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La industria textil ha cogido tal velocidad que nos enfrentamos a una situación insostenible

para el planeta. Afortunadamente, ya ha empezado el cambio cultural hacia un consumo


más sostenible de moda y con las 20 acciones que te proponemos, tú también podrás
vestirte de forma más ética y ecológica.

22 septiembre 2021

Ya se empieza a notar que está cambiando nuestra percepción de la moda, dejando


atrás el consumo excesivo e inconsciente que ha marcado los últimos veinte
años. En las galas triunfan las actrices con ropa de segunda mano,
las celebrities exigen a las marcas que dejen de usar pieles de animales si quieren
que vistan su ropa. Y entre muchos consumidores empieza a estar mal visto
comprar ropa barata innecesaria, sus impactos son demasiado serios como para
disfrutar comprando compulsivamente camisetas de mala calidad que se van a
estropear enseguida.

Un sector que así no es sostenible


El sector textil emplea a 300 millones de personas en el mundo, la mayoría
mujeres que no siempre tienen condiciones de trabajo dignas. Pero además tiene
un gran impacto ambienal:

 Emite el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales, en


un escenario amenazado por el cambio climático.
 Consume 215 trillones de litros de agua al año, cuando la conservación del
agua potable va a ser crucial, especialmente en países como España
amenazados por la sequía.
 Libera el 9% de los microplásticos que llegan al océano.
 Y además es responsable del uso del 10% de los plaguicidas. Debido a su
tamaño, las prácticas insostenibles de este sector tienen un impacto
gigantesco.

Los consumidores no podemos ser ajenos a esta situación, y, a diferencia de lo que


sucede en otros sectores, en la moda, nuestros cambios de hábitos son la clave
para un cambio a mejor.

Consumidor comprometido versus fast fashion


En OCU tuvimos la oportunidad de preguntar a más de 300 consumidores
comprometidos con temas éticos y ecológicos sobre su consumo de moda,
queríamos saber cuáles son sus principales preocupaciones y qué es lo que hacen
para dejar a un lado la fast fashion. Estas fueron algunas de sus respuestas:

20 acciones para una moda más sostenible


Si quieres contribuir al cambio de un mundo más justo y sostenible con tu ropa y
calzado, apunta bien estos consejos:

Deja de comprar ropa si no es estrictamente necesario:


1. El primer paso es preguntarte si ese pantalón o ese par de zapatillas que
tienes entre manos realmente te hace falta.
2. Revisa tu armario, la mayoría de la ropa que tenemos está infrautilizada y en
perfecto estado. Los datos dicen que compramos el doble de ropa que hace
15 años y la usamos un 36% menos de tiempo.
3. Evita las compras compulsivas. No te dejes llevar por la presión social y de la
publicidad y sé consciente de las consecuencias de comprar ropa nueva en
términos de consumo de recursos naturales, generación de residuos y
contribución al cambio climático.
4. Si buscas una prenda para un uso esporádico (fiesta, deporte, embarazo...),
puedes alquilar la ropa o pedírsela prestada a alguien en vez de comprarla.

Cuando tengas que comprar ropa:

5. Prefiere la calidad frente a la cantidad. Mejor una camiseta de buena calidad


que tres que se van a estropear a los pocos lavados.
6. Elige prendas más sencillas, menos sujetas a las temporadas, te durarán más
tiempo y no pasarán de moda.
7. Rechaza marcas que no traten bien a sus trabajadores o no les paguen un
salario digno. Según un informe publicado por Campaña Ropa Limpia, solo el
0,6 % del beneficio que se obtiene por la venta de una prenda va a parar a
los trabajadores, mientras que el 12 % se lo queda la marca y el 59 % la
tienda. Así que, si no quieres seguir participando en esto, busca marcas
éticas que garanticen unas condiciones laborales adecuadas a sus
trabajadores, un salario digno y que respeten los derechos humanos
8. Huye de la ropa hecha con materiales de alto impacto medioambiental como
el algodón convencional, que consume mucha agua y productos químicos; o
textiles sintéticos que liberan micro plásticos durante el lavado como el
poliéster, nylon, poliamida, acrílico, elastano…. El 35% de los micro
plásticos que se encuentran en el mar proviene del agua de las lavadoras.
9. Prefiere tejidos con bajo impacto medioambiental, como el lyocell (Tencel),
el algodón reciclado, la lana regenerada, el cáñamo o el lino
ecológicos. Como norma general, si los tejidos proceden de fibras recicladas
suelen tener menos impacto en el medioambiente.
10. No contribuyas a la explotación animal para vestirte, no es necesario.
Puedes utilizar tejidos de origen animal como la lana o la seda, siempre que
se hayan producido respetando el bienestar animal.
11. Evita comprar online ropa de diferentes tallas pensando en devolver la que
no te valga, porque multiplica las emisiones de CO 2 durante su transporte y
los embalajes de los envíos. Y si vas a comprar online, mejor que no sea con
envío urgente, para permitir que las empresas de logística puedan planificar
los envíos para minimizar sus emisiones.
12. Plantéate comprar ropa de segunda mano. Conseguirás ahorrar recursos de
la fabricación de una prenda nueva, y evitar un residuo textil más, que son un
problema medioambiental muy grave. 

Cuídala bien:

13. Intenta no lavar las prendas más de lo necesario y, cuando lo hagas, mejor
que sea con agua fría o templada. De esta forma, no solo estarás ahorrando
energía y agua, sino que, además, reducirás el impacto medioambiental
derivado del uso de detergentes.   
14. Para minimizar la liberación de microplásticos durante los lavados, llena la
lavadora con carga completa y evita los lavados intensos y prolongados
porque provocan más fricción en las prendas.
15. Sécala al aire, mejor sin secadora.
16. Usa detergentes con bajo impacto en el medioambiente.

Cuando se estropee o ya no te valga:

17. Prolonga la vida de tu ropa y calzado reparándolos en primer lugar, ya que


muchas prendas pueden pasar por nuevas con un buen arreglo.
18. Dónalo a alguien que lo pueda aprovechar: muy recomndable con con la ropa
de niños, que crecen enseguida dejando la ropa casi nueva.
19. Véndela en plataformas online de segunda mano como Wallapop o Vinted.
20. Si no hay otra posibilidad, tírala a un contenedor de ropa o llévala al punto
limpio, nunca al contenedor de resto. Aunque solo un 1% de la ropa se
recicla para convertirse en nuevas prendas, en muchos casos sí se puede
reciclar para usos industriales. Y si, además, el gestor es una entidad con fin
social como Cáritas o los Traperos de Emaús, dará empleo a personas en
riesgo de exclusión social.
MEDIO AMBIENTE

Moda sostenible: conoce una alternativa al “fast fashion”


Como respuesta a la moda rápida o "fast fashion", la moda sostenible busca
transformar la industria textil, una de las más contaminantes del mundo,
adoptando una perspectiva ecológica que integre tanto a los productores, como a
los consumidores.
Una modelo posa con una de las piezas de la colección "Sopro" (soplo), de la
diseñadora brasileña Flávia Aranha, en el marco de la São Paulo Fashion Week
(semana de la moda) del año 2021. Se trata de un evento de relevancia mundial
que sirvió para que Aranha despliegue sus confecciones hechas de manera
sustentable.
FOTOGRAFÍA DE MARIANA CALDAS
POR REDACCIÓN NATIONAL GEOGRAPHIC
PUBLICADO 19 ABR 2022 14:00 GMT-3
La crisis climática y ambiental requiere que las industrias del mundo asuman el
desafío de transitar hacia un modelo sostenible; y la industria de la moda
no es una excepción. Con ese horizonte emerge la moda sostenible, una alternativa
más amigable con el planeta que la moda rápida o fast fashion. La moda
sostenible hace foco en el concepto de reducir, reutilizar y reciclar,
pilares de la llamada economía circular, que busca transformar la forma en que
pensamos, producimos y consumimos.
En las vísperas del Día de la Tierra, National Geographic propone un recorrido
por los principales argumentos que sostienen que el cambio de paradigma es hoy y
es urgente.
(Más contenido del Día de la Tierra: ¿Cómo estar a la moda y ser un
consumidor responsable?)
El tratamiento, reutilización, reconversión y uso creativo de materiales forma
parte del abordaje circular que implica la moda sostenible.
FOTOGRAFÍA DE DANI MALVA
La industria de la moda en perspectiva
En su libro Armario Sostenible: Aprende a comprar de manera consciente e
inteligente (Zenith Green, 2020), la comunicadora, publicista y experta en moda de
España, Laura Opazo, deja claro desde el comienzo que la ropa transmite un
mensaje que va cambiando, puesto que es el reflejo de una sociedad en
continua evolución.
Asumir esta perspectiva ayudará a entender cómo se gestó el cambio de paradigma
en el consumo de moda desde principios del siglo XX hasta la actualidad. De esta
forma, dice Opazo, “podremos comprender la consecución y la concatenación de
los hechos dentro de un contexto que, como fichas de dominó, se han ido
sucediendo a lo largo del tiempo”.

Hasta la Segunda Guerra Mundial, la indumentaria no era un producto


de consumo diario. Según explica la autora, no existía ese concepto de "estrenar
ropa cada día", sino que las prendas estaban vinculadas a la idea de reposición.
La ropa como producto de consumo
Hacia la década de 1950, el concepto y la práctica en relación a la
indumentaria y la moda cambiaron radicalmente. Los jóvenes ya no tenían
que ir a la guerra, lo que provocó un aumento de la mano de obra disponible.
Además, las mujeres habían ingresado al mercado laboral en Occidente y se vivió
un tiempo de bonanza económica, al menos en el Atlántico Norte, que cimentó la
confianza en la sociedad de consumo, el crecimiento ilimitado y el llamado "sueño
americano".
Opazo sostiene que la conjunción de esos factores, junto con el avance
tecnológico y la noción de crecimiento económico ilimitado (a costa de
los recursos naturales limitados), propició un gran incremento de la
producción industrial.
Hay otro elemento clave: la publicidad fue la herramienta que permitió potenciar
el consumo a una producción cada vez más intensa.
“Entramos en un sistema muy desequilibrado del sector, sobre todo desde los años
80 hacia adelante, pero exageradamente desde el 2000 a la actualidad, donde
ya irrumpe el fast fashion, la moda rápida o low cost”, contó la experta a
través de una videollamada con National Geographic. 
Opazo indica que la forma en que las personas producen, comercializan, consumen
y descartan la ropa parece, a simple vista, barato y práctico. Pero el costo para el
medioambiente y para la sociedad es muy alto.
Modelos lucen prendas elaboradas de manera sustentable en el marco de la
cuarta edición de La Costa Fashion Experience (Argentina, enero de 2022).
FOTOGRAFÍA DE @DCAGLIARDI @ALEXIATOUMIKIAN
@HECTORVIDALRIVAS
¿Qué es el fast fashion o moda rápida?
La moda, según la escritora española, es el reflejo de épocas y comportamientos, de
momentos y movimientos sociales y nada tiene de superficial. 

Sin embargo, señala que “el comercio internacional, las nuevas tecnologías
y la comunicación global provocaron que las modas tengan mayor
libertad de movimiento y se hayan dispersado por el mundo con mucha
rapidez”.
Hasta mediados de la década de 1980, cuenta la especialista, el prêt-à-
porter (expresión francesa que corresponde a “listo para ponerse”) representaba el
modelo imperante del sistema de la moda.
Sin embargo, en apenas dos décadas este modelo ha sido sustituido por un sistema
mucho más polarizado: “Por un lado, el lujo con su oferta exclusiva y, por otro
lado, la moda rápida que oferta tendencia con inmediatez”, dice el segundo
capítulo de Armario Sostenible, titulado El mundo nos rodea: el ecosistema
tóxico. 
Opazo afirma que las tendencias son un invento de la industria de la
moda para incentivar el consumo. Para ella, siempre ha habido cambios. Por
ejemplo, la incorporación de la mujer al mundo laboral coincide con el uso
femenino del pantalón, o bien la adopción del pantalón vaquero representa un salto
del uniforme de los mineros a la calle. “Es normal que haya cambios y tendencias,
pero lo que no es normal es que sea cada dos semanas”, alerta la investigadora.
Una modelo luce un diseño de Flávia Aranha en la pasarela de la São Paulo
Fashion Week 2019.
FOTOGRAFÍA DE ZÉ TAKAHASHI
¿Cuántas emisiones de CO2  genera la industria de la moda?
Según un estudio presentado por la Conferencia de la ONU sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) y compartido en su página web
durante el 2021, la industria de la moda es la segunda más contaminante
del mundo.
En una conversación a través de correo electrónico con National Geographic,
Brenda Chávez, periodista, investigadora especializada en consumo, sostenibilidad
y cultura y autora de Tu consumo puede cambiar el mundo: El poder de tus
elecciones responsables, conscientes y críticas (Planeta, 2015), detalló: “Más del
8% de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero son
producidas por la industria de la indumentaria y el calzado”.
No parece un porcentaje significativo, en principio. No obstante, y de acuerdo a las
estadísticas brindadas por la comunicadora, las emisiones de CO2 seguirán
creciendo a un ritmo acelerado, previendo un incremento de más del 60%
para 2030.
Si la industria continúa en su camino actual, para 2050 podría usar más del 26%
del presupuesto global total de carbono, según estimó el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en sus comunicados de prensa
publicados en su página web.
Chávez agregó que hasta que las fábricas comenzaron a sentir los efectos de la
COVID-19, el negocio mundial de la moda producía 150.000 millones de
prendas cada año, muy por encima de las necesidades de una población
mundial de 7.900 millones.
(Te puede interesar: ¿Por qué el cambio climático sigue siendo la mayor amenaza
para la salud?)
El consumo de agua en la industria de la moda
Además del incremento de los gases de efecto invernadero, el sector de la moda
impacta gravemente en el recurso hídrico. Para graficarlo de la manera más directa,
UNCTAD señala en su informe: “Confeccionar unos jeans requiere unos 7.500
litros de agua, el equivalente a la cantidad de ese líquido vital que bebe una persona
promedio en siete años”.

En tanto, el PNUMA señala en su sitio web que la moda es la segunda


industria más demandante de agua y que genera alrededor del 20% de
las aguas residuales del mundo, liberando anualmente medio millón de
microfibras al océano.
La moda sustentable se apoya en las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. En la
imagen se aprecia una pieza de la diseñadora Flávia Aranha.
FOTOGRAFÍA DE CAI RAMALHO
La industria de la moda y la contaminación del agua
Siguiendo los datos de UNCTAD, en un año la industria utiliza 93.000
millones de metros cúbicos de agua y tira al mar medio millón de
toneladas de microfibra (el equivalente a 3 millones de barriles de petróleo).
“Las microfibras plásticas que se desprenden de la ropa sintética en el agua
representan el 85% del material creado por el hombre que se encuentra a
lo largo de las costas oceánicas, lo que amenaza la vida silvestre marina y
termina en nuestro suministro de alimentos”, advirtió Chávez. 
En el libro de Opazo hay datos reveladores sobre la producción de algodón,
industria responsable del 22,5% del uso global de pesticidas, mientras que el
teñido y el tratamiento de los textiles generan entre el 17% y el 20% de
la contaminación del agua de origen industrial.
(Te puede interesar: La ruta del plástico: del bote de basura a los ecosistemas
marinos)
Chávez advierte que estamos contaminando el agua más rápido de lo que la
naturaleza tarda en reciclarla y purificarla y que la industria textil es uno de los
principales responsables.

La especialista citó cifras de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para


Europa que indican que el sector textil es responsable de al menos un 20%
de las emisiones de aguas residuales.
Ahora bien, las consecuencias negativas de nuestro modelo de producción y
consumo de ropa no son sólo ambientales, como veremos a continuación.

(También te puede interesar: Las naciones del mundo buscan un acuerdo global


para solucionar la crisis de los residuos plásticos)
Las consecuencias sociales del fast fashion
En su libro, Opazo no duda en afirmar que la industria textil también
incentiva las desigualdades sociales, ofreciendo unas condiciones de trabajo
muy precarias y favoreciendo las brechas globales de desarrollo entre el norte y el
sur.
La autora profundiza en su obra sobre cómo el hecho de producir más y la
búsqueda de la maximización de las ganancias de la industria se impuso por
sobre el respeto por los derechos laborales y humanos de los trabajadores.
“Las multinacionales del sector que tienen deslocalizada la producción trabajan en
países en vías de desarrollo donde les sale mucho más barato fabricar las prendas”,
añadió.

En este sentido, en Armario Sostenible se detalla cómo las grandes empresas del
sector trabajan con compañías intermediarias que, a su vez, subcontratan sus
servicios a otras más pequeñas, lo que propicia una red difícil de controlar.
Para la especialista, el eslabón más perjudicado es el más débil de la
cadena, es decir, los empleados. Sostiene que la exigencia de responder a los
ritmos cada vez más acelerados de entrega para la satisfacción de la demanda,
deriva en horarios extensos y salarios devaluados.

Izquierda:
La utilización de productos y técnicas naturales para producir y reconvertir
prendas es uno de los pilares de la moda sustentable.
Derecha:
La innovación y la creatividad son indispensables para emprender el camino de
la moda sustentable. En la foto, el atelier de Flávia Aranha.
FOTOGRAFÍAS DE DANI MALVA
¿Qué es la moda sostenible?
En detrimento de este modelo con saldo negativo, emerge con fuerza la
llamada moda sostenible. Tal es así que la ONU conformó la Alianza para la
Moda Sostenible, en el marco de la Asamblea 2019 de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente, que tuvo lugar en Nairobi, Kenia, en marzo del 2019. 
En su página web, la Alianza de las Naciones Unidas para la Moda Sostenible se
presenta como una iniciativa en conjunto con organizaciones aliadas que tiene por
objetivo contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) “a través de
una acción coordinada en el sector de la moda”.
Para Chávez, la moda sostenible hace referencia al surgimiento de un tipo de oferta
donde conviven diversas realidades.

Por un lado, marcas con criterios sociales, ambientales y económicos


dignos, de comercio justo, creadores locales y artesanía tradicional.
Por el otro, la emergencia de alternativas que permiten alargar la vida de
las prendas y reutilizarlas (segunda mano, préstamo, alquiler, bibliotecas de
moda, armarios en la nube) o que facilitan desmercantilizar los armarios (trueque,
intercambiadores, auto costura).
Esta alternativa emergente replantea, según Chávez, el tema de la confección, la
distribución, la comercialización, el uso y el consumo hacia lógicas que ponen en el
centro de sus modelos el cuidado de la biodiversidad, de las personas y
de la vida.
Aunque para la especialista, la moda sostenible aún no supone una
competencia a la industria convencional, sí la cuestiona, por ejemplo, en su
aceleración de los ciclos y metabolismos productivos textiles donde el fast
fashion llega a lanzar más de 50 colecciones al año.
Moda sostenible: la economía circular aplicada a la industria textil
Claro está que las definiciones de moda sostenible varían según el especialista. Sin
embargo, la búsqueda de un desarrollo más armónico que deje atrás al fast
fashion es un consenso entre todos los que impulsan dicho movimiento.
La economía circular es aquella forma de producir, almacenar, distribuir y
consumir bienes de manera responsable, por ejemplo, utilizando materiales no
contaminantes, prolongando la vida útil del objeto, apelando al reciclaje y la
reconversión y velando por las condiciones dignas de los trabajadores de la
industria.
En México existe una plataforma dedicada desde hace más de 10 años a buscar el
impacto positivo del sector: se llama Fashion Green y la lidera su fundador y
especialista en diseño y moda sostenible, Jean Verdier.

En diálogo con National Geographic, vía videollamada, el experto mexicano


definió lo que se considera, desde su lugar, un representante de la moda sostenible.
Para Verdier, se trata de un tipo de moda que tiene en cuenta tres pilares
fundamentales en la construcción del diseño: lo social, lo ambiental y lo
económico. Según destacó, el aspecto económico es el que le resulta más
trascendente, porque involucra al modelo de consumo que tenemos.
El libro de Opazo también se refiere al asunto, afirmando que “la moda
sostenible es dejar de producir y consumir como lo estamos haciendo y,
para ello, los cambios que debemos realizar son claramente más complejos de lo
que el Fashion Pact propone. La moda sostenible es difícil e incómoda para la
industria tradicional”.
La autora se refiere con Fashion Pact a la iniciativa impulsada por compañías
textiles, distribuidores y proveedores para asumir prácticas más amigables con el
ecosistema. Un “pacto de la moda” que, en su opinión, no es suficiente.
En palabras de Chávez, “la moda sostenible es sentido común, es
humanidad y es pensar en un futuro, porque el fast fashion solo piensa
en el corto plazo, en vaciar nuestros bolsillos y estropear nuestro
entorno. La moda sostenible, en cambio, busca un equilibrio”.
Este modelo también recibe el nombre de slow fashion (o moda lenta) ya
que, tal como relata Chávez, propone fabricar de forma duradera, desacelerada,
descentralizada, a pequeña escala, local, con estándares ecosociales que respetan
los límites biofísicos terrestres y mantengan las tradiciones textiles autóctonas.
A pesar de los conceptos y las ambiciones cada vez mayores, Vedier reconoció que,
en la práctica, pocas marcas pueden ser consideradas íntegramente sostenibles.
“Pasa mucho que se ocupan de uno de los pilares, o reciclan, o usan un poco de
algodón orgánico, o trabajan con algunos artesanos y ya por eso se anuncian como
ecológicas o sostenibles”, enfatizó. 

En ese sentido, la transparencia en el reporte de las acciones de una empresa


serán la clave para determinar quiénes verdaderamente cumplen con el nuevo
paradigma.
(Contenido relacionado: Cinco victorias que dieron esperanza a la causa
ambiental en 2021)
La diseñadora Alejandra Gougy sonríe junto a un grupo de modelos que lucen
sus diseños, confeccionados de manera sustentable.
FOTOGRAFÍA DE @ARFASHIONWEEK
@HECTORVIDALRIVAS
Moda sostenible: cómo ser un emprendedor consciente en
Latinoamérica
Así como la moda sostenible emerge con fuerza en todo el mundo, América Latina y
el Caribe no son la excepción. Para Verdier, sin embargo, este es un tema que en la
región se viene hablando desde hace 15 años. No obstante, reconoce que hay
un boom, producto de la evidencia ya ineludible de los daños y
consecuencias de la crisis climática y ecológica. 
Pero a la hora de hablar de países, el experto mexicano se anima a definir cuáles
son, según su criterio, los más adelantados en la materia. “Perú, Brasil y
Chile son los que llevan la delantera desde hace algunos años”, comentó Vedier.
De acuerdo con el especialista, Perú ha diversificado la industria de algodón
sostenible mientras que Brasil es un referente en el trabajo con
comunidades, artesanos y con fibras textiles de sistemas responsables.
Aunque no menciona al país del cual es oriundo entre los más destacados por su
performance, el propio Verdier se dedica con su plataforma “verde” a abrir un
espacio para integrar las propuestas en materia de sustentabilidad, a través de
diálogos y talleres con expertos y actividades con toda la cadena productiva del
diseño. 

Moda sostenible: asociarse para multiplicar el impacto


El cambio se siente también al sur del continente, como lo evidencia la Asociación
de Moda Sostenible de la Argentina. Su presidenta, Alejandra Gougy, lleva adelante
su propio emprendimiento, Cosecha Vintage, siguiendo los valores ecologistas del
nuevo paradigma de la industria de la moda.
En el marco de la profunda crisis económica y social que estalló en la Argentina de
comienzos de siglo, Gougy vio la oportunidad de transformar no sólo su estilo de
vida, sino también su negocio. Debido a las dificultades para fabricar, la diseñadora
argentina recurrió a la filosofía de vida de sus abuelos (inmigrantes italianos) de
reducir, reciclar y reutilizar de forma natural. 

“Mi primera colección se llamó ‘Romántica’ y el camino me fue llevando a


arreglarme con telas que me habían quedado”, contó Gougy a National
Geographic mediante videollamada. 
Lejos de quedarse quieta, la especialista avanzó hasta formar en 2018 la
asociación que hoy nuclea a las principales marcas de moda sostenible
de Argentina. El nacimiento de ese espacio colectivo, cuenta, fue una
consecuencia natural de un fuerte proceso personal que la llevó a replantearse la
necesidad de darle un marco más amplio a todo lo que venía realizando de forma
aislada.
“Eramos pequeños emprendedores, me encontré con un panorama complejo para
trabajar, pero en seguida tuvimos mucho acompañamiento”, repasa la diseñadora. 
Hoy, la asociación es una comunidad con aglomera a alrededor de 70 socios. Sin
embargo, el dinamismo interno hace que constantemente algunos salgan y otros
entren. “Somos una guía para que los que quieran emprender en este camino
puedan dar sus primeros pasos y salir adelante. Por eso, vamos renovándonos
continuamente”.

Una modelo luce una prenda de la diseñadora brasileña Flávia Aranha. La moda
sustentable está ganando cada vez más visibilidad en América Latina y el
Caribe.
FOTOGRAFÍA DE MARIANA CALDAS
De acuerdo con Gougy, en la lógica de la organización lo más importante es no
hacerse el distraído. Es decir: el cambio climático es una realidad y no tiene
discusión. 

“Les pedimos a los emprendedores que revisen dentro de su cadena de


valor de qué manera pueden ser conscientes y coherentes”, agrega. En
este sentido, explica que si una marca no puede reemplazar una determinada tela,
sí puede hacer otras acciones dentro del proceso productivo, tales como proponerse
como objetivo reutilizar todo, no descartar nada, tener buenas contrataciones
laborales e, incluso, estudiar el diseño del producto para introducirlo dentro de la
economía circular.
En el caso de Gougy, su proyecto trabaja sobre un concepto potente: la cultura
del reciclaje y del cuidado, heredada de las generaciones anteriores.
“La figura de la mujer-vida, el valor de la familia, la revalorización del trabajo
manual, la reutilización de descartes urbanos e industriales y el uso de fibras
naturales se plasman en el diseño de cada una de nuestras prendas”, describió. 
Para Gougy, la sostenibilidad está vinculada al cuidado y al amor. “Cuando
hablamos de moda, hablamos de cultura. La moda sostenible nos hace volver a
nuestras raíces e inicios”, dijo.
Economía circular: la experiencia brasileña de moda sostenible 
Además de destacarse, como comentó Verdier, por el desarrollo de sus proyectos de
producción que incluyen el trabajo artesanal y con fibras naturales, hay propuestas
en Brasil que también vienen apostando por la economía circular.

De hecho, la moda sostenible se basa en conceptos propios de este tipo de modelo,


es decir, en aquellos cuyas piezas tienen en cuenta la sostenibilidad, tanto
ambiental como social, en todas las etapas del ciclo de vida de un
producto. 
Flávia Aranha, de 36 años, es una reconocida diseñadora brasileña. Originaria de
Campinas, estado de São Paulo, es una de las precursoras de la moda sostenible en
Brasil y propietaria de la marca que lleva su nombre.

Para Aranha, de nada sirve que el producto final esté hecho de forma
limpia si las materias primas se originan con procesos que causan
vulnerabilidad social y fomentan el consumo desenfrenado. 
“Trabajaba para una marca de ropa tradicional en Brasil que iba a empezar a
importar ropa de China e India. Pasé 40 días en esos países haciendo un
seguimiento de los proveedores y visité muchas fábricas con condiciones de trabajo
inhumanas. Vi a ancianos y niños con la cara cubierta del azul de los jeans y los ríos
coloreados con pigmentos químicos”, cuenta a través de una llamada telefónica
con National Geographic. Fue precisamente la angustia de ver toda esta situación
lo que la llevó a crear su propia marca en 2009.
Por ello, las prendas que llevan su nombre utilizan tejidos procedentes de una gran
variedad de fibras ecológicas (como fibras de tallos de plátano),  además de
algodón orgánico, producido por agricultores familiares y cooperativas.
Una modelo brasileña luce una pieza de la colección "Sopro", de Flávia Aranha.
FOTOGRAFÍA DE MARIANA CALDAS
Los tintes son totalmente naturales y los procesos de teñido se realizan a partir de
plantas autóctonas de Brasil. El taller de tintorería también funciona
como laboratorio de investigación, con el objetivo de realizar acciones de
impacto positivo y nuevas tecnologías.
“Es posible transformar la industria textil innovando en los procesos de producción
y cuidando el ciclo de vida de los productos. Por eso no veo que el teñido natural o
el uso de algodón orgánico sea la única solución. La sostenibilidad reside
precisamente en la pluralidad del uso de técnicas y materias primas”,
afirma la empresaria, que llama la atención sobre la necesidad de un cambio en la
escala de consumo actual.
La moda sostenible y el cambio necesario
Todos los especialistas consultados concuerdan que el nivel de consumo actual es
insostenible. Según Aranha, el modelo imperante “no es compatible con la
sostenibilidad. Para que la industria textil en su conjunto sea sostenible, se necesita
un cambio político y estructural”.

La confección sostenible de los tejidos y de las piezas finales que producen marcas
comprometidas con el medioambiente, como la de Flávia Aranha, contempla
indefectiblemente la contratación de mano de obra en condiciones dignas. Esa
mano de obra suele estar compuesta, en muchos casos, por mujeres e inmigrantes,
tal como comenta la diseñadora brasileña.

Las experiencias aquí expuestas son solo una pequeña muestra de la enorme red de
emprendedores comprometidos con la sostenibilidad de la producción textil en
América Latina.

El desafío es grande y debe ser abordado desde varios ángulos. Tal como comenta
Aranha: “No se puede separar lo social de lo medioambiental cuando
hablamos de ser una empresa sostenible”.
Además, de recurrir a procesos que garanticen la renovación de los recursos
naturales, añade, “es necesario crear redes de suministro donde haya cooperación y
trabajo digno, así como un compromiso por asumir un modelo circular de
producción”.

National Geographic, a través de su iniciativa Lo Que Haces Cuenta,


busca inspirar a las personas a adoptar hábitos sustentables, reducir la huella de
carbono y llevar adelante acciones individuales y colectivas para el cuidado del
medioambiente. Nuestra misión es despertar al explorador que todos llevamos
dentro porque creemos que, cuanto más nos relacionamos con la naturaleza y el
planeta, más entendemos la importancia de preservarlo.
Industria de la moda en México estrecha lazos con la
sostenibilidad
Reducir su impacto al medioambiente, así como establecer un pacto con los derechos
laborales son parte de los esfuerzos en este sector.

Foto: AhmadArdity/Pixabay

La fast fashion, así como el alto consumo de agua ha provocado que el sector
textil esté catalogado como el segundo más contaminante del planeta. Además,
emplea a persona, sobre todo mujeres, quienes no siempre trabajan en las mejores
condiciones. Por esta razón en México se llevan a cabo diversos esfuerzos
para impulsar iniciativas que conduzcan a la industria de la moda hacia un
camino de sostenibilidad.

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El propósito es que no solamente se empleen distintos materiales orgánicos y


reciclables, también que estos esfuerzos tengan un sustento científico.
“Porque como sabes, desafortunadamente, a veces hay tendencias que parecen
sostenibles, pero no necesariamente son así”, comenta Laura Tamayo, directora de
Comunicación de Bayer, quien impulsa un proyecto sustentable en México.

Esto llevó a realizar una colaboración entre la firma alemana y Fashion Green
Mx, una plataforma que nació hace varios años con el propósito de impulsar estos
temas y promover una industria de la moda más responsable, que al
mismo tiempo sea sostenible económica, social y ambientalmente.

Descubre:
Moda en México: Resistencia creativa

Daniela Villa muestra la esencia de ‘Mexiterráneo’ en el Fashion Week Mx


Foto: Pexel/Pixabay.

“Trabajamos para dar visibilidad a quienes están detrás de la producción de


prendas: agricultores, diseñadores, empresas de maquila, distribuidores
y comercialización”, sostiene Jean Verdier, director de Fashion Green Mx.

El fin principal es que en el país estos temas adquieran mayor relevancia


para fortalecer un verdadero compromiso con ellos.

“Hay una industria que sostiene el mundo del


diseño, con herramientas y tecnología que
empujan hacia la sostenibilidad.”
Jean Verdier, director de Fashion Green Mx.
Foto: Charlota Blunarova/Unsplash.

ACCIONES PARA UN MUNDO MEJOR


Estos esfuerzos han provocado el establecimiento de distintas iniciativas como
hacer visible que la ropa también viene de la agricultura y la producción de
algodón sustentable. Por esta razón, diversas voces en México trabajan en favor
de estrechar un acercamiento de toda la cadena de producción.

Algo que en otros países se ocupa mucho es utilizar materias primas de origen


local –resalta Laura Tamayo–. Es decir, no traer algodón de otras naciones y
fomentar la producción en México. Con ello se contribuye a cuidar el
medioambiente y se reducen costos de producción desde el punto de vista del
transporte, por ejemplo.

Foto: sarangib/Pixabay.

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mensajes poderosos
A decir de la entrevistada, el hecho que cada vez haya más consumidores
interesados en saber de dónde viene la prenda que están comprando, cómo se
produjo, cuál es su impacto ambiental, si se respetaron los derechos
humanos de las personas que las elaboraron, entre otras, ha contribuido para que
más firmas tenga un mayor compromiso con esta tendencia.

Como asegura Jean Verdier “La sostenibilidad no es un tema únicamente


de ambientalistas, nos involucra a todos”. Por esta razón se deben generar
más espacios de diálogo e intercambio de ideas, a través de los cuales se
puedan fortalecer los proyectos ya existentes. Además de proponer soluciones para
las diferentes problemáticas por las que atraviesa la industria de la moda y
textil.

“A veces hay tendencias que parecen


sostenibles, pero, en realidad, no
necesariamente son así”
Laura Tamayo, directora de Comunicación de Bayer

Foto: Arturo Rey/Unsplash


Sólo de esta forma se podrá fortalecer un sector que se encuentra ante la
oportunidad de pugnar por la atención al medioambiente, el comercio justo, así
como el respeto a los derechos humanos y laborales.

“Es importante llamar a más firmas y empresas de la industria de la moda a


involucrarse en esta conversación para que se visibilice más el tema de la
sostenibilidad”, recalca Tamayo.

Para ello iniciativas como Fashion Green permitirán que lejos de ser sólo una
imagen utilizada con fines publicitarios y comerciales, haya un verdadero
compromiso de consumidores, compañías y diseñadores con dicho esfuerzo.

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Foto: Flaunter/Unsplash.

De tal forma, podrán verse no como una tendencia, sino como un compromiso


real con el planeta y la sociedad en su conjunto.

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Portada / Forbes Life /
Ángel García
noviembre 29, 2021 @ 10:51 am
Recientes aperturas gastronómicas imperdibles en la Ciudad
de México
La excelencia de la gastronomía se representa en estos nuevos restaurantes que se suman
a la gran oferta de la ciudad ¡Conócelos!

Foto: Cortesía Casa Olympia.


Después de meses de luchar por mantenerse, la industria restaurantera
toma un respiro. La resiliencia de gran parte del gremio, ha inspirado a otros a
aventurarse con estas aperturas gastronómicas.

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En los últimos meses, varios chefs han asumido este reto y han emprendido
la responsabilidad de estar frente a jóvenes proyectos en la Ciudad de México. Y
aunque pareciera un reto mayor aún estando en pandemia, las aperturas
gastronómicas, no paran.

Cada vez es más común enterarse de nuevas aperturas cada semana, lo que
agranda el abanico de posibilidades gastronómicas desde la capital del
país. Ante este fenómeno de recuperación, hemos reunido algunas de estas
aperturas que consideramos son lugares imperdibles para aquellos con
paladar sibarita.

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America’s 50 Best Restaurants

Descubre las nuevas aperturas gastronómicas de la Ciudad de México a


cargo de importantes figuras de la cocina mexicana, la cual ha sido
altamente reconocida a nivel internacional por su calidad, sabor y
técnica.

Casa Olympia
Foto: Casa Olympia.

Este nuevo restaurante quiere convertirse en el nuevo hot spot de


Polanquito. Con productos de temporada, los chefs Irak Roaro y Jaime
Durán, han creado platillos que nos invitan a celebrar con un menú de
sabores exquisitos. La comida es el eje centrar de la experiencia, pero el colorido
diseño de su ubicación, es un spot difícil de no registrar con alguna
fotografía. Su coctelería será el complemento perfecto.

Recomendaciones: Pulpo asado a la talla; acompañado de endivia


parmesana y limón amarillo al grill o el Tataki de res con aceite de ajonjolí,
salsa macha, limón y cebolleta.

Dirección: Anatole France 70, Polanquito.

Esquina Común
Foto: Ángel García/ Forbes.
La chef Ana Dolores, quien puso en alto la cocina del restaurante Expendio de
Maíz, ahora abre su propio lugar con un concepto que sorprenderá a los
comensales. Con platillos alejados a lo que hacía en el anterior restaurante, la
chef explora su creatividad para presentar su pasión en la cocina con otros
sabores e ingredientes.

Recomendaciones: El menú cambiará constantemente adaptándose a los


productos de la temporada por lo que cada vez que lo visites tendrás nuevas
opciones que disfrutar.

Ubicación: Esquina Común está en la colonia Roma, pero su ubicación exacta es


secreta y está se da a conocer unas horas antes de confirmarse tu reserva vía
Instagram.

SOD
Foto: SOD.

Un viaje por la gastronomía de sabores del Medio Oriente y el Mediterráneo te


esperan en la más reciente propuesta del chef Daniel Ovadía. Inspirado en las
memorias del chef, este pequeño espacio, casi secreto, se ubica en la terraza
superior de Merkavá, su restaurante de comida de Jerusalén. El menú se
inspira en la cocina beduína, una comunidad presente a lo largo de los siglos en
los territorios antes mencionados.

Recomendaciones: Haneeth, cachete de cordero marinado


con hawij; barbacoa Beduina, ternera cocinada por 12 horas, acompañada de
vegetales y arroz árabe o el clásico hummus con haba verde, acompañado de
Tehina de hierbas, edamames, falafel y pan beduino.

Ubicación: Amsterdam 53, Hipódromo, Cuauhtémoc

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Costela
Foto: Ángel García / Forbes.
La vibras del mar han llegado a la colonia Cuauhtémoc. De la mano de
la chef Alexander Suastegui. Costela abrió sus puertas recientemente para
mostrar la excelencia de los productos del mar en platillos inspirados en las
regiones nortes del país como Baja California. El festín de sabores está presente
en el sólido menú donde los cocteles serán los compañeros perfectos de
estos manjares.

Recomendaciones: Frito de Mercado, el aguachile, el sandwich de birria y el


taco de barbacoa de lengua, este último de los tesoros del menú.

Ubicación: Calle Plaza Melchor Ocampo 30, Colonia Cuauhtémoc.

Ometusco

Foto: Ometusco.

Con una propuesta de cocina franca y amigable, el chef Víctor


Zárate presenta su nueva propuesta gastronómica. Comida sustanciosa con
mucho sabor se hace presente en Ometusco con platillos tradicionales de gran
calidad basados en tres principios que rigen a Víctor Zárate: lo que le gusta
comer, lo que le gusta cocinar, lo que le gusta a la gente. La experiencia
cambia según el horario de la visita.

Recomendaciones: Los desayunos no pueden dejarse pasar y en la comida y


cena platillos como Ceviche de robalo y chiles toreados; Aguachile de
camarón con habanero negro y yuzu; Pollito de leche rostizado con cous cous,
jus y acelgas; Papada de cerdo con pipian verde, entre otros.

Ubicación: Colonia Condesa, en la calle de Ometusco, esquina Nuevo León.

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Con vista al mar


Foto: Con vista al mar.
Después de conquistar con su primera ubicación en la colonia
Nápoles, recientemente este lugar de mariscos con preparaciones inspiradas en
las regiones de playa del país, llegó a la colonia Roma. Con sus ahora platillos
insignia y otras propuestas, el restaurante del chef Irak Roaro sigue innovando
y sorprendiendo a sus comensales. La fiesta del mar también llegará
próximamente a otra nueva sucursal en Río Lerma en la colonia
Cuauhtémoc.

Recomendaciones: Los tostilocos, el taco conozco al chef y su flan.

Ubicación: Jalapa 145, Roma Norte.

Pop up Fishers

Foto: Fishers.

El mes de noviembre trajo de vuelta el Pop Up de esta cadena restaurantera.


Durante todo este mes es aún posible disfrutar la oportunidad de este espacio
con los platillos estrella del mar. Aun queda un fin de semana para reservar un
espacio y gozar un agradable espacio al aire libre en esta casa histórica de la colonia
Condesa. No te pierdas la oportunidad de visitarla.

Recomendaciones: camarones empanizados, cocteles de temporada, platillos


especiales como el salmón crunchy o las vieras al carbón.

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