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22 septiembre 2021
Cuídala bien:
13. Intenta no lavar las prendas más de lo necesario y, cuando lo hagas, mejor
que sea con agua fría o templada. De esta forma, no solo estarás ahorrando
energía y agua, sino que, además, reducirás el impacto medioambiental
derivado del uso de detergentes.
14. Para minimizar la liberación de microplásticos durante los lavados, llena la
lavadora con carga completa y evita los lavados intensos y prolongados
porque provocan más fricción en las prendas.
15. Sécala al aire, mejor sin secadora.
16. Usa detergentes con bajo impacto en el medioambiente.
Sin embargo, señala que “el comercio internacional, las nuevas tecnologías
y la comunicación global provocaron que las modas tengan mayor
libertad de movimiento y se hayan dispersado por el mundo con mucha
rapidez”.
Hasta mediados de la década de 1980, cuenta la especialista, el prêt-à-
porter (expresión francesa que corresponde a “listo para ponerse”) representaba el
modelo imperante del sistema de la moda.
Sin embargo, en apenas dos décadas este modelo ha sido sustituido por un sistema
mucho más polarizado: “Por un lado, el lujo con su oferta exclusiva y, por otro
lado, la moda rápida que oferta tendencia con inmediatez”, dice el segundo
capítulo de Armario Sostenible, titulado El mundo nos rodea: el ecosistema
tóxico.
Opazo afirma que las tendencias son un invento de la industria de la
moda para incentivar el consumo. Para ella, siempre ha habido cambios. Por
ejemplo, la incorporación de la mujer al mundo laboral coincide con el uso
femenino del pantalón, o bien la adopción del pantalón vaquero representa un salto
del uniforme de los mineros a la calle. “Es normal que haya cambios y tendencias,
pero lo que no es normal es que sea cada dos semanas”, alerta la investigadora.
Una modelo luce un diseño de Flávia Aranha en la pasarela de la São Paulo
Fashion Week 2019.
FOTOGRAFÍA DE ZÉ TAKAHASHI
¿Cuántas emisiones de CO2 genera la industria de la moda?
Según un estudio presentado por la Conferencia de la ONU sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) y compartido en su página web
durante el 2021, la industria de la moda es la segunda más contaminante
del mundo.
En una conversación a través de correo electrónico con National Geographic,
Brenda Chávez, periodista, investigadora especializada en consumo, sostenibilidad
y cultura y autora de Tu consumo puede cambiar el mundo: El poder de tus
elecciones responsables, conscientes y críticas (Planeta, 2015), detalló: “Más del
8% de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero son
producidas por la industria de la indumentaria y el calzado”.
No parece un porcentaje significativo, en principio. No obstante, y de acuerdo a las
estadísticas brindadas por la comunicadora, las emisiones de CO2 seguirán
creciendo a un ritmo acelerado, previendo un incremento de más del 60%
para 2030.
Si la industria continúa en su camino actual, para 2050 podría usar más del 26%
del presupuesto global total de carbono, según estimó el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en sus comunicados de prensa
publicados en su página web.
Chávez agregó que hasta que las fábricas comenzaron a sentir los efectos de la
COVID-19, el negocio mundial de la moda producía 150.000 millones de
prendas cada año, muy por encima de las necesidades de una población
mundial de 7.900 millones.
(Te puede interesar: ¿Por qué el cambio climático sigue siendo la mayor amenaza
para la salud?)
El consumo de agua en la industria de la moda
Además del incremento de los gases de efecto invernadero, el sector de la moda
impacta gravemente en el recurso hídrico. Para graficarlo de la manera más directa,
UNCTAD señala en su informe: “Confeccionar unos jeans requiere unos 7.500
litros de agua, el equivalente a la cantidad de ese líquido vital que bebe una persona
promedio en siete años”.
En este sentido, en Armario Sostenible se detalla cómo las grandes empresas del
sector trabajan con compañías intermediarias que, a su vez, subcontratan sus
servicios a otras más pequeñas, lo que propicia una red difícil de controlar.
Para la especialista, el eslabón más perjudicado es el más débil de la
cadena, es decir, los empleados. Sostiene que la exigencia de responder a los
ritmos cada vez más acelerados de entrega para la satisfacción de la demanda,
deriva en horarios extensos y salarios devaluados.
Izquierda:
La utilización de productos y técnicas naturales para producir y reconvertir
prendas es uno de los pilares de la moda sustentable.
Derecha:
La innovación y la creatividad son indispensables para emprender el camino de
la moda sustentable. En la foto, el atelier de Flávia Aranha.
FOTOGRAFÍAS DE DANI MALVA
¿Qué es la moda sostenible?
En detrimento de este modelo con saldo negativo, emerge con fuerza la
llamada moda sostenible. Tal es así que la ONU conformó la Alianza para la
Moda Sostenible, en el marco de la Asamblea 2019 de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente, que tuvo lugar en Nairobi, Kenia, en marzo del 2019.
En su página web, la Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible se
presenta como una iniciativa en conjunto con organizaciones aliadas que tiene por
objetivo contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) “a través de
una acción coordinada en el sector de la moda”.
Para Chávez, la moda sostenible hace referencia al surgimiento de un tipo de oferta
donde conviven diversas realidades.
Una modelo luce una prenda de la diseñadora brasileña Flávia Aranha. La moda
sustentable está ganando cada vez más visibilidad en América Latina y el
Caribe.
FOTOGRAFÍA DE MARIANA CALDAS
De acuerdo con Gougy, en la lógica de la organización lo más importante es no
hacerse el distraído. Es decir: el cambio climático es una realidad y no tiene
discusión.
Para Aranha, de nada sirve que el producto final esté hecho de forma
limpia si las materias primas se originan con procesos que causan
vulnerabilidad social y fomentan el consumo desenfrenado.
“Trabajaba para una marca de ropa tradicional en Brasil que iba a empezar a
importar ropa de China e India. Pasé 40 días en esos países haciendo un
seguimiento de los proveedores y visité muchas fábricas con condiciones de trabajo
inhumanas. Vi a ancianos y niños con la cara cubierta del azul de los jeans y los ríos
coloreados con pigmentos químicos”, cuenta a través de una llamada telefónica
con National Geographic. Fue precisamente la angustia de ver toda esta situación
lo que la llevó a crear su propia marca en 2009.
Por ello, las prendas que llevan su nombre utilizan tejidos procedentes de una gran
variedad de fibras ecológicas (como fibras de tallos de plátano), además de
algodón orgánico, producido por agricultores familiares y cooperativas.
Una modelo brasileña luce una pieza de la colección "Sopro", de Flávia Aranha.
FOTOGRAFÍA DE MARIANA CALDAS
Los tintes son totalmente naturales y los procesos de teñido se realizan a partir de
plantas autóctonas de Brasil. El taller de tintorería también funciona
como laboratorio de investigación, con el objetivo de realizar acciones de
impacto positivo y nuevas tecnologías.
“Es posible transformar la industria textil innovando en los procesos de producción
y cuidando el ciclo de vida de los productos. Por eso no veo que el teñido natural o
el uso de algodón orgánico sea la única solución. La sostenibilidad reside
precisamente en la pluralidad del uso de técnicas y materias primas”,
afirma la empresaria, que llama la atención sobre la necesidad de un cambio en la
escala de consumo actual.
La moda sostenible y el cambio necesario
Todos los especialistas consultados concuerdan que el nivel de consumo actual es
insostenible. Según Aranha, el modelo imperante “no es compatible con la
sostenibilidad. Para que la industria textil en su conjunto sea sostenible, se necesita
un cambio político y estructural”.
La confección sostenible de los tejidos y de las piezas finales que producen marcas
comprometidas con el medioambiente, como la de Flávia Aranha, contempla
indefectiblemente la contratación de mano de obra en condiciones dignas. Esa
mano de obra suele estar compuesta, en muchos casos, por mujeres e inmigrantes,
tal como comenta la diseñadora brasileña.
Las experiencias aquí expuestas son solo una pequeña muestra de la enorme red de
emprendedores comprometidos con la sostenibilidad de la producción textil en
América Latina.
El desafío es grande y debe ser abordado desde varios ángulos. Tal como comenta
Aranha: “No se puede separar lo social de lo medioambiental cuando
hablamos de ser una empresa sostenible”.
Además, de recurrir a procesos que garanticen la renovación de los recursos
naturales, añade, “es necesario crear redes de suministro donde haya cooperación y
trabajo digno, así como un compromiso por asumir un modelo circular de
producción”.
Foto: AhmadArdity/Pixabay
La fast fashion, así como el alto consumo de agua ha provocado que el sector
textil esté catalogado como el segundo más contaminante del planeta. Además,
emplea a persona, sobre todo mujeres, quienes no siempre trabajan en las mejores
condiciones. Por esta razón en México se llevan a cabo diversos esfuerzos
para impulsar iniciativas que conduzcan a la industria de la moda hacia un
camino de sostenibilidad.
Novedades BLM
Esto llevó a realizar una colaboración entre la firma alemana y Fashion Green
Mx, una plataforma que nació hace varios años con el propósito de impulsar estos
temas y promover una industria de la moda más responsable, que al
mismo tiempo sea sostenible económica, social y ambientalmente.
Descubre:
Moda en México: Resistencia creativa
Foto: sarangib/Pixabay.
Para ello iniciativas como Fashion Green permitirán que lejos de ser sólo una
imagen utilizada con fines publicitarios y comerciales, haya un verdadero
compromiso de consumidores, compañías y diseñadores con dicho esfuerzo.
Foto: Flaunter/Unsplash.
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Portada / Forbes Life /
Ángel García
noviembre 29, 2021 @ 10:51 am
Recientes aperturas gastronómicas imperdibles en la Ciudad
de México
La excelencia de la gastronomía se representa en estos nuevos restaurantes que se suman
a la gran oferta de la ciudad ¡Conócelos!
Después de meses de luchar por mantenerse, la industria restaurantera
toma un respiro. La resiliencia de gran parte del gremio, ha inspirado a otros a
aventurarse con estas aperturas gastronómicas.
En los últimos meses, varios chefs han asumido este reto y han emprendido
la responsabilidad de estar frente a jóvenes proyectos en la Ciudad de México. Y
aunque pareciera un reto mayor aún estando en pandemia, las aperturas
gastronómicas, no paran.
Cada vez es más común enterarse de nuevas aperturas cada semana, lo que
agranda el abanico de posibilidades gastronómicas desde la capital del
país. Ante este fenómeno de recuperación, hemos reunido algunas de estas
aperturas que consideramos son lugares imperdibles para aquellos con
paladar sibarita.
Casa Olympia
Foto: Casa Olympia.
Esquina Común
Foto: Ángel García/ Forbes.
La chef Ana Dolores, quien puso en alto la cocina del restaurante Expendio de
Maíz, ahora abre su propio lugar con un concepto que sorprenderá a los
comensales. Con platillos alejados a lo que hacía en el anterior restaurante, la
chef explora su creatividad para presentar su pasión en la cocina con otros
sabores e ingredientes.
SOD
Foto: SOD.
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Lorenza, el lugar ideal para degustar la alta cocina mexicana en Baja California
Costela
Foto: Ángel García / Forbes.
La vibras del mar han llegado a la colonia Cuauhtémoc. De la mano de
la chef Alexander Suastegui. Costela abrió sus puertas recientemente para
mostrar la excelencia de los productos del mar en platillos inspirados en las
regiones nortes del país como Baja California. El festín de sabores está presente
en el sólido menú donde los cocteles serán los compañeros perfectos de
estos manjares.
Ometusco
Foto: Ometusco.
Pop up Fishers
Foto: Fishers.