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1. Considerar la fecha de edición del libro o del artículo. Distinguir -cuando sea posible- fecha
de escritura, de la primera publicación y de la edición que se maneja.
2. Verificar el lugar de escritura, de la primera publicación y de la edición actual.
3. Buscar, si no se conocen, datos sobre el/la autor/a: nacionalidad, formación, especialidad,
etc. Es conveniente conocer una pequeña biografía del autor o la autora así como el
contexto histórico en el cual vivió; y
4. reconocer el tema principal del texto. Para un primer acercamiento, el tema principal se
puede reconstruir a partir de los elementos paratextuales como título y subtítulos, índice y
prólogo.
1. Reconstruir la/s pregunta/s hipotética/s para la/s que los segmentos explicativos funcionan
como respuestas. Este paso permitirá identificar el problema específico que se está
tratando.
2. Dar cuenta de los conceptos básicos o centrales y de su dependencia para después
organizarlos para ser explicados frente a un auditorio.
1
Este documento es una adaptación, selección y adecuación de Ferro (1998) y es para uso exclusivo de los
estudiantes de Teoría y Práctica de la Comunicación II, cátedra Martini, CCCS, FSoc, UBA.
2
La finalidad “leer para aprender” es la que usamos en la lectura de la bibliografía obligatoria y requiere que se
reconstruya la jerarquía dada a los diferentes segmentos en el mismo texto. Se trata de una lectura lenta y,
generalmente, repetida.
3
La finalidad “leer para buscar información precisa” es aquella que se realiza cuando el lector tiene el propósito de
ubicar algún dato, explicación o argumento en particular y, al mismo tiempo, desdeña cualquier otro segmento del
texto. En este caso se deja de lado la jerarquía que el texto establece entre los diferentes segmentos. Se utiliza
particularmente en la tarea de investigación.
3. Sospechar de todo término que parezca usado en su acepción cotidiana si no está
especificada esta significación. En las ciencias sociales frases como “buen salvaje” no
significan “indio bueno”, sino que constituyen conceptos teóricos que se enlazan en una
tradición de estudio. Acudir a diccionarios especializados, docentes o compañeros que
puedan guiar frente a estos problemas.
4. Distinguir en cada segmento qué es lo que se explica y cómo es explicado. Tener en
cuenta que la explicación se puede construir a través de relaciones témporo-causales
(y, por lo tanto, recurrir a distintas formas de la narración) o remitiendo los datos a una
ley o principio general (un concepto).
5. Las definiciones son estrategias privilegiadas por este tipo de discurso, por lo que se
les debe prestar especial atención; y,
6. en cuanto al uso de ejemplos y analogías, éstos pueden asumir alguna de las
siguientes funciones: a) ilustradora, o b) constructora de conocimiento partiendo de un
caso concreto o una situación similar que presenta una cierta problemática. En el caso
de hacer una síntesis o un resumen, se pueden obviar tanto el ejemplo como la
analogía si son solo ilustrativos, pero no es posible eliminarlos cuando obedecen a la
función de construcción de conocimiento (deben ser, al menos, mencionados).
Bibliografía
Eco, Umberto (1987). Lector in fabula. Barcelona: Lumen.
Ferro, Fabiola (1998). “Estrategias de lectura”. Buenos Aires: documento de cátedra.
Solé, Isabel (1994). Estrategias de lectura. Barcelona: Graó.