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EL DESARROLLO DE LA FE

El Señor desea que nazcas de nuevo, vivas, camines y pelees batallas por fe para finalmente morir confiado porque tu
descendencia  continuará confiando en Él.
En tiempos antiguos, cuando alguien deseaba declarar su voluntad, dejar bienes o definir leyes y estatutos, los escribía, a
veces  en pergaminos de origen animal o en papiros de origen vegetal que enrollaba y entregaba. Quien deseaba gozar de los
beneficios  escritos allí, debía desenrollar y poner en práctica. Ese es el origen de la palabra “desarrollar”. Nos
desarrollaremos  cuando desenrollemos lo que está escrito para nosotros.
Jesús lo hizo, leyó y dijo: “Hoy se ha cumplido la Escritura”. Debemos desarrollar carácter, habilidades y especialmente la
fe que tiene niveles. Porque cada uno recibió del Señor una medida de fe.
Nacer de nuevo por fe
Romanos 10:9-10 nos recuerda: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le
levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación.

El primer nivel de la fe es nacer de nuevo. Con el corazón se cree para justicia y con la boca que cree para salvación.
Nacemos de nuevo cuando lo confesamos con nuestros labios y aseguramos que Jesús es nuestro Señor y Salvador.
Juan 3:3 dice: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios.

Cuando recibimos al Señor voluntariamente, conscientes de nuestro pecado, nacemos de nuevo, es decir que nos
convertimos en nuevas criaturas, lista a crecer en fe. El mismo día que le recibí y dije esa pequeña pero poderosa oración,
supe que algo había sucedido dentro de mí. A la semana de leer las Escrituras noté los cambios. Yo era muy mal hablado y
vulgar con mi forma de expresión. Mi vicio por decir malas palabras era tal que constantemente debía pedir perdón a mi
mamá porque se me salían las palabrotas delante de ella.  Entonces descubrí que es cierta la Palabra que dice “de la
abundancia del corazón habla la boca”, así que decidí que de mis labios solamente saldrían buenas palabras que hablaran de
la abundancia del nuevo corazón que tenía siendo una nueva criatura en el Señor.
Efesios 2:8-9 nos recuerda: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe.
La fe y la gracia nos hacen nacer de nuevo, este es el primer paso, el primer nivel.
2 Corintios 5:17 también afirma: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas.
No lo olvides, eres nueva criatura que ha nacido por fe. Al entregarle nuestra vida al Señor, nacemos del Espíritu quien nos
hizo partícipes de la naturaleza divina. Entonces no hay nada que la fe no pueda lograr porque es capaz de lograr que nazcas
de nuevo y no hay nada más difícil que eso. Si la fe puede lograr que nazca un nuevo Carlos, María, Juan, etc., ¡es capaz de
hacer todo lo demás que sea necesario! Dentro de ti hay otra persona, tu espíritu se comunica con Dios, ama las Escrituras y
busca una vida de santidad, literalmente hay un nuevo ser en tu interior. Pablo decía: “No sé qué hacer porque con mi
espíritu quiero servir a Dios y con mi carne al pecado”. Con estas palabras afirmaba que había un nuevo Pablo dentro de él,
una  simiente incorruptible que crece y busca al Señor. Si fuiste capaz de creer que eres nuevo y viste emerger una nueva
persona en tu interior, no hay enfermedad, tristeza o pobreza que triunfe en tu vida porque serás capaz de superarla. Tu fe es
poderosa, te hace caminar en novedad de vida, te da la capacidad de escuchar a Dios, leer las Escrituras y también de
superar cualquier dificultad para crecer y triunfar. Lo más difícil, nacer de nuevo y ver tu nombre escrito en el libro de la
vida, ya fue hecho, así que superar la economía y la enfermedad será fácil con la fe que te ha sido dada y que debes hacer
crecer.  Recuerda que a los cristianos se les llama “creyentes” porque son capaces de poner su fe por obras.
Vivir por fe
Habacuc 2:4 asegura: He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
El que vive por fe no lo hace por orgullo porque creer es demostrar humildad. No es lo mismo decir “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece” que decir “Yo soy capaz de todo”. Demuestra que eres de los justos que en humildad  ha nacido
por fe y ahora vive por esa misma fe. Cuando nacemos de nuevo, somos trasladados del reino de mundo al Reino del Señor
y operamos bajo Sus estatutos, leyes y orden que nos hacen creer en un futuro de paz, gozo y estabilidad. La Palabra dice:
“Busca primeramente el Reino de Dios y Su justicia y todas estas cosas os serán dadas”. Esto significa que el Reino trae
“cosas” para quienes viven por fe, no para quienes solamente han nacido por fe pero luego no la practican y hacen crecer.
Romanos 6:4 también confirma: Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que
como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Tu vida de desconfianza y temor ya fue sepultada con el bautismo, ahora que eres una nueva criatura debes vivir conforme a
esa fe que fue capaz de hacerte renacer.
Mateo 6:25-30 nos habla de nuestra vida de fe: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o
qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las
alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su
estatura un codo?  Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni
hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy
es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Quien ha nacido por fe no se afana porque entiende que la vida es más que comida y vestido. La Palabra es clara y nos dice
que somos valiosos, más que los lirios y las aves, por tanto no debemos afanarnos. Esto no significa que nos quedaremos de
brazos cruzados esperando que llueva ropa y comida sino que nuestra fe en la providencia del Señor estará por sobre el afán
del trabajo. El que trabaja poniendo su fe en Dios recibirá bendición. Busca siempre esforzarte y dar lo mejor porque de esa
forma demuestras tu fe y vives conforme a ella.  Debes aplicar tu fe en las cosas pequeñas y también en las grandes, en las
sencillas como vestir y en las complicadas como ver una nación entregada a los pies de Cristo. La crisis económica no debe
dominar tu espíritu ni capacidad de ver hacia adelante, cuando  piensas en estrechez y pobreza dudas del Señor que desea
bendecirte. Ni siquiera los perros callejeros mueren de hambre, mucho menos tú que eres bendito de Dios. Yo no he tenido
que ministrar leones, osos, ballenas o peces afligidos por el futuro, ¡he tenido que ministrar  cristianos, creyentes que dicen
vivir por fe!  Su poder es tan palpable que te aseguro que te han invitado a comer más veces, justo cuando has estado más
limitado de dinero. Incluso te han llevado a restaurantes  que no podrías pagar ni cuando te va bien. Es así como Dios te
dice: “Eres importante para mí, no temas”.  Entonces, vive confiado y trabaja conforme a tu fe. Lucha por obtener siempre
lo mejor, no seas conformista y esfuérzate.
Caminar por fe
2 Corintios 5:7 afirma: porque por fe andamos, no por vista.

El tercer nivel es caminar por fe y no por vista. Debemos ser como los ciegos que caminan con un bastón, no ven por dónde
van y alguien debe tomarles del brazo y guiarles, deben estar atentos, escuchar instrucciones hasta llegar a su destino y
realizar lo que desean. No vemos el rumbo pero  escuchamos al Señor que nos guía y lleva a nuestro destino.  No temas
porque el Espíritu Santo te orienta por fe. Lo mismo hacen los pilotos que vuelan por instrumentos. Conducen los aviones
escuchando indicaciones y revisando instrumentos.
Cuando tomas un periódico y te deprimes porque lees todo lo  malo, no estás caminando por fe sino por tus sentidos
humanos y te debilitas. Debes tener tus oídos atentos para escuchar a Dios que desea orientar tu vida y darte instrucciones
para alcanzar Sus promesas.  Dios fue quien le dijo a Abraham que se levantara y caminara para salir de la tierra de los
caldeos. Seguramente Sara le preguntó hacia dónde iban pero él le dijo: “No sé, solamente escucho al Señor y obedezco”. 
Moisés también se dejó guiar por la voz de Dios. Ante el mar rojo no  se dejó dominar por lo que veía sino que obedeció las
órdenes.  La vida no se trata de tener siempre las soluciones a la mano sino buscar a Dios en cada momento. Las
persecuciones como la que vivió Moisés por los egipcios ante el Mar Rojo, muchas veces son una forma de presionarte para
que creas, le preguntes, obedezcas y camines por fe.
Nacemos por fe, vivimos por fe y debemos caminar por fe. Hacerlo es  no saber qué viene en el futuro pero tener la certeza
de que nos irá bien porque tenemos nuestra esperanza puesta en Dios, no en el sistema de este mundo. Pablo decía que no
comería el que no trabajara y Jesús dijo que somos más que los lirios del campo que no trabajan y se visten bien. El mensaje
no se contradice, por el contrario se complementa porque la enseñanza es no poner nuestra fe en el trabajo sino en el Señor
que lo hará dar fruto. Nuestra esperanza no depende de nuestro trabajo sino de la Palabra de Dios.  Imita a Abraham y
Moisés que caminaban por fe y emprendían la marcha confiados en el amor de Dios.

Luchar por fe
1 Timoteo 6:11-12 dice: Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la
paciencia, la mansedumbre.  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste
llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
Esta Palabra le habla a alguien que ya nació, vivió y caminó por fe, es decir que ha sido formado como hombre de Dios. La
batalla es el cuarto nivel de la fe. Abraham es ejemplo de caminar por fe,  Josué ante Jericó, Elías ante los profetas de Baal 
y  David ante los gigantes son ejemplo de pelear por fe. En el nivel de “vivir por fe” no peleas contra demonios sino contra
tu propia desconfianza. No es Satanás ni las tinieblas quienes te atacan sino tu debilidad ante las dificultades. La batalla de
la fe tiene que ver con enemigos  que visitan tu casa, quieren quitarte a tus hijos, robar tu bendición y probar tu fortaleza
porque ya caminas por fe.  Sólo las batallas frente a los enemigos nos hacen más que vencedores.  Caminar y  vivir por fe
no es pelear.  Lucha seguro de la victoria porque tú y Él son mayoría y no temerás mal alguno ya que está a tu lado y te hará
vivir confiado todas las noches de tu vida.
Pablo también añadió en 2 Timoteo 4:6-7: Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
Pablo ya había peleado la batalla y acabado su carrera con fe.
Morir con fe
Hebreos 11:20-22  nos habla del quinto nivel de la fe: Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 
Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón.  Por la
fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos.
Por la fe debes decirle a tus hijos qué esperar cuando ya no estés con ellos.  Jacob se agarró de un bordón y adoró al Señor
porque sabía su futuro. Morir era ganancia y le declaró a sus hijos que les iría bien.  Pidió que no lo enterraran en el desierto
sino que cargaran con sus huesos hasta la Tierra Prometida.  La seguridad es el nivel más alto de fe que podemos encontrar.
Nacemos por fe, debemos aprender a vivir, caminar y pelear por fe para morir con fe.  Hay promesas que tus ojos no verán
y que deberás delegar a tus hijos y nietos  con la seguridad de que Dios no miente.  Él te ayuda a creer y esperar más allá de
la muerte y desea bendecirte por generaciones. Dale gracias y aprende a desarrollar tu fe para vivir confiado porque tu
futuro será bueno y el de tus descendientes será aún mejor.
EL DESARROLLO DE LA FE II
En tiempos ancestrales, cuando alguien deseaba declarar su voluntad, dejar bienes o definir leyes y estatutos, los escribía, a
veces en pergaminos de origen animal o en papiros de origen vegetal que enrollaba y entregaba. Quien deseaba gozar de los
beneficios escritos allí, debía desenrollar y poner en práctica lo que encontraba escrito. Ese es el origen de la palabra
“desarrollar”. Nos desarrollaremos cuando desenrollemos lo que está escrito para nosotros. Debemos desarrollar carácter,
habilidades y especialmente la fe que tiene niveles. Porque cada uno recibió del Señor una medida de fe. Hay Escrituras que
por años has creído que te aseguro que se cumplirán. Jesús sabía las Escrituras desde niño, a los doce años ya las discutía
con maestros y sabios, pero se cumplieron hasta sus treinta años [1]. El hecho que sepamos las promesas que hay para
nosotros y no se vean cumplidas, no significan que no se cumplirán. Hay promesas del Señor que se cumplirán delante de
los ojos de todos para dar testimonio de lo que Él ha dicho de ti. No importa cuánto tiempo tengas que esperar, en Él
siempre es sí y amén, porque no miente, así que Sus promesas se cumplirán. Recibe la Palabra del Señor, estúdiala, créela y
espera con fe el cumplimiento de Sus promesas.
Lo primero que debemos hacer por fe es nacer, porque nuevas criaturas somos al aceptar a Jesús en nuestro corazón [2].
Cuando recibí al Señor, yo era un joven como todos, peludo, con cigarros en la bolsa de mi jeans roto, pero no habían
pasado 24 horas cuando ya veía cambios en mi conducta. Después de 35 años de vida con el Señor, comprendo que no
podemos juzgar la estatura espiritual de alguien, así como no podemos juzgar la estatura física. Somos únicos física,
emocional y espiritualmente, por lo que nuestro desarrollo también es un proceso personal. Así que nada de señalar o juzgar
a las personas. Quien me trajo a los pies de Cristo estaba echándose los traguitos un día antes, ¿qué tal si no acepto su
invitación o lo critico? Tal vez ese amigo no vivía en plena santidad, pero fue instrumento del Señor para que yo pudiera
nacer de nuevo.
Nacer por fe es el primer nivel, pero no basta, ya que también hay que aprender a vivir por fe [3], lo que significa iniciar una
nueva experiencia de vida[4], convencidos del amor y provisión de nuestro Padre. Por supuesto que es un aprendizaje,
porque la confianza debe desarrollarse hasta que realmente eliminemos el afán. Si la fe te ha dado vida eterna y salvación,
¿qué no será capaz de darte? Dios nos repite una y otra vez que somos valiosos para Él, más que los lirios y las aves, así que
nos proveerá. ¿Cómo no nos dará más que a las flores y las aves si somos Sus hijos? Recibe tu identidad y valor como
amado de tu Padre, así podrás vivir confiado. Dios dice: “Confía en mí, si le doy de comer a las aves, ¿cómo no te daré de
comer a ti? No te abandonaré”[5]. Hay momentos cuando nos jactamos tanto de nuestro trabajo que necesitamos
comprender, aceptar, creer y confiar en que nuestro Padre jamás nos abandonará. Dios no te dejará solo, incluso cuando
hayas pecado, porque no hay padre que abandone a su hijo. Siempre estará contigo, siempre te acompañará. Dios nos ama
por quienes somos, Sus hijos, no por el comportamiento que tengamos. Él es realmente bueno y Su gracia es infinita para
que nos perfeccionemos y aprendamos a vivir confiados en Su amor.
La tercera fase de este desarrollo es caminar por fe. Aunque puedas manejar un auto o moto por vista, hay transportes que se
manejan por instrumentos como los aviones y algunos trenes. Debemos caminar por fe, no por vista [6]. Si dices que
caminas por fe, ¿por qué te detienes cuando no logras ver lo que esperas? No te desanimes, que tu fe no falte, al contrario,
debe fortalecerse al creer por lo cotidiano, ya que vendrán tiempos en los que realmente tendrás que batallar.
Entonces debemos nacer, vivir y caminar, además, de pelear por fe[7]. El cuarto nivel es pelear la batalla de la fe. Cuando
nacemos por fe, aprendemos a vivir confiados, pero luego, aparece la dificultad y es tiempo de pelear, de luchar
convencidos de que la victoria es nuestra. Nos tocará derribar gigantes como David, conquistar ciudades como Josué o
hacer huir a enemigos como Gedeón. En medio de una noticia devastadora como una enfermedad, una tragedia familiar o
económica, es hora de pelear la batalla de la fe. Cuando viene el reto, ya no se trata de vivir confiados, sino de levantarnos a
pelear. Las batallas son parte del desarrollo de la fe, por eso es que nunca faltan. Tu batalla está ganada porque Jesús ya la
peleó. Él triunfó y arregló todo a tu favor, solo debes salir al ring sin miedo y demostrarle al enemigo que tienes la victoria.
Somos más que victoriosos en aquel que nos amó.
Finalmente, en el proceso de desarrollar nuestra fe, nos corresponde alcanzar el quinto nivel que es morir confiados. Jacob,
por ejemplo, al morir, bendijo a cada hijo de José, tomó un bordón para apoyarse y adorar a Dios [8]. ¡Así es como muere
un hombre de fe! Seguro de que sus generaciones verán cumplidas las promesas que él no alcanzó a ver. Para el pueblo de
Israel, llegó el día del cumplimiento de vivir en la tierra prometida, pero ni Jacob, Isaac, José o Moisés lo vieron, sin
embargo, cada uno dejó como herencia esa promesa de bendición. Imagino que Jacob dijo a sus hijos: “Me lo dijo mi padre,
Abraham, nuestra familia verá la tierra que Dios nos tiene preparada porque Él no miente”. Años después, cuando José
murió, también estaba seguro de que la promesa se cumpliría, por eso, dejó la instrucción de que cargaran sus huesos
cuando salieran de Egipto y los enterraran en esa tierra que les estaba reservada. La mejor manera de morir es saber que te
encontrarás con el Señor y que a tus hijos les irá bien.
Si al final de tu vida, alguna promesa no se ha cumplido, debes asegurar a tus hijos que ellos verán esas bendiciones. Ese
traslado de las promesas a las generaciones es el mayor legado que podemos heredar. No sé si veré a cada guatemalteco
doblando sus rodillas, pero si no lo logro, lo verán mis hijos y mis nietos. ¡No puedes morir en incredulidad sino con fe! Has
nacido, caminado y peleado por fe, así que Dios te concederá morir con esa convicción de bien para tu familia. ¡Dale
gracias al Padre porque es Dios de pactos, de certeza y de milagros!
[1] Lucas 4:20-21: Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en
él.  Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
[2] 2 Corintios 5:17: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas.
Juan 3:3: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios.
[3] Habacuc 2:4: He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá. 
[4] Romanos 6:4: Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo
resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
[5] Mateo 6:25-30: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?    Mirad las aves
del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros
mucho más que ellas?    ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?  Y por el
vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;  pero os digo, que ni aun
Salomón con toda su gloria  se vistió así como uno de ellos.  Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
[6] 2 Corintios 5:7: Porque por fe andamos, no por vista.
[7] 1 Timoteo 6:12:  Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado,
habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.
[8] Hebreos 11:20-22: Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras.Por la fe Jacob, al morir,
bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó
la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos.

POR FE, NO POR VISTA


El apóstol Tomás tuvo que ver para creer1, pero tener fe es todo lo contrario, porque implica creer sin haber visto, es más,
debemos creer para poder ver lo esperamos. La base de nuestra fe es lo que está escrito en la Palabra que nos promete que
seremos testigos de grandes prodigios.  Dios quiere que caminemos por fe y no por vista porque nuestros sentidos pueden
engañarnos. La fe es como el más claro de nuestros sentidos.
La Palabra dice que por la fe creemos que fue hecho lo que no se veía, ya que fe es la convicción de lo que no se ve 2. Todo
lo creado surgió de la Palabra de Dios cuando no existía nada. Así que nadie puede decir que vive por fe si no cree lo que no
ve. Además, la fe debe estar conectada a la boca, porque la Biblia dice que si confesamos lo que creemos, lo que
confesamos será hecho. Debemos hablar con fe de lo que no tenemos pero tendremos, de lo que no hemos logrado, pero
lograremos.
Si quieres dejar de afanarte por tus necesidades ten fe, piensa en un sueño grande y enfócate en lograrlo. No significa que
las dificultades desaparecerán, pero al concentrarte en  objetivos más altos, lo urgente será más fácil de alcanzar. Lo vemos
con Erick Barrondo, marchista guatemalteco, quien a pesar de sus escasas posibilidades económicas logró entrenar para los
Juegos Olímpicos. Si se hubiera concentrado en conseguir recursos para subsistir, estaría en su pueblo trabajando en alguna
tarea de supervivencia, pero vio más allá y logró ser campeón. Además, él dijo que iba por la medalla de oro y se cubrió de
gloria al conseguir la de plata. Su fe era tan grande que antes de irse a la competencia en Londres, ¡le compró a su familia
un televisor de pantalla plana para que pudieran verlo ganar! Si hubiera llegado con la limitada aspiración de lograr “aunque
fuera la medalla de bronce” quizá no logra la hazaña que conmovió a todo el mundo, especialmente a los guatemaltecos. Si
quieres pegarle a las estrellas debes apuntar a la luna. Si le apuntas a las estrellas, tal vez, con suerte, le pegas al bombillo de
tu casa. Es más fácil soportar la adversidad y salir adelante cuando tienes un sueño y con fe, luchas por hacerlo realidad.
Necesitamos caminar por fe y no por vista3. Testimonios como este me hacen pensar que acaso nuestra abundancia de
recursos es el estorbo para tu fe. Por eso, cuando venga la escasez debemos dar gracias, porque quizá ese problema se
convierta en nuestra mayor oportunidad para realizar los sueños que anhelamos.
Al leer el pasaje de los ciegos que siguieron a Jesús me cuestiono porque es una pena que ellos, sin ver, lo siguieran, y
nosotros que podemos ver, a veces no lo hacemos. Esos ciegos demostraron su fe con hechos y acciones 4, tal como debemos
hacer nosotros. Caminar por fe y no por vista significa recibir tu cheque de quincena y decirle al Señor: “Sé que este dinero
no me alcanza, pero tengo fe en que Tú me proveerás ”. Cuando hagas eso, tu vida cambiará y estarás en camino a ver
grandes prodigios. La mujer con flujo de sangre5 y el centurión6 se acercaron a Jesús y recibieron lo que buscaban porque
escucharon sobre Él y lo buscaron. Mantengámonos atentos a Su voz para que nuestra fe crezca y nos lleve a obtener Sus
promesas.
La Palabra nos cuenta la historia de Ana, madre del profeta Samuel7, quien sufría por ser estéril. Entonces, leemos que Elí se
le acercó y le dijo que fuera en paz y que recibiera lo que había pedido. Luego, ella hizo tres cosas que nos enseñan
muchísimo sobre nuestra correcta actitud de fe.
Primero, tomó su camino. Al escuchar lo que le dijeron, se levantó y avanzó. Cuando tienes fe retomas lo que dejaste por
desánimo. ¡Dios te dice levántate y camina! No te desvíes más, avanza hasta lograr lo que tu fe te ha puesto delante.
Segundo, Ana comió, significa que recuperó el deseo de vivir. Cuando fracasamos en algo deseamos morir. Pero nuestra
razón para vivir siempre debe ser el Señor, frente a los problemas, las victorias y los desafíos. Si tenemos la fe puesta en Él,
nada nos quitará el deseo de seguir adelante. Tercero, Ana ya no estaba triste porque la fe le devolvió el optimismo, incluso
antes de ver los resultados finales. Llorar nos ayuda a desahogarnos, pero ningún problema se resuelve con llanto y la fe nos
ayuda a manejar las emociones. Cuando crees que recibirás lo que anhelas, retomas tu camino, cobra sentido tu vida, y tus
emociones cambian para bien. Esto provoca que tu actitud y tus pensamientos mejoren, lo que te permite alcanzar increíbles
resultados. ¿Ves como todo está relacionado y se fundamenta en la fe?  Para avanzar debes soñar en grande, creer,
levantarte, seguir tu camino, recuperar el sentido de vivir y mejorar tu actitud al hacer a un lado las emociones negativas.
Este proceso de fe te conducirá al éxito.
Pídele al Señor que incremente tu medida de fe porque tienes sueños por lograr y milagros que testificar. Asegúrale que
seguirás el camino que te ha trazado, recuperarás el sentido tu vida y cambiarás tus emociones para bien. ¡Gracia Padre por
enseñarnos a vivir por fe!
 
 
1
 Juan 20:26-31 cuenta sobre Tomás: Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó
Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y
mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y
le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y
creyeron. Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su
nombre.
2
 Hebreos 11: 1 nos enseña: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
3
 2 Corintios 5:7 asegura: Porque por fe andamos, no por vista.
4
 Mateo 9:27-27 cuenta: Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de
nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos
dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
5
 Marcos 5:27-29 relata: Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
6
 Lucas 7:3 dice: Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y
sanase a su siervo.
7
 1 Samuel 1:17-18 relata: Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y ella
dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste. 

FE PARA EL MOMENTO, FE PARA EL PROCESO


La Biblia dice que todo le es posible al que cree y yo enseño sobre la fe porque creer es lo que mejor hago.  Ahora
aprenderemos que hay fe para diferentes cosas y problemas. Hay para cosas inmediatas como la sanidad que necesitas para
sobrevivir un cáncer que supuestamente te matará en tres meses y también hay fe para el proceso de levantar una empresa
que debe durar toda la vida.  Debemos tener fe para comer hoy como para conseguir el trabajo que nos proveerá el sustento
a partir de este momento. No es lo mismo tener fe para predicar Palabra de conocimiento y profecía en media hora que para
graduarse de la universidad. Necesitamos fe para lo inmediato y eventual pero es más importante tenerla para continuar un
proceso y verlo terminado. Un empresario necesita que la fe e ayude a sacar su negocio adelante todos los día,  le ayude a 
vender, pagar gastos y tener utilidades. Necesitamos fe para enfrentar procesos. Los milagros suceden en un momento pero
si la fe no es constante, ese milagro puede irse tan rápido como llegó.  El Señor puede bendecirte con un buen negocio que
sea el inicio de tu prosperidad futura, así como puede romper una maldición generacional pero los resultados tal vez no se
vean inmediatamente y tu fe debe sostenerte hasta que el proceso culmine, aunque sean tus hijos o nietos quienes finalmente
se beneficien de tu constancia.
Fe porque somos valiosos
Mateo 6:26-30 nos hace ver nuestro valor ante los ojos de Dios: Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de
vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad
los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así
como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho
más a vosotros, hombres de poca fe?
Dios hace de acuerdo a tu fe, así lo dijo Jesús: “conforme a tu fe te sea hecho”. Aunque te cueste creerlo, el Señor también
habla de la fe para comer y para vestirte porque todo, desde lo más elemental hasta lo más sobrenatural requiere confianza
en Él.  Nuestro Padre dice que podemos vestir mejor que la hierba del campo y así es. Nuestra presentación personal
siempre debe reflejar el gran valor que tenemos como hijos de Dios.
Mi madre me decía: “remendado pero limpio”, es decir que no necesitamos trajes caros para vernos bien pero siempre
debemos vestirnos dignamente y demostrar nuestra autoestima a los demás.  Ningún cristiano debe salir despeinado, sucio o
mal vestido de su casa porque ese descuido refleja un grave problema interno. Uno de los miembros de Casa de Dios fue
afectado por la tormenta Ágatha y su fábrica literalmente se hundió en la tierra.  Cuando le llamé para platicar con él, me
sorprendió verlo tan optimista. Se presentó en mi oficina bien vestido, arreglado y hablando de cómo estaba empezando de
nuevo porque el Señor ya le había demostrado que con fe todo se puede lograr. Me dijo: “hace 10 años vine a la iglesia, 
entré a un seminario para empresarios y  Dios me ayudó a abrir mi fábrica. Ahora tengo 60 familias que dependen de mí  y
me levantaré para salir adelante. Acabo de ir al hoyo donde se hundió mi fábrica a despedirme del pasado, llamé a mi
esposa y le dije que no llegara porque no había nada de nada. Lo único que pude rescatar fueron mis tarjetas de presentación
pero sé que es suficiente para empezar de nuevo porque el Señor no me abandonará”.  Es impresionante cómo Dios ahora le
está proveyendo para comprar sus nuevas máquinas. Su fe capaz de enfrentar procesos era evidente desde que lo vi parado
en la puerta ya que no vino quejoso pidiendo que orara por él.  Jesucristo dice que Dios hará mucho más por ti y debes ser
Su digno representante haciendo evidente tu fe.
Hay una relación directa entre la vida de fe y el valor que creemos tener. Esta pregunta: “¿no valéis más que ellas?” en el
original dice: “¿no son más dignos ustedes que ellas?”  Dignidad, valor y estima son palabras claves para nosotros.
Jesucristo derramó Su sangre para perdonarnos, ese fue el precio que se pagó por nuestra salvación así que somos muy
valiosos porque merecimos ser comprados por la preciosa sangre sin mancha del Hijo de Dios. En economía se dice que el
precio refleja el valor, así que debes convencerte que eres lo más valioso que existe porque la paga por ti fue aquello que
vale más que nada en el mundo.
Solamente puedes orar y pedir cuando demuestras que tu fe vale porque tú eres valioso ante los ojos de Dios. Solamente
quien se cree merecedor de mucho es capaz de acercarse al trono del Rey y pedirle lo que sabe que le pertenece. Tus
oraciones son del tamaño de tu fe. Si crees que puedes pedir algo tipo A, Dios te lo dará, así como si crees que puede pedir
algo tipo B o C. Lo mejor es pedir algo AAA porque lo mereces. Tu vida de fe evidencia cuánto vales ante los ojos de tu
Padre Celestial. No pienses cautivar la atención del Señor provocando lástima porque esa estrategia puede servirte para
engañar a tu familia, a tus amigos o tus compañeros de trabajo pero no para engañar a Dios que sabe el valor que te ha
dado.  Esa actitud “pobrecito yo” es una condición del  alma que no te llevará a nada bueno.
Aprende a valorarte para poder valorar a otros y demostrar que eres hijo de Dios, nacido de nuevo por el Espíritu Santo. 
Recuerda que Jesús no vino a fundar iglesias ni religiones sino a darnos esperanza.  Él es el dador de la fe y demanda que
demostremos tenerla en cada proceso de nuestra vida.
Fe que influye los sentimientos y pensamientos
Mateo 8:25-26 relata lo que sucedió en medio de la tormenta: Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor,
sálvanos, que perecemos! El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los
vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.
Este pasaje nos habla del temor que dominó a los discípulos y les impidió ejercer su fe.  No permitamos que las emociones
y sentimientos anulen nuestra confianza. Tener miedo frente a una tormenta en natural pero no cuando Jesús está en el barco
contigo. Los sentimientos son producto de tu estado de fe. Si crees, te sientes seguro, ves un buen futuro, tienes la esperanza
de que todo será bueno y sientes el valor que solo el Espíritu Santo puede darte. Cuando no crees, ves un mal futuro y te
deprimes porque predices que te irá mal. La enfermedad asusta pero la falta de fe mata.  La crisis intimida pero la falta de fe
deprime. Al contrario, la fe nos levanta.
Mateo 16:8 habla sobre la fe que influye los pensamientos: Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de
vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?
En este pasaje Jesús cuestiona sus pensamientos negativos. La fe debe influir positivamente en nuestros pensamientos así
como en nuestros sentimientos y en nuestra autoestima. En hebreos dice: “y por fe entendemos”. Nota que nuestro Señor
habla en presente al decir: ”piensan que no tienen”, lo que significa que el hombre de poca fe piensa en presente cuando
debería pensar que siempre tendrá en el futuro. El presente se convierte rápidamente en pasado, lo que leíste hace unos
segundo ya pasó y lo único que queda es lo que leerás.  Para los hombres de fe solamente existe el futuro. Antes de
lamentarte por lo que te falta, recuerda quién eres y todo lo que el Señor tiene prometido para tu vida. Las personas de fe no
piensan en lo que no tienen sino en lo que nunca les hará falta porque Dios siempre estará con ellos.
Mateo 14:27-31 relata ese momento cuando los sentidos influyeron en la fe de Pedro:Pero en seguida Jesús les habló,
diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti
sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el
fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo
la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
El ambiente estaba en penumbra y los discípulos no lo reconocieron pero luego, cuando ya sabían que era Él, Pedro se dejó
influenciar por lo que la tormenta le decía a sus sentidos y dudó.  La fe debe influir en los sentimientos, pensamientos y
sentidos. Debes poner la mirada en Jesús aunque alrededor se desate la tormenta. Él no te dejará caer si le demuestras que
tienes fe en Su presencia. Cualquiera se asusta por una tormenta pero no si  el Señor está sobre las aguas y te llama a Su
lado.
Pedro ejerció fe para lo inmediato y no fue suficiente porque igual de rápido comenzó a hundirse. Si tu fe es de momentos y
no de procesos, podrías perder el milagro que recibiste tan rápido como vino.  Muchas personas que reciben sanidad y luego
vuelven a enfermar dicen que no fue el Señor quien las salvó pero lo que realmente les falló fue la fe para ver más allá del
momento. La duda puede llevarse aquello que la fe te dio.
Para evitarlo, debes hacer de la fe un estilo de vida constante.
Deja de afanarte por lo que no tienes. Si te preocupas porque este mes no hubo salario, demuestras que vives por lo material
y no por fe. Debes reforzar tu confianza para sentirte tranquilo ya que aún tienes la fe que te sostendrá y te proveerá aún en
los momentos difíciles. Comprende que la fe es un estilo de vida, no un momento de milagros. Pedro necesitó fe para vivir
el milagro de caminar sobre el agua pero también la necesitó para continuar y no lo logró. Puedes dar un paso de fe y
sorprenderte, pero perderlo en menos de 24 horas. No vivas de instantes o momentos fugaces como Pedro, esa no es la fe
que se aplica a los extensos procesos de la vida. Puedes recibir el milagro de que tu esposo vuelva a casa pero si no
demuestras fe y continúas tratándolo mal, seguramente se irá de nuevo,  así que debes demostrar tu fe en un
comportamiento diferente, amoroso, lleno de estima y valor. No puedes salir de todos tus problemas pactando con Dios en
instantes. Una mujer estéril puede recibir el milagro de concebir y tener un hijo pero su fe debe ser constante porque la
necesitará también para educarlo y hacerlo un hombre de bien. Tu fe no puede ser fugaz, créele al Señor siempre.
Fe a pesar de las evidencias contrarias
Romanos 4:17-22 habla sobre la fe de Abraham:  (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de
Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza
contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de
la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a
Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su
fe le fue contada por justicia.
Abraham demostró tener fe en ese difícil proceso de engendrar un hijo casi al final de su vida. Creyó a pesar de la duda de
todos. En otra versión de la Biblia dice que cuando ya no había esperanza tuvo fe para tener esperanza. Su milagro era
realmente difícil de creer, no había antecedente de algo parecido, nada podía asegurarle que era posible, su fe lo sostuvo
hasta el final. Tal vez nuestro problema actual es que podemos leer los testimonios en la Biblia y sentimos que no somos
dignos como esos hombres, pero el Señor nos dice que sí es posible. Abraham no tenía un CD de Noches de Gloria y no
podía escuchar Palabra en un programa de televisión, solamente estaba conectado con el Señor y creyó.  No des por perdida
tu esperanza. Si crees que Dios hará el milagro, no importa qué piensen tus amigos, esposa o hijos, para Dios es suficiente
que tú le creas.
Dios ya obró en tu vida
Génesis 17:5-6 cuenta la promesa de Dios para Abraham:Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre
Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de
ti, y reyes saldrán de ti.
Lo primero que el Señor hizo fue cambiarle de nombre por uno que significa “padre de multitudes”. Aún faltaban muchos
años para que naciera el hijo de Abraham pero la promesa ya estaba dicha.  De nuevo debemos meditar en los verbos que
nos revelan algo muy poderoso. Dios no dijo “te pondré por padre de muchedumbre”, sino que dijo “te he puesto”. El verbo
está en presente porque para Él la promesa ya estaba cumplida, la Palabra ya estaba hecha porque cuando Él promete
debemos tener la seguridad de que  ya obró, aunque todavía no lo veamos realizado. En otras palabras, Dios habla del futuro
en pasado porque ya todo fue hecho.  Para decirle a Abraham su futuro le habló en pasado. Es como tener un “dejavú” que
nos hace sentir que lo que estamos viviendo ya había sucedido antes. Por esa razón la Biblia dice: “por Su llaga fuimos
curados”.
El libro de Apocalipsis dice: “y el Cordero de Dios que fue inmolado antes de la fundación del mundo”. Esto quiere decir
que cuando Jesús llegó a la cruz, para Dios esto ya había ocurrido. Fe es tener la convicción de que Dios ya vio tu futuro de
bien y lo verás cumplido. Yo puedo ver que ya prediqué en el nuevo templo, muchas familias ya se convirtieron y hay
milagros que ya sucedieron allí.  Eso es hablar en fe. Lo que Dios hará contigo ya pasó y es grandioso. El Señor ya te
bendijo más allá de lo que puedes pensar y sentir. Dale gracias por lo que hizo en tu vida y créele con todo el corazón que
serás capaz de alcanzar ese futuro de paz y prosperidad que ya te ha dado.

CAMBIANDO TU NIVEL DE FE
La fe tiene niveles que podemos alcanzar, conforme vamos creciendo en conocimiento de la Palabra de Dios y permitimos
que renueve nuestro entendimiento. Nunca debes dejarte dominar por el temor, más bien, abre tu mente y corazón para
cambiar tu perspectiva del mundo y de lo que el Señor anhela para ti.
Nuestro Padre pide que nos dejemos transformar para ser capaces de comprobar cuál es Su voluntad, y para lograrlo, lo
primero es renovar nuestro entendimiento, nuestra mente, donde se origina todo pensamiento1. Entonces, debemos pensar
diferente para lograr lo bueno que esperamos. Sabemos que Dios quiere restaurar a nuestra familia, pero debemos dejar de
insistir en esa idea que no nos ha funcionado para lograrlo y confiar en Su misericordia. Si por mucho tiempo has pensando
y actuado de la misma forma y no logras los resultados que esperas, ¿no crees que es momento de dejarte renovar y buscar
otras alternativas? No seas necio, aprende a ser sabio y déjate renovar por la fe. Es necesario que busquemos otras formas de
entender lo que sucede. Esa disposición y apertura te ayudarán a encontrar la voluntad de Dios y actuar en fe.
Entendimiento es la capacidad de juzgar de forma sobria, calmada e imparcial una realidad espiritual, es el juicio que
emitimos basado en la información, por ello es importante comprender algo antes de juzgarlo, ya que si lo que entendemos
es equivocado, nuestro juicio también lo será. De esa forma es que muchas veces cometemos errores al juzgar a una persona
sin conocerla. Un ejemplo de juicios sin entendimiento es el de la ofrenda, ya que muchos dicen: “No es tan importante”,
cuando la Escritura nos habla tanto sobre eso y vemos que fue lo único por lo que Jesús se enojó. Negarnos a aceptarlo es
cerrar nuestro entendimiento a la renovación que nos llevará a otro nivel de fe. Así que en todo momento, nuestro
discernimiento debe fundamentarse en el conocimiento de la Palabra de Dios, por eso es tan importante leerla y escucharla,
porque solo podremos ser transformados y comprender Su perfecta voluntad cuando permitamos que nuestra mente se
renueve.
No des espacio a los malos pensamientos, lo que implica aprender a interpretar positivamente la información que recibimos
y vivir confiados en Su amor. El mundo nos dice: “Piensa mal y acertarás”, pero el Señor nos dice: “Porque por fe andamos,
no por vista”2. ¿A quién rendirás tu voluntad? Repítelo hasta que esta verdad impacte tu mente: “La voluntad de Dios para
mi vida es buena, agradable y perfecta, por eso debo buscarlo con fe”. Nuestro Padre nos ama y quiere lo mejor para
nosotros. En el cielo no hay tristeza ni dolor, así que permite que tus pensamientos sean los de Dios, para que tu voluntad
actúe conforme a la Suya. Él te guiará si se lo pides, no lo dudes.
En la Palabra vemos muchos ejemplos de la renovación de la mente que el Señor nos propone. En el caso del ciego de
nacimiento, Jesús cambió el entendimiento de los discípulos al provocar que dejaran de pensar en culpables para ese mal y
se concentraran en buscar la voluntad de Dios, la oportunidad de milagros y salvación que esa ceguera implicaba3. ¿Ves
cómo en una misma situación puede cambiar la perspectiva, lo que altera el resultado? Eso es lo que debemos pensar: “No
importa lo que suceda, la gloria del Señor se manifestará en mi vida porque Su voluntad es perfecta para mí y lo alabaré en
cualquier situación”.
Sin ninguna duda, las obras de Dios se manifestarán si cambiamos nuestro pensamiento, lo que cambiará nuestra percepción
y juicio respecto a lo que enfrentamos; esa renovación transformará nuestra fe y la llevará a un nuevo nivel. Si pasamos una
mala situación económica, nuestro pensamiento debe ser de prosperidad, lo que cambiará nuestra percepción y juicio, por lo
que buscaremos nuevas opciones con entusiasmo, y con fe sembraremos para cosechar. De esa forma, Dios se manifestará y
nos levantará. Aprende a ver oportunidades de milagros donde otros ven pecado y derrota. La percepción debe ser diferente
para que los resultados sean buenos.
Frente al paralítico que bajaron por el techo, Jesús vio fe mientras otros veían a unos necios pecadores. Entonces, nuestro
Señor primero preparó los corazones y el entendimiento diciéndole al paralítico que sus pecados eran perdonados. Luego, al
discernir lo que los escribas pensaban y criticaban, ¡les respondió con un milagro de sanidad!4 Todo es cuestión de renovar
la percepción de las circunstancias y creer. Lee el Evangelio para cambiar tu mente, tu percepción de las cosas y tu fe.
Cambia tu perspectiva, dale valor a la confianza, no a la crítica; cree en la generosidad, no en el egoísmo, eso es lo que Dios
nos pide y lo que hemos comprobado que nos levanta.
Jesús le dijo a Nicodemo que era necesario que naciera de nuevo, es decir que su espíritu volviera a nacer en la fe en el
Señor. Claro que no podía meterse de nuevo en el vientre de su madre, pensarlo era tener una perspectiva incorrecta, pero
debía nacer a una nueva fe, tal como nosotros ahora, porque estamos invitados a nacer de nuevo, a creer en Jesús como
nuestro Señor y Salvador para recibir la potestad de ser llamados hijos de Dios. Ser creyente se trata de aceptar que Él nos
ama, nos perdona y nos regala la vida eterna. Acéptalo, entrégale tu mente y corazón para que los renueve y lleve tu vida a
un maravilloso nivel de fe y de bendición.
Versículos de referencia
1 Romanos 12:2-3 enseña: No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que
me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense
de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
2 2 Corintios 5:6-7 dice: Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos
ausentes del Señor, (porque por fe andamos, no por vista);
3 Juan 9:1-3 comparte: Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo:
Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino
para que las obras de Dios se manifiesten en él.
4 Marcos 2: 2-11 relata: E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les
predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían
acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en
que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí
sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién
puede perdonar pecados, sino sólo Dios?  Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí
mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son
perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la
tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

FE NO SENSORIAL
 
Sabemos que a quien cree todo le es posible. Jesús lo dijo al hombre que le pidió expulsara al demonio que atormentaba a su
hijo[1]. Notemos que no dijo que a Dios todo le es posible, sino a quien cree, es decir que la fe incrementa nuestra
capacidad de hacer algo. La persona que cree, adquiere habilidad para hacer posibles grandes obras. Así que debemos ser
como ese padre que le pidió a Jesús ayuda para incrementar su fe y aprender a manejar nuestras emociones en medio de un
ambiente de incredulidad. Por lo tanto, es necesario que nos rodeemos de personas que comparten nuestra fe. En la familia,
por ejemplo, todos deben creer por el milagro. Fomentemos la fe corporativa que es la sumatoria de la fe de cada individuo.
No es posible que la esposa crea por el milagro de un trabajo para el esposo, pero él se deje derrotar. ¿De dónde vienen
opiniones tan contrarias? ¡De lo que escuchamos! Si ella lee la Palabra mientras él lee los periódicos, su fe será diferente.
Debemos creer cada promesa del Señor para nuestra casa y familia; además, debemos tener ánimo para desarrollar nuestra
fe.  Alguien dijo: “No podemos comprender a Dios a través de nuestros sentimientos, solo podemos comprenderlo a través
de lo que la Palabra dice de Él”. Pero, muchos nos dejamos llevar por lo que nos sucede; si todo funciona, pensamos que
Dios nos escuchó; si algo falla, pensamos que nos ignoró. Si todo va bien, somos bendecidos; si algo va mal, pensamos que
Dios nos abandonó. Demostramos lo que yo llamo: “fe sensorial”, creemos a través de nuestros sentidos, justo como le
sucedió a Tomás.
Porque aun teniendo al mejor maestro, podríamos aprender poco. Puedes ir a Harvard y graduarte con honores o ser
expulsado. El maestro no hace al alumno, quien debe realmente esforzarse por aprovechar las enseñanzas. Si creyeras en
todas las promesas del Señor, andarías súper, archi, mega victorioso, pero es más fácil dejarte llevar por lo que ves y
escuchas que es contrario a lo que Dios te ha prometido. Operamos en el reino de los hombres, cuando deberíamos operar
en el reino de Dios. A Tomás le sucedió porque dijo que creería lo que sus ojos y manos percibieran. Ahora, también
luchamos con esa necesidad de pruebas, porque es común que se diga: “Hasta no ver, no creer”. Cuando realmente la misma
fe debería movernos a creer en los hechos que narran las Escrituras y a creer por lo cotidiano, lo que lograremos al obedecer
al Señor. ¡Debemos creer a todo nivel y para todo!
En el caso de Tomás, Jesús tuvo que darle pruebas para que creyera en Su resurrección, pero es bienaventurado quien cree
sin ver[2]. Así que podemos deducir que la fe tiene niveles. Iniciamos nuestra vida cristiana con una fe sensorial. Ese el
primer paso, la fe primaria: “Como sucedió, entonces, creo”. Está bien vivir esa etapa, pero debemos superarla. ¿En qué
etapa de desarrollo de la fe te encuentras? ¿Eres todavía como un bebé que aprende y cree a través de sus sentidos?
Debemos superar la fe sensorial porque las grandes promesas están destinadas a quienes creen sin ver. ¡Nuestra fe debe
madurar, evolucionar a una fe no sensorial[3]! Además, no podemos fundamentar nuestra fe en sentimientos, porque Dios
nos los dio para relacionarnos, no para creer.
Abraham es un referente cuando hablamos de fe. Sabemos que en él se cumplió una maravillosa promesa de descendencia,
porque a pesar de ser anciano, creyó en esperanza contra esperanza y tuvo hijos, incluyendo a Isaac, hijo que nació de Sara,
quien era estéril[4] y cuya descendencia formó al pueblo de Israel. En la Escritura, vemos que Dios llama a las cosas que no
son como si fuesen. ¡Él tiene fe, porque es el autor y consumador de la fe! Dios es quien nos enseña el proceso de creer:
decir antes de ver, nombrar a las cosas antes de que sean realidad. Así que todo reside en lo que decimos, por eso son tan
delicadas nuestras conversaciones. Debemos llamar a las cosas mejor de lo que son; debemos hablarle al futuro convencidos
de que es bueno, agradable y perfecto. Todo depende del enfoque que tengamos, de cómo interpretemos y percibamos lo
que nos sucede.
A veces usamos una fe invertida porque nombramos las cosas peor de lo que son, en vez de llamarlas como deseamos que
sean. ¡Declaremos que Guatemala es tierra de justicia y de paz, no de temor y desesperanza! Abraham no fue padre de
multitudes de la noche a la mañana; él tuvo que creer durante años para ver cumplida esa promesa. Dios podía conversar
con los nietos de Abraham aunque él no tenía hijos. Y es así porque la dimensión de nuestro Señor es diferente, justo esa
dimensión que Él quiere traer a nosotros a través de Jesucristo. Él quiere establecer Su reino, pero debemos llamar lo que no
es como si ya fuese. Declara que ese negocio ya está hecho, declara que tu hijo ya volvió a casa y que tu matrimonio ya fue
restaurado. Aunque te acaben de dar el diagnóstico de enfermedad, declara que ya fuiste sanado. Pero si te duele la cintura y
ya piensas que vas a morir de un riñón, ¡no estás alineando tu pensamiento con tu fe! No llames a las cosas que no son
malas como si lo fueran. Maneja tu circunstancia con optimismo, no con una actitud de derrota. Amplifica tu fe no tu temor.
¡No te debilites en medio de un proceso, no dejes de creer lo bueno! Si Abraham hubiera recibido su milagro
instantáneamente, lo más probable es que no hubiera llegado a ser el padre de la fe, pero creyó y no se debilitó en medio del
proceso que duró años. Él no consideró su cuerpo, no fue sensorial, al contrario, su fe era no sensorial porque creyó a pesar
de que los años iban en su contra. Cuando empezamos a considerar las circunstancias, la fe se debilita. Debilidad o
fortaleza, tú escoges; cuando no creemos nos debilitamos, cuando creemos nos fortalecemos.  ¡Gloria a Dios porque lo que
Él dice, se cumple!
Glorifiquemos a Dios cuando recibamos nuestra promesa, aunque falte tiempo para verla cumplida. Dar gracias
anticipadamente nos fortalece para obtener lo que Dios ha prometido. No te pierdas la oportunidad para dar gloria a Dios,
alabarlo y adorarlo. Da gracias por tu nietos aunque no tengas hijos; da gracias por la casa que tendrás aunque ahorita no
tengas para el alquiler. ¡La mejor forma de fortalecer tu fe es glorificar a Dios! Ana no podía tener hijos, pero cuando el
sacerdote le dijo que recibiría lo que anhelaba, nunca más estuvo triste, porque antes de embarazarse de un hijo, se
embarazó de la Palabra de Dios. Esa actitud de gozo te ayuda a manejar tus emociones, ya que mientras más emocional
seas, más altos y bajos experimenta tu fe. Todo jugador profesional aprende a manejar sus emociones para ganar. Cuando
vas a tirar un penalti con miedo, ya llevas 90% del tiro perdido. ¡No hay nada peor que vivir con miedo! Hay que hacer las
cosas con todo y miedo, porque hay que vivir. El miedo nos visita, por supuesto, hay planes y proyectos que asustan, pero
debemos atrevernos y hacerlos.
Cree en tu futuro y acepta el reto de fundamentar tu vida en la fe. No significa pensar que las cosas funcionarán por arte de
magia, ya que vivir por fe es un proceso desgastante, ¡pero vale la pena! Si no crees, mírate en mi espejo, si un pastor
guatemalteco sin recursos ha podido lograr grandes cosas por la gracia de Dios, ¡tú también puedes! No se trata de ego, sino
de atreverse a vivir por fe, confiando en que el Señor te ha dado la instrucción y te guiará a cumplirla. El éxito se logra con
las rodillas dobladas delante de Dios, con humildad y fe sin precedentes.
Te animo a que des un pasito más y avances a la fe no sensorial. Cierra tus ojos y oídos a la duda y al temor, créele a Dios,
habla las cosas que no son como si fueran. Madura en la fe. Oremos juntos porque salgas de ese valle de duda y camines
hacia la montaña de la fe. Si Dios te ha sacado de problemas, no te quedes a la orilla de ese agujero del que te sacó, avanza
lo más lejos que puedas de ese lugar donde podrías volver a caer. La clave es tener la misma fe para ascender hacia la
montaña. No te quedes volando bajo porque será más fácil y rápido caer; al contrario, si vuelas alto, tendrás más tiempo
para maniobrar cuando algo falle. Esa es la estrategia de los pilotos de avión. El conformismo es como volar bajo, elévate,
no tengas miedo de buscar nuevas alturas. Habacuc decía: “Haz mis pies como de cierva y en mis alturas hazme andar”.
La batalla de la fe es real, ¡peléala! No seas de doble ánimo, usa ese carácter de luchador para pelar en contra de la
decepción y duda. Si no tienes trabajo, confía en que tendrás uno mejor; si la economía se contrae, cree porque tendrás más
oportunidades; si tu fe sensorial dice que el área de tu emprendimiento está difícil, ten fe en que saldrás adelante con nuevas
ideas. Si Abraham llegó a tener nueve hijos a los cien años, ¿qué hay imposible para Dios?  ¡Nada, porque Él es Padre
generoso que da en abundancia!
Dios ha prometido bendecirte y lo hará. Él no cambiará Su Palabra, no importa cuánto quieras debatirle, porque no se presta
a conversaciones de incredulidad. Yo soy testimonio de que el Señor puede levantar a las personas que le creen. Para quien
no tiene nada, todo es posible, porque si nunca has tenido algo, no puedes poner tu mirada y confianza en lo material. Dios
es especialista en sacar a la gente de la nada. Digámosle: “Señor, gracia por Tu Palabra y por el ejemplo de Abraham. Pongo
mi fe en Tus manos para que me ayudes a fortalecerla y aplicarla en todo lo que hago. Te pido que haga a un lado lo que
veo y te crea. Desde hoy, llamaré las cosas que no son como si fuesen, como Tú lo haces”.

[1] Marcos 9:14-24: Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que
disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. El les preguntó:
¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos
que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con
vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con
violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto
tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero
si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
[2] Juan 20:24-29: Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues,
los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en
el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos
dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego
dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino
creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
[3] 2 Corintios 5:7 DHH: Ahora no podemos verlo, sino que vivimos sostenidos por la fe.
[4] Romanos 4:17-19: Como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual
da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a
ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al
considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto, siendo de casi cien años , o la esterilidad de la matriz de Sara.

LA IMPORTANCIA DE CREER
La importancia de creer
A través de la fe, activa la Palabra del Señor en tu vida y Sus promesas se cumplirán.
 
Las Escrituras son un conjunto de libros que reúnen los testimonios de personas que se relacionaron con Dios, por lo que al
leer, recibimos revelación sobre el carácter y el corazón de nuestro Padre. A través de la historia de Abraham conocemos
sobre la fe, a través de la historia de Moisés sabemos sobre el valor del servicio, y a través de Jesús descubrimos lo
importante que somos para Dios porque buscó salvarnos dando lo más valioso, la vida de Su Hijo. Así que la Biblia es un
libro sobre la fe. Una de esas historias es la de un padre que buscó la liberación de su hijo atormentado por un espíritu
inmundo. Cuando Jesús se acercó al grupo donde estaba este papá, los discípulos y los fariseos, los encontró discutiendo, lo
que me recuerda que a veces discutimos las Escrituras en lugar de creerlas, y eso no debería ocurrir, ya que si está escrito en
la Palabra de Dios, así será. ¡Cree en Sus promesas!
 
¿Qué sucedió entonces con este padre y su hijo? Pues el hombre le pidió a Jesús que lo liberara porque lo había llevado con
Sus discípulos, pero ellos no habían podido hacer la obra. En esa afirmación vemos dos problemas de fe, la de los discípulos
y la del padre, quien después reconoció que le costaba creer, pero le pidió ayuda al Señor para que su fe se fortaleciera.
Entonces, Jesús obró el milagro[1]. Muchas veces nosotros somos como ese padre que conoce al Señor, lo busca, sabe que
puede bendecirnos, pero nos falta fe. ¿Cuánta Palabra sabemos y de verdad creemos? Si realmente estamos convencidos de
que las promesas de Dios son ciertas, ¡no hay nada imposible para nosotros! [2] Por lo tanto, comienza a vivir por fe, ya que
la Palabra que de verdad creemos es la que funcionará para bendecir nuestra vida.
 
Pareciera que sabemos más de lo que creemos, porque siendo cristianos, escuchamos, leemos y aprendemos la Palabra de
Dios, pero si no hacemos algo para que se cumpla, no demostramos que la creemos de verdad. El reino de Dios no funciona
por lo que sabemos sino por lo que sabemos, creemos y ponemos en práctica. Al Señor le gusta nuestra sinceridad; si
nuestra fe necesita ser fortalecida, pidamos que nos ayude a creer, y Él lo hará, porque insistentemente nos pide que le
creamos, que no caminemos por vista sino por fe.
 
Cierta vez venía de vuelta de un viaje, y en el avión, a lo lejos, vi un hermoso espectáculo; era una tormenta eléctrica que se
veía impresionante en medio de las nubes, pero a medida que el avión se aproximaba y entramos en ella, las cosas ya no
eran tan bonitas. Al contrario, todos se asustaron porque la turbulencia nos zarandeaba como si la nave fuera de papel. En
medio del caos, saqué valor para tranquilizar a los que me escucharan, pero la verdad, yo también estaba muy asustado. Con
esa experiencia aprendí que incluso en medio de la peor angustia, nuestra fe nos sostiene. Además, reflexioné sobre el hecho
de que los pilotos del avión realmente no avanzan por vista, sino que se dejan guiar por la ruta que les han trazado en tierra,
porque ellos no pueden ver todo el panorama y el tráfico aéreo. Si al ver la tormenta, deciden desviarse sin permiso, la
catástrofe está más cerca porque el riesgo de un choque es muy alto. Así que deben confiar en las instrucciones que reciben.
¡Eso es avanzar por fe! No debemos tomar decisiones fundamentados en la información que recibimos con nuestros
sentidos, sino que debemos avanzar confiando en las promesas que el Señor nos ofrece en las Escrituras. Tus sentidos
pueden decirte que la enfermedad es mortal, pero Jesús te dice que por Su llaga fuiste sanado. La fe es vital para nosotros
porque incluso por fe recibimos la salvación, no por obras[3]. Es imposible auto salvarnos, porque solo Dios, por gracia,
puede darnos ese regalo que no tiene precioso. Así que la fe es todo: activa la gracia redentora en nuestra vida y también
activa el favor de Dios que abre puertas para que crezcamos, avancemos y recibamos bendición.
 
El capítulo de Hebreos 11 nos habla de lo importante es que activar la fe, ya que al leer todos los ejemplos que ofrece,
vemos que el verbo creer siempre se acompaña de otro verbo de acción. En este capítulo vemos que Dios ha buscado gente
que le crea y todo lo demás, lo hace Él. Por fe, Abel alcanzó buen testimonio, Abraham fue padre de una nación, Sara
concibió[4], Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, por fe Noé preparó un arca y Moisés liberó a los israelitas [5], ¡la fe es acción!
Se nace por fe, se vive, se camina, se pelea, se muere y se resucita por fe. Si de verdad crees en Dios y en Su Palabra, debes
demostrarlo con obras. Recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios, por lo tanto, todo lo que hacemos por fe agrada al
Señor. Usa tu fe para aguantar una crisis y también para salir de ella. Crece en fe, no te quedes con una que solo aguanta,
sino que madura para obtener una medida de fe que te mueva a superar las dificultades y a lograr tus sueños. La Palabra de
Dios es viva y eficaz[6] para realizar grandes proezas, no es una Palabra que te pide ser conformista, sino que te motiva a
conquistar y vencer.
 
Fortalece tu fe para ser esa tierra fértil donde la Palabra de Dios produce abundante fruto porque no se deja abatir por los
afanes de la vida que siempre ofrecerán mensajes negativos que podrían ahogar el mensaje del Señor [7]. Cuando te
angustias por lo que comerás, vestirás y proveerás a tu familia, no tienes paz para enfocarte en aprender de la Palabra de
Dios y crecer espiritualmente, así que lo primero es tener fe para convencernos de que nuestro Padre nos proveerá y
bendecirá nuestro esfuerzo. No confíes en el dinero, en ese bien de intercambio del mundo, porque tus recursos provienen
del dueño de todo cuanto existe.
 
La fe es la sustancia, la esencia de tu gozo y plenitud, es lo que extrae de la Palabra el contenido de tu bendición, sanidad,
salvación y restauración. Cuando sabemos de la Palabra de Dios, tenemos la materia prima, el conocimiento, pero
necesitamos activarla con la fe. Conéctate con las Escrituras al aprenderlas y activarlas a través de la fe que Dios te ha dado.
Dile: “Padre, ayúdame a combinar la Palabra y la fe para recibir la bendición que deseas para mí”. Por fe, entrégale tu vida
al Señor para que Su gracia te salve y te guíe durante cada etapa de tu vida.
 
 
 
 

[1] Marcos 9:14-24 dice: Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas
que disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. El les preguntó:
¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo,
el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos
que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: !!Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar
con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con
violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto
tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero
si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la
multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres
más en él.
 
[2] Marcos 9:23 asegura: Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
 
[3] Efesios 2:8-10 enseña: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
 
[4] Hebreos 11:1-11 comparte: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por
ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de
Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que
Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto,
tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios
acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo,
y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que
había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.  Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida
como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la
ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril,
recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había
prometido.
 
[5] Hebreos 11: 17-32 comparte: Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las
promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe
bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de
José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y
dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses,
porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo
de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada
en el galardón. Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe
celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe
pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron
los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los
desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón,
de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas;
 
[6] Hebreos 4:12 enseña: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y
penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón.
 
[7] Mateo 13:22 comparte: El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el
engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
 
EL PODER DE LA FE CORPORATIVA
Dios nos ha dado una medida de fe a cada uno, pero también es posible sumar la fe de todos para alcanzar bendición. El
nuevo templo que construimos en Casa de Dios es consecuencia de una fe corporativa porque todos nos unimos y creímos,
así que podemos dar testimonio de que todo es posible para quienes creen y se esfuerzan.
En la Palabra leemos el milagro del paralítico que se logró gracias a la ayuda de cuatro amigos que abrieron un hoyo en el
techo de la casa donde estaba Jesús y lo bajaron por ahí para que Él pudiera sanarlo[1]. Hay personas que no llegarán a
Jesús por sí mismas, sino a través de amigos que estén dispuestos a cargarlos. Tu familia llegará a Jesús si haces algo para
llevarlos y mejor si te pones de acuerdo con otros amigos y familiares para que te ayuden. Talvez para el paralítico no fue
fácil permitir que lo llevaran en la camilla, talvez tuvieron que convencerlo porque los argumentos siempre se presentan:
“¿Qué pasa si me botan? ¡Vieron, ni siquiera se puede entrar!…” Pero si de verdad eres amigo, dirás: “¿Qué más te puede
pasar?, peor no puedes estar”. ¡Tú puedes ser el instrumento para que alguien más reciba su milagro!
Jesús vio la fe de los amigos del paralítico y lo sanó, es decir que podemos bendecir a alguien más. Unámonos para pedir
por la necesidad de otros. Ora a solas, pero también en unidad con otros para lograr más en la empresa, en la familia, en la
iglesia. Activemos nuestra fe corporativa. Los cuatro amigos del paralítico no eran sacerdotes, profetas o personas
eminentes, eran personas sencillas, seguramente trabajadores como muchos otros, pero tenían una fe poderosa y eran
jóvenes porque se animaron a hacer algo fuera de lo común. Ellos nos muestran un Evangelio urbano, que se manifiesta en
la calle, en las casas, en la comunidad, un Evangelio que no necesita hablarse de forma extraña, con traje o corbata, para que
Jesús se manifieste con poder, es el Evangelio que se comparte con naturalidad para obrar lo sobrenatural a través de
milagros, señales y prodigios en todo lugar, por medio de cada uno de nosotros. Estamos a punto de ver cosas que no hemos
visto porque el Evangelio del Señor será escuchado y visto en cada rincón, en cada casa y familia.
Este Evangelio nos revela que tierra y cielo están vinculados. Lo que hacemos en la tierra provoca que suceda algo en el
cielo. El libro de Apocalipsis dice que la oración de los justos, acá en la tierra, es el incienso en el cielo, así que podemos
enviar cosas al cielo, ¡nuestras oraciones y acciones son poderosas! Por cada pecador que se arrepiente en la tierra, hay una
fiesta en el cielo. Arcángeles y querubines cantan cuando alguien invita a un amigo que recibe a Jesús en su corazón. Lo que
hacemos en la tierra provoca la reacción de Dios, por eso debemos amar, favorecer y perdonar, porque los principios
bíblicos aseguran que es el Señor quien toma acción en los asuntos que ponemos en Sus manos. Así que debemos atar y
desatar en la tierra con amor para que el cielo responda con bendición.
Perdonemos y mantengamos la unidad entre nosotros porque es determinante vivir en armonía, sin contiendas y con
humildad, de lo contrario, será imposible fortalecer nuestra fe y pedir con autoridad lo que deseamos que sea realidad en
nuestra vida[2]. Jesús aseguró que estaría donde dos o más se congregaran en Su nombre, así que el problema no es que
Dios esté donde nos reunamos, sino que lo hagamos con el corazón correcto, sin rencores, con perdón y buena disposición.
Pongámonos de acuerdo para pedir al Señor, porque la promesa es que veremos Su poder y misericordia si nos unimos, eso
es fe corporativa, creer juntos por el milagro de alguien más y por la bendición de todos. Oremos: “Gracias, Padre, por esta
fe corporativa, porque juntos podemos lograr proezas en Tu nombre. Escúchanos, estamos unidos, cumplimos Tu Escritura,
nos ponemos de acuerdo para que Tú hagas la obra. Oramos por la sanidad, por la unidad familiar, reprendemos al espíritu
de división y de muerte, declaramos que no hay más pobreza y necesidad en nuestra casa porque viene Tu bendición y
bienestar total. En el nombre poderoso de Jesús, damos gracias porque proveerás en todas las áreas y darás paz.”
Seamos constantes en nuestra fidelidad al Señor y a Sus enseñanzas. La inconstancia, la fluctuación o variación reflejan
falta de fe, provocan inseguridad y duda. Debemos estar firmes, especialmente en nuestras buenas obras. Jesús dice que
congregarnos es poderoso, y nos aconseja que no dejemos de hacerlo, ya que unirnos nos ayuda a mantenernos firmes en la
fe[3]. Ninguna circunstancia debe obstaculizar que nos congreguemos para alabar a Dios y aprender de Sus enseñanzas.
Demos gracias a Jesús porque a pesar de nuestras debilidades, no se avergüenza de llamarnos hermanos[4]. Nos
equivocamos constantemente, pero Jesús declara que somos parte de Su familia, nos ama tal como somos, y se congrega
con nosotros para unirse a la alabanza, la adoración y las peticiones al Padre. ¿Por qué no alabarás y adorarás tú, si Jesús lo
hace? Congregarnos es importantísimo, no descuides esa buena costumbre que debe convertirse en buen hábito.
Congrégate todos los domingos sin importar las circunstancias, porque de ello depende tu vida de fe y los resultados que
alcances en todo sentido. Ponte a cuentas con quienes has ofendido, perdona las ofensas, fortalece tu fe para acercarte a
adorar al Señor y hacer obra poderosa en Su nombre. ¡Necesitamos una fe urbana, corporativa y de limpio corazón que
agrade a Dios y lo mueva a bendecirnos!
[1] Marcos 2:3-12: Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían
acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en
que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí
sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién
puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí
mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son
perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la
tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se
levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios,
diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
[2] Mateo 18:18-22 asegura: De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis
en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi
hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
[3] Hebreos 10:23-25 enseña: Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos,
como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
[4] Hebreos 2:11-12 asegura: Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se
avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré.

DATE POR VENCEDOR


2da Corintios 2:14. ¿Como puedo diferenciar yo entre dar fruto de la fe y tener el don de fe del Espíritu Santo?
Son dos cosas diferentes, uno es un fruto y otro es un don dado por el Espíritu Santo: El fruto lo tenemos que dar
todos, todos tenemos que dar fruto de amor, de paz, de benignidad, de bondad, de mansedumbre, de fe; y ese
fruto de fe va desarrollándose conforme enfrentas los problemas de esta vida.
Ahora bien ¿Cual es el don de la fe?, es algo que se te fue dado en algún momento de manera sobrenatural, así
como a algunos se le fue dado el don de hablar en lenguas o interpretación de lenguas. Es igual que recibir el
donde sanidad o el de profecía, es un don del Espíritu Santo; ahora bien, ¿En que momento se diferencia uno del
otro?.
El don, Dios te lo da si quieres cumplir un propósito ministerial, si quieres cumplir algo que engrandezca Su
reino, pues Dios no me va a dar el don de sanidad para no orar por los enfermos y Dios no te va a dar el don de
fe, sino para producir en Su reino. De lo contrario mantente con el fruto de la fe, pero si quieres el don de la fe
tienes que tener propósito en Su reino.
Ese don de fe fue el que tuvo Josué para tomar la tierra prometida, para darle vueltas a Jericó y que los muros
cayeran. Esa fe fue la que tuvo Moisés frente al mar cuando escuchó la voz de Dios diciendo, no es tiempo de
orar ” extiende tu vara” y se abrió el mar. Esta fe está disponible para todos solo si deseamos funcionar en Su
reino.
Cuando tienes el regalo de la fe departe de Dios, tienes una sensación de que nada es imposible, cuando tienes
ese don los desafíos están en frente.
En síntesis, el fruto de la fe se desarrolla conforme enfrenamos adversidades cotidianas, pero el donde la fe es
para quienes asumen desafíos que otros no aceptan. De lo contrario sería como darle piernas a quien no quiere
caminar.
El don de la fe es para quienes quieren desarrollar esta valiosa virtud en vez de quejarse de todo lo que le pasa. Si
te quejas de todo estás matando el poco fruto de fe que tienes.
2da Corintios 2:14 “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de
nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.

¿Qué autoridad tengo yo en mi boca?


Hoy día existe una gran aceptación a las enseñanzas equivocadas porque prometen cosas
que satisfacen las necesidades materiales y humanas garantizándoles soluciones para el hoy
y el ahora. Los falsos maestros tienen la habilidad de introducir herejías destructoras y dar la
impresión de que son bíblicas y aplicarlas a la vida cotidiana a base de la fe.
Los falsos maestros son hábiles para captar atención con palabras que nos parecen lógicas y
con aparente sentido escritural pero luego introducen sus pensamientos humanistas y anti-
bíblicos que le ofrecen a la audiencia un supuesto poder “divino” y una supuesta autoridad
en sus palabras restándole la gloria a Dios y poniéndola en el hombre. El conocido
pastor Cash Luna usa este tipo de estrategia de hombre para llevar a su audiencia al error.
“…por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error…” (Efesios 4:14)
Recuerdo lo enseñado por Cash en la conferencia “Ensancha”  y que todavía postula. El tema
del Sr. Cash Luna, fue “cuida cómo oyes y cómo hablas” y su entrada al tema fue muy jocosa y
llena de anécdotas personales. Al entrar en “materia” de su enseñanza habla acerca de la
higuera que no tenía frutos (Marcos 11:13-14) como punto de partida. Y como es de
esperarse hace una buena ilustración con relación a las personas y aún de las iglesias que
tienen apariencias de que están bien pero no tienen frutos. El Sr. Cash Luna dice “muchas
hojas pero pocos frutos”.  Esto podría ser una pequeña aplicación e ilustración, pues la
higuera en efecto no tenía frutos y unas de las señales de que debía tener fruto era tener
muchas hojas.
Pero al adelantarnos a las enseñanzas del Sr. Cash Luna en esta conferencia, vemos cómo
luego tuerce el texto para introducir un pensamiento humanista, anti-bíblico, algo que el
texto no dice. La tergiversación del texto lo comienza con su opinión diciendo:
“Jesucristo uso un mal ejemplo, que yo considero, que es un mal ejemplo para enseñar algo
bueno, porque Jesús para enseñar que todo lo que digamos puede ser hecho, el ejemplo que
usó fue una maldición”.
Aunque no lo dice directamente, indirectamente está diciendo que él tiene mejor forma de
explicar las enseñanzas que Dios mismo (minuto 16 de la conferencia). Ya desde este punto
en adelante comenzó a enseñar la falsa doctrina de la “confesión positiva” en la cual expone
que todo lo que digas con tu boca será hecho si lo haces con fe. Incluso el Sr. Cash Luna dice
que esa herejía es la interpretación correcta del texto cuando expresa “tienen tanto poder en
su boca los que creen, que cuídense de lo que dicen”.
Esta forma de introducir falsas enseñanzas no es nueva y no debería sorprendernos. La
Palabra de Dios dice que: “introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al
Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina” (2 Pedro 2:2). El texto
de Marcos 11:23 lejos de ser interpretado para darnos poder en nuestra boca, es más bien el
poder de Dios por nuestra fe en Él. Este poder de Dios no es para hacer mover montañas
puesto que Jesús usó una metáfora para enseñar acerca de la fe.
Jesús es el mejor maestro de la historia y ese fue un ejemplo perfecto para enseñar. Decir
que no es un buen ejemplo es lo mismo que decir que Dios se equivocó. Y esto es una
característica de un falso maestro. Satanás usó la misma tergiversación al tentar a Eva, él dijo
“¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”   Y la realidad es que Dios dijo:
“De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás;”  Satanás dijo algo parecido pero no fue lo que dijo Dios. Por eso aunque la
interpretación correcta se parece a lo que dice el Sr. Cash Luna, no es lo mismo pues el poder
no está en nuestra boca, ni en nosotros, pues el poder está en Dios.
El pastor John MacArthur lo explica en su contexto histórico de la siguiente manera:
Esta expresión se refería a una metáfora comúnmente usada en la literatura judía sobre
grandes rabinos y líderes espirituales de aquella época, “el quita montañas”, que expresaba
la gran habilidad de estos personajes para resolver problemas difíciles, pareciendo lograr lo
imposible. Obviamente, Jesús no desarraigó montañas literalmente; de hecho, se negó a
hacer ese tipo de milagros espectaculares para los incrédulos líderes judíos. Lo que Jesús
estaba diciendo era que si los creyentes creen sinceramente en Dios y se dan cuenta del
ilimitado poder del que pueden disponer los que creen en Él, entonces podrían ver el poder
maravilloso de Dios en acción (cp. Jn. 14:13, 14; vea la nota sobre Mt. 21:21).
Debe quedar claro que el pasaje no enseña que Jesús nos dio algún poder en nuestras
palabras. El único en la Escritura quien tiene poder en sus palabras es nuestro gran y
poderoso Dios.
Es preciso hacer notar la manipulación que logra el Sr. Cash Luna con la audiencia, cada vez
que introduce errores. Él manda a decir a la congregación que repita las palabras o textos
donde enfatiza su mala interpretación o su intención de hacerles creer en el poder de sus
palabras. Por supuesto ellos están creyendo que sus palabras tienen poder de hacer bien o
mal.
Entre muchas bromas y declaraciones de fe además de críticas a los pastores que no piensan
igual, el Sr. Cash Luna pasa a otro pasaje donde quiere reafirmar su falsa interpretación: La
historia de los diez leprosos que son limpiados en Lucas 17:12. El Sr. Cash Luna usa este
evento y es capaz de compararlo con la historia de la higuera y además de tratar de  justificar
el poder de la boca o el poder de las palabras. Según él, este pasaje quiere decir lo siguiente:
o Jesús demostró el poder de nuestra boca. (Y les dijo…)
o Que debemos andar por el camino de fe. (Los leprosos se fueron a presentarse
al sacerdote).
o Que cuando obedecieron fueron sanados, (Mientras iban fueron sanados)
o Que cuando oramos a Dios por algo específico y solo alcanzamos una parte
tenemos que exigir por la cantidad por la cual oramos. (¿No son diez los que
fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?)
 
Entonces luego Cash Luna dice:
“Si tienes tres hijos en drogas y has orado por ellos y uno regresa sano y arrepentido alégrate
pero pregunta ¿dónde están los otros dos?” “Si oraste por $100,000 y te dan $20,000 tienes
que exigir los otros $80,000 porque oraste por $100 no por $20,000”
Como he explicado el Sr. Cash Luna sigue con la misma estrategia de decir algo con cierta
verdad y luego introducir el error. Si nos preguntamos donde está la verdad, es en la parte
donde dice que ellos fueron sanados cuando obedecieron.
Según el texto de Lucas 17:12-19 y no según Cash Luna, la correcta interpretación de ese
pasaje es la siguiente:
 “Les dijo”
El evangelista Lucas está narrando lo que Jesús dijo y esto fue una instrucción a los leprosos.
(Id, mostraos a los sacerdotes).  La frase “les dijo” aparece 259 veces en los evangelios y con
esto en ningún caso podemos interpretar que Jesús nos dio poder en nuestra boca, más bien
el poder está en la boca de Jesús.
 “Mostraos a los sacerdotes”
Esta fue la instrucción de Jesús a ellos porque los sacerdotes eran quienes podrían
declararlos sanos.
Fijémonos que no se trata del camino de la fe, aunque puede ser una buena ilustración para
andar por fe.
 “Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados”
Muestra el milagro de la sanación después de la obediencia al mandato de Jesús.
 “¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están  ”
Jesús no preguntó por los otros nueve porque quisiera enseñar que se tenía que exigir el
restante por el cual oraste. Más bien quiere resaltar la actitud de agradecimiento de un
extranjero en comparación con los otros nueve que siendo judíos no regresaron a dar
gracias. Este samaritano se postro frente a los pies de Jesús reconociendo al que hizo el
milagro, a Jesús. Jesús le dijo al samaritano “Tu fe te ha salvado” (versículo 19).
Habiendo aclarado el texto de Lucas no puedo dejar pasar otros puntos que el Sr. Cash Luna
trae de forma errónea.
El Sr. Cash Luna critica continuamente a pastores que no piensan como él diciendo: “Hay
predicadores que hablan mal de Sansón y cuando vi que estaba en los héroes de la fe dejé de
hablar mal de Sansón”. Aunque la Biblia no narra nada bueno de Sansón, Cash Luna tendría
que obviar la historia de Sansón porque él (Cash Luna) no hablaría mal de Sansón. Es como si
dijera “como Sansón está en el cielo, Dios no debió narrar nada malo de Sansón”.
Aunque critica a los pastores es capaz de citar de forma positiva a Kenneth Copeland (otro
falso profeta que una vez dijo que Satanás conquistó a Jesús en la Cruz) y afirma que tiene
razón al decir que el poder de nuestra boca en tan poderoso que si decimos “me muero de la
risa” podrías morir en ese momento.
Otra asunto es el cómo interpreta 1 Reyes 17, el Sr. Cash Luna antes de interpretar este
pasaje se burla de las figuras bíblicas y los métodos de Dios para hacer Sus milagros.
Comienza a cuestionar a Dios por usar cuervos para alimentar a Elías y luego dice la famosa
frase de los falsos profetas “Dios me dijo”y lo que Dios le dijo fue “que bendiga a los cuervos
porque algún día te traerán comida”.
También continúa burlándose de los pastores y sus interpretaciones y aplicaciones de los
textos, que en lugar de aplicar lo que dice el texto lo que tenemos que hacer es obrar para
hacer milagros. Y me uno a las palabras del Pastor Scott cuando desenmascaró a una falsa
profeta en público cuando dijo:
“Cuando los milagros son enfatizados Jesús es negado”
La Biblia dice: “Y, si nuestra esperanza en Cristo es sólo para esta vida, somos los más dignos de
lástima de todo el mundo”.  (1 Corintios 15:19, NTV).
Aún queda varias cosas que explicar y refutar de este mensaje del Sr. Cash. Pero he tratado
de hacerlo lo más sencillo posible para no extenderme mucho. Mi intensión al responderle al
Sr. Cash Luna no es atacar su persona como individuo sino atacar su enseñanza. Debo
aclarar que lo considero y he demostrado por la Palabra de Dios que es un falso maestro y
que con su sutileza al hablar y su personalidad jocosa puede llegar a confundir a la iglesia de
Dios.
En adición, para probar las falsas enseñanzas hay que señalar a quienes las enseñan para
exponerlos ante la Palabra y al pueblo de Dios.
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos
falsos profetas han salido por el mundo. (1 Juan 4:1)
Y concluyo con este texto:
Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos
en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo
cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas.
“La obra de Jesucristo en la cruz no fue para darnos una mejor vida ahora sino para
darnos salvación eterna que está guardada en los cielos por el poder Dios”.

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