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Un Instante en Villa Alemana

Y ahora relájate. No pienses en nada. Túmbate de espaldas y abandónate a las


sensaciones. Sólo siente mis manos sobre tu espalda. El solo contacto hace
que se alivien las tensiones. Necesitabas calor humano, caricias de otro ser
que te hagan sentir viva. Siente mi cuerpo pegado al tuyo, no importa el calor.
Mis labios en tu nuca…aspiro tu aroma de mujer. Me gusta como hueles…

Mis manos acarician tus brazos, tus caderas, suavemente. Te vuelves sobre un
costado ofreciéndome tu pecho terso. Acojo uno de ellos en mi mano como
una pequeña paloma y poso mi boca sobre él con un beso tierno.

Oigo tus leves ronroneos, apenas perceptibles penetran en mi oído. Me gusta,


me gustan tus movimientos felinos, elásticos al acercarte más a mí. Me
abrazas mirándome profundamente a los ojos y te beso. Nuestros labios se
funden amorosamente. Nos saboreamos el uno al otro. Deja que bese todo tu
cuerpo, tus manos, tus pies, tu vientre, tu…

Lentamente acerco mi cara al interior de tus muslos. Noto un calor intenso. Tú


dulce aroma me embriaga. Mi boca se acerca sexo, lo acaricio con mis labios,
muy suave. Mi lengua recorre tu vulva despertando hasta la última célula.
Pruebo tu licor extasiante y me enervo.

Acaricias mis cabellos mientras comienzas a mover tus caderas. Mi lengua y


mis labios se mueven al ritmo que marcan tus caderas y tus gemidos. Noto tu
flor creciendo en mi boca. Un capullo que se va abriendo lentamente hasta que
estalla en una explosión de placer que te inunda hasta el cerebro.
Contemplo tu agua discurrir por tu entrepierna brillante, tersa. Mis manos
resbalan por su superficie vagando y explorando. Te excitan mis manos y así
me lo haces saber. Yo también estoy excitado y te lo digo al oído, aunque es
evidente.

Sientes como mi pico crece entre tus manos, como una artesana modelando el
barro y contemplas tu obra terminada. Me vuelven loco tus caricias, suaves e
intensas, más intensas debido tu orgasmo húmedo que aún cae sobre mí.

Quieres tenerme en tu boca, hacerme tuyo. Te acuclillas frente a mí y me


posees, tus labios me besan ardorosamente. No puedo pensar en otra cosa que
en tu lengua vibrante sobre mi glande. Consigues volverme loco de placer.
Me gusta mucho sentirme en tu boca, que dirijas mi placer. En este momento
te pertenezco totalmente, soy parte de tí. Me engulles totalmente, me
acaricias con tus labios, me siento desarmado, a tu merced, en tus manos y te
deseo…Te deseo tanto que no puedo esperar más. Te ayudo a levantarte. Te
abrazo, nuestros cuerpos resbalan y se acarician mutuamente. Siento mi
virilidad deslizarse entre tus muslos. Nos fundimos en un beso húmedo y
apasionado.

Te vuelves de espaldas a mí, ofreciéndome tu culo reluciente. Te sujetas a un


mesón cercano inclinándote ligeramente. Puedo ver tu joya asomando entre
tus nalgas. La abres con tus manos para mí. Entro en tí profundamente, me
recibes con un gemido íntimo.
Te cuelgas totalmente del mesón, parece que se fuera a romper de un
momento a otro. Me muevo dentro de tí, te siento, me sientes, todo,
todo. Quiero entrar, quiero estar, quiero morir, ten, soy tuyo, te ofrezco
mi miembro entrando en tú preciado tesoro, disfrútalo, disfrutémoslo,
sintamos juntos, gimes, gritas, explotas, tus piernas tiemblan, choreas todo el
suelo con tu nuevo orgasmo, suspiras, tomas mi miembro con tus manos y en
un acto de extrema lujuria lo diriges a tu ano, empujas fuetes tu caderas hacia
mi y entre nuevamente en ti, que locura, que placer estar entre tus estrechas
paredes, me enloquece el placer que me entregas, tomo tus caderas
fuertemente, empiezo a embestir con fuerza, no quiero perder el placer de
cada envestida, gritas, gimes, balbuceas palabras soeces y terminas en un
largo orgasmo, es larguita, larguita, larguita repites mientras entre tus piernas
brota nuevamente, como una gran fuente rota, un chorro de tus interiores
acompañado de un largo grito de placer.

Pasan unos segundos, me quieres de nuevo en tu boca, me tomas, me


saboreas, disfrutas golosa. Me tienes, ya no soy, no soy nada, soy tu, tú eres
yo. Me chupas, me succionas, me haces reventar toda mi leche en tu boca, no
paras, la tragas y suavemente mirándome a los ojos me lames, me limpias, con
esa satisfacción en tu rostro de haber logrado hacerme gozar.

Me llevas a la ducha, la compartimos, jabono cada centímetro de tu cuerpo y


haces lo mismo con el mío, nos miramos, nos besamos, siento tu cuerpo exigir
nuevamente placer, despiertas en mi a un animal, me éxito, mi pene
nuevamente duro como un mástil, deseoso de tenerte nuevamente, te acorralo
contra el muro levanto tus caderas y entro en ti, gritas, grito, nuestras caderas
se mueven desesperadas encontrándose en bruscos y placenteros choques,
inclinas tu mirada para ver cómo te clavo, eso te excita, lo veo en ti, lo siento,
tu rostro refleja el placer que sientes al observar mi erecto miembro entrando
en ti, mientras sobre nosotros la regadera deja caer una tibia lluvia, nos
fundimos en un largo orgasmos, me rodeas con tus piernas y me abrazas, no
puedes controlar los espasmos de tu cuerpo, te sostengo fuerte de tus glúteos
hasta calmar nuestro orgasmo.
Nos miramos, nos besamos, reímos como niños después de una travesura,
terminamos de asearnos, vamos a la cama, hay que recuperar fuerzas
abrazados con la certeza de que hemos vivido un instante que no olvidaremos.

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