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El desarrollo de las plantas es un proceso continúo direccionado por grupos de genes específicos
y la disposición de entramados celulares indiferenciados. Inicia con la embriogénesis y cuenta con
un fondo genético necesario para la generación de una planta. El proceso tiene etapas muy bien
establecidas que podrán variar en tiempo y desarrollo dependiendo de la especie que se esté
estudiando. El modelo de estudio mayoritariamente utilizado en el desarrollo de las plantas
es Arabidopsis thaliana, que es considerado un modelo biológico para la realización de bioensayos
vegetales.
Embriogénesis
Dentro del desarrollo de las plantas, existirá la fecundación de las 2 células polares que están al
interior del estigma y allí se formará el endospermo que será la reserva nutricional para el embrión;
sin embargo, las plantas dicotiledóneas (2 cotiledones) como A. thaliana, tienden a reabsorber el
endospermo y fomentar la acumulación de lípidos, proteínas y almidones en los cotiledones. De
manera general, el zigoto ya presenta una polaridad que vendrá acompañada por múltiples
divisiones celulares, los cuales fomentan diferentes estados de diferenciación del embrión,
conocidos comúnmente como estado globular, estado de corazón, estado de torpedo y estado de
maduración.
El primer estadío de desarrollo de las plantas, durante la embriogénesis, está enmarcado por la
formación de un patrón axial, que se caracteriza por inducir el desarrollo de la planta sobre un eje
longitudinal polarizado. La polaridad, está dada por la formación de una región meristemática
caulinar o apical, que crece en dirección a la luz y un meristemo radical que crece en dirección a la
tierra. Así mismo, el otro tipo de desarrollo de las plantas es el radial, que se refiere a la formación
de estructuras al interior de los diferentes órganos en una disposición radial del interior al exterior,
por ejemplo, cambium y protodermis, que se diferenciarán y formarán haces vasculares y
epidermis.
Primera etapa
La primera etapa es organogénica, se basa en la formación de primordios foliares que serán la
base celular para la formación de la hoja. Allí, los meristemos axilares, principalmente, en su capa
más externa, se dividen y diferencian rápidamente, formando protuberancias celulares llamadas
primordios.
Segunda etapa
En la segunda etapa, dichos primordios, deberán formar estructuras específicas de la hoja, por
ende, inicia una estratificación celular donde las células se organizan en regiones específicas para
diferenciarse.
Tercera etapa
La tercera fase, consta de la diferenciación organogénica de la hoja, en la cual, algunas células se
diferenciarán a estructuras epidérmicas como tricomas o células dérmicas, mientras que, otra capa
se diferencia formando células fotosintéticas del mesófilo y regiones de los haces vasculares.
El desarrollo de la raíz está enmarcado por diferentes estructuras que se disponen en las regiones
distales de la raíz. La cofia, es una porción de células madre que se diferencia específicamente y
se dispone en la punta de la raíz, encargándose de penetrar el suelo en búsqueda de agua y
nutrientes por medio de sustancias mucilaginosas excretadas.
Seguido de la cofia está una región meristemática y una zona madura. La zona meristemática
provee de células indiferenciadas que se alargaran, y posteriormente se diferenciaran para
disponerse en la zona madura, en la cual se pueden generar raíces laterales para aumentar la
superficie de absorción; así mismo, en la zona madura, se generan elementos celulares de
absorción como estructuras traqueales.
De manera general, las plantas utilizan la luz como aceptor energético de protones y electrones,
los cuales se involucrarán en procesos anabólicos para producir sustancias de reserva o
macromoléculas energéticamente disponibles, que se forman partiendo de nutrientes asimilados
del suelo sirviendo como base o esqueleto para formar dichas macromoléculas o sustancias de
reserva.
Los nutrientes utilizados por las plantas tienden a ser clasificados como macronutrientes y
micronutrientes.
Macronutrientes
Los macronutrientes necesarios para una morfogénesis completa y una organogénesis correcta
son: fosforo, nitrógeno, potasio, calcio, azufre y magnesio; estos elementos son considerados
macronutrientes porque están inmersos en la mayoría de funciones celulares, la mayoría serán
utilizados como elementos base para la formación de macromoléculas, sustancias de reserva y
organogénesis.
Micronutrientes
Los micronutrientes o elementos menores son: zinc, boro, cobre, hierro y manganeso, la mayoría
de estos elementos están inmersos en una serie de reacciones enzimáticas, los cuales actúan
como cofactores en los centros de reacción de las diferentes enzimas o como elementos clave para
reacciones metabólicas.