, Justicia, Paz, Fe, Salvación y Palabra de Dios. Esta armadura está
estrechamente relacionada con la oración. La oración le da sustento a todo.
Debemos entender que:
La oración es para todas las situaciones; La oración lo es en toda forma que pueda tomar,
sea alabanza, agradecimiento, confesión, petición, intercesión o afirmación.
La oración es para todas las estaciones; en todo tiempo.
La oración toda es en el Espíritu; La oración correctamente modelada deriva sus motivos
de la Palabra, los cuales el Espíritu produce en nosotros.
La oración es con toda perseverancia; estando alerta y con una cualidad de permanencia
firme.
La oración es por todos los santos; Los cristianos pueden orar en varias formas colectivas
por muchos y concebiblemente por todos los santos.
Pablo también enfatiza su propia necesidad de que otros oraran por él. Todo pastor
debe tener a muchos que oren en favor de él.

CAPITULO 11 – La vida de oración del pastor: El lado ministerial


Uno de los raros privilegios de los discípulos fue ver al Señor modelando la oración.
Nuestro Señor vio necesario pasar largos períodos de tiempo en oración, tanto que no
tuvo que recordar a sus seguidores más cercanos que oraran. Él modeló la oración y lo
hizo sin hacer una exposición pública de su vida de oración. Sin embargo, ciertamente
no la ocultó. La influencia de su vida de oración es evidente por la atención que le
prestan los escritores de los evangelios. No solo modeló la oración, también respondió
a la petición de sus discípulos a que las instruyera acerca de cómo orar.
El pueblo de Dios necesita aprender a orar. Nos faltan tantas cosas necesarias para la
victoria espiritual que Dios proveería alegremente si viniésemos a Él en oración. Todavía
fracasamos en el uso del remedio porque no vamos a Dios en oración. La oración es
fundamental, la oración no es suplementaria. Los creyentes necesitan orar más, orar
más a menudo y sobre muchos más temas.
Un gran problema al que hacen frente numerosas iglesias evangélicas hoy es el fracaso
en apreciar la necesidad de la oración. El reto principal no es convencer a la gente para
que ore. Es más bien ayudarlos a darse cuenta de por qué necesitan orar. Generalmente
nos enfocamos en los aspectos físicos y materiales para hacer nuestras oraciones y se
nos olvida que los problemas o luchas más grandes no son físicas o materiales sino que
espirituales y esas deben ser nuestras prioridades al orar.
Es importante también que los líderes oren. Si las reuniones mensuales de liderazgo
dieran más tiempo a la oración que a la planificación, los líderes hallarían cambios
rápidamente en actitud, en perspectiva sobre el ministerio y en resultados. La oración
era y sigue siendo una clave principal. Muchos de los que están comprometidos con la
importancia del ministerio de la Palabra no tienen un compromiso igual con la
importancia de la oración.
Sin embargo, la oración individual y de los líderes no es suficiente. La iglesia necesita
pasar más tiempo en reuniones de oración colectiva. La oración en grupos pequeños
definitivamente también es importante, los grupos pequeños son a menudo un
escenario donde la gente siente a menudo un sentido mayor de seguridad y confianza.
Se siente libre de contar algunas cosas que no contaría en otras circunstancias.
¿Hemos reflexionado en los tipos de cosas que pedimos? ¿Los verdaderos desafíos de la
vida son primeramente físicos, financieros o interpersonales? Si no es así, ¿por qué
ocupan un lugar tan prominente en nuestras oraciones? ¿Cuál es nuestro propósito al
venir a Dios y qué buscamos de Él? Debemos recordar que nuestra lucha no es contra
sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra las fuerzas de
las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones
celestes. Un claro entendimiento de esto puede y transformará la vida de oración de los
individuos y de las iglesias locales. La razón por la que no encontramos respuesta a las
oraciones es a menudo porque nuestros ojos no están puestos donde se desarrolla la
batalla
El propósito de nuestra oración y la actitud con la que la hacemos también es
importante. Al acercarse a Dios en oración, uno necesita cuidarse de entrar en su
presencia con el propósito correcto y la actitud correcta. Debe desear que se haga su
voluntad (no la voluntad del que ora) y debe exhibir la actitud correcta. Conforme nos
acercamos a Dios debemos mantener una mente fría y equilibrada en el propósito de la
oración. Debemos exhibir confianza en Él y echar nuestra ansiedad sobre Él.
Es importante que la iglesia aplique la oración en todos los aspectos posibles como son:
La vida personal, la vida familiar, las reuniones diarias, las reuniones de liderazgo, las
reuniones de oración, en grupos pequeños, las reuniones del personal y los servicios
dominicales.
Si es cierto que la gente tiende a imitar la vida de alguien que les ministra, ¿qué clase de
ejemplo estamos proporcionando como líderes a quienes lideramos? Que el Señor nos
ayude a modelar la clase de vida de oración que era evidente en la vida de nuestro Señor
y en las vidas de los apóstoles que le siguieron, de manera que, si otros nos imitan, serán
gente de oración

CAPITULO 12 – El estudio del pastor


El autor entiende que el mensaje que se le da a la congregación el día domingo es el más
importante que este puede impartir. Es cierto que durante la semana hay más reuniones
de otro tipo, en grupos más pequeños o específicos y también es importante entregar
una buena palabra en esas reuniones pero no se comparan con la importancia que tiene
el mensaje del día domingo porque a través de este es que el pastor tiene un alcance
mas general de la congregación y puede compartirles lo que Dios ha puesto en su
corazón para ellos. Por esta razón, este mensaje requiere una preparación especial, un
estudio más detallado y exhaustivo dado la relevancia y el pastor debe ser responsable
con esta tarea.
El autor afirma que el estudio es un trabajo duro y de nunca acabar. Puede que pase por
las aulas para aprender teología y al finalizar la carrera sienta que acabó pero no,
realmente dentro del ministerio se da cuenta que el estudio nunca acaba y que puede
seguir cincuenta años en el ministerio y al final de esos cincuenta años siempre estará
estudiando de alguna manera.
Existen determinadas cosas que se deben aprender, y únicamente hay un modo de
aprenderlas, eso es, a través del estudio diligente. Para ser profundo, debes entregar tu
vida entera a la disciplina del estudio. Debes mantenerla; nunca puedes terminar. Eso
es obviamente una lección importante.
El autor afirma que no hay que aparentar nada. La integridad pastoral es crucial. El tema
aquí no es tu sermón. Aquí está en juego la Palabra de Dios. Si no has tenido tiempo para
prepararte, entonces predica algo que sí has podido preparar. Nunca hay virtud alguna
en predicar solo por predicar. La única verdad está en predicar la verdad, verdad que no
podrás predicar hasta que no sepas de qué trata. Tienes que hacer lo mejor que puedas
con el tiempo que tienes, asegurándote de que lo que dices representa un verdadero
entendimiento del texto conforme se refleja por medio del estudio más cuidadoso
posible. Sin embargo, debes tener esta precaución: si no puedes llegar a comprender un
texto, no lo prediques hasta que lo hayas comprendido. Ésta es una buena razón por la
que debes iniciar tu preparación al inicio de la semana, o incluso con semanas de
antelación, de modo que tengas tiempo suficiente.
La predicación efectiva demanda un alto nivel de inteligencia, una habilidad de pensar
claramente, relacionar datos, analizar, sintetizar y presentar el mensaje con lógica.
El autor tiene claro que antes de relacionarse con la congregación o cuidarles como
ovejas, está el estudio ¿Qué sentido hay en las relaciones con la gente si no se les está
ayudando a comprender la Palabra de Dios?
Lo que sucede en el estudio determina lo que sucede en la vida de la gente. Un estudio
fructífero, con el tiempo llegará a ser un cuerpo fructífero de creyentes conforme el
Espíritu utiliza la Palabra transmitida para moldear a los hombres a la imagen de Cristo.
La dedicación de un tiempo adecuado para el estudio del pastor aumentará la
realización de otras responsabilidades que recaen sobre los hombros del líder de la
iglesia local. A través de aprender el significado del texto, de modo que pueda
comunicarlo a otros, el expositor de la Biblia comprobará que sus relaciones con otros
se incrementarán grandemente. Su habilidad para ayudarlos a entender la Palabra de
Dios profundizará sus relaciones personales con aquellos a quienes sirve, aunque esto
signifique que no tenga la misma cantidad de tiempo para estar con ellos a escala
individual.
Así que una vigorosa aplicación en el estudio jugará un rol indispensable en el ministerio
total del pastor, un papel que no puede ser cumplido por nadie más ni de ningún otro
modo en que elija aplicarse él mismo.

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