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2.º Cuando los cónyuges pacten en las capitulaciones matrimoniales que no desean
regirse por el régimen de gananciales y no expresen las reglas por las que hayan de
regirse sus bienes.
3.º Cuando, durante el matrimonio, se extinga o finalice la sociedad de gananciales o el
régimen de participación.
4.º Cuando lo disponga el derecho del territorio o derecho foral en el que se celebre el
matrimonio.
Respecto a la administración de los bienes, cada cónyuge mantiene la total libertad e
independencia para la gestión, disposición y administración de los bienes propios, si
bien existen ciertas limitaciones, que son las establecidas para todo régimen económico
matrimonial y que ya hemos visto en el régimen de participación. Recordemos:
- Los cónyuges tienen la obligación de contribuir tanto al sostenimiento de las
cargas del matrimonio como a los gastos de la familia.
- Los cónyuges responden solidariamente frente a las deudas contraídas en el
ejercicio de la potestad doméstica.
- Los cónyuges deben prestar su consentimiento para la disposición de los
derechos sobre la vivienda habitual y los muebles de uso ordinario de la familia,
aun cuando éstos pertenezcan a un solo cónyuge.
- Los cónyuges deben informar sobre el curso y rendimiento de las actividades
económicas.
Ambos cónyuges han de contribuir al sostenimiento de las cargas del matrimonio y,
salvo pacto en contrario, lo harán en proporción a sus respectivos recursos económicos.
El trabajo realizado para el hogar familiar será considerado una contribución a las
cargas del matrimonio, por lo que el artículo 1438 CC estipula la posibilidad, una vez
extinguido el régimen, de fijar una compensación a favor del cónyuge que durante el
matrimonio hubiera dedicado su tiempo a la realización de las laboral y el trabajo
doméstico. Esta compensación se fundamenta en el principio de solidaridad
matrimonial.
Si un cónyuge gestiona los bienes del otro, se entenderá que actúa como un mandatario
y se le podrá exigir, por tanto, responsabilidad por tal actuación. Las obligaciones
contraídas por cada cónyuge son de su exclusiva responsabilidad. No obstante, de las
deudas contraídas para hacer frente a los gastos de la familia responderán los dos
cónyuges.
Finalmente, de conformidad a lo establecido en la Ley Concursal, si uno de los
cónyuges fuere declarado en quiebra o en concurso de acreedores, se presumirá, salvo
prueba en contrario, que durante el año anterior a dicha declaración los bienes
adquiridos por su consorte fueron donados en su mitad por el cónyuge declarado en
quiebra y requerirá la exigencia de determinados requisitos. La finalidad de esta
presunción es evitar que los cónyuges utilicen dicho régimen en supuestos de fraude de
acreedores y perjudiquen a terceros.