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Entrar en aquel reposo, lo cual yo deduzco como una expresión alternativa para
entrar en el reino de Dios siendo salvos, viviendo eternamente es algo diseñado para
aquellos de nosotros que hayamos creído. Ese es el plan, el diseño de Dios para todo
creyente. Y eso es exactamente lo que va a pasar a menos que alguien caiga por
desobedecer a Dios, desechándolo, volviéndose de él, como los israelitas hicieron. Es
por eso, que el autor dice: “procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que
ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”. Es interesante de nuevo ver
la traducción en griego de la palabra “procurar”: es la palabra “spoudazo” lo cual
significa “esforzarse, apresurarse o ponerse serio, ser solícito, ser diligente, esfuerzo,
labor, estudio” (Diccionario Strong). Debemos procurar entrar en el reposo de Dios.
Aquí queda claro que entrar en el reposo de Dios no es algo garantizado ni algo que
sucede automáticamente, una vez y para siempre, cuando uno cree por primera vez.
Más bien es algo a lo que hay que darle diligencia para poder entrar. Esto es lo que
aquellos de la segunda y tercera categoría de la parábola del sembrador no hicieron y
como resultado la semilla de la Palabra de Dios nunca dio fruto. Más bien, la imagen
que obtenemos de Hebreos embona perfectamente con la imagen del atleta del cual
Pablo nos habla previamente en 1 Corintios 9:24-27:
1 Corintios 9:24-27
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de
todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros,
una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta
manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo
en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a
ser eliminado.”
El verdadero creyente trata de hacer algo bueno con su fe, procurando entrar en el
reposo de Dios, practicando la fe; sí, por supuesto con fallas, pero sin darse por vencido.
Que todos lo hagamos y sigamos haciéndolo hasta el final.