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D e las independencias y revoluciones de A mérica

Sandino en Mérida
Gabriel Ramírez

Mérida (Está) desesperadamente lejos,


geográficamente no pertenece a México.

Lic. Luis Cabrera (1936)

Acompañado de su hermanastro Só- Estudiantes de Yucatán cuyo líder


crates,1 del coronel Augusto Farabun- Vicente Solís encabezó una no muy
do Martí, los capitanes José de Paredes numerosa manifestación frente al
y Gregorio Urbano Gilbert; así como hotel. Desde su balconada, Sandino
del teniente Rubén Ardila Gómez y agradeció las demostraciones de apo-
el nicaragüense Tranquilino Jarguín, yo, lo mismo que Sócrates y algunos
Sandino descendió a Yucatán del va- izquierdistas de la localidad: Carlos
por Superior. Pisó Progreso el día 11 de Duarte Moreno, Mario Negroe, Mau-
julio de 1929 en medio de un tumul- ro Marrufo, Hermilo Carrillo.
tuoso recibimiento organizado por La Mérida que conoció tenía poco
diversas asociaciones, principalmente más de 100 mil habitantes y estaba ro-
grupos masones de la Logia Francisco deada de enormes planicies de hene-
Morales G. y del Partido Socialista del quenales. Era una ciudad apegada a
Sureste, entonces en el poder. los valores tradicionales, tranquila y
Registrados en el hotel Llano, la silenciosa, con muy poca iluminación
comitiva se dirigió después a prota- por la noche. Abundaban los zopilo-
gonizar un mitin en el teatro Varie- tes, los poetas, trovadores y coches
dades. Posteriormente, ya en Mérida, calesas. Escaseaban los automóviles.
serían hospedados en el Gran Hotel Se bebía agua de lluvia, se cocinaba
hasta donde hicieron acto de pre- con carbón o con leña. A ojos extra-
sencia pequeños núcleos de sectores ños, los yucatecos debían de verse
progresistas, representantes de agru- como parecían a la periodista neolo-
paciones obreras y camarillas juveni- nesa Hortensia Elizondo, "gotitas de
les. Entre éstas, la Confederación de agua, todos vestidos de blanco; ellos

Gabriel Ramírez. Pintor y es-


Fragmento del libro en preparación "Sandino en Yucatán". critor yucateco.

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Doña América Tiffer y don Gregorio Sandino con sus hijos Sócrates y Augusto, en Niquinohomo, 1933.

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con su guayabera de cuello duro al- mantener una identificación de clase.


midonado sujeto con dos botones de Lo rememoraban sentados en "sus im-
vidrio de colores, su pantalón de lino prescindibles corredores de brillante
planchado (...) Ellas, olorosas a jabón mosaico, espaciosos, sombreados de
y agua fresca". enredaderas y árboles tropicales" (H.
Había un periódico, una univer- Elizondo). Todavía no se tenía la sen-
sidad recién inaugurada. Ocasiona- sación de un mundo fatigado, venido
les funciones de teatro. La población, a menos, pero faltaba poco.
para realmente evadirse y trasladarse Fresca en la memoria la llegada
a mundos de ensueño, nada más fácil de Salvador Alvarado en 1915 para
que prender la radio o ir a encerrarse a hacerse amo del lugar, la posterior
cualquiera de las diez salas de cine que profanación y quema de la Catedral.2
funcionaban en la ciudad. Comenza- Fresco también el asesinato político
ban a poblarse las barriadas de expan- de Carrillo Puerto y seguidores, la
sión urbana planificadas en la década víctima ilustre de los ajustes y reajus-
anterior y todo se antojaba un remanso tes de cuentas que tenían lugar en la
de paz, un lugar agradable para vivir, capital federal, donde cuestiones sin
con poco ruido y menos agitación. De resolver los mantenían enredados en
arquitectura monótona, el tono cla- una espiral de violencia sin fin. Su
ro de sus casas le confería al entorno muerte causó condena y hondo pesar
cierta armonía, como esas maravillas pero también, en muchos, fue motivo
urbanas, la calle 59 y la avenida Colón. de regocijo. Para todo caso, más de
Pero a unas cuantas cuadras del uno debió preguntarse, ¿dónde estu-
centro, rumbo al norte, estaba el ver- vieron los millares de campesinos y
dadero orgullo de la ciudad, una ave- trabajadores de las ligas de resisten-
nida bordeada de árboles bautizada cia que se lanzaran a las calles en pro-
Nachi Cocom pero llamada por todos testa por el asesinato?
Paseo Montejo. Una zona señorial en Sandino observó esos ambientes y
la que podía respirarse la respetabili- uno piensa que necesariamente tuvo
dad de sus habitantes, la posición so- que llevar vida más o menos regala-
cial y económica de quienes vivían en da, rodeado de muchos que vivían
las veinte o treinta mansiones afran- del cuento. Gente callejera que iba de
cesadas a lo largo de él. Los groseros un lado a otro perdiendo el tiempo en
oropeles de fin y principios de siglo cafés o cantinas, todos al tanto de lo
de las familias de ex hacendados pa- que pasaba pero sin nadie que hiciera
recía cosa remota, pero aún había nada. Meros conversadores, se la pa-
descendientes con recuerdos vivos saban hablando y escuchándose ha-
de un tiempo pasado que conseguían blar. No daban la impresión de llevar

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a cabo nada productivo y Sandino se y siete oficiales y marinos de la flota


habrá preguntado en más de una oca- norteamericana como reconocimien-
sión quién trabajaba en realidad. Iba to por los servicios prestados duran-
y venía por esas calles y tal vez sí se te las elecciones de enero. Gracias a
percataba de los mil detalles amables ellos se había podido "restablecer la
de la vida diaria, pero también sabía ley y el orden". En la misma solemne
que le quedaba una lucha por delante ceremonia, se rindieron homenajes
como para relajarse, reír o sonreír. póstumos a siete oficiales y treinta
Él y su Estado Mayor se mudaron y dos marines caídos en la campaña
a una ruinosa casona, en la esquina antiguerrilla. "Al contralmirante Se-
de Las Palmas calle 89 y 50, propie- llers y al jefe de la misma graduación,
dad del diputado Anacleto Solís Al- Latimer, el presidente les concedió la
puche. Ubicada en una barriada al medalla al mérito".
sur, se encontraba en los confines de Los amargos reproches a Sandino
la ciudad. Sin duda que ya cómoda- por su larga ausencia estaban en re-
mente instalados tuvieron que infor- lación directa con la crítica situación
marse de lo que sucedía a sus tropas del movimiento. El huracán rebelde
durante la ausencia. Arrinconadas desencadenado tres años atrás amai-
en las montañas norteñas de El Re- naba, al tiempo que los enardecidos
manzo, casi frontera con Honduras, guardias nacionales lanzaban todo
las operaciones estaban a cargo del su poderío e iniciaban acciones pu-
general Francisco Estrada, no muy a nitivas de extremo rigor sobre las
gusto en su papel. Lo mismo sucedía desguarnecidas zonas sandinistas.
a Pedro Irías, otro de los líderes nom- El avanzado estado de descompo-
brados por Sandino. sición del régimen produjo —como
Entre los dos decidieron refugiar- en todo régimen caduco— una re-
se en Honduras y esperar nuevas ór- presión cruel, despiadada, sobre las
denes. El movimiento carecía ahora filas rebeldes. Cansadas de la guerra
de cohesión interna. Reinaban la con- sangrienta, las tropas se debilitaban y
fusión, el desánimo y los brotes de desmoralizaban. Minadas por la de-
indisciplina. Al ser detenidos Estrada serción y el desorden, comenzaban a
e Irías por el gobierno hondureño, aflojar la resistencia.
quedaría Pedrón Altamirano como Luis G. Nuila comentaba sobre
responsable de las siguientes opera- la eficaz represalia de guardias y
ciones. En su edición del 16 de octu- marines,
bre de 1929, Excélsior informaba que
Moncada había condecorado con me- en realidad una serie de carni-
dallas al mérito y de honor a treinta cerías, de actos inicuos, porque

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Sandino en Mérida

muchos campesinos inermes, lucha, allá en la manigua cen-


sólo por considerárseles san- troamericana, los deturpadores
dinistas, fueron decapitados. oficiales y oficiosos lo llamaron
Represalias que nunca habían ‘bandido’, aplicándole el mis-
ocurrido en Nicaragua, ni cuan- mo epíteto que a Washington
do el filibustero Walker, y que los ingleses. (Diario de Yucatán,
constituyen para nuestra Amé- 21 de febrero de 1935.)
rica una lección viva, una for-
midable enseñanza. En Ecuador A medida que pasó el tiempo,
los indios acostumbran hacer durante la primavera y el verano
algo semejante con los vencidos de 1929, las fuerzas norteamerica-
en la guerra, dándose el lujo de nas decidieron reducir sus efectivos
reducir las cabezas de éstos para a unos quinientos hombres, lo que
ostentarlas a guisa de trofeo. Y, motivó algunas protestas ya que,
sin embargo, representantes de acuerdo con Mr. Mathew Hanna,
que se dicen de una cultura su- la influencia de Sandino en el país
perior a la hispánica, han come- era todavía mayor el 23 de julio que
tido a la luz del siglo XX actos cuando se fue. Para todo caso, los
de barbarie que no pueden ser marines se encargarían de adiestrar
calificados (...) A Sandino, cuan- a una fuerza policiaca en guerra de
do estaba en lo más arduo de su guerrillas bajo el mando del general

Sandino a su llegada a México, 1929.

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Douglas McDougal, jefe director de de Nicaragua con falsas promesas y


la recién formada National Guard of ubicarlo en Yucatán en calidad de re-
Nicaragua. hén. Debió suponer que estaba estre-
A finales de agosto se movilizaron chamente vigilado por agentes tanto
seiscientos guardias (tres batallones) mexicanos como de Estados Unidos
a la zona de combate de Nueva Se- y de Moncada. Además, como si no
govia, departamento del norte de tuviera suficiente, no tardaron en en-
Estelí y Jinotega; cuatrocientos a la rarecer más el clima los comunistas
zona central (Matagalpa y sur de Ji- mexicanos. No entonces, pero más
notega); doscientos al oeste (León y adelante, no dudarían en llamarlo
Chinandega). Estaban apoyados por traidor por haber solicitado asilo a un
novecientos marines de los mil qui- gobierno contrarrevolucionario. (El
nientos instalados en Nicaragua y di- Machete, junio de 1930.)
rigidos por los generales McDougal y Comentario mal intencionado al
Williams. Se trataba de una peligrosa que se sumaban el constante cuestio-
misión a través de pantanos y de una namiento acerca de cuál era el origen
espesa jungla infestada de embosca- del dinero con el que financiaba su
dos sandinistas. Bajo esas condicio- campaña o, peor aún, su larga es-
nes, y en plena temporada de lluvias tancia yucateca.3 Su situación social
y lodazales, se requería de mulas y llegó a ser de una ambigüedad sos-
caballos para el transporte de per- pechosa. Marginado y rebelde, de él
trechos, así como también para tras- podría decirse lo que Eric J. Hobs-
ladar a veteranos del Ejército de bawn escribió sobre individuos tipo
Voluntarios de Moncada. Y claro, de Sandino: "Inevitablemente apresados
no pocos desertores sandinistas a los en la trama de la riqueza y el poder,
que pagaban 50 centavos diarios por (ya que) mientras más triunfa (tanto)
abrir brechas. resulta un representante y un líder de
Los combates tuvieron lugar en La los pobres (como) una parte integran-
Colonia (Matagalpa), San Francisco te del sistema de los ricos". (Bandidos,
de Cuajiniguilapa. Sandino, mientras, Ariel, 1969.) En su caso, del engranaje
esperaba la ansiada entrevista con el Calles-Portes Gil.
presidente de México para solicitarle Uno más de los rumores caini-
apoyo. La respuesta llegaría nueve tas de esos días era que en junio de
meses después de una negativa. San- 1929 había rechazado el intento de
dino no podía sentirse seguro donde soborno al no aceptar el regalo de
estaba. Sospechaba que el gobierno una hacienda en Yucatán donde por
mexicano y el cercano capitán Pare- casi diez meses lo mantuvo práctica-
des habían conspirado para sacarlo mente recluso el gobierno mexicano.

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Durante su permanencia en la pe-


nínsula le siguieron los pasos y él
se sintió sometido y muy limitado,
al borde constante de la expulsión,
aunque sin duda tuvo más buenos
que malos días. En esa larga tempo-
rada de exiliado autoimpuesto, pudo
moverse con libertad, ser reconocido
por la gente, devolver saludos. "Lo
admiraban como un hombre valien-
te, así le tenían respeto, era como un
ídolo, como el difunto Carrillo Puer-
to". (Antonio Seba, en entrevista con
Carlos Villanueva G. Novedades de
Yucatán, 30 de marzo de 1986.)
Moreno, de corta estatura y delga-
do, casi magro, tenía un aspecto trá-
gico y melancólico, de una fragilidad
que le hacía parecer mucho mayor
de sus treinta y cuatro años. Daba la
imagen de retraído, paciente y mo-
desto. De lejos se descubría la vida
austera que había detrás y bajo toda
esa fachada, la sospecha de que era
un hombre que nunca sonreía. O
muy rara vez. Toda su figura y ac-
titud tenían relación con su causa.
Según Galeano, era similar a "una T
con sombrero". Bastaría verlo en la
pose que adoptó ante la cámara de
la Fotografía Guerra con su pinta de
inquebrantable héroe revolucionario.
Su vestimenta de forajido pulcro, con
pajarita o pañoleta y puro en mano,
por una vez sin el pistolón pero sin
renunciar al inapropiado sombrero
a la William S. Hart. A imitación de
sus admirados Villa y Zapata, a su General Augusto César Sandino.

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uniforme impoluto no le faltaba ni matices extremistas. Fuera de lugar el


sobraba aderezo alguno: Sandino, en pretender convertir el problema nica-
esa imagen inmortal, parecía estar a ragüense en un asunto latinoamerica-
punto de emprender una campaña no, ya que en más de un país lo que
guerrera de opereta. a menudo existía eran condiciones
Iba donde quería, acompañado opresoras. Sus cerradas élites gober-
casi siempre de su Estado Mayor iti- nantes mantenían lazos formidables
nerante que le seguía a donde fue- con los Estados Unidos y el poder de
ra, subordinado a sus exigencias. la oposición era muy reducido cuan-
El teniente Jarquín, el capitán Pare- do no inexistente.
des y su ahora secretario particular, Ante el mundo exterior represen-
Farabundo Martí. A principios de taba bajo la mejor luz posible el cli-
agosto viajó a Tizimín donde fueron ché del oprimido y miserable David
recibidos por numerosos entusiastas, enfrentado al opulento y poderoso
entre ellos miembros de la Logia Ma- Goliat. Una lucha sin duda desigual
sónica. Hospedados y agasajados por e inaceptable, pero con una lógica
éste, comentó en un banquete estar adecuada a determinados gobier-
en viaje de placer y lamentándose, nos. Latinoamérica, pese a su secu-
una vez más, no haber encontrado de lar y abrumador maltrato, no podía
ninguna "república de habla españo- jactarse de ser una comunidad que
la" respuesta a sus peticiones de ayu- mantuviera su unidad. No dio cla-
da. Peticiones y demandas llevadas ras muestras de que tuviera nada
hasta el punto que se volvían imposi- que lamentar o celebrar y lo que
bles de satisfacer. Apelaba a razones Sandino recibió como respuesta
históricas y sentimentales, pero rara adquirió formas convencionales de
vez llegó a mostrarse colérico o per- indiferencia, rechazo o neutralidad.
der los estribos. Por momentos, de franca hostili-
Se cuidaba de caer en los terrenos dad: Sandino conoció la impoten-
de perturbador del orden público cia, el ser poco apreciado. Excepto
pero era un obsesionado a quien, por para unos cuantos, no era nadie y
momentos, vencía la pasión. Se había estaba solo en su batalla contra la
vuelto relativamente famoso y caris- codicia territorial norteamericana.
mático, la gente acudía a verlo y oírlo La temporada yucateca fue un gesto
y él respondía como si la historia (con de calculada tolerancia del gobier-
mayúscula) le tuviese asignado un no mexicano del que recibió apoyo
papel especial. Sus doctrinarias pi- económico por órdenes de Calles,
ruetas seudodiplomáticas (pisaba te- pero lejos estaba Portes Gil de com-
rrenos nuevos) eran obstinadas y de partir sus empeños de liberación.

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Sandino en Mérida

Todo lo contrario: su presencia in-


comodaba y preocupaba.4
En la ciudad de México, Calles y
Portes Gil estaban dedicados a per-
feccionar el "Sistema Obregón" y en
poner los cimientos del PNR (Parti-
do Nacional Revolucionario), semilla
del futuro PRI. La familia revolucio-
naria daba sus primeros pasos, quizá
torpes pero desde luego firmes bajo
la batuta del Jefe Máximo de la Revo-
lución, quien desde su casa en Cuer-
navaca hacía y deshacía. Lo mismo
decretaba que hoy fuera presidente
Portes Gil que mañana Ortiz Rubio
y después Abelardo Rodríguez. San-
dino no tuvo que lidiar más que con
dos de los peleles, Portes Gil y Ortiz
Rubio. El país, sin embargo, era un
hervidero. A la Gran Depresión de
1929 se agregaban otras turbulencias
(cristeros, rebelión escobarista, Vas-
concelos), conflictivos y complicados
episodios protagonizados por Calles,
que no quería soltar el poder.
El gobierno mexicano, con su ha-
bitual palabrería hueca y pretendi-
damente afable, no se cansó de darle
largas a Sandino. Se mantenía a la
expectativa y nunca se declaró abier-
tamente a su favor. Existían dema-
siadas dificultades políticas internas
sin resolver como para cargar con
una más de cara a los Estados Uni-
dos. A pesar de no tener relaciones
con Nicaragua, resultaba evidente
que no simpatizaba con el alzamien-
to armado de Sandino ni compartía Sandino en San Rafael del Norte, 1933.

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sus mismos ideales. Le contrariaba Llegó el 9 de agosto y para variar se


el tono de su lenguaje de desafiante hospedó en el Gran Hotel. Trató de
nacionalista, áspero y excluyente. encontrarlo, preguntó por él y supo
En realidad, su presencia en territo- de su paradero. Días después le dio
rio mexicano significaba un quebra- alcance en Tizimín. Allí le convenció
dero de cabeza y una subvención de cancelar su partida y le pidió te-
onerosa. ner paciencia ante las promesas in-
Como si México fuera la única cumplidas del gobierno mexicano.
alternativa, a Sandino el tiempo se Fue entonces que le dio a conocer el
le pasó mientras buscaba un rumbo ofrecimiento de Portes Gil de la fin-
que nunca encontró. Jamás consiguió ca rural Santa Cruz, cercana a Espi-
recursos ni apoyos constitucionales ta, un obsequio "para hacerle menos
de importancia. De tiempo atrás in- pesada la espera pero, en realidad
sinuaba planes de huida, casi con (agregaron los comunistas), con la
ánimo de fugitivo, harto de las vague- finalidad canallesca de domesticarlo
dades y dilaciones, de las asechanzas. y enraizarlo definitivamente".
Cuando no le quedó más remedio Zepeda ofreció rápida entrevista
que reconocer la incapacidad de con- a un reportero del Diario de Yucatán.
vencimiento de su forraje ideológico, Se cuidó de mencionar a Sandino
hizo maletas y partió desalentado a y dirigió la plática al proyecto de
seguir la lucha, pero con mayor segu- construcción del canal interoceáni-
ridad a buscar una solución negocia- co propuesto por Estados Unidos y
da del conflicto. discutido el mes anterior en Veracruz
A principios de agosto de 1930, durante el Segundo Congreso de la
él y cuatro elementos de su Estado Liga Antiimperialista. Precisó ciertas
Mayor planearon escabullirse de la declaraciones del vocero norteameri-
prisión política y emprender una cano, Mr. Denny: "No he visto mayor
travesía por las peligrosas selvas de cinismo ni desorbitado fin de querer
Quintana Roo rumbo a Centroamé- desvirtuar los propósitos de invasión
rica. Antes, le habían escrito a Portes del coloso norteamericano, cuando
Gil: "Yo no he venido a México con para llevarla a cabo invoca la segu-
el fin de adaptarme a una cómoda y ridad militar de Nicaragua, que no
pasiva vida de político desterrado. tiene ningún conflicto internacional
Fracasada la misión que me trajo, más que el provocado por el interés
vuelvo a ocupar mi puesto al frente norteamericano".
del ejército autonomista de mi país". "Con la construcción del canal, cu-
Alertado, el doctor Zepeda empren- yos tratados por el Congreso de mi
dió urgente viaje en avión a Mérida. país, se afecta enormemente a cuatro

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Sandino en Mérida

naciones: Nicaragua, Costa Rica, El


Salvador y Honduras. Y lo más dolo-
roso es la indiferencia de las otras na-
ciones hermanas, que no quieren ver
el grave peligro que representa para
la raza la intrusión de su enemigo
común". En un breve lapso de relaja-
miento habló de su entrevista próxi-
ma con el gobernador Torre Díaz y
mencionó su primer viaje a Yucatán,
en 1919. Ocasión en la que conoció a
la que sería su esposa, Holda Nove-
lo cuevas, hija del poeta y licenciado
José Inés Novelo, y con la que se casa-
ría en Mérida al año siguiente.
Más adelante, el doctor Zepeda
se haría cargo de otra diligencia no
menos importante. Según Daniel Ui-
cab Polanco, los doce paquetes del
archivo personal de Sandino fueron
entregados a Primitivo Molina (Gran
Maestro de los Masones de la Gran
Logia Unida La Oriental Peninsu-
lar), quien el 3 de agosto de 1929 los
depositó en el templo masónico de
Yucatán, construcción entre neoma-
ya y demillesca de la calle 59 demo-
lida a principios de los cincuenta.5
Seis meses más tarde, Sócrates San-
dino rescató el archivo para dárselo
al doctor Zepeda, según consta en el
documento "Descripción de motivos
que impulsaron a ir a México en bus-
ca de apoyo para el sostenimiento de
nuestra lucha emancipadora en Ni-
caragua", fechado en Las Segovias el
16 de julio de 1931. (Por Esto!, 17 de
junio de 2008.) Sandino en México, 1929.

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NOTAS visión del licenciado Luis Cabrera, ministro


1 Don Gregorio, padre de Augusto César de Hacienda de Carranza: "El Centro necesi-
Sandino, se deshizo de Sócrates muy pron- ta dinero para la Revolución y a pretexto de
to, enviándolo a Estados Unidos en calidad emancipar a los esclavos, vinimos realmente
de bracero. Si trabajó duramente o no como a tomar el dinero de donde lo había, metien-
mecánico poco se supo, pero ya desde 1927 do la mano en el bolsillo de Yucatán. Prime-
ocupaba su tiempo en reuniones con la An- ro, impusimos un derecho de exportación al
tiimperialist League de Nueva York, pos- henequén; es decir, tomamos una parte del
teriormente tribuna de lucha sandinista. trabajo de los esclavos, en quienes no volvi-
Solía reunirse con los pintores Siqueiros y mos a ocuparnos y que más tarde serían re-
Rivera, el periodista José Román, los escri- dimidos por los mismos yucatecos. Yucatán
tores Sherwood Anderson, Waldo Frank quiso sacudirse de sus libertadores y preten-
y otros en El Charro, "abrevadero oculto" dió rebelarse contra el Centro reasumiendo
disfrazado de restaurante, propiedad de su soberanía, como Oaxaca. Pero llegó Alva-
Roberto de la Selva, ubicado en el cruce rado y sometió al Estado con mano militar...
de la 100 y 115. Entre tequilas y mezcales, Pero no volvió a soltarlo. Se apoderó de su
discutían "sobre problemas sociales, locu- riqueza y a pretexto de defender el precio de
ras geniales y Sandino, plato del día de las la fibra, organizó el monopolio oficial del he-
noticias". (José Román, en El Nuevo Diario, nequén". (El Universal, 11 de julio de 1936).
de Jorge Eduardo Arellano.) 3 Entre sus entusiastas proveedores, se men-
Sócrates se convertiría en activo propagan- cionaba al comerciante chiclero de ideas
dista itinerante, pero nunca dejó de ser un progresistas Mario Ancona Cirerol, padre
personaje ladino y rufianesco, capaz de em- del futuro poeta y periodista Mario Anco-
bolsarse tranquilamente donaciones sin ren- na Ponce. El 16 de marzo de 1930, Ancona
dir cuentas. Con cariño fraterno, Augusto Cirerol facilitaría al Jefe Supremo del Ejér-
César defendió su participación en la "cru- cito Defensor de la Soberanía Nacional de
zada militar", asegurando haberle servido Nicaragua tres mil pesos plata mexicana.
tanto de secretario como de combatiente "en El propósito: movilizar a sus hombres hacia
la columna del general Umanzor". Llamado Nicaragua. Esta "deuda sagrada" se com-
por algunos "coronel", otros compañeros le prometió Sandino a saldarla a su regreso
negaban hasta el saludo. Alternaba el fusil a Las Segovias y apenas recibiera la ayuda
con la pluma del enamorado poeta guerrero: prometida por las organizaciones mundia-
"Mi campesina es fresquita / como el rocío les antiimperialistas.
mañanero, / tiene roja la boquita / y por ojos 4 Desde Progreso, el 10 de abril de 1930 acu-
dos luceros. / Su cuerpo esbelto y mediano, só recibo de 2 mil pesos que el secretario de
/ muy chiquita de los pies, / en su frente Gobernación, Portes Gil, había entregado al
está el arcano / de la siembra y de la mies..." doctor Zepeda "para gastos necesarios del
Acompañó a su hermanastro hasta el final Ejército Defensor de la Soberanía Nacional".
y en la noche de la masacre, fiel a su tem- 5 La Gran Logia Unida La Oriental se fundó
peramento belicoso, fue el único que murió en 1922, fusionándose en 1928 con La Penin-
con las armas en la mano: como quien dice, sular. Sus miembros pertenecían entonces a
con las botas puestas. "La burguesía liberal y personas con abun-
2 En una noticia de la época, del 24 de sep- dantes recursos económicos". Entre éstas,
tiembre de 1915, se leía: "Por la noche, reco- los integrantes de la cúpula del Partido So-
rre las calles una manifestación organizada cialista del Sureste. (Enciclopedia Yucatán en el
por el general Salvador Alvarado. Frente a Tiempo. Tomo IV. Inversiones Cares, México,
la Catedral se pronuncian violentos discur- 1998.) Afecto a los cultos secretos, Sandino
sos contra los curas, las monjas y la Iglesia era masón de la Logia Acción Núm. 31 y
católica, apostólica y romana. Son derriba- ocupaba la membresía 49 de la Escuela Mag-
das las puertas de todos los templos merida- nético Espiritual de la Comuna Universal.
nos para dar paso a la chusma, que destruye Luego de la muerte de su hijo, don Grego-
cuanto encuentra, imágenes, pinturas, alta- rio Sandino escribía desde El Salvador en
res, vestiduras sagradas y hasta el órgano, noviembre de 1934 al presidente Sacasa
mientras la banda de música toca La cucara- informándole que el archivo de Sandino
cha". (Alfonso Taracena. La verdadera revolu- había sido robado por un guardia nacional
ción mexicana 1915-1917. Porrúa, 1960.) apellidado Blanco. En petición inútil, urgía
Como sobre Alvarado no se solían escatimar su búsqueda y rescate, pues se trataba de
laudatorios superlativos, resultaba curiosa la documentos de "importancia histórica".

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